Sin querer entrar en discusiones políticas, a mí el régimen de los López, padre e hijo, me recuerda al fascismo europeo de los 30. También Italia o Alemania tuvieron una política muy paternalista respecto de sus pueblos, pero como Solano López y en mayor o menor medida, condujeron a la destrucción a sus naciones. También la autarquía que practico el mariscal fue típica de estos totalitarismos; en España la sufrimos, y aunque en algo contribuyó al desarrollo de la industria militar, solo su abandono, con los planes de estabilización, permitió el despegue económico de los años 60.
En todo caso, a mí me gusta poco esta historia ideológica, de grandes frases como “Con un ejército encarnado en el pueblo, sólido y bien preparado” o “Así concluyó el único experimento serio, que conozcamos, para establecer , dentro de y contra el sistema capitalista, una república basada en el modelo de la Roma antigua” (donde queda ya la Roma antigua), me interesa más la que se basa en datos o hechos, siempre interpretables de acuerdo, pero con una base objetiva.
Así, por ejemplo, cuando en el texto que he reproducido se habla de “fundiciones, fábricas de armas…, astilleros navales”, cuál es la realidad que se esconde.
Cuando hablamos de fundiciones ¿Qué entendemos? Habrá quien piense en grandes acerías, y es claro que ese no es el caso. Las funciones de hierro o bronce eran entonces empresas de tecnología punta, y es impensable que hubiera fundiciones en el sentido propio en Uruguay. Imagino que se referirá a herrerías semi-industriales o algo similar.
Si pasamos a las fábricas de armas, la realidad es que Solano estableció una fábrica de cartuchería, montada con ayuda de técnicos y mano de obra europeos. Y recordemos además que se trataba de cartuchos de papel por lo que la tecnología era simple. Estas municiones se fabricaban arrollando una lámina trapezoidal de papel sobre un mandril de madera. En cuanto a las balas esféricas (el Ejército Paraguayo estaba armado con fusiles de ánima lisa) se podían hacer por fundición en turquesas, algo muy sencillo, aunque los procedimientos industriales eran algo más complejos.
En cuanto a los astilleros, la mayoría de los buques de la marina paraguaya eran de fabricación extranjera, por lo que posiblemente serían destinados al mantenimiento de su flotilla rivereña.
De hecho, Solano López había mandado una misión a Europa para adquirir armamento, entre otro varios acorazados (que por cierto acabaron en manos de Brasil). Y de hecho D. Francisco consideró responsable de su derrota al hecho de que éste material no llegara a sus manos. Lo que también pone de manifiesto que Solano o era un pésimo estratega (dado que carecía de salida al mar y estaba rodeado por sus tres enemigos) o pensaba ocupar el Uruguay (como mucha gente cree), que le hubiera dado acceso al atlántico y el control de la desembocadura de los ríos Uruguay y Paraná (líneas de comunicaciones básicas).
Se dice que consiguieron fabricar dos cañones de 150 lb de sistema Whitworth (200 mm), pero me cuesta creerlo. Es posible que se tratase de conversiones de cañones lisos de 68 lb en rayados (aunque es raro porque tanto el sistema de rayado hexagonal de Whitworth como sus proyectiles eran muy complicados de fabricar).
Proyectiles Whitworth
Respecto del innegable desastre demográfico, estoy bastante de acuerdo con Danilo en que se oyen cifras increíbles. Se habla de población de preguerra de más de un millón de personas (habría pasado de 1.337.439 a 221.079) lo que resultaría en una mortalidad total de más del 80%, y la practica extinción de la población masculina. Esto solo sería posible si los ejércitos aliados hubieran pasado a cuchillo a toda persona que se hubiese cruzado en su camino, ya que ese 20 % de supervivientes podría corresponder a los que se hubieran ocultado. Se habla también de la deportación como esclavos a las haciendas caucheras del Brasil de muchos ciudadanos paraguayos (de hecho aun hoy Brasil se niega a abrir sus archivos militares del conflicto).
Pero aun así, estas cifras me parecen poco verosímiles, si por ejemplo tenemos en cuenta que el gran desastre demográfico sufrido por la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, supuso una pérdida del 10 al 15 % de su población.
Cien millones de ducados en picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo. Ciento cincuenta mil ducados en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por las almas de los soldados del rey caídos en combate. Cien mil ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del hedor de los cadáveres del enemigo. Ciento sesenta mil ducados para reponer y arreglar las campanas destruidas de tanto repicar a victoria. Finalmente, por la paciencia al haber escuchado estas pequeñeces del rey, que pide cuentas a quien le ha regalado un reino, cien millones de ducados