¿Quiso atacar Stalin a Alemania en 1941?

La Unión Soviética y aliados vs Alemania y sus aliados

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Verdoy
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¿Quiso atacar Stalin a Alemania en 1941?

Mensaje por Verdoy »

A continuación transcribo un artículo sobre los planes de Stalin de atacar Alemania justo cuando se desencadenó Barbarroja:

Durante décadas, el ataque que en junio de 1941 desencadenó Hitler contra la URSS ha sido interpretado como una ofensiva dirigida contra un aliado leal que no alentaba en absoluto intenciones agresivas contra el III Reich. Sin embargo, ¿realmente Stalin pretendía respetar el pacto de no-agresión suscrito con Hitler en agosto de 1939 o tuvo la intención de atacar a Alemania en 1941?

El Credo de ataque soviético resulta acentuadamente revelador en cuanto a los planes de agresión de Stalin. Júzguese por lo que reproducimos a continuación:

“Cuando se considera que Alemania mantiene la movilidad de su ejército mediante la instalación de servicios de apoyo en la retaguardia, se llega a la conclusión de que puede llevar a cabo un ataque preventivo durante nuestro despliegue y desencadenar un ataque sorpresa. Para evitarlo y aplastar al ejército alemán, considero necesario no dejar la iniciativa al mando alemán en ningún momento, bajo ninguna circunstancia y llevar a cabo un ataque preventivo contra el enemigo mientras se despliega y atacar al ejército alemán durante la fase de despliegue...”

El texto no puede ser más obvio. El ejército soviético preparaba una ofensiva contra Alemania. Semejante paso podría provocar un ataque preventivo del III Reich que abortara los propósitos de Stalin. Para evitar semejante eventualidad, las tropas soviéticas debían desencadenar su ataque cuanto antes.

Los objetivos de la ofensiva eran, a la vez, políticos y militares. Los primeros correrían a cargo de grupos de acciones especiales (osobogo naznaceniya osnaz) que llevarían a cabo terribles purgas entre las poblaciones invadidas para someterlas al comunismo. Curiosamente, entre los personajes designados para llevar a cabo esa tarea de represión se hallaba Leonid Brezhnev, el futuro dictador soviético. Esa acción político-represiva descansaría —como sucedería después de 1944-45 y como había sucedido en 1939-40 en Polonia y los países bálticos— sobre la base de un encadenamiento de victorias militares. El primer objetivo estratégico era la destrucción de las fuerzas principales de la Wehrmacht alemana situadas al sur de la línea Brest-Deblin así como alcanzar la línea Ostroleka-Narev-Lodz-Kreuzburg-Oppeln-Olmütz en un plazo de treinta días. El segundo objetivo estratégico era la continuación de la ofensiva desde la región en torno a Kattowitz hacia el norte y el noroeste para aplastar a las fuerzas alemanas situadas en el ala izquierda y apoderarse de toda Polonia y de Prusia oriental. Como señalaría Kalinin, el 20 de mayo de 1941, de esa manera se lograría “expandir la zona del comunismo”.

Hasta qué punto el plan soviético podía tener éxito se puede desprender del hecho de que las fuerzas alemanas no estaban todavía desplegadas en aquel mes de mayo de 1941 y no comenzarían a estarlo hasta el 3 de junio del mismo año. Resultaba, por lo tanto, totalmente plausible que pudieran ser sorprendidas y aniquiladas por unas fuerzas numéricamente muy superiores que, por orden de Stalin, se apresuraron a adoptar cuatro medidas claramente relevantes:

Una movilización secreta disfrazada de maniobras del Ejército rojo.
Las tropas soviéticas se concentraron en la cercanía de la frontera occidental, así como las fuerzas de reserva.
Las fuerzas aéreas iban a ser concentradas en secreto en los aeropuertos.
Los servicios de apoyo de la retaguardia se organizaron.

A inicios de la primavera de 1941, los alemanes se percataron de que en la literatura militar soviética aparecían “extensos estudios” acerca de la “fase inicial de una nueva guerra”. Según un informe realizado por el alto mando del 18 ejército alemán de 15 de abril de 1941, todos estos estudios soviéticos coincidían en que cualquier guerra futura debía evitar la declaración formal y ocultar la movilización previa hasta el estallido de las hostilidades. Asimismo la literatura soviética señalaba que las fuerzas acorazadas y de caballería debían ser concentradas en las zonas fronterizas con el pretexto de llevar a cabo un ataque que se disfrazaría bajo un simulacro de maniobras.

Los planes del Ejército rojo difícilmente hubieran podido adaptarse mejor a esa visión de la futura guerra. De hecho, las tropas soviéticas recibieron órdenes del Alto estado mayor para prepararse para una movilización general en junio de 1941. El día 15 de ese mes debían estar movilizadas todas las tropas e instalaciones de los distritos militares occidentales y el 20, los distritos militares del Báltico. Para facilitar el éxito de la ofensiva, durante el mes de mayo Stalin ordenó la movilización de ochocientos mil reservistas adicionales. En conjunto, el Ejército Rojo contaba con trescientas divisiones con las que atacar a Alemania. De éstas, la mayor parte de las fuerzas motorizadas se concentraron en el saliente de Bialystock y Lemberg.

El despliegue no sólo resultó espectacular sino que además reunió vehículos especialmente diseñados para avanzar por las autopistas alemanas. Algo similar sucedió con las fuerzas aéreas que se convirtieron en la mayor agrupación de aviones conocida hasta entonces. Finalmente, se proporcionó a las unidades soviéticas mapas del territorio controlado por Alemania así como información útil que pudiera utilizarse en el curso de la invasión. Sin embargo, los planes para la invasión de Alemania trazados por Stalin y el Alto estado mayor del Ejército Rojo iban a verse frustrados. Vamos a detenernos en las razones de ese fracaso.

La próxima semana seguiremos desvelando el ENIGMA sobre las intenciones de Stalin para atacar Alemania en 1941.

http://revista.libertaddigital.com/arti ... 1276220924


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Verdoy
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Mensaje por Verdoy »

Durante décadas, el ataque que en junio de 1941 desencadenó Hitler contra la URSS ha sido interpretado como una ofensiva dirigida contra un aliado leal que no alentaba en absoluto intenciones agresivas contra el III Reich. Sin embargo, ¿realmente Stalin pretendía respetar el pacto de no agresión suscrito con Hitler en agosto de 1939 o tuvo la intención de atacar a Alemania en 1941?

Maestro en la manipulación de la opinión pública, el Gobierno soviético dio inicio ya en mayo de 1941 a una campaña de propaganda con el fin de adaptar todos los recursos humanos del Ejército Rojo a la idea de una guerra concebida en términos de ofensiva. De hecho, el Departamento de propaganda política del V Ejército, en consulta con el jefe del séptimo departamento de la GUPPKA, comenzó a trabajar en un “Plan para asegurar políticamente las operaciones militares durante la Ofensiva”. Este documento sería capturado precisamente por el ejército alemán en el edificio del cuartel general del V Ejército del distrito militar especial de Kiev en Luck. En esta fuente se indica con claridad que “los combates tendrían lugar en territorio enemigo, naturalmente, bajo condiciones favorables al Ejército Rojo”. Precisamente para facilitar esa tarea se cursaron instrucciones para la impresión de periódicos y octavillas en alemán que invitaran a los soldados y a la población enemiga a rendirse.

¿Cuál iba a ser la fecha del ataque de la URSS sobre el III Reich? Al parecer el general Zhukov era partidario de esperar hasta 1942 para descargar el golpe pero Stalin prefirió a adelantarlo y se mostró favorable a una fecha entre julio y septiembre de 1941. Algunos episodios, como la decisión del Politburó del Comité central, el 4 de junio de 1941, de fijar el 1 de julio como la fecha para “el establecimiento de una división de infantería que consistiera de personal de nacionalidad polaca y de lengua polaca en las unidades del ejército rojo” parecen apuntar a los primeros días del mes de julio. Sin embargo, otros testimonios indican una fecha ligeramente posterior. Por ejemplo, el 11 de septiembre de 1945, el mayor general Malyshkin, a la sazón jefe del alto estado mayor del Ejército XIX, señaló que “Rusia habría atacado a Alemania a mediados de agosto con aproximadamente 350-360 divisiones”.

El ataque no se llevó a cabo porque el 22 de junio de 1941 Hitler invadió la URSS. Inicialmente, la ofensiva alemana no preocupó a Stalin. Era tan consciente de su superioridad numérica y material que confió en que el Ejército Rojo podría contener a los nazis con facilidad y, a continuación, emprender una contraofensiva que consumaría sus planes de ataque contra Alemania. De hecho, la inquietud sólo comenzó a producirse al cabo de unos días, cuando quedó de manifiesto que no sólo la Werhmacht no era derrotada por las unidades soviéticas sino que además éstas experimentaban pérdidas espectaculares.

El coronel Petrov, en un artículo publicado en Pravda el 8 de mayo de 1991, reconocería las realidades que hemos descrito en las líneas siguientes de esta manera: “Como resultado de la sobreestimación de nuestras propias posibilidades y de la subestimación de las posibilidades del enemigo, trazamos planes carentes de realismo de naturaleza ofensiva antes de la guerra. Al mantener estos planes, comenzamos el despliegue de las fuerzas armadas soviéticas en la frontera occidental. Pero el enemigo nos atacó preventivamente”. Como indicaría el historiador soviético M. Nikitin, “se pensaba que los dirigentes soviéticos contaban con una oportunidad única para aplastar a Alemania mediante un ataque sorpresa, y “liberar Europa” del “capitalismo putrefacto”. Según el mismo Nikitin, esa ofensiva de Stalin tendría que haberse producido “en el verano de 1941”.

Los acontecimientos fueron, es sabido, muy diferentes. Durante los siguientes años —prácticamente hasta muy avanzado 1942— los alemanes contarían con la iniciativa en el frente oriental a pesar de la superioridad soviética (una superioridad que Hitler y su alto estado mayor no habían imaginado ni de lejos) y, de hecho, sólo tras la derrota de Kursk en el verano de 1943 podrían dar por perdida la guerra. Sus éxitos se debieron, sin duda, a una combinación extraordinaria de audacia y competencia militares pero a ello contribuyeron no poco los propósitos de Stalin de invadir el III Reich que obligó a desplegar sus fuerzas cerca de la frontera y a su exceso de confianza. En no escasa medida, la muerte de millones de soldados y civiles soviéticos a manos de los alemanes se debió a las acciones previas tomadas por el camarada Stalin. El dictador tampoco lograría dominar Europa pero, gracias a la intervención de Gran Bretaña y, especialmente de Estados Unidos, derrotaría a Hitler. Al fin y a la postre, durante el período que se extiende de 1945 a 1946 iría implantando dictaduras comunistas en el Este de Europa en clara violación de los acuerdos suscritos con Churchill y Roosevelt, y siguiendo el modelo ya utilizado en España desde 1936 a 1939. Si no logró sus propósitos completos de reducir todo el continente al comunismo se debió, en 1941, al ataque alemán y desde 1945 a la permanencia de las tropas norteamericanas en Europa occidental.

Artículo escrito por César Vidal

http://revista.libertaddigital.com/arti ... 1276221528
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Vallejo
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Mensaje por Vallejo »

Hola.

Interesante articulo, aunque la mayoria de sus afirmaciones de despliege de tropas, armamento y planes de operaciones rusos eran para el caso hipotetico de una guerra en el frente oriental por parte de Alemania. La guerra ya habia empesado en Europa y Hitler no disimulo en su libro sus deseos de tener el "espacio vital" del este; con esto en caso de que Alemania se fuese con todo hacia el este creo que era logico tener planes ofencivos (y porque no) detallados de lo que se debe hacer, algo que incluso se da en la actualidad en todos los paises. Por ejemplo actualmente España (como cualquier otro pais) puede tener planes de movilisacion de tropas y material militar como tambien un plan de ataque en caso de guerra con cualquier pais vecino, sin que esto signifique que tenga intenciones de iniciar una invacion.
Stalin para nada era un santo y sus ganas de expandir el comunismo de seguro que eran grandes pero (al menos en ese momento) sus preparativos mas pasaban por soportar un ataque exterior que tratar de meterse en esta guerra. Esto lo prueba el estado en el que encontraron los alemanes al ejercito ruso.

Saludos.
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Graf

Mensaje por Graf »

Es cuando menos ingenuo pensar que Stalin solo queria defenderse de un ataque exterior.... Claro que tenia la intención de atacar Alemania y expandirse hacia el Oeste, esta idea formaba parte de la doctrina comunista tanto como de la nazi expnadirse hacia el este....Yo no se si atacarian en 1941 o despues pero clarao que tenian intenciones de hacerlo.....
Vallejo
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Mensaje por Vallejo »

Hola.

Como dije antes, (al menos en ese momento) sus preparativos mas pasaban por soportar un ataque exterior que tratar de meterse en esta guerra para la que todabia no estaba lista. Lo que hubiese hecho en un futuro, bueno podemos especular mucho. Stalin tenia sus planes para toda Europa pero eran mas ideologicas (incluyendo claro fomentar golpes de estado, finansiar partidos comunistas, etc.) que de ocupacion militar total. La guerra mas bien se le mostro como una oportunidad, aparte de derrotar a su enemigo, de pasada ocupar paises para "liberarlos" e influir en ellos para tener gobiernos titeres como ocurrio con los paises fronterisos.

Saludos.
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josé luis
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Mensaje por josé luis »

¡Hola a todos!

A tenor de lo que ha puesto mi estimado Verdoy, César Vidal toma partido sobre un debate que comenzó con la publicación en 1990 de “Icebreaker” de Vladimir Rezun (alias Víktor Suvorov), hablando de los argumentos que sostienen la teoría de que Stalin tenía pensado atacar a Alemania en el verano de 1941. Sin embargo, César Vidal no habla para nada de los argumentos que niegan esa teoría. No sé si es historiador, pero desde luego aquí no ha aplicado el rigor científico de su disciplina.

Uno de los primeros revisionistas rusos de la IIGM fue Piotr Grigorenko, mayor general del Ejército Rojo que impartió clases en la Academia Militar de Frunze. Fue un disidente durante la época Khrushchev a principios de los años sesenta y acabó ingresado en un sanatorio mental. Según Wolfgang Strauss, “Unternehmen Barbarossa und der russische Historikerstreit” (La Operación Barbarroja y el debate de los historiadores rusos), Munich: Herbig, 1998, Grigorenko, en un artículo que envió a un periódico ruso pero que sólo fue publicado en el extranjero en 1969 (en concreto en Alemania), basándose en la superioridad de fuerzas que los soviéticos habían acumulado poco antes del ataque del 22 de junio en la zona de Byalistok, afirmaba que “ese despliegue sólo se podía justificar si las tropas se hubieran desplegado para un ataque sorpresa. En el caso de un ataque enemigo, esas tropas pronto serían cercadas”.

Cuando Rezun publicó su “Icebreaker: Who Started the Second World War?”, London: Hamish Hamilton, 1990 (ya lo había publicado anteriormente en ruso en Francia en 1988 con el título de Ledokol) comenzó propiamente el debate con carácter internacional (al principio entre soviéticos, luego se sumaron alemanes y austriacos, y, finalmente, los estadounidenses). Vladimir Rezun fue oficial de la inteligencia soviética que desertó a Occidente en 1978. La tesis principal del libro de Rezun afirma que Stalin fue el responsable del estallido de la guerra, pues, según Rezun, Stalin estaba preparando la invasión de Europa en el verano de 1941 con el objetivo de sovietizar la Europa central y occidental. La tesis de Rezun, ya veremos su principal argumento, se ha visto, desde entonces, apoyada por algunos historiadores rusos, alemanes y austriacos, entre los que cabe destacar a los rusos Mikhail Meltiukhov, V. A. Nevezhin, V. D. Danilov y Aleksandr Solzhenitsyn, los alemanes Joachim Hoffmann, Wolfgang Strauss y Fritz Becker, y los austriacos Heinz Magenheimer y Ernst Topitsch. Con los americanos Richard Raack y R. H. S. Stolfi, el debate cruzó el charco.

La tesis contraria, la que argumenta que Stalin no tenía intenciones de atacar Alemania en ningún momento de 1941, fue defendida y encabezada en su día en la URSS por el propio mariscal Zhukov, y la sostienen, entre otros, Lev Bezymenski, el general M. A. Gareyev, V. A. Anfilov y A. Gorkov. Con este grupo coincide igualmente el israelí Gabriel Gorodetsky, quien ha tenido el privilegio de acceder a los archivos escogidos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, del Estado Mayor General, del NKVD, GRU, y otros informes normalmente vetados a los investigadores, especialmente a los revisionistas.

Bien, yo creo que éste, o algo parecido, debiera ser el preámbulo de César Vidal al exponer el tema (de todas formas estoy aventurando una hipótesis, pues yo no leo Libertad Digital, y me baso exclusivamente en el texto puesto por Verdoy), para a continuación detallar los argumentos que exponen las dos escuelas de historiadores enfrentadas, y finalmente exponer su criterio, si es que realmente lo tiene. De la forma en que lo he leído, tengo la sensación de que Vidal sólo está poniendo en el papel los argumentos de sólo una parte del debate.

El tema central del panfleto de Vidal es uno, entre otros muchos, de los argumentos de la escuela de Rezun (Suvorov), y se basa en un documento (que yo llamaré documento Zhukov) en el cual el entonces general Zhukov había elaborado el 15 de mayo de 1941 un plan de ataque sobre los ejércitos alemanes de la frontera. En el año 2000, Vladimir Segeyev publicó extractos del documento Zhukov que había sido descubierto en los Archivos del Presidente de la Federación rusa unos años antes. El texto original de 12 páginas había sido manuscrito por el entonces mayor general A. M. Vasilevski y remitido a Stalin, Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, marcado como “¡Alto Secreto! ¡De gran importancia! ¡Sólo para Stalin! ¡Una copia solamente!”. Fue aprobado por el ministro de Defensa S. K. Timoshenko y por el general Zhukov.

Un pasaje del texto reza: “Para prevenir un ataque sorpresa alemán y para destruir al ejército alemán, considero esencial que bajo ninguna circunstancia se le conceda la iniciativa de libertad de acción al Alto Mando alemán. [Considero esencial] adelantarse al despliegue enemigo y atacar al ejército alemán cuando se encuentre todavía en fase de despliegue y no tenga tiempo de organizar su frente y la interacción entre las armas de su ejército”. (El verbo adelantar aparece subrayado dos veces en el texto original).

La escuela de Rezun y ciertos analistas militares alemanes especulan que el fracaso de Stalin para atacar antes de la embestida alemana del 22 de junio de 1942 se debió probablemente a que sus propias fuerzas aún no estaban completamente desplegadas para una ofensiva. Por otra parte, Sergeyev sugiere que el plan de ataque preparado por Zhukov era defectuoso.

El plan de Zhukov asignaba a los frentes suroccidental y occidental del Distrito Militar Especial de Kiev (que entonces estaban bajo su mando) la tarea de destruir a las formaciones de la Wehrmacht que tenían en frente, para avanzar luego en dirección suroeste a través de Polonia hacia la frontera alemana. Con esta operación intentaba aislar a las fuerzas alemanas del teatro de operaciones de los Balcanes y de sus aliados rumanos y húngaros, incluyendo sus pozos de petróleo.

Lo que Zhukov desconocía era que el principal despliegue alemán no se dirigía hacia el flanco izquierdo soviético, sino más al norte, hacia el centro. Así que si las tropas soviéticas hubiesen atacado hacia Cracow-Lublin, como preveía el plan, el Grupo de Ejércitos Centro alemán hubiera podido abrirse camino por el expuesto flanco derecho (septentrional) del ataque soviético, desbaratando la ofensiva soviética, y avanzar a lo largo de la línea Minsk-Smolensk hacia Moscú. Como más tarde admitió Zhukov al historiador militar V. A. Anfilov: “Visto en retrospectiva, fue bueno que [Stalin] no coincidiese con nosotros. De otra forma, nuestra fuerzas habrían sufrido una catástrofe”.

Un estudio más detallado del plan de Zhukov llevado a cabo por L. A. Bezymenski, muestra que el plan tenía objetivos más ambiciosos. Después de completar la primera etapa de la ofensiva, las fuerzas soviéticas debían virar al norte y noroeste para destruir el ala septentrional del frente alemán, ocupando Prusia del Este y toda Polonia. Según Bezymesnki, el audaz plan de Zhukov muy probablemente había sido influido por la alocución de Stalin del 5 de mayo a los graduados de la academia militar soviética, en la cual Stalin preconizó las ventajas de la estrategia ofensiva sobre la defensiva.*

Bien, con respecto al documento Zhukov, ahora hay que decir lo que el propio Zhukov reconoce: que el plan fue rechazado por Stalin. ¿Es prueba suficiente este documento para afirmar que Stalin quería atacar Alemania? Es evidente que con solo este argumento la respuesta es no. Los estados mayores de cualquier ejército realizaban y realizan muchos planes de este tipo, y ello, exclusivamente, no constituye una prueba de una amenaza inminente de ataque.

*La alocución de Stalin del 5 de mayo de 1941 a los graduados de la academia militar es otro de los argumentos de la escuela de Rezun. Stalin había advertido a un numeroso auditorio de graduados de las academias militares soviéticas de que la guerra era inminente. Pero el descubrimiento tardío de un texto del discurso, del que se creían perdidas todas las copias, ha desmentido los informes que indicaban que Stalin abogaba por una guerra preventiva contra Alemania. (Kershaw, Hitler 1936-1945, Península Atalaya, Barcelona 2000, página 924).

El tema, como podéis comprender, es muy complejo (pero atractivo por morboso) y da para debatir ampliamente. A mi manera de ver sólo hay dos argumentaciones posibles para la escuela de Rezun, que es quien tiene que probar la acusación sobre Stalin: los argumentos con soporte documental (que hasta ahora no han sido concluyentes) y los argumentos especulativos sobre los movimientos del Ejército Rojo en los dos meses previos al 22 de junio de 1941. Yo no tengo completamente decidido mi criterio sobre este asunto, pues si bien desestimo la prueba documental por inválida (al menos las presentadas hasta el momento) no he llegado a una conclusión definitiva sobre los argumentos especulativos. Aunque adelanto que me inclino hacia la tesis que defiende la no intención de Stalin de atacar Alemanaza en 1941.

En fin, si os parece bien podemos continuar; aquí hay mucho que debatir. Yo llevo más de dos años siguiendo este debate, y no tengo inconveniente en compartirlo con vosotros. Pero os aconsejo de antemano que escapéis de los estudios sesgados (aquellos que sólo examinan los argumentos que favorecen sus tesis)

Saludos cordiales
José Luis
“La autoridad del Estado no puede existir como un fin en sí mismo, ya que en tal caso todas las tiranías de la Tierra serían inatacables y quedarían consagradas. Si un Gobierno recurre a la fuerza para llevar a un pueblo a la ruina, la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada ciudadano de ese pueblo” (Adolf Hitler, “Mi Lucha”).
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Mensaje por Verdoy »

Hola josé luis: un magnífico post el tuyo :roll:

Solo voy a hacer un par de matizaciones "extra-topic":

Escribes
Bien, yo creo que éste, o algo parecido, debiera ser el preámbulo de César Vidal al exponer el tema (de todas formas estoy aventurando una hipótesis, pues yo no leo Libertad Digital, y me baso exclusivamente en el texto puesto por Verdoy
y seguidamente dices
El tema central del panfleto de Vidal es uno, entre otros muchos
para finalmente rematar con
Pero os aconsejo de antemano que escapéis de los estudios sesgados (aquellos que sólo examinan los argumentos que favorecen sus tesis
Sin saber, y lo dices tú, en qué condiciones y contexto está publicado el artículo, y antes de que yo te pueda dar una explicación, ya lo tildas de panfleto. Me gustaría que el debate se hiciera sin ningún tipo de prejuicios preconcebidos contra cualquier autor o fuentes argumentales aquí presentadas de cualquier signo (siempre que se ajusten a los principios que dictan las normas del foro).

En cuanto al artículo de César Vidal, solo están posteadas la 2ª y 3ª parte del ensayo. La 1ª no la pude encontrar. Seguramente, aunque no lo se, ahí habría una mínima presentación del tema.
El contexto en que se pública el articulo es un apartado titulado Enigmas de la Historia, de ahí que César Vidal se centrara en esta hipotesis, que por lo demás es poco conocida y morbosa (como tu dices). La pretensión del ensayo no es estudiar si sí o si no; como parece más obvio por el apartado donde se pública, su finalidad es divulgar una teoría extravagante.

Y seguidamente recomiendas que no se lean estudios sesgados. ¿Y quién decide qué estudios están sesgados? Siempre que sean acordes con las normas del foro, aquí se podrán aportar las fuentes documentales que cada forista crea pertinentes y después, cada uno en su fuero interno decidirá si son sesgadas, adecuadas, verídicas, falsas, ajustadas o no.

Saludos :)
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Mensaje por josé luis »

¡Hola, Verdoy!

Yo creo que me has malinterpretado, y no creo que yo me haya expresado tan mal. :wink:

Yo no he hecho absolutamente ninguna crítica a que tú hayas posteado el artículo de Vidal. Me parece estupendo; de hecho por eso estoy ahora mismo escribiendo.

Mis críticas han ido en todo momento hacia Vidal, y cuando hablé de sesgos estaba hablando de Vidal. Yo sólo he leído lo que tu has puesto, y ahí no aparece ningún argumento contrario. Por eso lo critiqué....y lo critico. Pero a ti jamás te he criticado: tú no has escrito el artículo.

Y en cuanto a que no he leído el artículo de Vidal, ya he expresado que no leo Libertad Digital y que estaba aventurando una hipótesis.

Creo, Verdoy, que no nos entendemos últimamente. Lo lamento y te pido disculpas si mis escritos han dado pie a ello. Pero yo sólo he criticado a Vidal.

Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por Verdoy »

Estimado josé luis: se ve que no :lol: ....nada que el futuro inmediato no pueda enmendar :)

Creo que el que no se ha explicado bien he sido yo. Precisamente ese era el motivo de mi post, el que descalificaras una fuente argumental aportada por un forista simplemente porque no te gusta su autor, e incluso antes de que te explicaran en qué contexto está publicado el ensayo. Directamente lo tachas de panfleto y recomiendas que no se lean estudios sesgados.

Ese es el motivo de mi post: Mientras la información aportada no transgreda las normas del foro, creo que lo mejor es dedicarse a debatir y rebatir las fuentes sin calificarlas ni a priori ni a posteriori de panfletos, de ésto o lo otro.

En ningún momento me sentí criticado por tí. Solo ví que despreciabas una fuente a priori solo por el nombre de su autor. Procuremos entre todos ir al debate sano y evitemos esas conductas.

Y lo dicho, me ha gustado mucho tu post. Después de la tempestad viene la calma :D

Saludos :)
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Mensaje por Prinz Eugen »

Verdoy escribió:En cuanto al artículo de César Vidal, solo están posteadas la 2ª y 3ª parte del ensayo. La 1ª no la pude encontrar. Seguramente, aunque no lo se, ahí habría una mínima presentación del tema.
Tranquilo Verdoy, seguidamente te pongo la primera parte.
http://revista.libertaddigital.com/arti ... 1276220336
¿Quiso atacar Stalin a Alemania en 1941?
Por César Vidal
Durante décadas, el ataque que en junio de 1941 desencadenó Hitler contra la URSS ha sido interpretado como una ofensiva dirigida contra un aliado leal que no alentaba en absoluto intenciones agresivas contra el III Reich. Sin embargo, ¿realmente Stalin pretendía respetar el pacto de no-agresión suscrito con Hitler en agosto de 1939 o tuvo la intención de atacar a Alemania en 1941?
La postura de Stalin en relación con el III Reich distó mucho de ser uniforme antes de 1941. Durante los años veinte, el dictador soviético permitió que se entrenaran en territorio de la URSS tropas alemanas en clara violación del Tratado de Versalles. Muy posiblemente acariciaba la idea de que un rearme alemán se tradujera en el estallido de una nueva guerra mundial que destrozara la posibilidad de resistencia de las potencias occidentales y allanara el camino a la extensión del comunismo por Europa. Semejante política ni siquiera se detuvo cuando Hitler llegó al poder a inicios de 1933. Por más que la propaganda de la Komintern insistiera en el peligro fascista, lo cierto es que Stalin mantuvo su colaboración con Alemania, una Alemania nazi a la sazón, seguramente convencido de que Hitler sería una garantía segura de una nueva conflagración.

Semejante relación experimentó un cierto enfriamiento al estallar la guerra civil española. Stalin acudió con inusitada rapidez en ayuda del Frente popular, en parte, porque, según confesión propia, ambicionaba apoderarse de las reservas de oro del Banco de España y, en parte, porque no se le ocultaba la posibilidad de instalar un régimen comunista en el Mediterráneo. Este paso —que implicó, por ejemplo, la creación de las Brigadas internacionales— no fue considerado por Stalin susceptible de derrota prácticamente hasta 1939, tras la derrota frentepopulista en la batalla del Ebro y la entrada en Cataluña de las fuerzas de Franco. De hecho, todavía en 1938, Stalin recibió informes de distintos agentes destinados en España en los que se le informaba de que, de producirse la victoria frentepopulista, la nación nunca recuperaría el sistema parlamentario y que, por el contrario, se implantaría una dictadura comunista bajo un partido único de izquierdas que encabezaría Negrín y en el que se intentaría englobar, simbólicamente, a personajes como Prieto, aunque su dirección real estaría en manos comunistas.

Sabido es que el bando apoyado por Stalin perdió la guerra civil española lo que motivó, entre otras cosas, un reajuste de la política exterior soviética encaminado —como en los tiempos pasados— a propiciar el estallido de un conflicto entre las potencias occidentales y una expansión paralela y ulterior del comunismo. Así, en agosto de 1939, Stalin suscribió un pacto con Hitler que, en teoría, implicaba la consagración de relaciones pacíficas entre ambas naciones pero que, en realidad, sancionaba el reparto de Polonia entre el III Reich y la URSS, y la invasión por una u otra de las dos dictaduras de naciones enteras de Europa oriental. Así, en septiembre de 1939, Hitler invadió la parte occidental de Polonia —paso seguido en unos días por la invasión de la parte oriental por Stalin— y a continuación la URSS, con el beneplácito nazi se apoderó de las repúblicas del Báltico (Lituania, Letonia y Estonia), de una parte de Finlandia y de distintos territorios en Europa oriental.

Gracias a la colaboración del dictador nazi, Stalin estaba llevando a cabo unos avances territoriales realmente prodigiosos que le habían resultado imposibles al propio Lenin dos décadas antes. Los propósitos de Stalin se vieron en parte frustrados durante el verano de 1940 cuando la guerra que debía desangrar a Francia y Gran Bretaña, por un lado, y a Alemania, por otro —guerra, dicho sea de paso, en la que los partidos comunistas, siguiendo órdenes de Moscú, se negaron a combatir contra los nazis— no sólo no se prolongó durante años sino que fue resuelta en apenas unas semanas mediante una estrategia genial articulada por Von Manstein y el propio Hitler. No sólo las potencias no se habían agotado entre sí facilitando un ataque de Stalin sino que el III Reich había emergido del enfrentamiento con enorme pujanza.

En apariencia, una URSS que había colaborado leal —y beneficiosamente— con Alemania no tenía nada que temer pero resultaba obvio que ambos dictadores se observaban amenazadoramente con la intención de acabar el uno con el otro permitiendo un único dominio sobre el continente. En ambos casos además habían expresado repetidamente sus ansias expansionistas. De Hitler es archisabido que en junio de 1941 invadió la URSS dando inicio a una fase de la guerra que la mutaría trágicamente. Mucho menos sabido es que también Stalin tenía planes concluidos para atacar a Alemania en aquel mismo año de 1941.

Ya a finales de 1940, el Ejército Rojo empezó a realizar un despliegue ofensivo en los salientes cercanos a Bialystock y Lemberg, tal y como admitiría en sus Memorias el mariscal Zhukov. En diciembre de ese mismo año, una reunión de los altos mandos del ejército soviético bajo la presidencia del mariscal Timoshenko tomó la decisión de convertir cualquier guerra futura en una guerra ofensiva, una decisión peculiar si, efectivamente, la URSS era, como afirmaba la propaganda, una potencia pacífica sin planes de expansión armada. Del 2 al 6 y del 8 al 11 de enero de 1941, los altos mandos del Ejército rojo bajo la dirección del comisario del pueblo para la defensa, en presencia de Stalin y otros mandos, llevaron a cabo maniobras militares sobre la bases establecidas por un estudio dedicado a una futura guerra ofensiva contra Alemania. Uno de los mapas estratégicos utilizados en estas maniobras incluía como objetivo de la ofensiva la conquista de Prusia oriental y Königsberg por fuerzas soviéticas superiores en número que partirían de los países bálticos invadidos unos meses atrás.

Lo que se estaba preparando resultaba más que obvio pero por si quedaba alguna duda el 5 de mayo de 1941 Stalin emitió una declaración en la que exigía del Ejército rojo una conversión intelectual y propagandística al concepto de ataque y alababa la superioridad material de las fuerzas soviéticas. Diez días después, el jefe del estado mayor del Ejército rojo, general Zhukov transmitió al presidente del consejo de comisarios del pueblo de la URSS, camarada Stalin, en presencia del comisario del pueblo para la defensa, mariscal Timoshenko, el plan, firmado por todos ellos, para una guerra ofensiva contra Alemania bajo el nombre de “Consideraciones sobre el plan de movilización estratégica de las fuerzas armadas en el caso de guerra con Alemania y sus aliados”. El documento era estrictamente secreto y sólo se hizo una copia que el comandante general Vasilevsky entregó a Zhukov en el curso de una recepción con Stalin en el Kremlin. El primer jefe del estado mayor, teniente general Vatutin, realizó en esa copia algunas correcciones y subrayados con lápiz.

El plan de ofensiva contra Alemania incluía:

El plan de despliegue estratégico de 2 de marzo de 1941 en el caso de una guerra con Alemania.
El plan de operaciones en caso de guerra con Alemania mencionado en el documento de 15 de mayo de 1941.
El plan de despliegue de fuerzas de 11 de marzo de 1941 preparado con la participación de Vasilevsky y presentado a Stalin por Timoshenko y Zhukov.

A esto se añadía un denominado “Credo de ataque” que explicaba la visión que motivaba aquel plan para una guerra ofensiva contra Alemania y a la que nos referiremos más adelante. Stalin, como no podía ser menos, firmó con su visé el texto del plan y el 24 de mayo de 1941 lo discutió junto con los jefes máximos del Ejército rojo en una conferencia celebrada en el Kremlin el 24 de mayo de 1941. La URSS iba a atacar al III Reich como paso precio a su expansión por Europa y lo iba a hacer cuanto antes.


La próxima semana seguiremos desvelando el ENIGMA sobre los planes de Stalin para atacar Alemania en 1941.
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josé luis escribió:No sé si es historiador, pero desde luego aquí no ha aplicado el rigor científico de su disciplina
Sí que lo es, según http://www.elcorteingles.es/libros/secc ... diaut=6551
CÉSAR VIDAL MANZANARES
MADRID , 1958

Es doctor en Historia (premio extraordinario de fin de carrera). Teología y Filosofía (ambos doctorados obtenidos en Estados Unidos) y licenciado en Derecho. Ha enseñado en distintas universidades de Europa y América y es miembro de prestigiosas entidades académicas, entre las que se cuentan la Society of Oriental Research o el Oriental Institute of Chicago. Autor de ochenta y seis libros, ha sido traducido a una docena de lenguas, entre ellas el ruso, el polaco y el georgiano. Galardonado por su labor en defensa de los derechos humanos, sus obras históricas más recientes incluyen: Las brigadas internacionales (1998), Diccionario histórico del cristianismo (1999), Breve historia global del siglo XX (1999) y Enigmas históricos al descubierto (2002). De su última obra narrativa cabe señalar Las cinco llaves de lo desconocido (1998), Hawaii 1898 (1999), El caballo que aprendió a volar (1999) y La mandrágora de las doce lunas (2000), premio de la Crítica a la mejor novela histórica . Ganador de la primera edición del Premio Las Luces de Biografía 2002 con la Biografía de Abraham Lincoln .También ha publicado: El médico de Sefarad. Defensor infatigable de los derechos humanos, ha sido distinguido con el Premio Humanismo de la Fundación Hebraica (1996) y ha recibido el reconocimiento de organizaciones como Yad-Vashem, Supervivientes del Holocausto (Venezuela), ORT (México) o Jóvenes Contra la Intolerancia. Ganador del Premio Espiritualidad 2004 con la obra El testamento del pescador.
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Más novedades sobre el tema http://newsmax.com/archives/articles/20 ... 5936.shtml
Stalin’s Aggressive War Plans Disclosed
Thomas Titura
Wednesday, April 30, 2003
Book Review:
"Stalin’s Other War: Soviet Grand Strategy, 1939-1941"
Rowman & Littlefield, 2003, paperback

Here is an important new book by an expert on Soviet history, who finally sets the record straight on one of the most distorted subjects in the writing of modern world history, and World War II in particular.

In his latest book, Professor Albert Weeks presents the reader with an analysis of a large amount of newly discovered secret information contained in documents from formerly closed Soviet archives. The documents reveal that Stalin was planning to wage offensive war against Germany and, in fact, the West as a whole as a “windfall” from a second world war.

Among the telltale documents are transcripts of Stalin’s famous toast to graduates of the Soviet military academies, May 5, 1941. The author also reproduces the text of Stalin’s previously hotly disputed secret speech to the Soviet Politburo of Aug. 19, 1939.

This was just days before the signing of the Hitler-Stalin pact, known as the Molotov-Ribbentrop, or Nazi-Soviet pact, which included secret protocols about the territorial division of Poland, the Baltics and Bessarabia.

The Stalin text was discovered in Russian archives and has been confirmed by diary entries of Comintern head Georgi Dimitrov. In his speech Stalin predicts that Germany will have to fight a long war against France and England that will allow the Soviet Union to sovietize not only defeated Germany but also France.

An even more important document is from the Soviet General Staff. It is a war plan drawn up against Germany. It calls outright for a pre-emptive strike against German forces. The document, titled “Considerations of the Plan for the Strategic Deployment of the Armed forces of the Soviet Union in Case of War with Germany and its Allies,” is dated May 15, 1941.

The document was prepared by General, later Marshal, A. Vasilievsky, Deputy Head of the Operations Department of the Soviet General Staff (Stavka), and presented to Stalin by Commissar of Defense S. Timoshenko and Chief of the General Staff G. Zhukov. The 15-page document calls explicitly for a pre-emptive strike against German forces.

This fully conforms to the offensive military doctrine of the Soviets that called for “deep operations” into enemy territory (a fact confirmed by many Soviet officers and historians, but neglected and disputed by various foreign authors (e.g., David Glantz and historian Gabriel Gorodetsky, who tend to use pro-Soviet arguments throughout their books). Weeks, in fact, convincingly critiques Glantz’s and Gorodetsky’s arguments.

It seems clear to this reviewer that both of these authors were granted access to Soviet archives precisely because they stuck to the line of official Soviet historiography. Their books, moreover, are customarily given favorable reviews in Russian publications that hew to traditional views while ignoring the new findings of the younger, post-Soviet historians who were canvassed by Weeks.

Weeks uses a number of books and documents that have only recently been published in Russia. He thereby allows the reader to form his own opinion based on these materials. This is a great advantage over many other books that try to ignore every little detail that might contradict the author’s arguments.

Some of the documents in this book have never been published before in English in their entirety. The wealth of information Weeks presents documenting Stalin’s “offensist” intentions is convincing to anyone with an open mind.

There can be no doubt that Stalin was developing detailed plans for attacking Hitler – either in 1941 or certainly by 1942. As it happened, Hitler managed to strike first against Soviet forces that were not quite ready to realize their own aggressive plans.

Anyone with an interest in the latest revelations from Stalin’s archives and who is curious about Stalin’s own plans with respect to World War II should read this fascinating book. Highly recommended!

Editor's Note: Dr. Weeks, coiner of the expression "sputnik" as a common noun (as published in Newsweek, October 1957), is the author of several books on the Soviet Union and Communism.
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Más todavía en http://www.wintersonnenwende.com/script ... plans.html
Stalin's Secret War Plans

Why Hitler Invaded the Soviet Union

Article from The Barnes Review, Nov./Dec. 2000, pp. 27-33.
The Barnes Review, 645 Pennsylvania Ave SE, Suite 100, Washington D.C. 20003, USA.
By Richard Tedor, researcher in the European theater of World War II;
published here with kind permission from TBR.
This digitalized version © 2002 by The Scriptorium.

When the German armed forces invaded the USSR on June 22, 1941, Berlin described the offensive as preemptive in the face of imminent Soviet aggression. The claim was generally dismissed as Nazi propaganda. Recently disclosed evidence from Soviet sources, however, suggests that Moscow's foreign policy was not governed by neutrality when Europe went to war in 1939.

Challenging established social and political structures through internal subversion, armed violence and terrorism, the Soviet Union was considered an outlaw state. It advocated the overthrow of all capitalist regimes and supported anti-colonial "independence movements" in underdeveloped territories. "This will invariably provoke the ruling classes of the Great Powers against us," the Communist Party's general secretary, Josef Stalin, told its Central Committee in 1925.1

During the 1930s, Stalin, now dictator of the USSR, observed how Germany, revitalized under Adolf Hitler's leadership, worked to revise the post-World War I structure of Europe imposed by the United States, England and France. Stalin and Hitler, therefore, were both at odds with the West.

The USSR was an agrarian state, rich in natural resources, struggling with transition into an industrial power. More than half the necessary factory machinery was purchased from the United States. Germany survived economically by exporting manufactured goods and industrial equipment in exchange for raw materials. Fertile ground existed for German-Soviet cooperation.

On May 3, 1939, Stalin sacked the USSR's foreign commissar, Maxim Litvinov. Having previously concluded an alliance with Czechoslovakia and France, Litvinov was identified with Moscow's anti-German foreign policy of the decade. His replacement by Stalin with Vyatsheslav Molotov was recognized as a gesture toward Germany. Only days later in Berlin, Georgi Astachov, the Soviet Union's diplomatic advisor, thanked the German Foreign Office for the respectful tenor the Reich's press had recently adopted toward the USSR.

That spring, London and Paris invited Moscow to co-sign an Anglo-French guarantee to protect Poland and Romania from German aggression. The Soviets made commitment contingent upon permission from Lithuania, Poland and Romania to allow the passage of Soviet troops in the event of war. Poland refused. The protracted Soviet-Allied negotiations were conducted halfheartedly by the West; its military advisors had a negative appraisal of the Red Army.

Moscow hosted an Anglo-French military mission August 12. The Soviet Union was represented by the chief of the general staff, Boris Shaposhnikov, Defense Commissar Kliment Voroshilov and the naval minister, Adm. Nikolai Kusnezov. The West sent second-rate negotiators with limited authority. The Soviets were insulted.

In August, Stalin decided on an agreement with Hitler. A non-aggression pact with Germany assured the Soviet Union tangible advantages. The Soviets would recover eastern Poland, which had formerly belonged to Imperial Russia. The Germans pledged support in the USSR's claims on Bessarabia and agreed to define Eastern Europe's Baltic and Balkan states as belonging to the Soviet "sphere of interest."

Germany was preparing to invade Poland in case a territorial dispute and related grievances defied peaceful settlement. England and France supported Poland. Stalin reasoned that were he to conclude a military compact with the West, the powerful coalition would probably discourage Hitler from war.

A German-Soviet non-aggression pact, however, would give Hitler a free hand to invade Poland. England, as Poland's ally, would declare war on Germany, drag a reluctant France into the conflagration, and Italy would rush to Hitler's side. The Soviet formula for national security rested with aggravating the conflicting interests among the "imperialist" nations and maintaining neutrality as these states expended their resources in a prolonged struggle.

Stalin had defined the premise during his March 10, 1939, speech in Moscow:

Nonintervention represents the endeavor... to allow all the warmongers to sink deeply into the mire of warfare, to quietly urge them on. The result will be that they weaken and exhaust one another. Then... (we will) appear on the scene with fresh forces and step in, naturally "in the interest of peace," to dictate terms to the weakened belligerents.2

On August 23, 1939, the German foreign minister, Joachim von Ribbentrop, was in Moscow. He and Molotov signed the historic German-Soviet non-aggression pact. The following evening, Stalin hosted prominent members of the Soviet Political Bureau in his apartment. Among the dinner guests were Molotov, Voroshilov, Lavrenti P. Beria and Nikita Khrushchev.

Stalin explained, as Khrushchev later recalled, that he considered war with Germany unavoidable, but had momentarily tricked Hitler and bought time. The Soviet premier described the treaty with Germany as a game of "who outwits whom."3 He concluded that the Soviet Union held the advantage both morally and militarily. A few months later, the Soviet Foreign Office explained Stalin's decision in a telegram to its embassy in Tokyo: "The ratifying of our treaty with Germany was dictated by the need for a war in Europe."4

On August 25, 1939, the Swiss periodical Revue de droit international published the text of a speech Stalin delivered on August 19 to a closed session of the Political Bureau in Moscow. He was quoted as follows:

It must be our objective that Germany wage war long enough to exhaust England and France so much that they cannot defeat Germany alone.... Should Germany win, it will itself be so weakened that it won't be able to wage war against us for 10 years.... It's paramount for us that this war continues as long as possible, until both sides are worn out.5

In November, Stalin responded in Pravda that the Swiss article was a "heap of lies."6 (The Russian researcher T. S. Bushuyevoy discovered Stalin's original text in the former Soviet archives in 1994; it conformed to the Swiss version.)

Inside the USSR, an intensive armaments production program was under way. During 1938, it had increased by 39 percent, compared to 13 percent in civil industry. Emphasis was placed on armor, development of artillery and aeronautics. In September 1939 the USSR defense committee contracted the construction of nine aircraft production plants, and seven more to manufacture aircraft engines.

This was supplemented by the conversion to fabrication of aviation components of a number of consumer goods factories. In 1940, Soviet production of modern combat airplanes increased over 70 percent from the previous year. The ground forces experienced a parallel upgrading of weaponry. Between January 1939 and June 1941, the Red Army received over 7,000 new tanks and 82,000 artillery pieces (including mortars).

On June 26, 1940, a law was enacted extending the Soviet workday from seven to eight hours, and to seven days per week. Disciplinary action for tardiness or slothfulness in the factories was imposed on the work force. These are measures normally introduced during wartime.

Conscription swelled the ranks of the Red Army. A force numbering 1 million men in the spring of 1938 surpassed 5 million by June 1941. The growth was summarized by the historian Roger Reese: "There were 198 rifle divisions in 1941, compared to fewer than 30 in 1927; 31 motorized rifle divisions in 1941 and none in 1927; 61 tank divisions in 1941 and none as late as 1939."7

The spirit imbued in the military was illuminated in the revised, 1939 edition of the Red Army's field service regulations. It stated that should war be "forced" on Soviet Russia, "We will conduct the war offensively and carry it onto enemy territory."8

In December 1939, the U.S. military attaché in Sweden reported to the War Department in Washington his assessment of the Red Amy:
The soldiers are practically all peasants or common laborers... fed with a constant stream of propaganda extolling the virtues of Communism and assuring them that they are making some sacrifices in the present in order that it may eventually triumph throughout the world. Being unbelievably simple-minded and kept in total ignorance of conditions outside Russia, many of them are actually almost fanatical in their zeal for what they have been led to believe is a holy crusade to rescue their own class from villainous oppressors.9

The war in Europe did not develop as Stalin had predicted. In the spring of 1940, the British withdrew from the continent. The German army conquered France in June without suffering appreciable losses. The ground war was wrapping up without England and Germany becoming "sufficiently worn down." Khrushchev later described how Stalin became unusually agitated following the Franco-German cease-fire in June 1940. He cursed the French for letting themselves be beaten and the English for fleeing "as fast as their legs could carry them."10

The Soviets seized a generous portion of Eastern Europe only days before France's surrender. In September and October 1939, the Soviet government had negotiated permission with Lithuania, Latvia and Estonia to establish military bases at their Baltic ports. In June 1940, Molotov reproached the Lithuanian prime minister, Anastas Merkys, for the alleged poor security provided the Soviet garrison; a Red Army soldier had supposedly been bushwhacked. On June 14, Molotov presented Lithuania's foreign minister with an ultimatum demanding reinforcement of the Soviet military contingent to prevent further "provocation." The diminutive republic acquiesced.

Similar ultimatums were presented to Latvia and Estonia. On the 21st, the Baltic states were declared Soviet republics, following sham elections. Molotov told the Lithuanian foreign minister on June 30, "Now we're convinced more than ever that the brilliant comrade Lenin was not wrong in asserting that World War II will bring us to power in Europe, just as World War I helped us to power in Russia."11

When Moscow presented its demand on June 23 to reoccupy Bessarabia, the formerly Russian eastern province of Romania, Ribbentrop pledged Germany's support. He asked only that the sovereignty of Romania's remaining territory be respected, to safeguard the Reich's economic interests.

Apologists for the USSR, and they abound among historians and sociologists in democratic countries, excuse these Soviet land grabs as defensive measures. The threat of potential German aggression supposedly compelled Moscow to extend the USSR's frontiers to blunt the impetus of a German offensive. The premise ignores the fact that the Soviet operations in the Baltic and into Bessarabia occurred opposite a virtually undefended German border. Four German infantry divisions and six militia divisions protected the demarcation line shared with the Soviet Union. Two were transferred to the western front in June.

Stalin possessed a splendid espionage network, which consistently forewarned him of German plans. His spies could not have failed to observe (and report) that there were no German deliberations regarding an invasion of the USSR at that time. The atmosphere in Foreign Armies East, the German general staffs section assigned to matters related to the Red Army, was described by Maj. Erich Helmdach, who was posted there in July 1940:

I found genuinely peacetime conditions in the department. The air war against England generated far greater interest. There was no trace of "war preparations," except that a Soviet film, The Breakthrough into the Mannerheim Line, a documentary about the Soviet winter war in Finland, was screened for the general staff officers. The post-film summary by Col. (Eberhard) Kinzel was limited solely to disparaging observations on the military achievements of the Red Army and its antiquated combat ordnance.12

How little the Soviets themselves promoted the "national security" pretext is illuminated by Molotov's remarks in an address to the Supreme Soviet on August 1, 1940. Citing the USSR's successful foreign policy, he stipulated that the Soviet Union should not be content with what had been achieved. In Stalin's words, the foreign commissar proclaimed, the nation must maintain a state of mobilization to wrest further successes: "Well achieve new and even more glorious victories for the Soviet Union."13

That summer, diplomatic relations with Germany deteriorated. When the Soviets exerted political pressure to gain control of Finland's nickel production (the Germans had contracted to purchase 75 percent of the yield), Hitler garrisoned the Finnish nickel mines at Petsamo with elite mountain troops. After the Red Army occupied Bessarabia, the Führer signed a treaty with Bucharest in August, pledging to protect Romania from aggression.

In November 1940, Molotov traveled to Berlin to confer with Hitler and Ribbentrop. During the talks, the Soviet visitor belabored the German military presence in Finland and the Reich's guarantee to safeguard Romanian sovereignty. This, he protested, was an infringement on the Soviet Union's sphere of influence. All conciliatory arguments introduced by Hitler, Molotov resisted. The catalog of demands for Soviet preeminence in practically every region where Germany and the Soviet Union shared interests, which Molotov heaped on Ribbentrop during the final session, brought the diplomatic exchange to a fiasco.

The question arises what Molotov, presenting patently unacceptable demands, expected to achieve through these negotiations. The contemporary German historian Walter Post offers this analysis:

Moscow had to fear that England would either be finished off by a German amphibious operation, or, due to its military weakness and miserable financial situation, find itself ready to conclude a peaceful compromise with the Reich. The Soviet Union would then stand alone against a Germany that controlled the resources of the entire European continent. Moreover, the Soviet Union saw the danger of a cooperative effort among all the capitalist powers, including the Anglo-Saxons, against the USSR. To prevent this possibility, England had to be encouraged to continue waging war... To reinforce this hope and prevent a German landing operation against England, Moscow had to seek a conflict with Germany. With the threat of Soviet expansion toward Scandinavia and the Balkans in his rear, Hitler could not risk operation Sea Lion (the invasion plan for England). Instead, he had to transfer strong formations of his armed forces to the east to protect Germany's supply sources of nickel lumber, oil and grain.14

In December 1940, Soviet intelligence obtained a copy of a top-secret directive drafted by the Führer on the 18th. It opened with the words, "The German armed forces must be prepared, even before the conclusion of the war with England, to defeat Soviet Russia in a rapid campaign."15 The document contained general military objectives in the east and specified that preparations had to be completed by May 15, 1941.

Late in 1940, the attention of Hitler and Stalin shifted to southeastern Europe. Germany was the only great power capable of protecting the Balkans from Soviet aggression. This was instrumental in Ribbentrop's persuading the governments of Hungary and Romania to join the Three Power Pact, the German-Italian alliance system, in November 1940. Bulgaria followed on March 1, 1941.

Hitler's purpose was to arbitrate local border disputes and solicit permission to move an army through Romania and Bulgaria to invade Greece. Molotov bombarded the German embassy in Moscow with official protests. Germany, he scolded, had acknowledged in the August 1939 non-aggression pact that these states belonged to the Soviet sphere of interest. (The USSR's occupation of the Baltic states in June 1940 demonstrated how Moscow interpreted the classification, "sphere of interest.")

A sharper confrontation developed over Yugoslavia. Though its cabinet yielded to German pressure to enter the Three Power Pact, factions within the government and the military received discreet encouragement from England, the United States and Soviet Russia. During a visit to Ankara, the British foreign secretary, Anthony Eden, was told by Yugoslavia's ambassador that Moscow had reassured him that were Yugoslavia attacked by the Germans, the USSR was ready to aid the defenders.

On March 27, 1941, the pro-German Yugoslavian government was toppled by a coup. Hitler directed his general staff to prepare an invasion. The German army group poised in Bulgaria to strike Greece would simultaneously invade Yugoslavia, supported by another German force deployed in southern Germany.

The new Yugoslavian government anticipated a military alliance with the USSR. Yugoslavia's ambassador in Moscow, Milan Gavrilovic, was told by Stalin, "I hope that your army can stop the Germans for a long time. You have mountains and forests, where tanks are ineffective."16 He urged the Yugoslavians to organize guerrilla warfare. Gavrilovic was then bounced to Molotov, who explained to him he was the "victim of a misunderstanding, since it had never been intended to conclude a military alliance with Yugoslavia, or support Yugoslavia militarily."17 Red Army formations along the western frontier were simply placed on combat alert four days after the Germans invaded Yugoslavia in April. This was calculated to force Hitler to beef up his defenses opposite the USSR and relieve pressure on the Yugoslavian army.

This saber rattling by the Soviets was a rare public manifestation of the Soviet military presence in the western zone. In general, the Soviet media denied rumors of troop concentrations along the frontier. The defense committee had been secretly transferring combat divisions there since the summer of 1940. In April 1941, the Ural and Siberian military districts were ordered to release more formations. On May 13, an additional 28 divisions, nine corps headquarters and four army headquarters were relocated from the Russian interior. By June, according to recent Russian archival estimates, the Soviet armed forces had deployed 2.7 million men near the western frontier; the equivalent of 177 divisions.18

This enormous fighting force was allocated 10,394 tanks, over 1,300 of which were the formidable types KV and T-34. The army was supported by nearly 44,000 field guns and mortars. Over 8,000 combat aircraft occupied forward airdromes. The western military districts established command posts close to the frontier. Army staffs and front administrative personnel were ordered transferred there in mid-June.

One hundred Soviet divisions were positioned in eastern Poland alone. A high proportion of armored and mechanized formations deployed near Bialystok and Lvov, behind geographic bulges protruding westward along the German-Soviet demarcation line. In a 1972 book, Marshal Ivan Bagramyan, in 1941 a colonel in the Red Army, commented on the troop disposition around Lvov: "We regarded it a favorable assembly area in case we had to initiate widespread offensive operations. It was no accident that two of our full strength, most combat ready mechanized corps, the Fourth and the Eighth, were concentrated there."(19)

As for the Bialystok area, the Soviet Maj. Gen. Pyotr Grigorenko later offered this perspective:

More than half the troops of the Western Special Military District were stationed around Bialystok and to the west, therefore in territory extending like a wedge deeply into that of the probable enemy. A troop arrangement of this kind would only have been justifiable... if these troops had been earmarked to launch a surprise attack. Otherwise, half of them would have been surrounded in a moment.(20)
The philosophy of the Red Army was attack oriented. The chief of staff, Georgi Zhukov, described the training at the Soviet general staff academy:

Participants in the course were instructed that wars are no longer declared; the aggressor strives far more to insure all the advantages of a surprise attack... The strategy of warfare is above all anchored in the correct thesis that the aggressor can only be beaten through offensive operations. Other variables of battle, such as counterthrusts, fighting to cover retreats and operations in case of encirclement, were, with few individual exceptions, only touched upon.21

During May 1941, Zhukov and the defense commissar, Marshal Semyon Timoshenko, prepared an operational study for Red Army deployment in case of war with Germany. It was based on an initial plan submitted to Stalin the previous September. The May document included the following recommendation:

In total, Germany and its allies can deploy 240 divisions against the Soviet Union. Considering that Germany, through the arrangement of its rearward services, can keep its army readily mobilized, it could deploy ahead of us and carry out a surprise attack. To prevent this and defeat the German army, I regard it as necessary to under no circumstances relinquish the initiative to the German high command; but to deploy ahead of the enemy and then attack the Germany army right when it is forming up, has not established a front and cannot organize the combat operations of its allied forces.22

On May 5, Stalin and assorted Soviet dignitaries attended commencement at the Frunze Military Academy in Moscow. During the following banquet, he proposed several toasts and talked volubly. An abridged transcript of Stalin's remarks that day, from Soviet archives, was ultimately published by the Russian historian Lev Besyemski in the March 1992 issue of the periodical Osteuropa.

Stalin lauded the modernization of the Red Army. He rebuffed Gen. Michail Chosin, the director of the Frunze academy, for proposing a toast to the USSR's peaceful foreign policy. The dictator substituted these words:

Now that we have become strong, one must go from defense over to the attack. To accomplish the defense of our country we are obliged to take the offensive.... We must reform our instruction, our propaganda, agitation, our press to pervade an attack spirit. The Red Army is a modern army, and a modern army is an offensive army.23

The Russian archives have never released the uncensored text of Stalin's commencement speech. The deleted portions may be revealed, however, by the testimony of four Soviet officers who attended the graduation ceremony. Captured by the Germans, Maj. Ivan Yevstifeyev, Maj. Pissmeny, Maj. Gen. Andrei Naumov and Maj. Gen. Vassili Malyshkin had no contact during captivity, but their recollections of Stalin's remarks are practically identical.

The witnesses testified that Stalin had described the German army's "occupation" of Bulgaria and transfer of troops to Finland as "reasons for a war against Germany."24 Discussing the preparedness of the Red Army, Stalin heralded its intended employment:

For us, the war plans are ready... In the course of the next two months we can begin the struggle against Germany. It may surprise you that I'm telling you our war plans, but it has to be. We must take this step for our protection and take revenge for Bulgaria and Finland. There is a peace treaty with Germany, but that's just an illusion, a curtain behind which we can work.25

That same May 5, the military propaganda section received guidelines for "the tasks of political propaganda for the Red Army in the immediate future." The outline stated that "members of the Red Army must be prepared for a justifiable, offensive war." It further stipulated, "the present perception among many Red Army soldiers, commanders and political cadres that the German army... must be destroyed."26

Ten days later, Stalin dictated a personal directive for the Red Amy:

The present international situation, which is filled with unforeseeable possibilities, demands revolutionary decisiveness and constant readiness to launch a crushing advance upon the enemy... The soldiers are to be schooled in the spirit of an active hatred of the enemy and to aspire to take up the struggle against him, to be ready to defend our fatherland on the territory of the enemy and deal him a mortal blow.27

Along the frontier, the German and Soviet field armies were massing for an imminent confrontation. German reconnaissance aircraft flew frequent sorties to monitor the Red Army. Stalin issued standing orders forbidding his troops to fire on them. The Soviet host, grossly underestimated by German military intelligence, continued to augment. "All the spare capacity of the entire national rail transport system had been taken up with this major and secret operation," observed the former Soviet staff officer Viktor Suvorov. He points out that this large Soviet force could not, as Molotov would claim, have assembled in the west for summer training exercises.

The mobilized divisions could not have returned to the distant lands from whence they came. Such a move again would have absorbed the entire resources of the rail network for many months and would have resulted in economic catastrophe.28

The nature of these formations was illuminated in Suvorov's 1990 book, Icebreaker:

The basis of Soviet strategy was the "operation in depth" theory.... The shock army was to... deliver those strikes in depth. Set up purely to solve offensive tasks, these shock armies had... a considerable quantity of artillery and infantry whose purpose it was to break the enemy's defense, and one or two mechanized corps with 500 tanks each... On June 21, 1941, all the Soviet armies on the German and Romanian borders... were of shock army standard.29

It was unfeasible to maintain such an overwhelming military presence to protect against a potential German invasion. The region lacked sufficient shelters for winter, and there was a dearth of training facilities, such as firing ranges, to maintain the army's combat preparedness. Shaposhnikov himself had stressed the necessity of committing soldiers to action shortly after deployment on the frontier; not only does their sense of readiness otherwise lapse, but such a troop buildup can only remain concealed from the potential enemy for a limited time.
Neither political nor military documents fixing the date for a surprise offensive against Germany are available. Soviet officers captured during the fighting testified that many anticipated the order to attack in August or September 1941. Some said that combat operations were scheduled to begin early in July.

The Soviet leadership, however, faced a serious concern. Stalin received reports that the Germans were preparing to invade the Soviet Union in June. His army on the front was undergoing feverish reorganization. Units were receiving new ordinance, recruit training was under way, many formations were under-strength. Other divisions were still en route by rail. It was estimated that the army would not be combat ready before the end of August. The dilemma is illuminated by Walter Post:

The rapid progress of the German deployment and the reports piling up about the Germans' intention to attack in the latter half of June confronted the Soviet command with the problem of either changing the entire war plan to the strategic defensive, or advancing its own timetable for attack... A strategic defense would have required a total revision of the troop disposition, which because of the poor rail network could not be carried out in a short time.... The Soviet command had at this late hour no other choice but to maintain poise, camouflage its own deploying of forces as much as possible and hope for enough time to complete the concentration of its troops and attack according to plan.30

The Soviets hoped that were the German army to strike first, the initial thrust need not be decisive. "They felt the covering armies were fully sufficient to repulse an enemy attack while Soviet main forces were mobilizing and deploying to launch a counteroffensive."31 The Red Army, as the German historian Max Klüver relates, "was in every branch schooled in attack and trained for the capability of responding to an enemy attack with an immediate counterblow."32

The Soviet general staff, however, had failed to appreciate how quickly the German army, upon arriving on the frontier, could launch an offensive. Shaposhnikov had estimated 10 to 15 days. To the Red Army's unpleasant surprise, the German armored and motorized divisions, right after reaching the border, struck with full fury. The captive Gen. Andrei Vlasov's remarks on the subject in 1942 were summarized by a German intelligence officer:

The Soviets had been forming up since the beginning of the year, which, due to the bad Soviet railroad lines, went rather slowly. Hitler judged the situation perfectly and plowed right into the Soviets while they were deploying. This is how Vlasov explains the Germans' enormous initial success.33

Like any novel concept assailing accepted views, the premise that Hitler may have only technically been the aggressor in the German-Soviet war has encountered resistance. Among the opponents of the revisionist position is David Glantz, who introduces new evidence to defend established views. An authority on Soviet military affairs, Glantz provides a comprehensive analysis of the 1941 Red Army in his study, Stumbling Colossus. He argues that rapid expansion since 1939, among other factors, made the USSR's fighting forces unprepared to conduct a military operation in the scope of the purported preemptive offensive against Germany. Soviet commanders, as reflected at that time in their military periodicals, "demonstrated a clear Soviet appreciation of the superb German military performance... and an unmistakable realization that the Soviet military in no way matched German military standards."34

Glantz provides evidence that troops were unfamiliar with new ordnance, service branches of the army lacked experience in coordinated operations, and the level of training among inductees was inadequate. In the 37th Tank Division, for example, "About 60 percent of the enlisted personnel had joined the army in May 1941, and none had any general or specialized training."35

Glantz publishes a July 1941 analysis of the Soviet 15th Mechanized Corps on the first day of fighting by its acting commander, in which the officer states that personnel in the corps' motorcycle regiment had never fired a rifle.36 Stumbling Colossus also mentions that the "majority of KV and T-34 [tank] drivers had from three to five hours of service driver training."37 Aware of the military's predicament, Glantz concludes, Stalin sought diplomatic solutions to problems with Germany.

The American professor Roger Reese summarizes that expansion of the army "was pursued at a frantic if not altogether paranoid pace" since 1939, largely out of fear of Germany. The Red Army "inconsistently changed unit organization and reshuffled its leaders, creating a great deal of confusion, instability and systemic incoherence."38

Glantz's book in particular is worthwhile for balancing the perspective of recently available information. However, related factors should also be considered. The fact that the Red Army was experiencing a difficult period of reorganization, modernization and expansion from 1939 to 1941 did not prevent Stalin from employing it as an instrument of foreign policy. The invasion of Poland and the occupation of the Baltic republics and Bessarabia delayed progress in improving the army. A 1939-40 winter war against Finland cost the troops a quarter of a million casualties and widespread demoralization. Stalin was not deterred by the disastrous impact Soviet imperialism exercised on the struggling military establishment.

The question arises, did the Soviet general staff really consider the fighting forces inadequate? Why would Zhukov and Timoshenko, who overestimated German strength, prepare an operational study for invading central Europe? "There is no direct evidence that Stalin ever saw it," Glantz maintains.39 The study was dated May 15, 1941, and addressed to Stalin.

The Russian historian Col. Valeriy Danilov argues that it would be absurd to presume that the Soviet defense commissar and the chief of staff would have prepared such a document to set before Stalin without authorization. Such arbitrary conduct by officers would have represented a rebuke against Soviet policy and implied that Stalin was in error. Considering the 1937 purge of the military hierarchy, it is doubtful that staff officers would have risked antagonizing him.40 It is more plausible that the study was accomplished on his orders.

The controversy will continue, at least until the former Allied powers Britain, the United States and Russia, whose governments have liberally exposed Germany's wartime records, release the relevant material in their own archives. The Austrian newspaper Die Presse of April 4, 1997 quoted the Moscow journalist Konstantin Preobrashenskiy about use of the Russian archives. "Once again, the archivists only approve access to the documents when they feel like it. It is regrettable to see how what was accessible yesterday is today closed once more."41
Notes: [Bibliography]

1Thadden, pp. 26-27 ...back...

2ibid., p. 29. ...back...

3Post, p. 123. ...back...

4Thadden, p. 88 ...back...

5ibid., pp. 89-90. ...back...

6ibid., pp. 99-100. ...back...

7Reese, p. 35. ...back...

8Klüver, p. 112. ...back...

9Glantz, p. 33. ...back...

10Post, p. 145. ...back...

11Klüver, p. 106. ...back...

12Helmdach, p. 15. ...back...

13Klüver, p. 282. ...back...

14Post, p. 184. ...back...

15ibid., p. 390. ...back...

16Klüver, p. 259. ...back...

17ibid. ...back...

18Glantz, p. 293. ...back...

19Klüver, p. 110. ...back...

20Post, p. 293. ...back...

21ibid., p. 260. ...back...

22ibid., p. 282. ...back...

23ibid., p. 276. ...back...

24Thadden, p. 105. ...back...

25ibid., p. 106. ...back...

26Post, p. 277. ...back...

27Thadden, p. 119. ...back...

28Suvorov, Viktor, "Who Was Planning to Attack Whom in June 1941, Hitler or Stalin?" ...back...

29Suvorov, Viktor, Icebreaker, pp. 141, 144. ...back...

30Post, pp. 298, 281. ...back...

31Glantz, p. 96. ...back...

32Klüver, p. 282. ...back...

33Post, p. 298. ...back...

34Glantz, p. 259. ...back...

35ibid., p. 142. ...back...

36ibid., p. 136. ...back...

37ibid., p. 135 ...back...

38Reese, p. 163. ...back...

39Glantz, p. 95. ...back...

40Thadden, p. 133. ...back...

41Ertl, p. 9. ...back...




Bibliography:

Ertl, Karl Hans, Das Unternehmen Barbarossa, Rosenheim: dvg, 1997.

Glantz, David, Stumbling Colossus, Lawrence, KS: Kansas UP, 1998.

Helmdach, Erich, Überfall? Berg am See: Vowinckel, 1983.

Klüver, Max, Präventivschlag 1941, Leoni: Druffel, 1986.

Post, Walter, Unternehmen Barbarossa, Hamburg/Berlin/Bonn: Mittler, 1996.

Reese, Roger, Stalin's Reluctant Soldiers, Lawrence, KS: Kansas UP, 1996.

Suvorov, Viktor, Icebreaker, London: Harnish Hamilton, 1990.

Suvorov, Viktor, "Who Was Planning to Attack Whom in June 1941, Hitler or Stalin?" The Journal of the Royal United Services Institute for Defence Studies, v. 130 no. 2, London, June 1985, pp. 50-55.

Thadden, Adolf von, Stalins Falle, Rosenheim: dvg, 1996.
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Mensaje por Verdoy »

Prinz, muy interesante la info que aportas y curiosamente muy en sintonía con lo expuesto por Vidal.

Saludos :)
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josé luis
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Mensaje por josé luis »

Bueno, con el permiso de mi estimado Verdoy, y tomando buena nota de lo que dijo, voy a exponer más argumentos del debate.

Argumento de la movilización. La movilización y despliegue soviéticos en el período enero-junio de 1941 se llevó a cabo en tres fases:

• en enero-marzo se llamó a un millón de reservistas y la industria ordenó la puesta en producción de los tanques T-34 y KV.

• En abril-junio, se trasladó el segundo escalón de fuerzas hacia la frontera occidental, y las tropas del Lejano Este se movieron hacia el oeste.

• Del 1 al 22 de junio, Stalin acordó abrir la movilización y el avance de los ejércitos del segundo escalón hasta el frente. Todas las operaciones se realizaron en secreto y las fuerzas soviéticas tenían que lanzar una ofensiva repentina y decisiva contra Alemania y sus aliados.

De acuerdo con Meltiukhov, la correlación de fuerzas a lo largo del frente desde Ostroleka (Polonia) hasta los Cárpatos en el momento de la ofensiva planeada por Zhukov era:

• Ejército Rojo: 128 divisiones, 3.400.000 hombres, 38.500 cañones de campaña, 7.500 tanques y 6.200 aviones.

• Wehrmacht: 55 divisiones, 1.400.000 hombres, 16.300 cañones de campaña, 900 tanques y 1.400 aviones.

• Ratio: divisiones (2.3:1), hombres (2.1:1), cañones (2.4:1), tanques (8.7:1) y aviones (4.4:1)

En Upushchennyy shans Stalina (La Oportunidad perdida de Stalin), Moscú: Veche, 2000, Mikhail Meltiukhov establece, con meticulosa documentación, que durante los años 1938-1940, la URSS había llevado a cabo un rearme masivo que la convertía en la mayor potencia del momento. Concluye diciendo que el ataque contra Alemania, Operación Groza (Tormenta), fue planificado para el 12 de junio de 1941, pero que más tarde el Kremlin había cambiado la fecha para el 15 de julio de 1941. Acaba diciendo Meltiukhov que “Desgraciadamente, lo que nosotros sabemos ahora era un secreto en 1941. El liderazgo soviético cometió un funesto error de cálculo al no atacar primero”.

Meltiukhov dice que Stalin demoró la fecha del ataque al enterarse, el 12 de mayo, del vuelo de Hess a Inglaterra, pues temía que si la misión de paz de Hess tenía éxito, los británicos se retirarían de la guerra y la URSS quedaría en solitario contra Alemania. Cuando tuvo claro el fracaso de Hess, Stalin reprogramó la Operación Groza para el 15 de julio.

Rezun (Suvorov) dedicó su Ledokol (Suicidio) a sus enemigos, en vista de que, según W. Michaels, un título semejante no podía ser dedicado a sus amigos. Cuando Suvorov desertó de la URSS y se fue a Inglaterra, fue juzgado in absentia en su país de origen y sentenciado a muerte. A pesar de tener toda una legión de oponentes tanto en la Rusia post-soviética y dentro del establishment angloamericano, Suvorov es el escritor de la IIGM más popular en la Rusia actual.

Igual que Meltiukhov, Suvorov afirma que si algún bando en realidad no estaba preparado para la guerra, ese bando era Alemania. Compara las cifras de aviones y tanques el 22 de junio de 1941: 13.000 aviones soviéticos contra 2.500 alemanes, y 24.000 tanques soviéticos contra 3.700 alemanes.

En Suicidio, Rezun examina las fuentes secundarias en alemán de la misma forma en que lo había hecho en sus libros sobre los planes de guerra soviéticos, y concluye que Hitler había perdido la guerra aún antes de que se efectuase el primer disparo. Asegura que Hitler fue un irresponsable al lanzarse a una guerra contra una Unión Soviética mucho más grande, mejor preparada y mejor armada, con la absurda creencia de que la URSS podía ser derrotada en 90 días (de julio a septiembre). Hitler y el Alto Mando subestimaron imperdonablemente la potencia de las fuerzas armadas soviéticas que Stalin había construido desde mediados de los años veinte. Alemania no comenzó a rearmarse hasta mediados de los treinta, y retrasaría la movilización total de guerra hasta alrededor de 1943. En realidad, no hubo una movilización total hasta 1945.

Siguiendo con los argumentos de Rezun, Stalin sabía por sus informes de inteligencia que los tanques alemanes eran inferiores a los suyos propios tanto en calidad como en cantidad (no sé en que se basa Rezun para hacer esta afirmación; sólo eran mejores los T-34 y los KV, pero en esa época la cantidad de esos carros no llegaba a los 2.000), y conocía la carencia crítica de Alemania en petróleo; Alemania no había fabricado aceites resistentes al frío y las fuerzas alemanas desplegadas no tenían equipo de invierno…..

Rezun se hace las siguientes preguntas: ¿Creía Hitler que en Rusia mayo venía a continuación de octubre? ¿No había aprendido nada de la campaña de Napoleón? ¿Sabía que, incluso si alcanzaba Moscú, Rusia podría continuar la guerra desde los Urales en el interior, más allá del alcance de cualquier bombardero alemán?

Rezun escarnece a Hitler, Goebbels y a los serviles generales alemanes por su imprudencia. Pero su crítica envenenada va también contra los comunistas y el establishment post-comunista. Ridiculiza y se mofa de lo que considera falsedades, mal-interpretaciones, mitos y errores sobre la guerra ruso-germana inventados y extendidos por los “institutos científicos” soviéticos y post-soviéticos, incluyendo al Instituto Marxista-Lenilista y al Instituto de Historia Militar, cuyos investigadores han intentado desechar los hallazgos de Rezun como “acientíficos”.

Afirma que el mensaje de los seis volúmenes originales de La Historia de la Gran Guerra Patriótica de la Unión Soviética, 1941-1945, es que Nikita Khrushchev (bajo cuya administración se compiló la obra) ganó la guerra sin la ayuda de nadie. Rezun observa que cuando se escribieron los 12 volúmenes de la edición revisada de esta historia oficial bajo Leónidas Brezhnev, se revisó para mostrar que fue Brezhnev quien realmente había ganado la guerra.

Da cuenta de las memorias del mariscal Zhukov con una especial crítica. Aventura que probablemente fueron escritas por Glavpur (el Directorado Político Principal del Ejército Rojo). Así “Zhukov” escribe que el 22 de junio de 1941, los alemanes reunían una ventaja de 5-6:1 sobre las fuerzas soviéticas en piezas de campaña, tanques y aviones, cuando de hecho esa ratio era al revés.

Considera a Stalin superior a Hitler en inteligencia, racionalidad, estabilidad emocional, política internacional, crueldad y sed de sangre. Y por supuesto estaba mucho mejor informado de las capacidades alemanas que Hitler de las soviéticas. Según Rezun, la única razón para el éxito inicial de Hitler fue que Barbarroja era una decisión completamente irracional que la lógica de Stalin no podía anticipar. Y por esta razón Hitler inició el juego. Escribe: “¡Sólo un loco podía considerar derrotar a Rusia! ¡Sólo un completo idiota podía jamás pensar en derrotarla en una campaña de tres meses!”.

El israelí Gorodetsky es de la opinión de que la URSS sólo había planificado contraataques en defensa de la patria, y que Stalin había confiado demasiado en Hitler. Los críticos le achacan al israelí que está obviando todo el despliegue militar soviético antes de la invasión alemana, al igual que las disposiciones económicas de Stalin. También le culpan de olvidarse de los análisis militares (sean rusos, alemanes o americanos) para centrarse exclusivamente en declaraciones de fuentes soviéticas oficiales. Sin embargo, en mi opinión, también se olvidan Rezun, Meltiukhov y compañía de considerar la posibilidad, que a mí me parece la correcta, de que el despliegue militar soviético obedeciera a la opinión de Stalin sobre por dónde habría de venir el principal ataque de los alemanes. Sus asesores militares le habían aconsejado concentrar las fuerzas en el centro, pues consideraban un avance alemán directo hacia Moscú. Pero Stalin, con buena lógica, defendió que el peligro alemán se cernería sobre Ucrania, y fue en el sur donde desplegó la mayor concentración de formaciones. Y digo con buena lógica, pues Stalin no concebía que Hitler no se lanzara sobre el granero de Ucrania y el petróleo del Cáucaso, que el dictador soviético consideraba imprescindibles para la guerra larga que se iniciaría en caso de un ataque alemán. Así que el despliegue soviético podría ser en realidad no más que un re-despliegue debido a un cambio táctico. Además, en esas fechas el Ejército Rojo estaba en plena reorganización.

En Stalin's War of Extermination, 1941-45: Planning, Realization, and Documentation de Joachim Hoffmann, Capshaw, Ala.: Theses and Dissertations Press, 2001, Hoffmann (partidario del grupo Rezun) hace un uso extensivo de los interrogatorios de los prisioneros de guerra soviéticos, desde general a soldado, llevados a cabo por sus captores alemanes. Esas entrevistas, en combinación con las fuentes tradicionales, literatura no clasificada y material recientemente desclasificado, parecen desvanecer irrefutablemente el mito de una Unión Soviética amante de la paz dirigida por un pacífico Joseph Stalin. La investigación de Hoffmann quiere confirmar de forma concluyente que la URSS estaba realizando los preparativos finales para su propio ataque preventivo contra el ataque alemán.

Hoffmann cita el testimonio de una autoridad militar como la del prisionero capturado Dmitri Volkogonov, al efecto de que Stalin sólo necesitaba unas pocas semanas más para completar el despliegue de sus tropas para la batalla. O la del coronel Danilov, que afirmó en que el vozhd (comandante) sólo necesitaba un poco más de tiempo; y la del coronel Karpov, que escribió: “A principios de mayo o junio, miles de nuestros aviones y decenas de miles de nuestros cañones habrían iniciado el ataque contra la fuerza alemana densamente concentrada, cuyas posiciones eran conocidas hasta el nivel de batallón, una sorpresa incluso más inconcebible que la de que los alemanes nos atacaran a nosotros”.

Hoffamnn afirma (nada nuevo) que el conflicto entre unas ideologías tan diferentes era inevitable (pero aquí se debate si lo era en el verano de 1941 por parte de Stalin), y que sólo era cuestión de saber qué lado iniciaría las hostilidades. A continuación echa mano de los principios de la doctrina militar soviética en la primavera de 1941: 1) El Ejército Rojo es un ejército ofensivo; 2) la guerra debe combatirse en territorio enemigo, con el mínimo de pérdidas y la destrucción total del enemigo; 3) la clase trabajadora del país enemigo es potencialmente un aliado que debiera ser alentado a rebelarse contra sus dirigentes; 4) los preparativos de guerra deben servir para asegurar las capacidades ofensivas.

Hoffmann, en la línea de Rezun, afirma que Stalin dudaba de que Alemania fuera tan loca como para atacar, más aún estando Inglaterra en la contienda. Atónito por el éxito alemán en el inicio de Barbarroja, el dictador soviético se percató de que había subestimado las oportunidades alemanas para derrotar al Ejército Rojo. Rezun ha descrito el estado mental de Stalin en esos momentos comparándolo con el que debió tener el diseñador del Titanic después de saber que se había hundido. Hoffmann también declara que si la URSS hubiese tenido éxito al atacar primero, toda Europa habría sufrido un gris destino.

Bueno, por hoy es suficiente.
Saludos cordiales
José Luis
“La autoridad del Estado no puede existir como un fin en sí mismo, ya que en tal caso todas las tiranías de la Tierra serían inatacables y quedarían consagradas. Si un Gobierno recurre a la fuerza para llevar a un pueblo a la ruina, la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada ciudadano de ese pueblo” (Adolf Hitler, “Mi Lucha”).
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Mensaje por josé luis »

¡Hoa a todos!

Albert L. Weeks publicó un artículo, antes de su libro sobre este tema, titulado Establishing the truth about Stalin's World War II strategy. El artículo está disponible en la Red por si alguien tiene interés en leerlo.

Recapitulando un poco, los que acusan a Stalin de estar preparando un ataque sobre Europa central y occidental contra Alemania en julio de
1941 se basan en los siguientes argumentos, principalmente:

• El rearme del Ejército Rojo y la economía soviética en los años de preguerra y a partir de 1939

• La doctrina militar soviética que, según estos autores, abrazaba la tesis ofensiva

• El despliegue y concentración de los ejércitos soviéticos en junio de 1941 antes del ataque alemán

• Las alocuciones de Stalin a miembros del Partido y oficiales del ejército desde 1939 en adelante, tomando especial relevancia el discurso del 5 de mayo de 1941 a los graduados de las academias militares

• El plan de ataque de Zhukov del 15 de mayo de 1941

Antes de examinar los argumentos contrarios, yo quiero subrayar que, al menos en lo que a mí concierne, yo no tengo duda alguna que el conflicto entre la Rusia de Stalin y la Alemania de Hitler era inevitable en el contexto político de la época. Sólo faltaba saber quién iba a atacar primero. Hitler consideró el ataque a Rusia mucho antes de iniciada la guerra (su propia ideología le llevaba a ello), pero el primer indicio de que considerara en serio esta posibilidad no aparece hasta finales de junio de 1940, y no se decidió definitivamente hasta finales de noviembre del mismo año después de su entrevista con Molotov. La orden de Barbarroja es de diciembre. Por su parte, hay pruebas de que Stalin consideraba atacar a Alemania, dejando a un lado los argumentos del debate que nos ocupa, EN ALGÚN MOMENTO INDETERMINADO cuando Alemania estuviera exhausta de sus combates en Europa occidental. Stalin quedó impresionado por el inesperado resultado de la campaña del Oeste de 1940.

El debate, tal como yo lo veo, no es determinar si Stalin quería atacar a Alemania (y con ello sovietizar Europa central-occidental), que es muy probable que lo hiciera cuando le fuera más ventajoso, sino determinar cuándo. Y en este sentido, el debate de Rezun (Suvorov) y compañía es determinar si hay pruebas de que Stalin quería atacar a Alemania el 15 de julio de 1941 (o alrededor de esas fechas).

Sobre el discurso de Stalin del 5 de mayo de 1941 ya he comentado que la aparición de unas copias de esa alocución echan por tierra este argumento. He citado la fuente de Kershaw, pero si alguien tiene interés en la fuente original puede leer Stalins Rede vom 5.Mai 1941 – neu dokumentiert de Lev A. Bezymenskij en Ueberschär y Bezymenskij, 131-144.

Sobre el documento Zhukov de 15 de mayo de 1941 ya dije que Stalin rechazó ese plan, como el propio Zhukov reconoció.

La doctrina militar soviética de preguerra viene recogida en 1936 en el documento PU-36 (Regulaciones del Servicio de Campaña), y en su aspecto ofensivo abogaba por la utilización de grupos de asalto, compuestos por la infantería, fuertemente apoyados por las unidades blindadas y artilleras, para romper a través de las defensas tácticas enemigas. Sin embargo, esta doctrina avanzada se vio paralizada y relegada tras las purgas de Stalin en el Ejército Rojo, si bien un pequeño número de oficiales soviéticos continuaron interesados en esos conceptos operativos que, posteriormente, continuaron desarrollando para tener su primera y única demostración práctica (el avance en profundidad) antes de la agresión alemana, en la Batalla de Khalkin-Gol en agosto de 1939. Pero fue precisamente en 1939 cuando, después de la experiencia de la guerra civil española anterior, Stalin decidió eliminar el uso de grandes formaciones mecanizadas, con lo que el modelo de cuerpo de tanques (dos brigadas de tanques y una brigada de fusiles motorizada con unos 348 tanques) dejó paso a la división motorizada con 275 tanques. Pero nuevamente se hicieron cambios, pues después de contemplar el éxito de las formaciones masivas de blindados alemanas en la campaña de los Países Bajos y Francia en mayo de 1940, en otoño de ese mismo año Stalin ordenó la creación de 29 cuerpos mecanizados, plan que estaba en pleno proceso de organización cuando Hitler invadió Rusia el 22 de junio de 1941. El proceso no se acabaría hasta mediados de 1942, pero cuando atacó Alemania, creo recordar que sólo había 4 cuerpos mecanizados formados de los 29 proyectados, con tan sólo el 75% de su fuerza de personal requerida, el 53% de equipo, y un montón de deficiencias en entrenamiento, logística y servicios de apoyo.

¿Qué quiere decir todo esto?

El hecho de que la doctrina militar soviética de preguerra considerara en un momento determinado la conveniencia de la implantación y desarrollo de las operaciones en profundidad no dice nada al respecto, pues Stalin condenó esa doctrina y a sus defensores tras las purgas de 1937 en adelante. Hablar o defender la guerra mecanizada en profundidad en la Rusia de 1939 era simplemente una temeridad que conducía a las represalias de Stalin y sus purgas.

En cuanto a la situación del Ejército Rojo en junio de 1941, los hechos demuestran que estaba en plena fase de reorganización y de re-despliegue, con sus formaciones muy lejos de alcanzar al completo las fuerzas asignadas en personal y equipo, y unos servios de comunicación y suministros en plena fase de desarrollo.

Que esos ejércitos estuvieran preparándose y organizándose para un ataque futuro, yo no lo pongo en duda. Pero no atisbo a ver la manera en que podrían atacar, dada su situación real, a Alemania en julio o incluso agosto de 1941, tal como sostienen Rezun y compañía. Es más o menos fácil hablar de números de tanques, aviones, piezas de artillería, divisiones, etc., etc., pero esos números no demuestran por sí mismos cómo está organizado un ejército, cómo se quiere desplegar y con qué intenciones, cuál es el estado real de entrenamiento de sus tropas, cuál es la verdadera calidad de los armamentos, cuál es el verdadero estado de su sistema logístico, etc., etc.

Dije que yo no me había posicionado definitivamente sobre este debate, y tampoco lo hago ahora. Pero para compartir la tesis de Rezun y compañía necesito muchas más pruebas, en especial la más concluyente: que alguien me demuestre que en el verano de 1941 el Ejército Rojo estaba en condiciones de lanzar una gran ofensiva contra la Wehrmacht.

Saludos cordiales
José Luis
“La autoridad del Estado no puede existir como un fin en sí mismo, ya que en tal caso todas las tiranías de la Tierra serían inatacables y quedarían consagradas. Si un Gobierno recurre a la fuerza para llevar a un pueblo a la ruina, la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada ciudadano de ese pueblo” (Adolf Hitler, “Mi Lucha”).
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Hola josé luis: Veo que se ha reconducido magníficamente el debate. Después de leer tus aportaciones, tengo que decir que concuerdo prácticamente contigo en tus afirmaciones.

Que la URSS siempre ambicionó la conquista de Europa es un miedo que los europeos nos quitamos en 1989. Si ponemos el foco en la situación en 1939-41, hay indicios claros de que, como muy bien dices, los planes de Stalin eran quedarse con Europa después de que la guerra hubiera debilitado a los contendientes. En eso también coincidimos.

Si nos ceñímos a la situación de la alianza desde el verano de 1940 a marzo de 1941, vemos como el "falso entendimiento entre ambos dictadores" se va deteriorando con las actuaciones de Alemania en los balcanes.

En mi opinión, y según el magnífico segundo texto aportado por Prinz, tras el fiasco del encuentro entre Ribbentrop y Molotov, ambos se puesieron manos a la obra para la invasión.

Según se desprende del texto, el ejército soviético se estaba agrupando en la frontera para la invasión a lo largo de 1941 o primavera de 1942:
The mobilized divisions could not have returned to the distant lands from whence they came. Such a move again would have absorbed the entire resources of the rail network for many months and would have resulted in economic catastrophe.28
Vemos que esas divisiones se llevaban al frente para no volver. Incluso se puede deducir que la invasión se produciría antes del invierno de 1941 porque:
It was unfeasible to maintain such an overwhelming military presence to protect against a potential German invasion. The region lacked sufficient shelters for winter
Lo que significa que no estaban para defender la frontera.

En mi opinión, y según se deduce de este escrito, los planes de Stalin de invadir Alemania se ven truncados cuando su servicio secreto le informa de los preparativos alemanes de invasión. Él está en mero despliegue ofensivo y materialmente no le da tiempo, con el caos reinante y los recursos ferroviarios en su límite operativo, a organizar la defensa. Eso ayudaría a explicar la cantidad de aviones, artíllería y vehículos motorizados destruidos en las primeras jornadas de Barbarroja y el embolsamiento sistemático de las divisiones rusas.

Y ahora entramos, creo yo, en el tema espinoso. La invasión de Alemania: ¿La planeaba Stalin para el 10 de julio? En mi opinión no hace falta concretar tanto. Lo que es evidente es que una invasión se estaba preparando para dentro de como máximo unos meses. Por eso el artículo de César Vidal lleva el nombre de ¿Quiso atacar Stalin a Alemania en 1941?. Además, es justo reconocer que el título es una pregunta, por lo que me satisface que hayamos iniciado este debate que intenta responderla.

Saludos :)
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Mensaje por Germánico »

Buenas tardes a todos, y tres veces salve a José Luis, Prinz y Verdoy.

Un debate realmente de altura. A vuestros argumentos, no puedo contestar nada: sigo leyendo con la boca abierta. De quien sí puedo aportar un pequeño dato es de César Vidal. Leí hace años un libro suyo que no estaba mal, El Holocausto, (Alianza Editorial, 1995). Luego, entre Teologías y algún ácido que se comió, se echó a perder, y últimamente tengo entendido (ojo: no me consta) que está en el campo revisionista.

Pues nada: a seguir con lo vuestro, maestros. Yo me retiro.

Saludos.
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Mensaje por Prinz Eugen »

Es que además es de sentido común que tantos soldados y medios acorazados y aéreos en las fronteras occidentales no eran para jugar al ping-pong, sino para realizar una ofensiva contra Alemania y sus aliados cuando más débil estuviera Alemania, o al menos cuando la U.R.S.S. tuviera fuerzas suficientes para superar a las del Eje en la zona lo más pronto posible. Otro asunto no es si Stalin iba a invadir Alemania en 1.941, sino si Hitler tenía informes que así se lo hacían saber, y la verdad, sólo con ver las fotos, que aviones de reconocimiento hicieron cerca de la frontera, ya era para ponerse a malpensar :wink: , sin contar con los informes que le llegaban de todas partes.
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Mensaje por josé luis »

¡Hola a todos!

La segunda parte del debate incitado por Rezun (Suvorov) es más subrepticia y perversa, y tengo para mí que es el fondo mismo del debate. Pretenden los defensores de Icebreaker que han escrito y publicado sobre el tema, salvo excepciones, demostrar o, al menos, sembrar la sospecha que conduce a culpabilizar a Stalin del inicio de la guerra germano-rusa. Se estaría, de esta forma, dando pábulo a la justificación que entonces esgrimió Hitler para su invasión de la URSS: una guerra preventiva contra la inminente amenaza de Stalin de sovietizar Europa occidental. Esta demagogia sólo puede tener sentido político, si es que la mentira mezclada con la verdad puede tener alguna vez sentido de cualquier tipo, en el contexto de la Guerra Fría.

La guerra preventiva (concepto que detesto por ambiguo y perverso) era perfectamente justificable entonces, no sólo para Hitler, sino también para Stalin. ¿Acaso la amenaza no era recíproca?

Pero quien desató la guerra germano-rusa fue Hitler el 22-6-1941, habiendo firmado la orden de invasión ya el 18-12-1940. Stalin, que se sepa, no dictó ninguna directriz para el ataque sobre Alemania, y, por supuesto, no desencadenó el ataque.

Me parece totalmente legítimo el revisionismo histórico que construye sobre los hechos probados una teoría determinada; en cambio, me repugna el revisionismo que pretende adaptar los hechos, probados o no, a una teoría ya preestablecida. El debate de Rezun intenta culpabilizar a Stalin de la guerra del Este (teoría) [y de ahí la condena al comunismo, pero ésta es ya otra historia], pero los hechos demuestran que fue Hitler quien atacó a la Unión Soviética, y también demuestran que decidió ese ataque (18-12-1940) mucho antes de que los movimientos del Ejército Rojo fueran una amenaza inminente para Alemania (hechos probados).

Saludos cordiales
José Luis
“La autoridad del Estado no puede existir como un fin en sí mismo, ya que en tal caso todas las tiranías de la Tierra serían inatacables y quedarían consagradas. Si un Gobierno recurre a la fuerza para llevar a un pueblo a la ruina, la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada ciudadano de ese pueblo” (Adolf Hitler, “Mi Lucha”).
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Mensaje por Prinz Eugen »

De eso se trata josé luis, de buscar pruebas, incluso se sabe que Hitler tenía pensado, al menos desde que hizo el Mein Kampf, invadir todo el Este de Europa, la U.R.S.S. incluida claro. Pero también sabemos que Stalin no estaba indefenso ante el ataque de Hitler en 1.941, es más hizo suyo el discurso de Serguei Kirov, asesinado además por sus secuaces, en el que pedía la invasión de Alemania, y eso se remonta al año 1.934, fecha de inicio de los Macrojuicios "políticos" en busca de supuestos agentes de Hitler y otros "contrarrevolucionarios". Luego en eso estaban parecidos. En cuanto al segundo caso sobre la "guerra preventiva", si a Hitler le alarmaron sobre la sobreproducción de la U.R.S.S. en armamento, sobre todo tanques y aviones, y las previsiones de quedar en inferioridad numérica y cualitativamente en al menos 2 a 1 favorable a los soviéticos para finales de 1.941 o inicios de 1.942 no era para pensárselo dos veces, y más si ese informe es de 1.940, fecha en que se planea la Operación Barbarroja. Porque si Hitler hubiese querido invadir la U.R.S.S., como guerra preventiva, en 1.939-40 mientras éstos invadían Finlandia (¿otra guerra preventiva de Stalin?) lo podía hacer y con mayor probabilidad de éxito que en 1.941 ya que contaría con las simpatías y ayuda de medio mundo occidental sin ningún problema (casi todos anti-Stalin). Y sin embargo no lo hizo, ahora cabe la pregunta, entonces ¿por qué Alemania invadió la U.R.S.S. en 1941 y no durante la agresión a Finlandia o incluso antes de 1.939 con la ayuda de Polonia y otros? :wink: .
me repugna el revisionismo que pretende adaptar los hechos, probados o no, a una teoría ya preestablecida.
Sin teoría no puede haber investigación, y sin investigación no pueden haber pruebas, peor era el dogma de que Stalin estaba indefenso ante la Operación Barbarroja, y eso no sólo era una "teoría ya preestablecida" sino que era "Ley" histórica, gracias a que la mayoría de las pruebas estaban en poder de los soviets, y hábilmente manipulado por los historiógrafos a sueldo de la U.R.S.S.. Sin intentar probar lo contrario no habría debate, ni tampoco se hubieran encontrado las pruebas que han salido desde 1.945 en adelante, eso sí sin apasionamientos politizantes, ni intentar exculpar a uno o a otro por su actitud.

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Mensaje por josé luis »

Prinz Eugen escribió: Porque si Hitler hubiese querido invadir la U.R.S.S., como guerra preventiva, en 1.939-40 mientras éstos invadían Finlandia (¿otra guerra preventiva de Stalin?) lo podía hacer y con mayor probabilidad de éxito que en 1.941 ya que contaría con las simpatías y ayuda de medio mundo occidental sin ningún problema (casi todos anti-Stalin). Y sin embargo no lo hizo, ahora cabe la pregunta, entonces ¿por qué Alemania invadió la U.R.S.S. en 1941 y no durante la agresión a Finlandia o incluso antes de 1.939 con la ayuda de Polonia y otros? :wink: .
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Sin teoría no puede haber investigación, y sin investigación no pueden haber pruebas, peor era el dogma de que Stalin estaba indefenso ante la Operación Barbarroja, y eso no sólo era una "teoría ya preestablecida" sino que era "Ley" histórica, gracias a que la mayoría de las pruebas estaban en poder de los soviets, y hábilmente manipulado por los historiógrafos a sueldo de la U.R.S.S.. Sin intentar probar lo contrario no habría debate, ni tampoco se hubieran encontrado las pruebas que han salido desde 1.945 en adelante, eso sí sin apasionamientos politizantes, ni intentar exculpar a uno o a otro por su actitud.

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Ya me explicarás dos cosas, aunque esté fuera de tema:

1) ¿En qué te basas para decir que Alemania tenía mayores probabilidades de éxito si invadiera la URSS en 1940?

2) ¿Cómo es eso de que sin teoría no puede haber investigación? Que yo sepa, es la investigación de los hechos (o pruebas) lo que lleva a establecer una teoría (hipótesis de trabajo).

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Mensaje por Verdoy »

Hola amigos: Yo no voy a entrar en si determinados autores se valen de las teorías para justificar hechos políticos. Está claro que dos gallos de características similiares (permítaseme la expresión :lol: )en el mismo corral no podían convivir mucho tiempo.

El que ambos, Hitler y Stalin, estuvieran pensando en agredirse es, creo, un hecho. Hitler atacó primero; eso es otro hecho. Stalin estaba preparando un ataque para antes del invierno de 1941, creo que está fuera de toda duda.
Pretenden los defensores de Icebreaker que han escrito y publicado sobre el tema, salvo excepciones, demostrar o, al menos, sembrar la sospecha que conduce a culpabilizar a Stalin del inicio de la guerra germano-rusa. Se estaría, de esta forma, dando pábulo a la justificación que entonces esgrimió Hitler para su invasión de la URSS: una guerra preventiva contra la inminente amenaza de Stalin de sovietizar Europa occidental.
No estoy de acuerdo. Han investigado y han encontrado datos para avalar la tesis de que Stalin planeaba una invasión de Alemania, cosa que tiene mucho sentido. Barbarroja fue una acción preventiva contra Stalin, para mi fuera de toda duda. Y el ataque que planeaba Stalin también era una acción preventiva contra Alemania. En definitiva, el que da primero da dos veces como dice el refrán.
La guerra preventiva (concepto que detesto por ambiguo y perverso) era perfectamente justificable entonces, no sólo para Hitler, sino también para Stalin. ¿Acaso la amenaza no era recíproca?
Totalmente de acuerdo.
Me parece totalmente legítimo el revisionismo histórico que construye sobre los hechos probados una teoría determinada; en cambio, me repugna el revisionismo que pretende adaptar los hechos, probados o no, a una teoría ya preestablecida
Totalmente de acuerdo. Solo apostillo que a mi me repugna cualquiera que pretenda adaptar los hechos probados o no, a una teoría ya preestablecida. Y es que en el fondo, no entiendo muy bien eso del revisionismo. ¿Acaso era Plutarco un revisionista de Alejandro o Mommsen un revisionista de Roma?

Está claro que después de al caída del muro se ha tenido accesibilidad a una avalancha de información hasta entonces oculta, que ha permitido esclarecer muchos mitos montados por la propaganda. El que los historiadores los investiguen y el fruto de las investigaciones permitan esclarecer (no revisar) la historia es positivo.
los hechos demuestran que fue Hitler quien atacó a la Unión Soviética, y también demuestran que decidió ese ataque (18-12-1940) mucho antes de que los movimientos del Ejército Rojo fueran una amenaza inminente para Alemania (hechos probados).
También los hechos demuestran que PH fue atacada por los japoneses, pero ese no es el hilo del debate. Que Hitler diera primero no quiere decir que Stalin no estuviera pensando en dar (motivo del debate).

Saludos a todos :)

P.D. Germánico, César Vidal es teólogo además de historiador, y un hombre profundamente religioso. No nos debería extrañar que dedicase gran parte de su trabajo a las sagradas escrituras. También es miembro de una prestigiosa acadameia norteamericana de Historia Militar, por lo que no deberíamos minusvalorarlo en este sentido.
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Mensaje por josé luis »

Cita de Verdoy: El que ambos, Hitler y Stalin, estuvieran pensando en agredirse es, creo, un hecho. Hitler atacó primero; eso es otro hecho. Stalin estaba preparando un ataque para antes del invierno de 1941, creo que está fuera de toda duda.

Es un hecho probado que Stalin y Hitler tenían pensado atacarse. Es un hecho probado que Hitler atacó primero. Pero tu última frase no es hun hecho probado.

¿Dónde están las pruebas? ¿Dónde está la directriz firmada por Stalin? Lo que tenemos, amigo Verdoy, son pruebas de que Stalin pretendía atacar a Alemania, pero no sabemos cuándo? Considerar que pretendía atacarla en algún momento de 1941 sólo se basa en indicios, pero no en pruebas.

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Mensaje por Verdoy »

José luis: en las citas que te puse anteriormente se dice que no había posibilidad de acuartelar tantas divisiones en las inmediaciones de la frontera. ¿Cómo iban a pasar el invierno? No había posibilidad de llevarlas a retaguardia, la red de ferrocarriles estaba saturada.

¿Para qué tanta concentración de artillería y aviación a tiro de los aviones alemanes? Eso no responde a un planteamiento defensivo.

Si has leido el artículo de Prinz, las alocuciones de Stalin son inequívocas en su discurso en la academia. Por no hablar los interrogatorios a prisioneros soviéticos (que obviamente tienen menos valor intrínseco).

No se está en disposición (todavía) de decir que el ataque iba a ser en julio, pero es obvio que se iba a producir. Estaba hasta el plan aprobado.

Saludos :)
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Mensaje por Prinz Eugen »

josé luis escribió:¿Dónde está la directriz firmada por Stalin?
Stalin por lo general firmaba las directrices a poco de iniciar las hostilidades, y siempre coincidía cuando establecía un ultimatum a sus víctimas, por tanto es muy difícil que exista dicha prueba, al menos eso creo, ya que Hitler se le adelantó en unos cuantos meses.
josé luis escribió:Ya me explicarás dos cosas, aunque esté fuera de tema:

1) ¿En qué te basas para decir que Alemania tenía mayores probabilidades de éxito si invadiera la URSS en 1940?

2) ¿Cómo es eso de que sin teoría no puede haber investigación? Que yo sepa, es la investigación de los hechos (o pruebas) lo que lleva a establecer una teoría (hipótesis de trabajo).
1-Me baso en que Hitler hizo su plan para la Operación Barbarroja ese mismo año, en que Stalin acababa de descabezar a toda la cúpula militar y política de su Ejército (por tanto estaba por ser rehecho), en que Stalin hizo el ridículo padre durante varios meses contra el "insignificante" Ejército finlandés, en que la Wehrmacht estaba en todo su apogeo, en que Francia e Inglaterra hasta la llegada de Churchill eran muy débiles políticamente y se verían influenciados por la política de Hitler de destruir a Stalin, justo cuando Finlandia estaba a punto de caer, y más si Hitler hiciera una promesa (que podría cumplir o no, eso ya es si le conviniera o no) de restituir a Polonia su soberanía (previa vuelta a las fronteras de 1.914) tras acabar con la U.R.S.S. . Eso y muchas cosas más (no hubiera tenido el desgaste tan enorme que tuvo de Enero de 1.940 a Junio de 1.941), le saldrían mejor si lo hubiera hecho en 1.940.

2-Todo el mundo sabe que aunque tengas algunas pruebas o indicios, sin una teoría que las reconduzca hacía la búsqueda de más pruebas no puede haber una investigación profunda, como mucho acumularás datos, pero inconexos entre sí al no tener una teoría, que al final y tras tener todas las conclusiones hechas y con pruebas que las avalen puedas exponer una hipótesis que tras ser contrastada con otros investigadores la hagas tésis.

Según la R.A.E.
hipótesis.
~ de trabajo.1. f. La que se establece provisionalmente como base de una investigación que puede confirmar o negar la validez de aquella.

tesis.
1. f. Conclusión, proposición que se mantiene con razonamientos.
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Mensaje por josé luis »

Estimado Prinz,

Me vas a permitir que termine aquí mis razonamientos y cualquier clase de debate contigo. No es mi intención seguir una línea en la que, de antemano, ya estamos tan distanciados en los presupuestos básicos. No llegaríamos a ninguna parte.

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Mensaje por Prinz Eugen »

:?: Lo que creas conveniente josé luis, pero si es por mí puedes decir lo que quieras y continuar con el debate con Verdoy o cualquier otro, o incluso hacer tu propia exposición a solas. Aunque no entiendo el que no quieras seguir debatiendo conmigo ya que no estamos tan distanciados como crees de los presupuestos básicos, ya que al menos por tu parte, y hasta ahora has expuesto buena parte de los principios de ambas teorías opuestas entre sí, y según tu mismo, no estás ni con una ni con otra, al menos hasta que se llegue a alguna conclusión definitiva y avalada con pruebas irrefutables, y en eso coincidimos todos. Por otra parte el que yo parta más de una teoría que de otra no significa que acabe como el principio, sino con la verdad probatoria que puedan tener ambas teorías o cualquier otra que salga a la palestra, todo lo demás es circunstancial y provisional hasta que se averigüe toda la verdad, pero con algo hay que contar mientras tanto.
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Mensaje por Verdoy »

Hola Prinz y josé luis: Me parece que todo lo que teníamos que decir está dicho. Nuestras posturas están muy cercanas y lo que queda por dilucidar quedará a elección de los lectores...información hay de sobra en este hilo para que cada cual saque sus conclusiones.

josé luis, pienso que deberías reconducir tu decisión de no debatir con Prinz (solo es mi opinión). Quizás este hilo se haya agotado (por ahora :lol: ), pero el foro es muy grande y sería muy enriquecedor tener vuestras opiniones cruzadas.

Venga....buen rollo amigos :eek:

Saludos :)
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Mensaje por Graf »

No podemos ponernos tan formalistas y concluir que si no habia orden firmada por Stalin para atacar, simplemente no tenia la intencion de hacerlo...mas importante que la formalidad de un documento es la realidad de lo hechos, alli estaban las divisiones rusas...Y es evidente para que.

Por otra parte no entiendo de donde surgio al idea de dejar el debate???? 8)
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