La "Sinfonia de Leningrado".

La Unión Soviética y aliados vs Alemania y sus aliados

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Molders
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La "Sinfonia de Leningrado".

Mensaje por Molders »

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En julio de 1941, antes del asedio de Leningrado, Dimitri D. Shostakovich inicio su séptima sinfonía. Con su música quería recordar a las innumerables victimas de la guerra y hacer perenne la imagen de su país en lucha.
Cuando Shostakovich, a la sazón profesor en el conservatorio de Leningrado, se entero del ataque de la Alemania de Hitler contra la Unión Sovietica, quiso alistarse de inmediato en el ejercito rojo, pero su solicitud fue rechazada. Las autoridades sabian que un músico tan admirado por su pueblo podía hacr mucho mas contra el enemigo con sus composiciones que luchando en los campos de batalla.
Inmediatamente después de iniciarse los preparativos para la defensa de Leningrado, Shostakovich se dedico a terminar su nueva sinfonía. Aunque lo instaron a abandonar la ciudad, el permaneció en ella y escribió los tres primeros movimientos mientras el cerco se estrechaba mas. Solo tras la orden expresa de evacuación decidió trasladarse con su familia a Kuibisshev, donde finalizo su obra. Allí se hallaba también la orquesta filarmónica de Leningrado, por lo que los ensayos pudieron realizarse a ritmo acelerado. El estreno se anuncio como el acto de resistencia de una nación entera y, en medio de un nutrido fuego de artillería, fue seguido por los hambrientos habitantes de Leningrado a través de sus aparatos de radio, el 5 de marzo de 1942.
en un principio, Shostakovich antepuso a los cuatro movimientos de la obra los títulos Guerra, Recuerdos, Horizontes de la patria y Victoria., aunque luego los elimino, probablemente para evitar una utilización política de su sinfonía, que, sin embargo, finalmente no pudo evitar. entre otras cosas, porque el mismo había anunciado en tono patriótico: “mi arma es la música” la partitura fue copiada en un microfilme y llevada secretamente a los Estados Unidos, donde Arturo Toscanini tenia de su parte a la NBC que poseía los derechos dele estreno. El estreno estadounidense se celebro el 19 de julio de 1942 en Nueva York, y mas de 50 millones de personas escucharon la obra por radio. Hasta finales de año, la sinfonía se interpreto sesenta veces en el continente americano; pero aun no había sonado en directo en Leningrado, la ciudad a la que Shostakovich se la había dedicado.
Por segunda vez fue ejecutada en Moscú, el 29 de marzo de 1942. En el asediado Leningrado se podía escuchar ese concierto por radio. En el Comité de Radiodifusión, junto al altoparlante se reunieron quince músicos, un puñado de hombres que quedó de la orquesta de la radio. Algunos peleaban en el frente, muchos murieron a causa de bombardeos, frío y hambre. Hacía un frío de 35 grados tanto afuera como en el local y la ración era de 125 gramos de pan por persona: así era la aritmética de aquel invierno del asedio de 1941-1942. He aquí la historia: el primer violín se está muriendo, el tambor murió camino al trabajo, el trompa está a punto de morir". Es uno de los informes sobre el estado de la orquesta que le dictaba a la mecanógrafa Yákov Bábushkin, el director artístico del Comité de Radiodifusión. El 29 de marzo, se encontraba entre los quince quienes escuchaban el concierto que se transmitía de Moscú, y precisamente a él se le ocurrió la idea de ejecutar la Sinfonía de Leningrado en Leningrado, idea absurda desde el punto de vista del sentido común. La Séptima Sinfonía es una composición complicada, larga (de más de 70 minutos de duración) con participación de muchos instrumentos de aire, los que requieren para su ejecución un trabajo muy duro, incluso de hombres fuertes y sanos,. Sin embargo, aquellos hombres extenuados por el hambre, las enfermedades y los infinitos bombardeos, tenían su propio concepto de las posibilidades humanas y el deber civil.
Empezó la labor en la que participaba toda la población de la urbe. Desde la primera línea del frente se delegaban músicos, se les organizaba una alimentación complementaria y les mejoraban como podían las inhumanas condiciones de vida. Personas desconocidas traían pan y grano a los músicos: lo más preciado que había en aquella época. El director de orquesta, Karl Eliasberg, ensayaba mucho, de manera dura, exigiéndole a la orquesta la máxima profesionalidad, como si no quisiera tomar en consideración las circunstancias de la vida, incompatibles, al parecer, con esa misma vida.
Llegó el 9 de agosto. Este día los alemanes planeaban ocupar la ciudad e incluso habían preparado invitaciones al banquete en el restaurante "Astoria". ¡Vanas esperanzas! En lugar de ello, en Leningrado se celebró una fiesta totalmente distinta: la primera ejecución de la Séptima Sinfonía de Dmitri Shostakóvich. La sala estaba repleta: combatientes de la defensa antiaérea en chaquetas de algodón con caretas antigas en sus bolsos al costado, infantes armados, marinos y los habituales frecuentadores de la filarmónica. Durante la ejecución mucha gente lloraba. Aquellas lágrimas costaban caro. La gente que ya no lloraba en horas de desgracia, lloraba de felicidad, conmovida por la música y el mero hecho de su presencia en la sala de la filarmónica, con sus columnas blancas, divanes de terciopelo rojo, oro de las trompetas y trompas. Esa era la vida anterior, de preguerra, y esa vida volvió. Parecía que la música les decía: el mal es inmenso e implacable, pero tarde o temprano acabará...
Había una circunstancia más de aquella vida pacífica: durante todo el concierto no sonó la señal de alarma. Más tarde se conoció que aquel día los artilleros que defendían la ciudad, ejecutaron su propia "sinfonía de fuego". Tres mil cañones abrieron fuego contra las baterías del enemigo con arreglo a una "partitura" minuciosamente elaborada, y no permitieron a los alemanes hacer fracasar el estreno.
Terminada la guerra, se aclaró que incluso en las trincheras alemanas que cercaban la ciudad, se podía escuchar la Séptima Sinfonía que se transmitía por radio. Veinte años después, en el mismo restaurante "Astoria" en que se planeaba celebrar el banquete con motivo de la toma de Leningrado, y donde en el invierno de 1942 salvaban de la muerte a Karl Eliasberg, se alojaron dos ingenieros alemanes, soldados veteranos. Querían ver al director de la orquesta que en la asediada ciudad ejecutaba la sinfonía que les infundía temor y dudas: ¿Valió la pena venir a tierra ajena con armas en mano? Quedó claro que no.
En sus memorias, publicadas póstumamente en 1978, Shostakovich desbarato la propaganda bélica soviética al escribir:”No tengo nada en contra de que se llame a mi séptima sinfonía la de Leningrado. Pero su argumento no es el bloqueo. Es Leningrado, la ciudad que Stalin destruyo. Hitler solo puso el punto final.

Fuente: Nuestro Siglo 1940-1949. Plaza y Janes. 2000.
http://novostiar.com.ar/archivo/n49/text/a7.htm


"Muchas gracias por su ofrecimiento pero tenemos mas soldados que armas."
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Pla
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Mensaje por Pla »

Conocía la historia, pero no con tanto detalle. Gracias.

Únicamente apunto que no está nada claro eso de los "desbaratamientos" de las "propagandas soviéticas". Shostakovich era un gran músico, no un hombre político. Tampoco un hombre de acción. Se limitó a dejarse admirar poe el mundo soviético, antes y después de Satalin.

Saludos
¿Una buena causa justifica cualquier guerra, o una buena guerra justifica cualquier causa?
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