La Guerra Civil en Asturias y en el Norte.

Historia Militar 1936-1939.

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werto
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La Guerra Civil en Asturias y en el Norte.

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Os paso una cosa que escribí para quinto de carrera, hace unos años. No he podido poner las notas al pie, ni las fotografías y mapas, pero trataré de hacerlo.

La Guerra Civil en Asturias y en el Norte.

Introducción.

El desarrollo de la Guerra Civil en Asturias obedece tanto una dinámica propia como a la influencia de agentes exteriores. Es imposible descontextualizar la evolución de la situación en Asturias a lo largo de la Guerra Civil del entorno en el que estaba inmersa, la Guerra en España, de manera general, y el frente norte de manera particular.

La parte de la cornisa cantábrica que se mantuvo fiel al gobierno republicano presentaba, a priori, una difícil configuración geográfica, alargada y estrecha, con unos 300 kilómetros de longitud y entre 70 y 30 de anchura, era difícilmente defendible en un conflicto prolongado, sin embargo la resistencia republicana en el norte se prolongará durante más de 15 meses.

Por otra parte, tremendamente aislada del resto del territorio gubernamental, es difícil evaluar las posibilidades reales que la zona presentaba con vista a un guerra larga, puede decirse que si la república hubiese prestado una mayor atención al frente norte; que si las autoridades republicanas hubieran conseguido materializar unas estructuras más cohesionadas que permitieran una organización global de todo el norte, es posible que éste se hubiese salvado, o por lo menos tardado más en caer.

Pero también podría decirse que si los mandos nacionalistas hubiesen puesto en práctica una doctrina militar más moderna, con ataques de ruptura en lugar de embestidas frontales, el norte podría haber caído en pocas semanas una vez comenzado el ataque nacionalista sobre él. En esencia sólo la marginalidad del conflicto en el norte explica su dinámica. En ésta pueden atisbarse tres fases, más o menos generales, comunes a todo el frente norte.

Por una parte existiría un periodo inicial que abarcaría desde el golpe hasta la estabilización de los frentes, y que transcurriría desde el alzamiento de julio hasta, aproximadamente en septiembre-octubre, o incluso antes en función de cada zona concreta. A esta fase, caracterizada por una gran actividad de carácter desorganizado y generalmente local, seguiría un segundo estadio que abarcaría desde la estabilización de los frentes hasta el inicio de la ofensiva nacionalista sobre las respectivas zonas geográficas. Por último existiría una tercera fase consistente en la ofensiva nacionalista en sí y la inclusión de las zonas conquistadas dentro del territorio nacionalista.

La Guerra Civil en Asturias podría dividirse, en función del esquema general anterior, en tres fases. La primera podría abarcar desde la sublevación de las guarniciones militares, y de orden público, de los días 19-20 de julio hasta la rotura del cerco de Oviedo por parte de las columnas gallegas, el día 17 de octubre. La segunda fase abarcaría desde la estabilización del frente, una vez establecido el corredor de Oviedo, hasta el inicio de la ofensiva nacionalista sobre Asturias. La tercera podría abarcar desde la arremetida franquista hasta la conclusión de la guerra en el norte, el 21 de octubre de 1937 .

Por otra parte para explicar la evolución de la Guerra Civil multitud de autores han recurrido a tesis de carácter general, que si bien no suelen ser por completo rechazables, requieren como poco matizaciones cuando son aplicadas a una zona concreta, en este caso Asturias. Por ejemplo: para explicar la rápida progresión inicial de las fuerzas nacionalistas en todo el territorio peninsular se han buscado multitud de explicaciones, que en general o no son aplicables o resultan discutibles, al menos en parte: las tesis centrales de Gabriel Cardona en su obra La Guerra Militar defienden, en esencia, que en 1936 ninguna fuerza podía oponerse al ejército por la superior organización jerárquica y disciplina de éste. En la visión de Cardona el papel fundamental, casi exclusivo, que decidiría la guerra civil sería la superior organización y disciplina del ejército nacional sobre el ejército republicano. No obstante conviene recordar que Gabriel Cardona sólo alude, o incide directamente, sobre la disciplina de la tropa, sobre el funcionamiento orgánico del ejército nacional como una fuerza militar en la que las órdenes se llevan cabo sin cuestionarse y de manera inmediata, ignorando totalmente factores de organización más complejos.

Olvida Gabriel Cardona la absoluta falta de la más mínima organización logística en el ejército español en 1936, la inexistencia de líneas de comunicación eficaces, o la imposibilidad de organizar acciones coordinadas entre diferentes unidades. Olvida la inexistencia en plantilla reglamentaria de equipos absolutamente imprescindibles para el desarrollo de una guerra que no sería colonial. Ignora también la falta de preparación táctica de los mandos nacionalistas para el tipo de guerra que se les vino encima, por mucho que esta afirmación requiera matizaciones, o que la concepción general de guerra se basaba, en el ejército español, en una mentalidad de caballería trasnochada. Y también que en Asturias las milicias republicanas sí pudieron ponerse en frente de un ejército regular.

Otros, incluso autores contemporáneos como Artemio Mortera , aluden a la superioridad moral, humana y práctica de los combatientes nacionalistas, combinada con un aprovechamiento superior del material de guerra y equipamiento del que disponían, como factor determinante para explicar; primero sus éxitos iniciales, buscando posteriormente también en dicho factor moral y humano, combinado con el material, la raíz de su triunfo final.

Recurrir a argumentos basados en la superioridad moral podría servir para justificar la victoria de cualquier bando que la lograse en un conflicto. Por otra parte la capacidad superior de los efectivos del ejército nacionalista sólo se plasmó, en el frente norte, en los momentos iniciales de la contienda, cuando unidades regulares del ejército, mediocremente equipadas pero al fin y al cabo equipadas para una guerra, por muy colonial que ésta fuese, se enfrentaron a milicianos pobremente armados y peor adiestrados, si lo estaban, milicianos que acudieron a enfrentarse a un ejército regular armados con voluntad y determinación, pero no con armas ni entrenamiento militar.

Autores como Geral Howson buscan en la inferioridad de las armas republicanas el motivo básico, la derrota de la república estaría condicionada, en la visión de Howson, por la superioridad armamentística del ejército nacionalista. Howson no realiza una valoración exacta de las capacidades de algunos equipos militares utilizados por el ejército republicano, especialmente algunos materiales de origen soviético tales como ametralladoras de posición o aviones de caza, menospreciando en general, y un tanto a la ligera, el material bélico utilizado por la república en función de los resultados obtenidos, olvidándose de la heterogeneidad de este material, la disparidad absolutamente brutal de los tipos de armas que la república se vio obligada a utilizar, y los problemas infinitos de logística y adiestramiento que esto planteaba, que en realidad seguramente constituyó un problema bastante mayor que la calidad del armamento del que pudo disponer la república.

Por el contrario autores como los hermanos Salas Larrazabal pretenden demostrar la superioridad del material republicano, así como la mayor cuantía, o envergadura, de las intervenciones extranjeras en favor de la república. La victoria nacionalista estaría explicada por el valor, abnegación, heroísmo y mayor preparación de los combatientes nacionalistas.

Olvidan los hermanos Raúl y Jesús Salas Larrazábal el aberrante atropello que sufrió la España republicana al ver como un grupo de golpistas veían reconocido su derecho de beligerancia, o como un gobierno soberano y legítimo veía recortados los derechos que se le reconocían, comprar armas libremente por ejemplo, tampoco recuerdan como prácticamente todos los gobiernos del mundo –incluida la Unión Soviética en determinado momento- prefirieron a la hora de la verdad sacrificar la república española a las dictaduras fascistas que correr el riesgo de iniciar una guerra, o que la ayuda soviética, aunque pudiera ser superior a la germano-alemana, sólo sirvió para armar a un ejército que no poseía nada, el republicano, frente a otro ya equipado. Si bien puede decirse que la ayuda internacional permitió que el ejército de la república pudiera armarse y luchar –como era derecho reconocido de un gobierno soberano- es igualmente cierto que fue la ayuda internacional lo que permitió a los sublevados ganar, en última instancia, el conflicto. Y todo esto por parte de unos autores cuya máxima pretensión es justificar el atropello de la intervención italo-alemana en la Guerra Civil española como respuesta a la soviética al gobierno republicano –que, conviene recordar, si tenía derecho de beligerancia al contrario que los sublevados-.

De igual manera las tesis centrales de Blanco Escolá sobre Franco, Mola y los militares africanistas son aplicables, en general, a todos los mandos nacionalistas que participaron en la campaña del norte, por lo menos a aquéllos que se movieron en los escalafones militares más altos, pero no a mandos con cierta preparación teórica, o con una mentalidad más moderna, mandos que en determinados momentos jugaron un decisivo papel en el norte, Aranda, Muñoz Grandes, Solchaga; o algunos mandos de la Legión Condor –Von Thoma, Kesserlring, Sperlee-.

Lo cierto es que todas las explicaciones de tipo general dadas que se han dado son rebatibles en parte, algunas en su totalidad, para explicar el devenir de la guerra civil en el norte, y en Asturias en particular. Las tesis de tipo general suelen requerir matizaciones en cada situación determinada. Resulta igual de complicado tratar de negar la superioridad material de los sublevados en algunos momentos iniciales de la Guerra Civil en Asturias, como en el avance inicial de las columnas gallegas por el occidente asturiano, como tratar de negar la superioridad del material y de las fuerzas militares de la república en otros momentos concretos, a pesar de que éstas fueran, o no, derrotadas, por ejemplo en el sitio inicial a Oviedo o en el asalto a los cuarteles de Gijón.

Tratar de valorar la “capacidad superior” de muchos mandos nacionalistas en contraposición a sus homólogos republicanos haría avergonzar a muchos filofranquistas. Tratar de revindicar la capacidad militar de Francisco Franco, como hacen por ejemplo Carlos Castañón y Artemio Mortera Pérez , o la de muchos otros oficiales del ejército español en 1936 resulta en la actualidad un intento de revisionismo mezquino .De igual manera en determinadas circunstancias las fuerzas leales a la república tuvieron un comportamiento organizado y disciplinado, al menos tanto como lo pudiera desempeñar cualquier unidad franquista.

En otras circunstancias el valor y determinación atribuido por una bibliografía favorable a muchos miembros del ejército nacional sólo podría ser tachado de suicida, caso de la típica conducta prepotente, chulesca, e innecesariamente temeraria de muchos oficiales del ejército nacionalista, conducta por otra parte general e indisociable del espíritu legionario del ejército de África, que al fin y al cabo fue la única experiencia de guerra, practica o teórica, de la mayoría de los militares que detentaban un nivel de mando significativo en 1936 .
El golpe en Asturias.

El alzamiento de la guarnición militar de Asturias va a coger por sorpresa s los dirigentes del Frente Popular, su comandante, Antonio Aranda Mata, era considerado como un republicano convencido, tenía además relación de parentesco con Indalencio Prieto, por lo que el gobierno del Frente Popular contaba, tanto en Asturias como en Madrid, con la adhesión de Aranda para su causa . Pero lo cierto es que Aranda había decidido sublevarse contra la república.

La noticia del alzamiento militar del 17 de julio en África la dio a conocer en Asturias el diario socialista Avance en su edición de la mañana del 18 de julio, e inmediatamente los partidarios del Frente Popular pasaron a la acción, se decreto la huelga general en Asturias, las organizaciones sindicales pasaron a la acción y movilizaron a sus bases, miles de milicianos se concentraron en todas las ciudades de Asturias. Oviedo se vio inundada por columnas de mineros que acudían desde las cuencas mineras del Caudal y del Nalón, exigiendo que se les entregasen armas para acudir a combatir a los sublevados.

Al mismo tiempo los responsable de los partidos políticos se reunían con el gobernador civil de Asturias, Isidro Liarte Lausín, en un comité en el cual se encontraban representadas todas las tendencias integradas en la alianza frentepopulista y el comandante en jefe de la guarnición militar de Asturias, Antonio Aranda, que esa misma mañana ya había acordado sublevarse cuando el momento fuera propicio. Para ello se reuniría ese mismo día con los responsables militares y de las fuerzas de orden público en Oviedo, con excepción del comandante de la guardia de asalto en Oviedo, comandante Ros, de conocida filiación republicana, que no fue invitado a la reunión. Aranda les comunicó su intención de adherirse al pronunciamiento y obtuvo la conformidad de todos ellos .

El comité, atendiendo a las peticiones urgentes llegadas desde Madrid, dispuso a media mañana del día 18 de julio la partida hacia Madrid de dos columnas de mineros, por ferrocarril y por carretera, con intención de acudir allí donde hicieran falta . Las columnas se organizaron con los mineros armados y con oficiales de la guardia de asalto, de filiación republicana, como mandos, esto tendría una notable incidencia sobre el triunfo de los sublevados en Oviedo.

El comité también acordó repartir las armas almacenadas en los cuarteles militares de Oviedo entre los milicianos concentrados en la capital, cosa a la que Aranda se negó argumentando la necesidad reglamentaria de una orden directa de sus superiores para una decisión detal envergadura. Anarquistas e comunistas de comité pidieron a Aranda que clarificase su postura, y retuvieron hasta las ultimas horas de la tarde del 18 la partida de las columnas de milicianos hacía Madrid, cuando parecía que Aranda no se alzaría contra la república, al menos el día del levantamiento general.
Mientras tanto, la misma tarde del día 18, Aranda se reunía en Gijón con los coroneles Pinilla y Varcárcel, responsables de la guarnición militar gijonesa así como con los responsables de las fuerzas del orden público. Aranda les comunicaba su intención de alzarse contra el gobierno cuando el momento fuera propicio, probablemente la tarde del 19 de julio. En un principio todos los mandos se mostraron de acuerdo; pero después los responsables de la guardia de asalto y de la guardia de carabineros se mantendrían leales al gobierno y a la legalidad constitucional vigente.
La mañana del día de julio 19 el comité del Frente Popular volvió a requerir a Aranda que entregase armas a los milicianos que seguían concentrados en Oviedo, Aranda volvió a negarse, con evasivas ordenancistas y de índole reglamentaria; incluso cuando le telefonearon desde Madrid los generales Castelló y Miaja argumentó la necesidad de recibir por escrito la misma para acometer una decisión de tal envergadura.

Esa misma mañana Aranda había acordado, en conversación telefónica con el general Mola, sublevarse de la manera más inmediata que permitieran las circunstancias . Finalmente a las 16:30 de la tarde Aranda recibió un despacho telegráfico del ministerio de defensa ordenándole efectuar la entrega de armas a los milicianos; y ya no pudo dilatar más su traición contra el gobierno que había jurado defender. Con la excusa de de trasmitir personalmente la orden a los jefes de cuerpo, Aranda abandonó la reunión en que se encontraba inmerso en el gobierno civil , se dirigió hasta los acuartelamientos del regimiento de infantería de montaña Milán 32 y sublevó a la guarnición militar de Oviedo contra el gobierno legítimo de la república.

A partir de este instante la figura del comandante Caballero, antiguo comandante de la guardia de asalto en Asturias, y que había sido cesado en sus funciones por el gobierno del Frente Popular, adquirirá gran importancia. Caballero se encontraba en Asturias de manera ilegal, de hecho pesaba sobre él una orden de detención, cuando fue llamado por Aranda para sublevar a la guardia de asalto . Caballero se presentó en el cuartel de la guardia de asalto de Santa Clara, donde oficial a mando de la misma, comandante Ros, estaba procediendo a repartir armas entre los milicianos republicanos. Tras la llegada del comandante Caballero al cuartel de Santa Clara se va a producir una fuerte discusión en la que se ven implicados numerosos oficiales y suboficiales, discusión que acabará degenerando en un tiroteo abierto, pistola en mano, en cual resultó herido el comandante caballero y muerto el comandante Ros . A continuación el cuartel de Santa Clara se une a los sublevados. De manera inmediata el comandante Caballero, acompañado por los guardias de asalto del cuartel de Santa Clara, se personará en el gobierno civil, donde la guarnición de asalto que lo custodiaba se negará a combatir con sus compañeros y se pasará a los golpistas. Liarte Lausín, solo y abandonado por todos, se entregará a los sublevados . El golpe había triunfado en Oviedo.
Sin embargo las cosas en Gijón no rodarán tal fácilmente para los golpistas. La guarnición militar de Gijón estaba encomendada al regimiento de infantería de montaña Simancas 40, apoyado el batallón de zapadores-minadores número 8.Los golpistas contaban a priori con el apoyo de todas las fuerzas del orden público, pero en el momento del alzamiento sólo podrán contar con el apoyo de los miembros de la guardia civil.

Las fuerzas del regimiento Simancas 40 estaban en Gijón reducidas, en la práctica, a los efectivos de un solo batallón, el segundo del regimiento, con 4 compañías de infantería, todas ellas aproximadamente al 50% de sus efectivos, debido fundamentalmente a la falta de efectivos tanto por las vacaciones de verano –oficiales profesionales- como a los permisos de fin de semana –tropa-. Para acabar de redondear el cuadro adverso a los sublevados dos de los capitanes al mando de una compañía estaban, o muy dubitativos respecto al golpe, caso del capitán Angel Hernández del Castillo , al mando de la tercera compañía; o directamente a favor de la república, caso de del capitán Nemesio Gómez, al mando de la segunda compañía. Por otro lado las fuerzas del batallón de zapadores también estaban aproximadamente al 50% de sus efectivos, pero todos sus mandos estaban dispuestos a salir a la calle contra el gobierno.

El parque de artillería de Santa Catalina estaba bajo la protección del capitán Suárez Alvarez, que disponía de unos 50 hombres de infantería y artillería para su defensa, pero que además de indeciso se encontraba bastante aislado y alejado de los demás núcleos golpistas .
Cuando llegó el momento de dar el golpe el capitán de la segunda compañía, Nemesio Gómez amotinó a su hombres, y, manteniéndose dentro de la legalidad, se negó a salir contra el gobierno; mientras tanto el mando de la primera compañía, que compartía barracón de acuartelamiento con la segunda, se mantenía a la expectativa dejándose llevar por los acontecimientos como un mero espectador de los hechos. El capitán Gómez se negó a cumplir las órdenes que le llegaban de manera verbal requiriendo instrucciones por escrito, y finalmente cuando éstas le llegaron se negó a cumplirlas. Finalmente el jefe de la guarnición militar de Gijón, coronel Pinilla, se presentó en los acuartelamientos de la primera y segunda compañía y puso bajo arresto al capitán Gómez. A los golpistas se les había pasado el momento de dar un golpe de mano.

La situación en cuartel de Simancas obligó a todos los conjurados a posponer el golpe en Gijón, mientras tanto llegaban de la Felguera 150 milicianos anarquistas bajo el mando de Higinio Carrocera, donde daban a conocer la noticia del alzamiento de Aranda en Gijón, lo cual, según el dirigente anarquista, obligaría a Pinilla a hacer lo mismo en Gijón. Los dirigentes del Frente Popular en Gijón se prepararon para tratar de contrarrestar a los golpistas. Conocían las instrucciones de los golpistas a través del capitán de la guardia de asalto, que aunque comprometido con los alzados se mantuvo leal al gobierno republicano. Los partidarios gubernamentales repartieron a sus exiguos efectivos tratando de evitar que los golpistas pudieran enlazar con el parque de artillería de Santa Catalina, de esta manera formaron un semicírculo defensivo entre la playa de San Lorenzo y la dársena del puerto viejo, con puntos fuertes en la plazuela de San Miguel, el parque de Begoña, y la Plaza del Seis de Agosto, bloqueando todos los caminos que conducían hasta el casco histórico de Gijón y al barrio obrero de Cimadevilla, en cuyo punto más elevado se encontraba el parque de artillería de Santa Catalina.
Las cosas parecían aclararse en el cuartel de Simancas, Nemesio Gómez era puesto bajo arresto, y su compañía era disuelta, repartiéndose sus efectivos entre las demás. Sin embargo el capitán Angel Hernández del Castillo, dudaba qué hacer, uno de sus suboficiales, el brigada Eulalio Mateos, decidido partidario de la república, le había comunicado a las claras que la tercera compañía no saldría contra el gobierno, el capitán no actúa y permanece en silencio.

Finalmente la primera y la tercera compañía, reforzadas por unidades de la disuelta segunda compañía, reciben instrucciones de salir para tomar la ciudad de Gijón. La cuarta compañía, bajo el mando del capitán Benito Palacios Rodríguez, debe salir a continuación para proclamar el estado de guerra. Finalmente la primera y la tercera compañía salen a la calle. Nada más salir, al bordear los primeros edificios, cuando la tercera compañía estaba fuera del radio de fuego del cuartel, el brigada Mateos y varios suboficiales desarman al capitán Hernández del Castillo y al teniente Santa Clara, que mandaba la segunda sección de la compañía, y se pasan al bando republicano entregando sus armas a los milicianos frentepopulistas . El capitán y el teniente reciben autorización para regresar al cuartel. Era el comienzo del fin para los alzados en Gijón. El resto de los conjurados se lanzan a las calles; pero cuando son recibidos a tiros por carabineros, milicianos y guardias de asalto, deciden replegarse sobre sus cuarteles. A lo largo de la noche dos secciones más del regimiento Siamancas se pasarán a los republicanos. El alzamiento en Gijón había fracasado; en Trubia no llegó a producirse. El coronel Franco, al mando de la fabrica de cañones, ignoró las ordenes recibidas de Aranda, que le instaban a defender o destruir la fabrica de artillería, y la entregó a los milicianos frentepopulistas.

La configuración de Asturias una vez aclarados los sucesos de los días 19 y 20 de julio difícilmente podía ser más adversa para los sublevados, sólo contaban con el control de la ciudad de Oviedo, su perímetro circundante, y dos cuarteles aislados en Gijón. El plan preconcebido por Aranda no pudo ser llevado a cabo; tanto por factores puramente coyunturales como porque el equilibrio de fuerzas no estaba, en general, a su favor. Las fuerzas militares y de orden público de toda Asturias, con la salvedad de las fuerzas de asalto y carabineros de Gijón, consiguieron hacerse con el control de Oviedo, pero sólo a costa de perder todo el resto del territorio. Los alzados podían hacerse con el control de la capital, donde estaba la inmensa mayoría de sus fuerzas, podían hacerse con el control de Gijón, incluso asegurarse el control de la fábrica de Trubia, pero difícilmente podrían mantener el control de dichos núcleos en una situación de guerra prolongada: simplemente no tenían recursos suficientes para ello. El plan de Aranda esperaba contar con una división al completo, pero llegado el momento del alzamiento apenas podía contar con una brigada al 50% de sus efectivos.

El coronel Franco decidió entregar la fabrica de artillería de Trubia a los gubernamentales, en parte porque esto era traicionar al gobierno que había jurado defender, en parte porque sólo una compañía de infantería, con un máximo de unos 50-60 miembros, guarnecía la fábrica, fábrica que por otro lado el mismo Aranda consideraba crucial para el triunfo del alzamiento en la provincia . Enfrentado a un conflicto que amenazaba con ser largo, el día 20 estaba claro que el alzamiento no había triunfado en toda España, el coronel Franco, con fuerzas absolutamente insuficientes para una defensa viable, decidió pasarse a aquellos que pensaba llevaban las de ganar .

En Gijón la balanza osciló claramente del lado republicano, en la tarde del día 19 la acción decidida de un capitán republicano, Nemesio Gómez, impidió a los sublevados aprovechar el momento ideal para la sublevación, perdiendo el momento en el que podrían haberse hecho con el control de la ciudad. Cuando los alzados salieron para tomar la ciudad, en la noche del 19 al 20 de julio, la acción de un grupo de suboficiales, encabezados por el brigada Mateos, hizo que la mitad de las fuerzas de los sublevados se pasaran a la república, una resistencia débil y poco organizada, pero resistencia al fin y al cabo, hizo el resto. Para colmo de los alzados el parque de artillería de Santa Catalina, de cuya defensa se había encomendado al capitán Ildefonso Suárez Álvarez , fue tomado por los milicianos republicanos sin la necesidad de hacer un solo disparo.

El golpe en Gijón fracasó porque cuando el equilibrio de fuerzas no estaba claro muchos militares, algunos por convicción, otros movidos por las circunstancias, optaron por el bando de la república. Cuando las unidades militares se lanzaron a la calle y encontraron algún tipo de resistencia, por poco organizada que ésta estuviese, o se pasaron a la república o volvieron a sus cuarteles. Una compañía de asalto, un reducido grupo de carabineros, y unos 150 milicianos de la Felguera, donde la presencia y determinación de Higinio Carrocera resultó decisiva, fueron capaces de organizar una resistencia que frenó y confinó en sus cuarteles a casi 1.000 militares, falangistas y guardia civiles .

El coronel Pinilla y el teniente coronel Varcárcel, pensando en una ayuda proveniente de Oviedo, del mar, o en un rápido triunfo del alzamiento, decidieron fortificarse en sus cuarteles en la mañana del día 20, y de esta manera condenaron a sus guarniciones en el único momento en que podían haber evacuado la ciudad en dirección a Oviedo. Fortificarse en dos posiciones aisladas y expuestas al fuego de artillería enemigo, que además se podían dominar desde diversos puntos contra los que no había respuesta posible, sólo puede catalogarse como error, o como una falta de sentido común frente a un sitio prolongado . Si los partidarios de la república hubieran actuado correctamente, desde un punto de vista táctico, los cuarteles de Gijón podrían haberse tomado –o simplemente destruido- el mismo día 22 o 23 de julio. Al refugiarse en sus cuarteles los militares perdieron la principal ventaja que les podía dar la victoria sobre los milicianos: su superior capacidad para maniobrar en campo abierto.
Del golpe al levantamiento del sitio de Oviedo

El golpe resultó adverso en Asturias a los sublevados, que no pudieron alcanzar sus objetivos previstos, en parte por excesiva ambición de éstos, quedando la provincia bajo control de las fuerzas republicanas en su práctica totalidad. En la noche del 19 al 20 Aranda organizó un perímetro defensivo rodeando la ciudad de Oviedo, organizó sus recursos artilleros y se dispuso a articular un dispositivo defensivo con vistas a un conflicto que podía ser largo. Aranda era un militar de EM bastante alejado del espíritu africanista que dominaba el ejército español, Aranda, aunque no brillante, si disponía de conocimientos tácticos suficientes como para organizar una defensa eficaz, y se dispuso a ello.

Primero organizó un dispositivo basado en una serie de posiciones primarias y secundarias que alternaban sus arcos de fuego, buscando una superposición de los mismos para que la pérdida de una de las posiciones no significase la invalidación de todo el sistema .

Aranda comprendía que la situación de los cuarteles en Gijón era insostenible, de esta manera trató de organizar una columna para acudir en su ayuda, pero cuando pudo organizarse para intentar esto, del 22 al 23 de julio, ya era tarde los cuarteles de Gijón. Las milicias frentepopulistas se habían organizado, aunque de manera tosca e ineficiente, y hostigaban a los sublevados constantemente. Inmerso desde el principio en combates esporádicos, y sin disponer de recursos suficientes como para defender el terreno conquistado, acudir en ayuda de los golpistas gijoneses se tornaba en imposible. Las fuerzas de Aranda deberían abrirse camino luchando, enlazar con los cuarteles de Gijón, y volver a abrirse camino luchando de vuelta a Oviedo. Militarmente proseguir hacía Gijón era un suicidio.

El 25 de julio Aranda asumía la imposibilidad de enlazar con los cuarteles de Gijón y decidía replegarse sobre Oviedo, donde podría presentar una batalla defensiva en condiciones más favorables, a sabiendas de que esta decisión condenaba de manera irremediable a las guarniciones gijonesas.
De vuelta en Oviedo Aranda se decidió a reforzar su perímetro defensivo para dotar a éste de cierta profundidad, para esto ordena una serie de ataques sobre las posiciones de los milicianos republicanos con el objeto de agrandar su perímetro defensivo. Los ataques en general tienen éxito y los defensores de Oviedo consiguen hacerse con el control de una serie de posiciones muy ventajosas desde el punto de vista táctico, alejando al máximo sus posiciones del casco urbano de la ciudad. Desde ellas refuerza el dispositivo preexistente aumentando su profundidad, multiplicando el número de arcos de fuego existentes y estructurando un frente “móvil”, capaz de reestructurarse rápidamente si se perdía una posición.

Los milicianos que sitiaban Oviedo no van a ser incapaces, a pesar de su manifiesta superioridad, de doblegar el dispositivo que va a construir Aranda. Las milicias republicanas van a estrellarse, sufriendo grandes pérdidas, contra una línea de posiciones cuyo asalto no tenía el más mínimo significado táctico. En la práctica, teniendo en cuenta la inmensa superioridad de los recursos gubernamentales, daba igual superar una posición que pararse a asaltarla. Una vez rebasada una posición, que no tenía continuidad de línea con otras, con una dotación de unos 50 hombres como máximo, simplemente no era una amenaza. Sin embargo los milicianos republicanos van a tratar de asaltar, casi siempre frontalmente, todas las posiciones de los defensores entorno a Oviedo. Aranda planteó una defensa en profundidad, que podía ser superada por una serie de maniobras de infiltración sin mucha dificultad, no era suficientemente densa, y que además hubiese condenado a las guarniciones de las posiciones superadas a la rendición.

Sin embargo va a ser precisamente el tipo de maniobras coordinadas que los milicianos republicanos no van saber llevar a cabo . Los responsables de las milicias republicanas van a optar por arrollar las posiciones nacionalistas por pura fuerza, y simplemente no van a contar con la potencia de fuego necesaria para ello.
Los nacionalistas van a ser capaces de mantener el dispositivo inicial con pocas modificaciones, permitiéndose incluso el lujo de contraataques ocasionales, hasta que el 5 de octubre dio comienzo una gran ofensiva republicana sobre la ciudad de Oviedo. Los republicanos pudieron contar con una ventaja de hasta 10/1 frente los defensores nacionalistas, aunque andaban muy cortos de artillería pesada y prácticamente no contaban con apoyo de fuego por saturación .

Ante la presión republicana los nacionalistas se van a ver obligados a replegarse sobre el casco urbano de Oviedo, debido a las bajas sufridas no contaban con efectivos suficientes para cubrir un frente más amplió. El repliegue sobre el casco urbano de Oviedo era una maniobra desesperada, despojaba a los defensores de su superioridad táctica y los condenaba a un combate de desgaste en el interior de una ciudad, combate que sin ayuda exterior no podían ganar. La única justificación para esta maniobra era acortar el frente para aumentar la densidad de fuego, lo cual podía servir para que los defensores aguantaran algunos días más, pero no como técnica de defensa prolongada.

Desafortunadamente para la república los nacionalistas fueron capaces de enlazar con los cercados en Oviedo justo cuando estos estaban a punto de colapsarse .


Los cuarteles de Gijón.

Una vez aclarada la situación tras el golpe en Gijón la situación era francamente mala para los conjurados, el golpe había sido un completo fracaso y la posición de las fuerzas sublevadas en Gijón no era ni mucho menos envidiable. Cuando Aranda renunció a enlazar con los cuarteles de Gijón éstos estaban condenados. Sólo la mala organización de las milicias republicanas, y el ingente apoyo de fuego de contrabatería que recibieron por parte de la marina golpista, permitió prolongar durante más de un mes una resistencia sin posibilidades de éxito final.

Confinados en sus cuarteles los traidores golpistas sólo podían esperar el momento de ataque definitivo por parte de sus sitiadores. En organizar este ataque las milicias frentepopulistas tardarían más de 30 días, y todo esto mientras un reducido grupo de unidades militares y milicianos derechistas, las columnas gallegas, avanzaban casi sin oposición por todo el occidente asturiano. En esencia la resistencia desesperada de los cuarteles de Simancas permitió el rápido avance inicial de las columnas gallegas por el occidente asturianos, pero esto sólo fue posible por la carencia de percepción estratégica de los responsable frentepopulistas. Quinientos militares encerrados en dos cuarteles no eran una amenaza para el transcurso global de la guerra en Asturias; columnas de militares y milicianos golpistas conquistando la mitad del territorio asturiano casi sin oposición sí lo eran.

A pesar de la concentración en Gijón de la mayor parte de los recursos republicanos de Asturias lo cierto es que la presión sobre los cuarteles de Gijón no fue, en los momentos iniciales, excesiva. Prueba de ello es que en una fecha tan tardía como el 8 de agosto el cuartel de zapadores y el de Simancas pudieron intercambiar una sección de fusileros de infantería, para zapadores, y una sección de trasmisiones, con un heliógrafo, para Simancas, donde no había una sola radio de dotación reglamentaría .

El frente popular tardó en organizar sus recursos, pero cuando lo hizo los cuarteles de Gijón apenas pudieron resistir la superioridad de la artillería republicana. Hasta entonces los milicianos intentaron, mediante una serie de no muy ortodoxas medidas, hacerse con los cuarteles. Se intentó prender fuego al cuartel rociándolo con combustible inflamable desde dos cubas municipales, se intentó cavar un túnel para acceder al interior del recinto, se utilizaron bombas caseras a base de dinamita lanzadas con catapultas sobre los cuarteles, se intentaron tomar los cuarteles mediante asaltos nocturnos directos…todas la medidas fracasaron por unos u otros motivos, y finalmente los milicianos organizaron un dispositivo eficaz: concentraron toda su artillería primero sobre el cuartel de zapadores –por su posición más elevada podía cubrir al Simancas en ciertos arcos de fuego- y lo redujeron a escombros, asaltándolo innecesariamente después.

Frente a la superioridad de la artillería republicana los defensores nada podían hacer. Una vez reducido el cuartel de zapadores repitieron el proceso en el cuartel de Simancas que no tardó en ser reducido; también con un innecesario último asalto cuando el cuartel ya sufría un incendio inapagable, al menos por los defensores, a los que por cierto no se cortó el suministro de agua hasta la segunda semana de agosto. Hasta que se decidieron a lanzar un bombardeo más o menos coordinado –todos acordaron disparar a la vez sobre el mismo blanco- las baterías de artillería republicanas disparaban de manera independiente, por su cuenta y de manera más bien esporádica sobre el blanco que les venía en gana.

De esta manera la marina nacionalista, presente casi de continuo en la bahía de Gijón desde el 22-23 de Julio, podía efectuar un efectivo fuego de contrabatería sobre las posiciones que les indicaban el ruido de los disparos, o los observadores del cuartel de zapadores por radio . La acción del fuego de apoyo naval silenciaba a los cañones republicanos tras uno o dos disparos, de manera que estos perdían su efectividad.

Las milicias republicanas deberían de haber tomados los cuarteles, con fuego de artillería por saturación de manera inmediata, ya el 21-22 de julio, o transferir recursos a otras zonas donde fueran más necesarios. La resistencia de los cuarteles gijoneses privó a los republicanos, empeñados en reducirlos de manera inmediata, de los efectivos necesarios para bloquear el avance de las columnas gallegas justo cuando esta más sencillo, en el tramo inicial de la guerra. El territorio perdido rápidamente en los sectores occidentales de Asturias propició que los nacionalistas fueran capaces, con muchas dificultades eso sí, de enlazar con los sitiados en Oviedo.

Si una parte de los efectivos implicados en la reducción de los cuarteles gijoneses se hubiese empleado en tratar de hacer frente a las columnas gallegas, desde un primer momento lo más probable es que cuando éstas hubieran alcanzado Oviedo, si llegaban a enlazar con ella, la plaza ya estuviera dominada por las armas republicanas. Pero las cosas fueron como fueron, los milicianos republicanos, en la más absoluta superioridad, tardaron más de un mes, del 20 de julio al 22 de agosto, en tomar unas posiciones que deberían de ser dominadas en cuestión de horas, cosa que tampoco se les puede recriminar pues ya bastante hacían con acudir a enfrentarse a unidades regulares del ejército. Cuando los combatientes republicanos dominaron por fin los cuarteles de Gijón los nacionalistas ya habían conseguido una importante ventaja táctica, al ocupar la mayor parte de la zona occidental de Asturias prácticamente sin oposición.


Las Columnas Gallegas.

El rápido avance inicial de las columnas gallegas va a ser un factor de decisiva importancia, que va a condicionar el desarrollo del resto del conflicto de manera trascendental. Los republicanos van a perder, casi con presentar combate, una serie de posiciones que no van a poder recuperar en el transcurso de toda la guerra . La pérdida inicial de una gran cantidad de terreno facilitará el enlace con los golpistas de Oviedo perdiendo la ocasión de lograr un triunfo que podía tener un importante significado psicológico y moral. La percepción de los responsables frentepopulistas sobre la amenaza que constituía el avance de las columnas gallegas en contraposición a la importancia que se dio con el sometimiento de los cuarteles de Gijón, o el ataque masivo sobre Oviedo del 5-12 de febrero, resultó en general equivocada.

La columna organizada en Lugo el 28 de julio fue capaz, primero bajo el mando comandante Ceano y luego del comandante Teijeiro, de avanzar unos 100 kilómetros por toda la costa asturiana, y esto a pesar de que nunca superó los 800-900 efectivos. Hubo que esperar hasta que los cuarteles de Gijón fuesen reducidos para poder paralizar a esta columna, el día 26 de agosto, tras casi un mes de avances ininterrumpidos, la columna que avanzaba por la costa se enfrentó a milicias republicanas muy numerosas, provenientes de Gijón, y debió replegarse, Desde las inmediaciones de Cudillero hasta Novellana, donde aprovechando el acortamiento de la losa litoral asturiana, que en Novellana no tiene más de 2,5 kilómetros de anchura, debe reorganizarse a la defensiva aguardando refuerzos .

Lo cierto es que si bien los nacionalistas contaron, mientras avanzaron por la costa, con un apoyo artillero muy superior al republicano, especialmente naval, lo cierto es que esto no sirve para justificar su rápido avance inicial –como hacen algunos autores-, sólo comprensible por la falta de atención republicana sobre su progreso. Por otra parte conviene recordar que la superioridad artillera nacionalista se desvanecía cuando sus fuerzas se internaban más de 5-6 kilómetros tierra adentro, lo cual tendía a igualar los recursos de ambos contendientes cuando los combates se separaba del litoral.
Lo cierto es que las columnas gallegas estaban formadas en su mayoría por unidades militares del ejército español, apoyadas por algunos, muy pocos, milicianos y falangistas. De esta manera tenían unos equipos y una capacidad de fuego, y también una capacidad de maniobra en campo abierto, muy superior a la de las milicias republicanas. De esta manera casi siempre que había un combate igualado en cuanto a efectivos los nacionalistas emergían como vencedores. Sin embargo dada la brutal desproporción de recursos a favor de la república, sobre todo en los momentos iniciales de la guerra, el mayor rendimiento que los nacionalistas obtenían de sus recursos tampoco explicaría de manera satisfactoria su meteórica trayectoria en el oriente asturiano.
Las columnas gallegas progresaron muy rápidamente en el momento inicial y decisivo de la guerra en Asturias, alcanzando unas posiciones desde las que podrían sacar partido, estando en inferioridad, de su superior capacidad de combate en campo abierto y de su equitación comparativamente superior para enlazar, mediante un prolongado golpe de mano, con los defensores de Oviedo.

Las columnas gallegas consiguieron enlazar con Oviedo con muchas dificultades y con bastantes pérdidas, pero sólo pudieron hacerlo porque disponían de unas posiciones más o menos ventajosas que les permitieron hacer un esfuerzo táctico final –en el que su completo dominio del cielo seguramente resultó decisivo - y avanzar desde Grado hasta enlazar con los sitiados. Las columnas nacionalistas nunca debieron llegar hasta Grado.
La obsesión por Oviedo.

Una vez los golpistas habían conseguido enlazar con los sitiados en Oviedo el dominio de la plaza ya no tenía ninguna importancia, estratégica o táctica, especial, dominar Oviedo y su pasillo como mucho podía significar un acortamiento del frente republicano. Las hipótesis que tratan de justificar el mantenimiento de la presión sobre Oviedo argumentando la necesidad de mantener una gran número de efectivos nacionalistas ocupados en su defensa caen por su propio peso, si bien esta hipótesis sí serviría para argumentar precisamente porque los nacionalistas se mantuvieron en una posición complicada durante tanto tiempo. Por definición siempre se necesitan más recursos para mantener un ataque que una defensa, recursos de los que el frente popular en el norte no andaba precisamente sobrado.

De igual manera tratar de justificar la presión republicana sobre Oviedo basándose en la capacidad e inteligencia de los mandos nacionalistas, considerados además sin matizaciones, para atraer a los republicanos a un combate desigual resultaría igualmente insostenible; sobre todo conociendo la capacidad real de algunos mandos nacionalistas.

Sin embargo, debido a los constantes fracasos de las armas republicanas frente a la capital de Asturias, Oviedo se va a convertir en un objetivo más psicológico que real, en una obsesión que nublará la percepción objetiva de los responsables republicanos. Los reiterados fracasos frente a la ciudad hacían que la importancia de la toma de ésta, pese a su nulo significado, se apareciese a los republicanos como la maniobra y el objetivo más deseable. De esta manera las fuerzas frentepopulistas de Asturias van a consumir una parte importantísima de sus recursos en tratar de dominar una posición, Oviedo, que no tenía un valor particular.

Las milicias militarizadas del ejército popular del norte van desencadenar toda una serie de ataques sobre el corredor de Oviedo, que sí podrían estar justificados como maniobra para envolver a la guarnición de la capital, y toda una serie de ataques sobre la ciudad de Oviedo en sí, que no en modo alguno justificables. Las posiciones republicanas en Oviedo se habían derrumbado, de manera inexplicable, más bien por motivos de índole mental que por motivos físicos, cuando las columnas gallegas consiguieron enlazar con los defensores de Oviedo y romper el cerco de la ciudad.

Las posiciones de los golpistas habían vuelto casi a sus posiciones de inicio de julio de 1936 cuando el mando republicano decidió desencadenar una ofensiva sobre Oviedo y su corredor. Si los republicanos no habían podido tomar la ciudad cuando ésta estaba aislada y poco guarnecida difícilmente podrían tomarla cuando estaba bien guarnecida, fortificada y suministrada. En esencia los republicanos van a sufrir, multiplicados, los mismos problemas de julio-octubre de 1936 en la ofensiva de enero-marzo de 1937.

Con la salvedad de que al poder los nacionalistas reponer sus bajas éstos no van a necesitar abandonar sus posiciones entorno a la ciudad. Los ataques directos y frontales sobre Oviedo simplemente carecían de sentido, aún asumiendo la más que dudosa necesidad de tomar la ciudad era tremendamente más lógico atacar el corredor de Oviedo para tomar la ciudad, que a la ciudad de Oviedo en sí . Para colmo la superioridad de la aviación nacionalista, que ya había sido decisiva a la hora de permitir el avance final de las columnas gallegas sobre Oviedo, va a ser todavía más clara durante enero-marzo de 1937. Toda la fuerza aérea de la república en Asturias, se reducía a una escuadrilla de reconocimiento y bombardeo, con base en Carreño, y con nueve aparatos y siete tipos de aviones diferentes.

Contra ellos los nacionalista contaba, de manera más o menos constante, con el apoyo de los aparatos de 4 bases aéreas, y unos 50-60 aviones en total, cuyas prestaciones eran además bastante superiores a las de los republicanos. Cuando el tiempo permitía volar la superioridad aérea oscilaba claramente del bando franquista, lo cual, junto con el abandono completo por parte de la marina republicana, trasmitía una cierta sensación de abandono por parte de gobierno central hacía los combatientes del norte. Por otra parte el efecto desmoralizador que puede provocar la más absoluta inferioridad aérea queda reflejado por el siguiente extracto, que si bien referido a al frente de Gipuzcoa también sería aplicable al de Asturias, lo cierto es que la inferioridad aérea republicana en 1936 y sobre todo en 1937 sólo puede achacarse a la falta de decisión del gobierno central para trasladar al norte, a Asturias, los recursos necesarios, sobre todo teniendo en cuenta que la república lograba superioridad aérea en otras zonas de una importancia estratégica mucho menor .

“[…Créame, mi coronel, que es grande el riesgo, día ha habido que posiciones nuestras se han mantenido debajo de un bombardeo 9 horas sin apenas soluciones de continuidad en el ruido del motor. Continuamente, de sol a sol, los trimotores volando sobre la posición atacada, los aviones se relevaban de tiempo en tiempo soltando bombas…]“ (en mi opinión debe referirse a los Junkers JU52 y / o Savoia 62 porque eran los principales trimotores de bombardeo que participaron en la guerra civil).

Ha habido días en que luego de siete bombardeos los trimotores arrojaban pequeños aviones de juguete de fabricación alemana. Pues bien, llega la noche, se aguanta al principio, se tratar de fortificar y elevar los ánimos, pero apenas despunta la claridad del día, se apodera de los ánimos tal ante el porvenir de 14 horas de luz, que las posiciones se abandonan al mínimo pretexto; y no cabe volverse loco, yo he ido al terreno a verlo y estudiar la ofensiva psicológica y es así. Lo aguantan todo menos el temor de un nuevo día de angustia...” .

Las fuerzas republicanas en el norte.

El ejército del norte, las milicias republicanas del Cantábrico, no van a poder constituirse en una verdadera fuerza militar fundamentalmente por falta de medios, y, también en parte, por falta de la capacidad organizativa necesaria para acometer la estructuración de unas fuerzas militares viables. Esto, unido a la falta de mandos capaces, de los cuales tampoco el ejército franquista andaba en absoluto sobrado, va a materializarse en una especie de lastre insalvable para el funcionamiento de las fuerzas armadas de la república en el norte.

El ejército de la república, en general, y el del norte de manera especial, no va a poder transformarse en una fuerza militar porque no disponía de los equipos necesarios para tal tarea; la república tuvo que improvisar unas fuerzas armadas con lo que pudo reunir partiendo de la nada, tuvo que improvisar todos los equipos de sus unidades militares con lo que pudo comprar en un mercado mundial que le denegaba el derecho a comprar armas, derecho que gobierno legalmente constituido le correspondía. De esta manera la adquisición, organización, y distribución de los equipos militares de torno en el más absoluto caos. El ejército de la república dispuso de al menos 30 tipos diferentes de fusiles, carabinas, rifles y mosquetones , algunos de los cuales, de casi 80 años de antigüedad, caso de los Winchester 1860, de 7,62x38mm, por ejemplo no podían ser considerados en absoluto armas militares; una mismo batallón podía estar dotado con 10 o 12 tipos de fusil diferentes, además de las omnipresentes escopetas que equipan a muchos de los milicianos republicanos. En este contexto facilitar en municionamiento de una unidad en el campo de batalla podía rozar lo imposible .

De igual manera la república se vio obligada a poner en servicio cuanta artillería pudo reunir, al menos 35 tipos diferentes de cañones y obuses importados, y unos 20 tipos de cañones, obuses y morteros anticuados puestos en servicio . Teniendo en cuenta que una pieza de artillería suele disponer de al menos 2-3 tipos de munición, y por ejemplo, que la munición perforante no es efectiva contra infantería, y que la de metralla sirve contra fortificaciones sólo puede pensarse en el caos que pudo reinar entre un personal nada adiestrado tratando de utilizar hasta 50 tipos de cañones, de sistemas de disparo muy diferentes, en medio de la batalla. Basta decir que la mayor parte de las baterías republicanas en el norte, además de no tener el equipo mínimo necesario para el mantenimiento de un cañón, engrasadores, juegos de llaves, tractores de artillería, instrumentos de calibración, gatos de empuje, amortiguadores de retroceso, o simples repuestos, no tenían ni siquiera los telémetros para medir la distancia ni las tablas necesarias para calcular el ángulo de disparo a una distancia precisa.

La artillería republicana disparaba de manera más bien caótica, calculando a ojo la distancia a la que encontraba el enemigo, y a ojo el ángulo preciso para disparar a esa distancia . En consecuencia siempre que se entabló un duelo artillero entre ambos contendientes, a pesar de que la superioridad republicana fuera latente, los nacionalistas acabaron venciendo. Sólo cuando la distancia se reducía al campo de visión directa e inmediata, entre 0 y un máximo de 1.000 metros, la artillería republicana tenía algún tipo de eficacia.


Un cambio en la estrategia golpista.

Entre abril y marzo, de 1937, el estado mayor del bando nacional, con el general Franco a la cabeza, llegó a la conclusión de que la guerra no podría ganarse con un golpe de mano sobre Madrid. La guerra sería larga y haría falta tomar las provincias bajo control republicano una por una. La guerra se había tornado en un conflicto de desgaste en el que el factor que principal, el factor que a la larga decidiría la contienda, sería el potencial del conjunto económico-político de los contendientes y la ayuda exterior que éstos pudieran recibir.

Implícitamente, Franco, reconocía que había perdido una batalla, la de Madrid. De hecho ni frontalmente primero, batalla entorno a la casa de Campo, ni con los intentos frustrados de cortar las comunicaciones con la sierra, o con Valencia se había conseguido nada. Tampoco con el intento italiano de ruptura para cercar la capital en dirección Guadalajara-Alcalá se había conseguido nada a este respecto. Fruto de esto los golpistas cambiarán de estrategia y encaminarán sus esfuerzos hacia un control efectivo de los recursos económicos peninsulares. Hasta entonces Madrid había constituido el objetivo prioritario pero tras el fracaso de las ofensivas para conquistarla, el alto mando nacionalista decidió iniciar la campaña del norte que preveía la conquista de las provincias de Bilbao, Santander y Asturias.

La conquista de la franja litoral cantábrica que estaba en manos republicanas era fundamental desde un punto de vista militar. Permitiría poner fin a uno de los dos frentes de lucha, a un frente que obligaba al bando nacional a mantener un gran número de efectivos militares alejados del grueso de las operaciones principales. Si se liquidaba el frente del norte el equilibrio demográfico peninsular oscilaría a favor de los sublevados. La desaparición del frente norte permitiría concentrar el esfuerzo bélico del bando sublevado en la zona central, disponiendo para ello de una reserva estratégica de efectivos muy superior a la del bando republicano. En definitiva la supresión del frente Cantábrico sería el primer, y más decisivo, paso de la victoria franquista.

Si los golpistas conseguían afianzar su flanco norte y liberar de él las tropas y equipos inmersos en la batalla la balanza de la contienda bélica quedaría inclinada de forma decisiva, y casi de manera irrevocable, a su favor. Desde la óptica republicana debería de haber quedado clara la importancia táctica de la zona norte, sin embargo no se canalizó, de manera clara y eficaz, una transferencia de los materiales y equipos bélicos necesarios para la adecuada defensa de dicho frente hasta muy tarde. Y cuando se trató de hacer ya era tarde. El gobierno del frente popular y la junta de defensa solo serán capaces de lanzar, en auxilio del frente norte, inútiles ataques en la zona centro-oriental que únicamente conseguirán forzar un prematuro desgaste del ejército popular, cuando éste aún no estaba preparado de manera eficaz para presentar batalla.

El 22 de marzo de 1937, Franco expuso sus nuevos planes. El frente de Madrid se reorganizaría en plan defensivo. Mola iniciaría una campaña contra el País Vasco, contando con el grueso de la aviación y con toda la artillería disponible. Este plan suponía la aceptación del hecho de que Madrid no podía ser conquistada inmediatamente, lo cual planteaba a las claras la realidad de una guerra larga.

Franco estaba en posesión de un material bélico reforzado; recibía el apoyo de la legión Condor alemana y del CTV -cuerpo de tropa voluntario- italiano, tenía de igual manera una importante masa de blindados que podrían haber actuado como elementos de ruptura, también poseía una masa de aviación considerable capaz de neutralizar, utilizada adecuadamente, todo actividad logística en el norte, y sobre todo los movimientos de su enemigo para reforzar las zonas atacadas.
En definitiva el bando nacionalista disponía de un potencial bélico que podía explotar a fondo en acciones ofensivas, sin embargo este potencial no fue utilizado de la manera más adecuada. La tónica general de la ofensiva sobre el norte, muy en la línea de Franco y Mola, y por extensión de todo el ejército nacionalista, no era, ni mucho menos plurilateral, se trataba de una ofensiva masiva y lineal, siendo las operaciones de envolvimiento raras y muy limitadas . La ofensiva planteada por Franco, era en esencia un empuje global, prolongado y continuado de Este a Oeste, se basará en el asalto sucesivo y básicamente frontal de las posiciones enemigas mediante una manifiesta superioridad numérica y material . Todo el plan del ejército de Franco adolecía, estratégica y tácticamente, de un componente arcaico y obsoleto.
Frente a los nacionalistas un conjunto de milicias mal organizadas, prácticamente sin armas ni equipos militares, sin ningún tipo de armamento antiaéreo, muy cortos de artillería pesada y de campaña, sin prácticamente ninguna aviación, y sin marina de guerra de ningún tipo. Sin armas automáticas ni capacidad de fuego por saturación, pero sí con problemas infinitos de logística y suministros. El ejército del norte se había improvisado de la nada, de esta manera se fue equipando con todo lo que se pudo conseguir, de manera que un mismo batallón existían fácilmente 10 o 15 tipos de fusiles, con 10 o 15 tipos de munición diferente, y esto cuando se podía contar con fusiles y no escopetas y armas de caza totalmente ineficaces en una guerra. Las fuerzas militares en el norte estaban total y completamente desorganizadas, sus unidades estaban vinculadas más organizaciones políticas que a una cadena de mando, y para colmo sólo se organizaron en unidades a nivel de batallón, impidiendo acciones a nivel de regimiento, división o brigada, mucho más eficaces en una guerra en la que las acciones coordinadas pertenecían al campo de lo desconocido. El frente norte estaba, además, completamente aislado, con una configuración geográfica difícilmente defendible, e inmerso en una fuerte atomización política. Atomización que se manifestaba en la existencia de tres estados casi independientes que acuban por su cuenta, en la existencia de tres estados incapaces de generar estructuras que permitiesen una acción coordinada y eficaz frente a un enemigo común. Si a este cuadro, ya de por sí casi catastrófico, añadimos la falta de percepción por parte del gobierno de la república de la importancia estratégica que poseía el frente norte lo cierto es que la rápida derrota de las armas republicanas en el cantábrico parecía inminente.

Estratégicamente la pérdida del frente norte significaba para la república el comienzo del fin, significaba otorgar a los sublevados el control de la mayor parte de la industria pesada nacional, y juntar el poder industrial al poder agrícola que estos ya poseían. Significaba además alterar la balanza demográfica en beneficio de las fuerzas de Franco y otorgar ventaja numérica, en el conjunto del territorio, a las tropas nacionalistas sobre las republicanas. Todo esto cuando el ejército popular de la república no estaba listo, y necesitaba aún al menos un año de adiestramiento e instrucción. Por no hablar de equipos militares.
Ofensiva sobre el país Vasco.

La idea para el lanzamiento de la ofensiva era cortar el País Vasco en una línea sureste-noroeste, desde Mondragon-Elgueta hasta el río Bizcargui, atenazando al final de la maniobra la capital Bilbao. Para acometer la campaña del norte el ejército nacionalista agrupa las seis brigadas navarras, la brigada Castilla y las brigadas italianas “Flechas Negras” como fuerza de ruptura, la demás unidades tendrán la misión de mantener los frentes e impedir la concentración de los efectivos republicanos en la zona elegida para el ataque. Mandará las fuerzas el general Emilio Mola, que tendrá al coronel Juan Vigon como jefe de estado mayor. En el ejército de Mola, desempeñaban un papel esencial las brigadas navarras dirigidas, entre otros, por los coroneles García Valiño, Alonso Vega, Cayuela y Latorre.

La ofensiva de Mola empezó el 31 de marzo. Las brigadas navarras recibieron el apoyo de la brigada del CTV Flechas Negras, que se componía de 8.000 españoles con oficiales italianos. Para apoyar a estas fuerzas se reunieron en Vitoria 80 aviones alemanes y 70 italianos y españoles. La armada nacional, con el acorazado España , los cruceros Canarias y Almirante Cervera , y el destructor Velasco , aseguró, ante la pasividad de la marina y aviación republicana, el bloqueo y la superioridad naval de las fuerzas nacionalistas.

El ejército republicano del norte estaba mandado por el general Llano de la Encomienda, que en julio de 1936, siendo jefe de la división orgánica acantonada en Barcelona, había permanecido leal al gobierno de la república. En febrero situó su cuartel general en Santander y a partir de entonces no tuvo mucha relación directa con los problemas cotidianos de la campaña . El conjunto de sus tropas ascendía teóricamente a unos 150.000 hombres con 250 piezas de artillería pero éstas se encontraban repartidas entre las tres provincias. Poseían unos pocos carros de combate modelo Trubia y Renault M1917 de procedencia francesa pero en conjunto tenía menos efectivos bélicos, peor equipados, de menor capacidad y más dispersos que sus antagonistas. Esta manifiesta inferioridad republicana adquiría tintes dramáticos en equipos bélicos tales como artillería, especialmente de campaña, y armas de apoyo de infantería, especialmente ametralladoras así como en el campo de la aviación.

En el mar solo se podía contar con dos destructores y tres submarinos. La fuerza aérea se componía solamente de unos 30 aviones como máximo que nunca operaban juntos . El gobierno vasco había conseguido reunir 75 batallones de infantería con un total de 30.000 hombres. De éstos batallones, 27 estaban formados por "gudaris" y el resto por una mezcla de comunistas, socialistas, republicanos y anarquistas.

El 31 de marzo comienza la fase general de la ofensiva, Los Junkers 52 de la Legión Cóndor bombardean el pueblo de Durango , entre Bilbao y el frente, con la intención de colapsar el repliegue republicano desde el frente. De manera más o menos coordinada el coronel Alonso Vega avanza para conquistar posiciones defensivas republicanas en las montañas de Maroto, Albertía y Jarindo y la población de Ochandiano. El 4 de abril ya estaban en manos nacionalistas y Mola impuso una pausa en la ofensiva. Los vascos fortificaron sus nuevas posiciones. El uso táctico de los bombardeos aéreos había causado gran alarma y había aumentado el odio hacia Alemania. Fueron movilizados más hombres y el 10 de abril los vascos ya contaban con unas 140 piezas de artillería. El 20 de abril empezó en Vizcaya un nuevo avance franquista. El 24 de abril todas las cumbres del sector del frente escogido para la ofensiva habían caído en manos del coronel de la 1ª Brigada Navarra, Rafael García Valiño. Mientras, entre los republicanos persistía una atmósfera de pánico así que el día 26 de abril cuando se inició un nuevo empuje ofensivo de Mola la derrota de los vascos parecía inminente. La destrucción de Gernica detuvo temporalmente el hundimiento vasco más allá de la ciudad destruida, aunque el 30 de abrir la brigada de "flechas negras" conquistó el puerto pesquero de Bermeo. El ejército de Euzkadi había retrocedido casi hasta el "cinturón de hierro".

Los británicos se avinieron a colaborar con los franceses para escoltar buques de refugiados vascos. Los primeros refugiados evacuados fueron niños. El 12 de mayo Julián Besteiro, en nombre del presidente Manuel Azaña acudió a visitar a Anthony Eden, jefe de la diplomacia británica, para tratar de que las grandes potencias impusieran un arreglo a la situación española. Franco alegó que el armisticio y las elecciones libres traerían consigo un gobierno de izquierdas. Anthony Eden llegó a Ginebra para asistir al consejo de la Sociedad de Naciones y la delegación británica que encabezaba reconoció abiertamente que el plan de armisticio había fracasado.

A principios de junio aún se produciría un nuevo acontecimiento preliminar al último acto de la campaña del País Vasco, la muerte del general Mola ocurrida el 3 de junio. El avión en el que viajaba se estrelló en la colina de Alcocero, cerca de Burgos. No existen pruebas de que fuera un sabotaje. Para Franco la muerte de Mola equivalía a decir que se había eliminado de la escena a otro general más que tenía una postura política propia. El general Fidel Dávila, que compartía los puntos de vista católico-monárquicos de Mola, sucedió a este como jefe del ejército del Norte. Entretanto, el gobierno de Valencia envió a Bilbao al nuevo estado mayor a las órdenes de Gamir Ulíbarri en sustitución de Llano de la Encomienda como "promesa de eficacia". Gamir fue designado jefe supremo de las fuerzas vascas, mientras a Llano de la Encomienda se le confiaba el mando del ejército de Asturias y Santander.

El 11 de junio el ejército del norte reanudó los combates sobre el “cinturón de hierro”. El bombardeo preliminar de 150 piezas de artillería acompañado por ataques aéreos de la Legión Cóndor y de la aviación italiana fue particularmente intenso. Aquel golpe quebrantó la resistencia de los defensores vascos concentrados en la última cota de terreno anterior al "cinturón de hierro". Al anochecer, tres brigadas navarras alcanzaron la célebre línea defensiva. El general Gamir disponía de unos 75.000 hombres con pequeños contingentes de refuerzo procedentes de Asturias y Santander. El 12 de junio una vez que las baterías y nuevas oleadas de aviones hubieron machacado el "cinturón de hierro" durante varias horas, una de las brigadas navarras atacó el punto


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101airbone
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Werto, bienvenido al foro, espero que disfrutes mucho con nosotros.

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werto
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Mensaje por werto »

(De hecho tampoco habia podido subir una parte importante del trabajo)

El 12 de junio una vez que las baterías y nuevas oleadas de aviones hubieron machacado el "cinturón de hierro" durante varias horas, una de las brigadas navarras atacó el punto en el que el sistema defensivo era más débil e incompleto.

Una vez más las unidades vascas sintieron la amenaza de verse rodeadas y apresuraron la retirada. Se habían roto las líneas vascas en un frente de 800 metros de longitud al amparo de la oscuridad. Los franquistas se encontraban a menos de diez kilómetros del centro de Bilbao. El 13 de junio todos los vascos que quedaban al otro lado del "cinturón de hierro" fueron trasladados al interior de la capital. La moral de éstos había sufrido un duro quebranto . La noche del 13 al 14 de junio el gobierno vasco decidió defender Bilbao, lo que ya era inviable, la mayor parte de la población civil fue evacuada en dirección a Santander, lo que por otra parte presagiaba el abandono de la capital. El éxodo de refugiados que huían de Bilbao no se interrumpió en todo el día y la carretera de Santander fue ametrallada por la Legión Cóndor y la aviación golpista con gran pérdida de vidas civiles. El 15 de junio quedó abierta una línea al avance por los carlistas navarros y los italianos.

El 16 de junio el avance nacional se prolongó durante todo el día. El 17 de junio cayeron sobre la ciudad 20.000 proyectiles de artillería. Ahora los nacionalistas controlaban toda la orilla derecha del Nervión desde la ciudad hasta el mar y la mayor parte de la orilla izquierda hasta el puente del ferrocarril. El 18 de junio al amparo de la noche, las unidades vascas recibieron órdenes de evacuar la capital. La última de estas unidades salió de la ciudad la madrugada del día 19 y al mediodía los tanques nacionalistas efectuaron una exploración preliminar encontrando la ciudad vacía. Entre las cinco y las seis de la tarde la 5ª Brigada Navarra, entró en la ciudad y colgó la bandera monárquica en el balcón del ayuntamiento. Así terminó el experimento de la República vasca, o Euzkadi, cuyos dirigente políticos se trasladaron a Barcelona, formando un gobierno en el exilio. El general Gamir se ocupó de retirar el máximo de tropas posible en dirección a Santander. Su tarea se vio facilitada por el hecho de que Franco no tenía ninguna prisa en proseguir la ofensiva después de la conquista de Bilbao. Los nacionalistas habían tenido unas 30.000 bajas desde marzo, incluidos 4.000 muertos, Gamir calculó en 35.000 las bajas sufridas por la República con un máximo de unos 10.000 muertos .
Ofensiva nacionalista sobre Cantabria.

A partir de la caída de la provincia de Vizcaya las operaciones en el frente del norte sufrieron un parón, debido a las contraofensivas que la República planteó tanto en Aragón como en Madrid, destinadas precisamente a detener dichas operaciones. Dos semanas después del final de la batalla de Brunete los nacionalistas renovaron la ofensiva en el norte. El ejército del norte se componía de unos 90.000 hombres divididos en seis brigadas navarras, las divisiones Littorio, Llamas negras y 23 de Marzo italianas y que comprendían 25.000 hombres, y la brigada los Flechas Negras, formada por españoles e italianos, con unos 8.000 hombres. Dávila tenía a su disposición unos 70 aviones de la Legión Cóndor, unos 80 aviones italianos y aproximadamente 70 aparatos españoles.

La defensa de Santander estuvo encomendada a los Cuerpos 14º y 15º del ejército republicano. El general Gamir Ulibarri actuaba como comandante en jefe de los ejércitos republicanos, aunque en la practica cada unidad actuaba un poco por su cuenta y de manera totalmente descoordinado, las unidades vascas en el exilio no tenían actitud de combate y se negaban a acatar las ordenes de sus mandos superiores. Apoyaban a estas fuerzas 50 baterías de artillería con al menos 17 modelos de cañón diferentes y unos 50 tipos de munición, 33 cazas y bombarderos y 11 aviones de reconocimiento. O sea un complemento de equipos técnicos absolutamente insuficiente para una guerra de desgaste o de cualquier tipo. Los republicanos fueron simplemente arrollados por las tropas nacionalistas.

El ejército republicano constaba de 80.000 hombres pero estas cifras por sí solas no dan una idea exacta de la desproporción de fuerzas. Descontando los 18 cazas rusos , los aparatos de republicanos eran lentos y más propios de un museo de aviación que de una guerra. Las fuerzas aéreas que apoyaban la ofensiva nacional incluían los últimos modelos alemanes, que aunque no era muy superiores los soviéticos sí eran mucho más numerosos, y estaban, en general, manejados por pilotos mucho mejor adiestrados. Lo mismo sucedía con la artillería. Las relaciones entre Santander y Asturias no eran mejores que las relaciones entre santanderinos y vascos cuando unos y otros combatieron juntos en Guipúzcoa.

La campaña se inició el 14 de agosto. El primer día de ataque se rompió la línea del frente por el sur. Las brigadas navarras se lanzaron en tromba hacia las primeras colinas de la cordillera cantábrica y los republicanos fueron arrollados por pura fuerza. El día 16 de agosto fue conquistada Reinosa, con su estratégica fábrica de armas. A continuación, apoyados por el peso de su propia artillería, tanques y aviación, los Flechas Negras italianos abrieron el frente por la costa el día 18 de agosto. La división 23 de Marzo, por el centro-sur, conquistó el paso del Escudo, que era un punto crucial de todo el dispositivo republicano, que se desplomó como un castillo de naipes, todo el frente oriental corría el riesgo de quedar envuelto y debió replegarse de manera desorganizada. A partir de entonces el frente dejó de existir. El ejército de Santander emprendió una veloz retirada que se torno en una simple huida. Se repitieron las escenas conocidas ya en otras ciudades españolas, las calles de Santander se vieron invadidas por campesinos que huían del fragor de la batalla llevándose consigo el ganado y algunos efectos personales. El gobierno vasco, ahora en el exilio, volvió a ocuparse de la evacuación.

El 22 de agosto se celebró una reunión entre dirigentes militares y políticos. El presidente del gobierno vasco en el exilio José Antonio Aguirre presidió la reunión. Desde Valencia se requería que se efectuara la retirada hacia Asturias pero al día siguiente las fuerzas armadas vascas iniciaron la retirada por su cuenta en dirección a Santoña, unos 30 kilómetros al este de la capital, donde la mayor parte del ejercito vasco negocio por su cuenta y se rindió a los franquistas.

Millares de santanderinos quedaron copados por el avance transversal de las fuerzas nacionalistas, cientos de ellos se lanzaron a la aventura tratando de evitar ser capturados por los nacionalistas, buscaban embarcaciones en las que poder huir con dirección a Francia o a Asturias, prefiriendo afrontar el revuelo del golfo de Vizcaya en una barca que exponerse a ser capturados por el bando golpista. El resto del ejército envuelto fue capturado y 60.000 hombres fueron hechos prisioneros. Esta fue la mayor victoria de la Guerra Civil . Poco después, Dávila y su ejército entraban en Santander .



El final del frente Norte: ofensiva nacionalista sobre Asturias.

El día 1 de septiembre el ejército nacionalista del norte inició otra campaña, con el general Dávila en el puesto de comandante en jefe, y con el coronel Aranda, junto con el general Solchaga, como comandantes de sector. Su objetivo era la captura definitiva de Asturias. Los italianos fueron retirados del frente, donde sólo quedo su cuerpo mecanizado, y la misión de llevar acabo el ataque principal se encomendó de nuevo a las brigadas navarras que habían logrado grandes éxitos en las ofensivas sobre Santander y Vizcaya. Para la ofensiva final sobre el norte Davila contaba con un total de unos 110.000 efectivos. Cubrían la ofensiva 250 aviones de combate y más de 250 cañones de campaña.


Mientras tanto el “Consejo soberano de Asturias y León” de Belarmino Tomas destituía fulminantemente al general Gamir, y nombraba en su lugar al coronel Prada como comandante en jefe del ejército del norte. Frente a la ofensiva nacional la república podía oponer frente a ellos los restos del antiguo 14º Cuerpo de ejército republicano a las órdenes del coronel Francisco Galán, que sólo disponía de unos ocho o diez mil hombres, unas 250 ametralladoras, y unos 30 cañones de asedio y campaña. Las fuerzas republicanas contaban también con el 17º Cuerpo de ejército republicano, a las órdenes del coronel Linares, que contaba con unos 35.000 hombres , unas 600 ametralladoras y aproximadamente 150 cañones .

Al principio, el avance nacionalista fue lento. Las montañas leonesas constituían una defensa natural difícil de rebasar, donde se podía articular un sistema defensivo con pocos recursos. Oviedo ya estaba en manos de los nacionalistas pero estaba totalmente rodeada salvo por un pequeño corredor umbilical. Las cuencas mineras estaban aún en manos de los republicanos leales a la legalidad constitucional. La ausencia inicial de la Legión Cóndor y de la aviación nacionalista , que se hallaba en el frente de Aragón, dio a los republicanos el tiempo necesario para construir una línea de defensa muy bien articulada y defendida, sobre todo teniendo en cuenta sus exiguos e insuficientes recursos.

El ejército nacionalista del norte, bajo el mando del general Davila, planteo una ofensiva general sobre Asturias articulando sus fuerzas en dos grandes formaciones, una entraría por oriente, desde Santander, bajo el mando del general Solchaga y otra, entraría por el Sur, desde León, bajo la dirección del coronel Aranda.

Por el frente oriental la toma de Mazuco, y por extensión de toda la sierra del Cuera, era básica para poder garantizar el avance nacional. La sierra del Cuera era de una importancia táctica fundamental, controlaba en un amplio sector de la carretera que, por la costa, comunicaba Unquera con Oviedo. Sin el control de la sierra era imposible avanzar hacía la línea del Sella, en torno a cuyo cauce bajo la república estaba organizando una línea defensiva.

El 1 de septiembre Solchaga se lanza sobre el dispositivo republicano con 4 brigadas navarras como punta de lanza, flanqueadas por la brigada Castilla que avanzaba en paralelo a la costa, y abre una brecha en las líneas defensivas constituidas en las inmediaciones de San Vicente de La Barquera. Las tropas del general Solchaga avanzan rápidamente y consiguen alcanzar Llanes el 4-5 de septiembre. Mientras tanto el ejército republicano se rehace y presenta batalla a las tropas nacionalistas.

La defensa del Mazuco y las estribaciones de la Sierra del Cuera, fue tenaz y decidida, llegando en ocasiones a rozar el fanatismo. Trece días necesitaron las tropas de Solchaga para avanzar los escasos ocho kilómetros que separan Llanes de Posada. La división mandada por Ibarrolla, y en particular la 134 brigada mandada por el gipuzcuano Miguel Arriaga , resiste en el Mazuco a los bombardeos de la artillería pesada de Solchaga, los carros de combate alemanes e italianos, los bombardeos masivos de la aviación nacionalista y finalmente las embestidas de la infantería enemiga, llegando en ocasiones al cuerpo a cuerpo. La resistencia se torna heroica durante el primer mes de combates, y el gobierno central de la república alberga la esperanza de que el frente del norte resista al menos hasta el invierno; donde el cambio de los fenómenos meteorológicos paralizaría la ofensiva al menos hasta primavera.

Tras un mes de fracasar en costosos asaltos frontales las tropas de Solchaga van intentar algo nuevo: se filtrarán por los pasos de montaña avanzando hasta el alto Sella, y tratarán de bordear el dispositivo republicano articulado en torno a su curso medio y bajo. La maniobra de Solchaga, intentada por pura desesperación más que por conocimiento táctico, va a tener éxito. Los nacionalistas van a conseguir atravesar el Sella por Arriondas, que había sido reducida a escombros, al igual que Infiesto, por la acción de la legión Condor. Una vez atravesado el Sella los nacionalistas proseguirán su avance a través de la sierra del Sueve, en dirección a la costa, y en dirección hacia Infiesto, para enlazar con las tropas de Aranda que avanzaban desde el sur, por los puertos de Tarna y San Isidro. Una vez rebasado el curso del Sella los republicanos se vieron obligados a un rápido repliegue ante la amenaza de quedar copados, lo cual provocó el colapso de su sistema defensivo y de su resistencia organizada. Los combatientes debieron abandonar todo su equipo pesado y replegarse por la costa de manera apresurada y caótica .

Tras seis semanas de combates, el 14 de octubre seguían en manos de los republicanos algunos de los picos más elevados de las montañas leonesas. Los más prácticos confiaban en que se precipitará el invierno y se detuviera el avance de los franquistas. Sin embargo las fugas se convierten en algo habitual, siendo la más sonada la de los miembros del tribunal popular el 12 de octubre, el clima social se va inundando poco a poco pero de manera constante de un sentimiento fatalista y derrotista. Una resistencia prolongada sin perspectivas de auxilio o victoria posible es algo muy difícil de estructurar. Asturias había quedado aislada, con un peso muerto demográfico de más de 100.000 personas, con dificultades inmensas de suministros, con problemas logísticos constantes y con sus puertos marítimos, Ribadesella, Avilés, Gijón, bloqueados por la flota franquista: la derrota parecía inevitable. Sin embargo las instrucciones del gobierno central de Valencia eran claras: resistir hasta el fin. El día 15 de octubre Aranda y Solchaga avanzaron rápidamente hacia el pueblo de Infiesto donde confluían. El día 20 de octubre las tropas nacionalistas ocupaban un arco que va desde Villaviciosa hasta Infiesto y Pola de Laviana. Cundió el pánico entre los combatientes asturianos y la resistencia organizada cesó.

El Consejo de Asturias se reunió en sesión de urgencia el día 15, y desde este momento y en contraste con los primeros días de la campaña, la resistencia republicana se debilitó progresivamente. En contraste el avance de los nacionalistas prosiguió con la mayor rapidez posible. En aquel momento todos los aviones nacionalistas empezaron a bombardear simultáneamente posiciones de las fuerzas republicanas en todos los frentes. En la siguiente y postrera reunión del Consejo soberano de Asturias y León se informó de que las últimas órdenes de Negrín eran de resistir hasta el final . Los comunistas estaban dispuestos a cumplirlas pero los jefes militares se mostraron tan pesimistas que la única solución parecía ser la huida. El consejo decide el día 17 la evacuación general de Asturias.

Todos los que pudieron emprendieron la huida, incluyendo el dirigente socialista Belarmino Tomás, jefe del Consejo de Asturias, que se fue en un destructor británico. Los ejércitos republicanos se desintegraron rápidamente. El 20 de octubre cuando Aranda se encontraba todavía a 40 kilómetros de Gijón entró en acción la "quinta columna". Un grupo de quintacolumnistas exigió la rendición incondicional. Otro se apoderó por la fuerza de determinados edificios públicos. Se rindieron veintidós batallones republicanos. El 21 de octubre las fuerzas de Aranda y Solchaga entraron en Gijón y se inició una feroz persecución. Aunque el frente norte había desaparecido, varios millares de hombres resistieron en las montañas leonesas hasta el mes de marzo, obligando a dejar numerosos efectivos militares de guarnición en Asturias y frenando así otras posibles ofensivas de los ejércitos nacionalistas.

La guerra en el norte mostró la notable superioridad del armamento aéreo y artillero franquista, o al menos de su uso y número. Pero ni en la campaña del País Vasco, ni en la de Santander, ni en la de Asturias puede explicarse la victoria de los nacionalistas por superioridad técnica. La existencia de tres Estados independientes en el bando republicano, cada uno de los cuales sustentaba distintas teorías de gobierno, debilitó fatalmente a la república. El general Llano de la Encomienda nunca logró crear un mando unificado, ni tampoco su sucesor Gamir Ulíbarr. Sólo se logró un cierto nivel de coordinación entre las tropas republicanas cuando el consejo de Asturias y León se declaró soberano; pero entonces ya era muy tarde para salvar el norte.

Tras la larga campaña iniciada en el mes de marzo, los nacionalistas poseían las minas de carbón asturianas y las industrias pesadas del País Vasco y, lo que es más importante, las industrias de armas nacionalistas. Al término de la campaña, habían conquistado 18.500 kilómetros cuadrados de territorio. Contaban con un millón y medio más de habitantes, incluidos muchos prisioneros de guerra que fueron enviados a trabajar a verdaderos campos de concentración, controlaban la mitad de la producción nacional de carbón y casi todo el acero de España. La victoria también permitió que la flota nacional se concentrara en el Mediterráneo. Finalmente, 65.000 hombres del ejército norte quedaron disponibles, junto con sus armamentos, para incorporarse al frente del sur. Desde mayo de 1937, el ejército republicano del norte perdió unos 33.000 hombres, más otros 100.000 que cayeron prisioneros y otros 100.000 heridos. Las pérdidas franquistas incluían 10.000 muertos y un total de unas 100.000 bajas .

Conclusiones.

El triunfo en el norte significó el principio del fin para la república, y es muy posible que si hubiese que escoger uno éste fuera el punto en el que realmente la república perdió la guerra. Después de la supresión del frente norte el equilibrio de fuerzas quedó roto a favor del bando nacionalista. El ejército de Franco cubría los frentes con un 60% de sus recursos, dejando el 40% como masa de maniobra, como reserva estratégica. En el lado opuesto la república necesitaba de hasta el 70-75% de sus recursos para mantener sus frentes, dejando un escaso 25% como reserva, el llamado ejército de maniobra.

Militarmente la iniciativa había cambiado definitivamente de bando. Si bien la Guerra Civil no estuvo decidida hasta el atropello de Munich, donde en octubre de 1938 las potencias europeas decidieron que los golpistas ganarán la guerra, la batalla del norte, tal y como se desarrolló, fue totalmente decisiva para la derrota final de las armas republicanas. Si el norte hubiese aguantado hasta que el ejército de maniobra de la república estuviese preparado es posible que el desarrollo de la guerra hubiese sido diferente. Pero el norte no aguantó y la república se vio forzada a arriesgar su ejército de manera prematura, cuando éste aún no estaba listo para el combate, con resultados desastrosos .

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Hernan
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Mensaje por Hernan »

Contaban con un millón y medio más de habitantes, incluidos muchos prisioneros de guerra que fueron enviados a trabajar a verdaderos campos de concentración, controlaban la mitad de la producción nacional de carbón y casi todo el acero de España.
Añado que una buena parte de los miembros del ejército vencido pasarón a formar parte del ejército nacional, previa depuración, de los elementos más ideologizados.

No es por nada, pero la sectaria semántica que empleas "traidores golpistas" "golpistas", "cambio en la estrategia golpista" y similares estropea bastante el relato. Se ve que el profesor al que la presentabas el trabajo tenía algo de comisario. :) :)

Y además hay que ser objetivos a la hora de las denominaciones. Si llamas a unos republicanos, en buen lógica debes llamar a los otros nacionales, digo yo.
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werto
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Mensaje por werto »

Bueno, pues no es por nada, pero la terminología empleada para describir o designar a los contendientes es, simplemente, la correcta, y en este caso concreto sólo es descriptiva, sin carga ideológica, ni mucho menos moral.

Golpistas, sublevados o nacionalistas -más allá de matices de tipo ideológico como carlistas, falangistas, tradicionalistas, nacionalcatolicistas- para los que, en efecto, se sublevaron; o se unieron a los que se habían sublevado, contra el gobierno de la república, y republicanos -más allá de consideraciones de tipo ideológico como comunistas, republicanos de izquierda, liberales, peneuvistas-para los que defendían a dicho gobierno.

Por otra parte, creo que no empleo en ningún momento la palabra traidor para referirme a los sublevados o nacionalistas -aunque, desde luego, su empleo tampoco seria totalmente incorrecto, al igual que tampoco seria incorrecto denominar social-revolucinarios a los cenetistas-.

Mirándolo con perspectiva, si que es cierto que el titulo del capitulo "Un Cambio en la estrategia golpista" no es afortunado. A esas alturas hablar de "Un cambio en la estrategia nacionalista" seria bastante más correcto, sin invalidar, por supuesto, la validez terminológica de la primera expresión -validez no aplicable, por cierto, al termino nacional-

Lo que es totalmente incorrecto es llamar a un bando nacional, nacionales eran todos los contendientes de nuestra triste guerra civil, como mucho se podría hablar de bando nacionalista (español se presupone), desde luego denominar a uno de los bandos enfrentados en una Guerra Civil bando nacional si que es utilizar sectariamente un término.

Precisamente porqué queremos ser objetivos no podemos denominar sólo a uno de los bandos nacional, porqué, y esto es evidente, nacionales eran ambos.

En cualquier caso no estaba hecho para una asignatura, sino para unas jornadas de Historia de Oviedo en las que me pidieron que hiciera una ponencia sobre la Guerra Civil en Asturias.
werto
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Mensaje por werto »

En cualquier caso gracias por el comentario, a ver si puedo subir una versión con notas al pie, mapas y fotografías.
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Zhukov
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Mensaje por Zhukov »

Bueno, nacionales, nacionales... mucho Italiano y Moro habia en uno de ellos, ahora claro en el norte, por la republica pocos brigadistas defensores de la libertad llegaron a luchar ¿no? :pre:

Estoy de acuerdo en que los denomines golpistas, ya que si estabamos en guerra no era por arte de magia, sino por que un "bando" o grupo de personas dio un golpe de estado el 17-18 julio (cosa que se suele olvidar).



p.d: puedo subirlo a la enciclopedia bélica??? :?
«¿Vienes del espacio exterior?», preguntó la anciana.
«Ciertamente, sí» -dijo Gagarin- «Pero no se alarme, soy soviético».
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Hernan
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Mensaje por Hernan »

Zhukov escribió:Bueno, nacionales, nacionales... mucho Italiano y Moro habia en uno de ellos, ahora claro en el norte, por la republica pocos brigadistas defensores de la libertad llegaron a luchar ¿no? :pre:

Estoy de acuerdo en que los denomines golpistas, ya que si estabamos en guerra no era por arte de magia, sino por que un "bando" o grupo de personas dio un golpe de estado el 17-18 julio (cosa que se suele olvidar).



p.d: puedo subirlo a la enciclopedia bélica??? :?
1 Sería lamentable que un mensaje tan sectario formase parte de una enciclopedia, a no ser que se pretenda que la misma sea de mínima calidad.

2 Los denominados moros, en ese momento no tenían nada de extranjeros ya que provenían del Marruecos español.

3 Sin entrar en más discusiones políticas el golpismo lo veo al reves. (Editado el resto por petición de la moderación)
Bueno, pues no es por nada, pero la terminología empleada para describir o designar a los contendientes es, simplemente, la correcta, y en este caso concreto sólo es descriptiva, sin carga ideológica, ni mucho menos moral.
A mi modo de ver resulta incorrecta, ideologizada, inmoral y escasamente descriptiva.
Golpistas, sublevados o nacionalistas -más allá de matices de tipo ideológico como carlistas, falangistas, tradicionalistas, nacionalcatolicistas- para los que, en efecto, se sublevaron; o se unieron a los que se habían sublevado, contra el gobierno de la república, y republicanos -más allá de consideraciones de tipo ideológico como comunistas, republicanos de izquierda, liberales, peneuvistas-para los que defendían a dicho gobierno
Pues no; en las denominaciones hay mucha intencionalidad. Para hacer algo neutral y por lo menos cubrir las apariencias deberías llamar a cada uno como le gusta, y no como le disgusta, por ejemplo. A un bando le gustaba que lo llamasen republicano - a pesar de que había innumerables republicanos en el otro, como eran todos los falangistas de verdad - y al otro le gustaba que llamasen nacional, a pesar de que había indudablemente miles de españoles en el contrario que creían luchar por una España mejor de buena fe.
Por otra parte, creo que no empleo en ningún momento la palabra traidor para referirme a los sublevados o nacionalistas


¿Has leído lo que has puesto?
Lo que es totalmente incorrecto es llamar a un bando nacional, nacionales eran todos los contendientes de nuestra triste guerra civil, como mucho se podría hablar de bando nacionalista (español se presupone), desde luego denominar a uno de los bandos enfrentados en una Guerra Civil bando nacional si que es utilizar sectariamente un término
Vuelvo a lo que he puesto anteriormente. En tal caso lo de republicano sería tan inexacto o más, ya que al final, lo que era la zona dominada por el Frente Popular se parecía bastante más a la Rusia de Stalin, que a la República de Francia
En cualquier caso no estaba hecho para una asignatura, sino para unas jornadas de Historia de Oviedo en las que me pidieron que hiciera una ponencia sobre la Guerra Civil en Asturias.
Conozco el sectarismo con el que se cuenta la Historia en mi querida ciudad de Oviedo, y especialmente el de ciertos profesores de la facultad de Historia, que hacen gala además de una ignorancia interesada en grado elevado.

Saludos
Última edición por Hernan el 16 Abr 2006, editado 1 vez en total.
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nacho

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Hernan escribió:2 Los denominados moros, en ese momento no tenían nada de extranjeros ya que provenían del Marruecos español.
si no recuerdo mal el marruecos no pertenecia a España al ser un estado soberano bajo regimen de protectorado, lo que hace de los marroquis extranjeros, sin contar italianos y alemanes.
3 Sin entrar en más discusiones políticas en mi opinión los golpistas fueron los del Frente Popular, a los que por una lógica y legítima defensa propia hubo que parar después de 5 años de desmanes y tropelías sin cuento. Como dijo Calvo Sotelo: Media España no se resigna a morir.
esta muy bien que usted piense asi, pero eso no quiere decir que sus ideas de tipo extremo sean ciertas, le guste o no los unicos golpistas traidores que hay son los militares sublevados, sin que exista ni logica ni legitima defensa.
A mi modo de ver resulta incorrecta, ideologizada, inmoral y escasamente descriptiva
¿es inmoral llamar a alguien que traiciona su palabra y se subleva contra un gobierno legal traidor o golpista? sinceramente esta usted demostrando ser un extremista en grado superior.
Vuelvo a lo que he puesto anteriormente. En tal caso lo de republicano sería tan inexacto o más, ya que al final, lo que era la zona dominada por el Frente Popular se parecía bastante más a la Rusia de Stalin, que a la República de Francia
y la españa franquista a un remendo de la italia de musolini, siga usted utilizando rancia propaganda ampliamente superada, pero no quiera hacer pasar sus creencias ideologicas por historia.
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Urogallo
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Mensaje por Urogallo »

si no recuerdo mal el marruecos no pertenecia a España al ser un estado soberano bajo regimen de protectorado, lo que hace de los marroquis extranjeros, sin contar italianos y alemanes.
Si no recuerdo mal, la república también reclutaba regulares en marruecos, como auxiliares del gobierno en su tarea de mantener el orden bajo la autoridad nativa. Ya que esas autoridades nativas apoyaron el alzamiento, su participación en el conflicto es totalmente lógica ( la república las utilizó cuando lo creyó conveniente). En el caso de alemanes e italianos, eran aliados del gobierno de Burgos, y todos los paises han recurrido a sus aliados para la guerra desde tiempos de la Illiada.
esta muy bien que usted piense asi, pero eso no quiere decir que sus ideas de tipo extremo sean ciertas, le guste o no los unicos golpistas traidores que hay son los militares sublevados, sin que exista ni logica ni legitima defensa.
No podían ser golpistas, ya que el golpe de estado fracasó, y no podían ser traidores, ya que la república a la que habían jurado fidelidad desaparece en el curso de su fracasado golpe de estado. Ergo, podían ser golpistas en las primeras horas, pero no después. El único término valido es "sublevado", y al menos durante 1936, "rebelde". En 1937-1938-1939, con el reconocimiento internacional consiguiente, la única terminología adecuada, no por razonable si no por ser la usualmente empleada, es "España nacional", que es la que se ha venido usando hasta el día de hoy incluso por los autores republicanos.

¿es inmoral llamar a alguien que traiciona su palabra y se subleva contra un gobierno legal traidor o golpista? sinceramente esta usted demostrando ser un extremista en grado superior.
Opción válida la de faltar a la palabra dada en el caso de los oficiales superiores, pero absurdo extenderla al 90% de los miembros del alzamiento que no habrían realizado juramento alguno. Si llevamos las cosas más lejos, muchos de ellos (Cabanellas,Mola...) se sublevan a favor de la república, de la verdadera república para ellos, con lo que la semántica, se quiera o no, se vuelve otra vez arma de doble filo.


y la españa franquista a un remendo de la italia de musolini, siga usted utilizando rancia propaganda ampliamente superada, pero no quiera hacer pasar sus creencias ideologicas por historia.
Afirmación interesante, en la medida que sin otros apoyos asume que la posición mantenida por uno mismo y un puñado de autores elegidos por la coincidencia ideológica agotan la idea de "verdad". El panorama editorial actúal, por no llevar más lejos el argumento, nos demuestra que "ampliamente superada" es una afirmación, como poco, exagerada.
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Mensaje por 101airbone »

Señores, no vamos a entrar en un debate sobre la terminología empleada. Cada uno ha colocado su posición al respecto por lo que todos los demás podemos formarnos nuestra opinión. Que el debate siga en su aspecto militar o me veré obligado a cerrar este hilo, cosa que no querría hacer.

Lo que no voy a permitir es que se pase a atacar personalmente a nadie por sus opiniones, eso debe tenerlo todo el mundo muy claro.

Un saludo
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werto
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Mensaje por werto »

Sinceramente creo que no estamos desviando del tema en cuestión. En cualquier caso unas aclaraciones:

A) Denominar a un bando nacional -o nacionales- resulta totalmente incorrecto. Nacionales eran, al menos, la mayor parte de los contendientes enfrentados en nuestra guerra civil en ambos bandos.

Cuando uno lee denominaciones de este tipo no puede menos que pensar de donde venían los partidarios del bando no nacional.

Por mucho que les pese a algunos Manuel Azaña, Miaja, Vivente Rojo, Higinio Carrocera, Liarte Lausin, el EPR, o las Milicias pro-gubernamentales no venían del planeta Marte, ni siquiera venían de la URSS.

Dicha denominación -nacional- si esta totalmente ideologizada, además de ser totalmente incorrecta, pues equipara a los partidarios de un bando con la nación -española se presupone, como por otra parte ya dije-, y desgraciadamente para algunos españoles eran, y somos, todos.

B) Es incontestable que un grupo de personas organizaron un alzamiento, un pronunciamiento, o una sublevación contra el gobierno republicano -o contra la falta de capacidad de éste apara mantener el orden, igual da-.

¿Se sublevaron, pronunciaron, alzaron, por el ideal de una España mejor?, probablemente, pero eso no cambia que se sublevaran, alzaran o pronunciaran, no cambia qué, en definitiva, tratasen de dar un golpe de estado.

C) A pesar de que en NINGÚN caso utilice en el texto la palabra traidor-al menos eso creo, y si así fuera habría que corregirlo- para referirme al grupo de personas que, no acatando un resultado electoral, se sublevaron contra el gobierno, ciertamente, sobre todo el los primeros momento momentos del alzamiento autodenominado después como nacional -sin fundamento desde un punto de vista etimológico o descriptivo-, la utilización de este término tampoco seria demasiado incorrecta.

Los militares sublevados habían prometido defender al gobierno, al sistema, y la constitución de la república, y desde luego resulta evidente que no cumplieron ni con que era su deber, obedecer ordenes, ni con lo que habían prometido, defender a la república. Esto resulta especialmente aplicable a aquellos mandos militares en los puestos más altos del escalafón militar.


D) Creo que, dejando consideraciones estrictamente etimológicas o epistemológicas aparte -es decir los términos que si se pueden utilizar pero que no resultan ideales (traidores para referirse a los militares sublevados, por ejemplo)- el mejor término para referirse al bando que aglutino a los descontentos con el sistema republicano tal y como se daba, es el de NACIONALISTAS (españoles, se presupone).

No es totalmente correcto pero si sirve para nombrar de manera genérica a dicho bando sin entrar en grandes incorrecciones –cosa no aplicable por cierto al término nacional-.


En cualquier caso creo que este no es el lugar adecuado para dichas discusiones, pues se alejan bastante del contenido temático del trabajo. Si lo desean podemos abrir un post para discutir sobre terminología.

PD: Zhukov, puedes subir el texto a donde quieras. De todas formas a ver si puedo subir las notas al pie, falta bastante texto y bastante argumentación.
Última edición por werto el 15 Abr 2006, editado 1 vez en total.
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MENCEY
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Mensaje por MENCEY »

Con el fin de aclarar conceptos y fijar la cosas tal como sucedieron los hechos historicos, no hay mejor cosa ni que mas clarifique que hechar mano del Diario Oficial:

Decreto sobre Promesa de Fidelidad a la Republica de 23 de Abril de 1931:Me salto el Preambulo y algunos articulos no esenciales:

Articulo 1.


Todos los Generales, en situacion de actividad o reserva, y todos los Jefes,Oficiales y Asimilados que no esten retirados o separados del servicio,habran de prestar en el plazo de cuatro dias contados desde la publicacion de este Decreto en la Gaceta de Madrid,solemne promesa de Fidelidad y adhesion a la Republica.


Articulo 2.El texto de la promesa se ajustara a la siguiente formula¨¨ Prometo por mi Honor servir bien y lealmente a la Republica,obedecer sus Leyes y Defenderla con las Armas¨¨

Articulo 3.Todos los Generales, Jefes y Oficiales, estamparan en unos pliegos al efecto encabezados por la formula anteriormente descrita, su nombre,dos apellidos y rubrica,mencionado el Cuerpo,dependencia o centro donde esten destinados.Primero firmara el General o Jefe y luego y ante el, o en quien delegue el resto de Jefes y Oficiales de la unidad o establecimiento.


Articulo 5.Los Generales,Jefes y Oficiales,que haciendo uso de su libertad no otorguen la Promesa de Fidelidad, causaran baja en el Ejercito,pasando los Generales a la situacion de separados del Servicio y los Jefes y Oficiales a la de retirado ,con el haber pasivo que les corresponda.


Todos los oficiales en activo en 1936 y tambien los 8.000 retirados por la Ley Azaña al ser esta posterior, firmaron la promesa por su Honor, que no juramento como se ha insistido en post anteriores,absolutamente nadie juro al no preverlo el Decreto, de Fidelidad a la Republica.Fueron poquisimos los que no lo hicieron en Abril del 31, y fueron dados de baja por este motivo.Como dato curioso, la Tropa y los suboficiales no firmaron ni prometieron nada, tambien es verdad que el Cuerpo de Suboficiales como tal es posterior a esa fecha.En toda caso estarian atados por la Promesa a la Bandera y lo de no abandonar a sus oficiales y obedecerles siempre,y aqui ya depende que camino tomaran estos.



PD. El denominar a unos Nacionales y a otros Republicanos, es una forma convencional para intentar no ofender a nadie en tema tan peliagudo y superar de una vez lo de ´´ Rojos¨¨ y ¨¨Fascistas¨¨.Que duda cabe, es de perogrullo, que tan de la nacion y españoles hasta el tuetano eran unos como otros,no se debe pues tomar al pie de la letra, ni tomarselo como ofensa nadie,solo como un convencionalismo.Por lo general , al rememorar la Guerra civil, suelen faltar datos,asepsia y prisma historico y sobrar en cambio, Ideologia Personal y Visceralidad. :D

La moderacion,el ir a las fuentes y archivos y el desapasionamiento, suelen ser buenas compañeras a la hora de analizar todos estos hechos.


saludos.
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Mensaje por werto »

El problema es que el término nacionales es totalmente inadecuado, tanto descriptiva como etimologicamente, como ya expuse, y sigue teniendo una carga ideológica excluyente respecto al resto del conjunto.

Por convencionalismo Nacionalistas es untérmino muchisimo más acertado, y no excluye la indiscutida nacionalidad española de los defensores de la legalidad -por precaria que fuese- repúblicana.

Por otra parte tiene toda la razón respecto a que los militares prometiron, no juraron, defender a la repñublica, voy a editar el post anterior.
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Mensaje por MENCEY »

Dependera en todo caso de la intencion de cada cual, generalizar en estos casos ya se sabe lo injusto que es.Yo soy una de las personas que lo usa, Nacionales y Republicanos, y ni por asomo lo hago por ninguna carga ideologica ni por excluir a nadie,todo lo contrario, con el animo de superar de una vez todo eso y de asumir nuetra historia, han pasado ya 70 años.Soy heredero por Bilogia de dos personas, militares los dos, que se vieron por las circustancias del momento enfrentados en esa lucha fratricida.Han pasado los años, y lo que son las cosas, nunca dos enemigos se han llevado tambien, ni discuten y eso que estan muy cerca en la Paz del mismo cementerio.


En cuanto al trabajo en si,esta bien hilvanado y las fuentes y Bibliografia apuntadas son solventes, se podra estar o no de acuerdo con el tono idelogico y formas en que se enfoca, pero desde luego el manifestar que la calidad es minima por sectario, no deja de ser caer en lo mismo pero por el otro lado, aparte de incierto, me parece una falta de respeto y maneras hacia otro Forista , una descalificacion personal en suma.

saludos.
Última edición por MENCEY el 15 Abr 2006, editado 3 veces en total.
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Mensaje por Aldring »

Sin querer entrar en valoración de la legitimidad de origen de la constitución redactada en 1931 –que ya algún un insigne republicano la concebía como una constitución que incitaba a la guerra de media España contra la otra- me gustaría enfatizar que previamente al golpe de estado y renuncia a los deberes militares de un grupo de ellos, el gobierno del Frente Popular previamente ya había violado y traicionado flagrantemente algunos de los principios constitucionales más fundamentales para la convivencia y mantenimiento intrínseco del régimen y de la paz social misma.

Compilo algunos artículos violados, que a bote pronto y sin analizar exhaustivamente la constitución de 1931, positivamente puedo ilustrar los incumplimientos de los mismos:

Art.2Todos los españoles son iguales ante la ley.

Art. 29. Nadie podrá ser detenido ni preso sino por causa de delito. Todo detenido será puesto en libertad o entregado a la autoridad judicial, dentro de las veinticuatro horas siguientes al acto de la detención.
Toda detención se dejará sin efecto o se elevará a prisión, dentro de las setenta y dos horas de haber sido entregado el detenido al Juez competente.
La resolución que se dictare será por auto judicial y se notificará al interesado dentro del mismo plazo.
Incurrirán en responsabilidad las autoridades cuyas órdenes motiven infracción de este artículo y los agentes y funcionarios que las ejecuten, con evidencia de su ilegalidad.
La acción para perseguir estas infracciones será pública, sin necesidad de prestar fianza ni caución de ningún género.

Art. 31
El domicilio de todo español o extranjero residente en España es inviolable. Nadie podrá entrar en él sino en virtud de mandamientos de Juez competente. El registro de papeles y efectos se practicará siempre a presencia del interesado o de una persona de su familia, y en su defecto, de dos vecinos del mismo pueblo.

Art. 32. Queda garantizada la inviolabilidad de la correspondencia en todas sus formas, a no ser que se dicte auto judicial en contra.

Art. 34. Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a previa censure.
En ningún caso podrá recogerse la edición de libros y periódicos sino en virtud de mandamiento de Juez competente.
No podrá decretarse la suspensión de ningún periódico sino por sentencia firme.

Art. 38. Queda reconocido el derecho de reunirse pacíficamente y sin armas.

Art. 41. Los nombramientos, excedencias y jubilaciones de los funcionarios públicos se harán conforme a las leyes. Su inamovilidad se garantiza por la Constitución. La separación del servicio, las suspensiones y los traslados sólo tendrán lugar por causes justificadas previstas en la ley.
No se podrá molestar ni perseguir a ningún funcionario público por sus opiniones políticas, sociales y religiosas.

Por otra parte me gustaría felicitar a Werto por su monumental ponencia aún reconociemdo que no comparto grosso modo su enfoque o interpretación de las fuentes o acontecimientos.

¡Enhorabuena!

Atentamente,
Aldring
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Mensaje por 101airbone »

Señores, por favor, volvamos al tema inicial del hilo. Creo que he quedado suficientemente clara la postura de todos sobre el tema de las denominaciones de los distintos contendientes.

Todos sabemos que publicar un tema extenso lleva mucho trabajo y nos gusta debatir sobre el fondo del mismo. Ayudemos a que sea así.

Un saludo
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grandi
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Mensaje por grandi »

en mi opinion seria mas adecuado poner los terminos de 'nacional' y 'republicano' ,con comillas .ya que ambos eran españoles y en ambos habian republicanos.asi es como viene en Historia de las Fuerzas Armadas de la editorial Palafox, y asi creo que es como creo se debiera de poner
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Hernan
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Mensaje por Hernan »

werto escribió:C) A pesar de que en NINGÚN caso utilice en el texto la palabra traidor-al menos eso creo, y si así fuera habría que corregirlo-
La verdad es que me desconcierta usted, señor Werto;

En el apartado referente a los cuarteles de Gijon en su segundo párrafo pone:
Confinados en sus cuarteles los traidores golpistas....

A la espera de la respuesta del señor moderador sobre ciertas alusiones personales debo señalar que en el trabajo de partida se olvidan los precedentes de los acontecimientos de julio de 1936. Y no son otra cosa en esencia que lo ocurrido en octubre de 1934. Sin esto, en el conjunto de la guerra civil, y más en el caso de Asturias, donde se produjeron los principales combates de aquel golpe de estado - utilizando la terminología del forista Werto - no se entiende nada de lo que sucedió después.

La obsesión del Frente Popular por Oviedo, foco de la principal resistencia ya en 1934, que tan bien relató Vazquez Prada en su "Tomar café en el Peñalba" forma parte de los símbolos de la guerra civil, que se caracteriza muchas veces por factores de orden psicológico, más que de orden estratégico. Oviedo, capital administrativa, religiosa y universitaria de Asturias, cuyas instituciones fueron blanco preferente de los revolucionarios de 1934, era algo demasiado irresistible para unos combatientes tan ideologizados como fueron los milicianos del Frente Popular en Asturias.


Saludos
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Mensaje por Bruno Stachel »

Unos se obsesionaron con Oviedo, otros con el Alcázar. El éxito alcanzado en cada empresa es lo que diferencia a un bando de otro, porque el grado de pasión ideológica es el mismo.

Como nota curiosa, Santa María de la Cabeza no fue tan importante -estratégicamente hablando- para los sublevados, pese a su evidente valor simbólico. Quizás que estuviera en el área de responsabilidad de Queipo de Llano influyera.
Palo Dixit: posible Anticristo, Cule y Salido que provoca manifas por donde pasa y vacalentacialano parlante.

"Que no panda el cúnico, chicos", dijo ella.

Brunodamus de día, Nostrastachel de noche, Talibán onanista.
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Mensaje por MENCEY »

Tan obsesionados,radicalizados e influidos por la Ideologia, en cada bando con la suya o ¨¨suyas¨¨ , en plural, estuvieron tanto los unos, como los otros,por desgracia para esta pais, hace 70 años ,y hasta hoy mismo, aun rezuma algun leve coletazo.El tratar de analizar la Guerra Civil hoy en dia desde citerios maniqueos, como una Pelicula de buenos y malos,cualquiera que sea el bando y los papeles, donde cada cual parte ya de entrada de un posicionamiento ideologico previo y al que se supedita toda la argumentacion posterior, creo que es un error de analisis, cierto que es muy comun y generalizado y ninguno esta libre de ello.La Asepsia es muy,muy dificil,pero se hace necesario el intentarlo siquiera.

Al lio :) :

Es del todo cierto que los Republicanos gastaron contra Oviedo unos recursos valiosos en atacar erre que erre e inutilmente,pero estaban tan ideologizados, tambien erre que erre, como los Nacionales sitiados en defenderse.

Ese tipo de ¨¨obsesiones¨¨ Ideologicas o como mito o simbolo, que llevaron consigo el tomar o afirmar mas aun si cabe determinadas decisiones Tacticas o Estrategicas, no fue durante la Guerra Civil, y en Justicia y rigor historico, Patrimonio exclusivo de ningun bando.

La liberacion del Alcazar podria ser la contrapartida de Oviedo, como bien se ha apuntado,de movimiento o decision Tactica motivada por algo mas que la pura estrategia militar a secas.Santa Maria de la Cabeza,otro simbolo, tenia dos cosas en contra para lo mismo, estar demasiado adentrado en territorio Republicano y estar situado en un Frente secundario como el del Sur,al mando de Queipo, falto siempre de recursos.


saludos.
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Mensaje por Urogallo »

Palabras de Aranda:

"Defender el monte Naranco fué una decisión que se abandonó desde el principio, aunque parezca imposible, se consiguió defender Oviedo sin su posesión, y todavía hoy exige 7 BATALLONES para su defensa, efectivos con los que no se podía contar entonces".

Y como yo mismo recordé en su momento, se desviaron efectivos importantísimos del avance sobre Madrid para dotar a las columnas de Galicia.

¿Fueron decisiones adecuadas?. Incluso aunque sus planteamientos pudiesen ser erroneos, no lo afirmo, lo avanzo como hipótesis, del desarrollo efectivo de las operaciones pudieron derivar ventajas objetivas. ¿Que bando inmovilizó recursos más importantes o necesarios?.
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Mensaje por Hernan »

Después de que Urogallo respondiera muy bien su mensaje queda poco por alegar, pero algo hay
nacho escribió:esta muy bien que usted piense asi, pero eso no quiere decir que sus ideas de tipo extremo sean ciertas, le guste o no los unicos golpistas traidores que hay son los militares sublevados, sin que exista ni logica ni legitima defensa.
No personalice los problemas, que es de muy mala educación. Ni me conoce de nada ni aquí estamos discutiendo las ideas de cada uno.
¿es inmoral llamar a alguien que traiciona su palabra y se subleva contra un gobierno legal traidor o golpista? sinceramente esta usted demostrando ser un extremista en grado superior.
Pues se vuelve a equivocar; no es así por lo mismo ya comentado, y además con argumentos que ya se han expuesto.
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Mensaje por Hernan »

MENCEY escribió: Es del todo cierto que los Republicanos gastaron contra Oviedo unos recursos valiosos en atacar erre que erre e inutilmente,pero estaban tan ideologizados, tambien erre que erre, como los Nacionales sitiados en defenderse.
No lo creo; el volumen y grado de organización que tenían las milicias del Frente Popular en Asturias era muy superior al de la fuerzas políticas que apoyaron el alzamiento del 18 de julio. Con las fuerzas disponibles en Oviedo dificilmente se podría deducir amenaza alguna para la zona contraria teniendo en cuenta el volumen humano que se oponía. Cuestión bien diferente era la de socialistas, anarquistas y comunistas que no se conformaban con hacerse con el control de la región, y ya desde el primer momento organizaron un tren de milicianos para ser enviado a Madrid.

Tengamos en cuenta los precedentes de octubre del 34 que hacen muy diferente la situación en Asturias de la de Toledo,donde el Alcazar se hallaba. Digo esto, porque conociendo el trato que sufrieron Ejercito, Guardia Civil, y Guardia de Asalto entonces se pueden comprender muchas cosas que sucedieron más tarde. Lo mismo cabe decir de la población civil, de la cual unos cuantos ya conocían por experiencia el destino que les aguardaba en caso de guerra. Simplemente no quedaba opción y aunque la respuesta de la población civil ovetense decepcionó a Aranda, hubo bastantes dispuestos a defenderse.
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Mensaje por MENCEY »

Puedes creer o no, lo que te venga en gana,faltaria mas,la fe es personal e instranferible. :carapoker:


saludos.
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Mensaje por Hernan »

Pues entonces, con más propiedad, diré, no lo pienso así, ya que de religión no hablo en esta conversación
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Mensaje por MENCEY »

Yo no he dicho, mejor escrito, nada sobre recursos de los Nacionales en Oviedo, si eran muchos, pocos o ninguno, si sobre los Republicanos,que los malgastaron inutilmente. Lo que si he manifestado es que tanta ideologia y terquedad tenian unos y otros,los que atacaban como los que se defendian.Viene a cuento de tu comentario sobre la ideologiziacion del Frente Popular, asi andaban en ambos bandos en aquellas fechas.

Eso es lo que puse y no otra cosa.Tu cree/piensa, lo que quieras, pero no me targiverses, por favor.Creo o que lo has comprendido mal o yo no lo explique del todo claramente,va a ser el cumulo de las dos cosas.


saludos.
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Mensaje por Hernan »

MENCEY escribió: Lo que si he manifestado es que tanta ideologia y terquedad tenian unos y otros,los que atacaban como los que se defendian.

Lo noto muy puntilloso, pero ciñéndome a lo afirmado y por las razones expuestas, el caso de Oviedo no fue asi en mi modesta opinión. Unos estaban sitiados con poca capacidad de irse a donde quisieran como es facilmente comprensible, mientras que otros podían simplemente cercar Oviedo y dejar que los meses pasaran para dedicar sus energías a devolver las columnas gallegas a sus bases de partida, pero como ya he dicho conociendo los precedentes históricos las cosas resultan comprensibles.

No todo el monte es orégano
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Mensaje por MENCEY »

Psttttt, puntilloso, dices, no voy a decir que no, yo diria un poco riguroso,pero podria ser , seguro sere mas cosas y no todas buenas.Yo, por educacion y maneras, me abstengo,aunque a veces de cuesta lo mio, el hacer juicios personales hacia los demas, es una practica,mala practica mejor dicho, Forera tan fea , es cuestion de estilos y forma de ser,pero cada uno es como es.


saludos.
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Mensaje por Hernan »

MENCEY escribió:Yo, por educacion y maneras, me abstengo de hacer juicios personales,cuestion de estilos,pero cada uno es como es.
saludos.
Celebro el cambio

Saludos
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