El dandi asesino

Principios del siglo XX y periodo de Entreguerras.

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jlchinchilla
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El dandi asesino

Mensaje por jlchinchilla »

Nota previa: Dado que la actividad político-militar más intensa de este personaje la tuvo durante la Guerra Civil Rusa, he decidido incluirlo en este subforo.



“Un Lenin, pero del otro lado” – Alexander Kérensky
“Un burgués con una bomba en el bolsillo” – Lenin
“Cara mortalmente pálida, voz serena, mirada impenetrable” – Winston Churchill
“[Su mirada era] la mirada a los ojos del Destino” – Somerset Maugham
“La persona más inescrutable y aterradora” – Ilia Ehrenburg


Todas las anteriores opiniones se refieren a uno de los hombres con una de las biografías más novelescas de su tiempo: Boris Savinkov. Terrorista, asesino, novelista, político, espía, diplomático, conspirador, mujeriego… “El dandi asesino” parecía un cruce entre personajes de Dostoievski y John Le Carré. Para unos era un aventurero nihilista, para otros un psicópata sanguinario, y seguramente era las dos cosas a la vez y varias más. Pero independientemente de la opinión que se tenga de él, es difícil negar que su peripecia vital merece ser contada para aquellos interesados en la Historia de Rusia, de su Guerra Civil, de la Gran Guerra y del espionaje/contraespionaje.

El rebelde hijo del juez


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Savinkov, en su época universitaria


Boris Viktorovich Savinkov nació el 19 de enero de 1879 en Járkov (Ucrania), hijo de un juez de Varsovia. Como hijo de un funcionario de clase acomodada, fue enviado en 1897 a la Universidad de San Petersburgo para estudiar leyes. Las universidades rusas de la época eran en gran parte escuelas de funcionarios, de manera que parecía que su familia ya había escogido para él su futuro, pero el joven Savinkov tuvo desde muy joven unas inclinaciones bien distintas. En la universidad duró poco, repartiendo el tiempo entre dos de sus aficiones: la literatura y la agitación política. Fue expulsado en 1899 por su participación en disturbios estudiantiles. El dinero de su familia lo mandó a estudiar a Heildelberg y Berlín, pero allí tampoco estudió mucho, dedicándose a frecuentar diversas organizaciones radicales, pues ya desde 1898 era miembro de varias organizaciones socialistas. Regresó a Rusia en 1900 y un año más tarde fue detenido y enviado al exilio en Vologda.

El exilio no significaba la cárcel. Consistía en la obligatoriedad de residir bajo supervisión de las autoridades en una región concreta. En Vologda coincidió con algunos célebres intelectuales y activistas políticos rusos también exiliados, como Nicolai Berdyaev o Anatoly Lunacharsky (dirigente bolchevique y futuro ministro con Stalin). En 1903 se escapó, pasó a la clandestinidad y se unió al Partido Socialista Revolucionario (PSR).

Un asesino muy efectivo

El PSR no era un partido marxista; a diferencia de los marxistas los social-revolucionarios se inspiraban en los populistas rusos y no creían que la revolución viniera de manos del proletariado industrial y urbano, sino del campesinado. Aunque más que su doctrina revolucionaria, probablemente lo que atrajo a Savinkov del PSR es que éste, a diferencia de los marxistas, sí que llevaba a cabo acciones armadas contra el zarismo como una forma más de socavarlo. El partido tenía así un brazo armado, la Organización de Combate Socialista-Revolucionaria (OCSR), bajo el mando de Yevno Azef. Y es que Savinkov fue toda su vida un hombre de acción, en el amplio sentido del término, con un gusto indisimulado por la conspiración y la violencia.

Su asesinato del ministro del interior Vyacheslav von Plebe (recibido por gran parte de la población con alegría, incluso con celebraciones en las calles) y la planificación del asesinato del gobernador general de Moscú y tío del zar, el Gran Duque Sergei Alexandrovich de Rusia el 17 de febrero de 1905 por una bomba lanzada por Kalayev a las puertas del Kremlin (Kalayev era miembro de la célula terrorista de Savinkov, junto con Kulikovski y Briliant; Kalayev y Briliant serían más tarde arrestados y ahorcados), le confirieron un gran prestigio y lo convirtieron en el subjefe de la OCSR, manteniendo con Azef unas tensas relaciones, compitiendo por el control de la organización. La Ojrana (la policía política del régimen zarista) le atribuyó también la preparación del asesinato del padre Gapón, agente doble que encabezó una de las grandes manifestaciones de la revolución de 1905 y que apareció estrangulado en el lago Ladoga, así como el intento de asesinato del almirante Dubasov.

Nunca dejó de ser un tipo de aspecto burgués y un personaje de porte distinguido dentro de la organización, con unos modales de dandi fruto de su educación burguesa, cosa mal vista por varios miembros del PSR. No dudaba en gastar grandes cantidades de dinero de la organización en su tapadera del hombre de negocios británico Arthur McCullough, vistiendo elegantemente y llevando un caro tren de vida. Azef, hombre de orígenes muy humildes, le ordenó cambiar su tapadera por otra más modesta, la de Konstantin Chernetsky, un dentista polaco.

La Ojrana consiguió apresarle en 1906. Juzgado y condenado a muerte, consiguió evadirse de su celda en la cárcel de Odessa y encontró refugio huyendo del país.

La OCSR se hundió a raíz del “escándalo Azef”. Un “topo” del PSR dentro de la Ojrana denunció en febrero de 1909 a Yevno Azef como agente doble, a sueldo de la policía zarista desde hacía años. Azef fue convocado por el PSR para que se defendiera, pero lo que hizo fue huir a Alemania, confirmando de esta manera la veracidad de la acusación. Savinkov quedó así convertido en jefe de la OCSR, pero ésta estaba herida de muerte; todos los colaboradores de Azef fueron desde entonces tan sospechosos como él o por lo menos no dignos de confianza. Se produjo una cadena de dimisiones tanto en el PSR como en la OCSR y muchos se preguntaron a qué intereses había servido realmente la OCSR si su jefe trabajaba para la policía al tiempo que atentaba contra miembros del gobierno ruso.

Savinkov intentó reconstruir la organización, pero no lo consiguió del todo y hacia 1911 ésta casi no existía ya.

“Nuestro amigo el terrorista”

En el exilio en París, Boris Savinkov se convirtió en un personaje tremendamente popular. Sumergido en la bohemia de Montparnasse, conoció y se relacionó muy de cerca con los intelectuales y artistas de moda, como Picasso, Cendrars, o Modigliani. Apollinaire lo llamaba “nuestro amigo el terrorista”, y es que Savinkov encandilaba a la progresía del momento (especialmente a la femenina) con su fama de asesino de autócratas, sus elegantes modales de dandi, su carácter apasionado y su aire de héroe romántico y nihilista, especialmente tras la publicación en 1909 de su novela autobiográfica “El caballo pálido”, en la que narra en forma de diario personal la preparación de su exitoso atentado contra el tío del zar. El protagonista (trasunto del autor) dice en ella:

“No creo en el paraíso en la tierra, no creo siquiera en el paraíso en el cielo. No quiero ser un esclavo, ni siquiera un esclavo libre. Mi vida es la lucha. Es imposible para mí no regirme por la lucha. Pero no sé porqué lucho. Pero eso es lo que quiero. Y brindo por ello con vino que no ha sido diluido en agua.”

O también:

“El amor no existe en el mundo, ni la paz, ni la vida. Sólo existe la muerte. La muerte constituye tanto nuestro halo de santidad como nuestra corona de espinas”

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En su época de esplendor parisino.


Ministro conspirador

Tras la caída de la monarquía en 1917 y la publicación de “Memorias de un terrorista” (otro libro autobiográfico sobre sus años de lucha en la OCSR), Savinkov regresó a Rusia y se unió al movimiento contra el Soviet de Petrogrado (“Consejo de los Diputados de las Ratas, los Perros y los Pollos”, como él lo llamaba, siguiendo su visceral odio a los bolcheviques). Cuando Alexander Kérensky (antiguo miembro de la facción moderada del PSR) tuvo que formar gobierno, intentó crear uno que permitiera a Rusia seguir en la guerra junto a sus aliados y que tuviera el mayor apoyo posible. Nombró a Savinkov ministro de la guerra, aunque se reservó para sí muchos poderes, de manera que el nuevo ministro no tuviera las manos demasiado libres.

Fue Savinkov quien tramó el primer nombramiento del general Kornilov como comandante del frente suroccidental, y más tarde, tras la caída de Brusilov, como comandante en jefe de las fuerzas armadas. Era Savinkov quien estaba detrás de casi todos los pronunciamientos políticos de Kornilov, que era muy ignorante políticamente hablando. El primero de ellos nada más ser nombrado comandante en jefe fue colocar ante el Gobierno Provisional una lista de demandas para restaurar la disciplina en el país que el Gobierno rechazó. Kornilov ya lo imaginaba y de hecho, el 7 de julio ya había ordenado a sus tropas estacionarse cerca de Petrogrado, una orden dada sin el consentimiento del Gobierno. Pero el 23 de agosto y tras una serie de huelgas y protestas callejeras, Kérensky ordenó a Kornilov que moviera sus tropas cerca de la ciudad. Al día siguiente, Vladimir Lvov, antiguo Procurador del Santo Sínodo y politiquillo de tercera fila, apareció en el cuartel de Kornilov afirmando ser enviado por Kérensky proponiendo tres estrategias para fortalecer al gobierno del país: dictadura de Kérensky, gobierno autoritario en el que Kornilov sería una figura prominente junto con otros hombres públicos (Savinkov incluido), o dictadura militar de Kornilov. Si Lvov operó por su cuenta, por cuenta de Kérensky o por obra de terceros (¿Savinkov quizá?) no está claro, lo que se sabe es que Kornilov aceptó la tercera. Esa noche, un alarmado Kérensky hablaba con Kornilov sobre sus intenciones y al final de la conversación lo cesó como comandante en jefe y también a todo el gobierno. Al día siguiente Kornilov ordenó a sus tropas avanzar sobre la ciudad. Kérensky pidió ayuda al Sóviet de Petrogrado para defender al gobierno y obtuvo una respuesta positiva. Los trabajadores del ferrocarril sabotearon los transportes de tropas y material así como enviaron propagandistas para que los soldados no traicionaran al Gobierno Provisional. Al final, Kérensky se salió con la suya y el golpe fue evitado sin derramamiento de sangre.


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Kornilov, con quien Savinkov compartía su gusto por la acción, la violencia y su odio a los bolcheviques.


Kornilov fue arrestado junto a una treintena de oficiales y confinado en la Fortaleza de Byjov. Tras el golpe bolchevique de noviembre, Kornilov escapó el día 19 y viajó la región del Don. Allí se reunió con el general Alexeiev, que se convirtió en el jefe político del llamado Ejército Voluntario, siendo Kornilov su comandante militar. Novocherkassk, capital del Don, se empezó a convertir en el punto de concentración de los opositores al nuevo régimen de Lenin: intelectuales, militares, políticos… Y entre ellos Boris Savinkov, tras abandonar el PSR.

Contrarrevolución

Savinkov dejó el Don en enero de 1918 y se presentó en Moscú como emisario de los generales Kornilov y Alexeiev. Allí entró en contacto con oficiales antibolcheviques, con los que fundó la Unión para las Defensa de la Patria y la Libertad (UDPL), y también con diplomáticos aliados (franceses, principalmente) que le proveyeron en abril de fondos para la financiación de la UDPL.

Savinkov tramó un ambicioso plan para acabar con el gobierno bolchevique en unión de los aliados. Su plan consistía en llevar a cabo varias insurrecciones armadas contra los bolcheviques al nordeste de Moscú en el mes de julio, principalmente en Yaroslav, Rybinsk, Kostroma y Murom. Las insurrecciones debían de realizarse simultáneamente con desembarcos aliados en Arkángel. También planeó asesinar a Lenin y a Trotsky, aunque estos asesinatos al final no se realizaron.

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Savinkov, en su época de contrarrevolucionario.


El 5 de julio de 1918 una pequeña fuerza armada intentó hacerse con el control de Rybinsk, pero sin éxito. En Kostroma el alzamiento ni llegó a materializarse. En Yaroslav hubo más éxito. Savinkov envió a la ciudad para dirigirla al coronel Perjurov, jefe del estado mayor de la UDPL. La revuelta comenzó a las 2:00 del 6 de julio de 1918 dirigida por un centenar de conspiradores. Éstos consiguieron el apoyo de un batallón, junto con varios intelectuales, los monjes de un monasterio local y cierto número de mencheviques y social-revolucionarios, pero no consiguieron el apoyo de la mayoría de los obreros y campesinos. Se supone que el alzamiento debía ser simultáneo con el desembarco de fuerzas aliadas en Arkángel, para que así estas fuerzas apoyaran el avance de los insurrectos hacia Moscú, pero el esperado desembarco no tuvo lugar. Los rebeldes tomaron el centro de la ciudad y puntos clave como el arsenal, la oficina de correos o el telégrafo, y declararon la ley marcial no sólo en la ciudad sino en toda la provincia. Todos los decretos e instituciones bolcheviques fueron abolidos. Se llevó a cabo una campaña de “terror blanco”, deteniendo y eliminando a numerosos bolcheviques locales y empleados de las instituciones comunistas. El Ejército Rojo rodeó la ciudad y en el posterior asalto parte de ella resultó destruida y cientos de habitantes murieron en la refriega, además de unos 350 oficiales y civiles fusilados por los rojos. El día 21 la revuelta había terminado. Perjurov pudo huir de la ciudad, pero no así la mayoría de sus compañeros.

El mismo día del inicio de la sublevación de Yaroslav, dos sicarios del PSR mataban en Moscú al embajador de Alemania, el conde Wilhelm von Mirbach, lanzando por una ventana de la embajada una bomba. Era el inicio de la sublevación en Moscú. Unos 1800 hombres del PSR dirigidos por Dimitri Ivanovich Popov tomaron el telégrafo y enviaron mensajes a todos los sóviets declarando que el PSR estaba ahora en el poder. Las fuerzas del PSR avanzaron hacia el Kremlin, pero se movieron tan despacio que durante la noche tres regimientos de fusileros letones fieles a los bolcheviques entraron en la ciudad y contraatacaron a la mañana siguiente. Cuando la artillería de los letones bombardeó el centro de mando del PSR la insurrección pudo darse por aplastada. Popov pudo escapar y posteriormente se uniría a las fuerzas majnovistas en Ucrania.

También el día 6 de julio tuvo lugar el levantamiento en Petrogrado, pero también fue aplastado por dos regimientos letones y otras unidades del Ejército Rojo.

Tras estos levantamientos fracasados, Savinkov dejó Moscú y reapareció en Ufa y de allí fue a París.

Diplomático en París

En París se estableció la Conferencia Política Rusa, una especie de gobierno en el exilio que respondía ante el almirante Kolchak y que estaba formada por antiguos diplomáticos y hombres públicos, entre ellos Savinkov. La Conferencia pretendió desde enero de 1919 el reconocimiento internacional por parte de la Conferencia de Paz de Versalles de que el gobierno de Kolchak (proclamado Gobernante Supremo de Rusia en noviembre de 1918) era el único y legítimo de Rusia; pero tal reconocimiento no llegó nunca, pues los vencedores de la Gran Guerra pretendían mantener absurdamente la ficción de que eran neutrales en el conflicto civil ruso, a pesar de la descarada ayuda militar a los blancos.

Invadiendo Bielorrusia

Savinkov reapareció en Polonia al año siguiente. Allí entró en contacto con el general Stanislau Bulak-Balakhovich, considera por muchos un aventurero y “señor de la guerra”, que había combatido con los blancos y ahora era aliado de los polacos. El 27 de agosto de 1920, Savinkov y el general Bulak-Balakhovich firmaron un acuerdo por el que el primero apoyaría la candidatura del segundo para el mando del las fuerzas rusas en Polonia, mientras que Bulak-Balakhovich aceptaría el liderazgo político de Savinkov, ambos operando de forma autónoma y dependiendo del mando polaco, del cual eran formalmente aliados. Savinkov tenía bastante que ofrecer, pues estaba relacionado a través del agente británico Sydney Reilly con el SIS (el servicio de inteligencia británico), que le financiaba generosamente. También se dedicó durante esta época a reclutar a numerosos intelectuales rusos exiliados en Polonia para tareas de propaganda antibolchevique.


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Bulak-Balakhovich, el "bandido" con quien se aliaron Savinkov y Pilsudski.


Savinkov no se engañaba respecto a Bulak-Balakhovich; en cierta ocasión le dijo a Pilsudski que aquél era un bandido, a lo que el polaco le contestó riendo: “Sí, un bandido, pero ¿no lo es el hombre que hoy gobierna Rusia? […] Está combatiendo a los bolcheviques y nosotros le apoyamos. Si combate a los bolcheviques, es nuestro aliado.”

Bulak-Balakhovich reclutó un ejército en Polonia, en parte con prisioneros de guerra rusos allí internados, y estuvo combatiendo a los bolcheviques. Pero la llegada de la paz entre polacos y rusos en octubre de 1920 dejó a Bulak-Balakhovich sin apoyos y los polacos le ordenaron salir del país con sus tropas. Pero Savinkov tenía sus propios planes y convenció a Bulak-Balakhovich y a los generales Permikin y Makhrov para otro de sus atrevidos planes: la invasión de Bielorrusia. Una vez se estableció contacto con el Comité Político Bielorruso, se acordó que las guerrillas de éste pasaran a ser mandadas por Bulak-Balakhovich.

El ataque comenzó el 6 de noviembre de 1920. El plan inicial era tomar la línea férrea Zhlobin - Mozyr - Ovruch, luego Rechitsa y Gomel, y luego girar al norte y proseguir la conquista de territorio bielorruso. Savinkov tenía la esperanza de que se produjeran alzamientos campesinos antibolcheviques e incluso llegar hasta Moscú. El día 10 la fuerza invasora tomó Mozyr y Bulak-Balakhovich anunció la creación de la República Nacional Bielorrusa, proclamándose comandante en jefe de sus fuerzas armadas. Pero el día 18 el contraataque bolchevique fue demoledor y los invasores fueron a refugiarse en territorio polaco, donde fueron internados.

Después del fracaso en Bielorrusia y tras ser “invitado” por los polacos para dejar el país en octubre de 1921, regresó a Francia, no sin antes pasar por Praga y entrevistarse con dirigentes checos, pues buena parte del dinero recibido en los dos últimos años procedía de éstos. En París mantuvo varios puestos en organizaciones de exiliados rusos.

En manos del OGPU

Una vez seguro de su posición y tras la conquista del poder en la URSS por Stalin, uno de los objetivos del nuevo régimen comunista consistió en la eliminación de los exiliados antibolcheviques en el exterior del país. El OGPU (Directorio Político del Estado, la organización heredera de la Cheka y dirigido por Félix Dzierzinski) debía de encargarse de su eliminación y ésta se realizaría de dos formas distintas: simple asesinato o traslado a la URSS para hacer un juicio público. Dependiendo de las posibilidades y de los intereses del régimen se usaría un método u otro. Para el segundo método, el OGPU decidió crear una falsa organización opositora al régimen en el interior del país. Viacheslav Menzhinski (número dos del OGPU) se encargó de la creación y organización de este ficticio movimiento de resistencia, que presuntamente unía tanto a monárquicos como a social-revolucionarios. La falsa organización opositora, conocida como “el Trust”, contaba con antiguos oficiales antibolcheviques que, para dar credibilidad al asunto, vendían a los servicios secretos polacos información reservada real sobre la URSS. Uno de los objetivos prioritarios del Trust era la captura de Savinkov, al que Menzhinski conocía bien pues habían sido compañeros de universidad en Petrogrado.

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Menzhinski, el antiguo compañero de universidad que cazó a Savinkov.


Savinkov mordió el anzuelo completamente. Se dejó convencer por el presunto tesorero del Trust, Eduard Opperput, que era un antiguo contrarrevolucionario que se había pasado al OGPU, de que le esperaban en Moscú para derrocar a los bolcheviques. Savinkov cruzó la frontera en compañía de su amante y del marido de ésta, el matrimonio Dikgof-Derental, y se dirigieron a Minsk, donde les esperaban dos agentes dobles que eran sus anfitriones: el barón Pilchau y Filipp Medved. En mitad del desayuno, los agentes arrestaron a Savinkov y a sus acompañantes. Savinkov simplemente dijo: “Buen trabajo. ¿Puedo terminar mi desayuno, por favor?”. Los detenidos fueron llevados a Moscú, a la prisión de la Lubianka. Liubov Dikgof-Derental, la amante de Savinkov, recibió permiso para vivir con él.

El interrogatorio y juicio duraron sólo doce días. La apertura de su juicio fue recogida por las cámaras de los noticiarios. El fiscal no tuvo que inventar muchos cargos falsos para acusarle: actividades contrarrevolucionarias, espionaje a favor de potencias extranjeras, planificación de asesinatos de líderes bolcheviques (incluido el intento de asesinato de Lenin por Fanny Kaplan, una antigua terrorista de la OCSR), etc. El acusado admitió todas las acusaciones, sabedor de que era inútil cualquier defensa. Incluso admitió la acusación de que estaba financiado por el checo Masaryk para asesinar a ministros y a otros dirigentes soviéticos. El día de la lectura de la sentencia estaban presentes en la sala grandes personajes del régimen, como Kámenev (presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo), Bela Kun (ex-dictador de Hungría) y otros más. Savinkov, vestido con un traje cruzado barato de color gris y corbata negra y con un aspecto cadavérico pero sereno, miró con altivez al público. Cuando el juez le autorizó a decir sus últimas palabras dijo serenamente:

“No temo morir. Conozco ya la sentencia y no me preocupa. Yo soy Boris Savinkov, el que siempre jugó en los dos lados. Boris Savinkov, revolucionario y amigo de revolucionarios, que va a ser juzgado ahora por vuestro tribunal revolucionario.”

La sentencia sólo podía ser una: muerte. Era el 30 de agosto de 1924. Pero el Presidium del Comité Central le conmutó la sentencia a 10 años de reclusión, y es que Savinkov podía resultar más útil vivo que muerto. Dzierzinski y Menzhinski le dieron instrucciones para escribir a otros exiliados e intentar convencerles de que cualquier resistencia al régimen soviético era inútil; además, le dijeron que pronto le encontrarían un trabajo a la altura de sus capacidades.

Pero el OGPU no pensaba cumplir lo prometido. Liubov Dikgof-Derental abandonó pronto a Savinkov. El 5 de mayo de 1925, Savinkov escribió a Dzierzinski:

“Es absurdo reformarme, la vida me ha reformado. Así es cómo he planteado la cuestión en una conversación que he mantenido con Menzhinski, Artúsov y Pillar: o me fusilan o me dan la oportunidad de trabajar.”

En realidad, Dzierzinski quería fusilarle sin más tardanza. Menzhinski era quien pretendía liberarle y emplearle, pero Stalin lo tenía claro: “Estoy a favor de condenarle a diez años de prisión. Esta sentencia no se puede rebajar, es peligroso. Conmutar la pena de muerte por tres años de cárcel cuando estamos hablando de alguien como Savinkov no se entendería.”

Una ventana muy alta

El 7 de mayo, Savinkov cayó desde una ventana del quinto piso de la Lubianka y murió. Stalin en persona revisó la nota de prensa que Dzierzinski envió al “Pravda”. La versión oficial es que se suicidó, y muchos la creyeron, teniendo en cuenta el estado de ánimo de Savinkov. Pero por supuesto la realidad era otra. En 1952, en mitad de una vehemente amonestación dirigida a Semyon Ignátiev (Ministro para la Seguridad del Estado), Stalin le gritó: “Así que prefieres no ensuciarte las manos, ¿no es eso? ¡Pues no puedes! ¿Has olvidado que Lenin ordenó que se ejecutase a Fanny Kaplan? ¿Has olvidado que Dzierzinski ordenó la eliminación de Savinkov?”


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Vista actual de la prisión de la Lubianka.



Fuentes principales:
“Stalin y los verdugos”, de Donald Rayfield.
“La Revolución Rusa”, de Orlando Figes.
Wikipedia
http://books.google.es/books?id=2gd7F6t ... ov&f=false
http://books.google.es/books?id=4q7wYGZ ... ta&f=false
http://gabriel-apaza.nireblog.com/cat/ensayo/pag_2/
http://www.trutv.com/library/crime/terr ... lly/7.html
http://www.nivestnik.ru/2002_2/8.shtml


¿Qué mejor manera de morir puede tener un hombre, que la de enfrentarse a su terrible destino defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?
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Re: El dandi asesino

Mensaje por Schweijk »

jlchinchilla escribió:su peripecia vital merece ser contada para aquellos interesados en la Historia de Rusia, de su Guerra Civil, de la Gran Guerra y del espionaje/contraespionaje.
Desde luego que sí. Un personaje apasionante y un entorno histórico del más alto interés. Gracias por descubrírnoslo, jlchinchilla.
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Re: El dandi asesino

Mensaje por jlchinchilla »

Schweijk escribió: Gracias por descubrírnoslo, jlchinchilla.
No las merece, que para eso estamos.
¿Qué mejor manera de morir puede tener un hombre, que la de enfrentarse a su terrible destino defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?
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Re: El dandi asesino

Mensaje por Schweijk »

Por cierto, recientemente se han publicado dos libros suyos en español:

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Re: El dandi asesino

Mensaje por Buscaglia »

¡Muy interesante! :Bravo
Según reza una antigua inscripción en la portada de la iglesia de Otxate, cuando el mundo era joven, solo habitaban la tierra y los océanos seres primordiales a los que no resultaba agradable contemplar. Extraños y deformes, procedentes del vacío y las estrellas. En una época aún arcana, estos seres primordiales se ocultaron más allá del tiempo, pero dejaron su semilla. Cthulhu engendró a los seres de la tierra; Dagón, a los marinos, y Derleta, a los lunares.

"Caperucita y otros relatos vascos de terror"
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