Los desastres de Cadorna
Publicado: 17 Oct 2007
Cuando se habla de incompetencia militar en la I Guerra Mundial suele hablarse de Haig y de Nivelle, pero no siempre se cita a Luigi Cadorna. Los hechos de general en jefe del ejército italiano en la primera fase de la guerra no son menos criminales que los de sus contemporáneos. Incluso podría decirse que su dirección bélica fue más desacertada por cuanto Italia entró en la guerra en 1915, cuando ya se conocían todos los detalles del desarrollo de dos años de lucha.
Hijo del general piamontés Rafaelle Cadorna, héroe de la unificación y conquistador de Roma, Luigi nació en 1850 y a los 10 años comenzó su carrera militar, participando a los 20 en la toma de Roma al Papa a las órdenes de su padre. Coronel en 1892, comienza a ser conocido por las que serían sus dos características principales: una rigidísima interpretación de la disciplina y una enorme fe en la ofensiva a ultranza y la unidad de mando. Tras una serie de encontronazos con sus superiores, iguales y mandos políticos, llega en 1914 al cargo de jefe de Estado Mayor del ejército italiano en curiosas circunstancias: el 28 de junio de 1914 tiene lugar el Atentado de Sarajevo. El 1 de julio muere de un infarto el general Pollio, hombre muy vinculado a los Estados Centrales, con los que Italia estaba unida por alianza. Cadorna es promovido al mando supremo. Durante un tiempo se habló de asesinato de Pollio, porque a renglón seguido Italia declaró la neutralidad y el caso es que según los planes originales alemanes para la invasión de Francia, los aliados italianos hubieran debido de reforzar uno de los flancos, atacando a través de Renania.
El ejército italiano, sin embargo, era débil. Carente de artillería pesada y ametralladoras, estaba además reponiéndose de la campaña de Libia. Cadorna acomete su reorganización, pero curiosamente realiza un nuevo despliegue no frente a Francia, sino en la frontera Austrohúngara. En 1915 Italia se lanzó a la guerra contra su antiguo aliado. Como los alemanes en 1914, esperaban una guerra corta y victoriosa, ya que los austrohúngaros parecían debilitados y además debían afrontar a rusos y serbios.
Sin embargo, los austríacos aplicaron ante Italia la misma táctica que la usada en el frente francés: trincheras, ametralladoras y fortificaciones. Cadorna se limitó a ordenar una ofensiva tras otra. Al final de 1915 los italianos habían ocupado territorio, pero habían perdido 300.000 hombres y la moral de las tropas caía sin cesar ante la furia de Cadorna.
La táctica de Cadorna era siempre la misma: asaltos frontales. En agosto de 1916, tras varias batallas en la zona del Isonzo, Cadorna consiguió en Gorizia su primera victoria significativa. Sus tropas estaban exhaustas y desmoralizadas y él se limitó a extremar la exigencia disciplinaria, imponiendo castigos draconianos y fusilamentos selectivos contra la ‘cobardía’. Todas las decisiones importantes las tomaba él, que se negaba a delegar ninguna faceta del mando.
Sin embargo, su victoria en Gorizia había preocupado a los Imperios centrales. Alemania desplazó refuerzos a la zona y se planeó la Strafexpedition (operación de castigo). El 24 de octubre de 1917, quince divisiones atacaron a los italianos en el sector de Caporetto aprovechando una fuerte niebla. Eludiendo las posiciones fortificadas en las alturas, avanzaron por los valles dejando copadas y aisladas a éstas.
El desastre italiano fue total. Cayó una posición tras otra mientras miles de desmoralizados soldados se rendían (la unidad del teniente Erwin Rommel fue una de las que más prisioneros tomó). En total, once mil muertos, 30.000 heridos, casi 300.000 prisioneros y el mismo número entre prófugos y desertores. El 25 de octubre Cadorna emitió un parte culpando a las tropas de cobardía. Se anuló, pero demasiado tarde.
A finales de octubre la fuga se detuvo en el Piave, donde los soldados retirados consiguieron establecer una posición defensiva.
Cadorna no salió indemne. Los aliados impusieron su destitución y se creó un Mando Supremo interaliado para coordinar las operaciones. Al mando del ejército italiano se puso al general Armando Díaz.
Díaz se preocupa más del bienestar material y moral de los soldados. Los atiende y reorganiza y en 1918 lleva a buen término la campaña de Vittorio Véneto, en la que Italia recupera el territorio perdido antes de la rendición austrohúngara.
Tras la guerra, una investigación sobre Caporetto fue sumamente crítica con Cadorna: se descubrieron cosas como que en la tercera batalla del Isonzo la artillería –siguiendo instrucciones supremas de Cadorna- había adolecido de una tremenda falta de coordinación y disparado sobre sus tropas. Que Cadorna no había sabido emplear un ingente aumento de recursos militares... Permanecería aislado hasta que Mussolini le nombra mariscal de campo junto a Díaz en 1924. Murió en 1928.
En el lunfardo italoargentino, una cosa mala, estropeada o de mala calidad es denominada “una cadorna”.
[img]http://www.greatwardifferent.com/Great_ ... %20Cadorna%[/img]
Hijo del general piamontés Rafaelle Cadorna, héroe de la unificación y conquistador de Roma, Luigi nació en 1850 y a los 10 años comenzó su carrera militar, participando a los 20 en la toma de Roma al Papa a las órdenes de su padre. Coronel en 1892, comienza a ser conocido por las que serían sus dos características principales: una rigidísima interpretación de la disciplina y una enorme fe en la ofensiva a ultranza y la unidad de mando. Tras una serie de encontronazos con sus superiores, iguales y mandos políticos, llega en 1914 al cargo de jefe de Estado Mayor del ejército italiano en curiosas circunstancias: el 28 de junio de 1914 tiene lugar el Atentado de Sarajevo. El 1 de julio muere de un infarto el general Pollio, hombre muy vinculado a los Estados Centrales, con los que Italia estaba unida por alianza. Cadorna es promovido al mando supremo. Durante un tiempo se habló de asesinato de Pollio, porque a renglón seguido Italia declaró la neutralidad y el caso es que según los planes originales alemanes para la invasión de Francia, los aliados italianos hubieran debido de reforzar uno de los flancos, atacando a través de Renania.
El ejército italiano, sin embargo, era débil. Carente de artillería pesada y ametralladoras, estaba además reponiéndose de la campaña de Libia. Cadorna acomete su reorganización, pero curiosamente realiza un nuevo despliegue no frente a Francia, sino en la frontera Austrohúngara. En 1915 Italia se lanzó a la guerra contra su antiguo aliado. Como los alemanes en 1914, esperaban una guerra corta y victoriosa, ya que los austrohúngaros parecían debilitados y además debían afrontar a rusos y serbios.
Sin embargo, los austríacos aplicaron ante Italia la misma táctica que la usada en el frente francés: trincheras, ametralladoras y fortificaciones. Cadorna se limitó a ordenar una ofensiva tras otra. Al final de 1915 los italianos habían ocupado territorio, pero habían perdido 300.000 hombres y la moral de las tropas caía sin cesar ante la furia de Cadorna.
La táctica de Cadorna era siempre la misma: asaltos frontales. En agosto de 1916, tras varias batallas en la zona del Isonzo, Cadorna consiguió en Gorizia su primera victoria significativa. Sus tropas estaban exhaustas y desmoralizadas y él se limitó a extremar la exigencia disciplinaria, imponiendo castigos draconianos y fusilamentos selectivos contra la ‘cobardía’. Todas las decisiones importantes las tomaba él, que se negaba a delegar ninguna faceta del mando.
Sin embargo, su victoria en Gorizia había preocupado a los Imperios centrales. Alemania desplazó refuerzos a la zona y se planeó la Strafexpedition (operación de castigo). El 24 de octubre de 1917, quince divisiones atacaron a los italianos en el sector de Caporetto aprovechando una fuerte niebla. Eludiendo las posiciones fortificadas en las alturas, avanzaron por los valles dejando copadas y aisladas a éstas.
El desastre italiano fue total. Cayó una posición tras otra mientras miles de desmoralizados soldados se rendían (la unidad del teniente Erwin Rommel fue una de las que más prisioneros tomó). En total, once mil muertos, 30.000 heridos, casi 300.000 prisioneros y el mismo número entre prófugos y desertores. El 25 de octubre Cadorna emitió un parte culpando a las tropas de cobardía. Se anuló, pero demasiado tarde.
A finales de octubre la fuga se detuvo en el Piave, donde los soldados retirados consiguieron establecer una posición defensiva.
Cadorna no salió indemne. Los aliados impusieron su destitución y se creó un Mando Supremo interaliado para coordinar las operaciones. Al mando del ejército italiano se puso al general Armando Díaz.
Díaz se preocupa más del bienestar material y moral de los soldados. Los atiende y reorganiza y en 1918 lleva a buen término la campaña de Vittorio Véneto, en la que Italia recupera el territorio perdido antes de la rendición austrohúngara.
Tras la guerra, una investigación sobre Caporetto fue sumamente crítica con Cadorna: se descubrieron cosas como que en la tercera batalla del Isonzo la artillería –siguiendo instrucciones supremas de Cadorna- había adolecido de una tremenda falta de coordinación y disparado sobre sus tropas. Que Cadorna no había sabido emplear un ingente aumento de recursos militares... Permanecería aislado hasta que Mussolini le nombra mariscal de campo junto a Díaz en 1924. Murió en 1928.
En el lunfardo italoargentino, una cosa mala, estropeada o de mala calidad es denominada “una cadorna”.
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