Coronel escribió:Según mi propia biograrfÍa de Richtonfen realmente trató de encontrat un camuflaje más o menos efectivo, pero no pudo. (Ni él ni nadie, porque el cielo cambia de color y las nubes también según la hora, la estación, etc)
Realmente no. El camuflaje
sí es eficaz. No en todas las circunstancias, pero es lo bastante útil para justificar el esfuerzo que se empleó en esquemas miméticos. Si te pasas por el hilo de pinturas de aviación
viewtopic.php?f=35&t=17518escribí una disertación sobre la pintura de los aviones que toca parcialmente el tema de los esquemas de camuflaje.
El pintar las superficies inferiores de color azul cielo o similares siempre funciona. El camuflar las superficies superiores también, y no sólo para ocultar a los aviones cuando están en tierra.
Así que eligió el rojo porque se suponía que con eso se hacía más visible y se exponía a que lo atacaran más
Stachel ya contestó en la primera página de este hilo. Porque es un color vistoso, y de hecho, el primer as en pintar su avión de rojo fue el francés Jean Navarre, durante la batalla de Verdún, y porque era el color de su regimiento de ulanos.
Cuando se pregunta por qué los ases eligieron tal o cual color para sus aviones, la respuesta no es un simple capricho si no que son elecciones por motivos prosaicos como ese. Por ejemplo, Rudolf Berthold eligió el color azul y rojo para los aviones de su escuadrilla porque era el color de su antiguo regimiento, guerra azul y cuellos y puños rojos. Era una época mucho más gris y con menos colorido que la nuestra, sin televisión ni fotografía en color, cuando todavía no se habían popularizado los tintes de la ropa, ni había tantos logotipos.
Stachel también contestó, lo hacía más visible para sus compañeros de escuadrilla, al carecer de radios, esto permitía reconocerse y reagrupar la formación. No se exponía a que lo atacaran más, esto era una preocupación de sus camaradas que insistieron en pintar sus aviones también de rojo para que no destacara tanto el jefe de la escuadrilla, pero a medida que transcurría la guerra, se comprobó que era una preocupación sin base alguna, eso, y la escasez de pintura hizo que la pintura roja en los aviones de la Jasta 11 pasara de cubrir todo el aparato a limitarse a pintar el capó del motor y algunas partes más como ruedas y montantes, para abandonarse la práctica después de la muerte de Richthofen.
En realidad no era una desventaja, porque con otro color pasaba igual.
Con otro color pasaba igual, en efecto, en realidad, incluso el color más visible que es el amarillo empleado en los aviones de adiestramiento actuales, es poco visible a un par de centenares de metros. A suficiente distancia todos los aviones se ven como puntos negros independientemente del color. Si no se pintan las alas, el pintar el fuselaje de colores vivos no aumenta en demasía la visibilidad del avión.
Pero con eso mezclo la caballerosidad con la publicidad, porque en lo sucesivo todos los pilotos sabían con quién estaban peleando.
Me temo que esto es un mito. Como ya he dicho, la pintura distintiva es sólo útil para los compañeros y eso a corta distancia. La mayoría de las víctimas de Richthofen, para cuando se daban cuenta de que se les acercaba un aeroplano rojo ya lo tenían encima.
Realmente la pintura, como las distintas insignias, son más una cuestión de vanidad que a otra cosa, para salir en las fotos. A sólo cien metros de distancia lo más que se puede distinguir es el color de una parte del avión, pero las insignias personales se convierten en un borrón.
Por poner un ejemplo conocido. El as británico McCudden, que tenía buena vista y daba descripciones mucho más detalladas de sus oponentes de lo que era habitual en los pilotos de caza, describe varios encuentros con una escuadrilla alemana en la que el jefe, un piloto muy hábil, solía llevar la cola pintada de verde. Ahora sabemos que su oponente eran los pilotos de la Jasta 5, pero para McCudden, esos tres ases eran el mismo piloto, a pesar de que tuvieran cada uno su Albatros pintado de distinta forma y lo único que tuvieran en común era la cola verde. Es más, McCudden abatió por sorpresa a un "cola verde" y pensaba que había abatido al as enemigo que había matado a uno de sus amigos. Sin embargo, se trataba de un piloto novato.
Por casualidad se descubrió después que al pintar así los aviones no era fácil para el piloto enemigo saber a primera vista en que dirección y posición exacta volaban.
Esto es muy dudoso. Si el aparato está pintado todo de un sólo color, el que sea, tanto kaki como rojo, sí es cierto que no se distingue tan bien la silueta como si hubiera un fuerte contraste entre las alas y el fuselaje. Pero es algo trivial. Lo que de verdad hace difícil avistar un avión y determinar su rumbo es un esquema de camuflaje disruptivo que rompa la silueta.
Sus compañeros le imitaron y todos los aviones de su circo volaban pintados de rojo, pero él les exigió llevar algún otro color adicional para conservar el privilegio de ser todo rojo:
El rojo no era un privilegio, es al revés, como ya he dicho, preocupados porque se expusiera demasiado, sus camaradas de escuadrilla también adoptaron el color rojo, y para distinguirse unos de otros cada uno personalizó su aparato añadiendo un color distintivo.
Lo curioso para mí es que no tuviera imitadores...
Hubo otros pilotos de aviones que también pintaron sus aparatos de rojo, aparte del ya mencionado Navarre, Georges Madon pilotaba un SPAD con el fuselaje rojo. O la Jasta 18 al completo, con alas rojas y la mitad del fuselaje también
es decir, que no hubiera otro piloto que pintara de rojo su avión para hacerse pasar por él y beneficiarse del miedo que metía Richtonfen.
Me temo que esto es proyectar pensamientos actuales hacia el pasado y mitificar en exceso al "Barón Rojo", nombre por cierto, fruto de escritores americanos de posguerra.
Richthofen no era una especie de "coco", de hecho la reputación y fama de los ases era más un producto de la propaganda para consumo doméstico. Si un as llegaba a ser conocido en el otro campo, generalmente era a través de la prensa. Aunque de todos, Manfred von Richthofen llegó a ser un caso especial y hacerse bastante conocido en el otro campo y reconocido en el aire. Pero estoy seguro de que muchos pilotos participaron en combates sin resultado contra ases enemigos y nunca llegaron a darse cuenta de quiénes eran sus adversarios.
Los ases no metían miedo, o más miedo del que supone un combate aéreo. Los pilotos de cada bando cumplían su deber y afrontaban la muerte y no se sentían especialmente impresionados por tener enfrente a tal o cual adversario. Para cualquier piloto de caza o tripulación de biplaza, tener a un enemigo a la cola ya es bastante aterrador de por sí, para encima fijarse en si es el Barón Rojo en persona o un piloto anónimo. Teniendo en cuenta las limitaciones de visibilidad, repito, si estaba lo bastante cerca como para identificarlo con seguridad, el que se trate de un as o no carece de importancia.