Judios estafados
Moderador: MiguelFiz
- Gral Fernando
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Judios estafados
No sabia bien en que zona del foro poner este post, si esta mal ubicado por favor muevanlo.
Hoy estaba viendo un documental en el que se hablaba de la inmensa cantidad de oro que robaron los nazis a los judios, oro extraido especialmente de anillos, relojes, dentaduras, etc.
Y no solo esto, sino que al termino de la guerra, los bancos suizos no querian devolver los depositos a los judios sobrevivientes del holocausto ni a hijos de personas que dejaron sus vidas en los campos de concentracion. Una mujer habia perdido a su padre en el holocausto, y este tenia un deposito en un banco de Suiza, cuando ella fue a reclamar lo que le correspondia los banqueros exigian documentos imposibles de conseguir, como certificados de defuncion!!!!
Tambien se hicieron pruebas con monedas de oro que se encontraban en este pais "neutral" y se encontraron con que estas monedas tenian un alto contenido de mercurio, y esto segun los cientificos solo indicaba una cosa: que anteriormente este oro se encontraba en la dentadura de una persona...
Hoy estaba viendo un documental en el que se hablaba de la inmensa cantidad de oro que robaron los nazis a los judios, oro extraido especialmente de anillos, relojes, dentaduras, etc.
Y no solo esto, sino que al termino de la guerra, los bancos suizos no querian devolver los depositos a los judios sobrevivientes del holocausto ni a hijos de personas que dejaron sus vidas en los campos de concentracion. Una mujer habia perdido a su padre en el holocausto, y este tenia un deposito en un banco de Suiza, cuando ella fue a reclamar lo que le correspondia los banqueros exigian documentos imposibles de conseguir, como certificados de defuncion!!!!
Tambien se hicieron pruebas con monedas de oro que se encontraban en este pais "neutral" y se encontraron con que estas monedas tenian un alto contenido de mercurio, y esto segun los cientificos solo indicaba una cosa: que anteriormente este oro se encontraba en la dentadura de una persona...
No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. (Oscar Wilde)
- harry_flashman
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Hay un dicho: si ve a un banquero suizo saltar por una ventana, tírese detrás. Seguro que hay alguna ganancia de por medio. Se habla de los archivos del Vaticano pero seguro que las bóvedas de los bancos suizos esconden más secretos inconfesables.
¡¡Gritemos bien alto Arriba España y Viva Franco antes de poner el pie en esta tierra de cabrones!! (General Moscardó, presidente del COE, a la delegación española a los JJOO de Londres-48)
"Hitler es un hombre extraordinario. Moderado, sensible, humanista y lleno de grandes ideas" (Francisco Franco a Pedro Teotónio Pereira, 1940).
Groucho lo llevaba escrito. Tip no.
"Hitler es un hombre extraordinario. Moderado, sensible, humanista y lleno de grandes ideas" (Francisco Franco a Pedro Teotónio Pereira, 1940).
Groucho lo llevaba escrito. Tip no.
- David L
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¡Ay los banqueros suizos! ¡cuanto tienen que callar en relación con el Holocausto!
Si quieres leer un buen libro sobre el tema de los Bancos suizos y su relación con el Holocausto te recomiendo este libro de Jean Ziegler, editorial Planeta, año 1997, 368 páginas, titulado: EL ORO NAZI.
Un saludo.
"Lo que me interesa es la historia, vivir la historia, estar lo más posible dentro de la historia".
Josep Pla (1897-1981), escritor y periodista catalán.
Josep Pla (1897-1981), escritor y periodista catalán.
- Gral Fernando
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Solo Dios sabe cuantos secretos mas se esconden. Gracias por la recomendacion David!
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- martha
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Hay una leyenda urbana sobre el oro de los judio, y es que la marca Bulldog, esta marca de tractores alemana construyó, entre los años 40 y 50, maquinas con un numero de serie especifico, en el cual sus componentes, son de oro, si de oro puro, recubiertos con algun baño de algun otro material, para simular tales materiales, hay un grupo de alemanes que pagan muy bien en Chile, por la compra de estos tractores, con el fin de exportarlos a Alemania, bajo el nombre de reliquias para coleccionistas, ya en Chile se han rexportado como mil unidades en containers, y se dice que hay muchas de estas unidades repartidas por Argentiana, Brasil, Paraguay, bolivia y otros paises, ahi esta el tesoro nazi, inteligentemente guardado.
Última edición por martha el 05 Feb 2007, editado 1 vez en total.
- Gral Fernando
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Muy interesante Martha!!!martha escribió:Hay una leyenda urbana sobre el oro de los judio, y es que la marca Bulldog, esta marca de tractores alemana construyó, entre los años 40 y 50, maquinas con un numero de serie especifico, en el cual sus componentes, son de oro, si de oro puro, recubiertos con algun baño de algun otro material, para simular tales materiales, hay un grupo de alemanes que pagan muy bien en Chile, por la compra de estos tractores, con el fin de exportarlos a Alemania, bajo el nombre de reliquias para coleccionistas, ya en Chile se han rexportado como mil unidades en containers, y se dice que hay muchas de estas unidades repartidas por Argentiana, Brasil, Paraguay, bolivia y otros paises, ahi esta el tesoro nazi, inteligentemente guardado.
No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. (Oscar Wilde)
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- Cabo
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- martha
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- martha
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Siguiendo la huella del oro nazi
Alemanes recorrieron la zona pagando millonarias sumas por viejos tractores
Después de que un alemán le revelara el secreto, Pedro Cuevas desarmó por completo un tractor -de una serie distinta a la buscada- y encontró una extrañas piezas de bronce.
El verano pasado fue la última vez que Víctor Cuvertino vio a los hermanos Tisch, que quizás no vuelvan más a la zona, ya que modelos 45 no quedan, sólo 28, como el de las fotos.
El número del cigüeñal era lo único que interesaba a los compradores, que habrían buscado los dos kilos de oro que escondían las máquinas, tesoro de unos US$500 mil en cada tractor.
"Sabíamos cuando estaban muertos, pues los gritos cesaban. Esperábamos normalmente una media hora antes de abrir las puertas y sacar los cadáveres. Una vez fuera, nuestros comandos especiales cogían los anillos y arrancaban el oro de los dientes postizos de aquellos cuerpos sin vida".
La descarnada descripción que hace Rudolf Hess, comandante del campo de concentración de Auschwitz, contrasta con el trato afable y risueño de dos hermanos alemanes que con una curiosidad casi infantil recorrieron el sur de Chile preguntando si alguien tenía o había visto un tractor Lanz Bulldog de 45 caballos de fuerza: una verdadera reliquia o, según se mire, un montón de fierros viejos de fabricación germana.
A pesar del contrapunto, en algún renglón las líneas de ambas historias se conectan. Y el final queda abierto...
"Era Thomas Tisch, su hermano y otro alemán, que venía de Osorno", dice Víctor Cuvertino, quien los vio llegar a su taller mecánico casi junto con la noche, un día que no recuerda con precisión, a pesar del esfuerzo que hace por acordarse y de la exhaustiva revisión de su archivador de tarjetas de presentación. Ahí, entre varios papeles, aparece el nombre de Tisch y un teléfono de contacto.
"Me encargaron tractores Lanz Bulldog modelo 45, que son más o menos de 1942 hacia adelante. Tenía un joven que salía a buscarlos por los campos, incluso unas vez fuimos a Valdivia a retirar uno. Yo se los cancelaba y después los vendía a los alemanes. Ellos eran amables y pagaban no más y se iban", cuenta escuetamente Cuvertino, quien llegó a venderles una decena de dichos vehículos, que compraba a unos 500 mil pesos y por los cuales los extraños visitantes le dejaron hasta un millón 200 mil pesos.
"Muchos estaban botados como chatarra, pero el valor que ellos le daban dependía del número que traían en el cigüeñal, porque a veces había máquinas en buen estado, andando, y no les interesaban. En muchas ocasiones se llevaron los más malos", comenta, reconociendo que no le dio mayor importancia a la mañosa conducta de sus compradores, que volvieron varias veces a Lanco en busca de su preciada mercancía, que Cuvertino suponía tenía por destino a algún coleccionista.
"No sospeché nunca ninguna otra cosa, hasta que el señor Cuevas me contó la otra historia...la historia del oro".
BOTÍN
Según se estima, durante la Segunda Guerra Mundial los nazis se apoderaron de unos 8 mil millones de dólares, gracias a los saqueos a once bancos centrales, entre ellos los de Noruega, Bélgica y Luxemburgo, cuyo oro partió a Berlín, y también producto de los robos a los judíos. Parte del botín habría ido a parar a Suiza y la otra, tal vez, a Latinoamérica. En este punto la historia comienza a mezclarse con el mito: ante la inminente derrota frente a los aliados, los hombres del Tercer Reich habrían ocultado el oro robado en el interior de algunas piezas de los tractores Lanz Bulldog, puntualmente los de las series 707 y 747.
DOS KILOS
Pedro Cuevas fue más afortunado que Cuvertino: llegó a vender unos cuarenta tractores, algunos de los cuales compró en apenas 20 mil pesos y pudo sacarles hasta tres millones y medio. Claro que los hermanos Tisch no fueron sus únicos clientes. "Ellos llegaron el 98. Yo había empezado a juntar chatarra y como tienen el cuerpo de fierro fundido, estaba juntando tractores Lanz. Ellos pasaron y vieron las máquinas a la orilla de la carretera. Esa vez se llevaron dos en un millón de pesos, siempre andaban con un maletín lleno de billetes".
Los alemanes le dejaron el encargo de buscar más. Cuevas debía llevar los modelos que encontrara en su camión hasta Victoria, donde los hermanos tenían un conocido. Al poco tiempo llegaron más germanos tras la huella de estos vehículos. Incluso conocían su nombre. "Pedro, nosotros pagamos mejor que Tisch", le dijeron de entrada. Se trataba de un tal Janz y otra persona que él supone que se llamaba Pierre Werchaldy -que fácilmente podría ser algo así como Piet Verschelde, que en www.pietverschelde.com exhibe una gran colección de tractores antiguos.
Este lanquino entabló una cercana relación con los extranjeros y una vez fue con ellos a Teodoro Schmidt a comprar unos Lanz. En la noche bebió con ellos y le preguntó a uno por qué tanto interés por esos vejestorios. "Traen oro, Pedro, dos kilos doscientos de oro", recuerda que le contestó Janz, negándose sí a revelarle el escondite de ese tesoro, equivalente a unos 500 mil dólares del preciado metal por cada máquina.
Como presa de una fiebre, Cuevas desarmó un tractor por completo y detrás de la caja de cambios halló piezas de un bronce especial. "No era una máquina de la serie que ellos buscaban, en esos sí que debió estar el oro", reflexiona, sin por eso arrepentirse de la venta, que sigue considerando un negocio redondo.
Texto de Daniel Carrillo
Alemanes recorrieron la zona pagando millonarias sumas por viejos tractores
Después de que un alemán le revelara el secreto, Pedro Cuevas desarmó por completo un tractor -de una serie distinta a la buscada- y encontró una extrañas piezas de bronce.
El verano pasado fue la última vez que Víctor Cuvertino vio a los hermanos Tisch, que quizás no vuelvan más a la zona, ya que modelos 45 no quedan, sólo 28, como el de las fotos.
El número del cigüeñal era lo único que interesaba a los compradores, que habrían buscado los dos kilos de oro que escondían las máquinas, tesoro de unos US$500 mil en cada tractor.
"Sabíamos cuando estaban muertos, pues los gritos cesaban. Esperábamos normalmente una media hora antes de abrir las puertas y sacar los cadáveres. Una vez fuera, nuestros comandos especiales cogían los anillos y arrancaban el oro de los dientes postizos de aquellos cuerpos sin vida".
La descarnada descripción que hace Rudolf Hess, comandante del campo de concentración de Auschwitz, contrasta con el trato afable y risueño de dos hermanos alemanes que con una curiosidad casi infantil recorrieron el sur de Chile preguntando si alguien tenía o había visto un tractor Lanz Bulldog de 45 caballos de fuerza: una verdadera reliquia o, según se mire, un montón de fierros viejos de fabricación germana.
A pesar del contrapunto, en algún renglón las líneas de ambas historias se conectan. Y el final queda abierto...
"Era Thomas Tisch, su hermano y otro alemán, que venía de Osorno", dice Víctor Cuvertino, quien los vio llegar a su taller mecánico casi junto con la noche, un día que no recuerda con precisión, a pesar del esfuerzo que hace por acordarse y de la exhaustiva revisión de su archivador de tarjetas de presentación. Ahí, entre varios papeles, aparece el nombre de Tisch y un teléfono de contacto.
"Me encargaron tractores Lanz Bulldog modelo 45, que son más o menos de 1942 hacia adelante. Tenía un joven que salía a buscarlos por los campos, incluso unas vez fuimos a Valdivia a retirar uno. Yo se los cancelaba y después los vendía a los alemanes. Ellos eran amables y pagaban no más y se iban", cuenta escuetamente Cuvertino, quien llegó a venderles una decena de dichos vehículos, que compraba a unos 500 mil pesos y por los cuales los extraños visitantes le dejaron hasta un millón 200 mil pesos.
"Muchos estaban botados como chatarra, pero el valor que ellos le daban dependía del número que traían en el cigüeñal, porque a veces había máquinas en buen estado, andando, y no les interesaban. En muchas ocasiones se llevaron los más malos", comenta, reconociendo que no le dio mayor importancia a la mañosa conducta de sus compradores, que volvieron varias veces a Lanco en busca de su preciada mercancía, que Cuvertino suponía tenía por destino a algún coleccionista.
"No sospeché nunca ninguna otra cosa, hasta que el señor Cuevas me contó la otra historia...la historia del oro".
BOTÍN
Según se estima, durante la Segunda Guerra Mundial los nazis se apoderaron de unos 8 mil millones de dólares, gracias a los saqueos a once bancos centrales, entre ellos los de Noruega, Bélgica y Luxemburgo, cuyo oro partió a Berlín, y también producto de los robos a los judíos. Parte del botín habría ido a parar a Suiza y la otra, tal vez, a Latinoamérica. En este punto la historia comienza a mezclarse con el mito: ante la inminente derrota frente a los aliados, los hombres del Tercer Reich habrían ocultado el oro robado en el interior de algunas piezas de los tractores Lanz Bulldog, puntualmente los de las series 707 y 747.
DOS KILOS
Pedro Cuevas fue más afortunado que Cuvertino: llegó a vender unos cuarenta tractores, algunos de los cuales compró en apenas 20 mil pesos y pudo sacarles hasta tres millones y medio. Claro que los hermanos Tisch no fueron sus únicos clientes. "Ellos llegaron el 98. Yo había empezado a juntar chatarra y como tienen el cuerpo de fierro fundido, estaba juntando tractores Lanz. Ellos pasaron y vieron las máquinas a la orilla de la carretera. Esa vez se llevaron dos en un millón de pesos, siempre andaban con un maletín lleno de billetes".
Los alemanes le dejaron el encargo de buscar más. Cuevas debía llevar los modelos que encontrara en su camión hasta Victoria, donde los hermanos tenían un conocido. Al poco tiempo llegaron más germanos tras la huella de estos vehículos. Incluso conocían su nombre. "Pedro, nosotros pagamos mejor que Tisch", le dijeron de entrada. Se trataba de un tal Janz y otra persona que él supone que se llamaba Pierre Werchaldy -que fácilmente podría ser algo así como Piet Verschelde, que en www.pietverschelde.com exhibe una gran colección de tractores antiguos.
Este lanquino entabló una cercana relación con los extranjeros y una vez fue con ellos a Teodoro Schmidt a comprar unos Lanz. En la noche bebió con ellos y le preguntó a uno por qué tanto interés por esos vejestorios. "Traen oro, Pedro, dos kilos doscientos de oro", recuerda que le contestó Janz, negándose sí a revelarle el escondite de ese tesoro, equivalente a unos 500 mil dólares del preciado metal por cada máquina.
Como presa de una fiebre, Cuevas desarmó un tractor por completo y detrás de la caja de cambios halló piezas de un bronce especial. "No era una máquina de la serie que ellos buscaban, en esos sí que debió estar el oro", reflexiona, sin por eso arrepentirse de la venta, que sigue considerando un negocio redondo.
Texto de Daniel Carrillo
- Gral Fernando
- Teniente
- Mensajes: 1932
- Registrado: 20 Oct 2006
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Medallas
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Simplemente SORPRENDENTE! y perdon que lo ponga en mayuscula, pero...
No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. (Oscar Wilde)