Casos de supervivencia "extrema" IIgm parte 2
Publicado: 04 Jun 2004
Nuevamente concentramos la atención en el tema de aquellos que en el transcurso de la IIgm traspasaron las barreras de la supervivencia, algunos por un buen entrenamiento, otros por la fuerte convicción de vivir, otros por la acción de la suerte, en fin esta comprobado que el ser humano puede extraer lo mejor de sí mismo ante situaciones extremas...
Los * “San Ryu Scha” , la lección de los rezagados japoneses.
* san ryu scha (soldado rezagado, abandonado)
Isla de Guam, una tranquila mañana el 24 de enero de 1972, unos cazadores estaban buscando rastros de un jabalí de agua cerca de la desembocadura del rió Talofofo, situado al sur de la isla más grande del archipiélago de las marianas.
Era una típica mañana en aquellas evocadoras playas, la belleza tropical ocultaba el trágico y violento pasado de Guam y Tinian, otra isla del archipiélago que en la segunda guerra mundial fue escenario de crueles batallas aeronavales, ahora todo era paz y quietud, por lo menos era lo que pensaban los nativos, de pronto, escucharon ruidos entre los espesos cañaverales y aguardaron a cubierto.
Su sorpresa fue tremenda cuando vieron acercarse a un hombre de aspecto algo peculiar, algo viejo y barbado y de rasgos decididamente orientales, cargando con el una especie de jaula para cangrejos, como el aspecto del sujeto era demasiado extraño, los naturales decidieron salir a su encuentro a corta distancia.
Luego de un pequeño forcejeo, el extraño se dio cuenta que no tenia escapatoria, y en base a señas y un idioma desconocido para los isleños, les dio a entender que no era de peligro, fue llevado con la policía y finalmente una asombrosa historia fue revelada...
SHOICHI YOKOI ¿Ya acabo la guerra?
El sargento del intendencia del ejercito japonés Shoichi Yokoi, de oficio sastre antes de la guerra, estaba destacado en la isla de Guam, cuando esta fue atacada por la marina estaunidense en julio de 1944, a pesar de la fiera resistencia de la guarnición japonesa, pronto toda resistencia organizada ceso, aunque pequeños grupos de soldados siguieron haciendo guerra de guerrillas por algún tiempo, aprovechando para ocultarse el mismo interior de la isla, con jungla de un espesor que los mismos nativos de la isla califican de muy difícil de penetrar.
El Sgto. Yokoi y un reducido grupo de hombres se interno en la selva, mas para evitar la deshonra de capitular que por otra cosa, internándose cada vez mas profundamente conforme los marines efectuaban operaciones de limpieza para eliminar cualquier foco de resistencia, la isla seria usada como base para los B-29 que bombardearon posteriormente Japón.
Pasaron los meses y luego los años, los camaradas de Yokoi fueron muriendo por enfermedad o fueron materialmente cazados por la infantería de marina norteamericana y luego por las patrullas de la policía nativa de Guam, poco a poco Yokoi y sus amigos perdían las esperanzas, pero al mismo tiempo su deseo de vivir los impulsaba a continuar.
Yokoi se fue alejando de aquellos de sus camaradas cuyo comportamiento considero poco juicioso, hasta que quedo completamente solo, construyo a lo largo de los años una cueva a la que doto de espacio para una chimenea(cuyo humo disimulaba por medio de un ingenioso filtro hecho basándose en fibras de cocotero), cama y todas las comodidades que pudo confeccionarse por medio de la naturaleza, .
Por ejemplo, cuando su uniforme y ropas se desintegraron por la humedad y el uso, el se confecciono nuevas usando las fibras de cocoteros y otros árboles nativos de Guam, también hizo cobijas, hamacas y hasta calzado de la misma forma.
Aunque tuvo que vérselas casi sin armas (solo conservo un sable), aprendió a poner trampas para animales pequeños, a pescar y completo su dieta con mangos, cocos y otros frutos de la misma selva.
Así transcurrieron años, aunque ya en 1952 el encontró propaganda que instaba a cualquier rezagado japonés a entregarse pues Japón y Estados Unidos eran ahora aliados, una mezcla de desconfianza y terquedad le hicieron no hacer caso de aquellos volantes.
Al momento de su captura, el sargento Yokoi , para alguien de 57 años estaba en mucha mejor condición física que el promedio de gente de su edad.
Fue repatriado a el Japón donde se le dio tratamiento de héroe, pasando a formar parte de la leyenda de los “San Ryu Scha”
El Sgto. SHOICHI YOKOI murió a los 82 años de edad en Japón.
Dos años despues, en el archipiélago filipino, una historia igual de asombrosa seria igualmente revelada...
A principios de los años 60, una expedición integrada por técnicos y funcionarios de la embajada japonesa en Las Filipinas llego a la lejana isla de Lubang, durante mas de 15 días esparcieron propaganda en octavillas y mediante potentes megáfonos dirigidos hacia la espesa jungla del interior de la isla repitieron las mismas frases...
¡Teniente Onoda!, ¡Teniente Onoda!, este es un mensaje del gobierno japonés, la guerra ha concluido, Japón y Estados Unidos ya no son enemigos, por favor deponga las armas...
El teniente Hiroo Onoda fue declarado oficialmente perdido en acción luego de esos infructuosos esfuerzos...
pero :
Hiroo Onoda, ¿Me puedo rendir?
El teniente Hiroo Onoda, de oficio oficinista antes de la guerra, fue destacado a la isla de LUbang en diciembre de 1944, con un pequeño destacamento de tropas con la misión de proteger la pista de aterrizaje y obstaculizar de toda forma posible a las fuerzas norteamericanas mediante la guerra de guerrillas, tarea en la que Onoda y sus hombres habían sido entrenados.
El destacamento de Onoda se vio reducido a el y otros tres soldados luego de los combates con los norteamericanos, el joven teniente decidió ocultarse en las montañas de la isla para reorganizarse, sus municiones y pertrechos habían sido convenientemente ocultados y podían durar años hostigando al enemigo.
Onoda y sus hombres permanecieron ocultos en las montañas, sus incursiones tomaron fama de ser obra de fantasmas, llevaban una vida de nómadas, de cuando en cuando bajaban de las montañas y "confiscaban" alguna cosa, atacaban alguna instalación que diera la apariencia de ser estratégica o simplemente husmeaban.
En 1950, uno de los tres soldados que acompañaban a Onoda fue herido y capturado por tropas filipinas, notas que luego firmo en las que conminaba a Onoda y los otros a que se rindieran fueron tomadas por ellos como trucos para una emboscada, no hay que olvidar que ellos fueron entrenados para desconfiar.
En 1953, otro de los camaradas de Onoda fue muerto por una patrulla filipina.
Años después, los intentos por hacerlos rendirse tuvieron el mismo resultado, mensajes firmados por sus familiares fueron tomados por patrañas hechas por impostores, ellos siguieron en guerra.
Aprendieron a vivir de la naturaleza, como se subrayo anteriormente, tenían que andar de un lugar para otro pues eran buscados por las patrullas filipinas, llegaron a desarrollar el camuflaje de una forma increíble, su alimentación se componía de pequeños roedores, aves silvestres, peces, toda la gama de frutos de Lugang que incluye bananas(plátanos), mangos, cocos etc. asi como ocasionales "requisiciones" durante sus batidas al descender de la montaña.
En 1972, el soldado Kinshichi Kozuka, el ultimo camarada que le quedaba a Onoda, fue muerto en otro encuentro con la policía militar filipina, ahora Onoda estaba solo, el decidió que moriría luchando, haciendo caso omiso de las octavillas y aviones con megáfonos que volvieron a aparecer conminando a deponer las armas.
En febrero de 1974, un estudiante japonés llamado Norio Suzuki una especie de vagabundo que se había hecho el propósito de ubicar al teniente Onoda, finalmente tuvo éxito al localizarlo luego de semanas de búsqueda, se presento ante el desconfiado Onoda y lo convenció de que se rendiría si recibía ordenes, el inmediato superior de Onoda, el mayor Taniguchi fue ubicado en Japón y las ordenes respectivas fueron redactadas y depositadas en un lugar convenido por Onoda el nueve de marzo de 1974.
Suzuki y Onoda
Ese dia... termino la segunda guerra mundial.
El teniente Onoda se rindió ante las autoridades filipinas, entregando su sable y su rifle, así como un arsenal ciertamente abundante, todo había terminado.
El entonces presidente de Filipinas, Ferdinando Marcos (quien fue un antiguo guerrillero contra la ocupación japonesa), le otorgo un perdón por cualquier acción cometida por Onoda y sus hombres.
El teniente Onoda regreso al Japon, donde escribió sus memorias.
Se caso y luego por veinte años se fue a radicar a Brasil, donde tuvo una granja ganadera, (readaptación de la jungla), hasta donde tengo entendido, actualmente vive en Japón.
Ambos casos nos presentan como lecciones que el hombre sin importar la situación en que se encuentre, pueden sobrevivir si se lo propone, cuando al Sgto. Yokoi se le pregunto a que le atribuía el que sus demás compañeros hubiesen muerto y el no, él contesto, "ellos estaban listos para morir, yo no."
A la fecha las lecciones que los “San Ryu Scha” nos han legado son ejemplo en las escuelas de supervivencia de las fuerzas armadas de varios países.
Los * “San Ryu Scha” , la lección de los rezagados japoneses.
* san ryu scha (soldado rezagado, abandonado)
Isla de Guam, una tranquila mañana el 24 de enero de 1972, unos cazadores estaban buscando rastros de un jabalí de agua cerca de la desembocadura del rió Talofofo, situado al sur de la isla más grande del archipiélago de las marianas.
Era una típica mañana en aquellas evocadoras playas, la belleza tropical ocultaba el trágico y violento pasado de Guam y Tinian, otra isla del archipiélago que en la segunda guerra mundial fue escenario de crueles batallas aeronavales, ahora todo era paz y quietud, por lo menos era lo que pensaban los nativos, de pronto, escucharon ruidos entre los espesos cañaverales y aguardaron a cubierto.
Su sorpresa fue tremenda cuando vieron acercarse a un hombre de aspecto algo peculiar, algo viejo y barbado y de rasgos decididamente orientales, cargando con el una especie de jaula para cangrejos, como el aspecto del sujeto era demasiado extraño, los naturales decidieron salir a su encuentro a corta distancia.
Luego de un pequeño forcejeo, el extraño se dio cuenta que no tenia escapatoria, y en base a señas y un idioma desconocido para los isleños, les dio a entender que no era de peligro, fue llevado con la policía y finalmente una asombrosa historia fue revelada...
SHOICHI YOKOI ¿Ya acabo la guerra?
El sargento del intendencia del ejercito japonés Shoichi Yokoi, de oficio sastre antes de la guerra, estaba destacado en la isla de Guam, cuando esta fue atacada por la marina estaunidense en julio de 1944, a pesar de la fiera resistencia de la guarnición japonesa, pronto toda resistencia organizada ceso, aunque pequeños grupos de soldados siguieron haciendo guerra de guerrillas por algún tiempo, aprovechando para ocultarse el mismo interior de la isla, con jungla de un espesor que los mismos nativos de la isla califican de muy difícil de penetrar.
El Sgto. Yokoi y un reducido grupo de hombres se interno en la selva, mas para evitar la deshonra de capitular que por otra cosa, internándose cada vez mas profundamente conforme los marines efectuaban operaciones de limpieza para eliminar cualquier foco de resistencia, la isla seria usada como base para los B-29 que bombardearon posteriormente Japón.
Pasaron los meses y luego los años, los camaradas de Yokoi fueron muriendo por enfermedad o fueron materialmente cazados por la infantería de marina norteamericana y luego por las patrullas de la policía nativa de Guam, poco a poco Yokoi y sus amigos perdían las esperanzas, pero al mismo tiempo su deseo de vivir los impulsaba a continuar.
Yokoi se fue alejando de aquellos de sus camaradas cuyo comportamiento considero poco juicioso, hasta que quedo completamente solo, construyo a lo largo de los años una cueva a la que doto de espacio para una chimenea(cuyo humo disimulaba por medio de un ingenioso filtro hecho basándose en fibras de cocotero), cama y todas las comodidades que pudo confeccionarse por medio de la naturaleza, .
Por ejemplo, cuando su uniforme y ropas se desintegraron por la humedad y el uso, el se confecciono nuevas usando las fibras de cocoteros y otros árboles nativos de Guam, también hizo cobijas, hamacas y hasta calzado de la misma forma.
Aunque tuvo que vérselas casi sin armas (solo conservo un sable), aprendió a poner trampas para animales pequeños, a pescar y completo su dieta con mangos, cocos y otros frutos de la misma selva.
Así transcurrieron años, aunque ya en 1952 el encontró propaganda que instaba a cualquier rezagado japonés a entregarse pues Japón y Estados Unidos eran ahora aliados, una mezcla de desconfianza y terquedad le hicieron no hacer caso de aquellos volantes.
Al momento de su captura, el sargento Yokoi , para alguien de 57 años estaba en mucha mejor condición física que el promedio de gente de su edad.
Fue repatriado a el Japón donde se le dio tratamiento de héroe, pasando a formar parte de la leyenda de los “San Ryu Scha”
El Sgto. SHOICHI YOKOI murió a los 82 años de edad en Japón.
Dos años despues, en el archipiélago filipino, una historia igual de asombrosa seria igualmente revelada...
A principios de los años 60, una expedición integrada por técnicos y funcionarios de la embajada japonesa en Las Filipinas llego a la lejana isla de Lubang, durante mas de 15 días esparcieron propaganda en octavillas y mediante potentes megáfonos dirigidos hacia la espesa jungla del interior de la isla repitieron las mismas frases...
¡Teniente Onoda!, ¡Teniente Onoda!, este es un mensaje del gobierno japonés, la guerra ha concluido, Japón y Estados Unidos ya no son enemigos, por favor deponga las armas...
El teniente Hiroo Onoda fue declarado oficialmente perdido en acción luego de esos infructuosos esfuerzos...
pero :
Hiroo Onoda, ¿Me puedo rendir?
El teniente Hiroo Onoda, de oficio oficinista antes de la guerra, fue destacado a la isla de LUbang en diciembre de 1944, con un pequeño destacamento de tropas con la misión de proteger la pista de aterrizaje y obstaculizar de toda forma posible a las fuerzas norteamericanas mediante la guerra de guerrillas, tarea en la que Onoda y sus hombres habían sido entrenados.
El destacamento de Onoda se vio reducido a el y otros tres soldados luego de los combates con los norteamericanos, el joven teniente decidió ocultarse en las montañas de la isla para reorganizarse, sus municiones y pertrechos habían sido convenientemente ocultados y podían durar años hostigando al enemigo.
Onoda y sus hombres permanecieron ocultos en las montañas, sus incursiones tomaron fama de ser obra de fantasmas, llevaban una vida de nómadas, de cuando en cuando bajaban de las montañas y "confiscaban" alguna cosa, atacaban alguna instalación que diera la apariencia de ser estratégica o simplemente husmeaban.
En 1950, uno de los tres soldados que acompañaban a Onoda fue herido y capturado por tropas filipinas, notas que luego firmo en las que conminaba a Onoda y los otros a que se rindieran fueron tomadas por ellos como trucos para una emboscada, no hay que olvidar que ellos fueron entrenados para desconfiar.
En 1953, otro de los camaradas de Onoda fue muerto por una patrulla filipina.
Años después, los intentos por hacerlos rendirse tuvieron el mismo resultado, mensajes firmados por sus familiares fueron tomados por patrañas hechas por impostores, ellos siguieron en guerra.
Aprendieron a vivir de la naturaleza, como se subrayo anteriormente, tenían que andar de un lugar para otro pues eran buscados por las patrullas filipinas, llegaron a desarrollar el camuflaje de una forma increíble, su alimentación se componía de pequeños roedores, aves silvestres, peces, toda la gama de frutos de Lugang que incluye bananas(plátanos), mangos, cocos etc. asi como ocasionales "requisiciones" durante sus batidas al descender de la montaña.
En 1972, el soldado Kinshichi Kozuka, el ultimo camarada que le quedaba a Onoda, fue muerto en otro encuentro con la policía militar filipina, ahora Onoda estaba solo, el decidió que moriría luchando, haciendo caso omiso de las octavillas y aviones con megáfonos que volvieron a aparecer conminando a deponer las armas.
En febrero de 1974, un estudiante japonés llamado Norio Suzuki una especie de vagabundo que se había hecho el propósito de ubicar al teniente Onoda, finalmente tuvo éxito al localizarlo luego de semanas de búsqueda, se presento ante el desconfiado Onoda y lo convenció de que se rendiría si recibía ordenes, el inmediato superior de Onoda, el mayor Taniguchi fue ubicado en Japón y las ordenes respectivas fueron redactadas y depositadas en un lugar convenido por Onoda el nueve de marzo de 1974.
Suzuki y Onoda
Ese dia... termino la segunda guerra mundial.
El teniente Onoda se rindió ante las autoridades filipinas, entregando su sable y su rifle, así como un arsenal ciertamente abundante, todo había terminado.
El entonces presidente de Filipinas, Ferdinando Marcos (quien fue un antiguo guerrillero contra la ocupación japonesa), le otorgo un perdón por cualquier acción cometida por Onoda y sus hombres.
El teniente Onoda regreso al Japon, donde escribió sus memorias.
Se caso y luego por veinte años se fue a radicar a Brasil, donde tuvo una granja ganadera, (readaptación de la jungla), hasta donde tengo entendido, actualmente vive en Japón.
Ambos casos nos presentan como lecciones que el hombre sin importar la situación en que se encuentre, pueden sobrevivir si se lo propone, cuando al Sgto. Yokoi se le pregunto a que le atribuía el que sus demás compañeros hubiesen muerto y el no, él contesto, "ellos estaban listos para morir, yo no."
A la fecha las lecciones que los “San Ryu Scha” nos han legado son ejemplo en las escuelas de supervivencia de las fuerzas armadas de varios países.