Panzer, detrás del mito (I) De Versalles a Tobruk

Historia Militar 1939-1945.

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Panzer, detrás del mito (I) De Versalles a Tobruk

Mensaje por Japa »

Ante todo, quiero decir que no tengo claro dónde ubicar este tema, ya que no va específicamente sobre tecnología de medios pesados (aunque en parte toca ese área) ni de un frente específico, ya que voy a tratar los tres frentes terrestres en que combatió Alemania. Así pues he optado por dejarlo aquí, en la sección de Historia Militar General. Si alguno de los moderadores considera que debe trasladarse a otra sección le quedaré más que agradecido, porque no sé por cual decidirme.

Este estudio pretende tratar la historia de los panzer, los carros de combate alemanes en la WWII, y las unidades que los utilizaron. Quiero desarrollar no sólo los temas técnicos referidos al diseño o al uso en combate de las máquinas, sino también la doctrina de las unidades acorazadas que estuvo detrás de los diversos proyectos. No voy a limitarme a hablar, además, de los carros de combate propiamente dichos, sino que incluiré en el estudio a otros vehículos acorazados de combate alemanes, los cañones de asalto y cazacarros (Sturmgeschütz y Panzerjäger), que complementaron y en muchas ocasiones reemplazaron a los propios panzer.

A medida que avancemos expondré las campañas protagonizadas por los panzer, de modo que pueda verse como se desarrolló la teoría y práctica del arma acorazada alemana, la PanzerWaffe. De este modo podremos analizar las causas y consecuencias de su auge y caída.

Algunos compañeros ya conocerán este trabajo del foro militar.org.ua en el que empecé a desarrollarlo. No obstante encontraran bastantes cambios ya qeu ha medido que he avanzado he realizado un amplio trabajo de edición a fin de corregir, ampliar y recortar ahí donde fuera necesario. Además al conseguir nueva documentacion en algunos temas he tenido que reescribir parcialmente algunos temas.

Desgraciadamente la extensión de este trabajo es muy superior a lo que esperaba inicialmente. Cuando empecé hace ya siete meses esperaba escribir un artículo extenso, de unas 40 páginas. Actualmente estoy redactando la parte correspondiente a las operaciones en torno a Caen en junio del 44 y voy por la página 260, así que al final he acabado escribiendo un libro. Y que conste que estoy disfrutando con el esfuerzo un montón.

Debido a esa extensión no he encontrado un modo viable de subir este trabajo a la sección de artículos del foro, así que he optado por ir poniéndolo en forma de hilo como medio más razonable de que todos los compañeros interesados puedan leerlo. Por supuesto si alguien del equipo director cree que puede hacerse de otra manera estaré en deuda con él y le tendré presente en mis oraciones.

He manejado un montón de documentación en los últimos meses. Gracias a internet es posible acceder a fuentes que hace años eran inimaginables. Además el interés editorial en España por la Segunda Guerra Mundial me ha permitido contar con versiones en castellano de obras imprescindibles como las memorias de Guderian o algunos estudios de Overy. Para el resto, he tenido que pulir todo lo posible mi capacidad traductora del inglés. Espero no haber metido la pata en nada grave.

En el apartado técnico he utilizado sobre todo los diversos volúmenes que ha ido editando Osprey sobre los medios blindados alemanes. Para el apartado operativo he usado un poco de todo, memorias (Guderian, Carius, Manstein, Speer…) informes operativos (que he podido consultar gracias entre otros a la biblioteca digital del GSCS), libros sobre campañas específicas (de nuevo Osprey ha probado ser una gran ayuda), artículos (como el soberbio "Slegdhammer" de Wildberck…). Aquí he actuado como amanuense a la vieja usanza, recopilando la sabiduría de los antiguos para transmitirla (mi mujer dice que se me está poniendo cara de escriba cisterciense)

Por el contrario el análisis es de mi propia cosecha: es decir, refleja mis opiniones, y como tales opiniones son susceptibles de crítica y debate, y espero que todo aquel que esté interesado se anime a contrastar. De ehcho lo que más deseo es el contraste de pareceres.

Que nadie espere un análisis técnico de la profundidad de los que, por ejemplo, realizan compañeros foristas como PanzerFaust o Bruno Stachel: ni puedo ni me atrevo a meterme en algo de esa envergadura. He incluido apartados sobre los aspectos del desarrollo tecnico, pero sin extenderme demasiado. He procurado contrastar todos los datos posibles para evitar errores, pero si alguien ve alguna de mis metidas de pata que no dude en señalarme con el dedo y exponerme a la vergüenza pública.

Y sin más, y si nadie se opone, vamos a entrar en harina. Gracias de antemano a todos los que leáis este trabajo y gracias especialmente a los que podáis ayudarme a corregirlo o mejorarlo: insisto en que si me merezco algún tirón de orejas espero recibirlo.

Para hacer más manejable el asunto lo dividiré en capítulos, abriendo un hilo para cada uno. El primero expondrá el periodo de entreguerras, justo hasta el comienzo de la campaña de Polonia.


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Mensaje por Japa »

En el verano de 1942 las divisiones acorazadas del ejército alemán eran las unidades de combate más temidas del mundo. En tres años de guerra habían encabezado las aplastantes victorias del Heer sobre Polonia, Bélgica, Holanda, Francia, Yugoslavia y Grecia; en el desierto los panzer del general Rommel se habían enfrentado a fuerzas muy superiores en número derrotándolas una y otra vez y en la campaña de Barbarroja habían puesto de rodillas al coloso soviético, que sólo a duras penas había logrado evitar una derrota completa; y en esos momentos, mientras avanzaban prácticamente sin oposición hacia el Cáucaso y pese a los duros reveses del invierno anterior, pocos dudaban de la invencibilidad de las divisiones acorazadas de Hitler, frente a las que nada parecía poder alzarse.

Las razones de esa supremacía parecían claras. Oigamos a Churchill, en sus memorias de la Segunda Guerra Mundial, al comienzo del capítulo dedicado a la batalla de Francia:

…Por tanto, Hitler estaba en condiciones de atacar Francia con ciento veintiséis divisiones y con toda la inmensa fuerza blindada de diez divisiones panzer que comprendían casi tres mil vehículos blindados, de los que al menos mil eran carros de combate pesados.

Oigamos ahora a otro testigo, el mariscal Zukhov:

… en 1941 la industria alemana fabricó más de 5000 tanques y autos blindados…

…Al aparato Potápov…(Zukhov) Informe de la situación (Potápov) En el frente de Vládov-Ustilug operan unas cinco divisiones de infantería y unos dos mil tanques…

…El enemigo desplegó cerca de 4500 tanques y cañones de asalto


La respuesta es evidente: gracias a su esfuerzo industrial Alemania había dotado a sus ejércitos de millares de carros de combate técnicamente muy superiores a los de sus adversarios, máquinas perfectas e invulnerables, en cifras muy superiores a las que podían desplegar sus enemigos. Los soldados del VIII Ejército sabían de sobra que los panzer estaban perfectamente preparados para la lucha en el desierto e incluso tenían aire acondicionado. Una ola incontenible de carros pesados, invulnerables a las armas de sus enemigos y poderosamente armados había barrido Europa de un extremo a otro y vencerlos iba a ser una tarea de titanes.

Y las pruebas parecen apabullantes, ahí tenemos el célebre dato de que para destruir un Tiger hacían falta cinco shermans de los que se perderían cuatro; ahí está Michael Wittmann aplastando con su Tiger una columna entera de Cromwells; y los Tiger estaban por todas partes, casi no hay informes de combate en que no se mencionen. Si el frente del Este cedió ante el ER fue por las incontenibles mareas de carros soviéticos que caían sobre el Heer, hasta el punto de que ni las increíbles máquinas alemanas pudieron frenarlos a todos. ¿No se ha dicho cien veces que el Tiger II fue el mejor carro de combate de la guerra? Sin duda la superioridad de los carros alemanes era asombrosa, la obra de auténticos genios.

Claro que hay otra leyenda sobre los panzer, en la que los carristas alemanes son reflejados como autómatas fanáticos incapaces de cualquier cosa que no sea obedecer ciegamente, por absurdas que fueran las órdenes, y que retrata a los Tiger y Panther como máquinas torpes y ciclópeas, incapaces de avanzar unos kilómetros sin averiarse.

¿Dónde queda la realidad? para empezar a verla tendremos que remontarnos a algunas décadas antes de la invasión de Polonia
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Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

ANTES DE LA GUERRA



LA DERROTA DE 1918

La victoria aliada en 1918 generó sus propias mitologías: una de las más extendidas dice que los carros de combate aliados ganaron la guerra superando por fin la tierra de nadie entre las líneas de trincheras y empujando manadas de aterrados soldados alemanes hacia el Rin. Sin embargo un análisis somero de los combates de 1917 y 1918 borran esa imagen de glorioso triunfo militar, una leyenda que debemos sobre todo a los cronistas ingleses.

La realidad es que Alemania fue derrotada por hambre y agotamiento. El tremendo desgaste de la guerra posicional drenó las reservas humanas del II Reich y el bloqueo naval agotó su economía y acogotó a su población. Cuando los militares alemanes comprendieron que tras la entrada efectiva de EEUU en la contienda la situación ya no podía resolverse militarmente, pidieron un armisticio. Los ejércitos alemanes volvieron a su patria cansados, sucios, hambrientos, pero con la frente alta y en buen orden. No se sentían vencidos.

Las fuerzas armadas alemanas fueron sin embargo severamente castigadas por los vencedores, reduciéndolas a unas dimensiones ridículas y desarmándolas de cualquier equipamiento amenazador: aviación, artillería pesada, acorazados y, por supuesto, carros de combate. Además las condiciones económicas del tratado garantizaban que la industria alemana nunca estaría en condiciones de fabricar esas armas en grandes números. Pero el ejército alemán había logrado salvar su estructura básica dentro del miniejército dirigido por el general Von Seekt, formando un armazón que permitiera reconstruir un ejército de verdad cuando las circunstancias políticas lo permitieran.

Los estados mayores aliados tenían motivos sobrados para estar satisfechos: había llevado años, pero habían vencido de forma contundente, luego estaba claro que lo habían hecho bien. El estado mayor inglés, olvidando lo cerca que había estado la derrota, se daba palmadas en la espalda. Por supuesto que la ayuda americana había sido positiva, pero estaba claro que la victoria la habían logrado los mejores, y no vieron ningún motivo para cambiar sus ideas sobre la guerra. Habían vencido ¿qué había que analizar?

Francia, tras unos años en los que mantuvo todavía una política exterior activa, incluso agresiva, acabó por cerrarse sobre sí misma, amortajando su pensamiento estratégico bajo los millones de toneladas de hormigón de la Línea Maginot. Tras ella los militares galos archivaron todas las lecciones que habían heredado de Napoleón, adormecidos por el prestigio ganado en la Gran Guerra.

Por el contrario el diminuto ejército de la nueva Alemania no tenía motivos para dormirse en unos laureles inexistentes. Y empezaron a estudiar todo lo sucedido en esos cuatro años de carnicería sin sentido. Querían saber porqué no habían logrado vencer y prepararse para no repetir viejos errores.

Pasadas las crisis políticas que vieron el nacimiento de la república de Weimar, el Estado Mayor empezó a repasar los años de la guerra. Estaba claro que ahí donde se había podido mantener la movilidad de las tropas se había logrado la victoria una y otra vez. Como en la crucial victoria de Tannenberg y las exitosas campañas posteriores en el frente del Este.

En cambio en el frente occidental el fracaso inicial de 1914 había llevado a una guerra estática que había sido letal para Alemania. Lo que los estados mayores aliados verían durante las dos décadas siguientes como la panacea ante cualquier conflicto, la inmovilidad de la guerra de posiciones, era para los oficiales alemanes la peor amenaza. Si se quería luchar con éxito había que atravesar las trincheras y dejarlas atrás, no cavar trincheras propias.

La solución estaba muy clara a los ojos del EM alemán porque ya en 1918, en la ofensiva postrera hacia Occidente, los alemanes habían logrado romper por fin el cepo de las trincheras, olvidándose de las ofensivas frontales masivas precedidas por semanas de barreras preparatorias de artillería. Por el contrario habían concentrado núcleos de fuerzas bien preparadas y adiestradas especialmente para la ruptura (Sturmtruppen) en puntos concretos del frente: tras cortas preparaciones artilleras, breves pero de gran intensidad, habían atravesado las líneas enemigas aprovechando la sorpresa y la superioridad local, abriendo brechas por las que les seguirían el resto de las fuerzas.

Así la movilidad había vuelto al campo de batalla, y sólo el agotamiento de Alemania le había impedido obtener una victoria decisiva. Por supuesto se habían cometido errores y se habían encontrado problemas como el del abastecimiento o el apoyo artillero una vez sobrepasadas las líneas enemigas, pero se había demostrado que la guerra de posiciones podía superarse.

Los alemanes prestaron especial atención al carro de combate, un arma que había nacido precisamente para acabar con la parálisis de las trincheras; era un invento inglés (de ilustres padres, entre ellos el inquieto Winston Churchill) y Alemania apenas había tenido tiempo de usar carros propios (sólo un puñado de lentos mastodontes inservibles, los A-7V Sturmpanzerwagen, y algunos carros aliados capturados) pero la batalla de Cambray, donde por primera vez se usaron los carros de combate en masa, les había causado una gran impresión.

Curiosamente los propios ingleses se esforzaron durante los años de entreguerras en olvidar que el carro de combate había nacido como remedio a la guerra posicional; para el EM británico nada había cambiado desde 1914. Sí, tal vez los carros y los autos blindados podían sustituir a los caballos, pero el espíritu y las tradiciones de los regimientos debían mantenerse por encima de todo, y la capacidad de los oficiales seguiría midiéndose en función de su habilidad en el polo y el lustre de sus apellidos. Los franceses tampoco fueron capaces de ver en el carro algo más que un apoyo para la infantería, aunque algunos de sus militares trataron de sacudir el marasmo del ejército galo y teorizaron sobre la guerra mecanizada. Sin embargo los trabajos de los jóvenes oficiales como De Gaulle iban a ser infructuosos.

Y mientras, en Alemania…
Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

LA TRAVESÍA DEL DESIERTO

Alemania no tuvo diseños de carros de combate propios hasta poco antes de la llegada al poder de Adolfo Hitler; sin embargo durante ese tiempo los militares alemanes no estuvieron ociosos y realizaron un desarrollo doctrinal que iba a llevarles a años luz de sus futuros adversarios. La clave de las nuevas ideas tácticas alemanas era la movilidad. El objetivo de la batalla no era el desgaste del enemigo ni el hundimiento del frente en toda su extensión, sino la penetración y el envolvimiento de grandes partes del ejército adversario por parte de unidades especialmente preparadas a tal efecto, seguidas de grandes fuerzas de infantería encargadas del aniquilamiento o captura de las fuerzas cercadas. No eran ideas nuevas, ya que arrancaban de los años de Moltke. No buscaba la conquista de territorios, sino la destrucción física del enemigo atrapándolo en el "caldero de aplastamiento" (Kesselschlatch), tras lo cual la resistencia del enemigo se colapsaría.

Había un punto que quedó muy claro: Alemania no podía permitirse la carne de cañón. El soldado alemán nunca volvería a ser un autómata que cumpliera las órdenes sin pensarlas: todos, desde el general hasta el soldado raso, debían ser capaces de tomar decisiones de acuerdo a las circunstancias. El oficial al mando en el campo de batalla debía recibir en las órdenes los objetivos que se esperaban de él, pero la manera de lograrlos era de su incumbencia y sus superiores no debían de interferir una vez iniciada la batalla porque era él quien conocería las circunstancias y cómo variarían durante el combate.

Se estableció un principio básico, la independencia de criterio en el nivel táctico, y se extendió a todos los grados. Y eso se llevó hasta el punto de romper con las barreras que separaban a la tropa de la oficialidad. Los soldados alemanes y sus jefes recibirían el mismo trato, comerían juntos, se entrenarían juntos y alcanzarían un nivel de camaradería desconocido en los ejércitos europeos de la época. El estado mayor alemán tenía claro que el arma más valiosa del Heer iban a ser sus soldados.

Y aquí tenemos reunidas ya en los años 20 varias de las características que definirían a las divisiones panzer: movilidad, decisión táctica, iniciativa. Y los oficiales ingleses, entre tanto, perfeccionaban su destreza en el campo de golf.

El motor añadía ahora la posibilidad de incrementar drásticamente la velocidad táctica en el campo de batalla, al igual que la llegada del ferrocarril supuso una revolución en la logística y el despliegue de grandes ejércitos, y el carro de combate aparecía como un arma idónea para facilitar la ruptura y el movimiento. Ahora bien, los alemanes tenían prohibidos los carros y los autos blindados así que ¿cómo verificar la validez de las ideas sobre su uso?

Por suerte para el OKH, su nación no era el único paria europeo. La recién nacida URSS había sobrevivido a una atroz guerra civil y en los años 20 se levantaba poco a poco de las cenizas en medio de la hostilidad, más o menos abierta, del resto de naciones europeas. Ahí sería posible trabajar sin que nadie observara o molestara, y así se hizo. Gracias a los acuerdos de la república de Weimar con el gobierno soviético las doctrinas sobre el uso de los carros de combate empezaron a tomar forma.

Hay que decir que la mayor parte de la mitología de los panzer dice que los alemanes inventaron en los años 30 una forma nueva de hacer la guerra, la Blitzkrieg (guerra relámpago), pero la realidad es que los oficiales de la Wehrmacht se limitaron a adecuar su vieja forma de combatir a las nuevas circunstancias, estudiando los errores cometidos en la guerra precedente y buscando cómo corregirlos. Cuando llegaron las divisiones panzer simplemente se adaptaron como un guante a un concepto táctico bien definido y lo perfeccionaron con el potencial de las nuevas tecnologías. No hubo revolución, sino racionalidad.

El desarrollo teórico de las fuerzas acorazadas alemanas arranca en 1924, con la publicación de Die Deustchen Kampfwagen im Weltkrieg, del teniente Ernst Volcheim. En ese trabajo se repasaban los carros de combate empleados por los aliados (los franceses FT17 y los ingleses Mark V) y se estudiaba su empleo táctico. Volchheim estudió asimismo el combate contra carros y entre carros, analizando la triada de características que definen al carro de combate, movilidad, protección y potencia de fuego, y decantándose por la especial importancia de esta última, aunque siempre desde el punto de vista del carro como arma de apoyo. Volcheim había formado parte de la incipiente fuerza acorazada germana en 1918, así que no se limitaba a teorizar desde su sillón, como sí hacían los altos mandos del ReichsHeer, que pensaban en el carro como en un medio de Caballería y pensaban sobre todo en la movilidad como la principal baza de mismo.

Otros militares germanos, como el teniente de Ingenieros Whilhelm Brandt, plantearon en los años 20 nuevas ideas sobre el adecuado empleo de los carros de combate.

Como ya he dicho, también en las altas esferas se pensaba en los carros de combate. El primer adalid de los nuevos medios era el propio Von Seekt, jefe del ReichsHeer. Desde su puesto había movido los hilos para ir poniendo las bases de la futura PanzerWaffe, siempre a espaldas de las cláusulas de Versalles. Tras Seekt tomó el relevo el general Oskwald Lutz, que empezó a pensar en los futuros panzer no como meros apoyos, sino como la base de una nueva arma, un medio que tendría su mejor uso concentrado en unidades específicas y no disperso entre las unidades de infantería.

Y (por fin) entra en escena el hombre que daría forma a las unidades panzer, su más ferviente apóstol, y uno de sus comandantes más capacitados (además de uno de los más polémicos): Heinz Guderian.

Como hemos visto, atribuir a Guderian la creación del arma acorazada germana es exagerado: sin embargo fue el hombre clave ya que aunque otros antes que él ya habían dado los primeros pasos, la PanzerWaffe se construyó bajo su sello personal. Merece pues que hablemos un poco de su personalidad.

Guderian es un hombre enormemente mitificado. Junto a los mariscales Manstein y Rommel es sin duda el alto mando germano más conocido de todos. Su gran prestigio militar, cimentado en las primeras campañas de la guerra, se consolidó tras la derrota alemana ya que los aliados occidentales procuraron aprender todo lo que pudieran de los alemanes de cara a enfrentar la enorme amenaza del Ejército Soviético. Además su figura fue uno de los puntales sobre los que se construyó el mito de la Wermatch de manos blancas, inocente de las atrocidades nazis, que se levantó en Alemania en los años de la Guerra Fría con el apoyo entusiasta de los angloamericanos. Sin embargo la aureola que envolvió su figura también echó una buena capa de maquillaje sobre los aspectos más negativos de su persona.

Al margen de su relación con el nazismo y los crímenes de guerra, que no viene al caso en este trabajo, y de sus soberbias cualidades militares tanto como teórico y organizador como en el campo de batalla, Guderian era un hombre de trato difícil. Su absoluta carencia de tacto acarreó notables tensiones en el mismo seno del Heer, provocando una profunda animadversión entre las armas de Artillería e Infantería y la PanzerWaffe. Su actitud ante sus superiores le llevó a la insubordinación, lo que en su momento iba a dinamitar la cadena de mando del Heer. Su carácter, audaz hasta la imprudencia, y su gran egolatría, acabaron convirtiendose en un lastre y en varias ocasiones nublaron su buen juicio militar: los errores que cometió en esas circunstancias se pagaron muy caros y puede que en parte determinaran la derrota de Alemania.

Veremos a lo largo del estudio en qué medida el carácter de Guderian se reflejó en sus acciones, pero ahora centrémonos en el papel que jugó en la creación del arma acorazada.
Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Triton »

Ya me tienes enganchado :P

Saludos.
........Y caminaré sin miedo por el valle de las sombras y la muerte y a nada temeré porque soy el mayor hijo de puta del valle.
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Mensaje por Japa »

Pues espero que seas paciente, porque como ya he adelantado este tema es muy, muy largo.
Feo, bajito y dicharachero
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Mensaje por Japa »

CIMIENTOS

En 1927 el entonces mayor Heinz Guderian fue destinado a la oficina de Inspección de Tropas Motorizadas. El joven oficial (39 años) tenía una mente inquisitiva y abierta. En los siguientes años trabajó intensamente en los nuevos conceptos, estudió las ideas del mariscal soviético Tujachevski y el general austríaco Ludwig von Eimannsberger (pionero de la guerra acorazada en Austria), y tradujo al alemán las obras de J. F. Fuller y el futuro general Charles de Gaulle sobre la guerra en la sociedad industrial. No obstante y pese a sus esfuerzos, el Inspector general von Stuelpnagel no tenía ninguna fe en las propuestas de su ambicioso subordinado.

El apoyo del general Lutz fue decisivo en la carrera de Guderian. Cuando Lutz se hizo cargo de la Inspección de las tropas motorizadas le ascendió a coronel y le puso al cargo de su estado mayor. Allí trabajó con algunos de los futuros generales panzer como Nehring y Kempf. El grupo de trabajo reunido por Lutz estaba lleno de entusiasmo y nuevas ideas, y aportaron un tremendo empuje a las ideas del general.

En 1935 la Inspección de las Tropas Motorizadas fue reemplazado por el Mando de Tropas Acorazadas. El objetivo explícito era la formación de unidades específicas de carros de combate. En la primavera tres regimientos de caballería se reconvirtieron como regimientos Panzer, y tras sus huellas se fundaron las tres primeras PanzerDivision. La PanzerWaffe acababa de nacer.

El Arma Acorazada no sólo tenía que hacer frente a los problemas técnicos inherentes a un desarrollo enteramente nuevo, sino al inmovilismo de determinados sectores del Heer. El general Beck, jefe del OKH, trató de recortar todo lo posible las atribuciones del Mando Acorazado. Dado el ascendiente que el coronel Guderian estaba ganando entre los jóvenes oficiales, decidió sacarle del centro de decisión por el expeditivo medio de nombrarle comandante de la 2ª PzDiv a finales de 1935 (algo como mínimo extraño ya que un mando divisionario requería el grado de general). En la primavera siguiente Guderian fue ascendido de acuerdo a su nuevo mando.

Aunque más ralentizada, la formación del Arma Acorazada continuó. Se establecieron escuelas de adiestramiento, se alistaron los primeros carros reales de instrucción y se empezó a trabajar en el diseño y pruebas de los siguientes modelos, los primeros panzer operativos. Incluso sin Guderian, el Estado Mayor de la PanzerWaffe mantenía el paso.

También se crearon, a instancias de beck, otro tipo de unidades, LeichteDivision, divisiones ligeras, en las que los panzer serían usados como armas de caballería. De este modo el general esperaba en vano limitar la influencia de la PanzerWaffe.

Pese a los esfuerzos de Beck, en las maniobras generales del otoño de 1937 el Führer se mostró vivamente impresionado por la actuación de la 2ª PzDiv y de su dinámico general. Hitler tenía una notable habilidad para percibir el talento y Guderian encontró un apoyo que ni siquiera el jefe del OKH podía soslayar. Según parece el comentario de Hitler al ver en acción a las unidades panzer fue "¡Esto es lo que quiero, y voy a tenerlo!"

En 1937 Guderian publicó su obra más célebre: Achtung panzer, en la que resumía su análisis y conclusiones sobre el empleo de los nuevos medios de combate, y estableció de forma oficial las bases doctrinales sobre las que crecieron las unidades acorazadas alemanas. Pese a que muchos mandos seguían mostrando abiertamente sus dudas, la PanzerWaffe se había consolidado como el futuro pilar de las victorias alemanas.

A partir de la denuncia de las condiciones de Versalles Alemania podía empezar a diseñar sus propios carros de combate (hasta 1935 las maniobras se realizaban con armazones de madera sobre motocicletas y otros medios burdos de simulación), pero antes de ver cómo se gestó la primera generación de panzer, veamos brevemente las ideas que había sobre su uso y que, en definitiva, son las que les dieron forma.
Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

Una última entrada hoy y mañana seguiremos. Por cierto que al margen de abrir el hilo para compartir el tema también me viene bien para revisar mi sintaxis y mi redacción.

TEORÍA

Las divisiones panzer se diseñaron con una idea doctrinal muy clara en mente: los carros de combate no eran un mero apoyo de los infantes, o un sustituto de la caballería, sino que eran un medio de combate nuevo en sí mismo, y su potencial se desperdiciaría usándolo como mero complemento. Así pues las PzDiv iban a ser unidades con misiones propias, como lo eran las unidades de infantería o caballería.

¿Qué misiones iban a cubrir, pues las PzDiv? Dos: la ruptura y la penetración. Para ello no bastaba con el mero uso de los panzer. Las unidades de infantería de asalto de 1918 habían combatido en estrecha cooperación con las otras armas del momento, sobre todo con la artillería. Las nuevas unidades de ruptura tendrían su propia artillería de apoyo, llevarían sus propias unidades de zapadores, exploración e infantería adscritas y combatirían en estrecha colaboración con la fuerza aérea. La Luftwaffe se diseño en gran medida con ese planteamiento, y los panzer iban a actuar como un engranaje más dentro de un sistema de armas combinadas. Las unidades de caza debían garantizar la superioridad aérea mientras los bombarderos en picado allanaban el camino a los carros y desbarataban las líneas de comunicación y logística enemigas más allá del campo de batalla. De ese modo las PzDiv podrían penetrar profundamente tras las líneas enemigas lo que además de permitir el envolvimiento de las fuerzas en la zona paralizaría la reacción contraria, incapaz de reaccionar a la velocidad del avance alemán. Todo eso requería una motorización de la infantería divisionaria, las unidades de apoyo y la artillería.

La ruptura debía realizarse en una corta sección del frente, concentrando la fuerza disponible para obtener la necesaria superioridad local. Las fuerzas acorazadas divisionarias encabezarían el asalto en un área no mayor de cuatro kilómetros con fuerte apoyo de la LW para ablandar la primera línea de posiciones enemiga. Si bien la fuerza se concentraría al máximo el asalto se realizaría en dos oleadas diferentes y consecutivas o en dos grupos separados y simultáneos. Por la zona de ruptura conseguida se adentrarían primero las unidades de reconocimiento que actuarían como avanzada en la ofensiva tras las líneas enemigas, seguida de cerca (algunas millas más atrás) por el núcleo principal de la división, primero las fuerzas acorazadas seguidas de los zapadores, después las unidades de infantería de apoyo, encargadas de eliminar los núcleos enemigos a medida que fueran siendo sobrepasados, las unidades de artillería, que irían formando posiciones sucesivas para enfrentarse a posibles contraataques y apoyar a las unidades de carros cuando fuera necesario enfrentarse a nuevas posiciones enemigas y finalmente las unidades logísticas y de comunicaciones y mando.

Así pues los carros debían cumplir tres misiones distintas con requisitos diferentes. Primero, la ruptura, lo que implicaba una fuerte protección frente a las armas contracarro enemigas; después de la ruptura habría que llevar a cabo el reconocimiento armado, para lo que la velocidad sería decisiva, y tras el reconocimiento sería necesario enfrentarse tanto a los carros de combate enemigos como a las posiciones de retaguardia que fueran siendo encontradas, lo que implicaba por un lado un buen armamento contracarro y por el otro un cañón capaz de disparar proyectiles de gran capacidad explosiva.

Tras estudiar las diversas posibilidades Guderian estableció así las necesidades técnicas de las PzDiv. Hacían falta carros pesados bien protegidos para la ruptura, carros ligeros para la exploración, lo bastante veloces como para esquivar el combate con los carros enemigos y lo bastante bien armados como para enfrentarse a posiciones "blandas" y vehículos desprotegidos o sólo blindados, y carros medios para el combate tras las líneas enemigas, de dos tipos: carros ágiles con una protección aceptable y buena capacidad contracarro y carros de apoyo, algo más pesados y con un armamento mayor, capaz de eliminar posiciones bien protegidas. Para ganar tiempo y poder iniciar las prácticas y el adiestramiento se encargó en 1932 el desarrollo de un "tractor", eufemismo tras el que se escondía un pequeño carro de adiestramiento, apenas blindado y armado, que permitiría ir preparando a las tripulaciones para cuando fuera posible empezar a construir carros con verdadero potencial militar, lo que no sería posible hasta unos años más tarde, tras la denuncia de las condiciones del tratado de Versalles por parte de Hitler. Pero eso quedaba en esos momentos en un futuro incierto, y dado que hasta que se cubrieran las plantillas previstas de las PzDiv habría una gran escasez de medios Guderian dejó muy claro desde el principio que los carros no se usarían en otras funciones, y que si la infantería necesitaba medios de apoyo debería buscarlos en otro lado: los panzer eran para las PzDiv, y para nadie más. Eso traería consigo una consecuencia inesperada, pero no adelantemos acontecimientos.

Con estas ideas en mente se planteó a la industria el desarrollo de los primeros panzer. Había llegado el momento de pasar del papel a las factorías.
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Muelhoff
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Mensaje por Muelhoff »

En Buenahora Japa, muy buen material, te lo has estado guardando hace mucho, lo venias preparando bien
...Aprender es lo correcto, aunque sea del enemigo.
Ovidio


...La diferencia entre un buen oficial y uno excelente es de unos diez segundos.
Almirante Arleigh Burke EE.UU.
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satrack
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Mensaje por satrack »

El tema es buenisimo, y barrunto que va a ser aún mejor, :dpm:
Animo Japa, te seguimos ansiosamente y prometo no interrumpir más
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GrafSpee7
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Mensaje por GrafSpee7 »

Me has dejado prendado, Japa!!!
Y la escritura sencilla, invita aún más a la lectura!!!
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Spit
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Re: Panzer: detrás del mito (1ª parte)

Mensaje por Spit »

Japa escribió:Este estudio pretende tratar la historia de los panzer, los carros de combate alemanes en la WWII, y las unidades que los utilizaron. Quiero desarrollar no sólo los temas técnicos referidos al diseño o al uso en combate de las máquinas, sino también la doctrina de las unidades acorazadas que estuvo detrás de los diversos proyectos. No voy a limitarme a hablar, además, de los carros de combate propiamente dichos, sino que incluiré en el estudio a otros vehículos acorazados de combate alemanes, los cañones de asalto y cazacarros (Sturmgeschütz y Panzerjäger), que complementaron y en muchas ocasiones reemplazaron a los propios panzer.
Pfff... me quedo aquí que estoy en el curro y esto merece toda mi atención.
Bravo Japa, te has puesto manos a la obra de una tarea tan ingente como apasionante. Cuenta con todo nuestro apoyo y agradecimiento :dpm:
Salu2

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Mensaje por Japa »

Gracias a todos: en cuanto vuelva esta tarde del curro continuaremos con el tema.
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Mensaje por Bruno Stachel »

Donde puse las palomitas? Aquí están... cuando quieras... sigue, sigue...
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"Que no panda el cúnico, chicos", dijo ella.

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Mensaje por Jpuente »

¿El siguiente capítulo para esta tarde entonces? Engancha más que un culebrón :lol: :lol: . Muy bien explicado y redactado, Japa :dpm: :dpm:.

Saludos
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Mensaje por frates milites »

japa ya tienes otro seguidor del hilo.... :P :P

saluten
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josephporta
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Mensaje por josephporta »

A ver palomitas, coca cola, butaca comoda, pues ale Japa sigue que estoy preparado. :dpm: :dpm: :dpm: :lol: :lol:
Si me puedes ver, estás muerto.
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Japa
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Mensaje por Japa »

Continuemos (continuons, que diría el ínclito Tip)

LA PRIMERA GENERACIÓN: PREMISAS

Pese a las limitaciones de Versalles, la industria alemana no partía de cero cuando empezó a recibir los primeros encargos de carros de combate en los años 30. En la década anterior se había trabajado solapadamente en diversos proyectos experimentales, camuflados usualmente con eufemismos como "tractores de artillería". Además el acuerdo secreto de Rapallo en 1922 había permitido a los alemanes disponer de zonas de prueba discretas en el territorio de la URSS. No obstante, la necesidad de mantener las apariencias y la realidad de la falta de encargos en firme hicieron que los diseñadores germanos partieran con una notable desventaja práctica con respecto a sus homólogos ingleses, franceses o soviéticos. Las empresas que habían estado estudiando el diseño de carros de combate eran la Krupp, Porsche, MAN, Rheinmetall, Daimler-Benz y Henschel.

El método de contratación del ejército alemán era bastante directo. El Heereswaffenamt pasaba una petición a las industrias interesadas detallando las características del sistema de armas que buscaba. Cada Arma tenía su propio gabinete de trabajo, conocido como WaPrüff que se responsabilizaba del equipamiento específico de dicha Arma (así WaPrüff 6 era el gabinete de la PanzerWaffe) que cursaba las especificaciones y al que las empresas ofrecían sus proyectos y prototipos; tras ello el WaPrüff decidía cuál se ajustaba mejor a sus necesidades y presupuesto; tras las pruebas de preserie se pasaba a la producción. Las modificaciones necesarias en base a las pruebas o a la experiencia práctica en las unidades se incorporaban a los modelos en producción, mientras los ya en servicio eran en lo posible modificados cuando fueran enviados a las factorías para reparaciones mayores. No se planteó en ningún momento la adquisición de medios de combate extranjeros, en la consideración de que Alemania debía autoabastecerse en todo lo posible. No obstante la industria alemana trabajó durante el periodo de entreguerras en colaboración con empresas de otros países, como la Bofors de Suecia.

Los recursos monetarios e industriales eran asignados en los planes económicos generales, que dependían de Goering pero que en última instancia podían ser alterados por el Führer de acuerdo a las prioridades que considerase más importantes. De hecho la expansión que iba a experimentar el Heer en la segunda mitad de los años 30 superaría con creces sus mayores esperanzas, pero también traería consigo una escasez de medios preocupante ya que dicha ampliación se había planteado con un plazo largo, teniendo en mente que no habría un conflicto antes de 1942-1943. Eso debe tenerse en cuenta al analizar el desarrollo de los panzer y la constitución de las unidades acorazadas, ya que el inicio de la guerra en 1939 obligó a soluciones de compromiso e improvisaciones sobre la marcha.

El volumen de trabajo que se esperaba de la industria alemana era muy alto. En su proyecto, las PzDiv concebidas por Guderian iban a ser unidades tremendamente poderosas y muy equilibradas, compuestas de una brigada acorazada, una de infantería mecanizada y un regimiento de artillería mecanizada, más un batallón de reconocimiento, uno de ingenieros y otro de armas contracarro. La brigada acorazada sería el eje fundamental de la división, estructurada en torno a dos regimientos acorazados, cada uno formado por dos PzBon, cuatro en total. La estructura "cuadrada" se diseñó pensando en las tácticas de ruptura, que como vimos más arriba se basaban en maniobras simétricas, bien de dos oleadas, bien de dos agrupaciones; la disposición en cuatro batallones daba la flexibilidad táctica necesaria para cumplir esas misiones. Dado que cada batallón debía formarse con tres compañías de carros medios y una de carros de apoyo, cada una con 32 carros medios distribuidos en cuatro escuadrones, el total de fuerzas acorazados de una división panzer estaba establecido en 512 carros de combate, sin incluir ahí los carros ligeros del batallón de reconocimiento. Una fuerza acorazada impresionante que requería un volumen de equipamiento muy alto que a su vez exigiría una gran maquinaria logística.

Así pues la PanzerWaffe debía equiparse en competencia no sólo con las otras ramas del Heer, sino también con la Luftwaffe y la Kriegsmarine, porque los recursos de Alemania en los años 30 eran limitados. Había que optimizar todo lo posible los medios disponibles y era necesario, pues, que las nuevas máquinas fueran eficaces pero razonablemente económicas. Esa premisa, unida a las limitaciones lógicas del diseño militar en el periodo de entreguerras (cuando aún no estaba claro con qué se iban a encontrar los futuros panzer en el campo de batalla) marcó las líneas de trabajo de los primeros proyectos germanos.
Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

LA PRIMERA GENERACIÓN: DISEÑOS

Veremos a continuación los modelos de panzer que se diseñaron hasta 1939 y constituyeron la espina dorsal de las PzDiv en la primera fase de la guerra, es decir en las campañas de 1939 y 1940. De acuerdo a las previsiones del Heer, estas máquinas deberían haber estado disponibles e número suficiente para cubrir sus necesidades hacia 1941/1942.

Panzer PzKpfw I

Como ya he mencionado el primer encargo para un carro de combate se hizo antes de la denuncia del tratado de Versalles, a fin de disponer cuanto antes de un vehículo de adiestramiento que además permitiera ensayar las teorías de uso táctico de los carros de combate. En 1932 se cursó una petición para un nuevo "tractor industrial" que debía estar en un rango de peso de 5 a 7 toneladas y una velocidad de entre 30 y 40 km/h. De entre las propuestas presentadas se seleccionó la de Krupp, basada en gran parte en las tanquetas Carden Loyd que se habían podido estudiar en la URSS y Suecia; la Henschel se encargaría de producir el prototipo de Krupp.

Imagen
prototipo del PzKfw I

El Pz I era una máquina pensada para la instrucción, no un vehículo preparado para el combate real; el armamento previsto era tan sólo de dos ametralladoras y el blindaje era apenas una declaración de intenciones (13 mm), encontrándose que su vulnerabilidad era extrema ante casi cualquier tipo de armas superior a una carabina, pudiendo dañarse gravemente el anillo de la torre y el escudo con fuego de armas automáticas (aunque, como dice Guderian, al menos los niños no podían hacerles agujeros con los lápices, como hacían con los carros de cartón y madera anteriores al PzI); además la suspensión y los escapes eran altamente vulnerables a las granadas y la metralla.

Imagen
AusfA

La tripulación era de dos hombres, conductor y comandante. El tren de rodada de la primera versión (Ausf. A) era de cuatro ruedas pero pronto se encontró que la tracción era insuficiente y el motor no daba suficiente potencia aunque se sustituyó la planta motriz prevista de 45 hp por un motor de 57 hp. La solución fue emplear un nuevo motor de seis cilindros, algo mayor, que obligó a alargar el chasis; eso permitió pasar a un tren de rodada de cinco ruedas en la versión Ausf. B y mejoró bastante la movilidad en todo terreno (algo imprescindible si iba a servir para instruir a las tripulaciones de los futuros carros de combate). Además de la versión normal con torre giratoria se desarrolló un modelo de mando en base al chasis del Ausf. B, sin torre, llamado Kleiner Panzerbefehlswagen (pequeño vehículo acorazado de mando) con una sola ametralladora y un equipamiento de radio más complejo. La modificación de los chasis necesarios fue llevada a cabo por la Daimler.

Imagen
AusfB. Puede verse bien el incremento de longitud

Imagen
Versión de mando

La producción en serie empezó a finales de 1933 y entre 1934 y 1937 entraron en servicio 818 ejemplares del Ausf. A y 675 del Ausf. B. 200 unidades del Ausf. B eran del modelo de mando. Hubo algunos diseños tardíos ya empezada la guerra de cara a mejorar las características de combate del Pz I, pero apenas pasaron de las fases de pruebas.

El Pz I era un vehículo barato, sencillo de manejar y fácil de mantener. Se ajustaba perfectamente a las necesidades de instrucción del Heer y enseguida estuvo disponible en grandes cantidades. Además fue una gran ayuda para las industrias implicadas puesto que les permitió adquirir la necesaria experiencia de cara al diseño y producción de vehículos más pesados y complejos.

Pero no lo olvidemos: no era un vehículo de combate; su capacidad de supervivencia en un campo de batalla era casi inexistente y su potencia de fuego era nimia. Además al estar el comandante encargado de las funciones de mando, radiotransmisión, cargador y tirador el uso en combate del Pz I era realmente engorroso en un uso táctico; era un vehículo de entrenamiento, nada más. Su imagen, sin embargo, se popularizó enseguida ya que durante un tiempo fue el único carro de combate del Heer y los noticiarios de Goebbels sacaron mucho partido de su línea.

Y ahora podemos hacer una sencilla comparación. El Pz I tenía una movilidad, armamento y protección similares a los de los carros ligeros británicos de 1939 Mark VI. Los ingleses consideraban sus carros ligeros como idóneos para misiones de combate y así los usaron entre 1939 y 1941, cosechando resultados realmente penosos. Los alemanes no consideraban que el Pz I fuera un diseño apto para el campo de batalla, pero igualmente se vieron forzados a usarlos en el campo de batalla, logrando grandes victorias. Si ambas máquinas eran comparables, la diferencia claramente estaba en el modo de uso, no en la tecnología.
Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

Panzer PzKpfw II

Los planteamientos sobre los carros que debían cumplir las misiones de exploración eran lo bastante flexibles como para que se pensara que los carros medios podrían llevar a cabo esas funciones sin problemas, pero el retraso en la puesta en producción y entrega de esos vehículos llevó a buscar una solución de compromiso: un carro ligero que equipara a las PzDiv a la espera de los carros medios y luego pudiera usarse en el batallón de reconocimiento. Así que se pasó una especificación para un carro de combate de unas 10 Tn, con un cañón automático de 20 mm, tripulación de tres miembros, velocidad de 35-40 km/h y blindaje frontal de 15-20 mm. La petición se cursó en el verano del 34 y para comienzos de 1935 se presentaron los prototipos. Participaron Krupp, MAN, Henschel y Daimler, seleccionándose el modelo de la MAN.

Imagen
Ejemplar de las primeras versiones

Imagen
AusfB, todavía con la barra de las ruedas, como en el PzKfw I

Las primeras series (Ausf. A1, A2, A3 y B) fueron muy cortas ya que se usaron para ir testando los problemas sobre la marcha y en esencia parecían una versión algo agrandada del Pz I. EL modelo definitivo fue el Ausf. C, que dejaba de lado la suspensión de estilo Carden por una suspensión de muelles para cinco ruedas independientes, con una rebaja en el perfil del chasis que reducía la silueta y un incremento en el blindaje de los 15 mm iniciales a 30 mm. El motor finalmente elegido era un Maybach de 140 hp.

Imagen
AusfC perteneciente al AK

A fin de acelerar la producción se cursaron contratas también a Henschel, FAMO, MIAG y Wegmann, de modo que entre 1937 y 1940 el Heer recibió 1113 unidades del Ausf. C; a su vez la Daimler recibió el encargo de preparar una versión específica para las divisiones ligeras ( las LcDiv creadas por Beck, divisiones motorizadas de caballería). Esa versión (Ausf. D/E) usaba una suspensión de barras de torsión para un conjunto de cuatro grandes ruedas al estilo Christie, que daban una mayor velocidad al carro (hasta 55 km/h). Dada la temprana desaparición de estas unidades sólo unos 50 ejemplares fueron entregados al Heer.

Imagen
AusfD

Si bien el Pz II era una máquina mucho más capaz que el Pz I, todavía se trataba de un vehículo con un potencial en combate bastante reducido. Su arma principal sólo era suficiente para enfrentarse a autos blindados y objetivos al descubierto, y aunque se planteaba el uso de proyectiles explosivos el peso del propio proyectil era demasiado reducido como para suponer una amenaza seria a fuerzas medianamente protegidas. SIn embargo de nuevo estamos ante un vehículo sencillo y barato, susceptible de construirse en grandes series y poco tiempo y para los estándares de 1937, estaba bien capacitado para las misiones de exploración que asumiría una vez las PzDiv recibieran suficientes carros medios.

Mecánicamente suponía un importante avance desde el Pz I, siendo una máquina muy fiable y bien concebida. Entre los primeros modelos y el Ausf. C se corrigieron muchos errores de diseño en el chasis, empezando por una suspensión simplificada y muy resistente. El armamento puede parecernos hoy muy reducido, pero de acuerdo a los parámetros del momento se trataba de un vehículo con una pegada considerable para su peso y velocidad. Sin embargo el Heer aún no tenía un verdadero carro de combate.
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Mensaje por Japa »

Panzer PzKfw III

Como ya hemos dicho, Guderian pensaba en dos tipos diferentes de carro de combate medio, uno que iría armado con un cañón de gran calibre, capaz de batir las posiciones del enemigo, y otro armado con un cañón anticarro para enfrentarse a sus carros de combate. Éste último modelo debía ser la base de los PzBon, equipando tres de sus cuatro escuadrones. Eso requería un vehículo de gran versatilidad, que aunara la protección con la movilidad y el armamento necesarios para sobrevivir en el campo de batalla y enfrentarse a las unidades acorazadas del adversario, más un radio de acción adecuado que permitiera un rápido aprovechamiento del éxito. Con esas ideas en mente se enviaron las órdenes de desarrollo para un carro del rango de 15 tn de peso, participando en el concurso las empresas MAN, Daimler, Rheinmetall y Krupp. El armamento previsto para el vehículo debía ser un cañón de alta velocidad de 50 mm luego la torre debía diseñarse teniendo en cuenta esa pieza; además la planta motriz debía dar una velocidad de 40 km/h. El volumen del vehículo debía permitir el uso de los puentes y túneles en uso en Alemania, todo ello dentro del límite de 24 tn de carga soportada por la mayoría de dichos puentes. Por supuesto la anchura del carro debía permitir su transporte por ferrocarril.

La Daimler Benz presentó el prototipo más aceptable y recibió el contrato de desarrollo y producción. La primera versión (Ausf. A) salió de las factorías en 1936; usaba una suspensión de barras y muelles con tren de cinco ruedas de gran tamaño más dos rodillos de retorno, y estaba armada con un cañón contracarro de 37 mm, dos ametralladoras coaxiales y una en la barcaza. Además del tren de rodaje, otra diferencia muy visible entre el Ausf. A y las versiones operativas del Pz III es el mantelete, en el que había un receso del mantelete en la abertura de cada una de las ametralladoras.

Imagen
AusfA en pruebas. Las difrenecias del tren de rodaje con las versiones posteriores son evidentes

El cambio de un cañón de 50 mm a uno de 37 mm se debió a razones logísticas: el Heer había establecido el Pak 36 de 37 mm como estándar para la defensa contracarro de las unidades de infantería y a fin de evitar retrasos en la producción y complicaciones de abastecimiento se optó por montar el mismo arma en los Pz III, con la idea de cambiarlo por un 50 mm en cuanto las circunstancias lo permitieran. En vistas a ello, se mantuvieron las dimensiones del anillo de la torre y el mantelete a fin de poder adaptar sin problemas el futuro armamento. La suspensión también se diseñó teniendo en cuanta la necesidad de futuros incrementos del peso.

Podemos señalar aquí una de las diferencias de pensamiento con la que trabajaban los diseñadores germanos y los ingleses. El Pz III entró en servicio con la idea de incrementar su potencial militar mejorando su armamento y blindaje, mientras que los carros ingleses se diseñaban ajustándolos estrictamente a las especificaciones recibidas, de modo que cualquier mejora posterior se revelaba casi imposible. Es más, los gabinetes ingleses tardaron en comprender que al diseñar un nuevo carro había que pensar en mejorar el armamento respecto a los anteriores, y hasta 1942 no empezaron a pensar en instalar en sus carros algo que no fuera el viejo 2 libras que ya se había demostrado inadecuado en 1940. Por contra los ingenieros alemanes trabajaban con la vista puesta en las necesidades futuras, aunque inevitablemente no pudieron prever las amenazas a que deberían enfrentarse sus carros cinco años más tarde.

Imagen
AusfC

Al igual que pasó con el Pz II, las primeras versiones del Pz III se usaron como banco de pruebas y las series fueron muy cortas. El peso previsto para blindaje en el Ausf. A se consideró inadecuado, así que se rediseñó la suspensión en el Ausf. B, pasando a un tren de rodaje de ocho ruedas de pequeño tamaño y suspensión de muelles y ballestas. Dado que el resultado seguía siendo insatisfactorio se siguió probando alternativas en la suspensión, ahora con el Ausf. C y D; el retraso originado hizo que la versión definitiva, Ausf. E, entrara finalmente en servicio en 1939.

Imagen
AusfD

El Ausf. E usaba una suspensión de barras de torsión diseñado por el célebre Ferdinand Porsche y un tren de seis ruedas de pequeño tamaño con tres rodillos de retorno. Esa disposición daba una presión excelente sobre el terreno y dejaba margen de carga suficiente para las mejoras previstas en armamento y blindaje. El motor era un Maybach 120 de 12 cilindros capaz de desarrollar unos respetables (para la época) 300 hp que, pese al incremento en el peso del carro hasta las 20 tn, seguía dando los 40 km/h previstos. En la torre se mantuvo la estructura de ametralladoras laterales coaxiales, pero empezó a trabajarse en un nuevo diseño de mantelete sin recesos, de una pieza, de mayor eficacia balística y que además simplificaría mucho la conversión al cañón de 50 mm. Una modificación en la estructura de la suspensión dio paso a la versión Ausf. F, que es prácticamente indistinguible en las fotos de la E y que fue la que vería una mayor producción. A los efectos me referiré al Pz III estándar como Ausf. E/F. Ambos modelos presentan idéntica configuración de motor, tren de rodaje, torre…

Imagen
AusfE

Partiendo de una base inicial de 15 mm de blindaje en el Ausf. A, el E/F tenía un frontal de 30 mm, realizado con soldadura eléctrica (fue el primer panzer en el que se aplicó ese sistema); el armamento mantuvo las ametralladoras coaxiales con el cañón de 37 mm, en la previsión de retirar una cuando se pasase al 50 mm, más la ametralladora de la barcaza.

El Pz III Ausf. E/F iba a ser la espina dorsal de las PzDiv en sus años de gloria. Era un carro muy bien equilibrado, veloz, mecánicamente fiable, con un armamento y protección que se consideró más que razonable de acuerdo a los baremos de 1939 y que podrían incrementarse en versiones posteriores. La cúpula del comandante daba una excelente capacidad de visión. La amplitud de la torre y la distribución interna permitían que la tripulación trabajara con suficiente comodidad y al tener una torre pensada para tres personas el comandante podía dedicarse en exclusiva a sus tareas sin verse sobrecargado de trabajo extra. La suspensión de barras de torsión era muy estable y permitía una conducción muy amortiguada, lo que incrementaba la habitabilidad del carro y aumentaba el tiempo que podían permanecer en acción las tripulaciones. Por comparación, la diminuta torre de los Matilda británicos hacía que el comandante, el tirador y el cargador estuvieran hacinados y trabajaran estorbándose mútuamente, mientras que la torre de dos tripulantes de los T-34 obligaba a que el comandante tuviera que atender también el puesto de tirador, dificultando así su tarea principal.

Había carros más veloces, mejor armados o con mayor blindaje, pero el Pz III era en 1939 el que mejor combinaba los tres factores. Probablemente fue el diseño alemán más equilibrado de toda la guerra.
Última edición por Japa el 22 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

Panzer PzKfw IV

El Pz IV era el "otro" carro medio en las previsiones de Guderian, un vehículo más pesado que el carro principal, mejor protegido y con un armamento de mayor calibre, capaz de disparar proyectiles de alto poder explosivo a fin de eliminar las posiciones del enemigo. Las especificaciones para su desarrollo se entregaron a la industria a mediados de 1934 y establecían un peso de 18 a 24 tn, una velocidad de 35 km/h y un armamento principal basado en un cañón corto de 75 mm; concursaron Krupp, Rheinmetall y MAN, siendo el prototipo de Krupp el que finalmente se llevó el gato al agua. Daimler, trabajando ya en el Pz III, no concursó, pese a lo cual el prototipo aceptado del Pz IV, el vehículo VK2001K, era notablemente parecido al modelo de la Daimler, como si se tratara de una versión a mayor escala.

Las torres de todos los panzer de la primera generación resultan bastante similares externamente, basándose todas en una estructura troncocónica cortada en su frontal para insertar el mantelete del armamento. Además externamente el tren de rodaje de los modelos II, III y IV es parecido; todo ello hace que los primeros panzer tengan un notable aire de familia. Sin embargo todos ellos eran diseños diferentes de diferentes empresas y fueron concebidos casi a la vez, no se trataba de simples ampliaciones sobre el mismo modelo. Sin embargo el modelo presentado por la Krupp se basaba en gran parte en el prototipo que habían diseñado para el concurso del Pz III, lo que contribuyó a que la similitud externa de ambos carros fuera sorprendente.

Imagen
El prototipo Krupp para el concurso del Pz III

Volviendo al Pz IV Ausf. A, el motor era un Maybach 108 de 12 cilindros y 300 hp; con diversas modificaciones, esa siguió siendo la planta motriz de todos los Pz IV. En las premisas iniciales el Heer había pedido un sistema de ruedas intercaladas (lo que luego sería conocido como suspensión FAMO) y luego cambiaron de idea para solicitar un sistema de barras de torsión similar al del Pz III de Daimler, pero Krupp logró imponer su criterio en ese apartado y utilizó una suspensión de muelles y barras con un tren de rodaje de ocho pequeñas ruedas unidas de dos en dos, más cuatro rodillos de vuelta.

Imagen
Pz IV Ausf A

La torre era, al igual que en el Pz III, muy amplia y despejada, permitiendo una excelente operatividad a sus ocupantes. El arma principal era un cañón corto de 75 mm con una ametralladora coaxial más otra en la barcaza. El mantelete era interno, y la torre presentaba dos cortes en las esquinas delanteras del frontal para evitar que en el giro quedaran bloqueadas las portillas de la barcaza. El peso del Ausf. A se ajustaba muy bien a la especificación mínima, tan sólo 17,3 tn.

Imagen
El mantelete interno del Ausf A

El Ausf. B era muy similar al A, pero el motor fue mejorado y se añadió un blindaje frontal incrementado hasta 30 mm; pese a un cierto incremento del peso, el motor daba unos excelentes 40 km/h, mientras que el modelo del Ausf. A sólo permitía alcanzar los 32. El Ausf. C alcanzó las 20 tn al aumentar también el blindaje de la torre hasta los 30 mm. Externamente los tres primeros modelos son casi indistinguibles. El Ausf. D cambió el mantelete interno por un pequeño mantelete exterior que ofrecía una mejor protección balística, siendo este el modelo en producción al comienzo de la guerra.

Imagen
Ausf D, ya con el mantelete externo

Para los estándares de 1939, el Pz IV era un carro muy grande, con una buena habitabilidad y bien armado, aunque su función contracarro había sido descuidada y su óptica estaba desaprovechada por las limitaciones de su arma principal; su protección era similar a la de los más ligeros Pz III, lo que era un contrasentido ya que su misión era la de ablandar las posiciones que supusieran un problema para el III, y podría haberse aumentado desde el principio. Su movilidad era excelente, muy superior a la de los carros Matilda ingleses, los únicos de un peso similar en Gran Bretaña. Sin embargo sus funciones eran atípicas y eso hizo que las primeras versiones estuvieran algo desequilibradas… Por así decirlo, al Pz IV todavía le faltaba un hervor. Sin embargo era una máquina muy aceptable en su momento y al igual que el Pz III, el Pz IV tenía un aceptable potencial de mejora que en su caso le permitiría ser útil durante toda la guerra.

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Mensaje por Japa »

Panzer PzKfw V/VI

Guderian había especificado la necesidad de un carro de ruptura pesado que permitiera abrir brecha en las defensas enemigas y facilitara el paso a los carros medios. Sin embargo después lo encontró redundante, ya que sus funciones podían suplirse con los Pz IV. Con todo, los diseñadores trabajaron durante un tiempo en la línea de los "cruceros terrestres" ingleses y soviéticos, como los multitorreta T-35 e Independent. El resultado fueron unos modelos de prueba sin blindar, en acero dulce, que por motivos de propaganda recibieron un numeral y fueron publicitados en la primavera de 1940, para hacer creer a los aliados que Alemania disponía de carros aún más poderosos que los Pz III y IV. Estos vehículos fueron en conjunto una pérdida de tiempo y recursos ya que se basaban en ideas desfasadas, así que no entraremos en más detalles. Sólo tuvieron una rara trascendencia burocrática, ya que se les asignó en la prensa la denominación PzKfw V (aunque fueron clasificados como PzKpfw V y VI) y, entró en servicio el Tiger I la inercia burocrática le asignó al nuevo carro la denominación PzKfw VI; después se soslayó la numeración de los falsos carros pesados y el siguiente panzer en servicio, el Panther, recibió a su vez la denominación PzKfw V pese a ser posterior al VI.

Al menos uno de esos carros de pega fue averiado por las tropas inglesas en Noruega. Esa fue toda la carrera militar de los primeros carros pesados alemanes.

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Imagen
Los carros pesados ficticios de la Rheinmetall y la Krupp

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Felix_Feito
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Mensaje por Felix_Feito »

Excelente hilo, estoy enganchadisimo.

respecto a los Pz multitorre, habia un post por este foro sobre la historia de esos cacharritos y su uso en cmbate

saludos
¡Pero no dispares más, hombre, que le vas a dar a alguien!

Dicho desde una trinchera republicana a otra nacional. Y pararon...
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Gral Fernando
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Mensaje por Gral Fernando »

La verdad que has encantado a todos los foristas!
Felicitaciones por este excelente trabajo y gracias por compartirlo!
No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. (Oscar Wilde)
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Japa
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Antes de ir a dormir terminaré este apartado técnico (es que mis horarios de trabajo son un tanto peculiares)

Sturmgeschütz III, el panzer sin torre

Como ya hemos dicho antes, Guderian consideraba que los panzer eran demasiado costosos como para destinarlos a misiones ajenas a las de las PzDiv, y sobre todo era reacio a que se utilizaran como apoyo de la infantería. Eso llevó a buscar un tipo de arma diferente que diera a los soldados un adecuado apoyo artillero no sólo al acercarse a las líneas enemigas, sino una vez traspasadas estas y fuera del alcance de la artillería de campaña. Al tratar de cubrir esa necesidad, los diseñadores alemanes produjeron una máquina sorprendentemente exitosa y polivalente: el cañón de asalto Sturmgeschütz.

Los analistas soviéticos que estudiaron los diseños de los alemanes durante la guerra fueron muy claros: el StuG fue el mejor vehículo de combate del Heer en cuanto a relación efectividad/coste; y sin embargo el cañón de asalto estuvo a punto de no salir jamás de las líneas de producción, por una sorprendente conjunción de burocracia y celos.

Si Guderian es el padre de los panzer, Manstein fue el progenitor del StuG. En 1936, estando en el Estado Mayor General, en la rama operativa, diseñó las líneas fundamentales de las tácticas de empleo de la artillería de asalto (Sturmartillerie). La inspección de artillería, en base a esas líneas doctrinales, autorizó la petición de diseño para un vehículo acorazado de combate de baja silueta (no mayor que la altura de un hombre), armado con un cañón de 75 mm en casamata abierta por el techo con un arco de tiro de unos 30º en horizontal y una elevación suficiente como para batir objetivos hasta 6000 metros, capaz de penetrar hasta 40 mm de blindaje y completamente blindado.

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Prototipo del StuG, con casamata abierta

El contrato fue adjudicado a Daimler Benz que entonces trabajaba en las primeras versiones del panzer III, y aprovechó la barcaza diseñada para el Ausf. B para ahorrar tiempo y dinero. El cañón fue diseñado por la Krupp en base al que estaba preparando para el Pz IV y la serie experimental (cinco unidades) estuvo lista en 1938 para su evaluación. Lo primero que se vio que se vio sobre esos modelos de prueba era la necesidad de cerrar el techo para proteger a la tripulación del fuego de infantería ya que la baja altura del vehículo les pondría en peligro en todo momento. Una serie de modificaciones solicitadas por los mandos de artillería a fin de mejorar la capacidad de tiro indirecto retrasaron la puesta en producción del StuG, que no llegaría a tiempo para la campaña de Polonia. Las primeras unidades del Ausf. A se entregaron en diciembre del 39 y para mayo del 40 sólo estaban disponibles cuatro baterías de seis piezas.


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Ausf A en Francia, 1940

He comentado que el StuG estuvo en un tris de ser abortado: era un diseño de artillería, dependiente del WaPrüff 4 (la oficina de Artillería) y no del WaPrüff 6 (la oficina de carros y posteriormente de cazacarros) lo que llevó a que fuera mirado con profunda desconfianza por los adalides de los panzer. Para empezar Guderian y su gente temían que la producción de StuG ralentizara la del Pz III, y se oponían a su producción aduciendo que un panzer podía hacer perfectamente el trabajo de un StuG mientras que un StuG no podía reemplazar a un panzer. Sin embargo Guderian se oponía radicalmente a dedicar panzer al apoyo de la infantería (la tarea del StuG) lo que anulaba su argumento. Otro motivo de disgusto para Guderian era que el StuG iba a ir incluso mejor armado que el Pz III, lo que le parecía un desprestigio; otro argumento bastante estúpido que nos revela mucho del carácter del joven general.

Se llevó a cabo una reunión de las inspecciones de las tres armas implicadas a fin de aclarar la situación. La inspección de Infantería comprendía la necesidad del apoyo artillero a sus tropas pero consideraba que no podía preparar los medios logísticos necesarios para el mantenimiento de un vehículo acorazado de esas características. La inspección de panzer directamente abogaba por la retirada del proyecto, a lo cual se adujo que si bien podría haber en efecto una ralentización en el programa del Pz III para producir los StuG, la existencia de los StuG liberaba a los panzer de la misión de apoyo a la infantería, pero la gente de Guderian se negó a prestar el más mínimo apoyo al despliegue de la nueva arma. De hecho el que los StuG tuvieran una capacidad contracarro muy superior a la de los Pz III les pareció una amenaza al concepto mismo de los panzer. En ese momento todo el proyecto estaba en el aire por una simple cuestión de orgullos heridos. Finalmente la inspección de Artillería, tras comprobar que el diseño del StuG iba a facilitar muchísimo su trabajo se ofreció a hacerse cargo con todas sus implicaciones del nuevo arma, tanto de su uso en combate como de la logística y el adiestramiento.

La inspección de los panzer no ayudó en nada a los artilleros, lo que llevó a más retrasos mientras se desarrollaban las tácticas coordinadas con la Infantería, pero eso fue ventajoso para ellos porque desarrollaron su trabajo sin ideas preconcebidas y adaptándose a todas las necesidades que se les plantearon, lo que convertiría a los artilleros de asalto en una verdadera élite.

El StuG usaba la planta motriz del Pz III, pero la ausencia de torre permitió un incremento del blindaje frontal hasta los 50 mm lo que unido a su bajísimo perfil lo hacía un blanco extremadamente difícil para las armas contracarro. Además era enormemente ágil y las unidades podían desplazarse con gran rapidez (40 km/h) de una posición a otra a fin de atender a las necesidades de las unidades en avance ahí donde se les requiriera. El mantenimiento era sencillo ya que no había necesidad de los mecanismos auxiliares de la torre y el interior del vehículo era muy accesible.

El despliegue teórico se haría a razón de un batallón de artillería de asalto (SturmAbt) asignado a cada InfDiv, cada uno compuesto por cuatro baterías de seis StuG, (una asignada al mando del batallón y tres de empleo general) funcionando en escalones triples de dos unidades (luego se añadió un StuG extra a cada batería). En la práctica los batallones de StuG acabaron funcionando como unidades independientes bajo el mando del cuerpo de ejército

La estructura del batallón era muy flexible lo que permitía mantener una adecuada fuerza en reserva mientras que un escuadrón (una pareja de StuG) apoyaría desde el principio cada punta de ataque, siendo reforzada por las unidades en reserva en función de las necesidades del momento ya que la velocidad del StuG (muy superior a la de un soldado a pie, por supuesto) permitía a estas unidades acudir rápidamente a cualquier parte del frente divisionario.

Con toda la división en avance se estipuló la asignación de una batería por regimiento, siempre bajo el mando directo del comandante y en estrecho contacto radiofónico con la artillería divisionaria a fin de evitar fuego redundante o bajas por fuego propio. Irían batiendo los puntos fuertes del dispositivo enemigo más allá de la línea principal de defensa, de modo que el avance de los infantes no se viera interrumpido por posiciones ocultas a la artillería de campaña.

En caso de requerirse su apoyo en un ataque de panzer su misión sería batir las posiciones contracarro enemigas aprovechando su baja silueta para aproximarse todo lo posible (mucho más de lo que podría hacer un Pz IV en las mismas circunstancias) y apoyar el avance de la infantería motorizada igual que lo harían en el apoyo a las InfDiv.

Las primeras baterías no intervinieron hasta mayo del 40, pero pronto iban a convertirse en una parte imprescindible del Heer. A la larga, el mismo Guderian iba a tener que comerse sus propias palabras.

Comparando el StuG con el arma más parecida usada por los aliados, los carros de infantería Matilda I y II, si bien ambos modelos ingleses estaban poderosamente blindados su armamento era ridículo (sobre todo el del Matilda I) y la cortedad de miras del mando inglés había llevado a usar en apoyo de los infantes carros que no podían ir mucho más rápido que dichos infantes, lo cual los convertía en unas renqueantes bestias casi totalmente inútiles a nivel táctico, mientras que el StuG tenía un potencial asombroso que le permitió convertirse en una auténtica "chica para todo" durante toda la guerra.

COMUNICACIONES

Para completar un poco el tema, sólo falta añadir que tanto en el caso de los panzer como en de la Sturmartillerie, la comunicación se consideraba imprescindible para garantizar la coordinación táctica. Los panzer y StuG estaban bien preparados para esto, siendo en ese sentido diseños mucho más lógicos que sus contrapartes al comienzo de la guerra. Eso era necesario ya que la rapidez de adaptación a las circunstancias que requería la nueva flexibilidad táctica impedía el uso de sistemas estrictamente centralizados de comunicaciones. Los Pz III y IV y los StuG permitían a los radiooperadores trabajar con comodidad y facilitaban la comunicación de toda la tripulación al disponer de amplias cámaras de combate (los Matilda, por ejemplo, mantenían separados al conductor y radiooperador del comandante y los encargados del cañón, lo que dificultaba la toma rápida de decisiones). Las unidades además mantenían un alto nivel de descentralización, lógico dado el grado de iniciativa que se esperaba de los mandos intermedios y bajos, lo que añadía una rapidez extra de reacción a las unidades acorazadas, que podían actuar a toda velocidad si cambiaban las condiciones de la acción. Esto iba a permitir una velocidad operativa que dejaría en la cuneta a los artríticos sistemas de mando de ingleses y franceses.

En sus memorias, el carrista alemán Otto Carius menciona que una de las grandes ventajas de soldados panzer respecto a sus enemigos soviéticos era precisamente la excelencia del sistema de comunicaciones y la adecuada distribución del espacio dentro del carro, que permitía que cada miembro de la tripulación hiciera su trabajo sin estorbarse mutuamente y en caso de emergencia pudieran prestarse ayuda con facilidad. Hasta la llegada de los primeros carros Sherman en 1942 los aliados no tuvieron ningún carro en el que esas características estuvieran bien cuidadas, y en el caso soviético los tanquistas del ER esperaron hasta 1944, cuando por fin entró en servicio el T-34/85. Los soldados de las PzDiv tenían un nivel de excelencia táctica inigualable, pero además los diseñadores habían procurado facilitarles las cosas, ya que sus vehículos de combate permitían aprovechar al máximo esa destreza.

RESUMIENDO

En el periodo de 1934 a 1939 los alemanes diseñaron y fabricaron cuatro modelos de carros de combate: uno de adiestramiento, un carro "de circunstancias" y dos excelentes carros de combate medios, más un sorprendente vehículo de apoyo a la infantería. Se organizaron y adiestraron unidades específicamente creadas para el uso de esos carros, adelantándose así a las previsiones tácticas de los enemigos potenciales de Alemania. Sobre el papel, al menos, las divisiones panzer iban a convertirse en unas fuerzas sin parangón gracias al esfuerzo industrial alemán, unidades perfectamente equilibradas y dotadas cuidadosamente para cumplir sus misiones. Pero eso era sobre el papel, porque las circunstancias reales iban a hacer inútiles las previsiones de Guderian.

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En la anterior entrada podemos dar por completado el primer capítulo, en el que he descrito los orígenes de la panzerwaffe y los preparativos doctrinales y tecnológicos realizados antes del estallido del conflicto en 1939. Antes de continuar voy a citar las principales fuentes que he consultado para esa parte, por si alguine quiere verificar datos y ampliar información o, por el contrario, ofrecernos otras fuentes bibliográficas de interés. Haré lo mismo al final de cada capítulo a fin de no amontonar la bibliografía.

Para la parte técnica del desarrollo de los primeros panzer en servicio he acudido mayoritariamente a Osprey, en su colección New Vanguard.

Bryan Perrett

• German Light Panzer 1932-42 (1998)
• Panzerkampfwagen III, medium tank 1936-44 (1999)
• Panzerkampfwagen IV, medium tank 1936-45 (1999)
• Sturmartillerie & Panzerjäger 1939-45 (1999)

Hilary Doyle y Tom Jentz

• Stug III Assault Gun 1940-42 (1996)

Con respecto al funcionamiento del Heereswaffenant me he basado en el artículo de Scout M. Chafian " Building Guderian’s Duck" (2004) que puede descargarse de forma gratuita en el CGSC en http://cgsc.cdmhost.com/cgi-bin/showfil ... uderian%22

Para hacerse una idea de la política industrial alemana las mejores referencias son las obras de Richard Overy, particularmente "Porqué ganaron los aliados", editado por Tusquets en su colección "tiempo de memoria" (vol 46)

Sobre los primeros pasos de la panzerwaffe y sus orígenes mis obras de referencia han sido, de Heinz Guderian,

• "Achtung - Panzer!" (Cassell Military Classics)
• "Panzer Leader " editado por B. H. Liddell Hart
• "Recuerdos de un soldado" (Inédita)

Además resulta de gran utilidad la obra "Panzer Legions" (Stackpole books) de Samuel W. Mitchan.

En la web los mejores recursos están en

http://www.axishistory.com/
http://www.achtungpanzer.com/panzer.htm

En la web de axis es posible adquirir casi todos los textos que he mencionado. Por desgracia la mayoría están en inglés, asi que paciencia. Espero no haber metido la pata a la hora de hacerme mis traducciones.

Y a continuación arrancaremos con el siguiente capítulo.
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Mensaje por Japa »

1939: ESTALLA LA TORMENTA



PRELUDIO


El Heer planificó su rearme con la idea de que la guerra no empezaría antes de 1942 o 1943, pero la realidad es que la crisis europea dio comienzo seis años antes, en 1936.

Nuestra Guerra Civil ha sido considerada como el preludio de la WWII, y se ha afirmado que fue usada por soviéticos y alemanes como campo de prueba de sus armas y tácticas. Tal vez pueda aplicarse eso a la LW, pero al Heer la guerra civil le cogió, hablando en plata, con una mano delante y otra detrás. El único panzer disponible en Alemania en ese momento era el Pz I, el carro de instrucción, y eso fue lo que Hitler mandó a España. Los negrillos, como pronto fueron conocidos, no hicieron inicialmente un mal papel frente a un enemigo que apenas tenía medios blindados o armas contracarro, pero la llegada de los carros T-26 y BT-2 cambiaron las tornas. El cañón de 45 mm del T-26 podía hacer pedazos a los tanquecitos alemanes sin correr el más mínimo peligro, y ni estos ni las diminutas tanquetas Ansaldo italianas podían hacer nada para destruir a los carros soviéticos. Las fuerzas de Franco estaban muy descontentas con el resultado de los Pz I y se hicieron varios apaños de cara a potenciarlos, siendo el más notable el que llevó a la adaptación de un cañón de 20 mm largo en la diminuta torre del panzer. Pese a ese incremento del armamento, los nacionales optaron por poner en servicio todos los T-26 que pudieron capturar a fin de contar con un verdadero carro de combate. Para los diseñadores alemanes quedó claro que hacía falta más coraza y más armamento para enfrentarse a la guerra que se avecinaba, en la que los panzer tendrían que hacer frente a enemigos de mucha más enjundia que el ejército republicano español.

Inmediatamente llegó otra crisis, esta vez por Austria. Hitler exigió que las PzDiv estuvieran listas para intervenir, y el resultado fue atroz. No había previsiones de transportes, faltaba logística, los carros disponibles iban averiándose uno tras otro… de haber tenido que hacer frente a una resistencia real el papel de las unidades acorazadas hubiera rallado en el ridículo.

Y tras el triunfo político de Austria llegó la crisis de 1938, cuando las exigencias de Hitler hicieron evidente que Alemania atacaría a Checoslovaquia, lo que traería consigo la inmediata declaración de guerra de Francia e Inglaterra cuando las divisiones panzer no podían alinear nada más potente que los Pz I y II para abrirse paso a través de las bien preparadas defensas checas de los Sudetes, protegidas por algunas de las mejores armas de Europa, las de las factorías Skoda. Los mandos del Heer estaban aterrados ante lo que se avecinaba, y se plantearon la posibilidad de un golpe militar que depusiera a Hitler antes de que lanzara a Alemania hacia el desastre. No debe atribuirse esta actitud a actitudes humanistas, ni mucho menos: el Heer deseaba ir a la guerra y sus mandos se burlaban de los conceptos pacifistas de forma más que abierta, pero no querían lanzarse a una derrota segura.

Por desgracia para Europa, la debilidad de Francia e Inglaterra sirvió a Hitler el triunfo en bandeja (aunque él se sintiera defraudado ya que al parecer vivió las negociaciones de Munich como una humillación). Checoslovaquia fue traicionada y sus territorios repartidos sin que se permitiera siquiera que los checos asistieran a las conversaciones en las que se iba a decidir el futuro de su pueblo. El Heer pudo respirar aliviado, ya que se había evitado un desastre casi al borde del precipicio.

Y antes de que pudieran tomar aliento empezó a tomar cuerpo la que sería la crisis definitiva por Polonia, y justo cuando empezaban a entrar en servicio los primeros Pz III y IV realmente operativos (Pz III Ausf. E/F y Pz IV Ausf. D) dio comienzo la guerra que ellos habían previsto para tres años después. Las plantillas de las PzDiv estaban subequipadas, ya que apenas se habían producido en ese momento 170 pz III y unos 200 Pz IV, contando ahí todas las variantes, incluidas las de prueba. Ni siquiera se había logrado completar las plantillas recurriendo a los panzer de instrucción y eso suponía que al empezar la guerra casi toda la fuerza combativa de las PzDiv se basaba en los carros ligeros Pz I, Pz II, y unos curiosos recién llegados: los carros Skoda.

Pese a la premisa del autoabastecimiento, sólo un cretino hubiera rechazado el regalo que le cayó al Heer tras ocupar Checoslovaquia: además de las fábricas de artillería y municiones, el botín incluía casi 300 carros de combate Skoda, de los modelos LT35 y LT38 (estos últimos estaban en fase de ensamblado en la Skoda). Pese a su pequeño tamaño (9-10 tn) ambos modelos estaban bien blindados y armados con el cañón contracarro Skoda de 37 mm; el más antiguo, el LT 35, fue evaluado por los inspectores alemanes como similar en cuanto a su potencial en combate al Pz III, y el LT 38 fue considerado incluso superior ya que su mecánica era mucho más fiable y siendo un carro más protegido y veloz que su predecesor pesaba una tonelada menos. Ambos carros fueron inmediatamente adoptados para su uso en las PzDiv como sustitutos de los carros medios que aún no se habían construido, con las denominaciones PzKfw 35 y 38.

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Los carros checos Lt35 y 38

Por cierto que a principios de 1938 el ejército británico evaluó ambos modelos checos y los desechó aduciendo curiosas excusas doctrinales. Cualquiera de los dos modelos checos era superior en prestaciones a los carros crucero que se estaban construyendo en ese momento en Gran Bretaña, así que al rechazar la compra de las licencias checas los militares ingleses hicieron un flaco favor a sus carristas. Por otra parte hubiera sido un negocio redondo ya que unos meses después Checoslovaquia desapareció del mapa, así que se podría haber construido los carros checos sin pagar (puesto que la requisa nazi de la Skoda fue ilegal, de acuerdo a lo firmado en Munich)

Incluso con esas adiciones, el núcleo de las seis divisiones panzer y cuatro divisiones ligeras del Heer al comienzo de la campaña polaca eran los carros ligeros Pz I y II, más de dos mil unidades que iban a emplearse para misiones que nunca se habían previsto al diseñarlos. A las fuerzas acorazadas alemanas les había llegado la hora de la verdad cuando apenas habían empezado a romper el cascarón.
Última edición por Japa el 24 Nov 2007, editado 1 vez en total.
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POLONIA: PRIMERAS VICTORIAS, PRIMEROS PROBLEMAS

La campaña de 1939 debería haber sido un paseo para la PanzerWaffe; el ejército polaco no tenía apenas carros de combate dignos de ese nombre, ni casi artillería contracarro, ni su aviación pudo ofrecer una gran resistencia. La confianza que mostraban los aliados de Polonia en que las tropas polacas podrían contener al ejército alemán durante unos meses estaban fundadas en la más absoluta ignorancia, como si el milagro de la batalla de Varsovia que frenó a la URSS en los años 20 fuera a repetirse sin más. Más grave era el caso del gobierno de Varsovia, ya que ahí se veían las opciones militares incluso con cierto optimismo, pese a saber el estado real del ejército polaco.

Hay que añadir que en los años 37 a 39 miembros del servicio secreto polaco espiaron las actividades de las tropas acorazadas, gracias al folletinesco sistema de mandar un galante aristócrata seductor a enamorar a una de las secretarias que trabajaban en las oficinas del Mando de las Tropas Acorazadas. Sin embargo el servicio de inteligencia militar de Polonia consideró que las informaciones obtenidas por su novelesco agente eran absurdas y las desecharon sin más.

Por otra parte Polonia había jugado desde la derrota del ER frente a Varsovia una partida de imperialismo en el área centroeuropea, tratando de convertirse en la fuerza decisiva frente a la URSS desde el Báltico hasta el Mar Negro, lo que le había llevado a exigencias territoriales y acciones que, como el inicuo reparto de Checoslovaquia, en el que tomaron parte los polacos como aves de carroña, habían ido creando una extraña psicología de gran potencia que para nada se acercaba a la realidad.

Además mientras que los checos podrían haber aceptado la guerra en 1938 con la esperanza de resistir los primeros envites nazis tras las formidables defensas de los Sudetes, ganando el tiempo necesario para armar levas y recibir la ayuda de Occidente (esperanza que se convirtió en pesadilla cuando Occidente regaló los Sudetes a Hitler), Polonia no había dispuesto ningún tipo de medio defensivo adecuado en su frontera occidental, ni tenía en su territorio accidentes geográficos que permitieran montar una línea de resistencia exitosa.

Sin embargo las PzDiv empezaron la guerra, como ya se ha dicho, en un estado demasiado primerizo. Guderian había hecho todo lo posible para resolver los tremendos problemas de logística y despliegue que habían aparecido durante las crisis austriaca y checa (el camino a Viena quedo literalmente jalonado de panzer averiados) pero todavía había demasiado por hacer para alcanzar las previsiones (nunca se alcanzarían).

Como ya dijimos antes una PzDiv debía tener una fuerza autorizada de 552 carros de combate (512 en la PzBr y 40 más del batallón de reconocimiento). Sin embargo como media el 1 de septiembre de 1939 una PzDiv desplegaba en su PzBr un total de 24 Pz IV, 20 Pz III, 132 Pz II y 136 Pz I, más los correspondientes carros de las otras unidades divisionarias hasta un total de 328 panzer de los que sólo 44 eran carros de combate medios. Por su parte las LcDiv apenas tenían cien carros, en su mayoría ligeros, aunque algunas (como la 1ª) tenían un potencial de combate mayor que el de una PzDiv al haber sido dotada con más de un centenar de carros checos, cada uno de los cuales era en combate equivalente a un Pz III.

En total el Heer pudo desplegar para la campaña de Polonia más o menos unos 190 Pz III y otros 200 Pz IV, de todas las versiones, más unos 1500 Pz I y 1200 Pz II; las plantillas se completaban con unos 150 Pz 35 y 150 Pz 38; aproximadamente 3400 carros de combate, de los que sólo 400 eran de tipo medio y del resto sólo 300 tenían un armamento aceptable.

Dadas esas premisas fue una suerte que la primera campaña de los panzer fuera contra un enemigo casi desarmado. Y aún así las pérdidas fueron muy significativas. Las bajas por averías en las pocas semanas que duró la campaña, sobre un terreno que parecía haberse allanado pensando en el uso de carros, fueron en algunas unidades hasta del 25 %; además, pese a episodios esporádicos de pánico (no olvidemos que nunca antes se había usado en combate semejante cantidad de carros, lo que fue un tremendo shock para los soldados polacos) el ejército polaco se batió con gran valor y decisión, perdiéndose en combate el 10% de las fuerzas empleadas. En conjunto fueron averiados durante la lucha o destruidos 89 Pz I, 78 Pz II, 26 Pz III, 10 Pz IV y 6 Pz 35, lo que unido a las averías mecánicas da un total de bajas de 674 panzer de todos los modelos; El total de vehículos perdidos más allá de reparación (es decir, definitivamente) se calcula en torno a los 400. Los polacos, sin carros, armas contracarro o aviación, habían sido un hueso duro de roer.

Las conclusiones sacadas de la campaña en cuanto al aspecto técnico de los modelos empleados eran muy claras: los Pz I y II (sobre todo los I, claro) eran demasiado frágiles y un enemigo decidido podía destruirlos o averiarlos con gran facilidad, mientras que el armamento que llevaban era totalmente inadecuado para enfrentarse a nada que no fueran tropas al descubierto. Además los I habían sido usados intensivamente en funciones de entrenamiento y estaban en muchos casos más allá de su vida operativa potencial. Los Pz 35 y sobre todo los Pz 38 habían dado un resultado formidable. El porcentaje de averías había sido mínimo y ni un sólo Pz 38 se había perdido en combate gracias a su agilidad y reducido blanco. Los Pz III y IV había resistido bien la prueba en general, pero estaba clara la necesidad de mejorar su blindaje frontal; además el uso de carros en combates urbanos (en Varsovia, sobre todo) había demostrado que los panzer no eran armas útiles en esas condiciones y la cercanía del enemigo en ese tipo de lucha era letal con los blindajes disponibles. Construir más carros ligeros era tirar el dinero: había que construir más carros medios y mejorar su protección. Y en cuanto fuera posible había que empezar a mejorar el armamento del Pz III ya que el 37 mm se había visto bastante justito de pegada. Los carros Pz 38 debían seguir en producción ya que su coste era mínimo y sus prestaciones excelentes; también lo eran las del Pz 35, pero con un coste similar era improcedente seguir construyendo un vehículo más antiguo.

Otra conclusión evidente era que las LcDiv no daban el resultado esperado: les faltaba la contundencia necesaria para actuar como una división panzer y eran demasiado costosas de equipar y mantener como para usarlas en las misiones tradicionales de la caballería, ya que las PzDiv por sí solas cubrían bien las necesidades de explotación del éxito y reconocimiento en fuerza. Las cuatro LcDiv se reconvertirían durante el invierno a PzDiv, de modo que el Heer podría desplegar 10 unidades de ese tipo en 1940.
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Mensaje por Japa »

ENTREACTO

Durante los meses que siguieron a la campaña de Polonia la Wehrmacht gozó de una inesperada calma gracias a la pasividad de los aliados (este periodo fue conocido como la guerra de broma) y pudo dedicarse a reponer sus pérdidas y mejorar su situación.

Las PzDiv fueron renovando poco a poco su plantilla con nuevos carros, reemplazando en lo posible los modelos inútiles para el combate. Se incorporaron más de 150 Pz III, 100 pz IV, 70 Pz 38… y fueron sacándose de las filas los Pz I. Los chasis así retirados trataron de aprovecharse para diversos cometidos, como la conversión a artillería autopropulsada con un obús SIG33, o como cañón anticarro con un Pak de 47 mm; en general estas conversiones fueron un mal apaño ya que la baja potencia del motor y la fragilidad de la suspensión hacían de estos vehículos una fuente de quebraderos de cabeza.

La conversión más extraña de todas fue la Ausf. C ya que se trató de convertir el Pz I en un carro de apoyo a la infantería, aplicándole un blindaje de 80 mm, lo que le convertía en algo muy parecido al carro Matilda I. Se construyeron algunos Ausf. C pero no se sabe si llegaron siquiera desplegarse. Otra conversión curiosa fue la adaptación de una grúa trasera con una pequeña carga explosiva para demolición, destinada a su uso por las unidades de zapadores. Su uso en Francia se demostró demasiado peligroso por la nula protección ofrecida por el blindaje del Pz I. El pequeño carro de adiestramiento estaba ya más allá de cualquier posible apaño: su vida útil había llegado técnicamente a su fin y sólo la falta de suficientes reemplazos obligaba a mantenerlo en servicio. Aún así se aprovechó un centenar de los ejemplares retirados para convertirlos a la función de mando para pequeñas agrupaciones.

El Pz III empezó por fin a equiparse con el cañón de 50 mm L/42, pero muy pocas unidades de ese tipo (todas Ausf. F) estarían disponibles para la batalla de Francia. Se hicieron planes para un incremento de blindaje, pero la más importante modificación fue la aparición de la versión de mando Panzerbefehlswagen, con equipamiento extra de radio y un mayor blindaje en la torre aprovechando que se le retiraba el cañón (aunque se instaló un falso cañón de poco peso para que fuera difícil identificarlos). Ese vehículo iba a cumplir una función de gran importancia ya que permitiría a los mandos de las unidades panzer seguir a sus fuerzas en la misma línea de frente. Se desplegaron unos cuarenta vehículos de este tipo antes de la ofensiva.

Los usuarios del Pz IV se habían quejado tras las operaciones en Polonia de que el blindaje resultaba insuficiente para las tareas encomendadas a estos vehículos, así que en diciembre empezó a salir de las factorías el modelo Ausf. E, con un blindaje de 50 mm en el mantelete y planchas adicionales de blindaje adosadas al blindaje preexistente para alcanzar 50 mm en el frontal y 30 en los laterales. No era la solución ideal, pero en el plazo disponible era lo mejor que se podía hacer. De paso se resituó la cúpula del comandante para mejorar los ángulos de visión. Los cambios supusieron llevar el peso del vehículo hasta las 21 tn, pero seguía estando dentro de unos márgenes aceptables para su planta motriz. Todos los ejemplares posibles de las series A a D fueron igualmente reforzados con blindaje adosado.

Ahora que se disponía de una cantidad más razonable de vehículos bien armados las PzDiv pudieron empezar a preparar tácticas basadas en la concentración de la fuerza, tanto más cuanto que el enemigo al que iban a enfrentarse estaba mucho mejor equipado y era mucho más numeroso que el pequeño ejército polaco. La idea era usar concentrados los Pz III y 38 como puntas del avance, mientras que los más veloces I y II serían usados como unidades de flanqueo y tratarían de avanzar profundamente en las posiciones enemigas aprovechando el desconcierto tras el asalto y los Pz IV cerrarían el avance de manera que estuvieran disponibles para acudir ahí donde fueran necesarios.

Se hizo lo posible para incrementar la motorización de la infantería asociada a las PzDiv pero las plantillas de vehículos semioruga no pudieron completarse adecuadamente y en muchos casos los panzer iban a adelantarse no sólo a las InfDiv sino también a su propio complemento de apoyo.

Si bien se emplearon algunos panzer en las operaciones de Dinamarca y Noruega lo cierto es que en esas campañas las fuerzas acorazadas tuvieron un papel muy limitado. La prueba de fuego iba a empezar en mayo del 40, y aunque se había hecho lo posible para poner a punto las divisiones, lo cierto es que aún quedaba mucho por hacer. Si la campaña iba a tener éxito no sería por la abundancia de medios, sino por la excelencia táctica de sus usuarios.
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