Panzer, detrás del mito (II) Estepas y desiertos

Historia Militar 1939-1945.

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Mensaje por Japa »

Acabo de comprobar que en efecto el 361, conocido como Afrika Regiment 361 estaba formado por miembros de la legión extranjera de origen alemán. Pese a ello y dado que habían jurado lealtad a la bandera francesa se les consideró inicialmente como una unidad de fiabilidad dudosa. No sé si su posterior desempeño en combate confirmó o negó esa calificación. Estaban en efecto asignados a la 90 leichte

Estoy buscando los datos del batallón Flak (entiendo que se trataría de un Flak Abteilung) asignado a la 90 pero aún no he encontrado nada. En cuanto averigue de qué unidad se trata avisaré.


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Mensaje por Japa »

Creo que se trataría del Abteilung/Flak regiment 43, equipado con tres compañías de flak ligeros (supongo que de 20 mm) y dos pesadas, equipadas con 88. Esta unidad quedó adscrita a la 90 en abril del 42.

Seguiré buscando por si se trata de otra unidad.

Fuente: Rommel's Afrika Korp, tobruk to el alamein, de Battistelli (Osprey Battle orders)
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Mensaje por Japa »

Hay otra referencia al abteilung/Flak asignado a la 90 LeichteDiv en "The Rommel Papers", en concreto es un comentario del general Bayerlain. No cita qué unidad específica es, así que de momento la única referencia es la de Battistelli. Si alguien encuentra más datos al respecto, o sobre la composición de esa unidad, que no dude en añadirlas al hilo.

DESPUÉS DE LA BATALLA

Los combates en torno a El Alamein no tuvieron a nivel táctico una gran trascendencia. Hizo falta todo el empuje del ejército británico para derrotar a cuatro divisiones alemanas debilitadas y sin suministros mientras fuerzas muchísimo más poderosas luchaban a muerte en el Frente Oriental. Sin embargo las consecuencias políticas y morales fueron enormes, desmesuradas.

Las victorias tienen cien padres, y tanto el gobierno italiano como el alemán habían hecho bueno ese dicho. A medida que el frente del Este se había centrado en el cementerio insaciable de Stalingrado la propaganda de Goebbels había forzado la máquina para aprovechar hasta el límite las victorias de Rommel, presentando al pueblo alemán la victoria en Egipto como un hecho consumado y la prueba para el mundo de la invencibilidad alemana. Rommel había sido ascendido a Mariscal tras la captura de Tobruk y su figura había sido enaltecida hasta extremos ridículos. Ya se hablaba de cómo las fuerzas del Eje atravesarían Oriente Medio para enlazar en el Cáucaso con las tropas en Rusia. Sin embargo no se había hecho nada para asegurar la victoria y el absurdo optimismo de Hitler, apoyado por Kesselring desde Italia, había hecho imposible la tarea que se le exigía ahora al reducidísimo ejército alemán. La orden del Führer de resistir hasta el final se basaba en la absurda suposición de que la fuerza inglesa era ficticia y pronto se agotaría, y al no ser así ahora todos cargaban sus baterías para acusar a Rommel de derrotista y responsabilizarle de una derrota imposible de evitar.

Mussolini ya había encargado un caballo para presidir el desfile de la victoria en El Cairo, y ahora se enfrentaba al completo hundimiento de la moral en Italia. Las tremendas pérdidas del ejército italiano en África implicaban que prácticamente no habría familia en Italia en la que no hubiera un pariente herido, muerto o prisionero de los ingleses. Los mismos mandos italianos que habían boicoteado al general alemán, ahora le acusaban de todas sus desdichas. Iba a perderse la Cirenaica y pronto le seguiría la Tripolitania. El imperio italiano se desvanecía.

Con las fuerzas alemanas en África destruidas o en retirada, ahora les llegaba el turno de intervenir a los americanos. Mientras Rommel trataba de sacar de la trampa a sus agotadas fuerzas, los aliados avanzaban desde Argel hacia Túnez y Libia. A Hitler iba a surgirle un nuevo frente por la espalda y perdería a su principal socio. La derrota africana fue el primer mazazo en la endeble cadena de alianzas tejida por los nazis en Europa, y poco después llegó la catástrofe de Stalingrado, donde se perdió la flor y nata del ejército rumano, seguida de la destrucción del cuerpo expedicionario italiano en Rusia. Mussolini iba a quedar en una situación desesperada ante su pueblo, pero no sólo él: a partir del invierno del 42 los amigos del Führer empezaron a sospechar que habían apostado al caballo equivocado.
Desde la operación de desembarco en el África francesa fue prueba más que suficiente para el gobierno de España de que los vientos habían cambiado. Los corifeos de la entrada en la guerra, que ya se habían visto en entredicho con la salida del gobierno del cuñadísimo Serrano Suñer (su principal adalid), fueron cayendo poco a poco en el ostracismo. Dado que España era el principal suministrador de Wolframio (tungsteno) del Reich, el giro político del general Franco auguraba tiempos difíciles para los carristas alemanes.

En el otro bando El Alamein tuvo justo el efecto contrario: por fin un ejército inglés vencía de forma contundente a los alemanes. Churchill ordenó que las campanas repicaran en señal de victoria y Monty fue elevado a los altares, para desgracia de los soldados británicos, que en los siguientes años pagarían un sangriento precio por el cerrilismo de su flamante mariscal, digno sucesor de Haig.

Pero además de estas consecuencias digamos públicas hay una serie de puntos que suelen pasar desapercibidos de los combates en torno a El Alamein, y que, en pequeña escala, iban a ser un anticipo de todos los problemas que afrontarían desde entonces las PzDiv alemanas.

Rommel fue el primer general alemán que descubrió el precio de confiar en las vanas promesas del OKW. La dura lección aprendida en el otoño del 42 nunca se le olvidaría. Sin gasolina, sin repuestos, sin reemplazos, sus PzDiv se habían visto reducidas a la más absoluta impotencia en apenas un mes de lucha. De nada habían servido los enormes stocks de gasolina almacenados en Italia ya que jamás habían llegado al frente. Y sin combustible, las PzDiv estaban inermes.

El poder aéreo aliado había demostrado ser decisivo frente a las fuerzas acorazadas alemanas. Rommel había visto como la RAF había sido capaz de negar a sus carros la movilidad táctica imprescindible en el combate. El casi absoluto dominio aéreo del enemigo, día y noche, había además hundido la capacidad de resistencia de sus tropas, condenadas a la estaticidad bajo una lluvia de bombas. Eso marcaría las ideas tácticas de Rommel en los próximos dos años ya que hasta el verano de 1944 sería el único general panzer que sabría lo que significaba la pérdida absoluta del espacio aéreo. Sus advertencias serían, empero, inútiles, ya que Hitler había pasado de considerarle un ejemplo para el Heer a verle como un pesimista sin voluntad.

El momento de la LW había pasado. La cacareada fuerza del X FK de Kesselring había sido inútil frente a la RAF y los aviones alemanes habían desaparecido del campo de batalla; sin cobertura aérea los panzer habían luchado solos en el peor de los escenarios posibles. Esa sería pronto la tónica general para todas las PzDiv alemanas.
Además las promesas de abastecimiento aéreo de Kesselring habían demostrado ser un cúmulo de fantasías. Un mes antes del cerco de Stalingrado la Luftwaffe se había mostrado incapaz de aprovisionar a cuatro divisiones debilitadas, y sin embargo Hitler se obstinaría en creer las mismas mentiras cuando Goering le garantizase que mantendría bien abastecido a un ejército cinco veces más numeroso.

La derrota se había producido por la falta de previsión estratégica del OKW, que no había sido capaz de aportar las reducidas fuerzas que habrían podido convertir una derrota en una victoria increíblemente barata. Sólo un mes más tarde la obsesión de Hitler por no ver mermado el prestigio de Mussolini le llevaría a convertir Túnez en un sumidero de tropas y recursos, perdiendo en esa campaña cinco veces más fuerzas de las que hubieran sido necesarias para volcar la situación en El Alamein.

Cuando peor estaban las cosas, Hitler le negó a Rommel la libertad operacional, reemplazando la flexibilidad táctica por su convicción de que bastaba la voluntad para ganar las batallas e inmovilizando al PzGr en las 24 horas cruciales que habrían permitido salvar a la mayor parte del ejército. Una situación que se repetiría desde entonces una y otra vez, empezando por Stalingrado y acabando en Kurlandia. Sin independencia de criterio y con la iniciativa cortada de raíz, la mejor arma del Heer había sido anulada por el mayor estratega de todos los tiempos.

Las tácticas de las PzDiv para el asalto a posiciones enemigas, exitosas en Francia, habían sido inútiles primero frente a Tobruk en 1941 y de nuevo frente a El Alamein un año después. Las PzDiv no podían atravesar sólo con sus medios y fuerza unas posiciones adecuadamente equipadas con artillería y minas, con la suficiente profundidad y guarnecidas por una infantería decidida a combatir hasta el final. Al bloquear al PzGr frente a El Alamein los ingleses le habían negado su mejor arma, la movilidad táctica. Medio año después los soviéticos harían lo mismo en Kursk para enfrentarse a la mayor fuerza acorazada jamás reunida por los alemanes para una sola batalla.

La ya escasa ventaja técnica de los Pz III y IV frente a sus enemigos anglosajones se había desvanecido con la llegada de los Sherman americanos. Ahora el núcleo de las PzDiv estaba en inferioridad de condiciones en todos los teatros. De los carros principales de la PanzerWaffe, sólo el Pz IV Ausf. F daba la talla frente a los nuevos enemigos pero ya no podía mejorarse más. Los cazacarros se habían mostrado muy eficaces pero estaban poco protegidos y requerían algunas mejoras imprescindibles. Sobre todo hacía falta más coraza y más potencia de fuego. La llegada de la nueva generación de panzer permitiría marcar de nuevo las distancias en combate, pero no sería suficiente.

La falta de infantería había sido un talón de Aquiles insuperable para los panzer. Ante la abismal diferencia de equipamiento y adiestramiento con las tropas italianas, las PzDiv de Rommel habían tenido que combatir casi en solitario frente a posiciones demasiado bien protegidas y armadas, lo que había ocasionado un desgaste inimaginable para las premisas tácticas del Heer. Esa situación iría agravándose para Alemania en 1943 no sólo por las tremendas bajas sufridas en ese invierno sino por una serie de decisiones de Hitler rayanas en la insensatez (pero no adelantemos acontecimientos: lo veremos en su momento)

La falta de mecanización de la infantería había sido letal. La movilidad de las fuerzas de Rommel se había logrado a base de aprovechar todos los recursos capturados al enemigo (con la consiguiente pesadilla para los mecánicos del PzGr) pero eso era un parche: la industria alemana no era capaz de dotar a sus tropas de una motorización adecuada. Desde 1942 hasta el final el motor sería el arma de los aliados mientras los alemanes harían la guerra a pie. Las PzDiv se habían concebido como un medio que debía actuar en coordinación con las demás armas, pero sin la infantería estaban cojas. La imagen publicitada por Goebbels del Heer era la de un ejército moderno y motorizado, pero era pura fachada. Para empeorar las cosas el nuevo enemigo, el US Army, era el primer ejército enteramente motorizado del mundo.

Estas lecciones anticipaban lo que les esperaba a la Panzerwaffe a partir de 1942, pero no fueron aprovechadas y los errores se volverían a repetir.

La guerra del desierto había terminado. Pese a toda la atención mediática que recibió, no había sido sino una lucha secundaria ¿Qué pasaba entretanto en el escenario principal?
uge
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Mensaje por uge »

Por la identificación que aportas deduzco que la 90ª ligera recibe el mismo tratamiento que las divisiones acorazadas, es decir: se le agrega un Batallón Flak del que orgánicamente carece. Evidentemente se trata de un refuerzo básicamente anticarro y de un buen ejemplo de cooperación eficaz entre armas.

La información sobre los batallones Flak en Africa que poseo es muy fragmentaria pero identifica a los siguientes: I/33, I/18, I/6, I/43, I/153 y II/25 (Abt./Rgt.). La composición (al menos de los dos primeros) parecen ser tres baterías pesadas (88mm) y dos ligeras (20mm).

Estos batallones al contar con el 88 mm son el principal activo anticarro del Pzgr. Africa, pero en mi opinión siempre se suele dejar en un injusto segundo plano al Pak 38, cuya capacidad perforante es superior a la de los PzIII y PzIV durante la mayor parte de la campaña africana.

Saludos
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Mensaje por Japa »

En eso tienes toda la razón: los 88 eran tan temidos por los ingleses que cualquier carro que recibía un impacto inmediatamente era asignado a los 88.

Y sí, el complemento de un batallón flak era algo inusitado para una división de infantería. ¿Por un casual no tendrás la plantilla de una compañía de 88?, número de baterías, piezas… no encuentro datos al respecto
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Mensaje por Jaro »

No sé si esto te puede ayudar, Japa:

http://chrito.users1.50megs.com/kstn/kstn17111nov43.htm
http://chrito.users1.50megs.com/kstn/ks ... 1jun44.htm
Un lugar donde todos piensan lo mismo es un lugar donde nadie piensa.
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Mensaje por Japa »

¡¡¡¡Me ayuda y mucho!!!! Tendré que usar un traductor, pero me viene realmente bien. Gracias, Jaro :dpm: :dpm:
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Mensaje por Japa »

BLAU: SEGUNDO ASALTO Y DESASTRE



CAMBIOS

Al comienzo de la campaña de 1942 la situación estaba numéricamente muy igualada en el frente ruso. Al empezar el buen tiempo las fuerzas soviéticas estaban en torno a los 5,5 millones de hombres, mientras las de alemanes y aliados del Eje (italianos, rumanos y húngaros) se situaban un poco por debajo, cerca de los cinco millones. Ambos bandos contaban con una fuerza aérea de tamaño similar, unos 3000 aviones de combate, y algo más de tres mil carros alemanes se enfrentaban a unos cuatro mil soviéticos (a comienzos de año eran unos 5000, pero la ofensiva a lo largo de todo el frente trajo consigo unas pérdidas muy graves). Aparentemente las cosas estaban más a favor de los alemanes que en el año anterior, pero sólo aparentemente.

La superioridad alemana radicaba en su preparación táctica, muy superior todavía a la soviética, casi tanto como había sido el año anterior. Sin embargo la presencia de importantes contingentes no alemanes era un problema, dada la radical diferencia en los modos y medios de lucha.

Por contra las fuerzas soviéticas eran muy homogéneas. Las cifras del material soviético eran muy inferiores a las del año anterior mientras que las alemanas eran similares, pero ahora los soviéticos desplegaban sobre todo armas (y carros) de diseño moderno, lo que les daba una ventaja técnica. A lo largo del 42 El ejército Rojo fue igualmente reconstruyendo su arma de Artillería, que había quedado muy diezmada en Barbarossa. Lo mismo puede decirse de la fuerza aérea de Stalin. Barbarossa había actuado como una criba en la que se había quedado atrapado todo el material obsoleto del ER. Eso además redundaba en una logística de gran sencillez, mientras que los alemanes desplegaban una variedad de vehículos de transporte y combate realmente dantesca.

La entrada en servicio de las nuevas versiones del StuG III, el Pz III y el Pz IV no fue muy rápida y en la campaña del 42 las versiones con cañón corto siguieron siendo muy numerosas. Todavía había carros ligeros en servicio, aunque la espina dorsal de las PzDiv había pasado ya a estar constituida por los Pz III y IV. Los Marder proporcionaron un alivio a la situación de la lucha CC, pero igualmente iban llegando con lentitud.

A lo largo del año la nueva dinámica impuesta por Speer iría acelerando la producción, pero eso sólo se notaría de cara a la campaña del 43. No parecía haber una gran urgencia en reponer las pérdidas del invierno.

Hitler había dado por su parte inicio a una política que iba a pagar dividendos desastrosos. En lugar de dar preferencia a cubrir las bajas de las unidades veteranas y reponer su equipamiento, se la dio a la creación de nuevas divisiones desde cero, al parecer en la idea de que su fidelidad nacionalsocialista sería muy superior a la de las viejas unidades del Heer. La excelencia táctica de las PzDiv iba a empezar una lenta pero imparable disolución mientras que las nuevas unidades iban a ir pagando un tributo de sangre exageradísimo a la hora de ganar experiencia. Además a lo largo de ese año Goering, deseoso de ganar más laureles, procedió a la creación de las divisiones de tierra de la LW, de modo que en vez de dedicar las tropas ociosas de la exagerada plantilla de la fuerza aérea a reponer las bajas del Heer, creó un ejército diferente que absorbería recursos en competencia con el Heer y cuyos resultados en batalla serían ridículos, dada la nula experiencia de los instructores de la LW.

Si bien ese ejército no drenó demasiados recursos a las PzDiv (sólo la división Hermann Goering sería una unidad acorazada, el resto eran unidades de infantería) implicó que las InfDiv del Heer, precisamente las que llevaban años adiestrándose en la coordinación con los panzer, se irían debilitando mientras la LW procuraba echar en su saco a todos los reemplazos posibles.

Aún peor, Hitler empezó a dar prioridad a su ejército político, las divisiones Waffen SS de Himmler. La Totenkopf, tras los terribles combates de invierno en la bolsa de Demiansk, pasó a ser una PzGrDiv ( en teoría infantería mecanizada, pero con su propio PzBon, más potente en equipamiento que el una PzDiv estándar). A lo largo del 42 la Totenkopf, la Das Reich y la Leibstandarte fueron incrementadas casi hasta el nivel de PzDiv, formando el núcleo del I PzKorp SS. Por supuesto su equipamiento se llevó a cabo a costa de los reemplazos de material del Heer. Sin embargo las PzGrDiv SS no actuarían durante la campaña del 42, luego esa fuerza no fue empleada en la que se suponía que era la ofensiva trascendental para Alemania.

La resistencia de Demyansk iba a arrastrar una trágica consecuencia ara los alemanes. Las tropas embolsadas (cerca de 100000 hombres) habían sobrevivido gracias a un costoso puente aéreo, y Hitler había llegado a la conclusión de que era posible mantener abastecida por el aire a cualquier fuerza que quedase aislada en el frente, sin ver que el caso de Demyansk había estirado hasta el límite los recursos de la Luftwaffe. La salvación de esa fuerza en el invierno del 41 traería aparejada una condena a muerte para las tropas alemanas un año después
Última edición por Japa el 19 Dic 2007, editado 1 vez en total.
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hoff
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Mensaje por hoff »

Japa escribió:¡¡¡¡Me ayuda y mucho!!!! Tendré que usar un traductor, pero me viene realmente bien. Gracias, Jaro :dpm: :dpm:
Esto me sale en la página de Kursk:

http://dspace.dial.pipex.com/town/avenu ... germfa.htm

Es la adscrita a una PanzerGrenadier Division.
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Mensaje por Japa »

Gracias, Hoff. El abteilung 43 era del tipo motorizado, así que debe corresponder a esa estructura
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Mensaje por uge »

Despues de mucho buscar y rebuscar estas son mis conclusiones:

En el periodo que nos ocupa los 88mm se encontraban ubicados en batallones antiaereos de la LW, pero estos debían ser de tipo motorizado y mixto.

Cada batallón mixto tenía tres baterías pesadas y dos ligeras.
Cada batería pesada contaba con cuatro piezas de 88 y cuatro de 20mm
Cada batería ligera con 12 piezas de 20mm.

http://www.feldgrau.net/phpBB2/viewtopic.php?t=13015

La información que aportan Jaro y Hoff (es muy buena) y permite ver la evolucion organizativa de estas unidades en el 43 y 44.
Saludos
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Mensaje por Japa »

Ese fue el motivo de los desarrollos específicamente pak del 88. Al margen de que la enorme plataforma del Flak 18/36/41 le hacía muy vulnerable, la colaboración con los oficiales de la luftwaffe no siempre fue tan fluida como en África, y el Heer quería un 88 que fuera manejado por sus artilleros sin depender de nadie más
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Mensaje por Japa »

OBERTURA

La principal ofensiva alemana prevista para 1942 era Blau, el avance hacia el Cáucaso. Sería llevada a cabo por el Grupo de Ejércitos Sur, que fue adecuadamente reforzado de cara a los duros combates que se esperaban en la ruptura a costa de las unidades desplegadas en el resto del frente. La ofensiva sería llevada a cabo por cuatro ejércitos, el XVII y VI ejércitos de infantería apoyados por el I y IV PzArm. Por otra parte el Grupo de Ejércitos Norte, que había sido despojado de sus mejores unidades en favor del Grupo Sur, debía prepararse para reiniciar la ofensiva sobre Leningrado a fin de despejar el frente del Báltico en cuanto se fueran completando los objetivos de Blau.

Una de las medidas tomadas por Hitler durante el invierno fue cesar a varios de los comandantes panzer que habían protagonizado la campaña de 1941. Guderian, Hoepner y Strauss fueron relevados del mando. Hoth dirigiría al IV PzArm y Kleist al I. Bock dirigiría a todo el grupo de ejércitos Sur, Paulus llevaría el mando del VI Ejército y el XVII estaría bajo las órdenes de Ruoff. También cesó al comandante del Heer, mariscal Von Brauchitsch, al que reemplazó personalmente. A partir de ese momento ya no habría posibilidad de un planteamiento operativo independiente en el Heer como había sucedido en Barbarossa: todas las decisiones pasarían directamente por las manos de Hitler.

Antes de iniciar la campaña de Blau propiamente dicha Hitler decidió que era necesario eliminar la resistencia soviética en Crimea, tarea de la que se encargó el XI Ejército al mando de Manstein, y suprimir el saliente de Kharkov, de lo que se ocuparían el VI Ejército al mando de Paulus y el I PzArm de Kleist. Sin embargo no se contempló que el XI pasara a apoyar Blau ya que Hitler, en vez de concentrarse en un esfuerzo principal, había decidido que el ejército de Manstein sería enviado hacia el norte para apoyar una ofensiva contra Leningrado. Eso no sólo significaba que se privaría a la operación Blau de una reserva operativa (algo imprescindible en un avance de tal profundidad) sino que en el momento álgido de la ofensiva hacia el Cáucaso la mayoría del tráfico ferroviario estaría ocupado por las tropas que se desplazarían hacia el Norte en vez de por los suministros necesarios para el Sur. La incapacidad de Hitler de decidir entre varias opciones le llevaba por primera vez a decidirse por tratar de ganar todas las bazas, desnudando a un santo para vestir a otro. Esa tendencia se incrementaría a lo largo ese mismo año hasta alcanzar dimensiones letales.

Si bien Manstein logró el objetivo de limpiar Crimea (y recibió su bastón de mariscal como recompensa por la caída de Sebastopol) la operación contra Kharkov se volvió innecesaria gracias a Stalin, que erróneamente pensó que el esfuerzo principal de los alemanes se centraría en Moscú y trató de adelantarse golpeando en el flanco más débil que él esperaba estuviera en el Sur. Desoyendo a Zukhov y Vasilievsky Stalin aprobó los planes de Timoshenko de lanzar una ofensiva con cerca de 600000 hombres (ejércitos VI, IX, XXI, XXVIII, XXXVIII y LVII), más de un millar de carros y todo el apoyo aéreo posible. La intención del golpe era embolsar al VI Ejército alemán, pero en vez de un ejército debilitado las tropas del ER se encontraron de frente el 12 de mayo con la mayor concentración de fuerza del Heer.

El Grupo de Ejércitos Sur estaba formado por 9 divisiones panzer, 5 motorizadas, 46 de infantería, 4 de infantería ligera, 2 de montaña y dos Waffen SS, apoyadas por 25 divisiones aliadas. Casi 1,5 millones de soldados con más de 1500 carros y cañones de asalto. El apoyo aéreo lo proporcionaba la 4ª LF al mando de Richtoffen con más de 1500 aviones.

Durante las fases iniciales de la batalla los soviéticos lograron hacer retroceder al VI Ejército pero sólo consiguieron meterse en una trampa mortal. La lentitud de Timoshenko en desplegar sus reservas acorazadas permitieron al I PzArm lanzarse sobre el flanco sur del ER y cuando las tropas de Timoshenko se volvieron contra Kleist el VI de Paulus pasó al contraataque. En el kessel de Kharkov cayeron cerca de 300000 soldados soviéticos.

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Ofensiva de Timoshenko

El 28 de junio el VI ejército pasó a la ofensiva, encabezado por el IV PzArm de Hoth. Stalin ordenó que el 5º Ejército Acorazado frenara el avance alemán, pero fue barrido por la Luftwaffe. El 5 de julio las tropas germanas alcanzaron Voronezh, que cayó el día 8 tras una feroz batalla callejera. La fase inicial de Blau se había saldado con una contundente derrota soviética.

Sin embargo estas derrotas trajeron un beneficio para la URSS. Stalin por fin empezó a comprender que ni él ni sus amigotes estaban en condiciones de dirigir la guerra y empezó a prestar atención a sus mejores generales. y ascendió a la jefatura de Stavka al general Vassilevsky. Vassilevsky planteó a Stalin que seguir tratando de resistir el avance germano era un suicidio, ya que no se contaba con fuerzas suficientes como para cortar el paso al enemigo en el Sur y asegurar la defensa de Moscú frente a una ofensiva del Grupo de Ejércitos Centro. Había que ganar tiempo, y para ello debía cederse terreno.

A partir del 6 de julio Stalin dio libertad a sus mandos para retirarse cuando estuvieran en peligro de ser cercados. Los frentes Sudoeste (Timoshenko) y Sur (Malinovsky) se replegaron evitando el envolvimiento germano

Por el contrario Hitler empezó a moverse en la dirección opuesta y empezó a intervenir en la cadena de mando. Tras la toma de Voronezh consideró que la lentitud del avance alemán y la tardanza en completar la captura de la ciudad se debían a la falta de voluntad de Bock, y le cesó, dividiendo al Grupo Sur en dos agrupaciones. El grupo A estaba dirigido por el mariscal List y lo formaban el XVII Ejército más el I PzArm, apoyados por el III Ejército rumano y el VIII italiano. El grupo B bajo el mando de Von Weichs estaba formado por el VI más el IV PzArm apoyados por el II rumano y el II húngaro.

El 12 de julio Stalin, ante la tremenda brecha abierta en el frente soviético por el Grupo de Ejércitos B, ordenó la formación del Frente de Stalingrado a las órdenes de Timoshenko, con los ejércitos 62º, 63º y 64º

El 13 de julio las puntas de avance del I PzArm rebasaron Rostov, que cayó el 23. Desde el comienzo de los combates el ER había sufrido medio millón de bajas. Stalin firmó la orden 227: Ni un paso atrás. El Volga iba a ser la última línea y no se cedería.

Ahora el ER luchaba de forma muy diferente. En vez de una defensa a ultranza las tropas soviéticas empezaron a retirarse hacia el Volga en buen orden dejando tras de sí tan solo tierra quemada. Eso evitó la formación de nuevos kessels mientras los alemanes continuaban un avance imparable hacia el Este. Sin resistencia a la vista, parecía que todo estaba saliendo como estaba previsto, A ojos del mundo la URSS se encaminaba hacia su final. Los panzer avanzaban sobre una tierra aparentemente muerta, ilimitada, sin enemigos a los que combatir. Los amigos de Paulus empezaron a felicitarle ya que parecía que el ER huía sin esperanzas.

Sin embargo era una ilusión. Lo que estaba sucediendo era que Stalin seguía convencido de que el esfuerzo alemán iría encaminado hacia Moscú y pensaba que el avance del grupo Sur era una maniobra secundaria de distracción, tal vez un intento de flanquear las defensas centrales del ER por la cuenca del Don y facilitar un mazazo del grupo Centro. En consecuencia no se mandaron demasiados refuerzos y las tropas del Sur combatieron en una notable inferioridad numérica. Las fuerzas de Timoshenko tan sólo podían retroceder, arrasándolo todo en su retirada.

Convencido de que el ER estaba ya sin reservas y que la victoria estaba al alcance de la mano, Hitler volvió a intervenir en la campaña: para asegurar un nuevo cerco alrededor de Rostov ordenó el 16 de julio que el VI Ejército continuara en solitario hacia el Este mientras el IV PzArm viraba hacia el Sur para enlazar con el Grupo de Ejércitos A. La ciudad cayó, pero las fuerzas enemigas lograron desasirse de la trampa. Además y dado que el IV estaba situado justo al norte del VI cuando se alteró su ruta el resultado fue que ambos ejércitos se cruzaron con el consiguiente atasco y durante casi una semana el avance alemán se ralentizó. Después, Paulus, ya sin apoyo acorazado, continuó avanzando hacia su cita con el destino en la ciudad de Stalingrado.

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El 20 de julio Hitler ordenó la captura de la ciudad, confirmándolo posteriormente en la Directiva 45 del día 23, en la que establecía nuevas misiones para los dos grupos de ejércitos. El A debía avanzar hacia el Cáucaso y Bakú a la vez que aseguraba la costa del Mar Negro mientras el B debía tomar Stalingrado y asegurar posiciones en la orilla oriental del Volga. El 25 de julio el Grupo de Ejércitos A atravesó el Don, y al día siguiente, mucho más al Norte, lo hizo el VI Ejército. El IV PzArm de Hoth, de nuevo parte integrante del Grupo B, se dirigía igualmente desde el Sur hacia la la confluencia del Don y el Volga, pero no llegaría hasta unos días más tarde. Unos días antes, el 21, Timoshenko fue reemplazado por el general Gordov. El frente Sur se estaba cobrando un alto precio entre los mandos soviéticos.

El 25 de julio el 64º, al mando de Chuikov, tuvo que ceder los puentes sobre la confluencia del Don y el Chir. A la desesperada, los soviéticos contraatacaron desde todas direcciones, sufriendo tremendas pérdidas, pero ganad un tiempo precioso mientras el 64º se replegaba. Sin el apoyo del IV PzArm, el VI Ejército se vio forzado a la defensiva el 1 de agosto

Al Sur los panzer de Hoth alcanzaban por fin la zona al Sur de Stalingrado siendo frenados por las defensas del 64º.

Los soviéticos reorganizaron el mando. La ciudad quedó justo en la demarcación entre los frentes Sudoeste y Stalingrado. El 7 de agosto Paulus retomó su avance y atravesó las posiciones del 62º como un torrente. las fuerzas del 62º resistieron hasta el 23 de agosto, cuando un asalto combinado con el 14 PzKorp aplastó sus últimas defensas. El camino hacia Stalingrado quedaba abierto. La 16ª PzDiv al mando del general Hube se lanzó hacia adelante pero en vez de una ciudad abandonada se encontró en medio de una feroz batalla en las barriadas al Norte de la ciudad con las milicias obreras.

Hube solicitó permiso para retirarse. Se lo negaron.
Última edición por Japa el 19 Dic 2007, editado 3 veces en total.
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Mensaje por Japa »

STALINGRADO

Un bombardeo masivo, destinado a aterrorizar a la población y provocar la huida, redujo la ciudad a escombros el 24 de agosto. Cuando los aviones se retiraron, los hombres del 62º y el 64º ocuparon las ruinas, dispuestas a luchar hasta el final.

El 26 de agosto el general Zukhov fue ascendido a vicecomandante en jefe del ER.

El 28 de agosto las tropas de Hube estaban al borde del colapso y sólo la llegada de la 31ª motorizada impidió que la 16ª PzDiv abandonara la ciudad ya que el general había decidido desobedecer las órdenes de sostenerse ahí para salvar a sus hombres. Hacia el 31 de agosto las tropas soviéticas quedaron cercadas contra el Volga y los alemanes, creyendo la victoria al alcance de la mano, lanzaron el IV PzArm directamente contra las posiciones enemigas en medio de la ciudad. En ese instante Zukhov lanzó un feroz contraataque pero tras una semana de combates no pudo romper las líneas germanas. Aislado, el 62º retrocedió hacia el Volga. El día 12 de septiembre el general Chuikov fue puesto al mando del ejército asediado.

Ese mismo día Zukhov ordenó a los ejércitos 24º, 66º y 1º de la Guardia que pasaran al ataque contra el 14º PzKorp. El asalto fue precipitado y en los siguientes días se saldaría con miles de pérdidas, pero ganó unas horas vitales mientras Chuikov se preparaba a resistir la embestida del VI Ejército.

El 13 de septiembre, Zukhov y Vassilevsky se entrevistaron con Stalin: tenían un plan para tender una trampa al ejército alemán, y la ciudad del Volga iba a ser el cebo. Pero si debía funcionar, había que dejar que los nazis mordieran profundamente. Stalin asintió, y las ruedas del destino giraron.

El 14 de septiembre Paulus ordenó el asalto contra las posiciones del 62º. Al sur el IV PzArm se lanzó contra el 64º. Acababa de empezar la batalla por Stalingrado.

En los siguientes meses las tropas de Paulus y Hoth fueron avanzando penosamente por las ruinas de Stalingrado, desgastándose tanto en hombres como en medios. Las PzDiv estaban en el peor escenario posible. Tras casi dos meses de imparables avances por la estepa, ahora apenas ganaban unos docenas de metros al día. Los panzer no eran una arma útil en medio de las ruinas. Ahí el apoyo decisivo lo daban los StuG, pero ni siquiera los cañones de asalto lograban ganar un camino fácil a través del matadero. Sin embargo Hitler no estaba dispuesto a renunciar a esa ciudad, que en su mente se había convertido en la clave de la victoria, y entre septiembre y octubre las ruinas se convirtieron en un espectral sumidero por el que empezó a desaparecer el VI Ejército. El 62º Ejército también iba desvaneciéndose poco a poco, pero la arteria vital que atravesaba el Volga le mantenía con vida, sólo con la justa, porque la mayoría de los refuerzos y suministros estaban concentrándose lejos de la ciudad y Chuikov apenas recibiría la ayuda necesaria para sostenerse.

Entre el 14 de septiembre y el 29 de octubre los alemanes lanzaron tres furiosos asaltos contra las tropas del general Chuikov, y lograron alcanzar la orilla del Volga, reduciendo la resistencia soviética a una estrecha tira de terreno contra el río, pero no consiguieron acabar con la tenaz resistencia del 62º Ejército. En las ruinas de Stalingrado las tropas alemanas se enfrentaban a un enemigo que se aferraba a ellos con uñas y dientes, de modo que las batallas se libraban casa por casa, piso por piso. Todas las lecciones tácticas aprendidas en años anteriores eran inútiles en un lugar que parecía sacado de otro planeta, donde era imposible un envolvimiento, donde el enemigo atacaba por las alcantarillas, donde las divisiones quedaban fragmentadas en pelotones. Nombres como Barrikady, el Silo, la Fábrica de Tractores, la Casa de Pavlov y el Manayev Kurgan se convirtieron para los soldados alemanes en sinónimos de Cementerio e Infierno.

A primeros de noviembre las tropas de Paulus estaban desangradas, desmoralizadas y exhaustas y sus mandos se dispusieron a preparar la invernada, ignorando lo que se les venía encima. Poco después del final del último asalto, Hitler anunció al mundo la conquista de la ciudad.
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Mensaje por Japa »

EL CEPO

El 9 de Noviembre, al día siguiente de que Hitler alardeara ante sus incondicionales en Munich de la conquista de la ciudad, el 62º Ejército pasó al contraataque. CHuikov debía tratar de conseguir que los alemanes empeñaran todas las fuerzas posibles y el objetivo quedó plenamente cumplido: Paulus desplegó las PzDiv 14 y 24 tras las líneas alemanas, lo que dejaba como única reserva móvil al IV PzArm con las PzDiv 16ª y 22ª, más el I Cuerpo blindado Rumano, cuyo potencial de combate era casi inexistente.

El 19 de noviembre Vassilevsky dio comienzo a la operación Urano. En una brillante interpretación de las tácticas acorazadas alemanas los frentes Sudoeste (Yeremenko) y del Don (Vatutin), coordinados bajo el mando del general Rokossovski, aplastaron a las tropas rumanas que cubrían las posiciones germanas al norte y al sur de Stalingrado y avanzaron a toda velocidad para enlazar en Kalach, al Oeste de las posiciones del VI Ejército.

El Grupo de Ejércitos Centro a su vez se vio amenazado el día 25 por otra ofensiva soviética, Marte, dirigida por el propio Zukhov; esta operación debía evitar que el Grupo Centro pudiera desviar fuerzas en apoyo de Stalingrado y destruir el saliente de Rzhev, que amenazaba directamente el área de Moscú. Sin embargo el frente del Oeste, al mando del encargado del Frente Oriental en la contrainteligencia germana, había descubierto la concentración de tropas en ese sector y avisado del peligro al Grupo Centro. La operación Marte se saldó con casi 300000 bajas tras un mes de lucha casi incesante y aunque cumplió con la misión de distracción de fuerzas, no se logró acabar con el saliente. El grupo de Ejércitos Centro había tenido tiempo sobrado en 1942 de fortalecer sus posiciones y se mostró un hueso demasiado duro de roer.

Gehlen, en cambio, no apreció la importancia de los movimientos soviéticos en el Frente Sur ya que pensó que tan sólo podía verse comprometido el III Ejército Rumano al calcular, erradamente, que las fuerzas destinadas a Urano tendrían muy poca magnitud. Además los mandos alemanes consideraban imposible que los generales soviéticos fueran capaces de ejecutar una operación de la magnitud suficiente como para amenazar al VI Ejército. Ese menosprecio del adversario implicó que nadie hiciera preparativos de cara a reforzar las posiciones de sus aliados que, sin medios pesados capaces de hacer frente a los carros enemigos, fueron barridos tras una lucha desesperada.

La ofensiva soviética se iba a ver facilitada por el desgaste al que se había sometido a las PzDiv. El IV PzArm de Hoth había sido reducido a una sombra de si mismo en los últimos meses y en ese momento tan solo contaba con dos PzDiv subequipadas y una división acorazada rumana aún más débil. De sus fuerzas de apoyo de infantería tan sólo le quedaban a primeros de noviembre la 29ª motorizada. La fuerza del IV PzArm se había disuelto como un azucarillo gracias a la obsesión de Hitler por Stalingrado.

La sorpresa táctica lograda por Stavka fue casi absoluta. Además la planificación del asalto se diseñó con la clara idea de que las distancias debían ser suficientes como para que las debilitadas unidades de Hoth no pudieran intervenir a tiempo para impedir el cierre del cerco. Convencido de que los soviéticos se limitarían a una ofensiva contra el grupo Centro (la que sería la fracasada operación Marte) el OKW no tomó medidas para reforzar a las tropas de Stalingrado o las esqueléticas unidades de Hoth. Hitler seguía convencido de que los rusos estaban al borde del colapso.

Engañado por la habilidad de decepción del ER (la Maskirovka) Hoth trató de parar inicialmente el golpe soviético pensando que la ofensiva la llevaba a cabo tan sólo el Frente del Don, así que lanzó contra ese sector a la 16ª PzDiv, y el asalto del frente Sudoeste a la mañana siguiente le dejó totalmente fuera de equilibrio. Para empeorar las cosas, los soldados del ER contaron con un aliado inesperado y muy eficaz.

De cara a proteger la mecánica de los panzer del tremendo frío invernal las fuerzas acorazadas, tras acuartelarse, habían llenado de paja las cámaras de los motores. Sin que los alemanes lo notaron en esa paja habían anidado millares de ratones que habían procedido metódicamente a destrozar el aislamiento de los cables eléctricos. Cuando la 22ª PzDiv quiso ponerse en marcha para cortar el avance de los soviéticos se encontró conque unos 50 de sus carros estaban fuera de combate. El más diminuto enemigo imaginable había derrotado a los carristas alemanes antes siquiera de empezar la batalla.

El día 22 las tropas del 26º Cuerpo acorazado del Frente del DOn tomaron el puente de Kalach sobre el Don. Pese a los contraataques de la 14ª PzDiv el Frente Suroeste cotinuó su avance hacia el punto de cita. El 23 de noviembre las dos puntas se encontraron al Este de Kalach. La trampa se había cerrado.

Los soviéticos pensaban que una gran parte del VI Ejército se retiraría hacia el Chir antes de que lograran asegurar el cerco y calcularon que habían atrapado en el cepo a unos 90000 soldados del Eje, pero en realidad tenían cercados a casi un cuarto de millón: El VI Ejército y parte del IV PzArm, con 3 PzDIv (14º, 16º y 24º, 14 InfDiv, y tres divisiones motorizadas más dos divisiones rumanas y diversas unidades menores quedaban embolsadas más allá del Don.

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Operación Uranus. Mapa extraído de "El cerco infernal" de S. Whals.
Última edición por Japa el 21 Dic 2007, editado 2 veces en total.
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Mensaje por Jaro »

Asombroso el dato de los ratones. No entiendo esa falta de previsión de los alemanes, los roedores son un gran enemigo de los cableados, en Rusia y en cualquier otra parte.
Tengo una duda sobre el mantenimiento de los carros en las condiciones extremas del invierno ruso. La aviación para facilitar el arranque de los motores debía utilizar un aceite lubricante más fluido que el habitual (en algún sitio leí que incluso se mezclaba el lubricante con gasolina para hacerlo más fluido, pero no sé qué crédito darle a eso).
No sé si los carros de combate recurrieron también a lubricantes especiales.

Perdón por la disgresión: siempre me asombra que aunque uno conozca la historia de la SGM volver a leer una buena narración del conflicto resulta apasionante. Lo cierto es que yo antes de leer a Japa no sabía distinguir un panzer de un biscúter, pero a parte de lo mucho que estoy aprendiendo sobre esos temibles cacharros estoy totalmente enganchado a esta saga épica que nos regala Japa: toda una panorámica de la SGM desde el punto de vista de los carros de combate alemanes.
Última edición por Jaro el 20 Dic 2007, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Japa »

Alemania desarrolló lubricantes de cara al invierno ruso ya en 1941, pero no dieron buen resultado. En la campaña del 42 se usaron aceites mejorados que al menos evitaban tener que encender una hoguera debajo del carro para arrancar el motor.

Lo de la paja era un recurso para evitar problemas ya que así se forma una cámara de aire que aisla un poco la maquinaria del exterior. El problema es que los alemanes no sabían que los ratones esteparios pasan la invernada despiertos, viviendo bajo la nieve. Aprovechan para ello el espacio de aire que queda libre entre el suelo y la nieve gracias a la hierba, que queda aislado del exterior y mantiene una temperatura aceptable (el mismo principio de los igloos). Al llenar el compartimento motor de paja, los alemanes crearon cámaras de invernada que parecían hechas ex profeso para los ratones. Aunque los soldados supieran que los ratones podían comerse el cableado, no podían saber que los ratoncillos esteparios iban a anidar ahí, cosa que sabían de sobra los habitantes de la zona, para los que los ratones eran una plaga invernal.
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Mensaje por hoff »

Creo que en alguna parte del foro (sobre el frente del Este, por supuesto) se discute la idea de que Marte (el ataque de Zhukov sobre el Heeresgruppe Mitte) fuera de verdad una distracción. Más bien parecía un intento de reducir el saliente, o de conseguir un envolvimiento similar al de Stalingrado... Trescientas mil bajas parecen muchas para una "distracción", aun teniendo en cuenta el tradicional desperdicio en vidas humanas del generalato ruso-soviético.

Lo de los ratones siempre me ha sonado a excusa, incluso chiste: ¿Ratones del NKVD?, ¿Ratas del GRU? Uno se pregunta cómo es que perdieron la guerra fría teniendo tales útiles... porque ratones hay en todas partes :)

Meter tropas panzer en una ciudad fue un error brutal. Por mucho que pudieran dar cierto apoyo, el terreno edificado no es su elemento, ni entonces ni ahora.
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Mensaje por Jaro »

Perfectamente explicado lo de los ratones, gracias, Japa. Ya me parecía extraño que los metódicos alemanes pasaran por alto el peligro de los ratones, pero es que yo, al igual que los tanquistas alemanes, desconocía los hábitos de vida invernales del ratón ruso :lol:

También yo he leído en algún libro que Marte no era una distracción, sino un intento de envolvimiento de mayor envergadura incluso que Urano, pero que fracasó. Sin embargo, lamentablemente, no recuerdo donde lo leí.
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Mensaje por Japa »

Hay dos líneas de trabajo al respecto. Glanzt encabeza la que considera que Marte fue una operación diferenciada de Urano y que sólo pasó a describirse como secundaria tras la derrota. Actualmente se trabaja más en la línea de que realmente era una maniobra de distracción, pero una vez iniciada la planificación se decidió pasar a una ofensiva en toda regla con demasiada precipitación, que sería la causa de la derrota.

El principal argumento contra la teoría de la operación secundaria de distracción es la envergadura: se movilizaron más hombres y armas para Marte que para Urano. ¿Qué tenía entre otros el objetivo de evitar el desvío de tropas al Sur? Sí, lo tenía, pero ese volumen de fuerza parece indicar que ese no era el objetivo principal.
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Mensaje por Japa »

hoff escribió: Lo de los ratones siempre me ha sonado a excusa, incluso chiste: ¿Ratones del NKVD?, ¿Ratas del GRU? Uno se pregunta cómo es que perdieron la guerra fría teniendo tales útiles... porque ratones hay en todas partes :)
Es que serían duros ratones esteparios fieles al partido. Los ratones de por aquí están acomodados y son pequeñoburgueses (más pequeño que burgueses, claro)

Aunque quién sabe ¿Serían maoistas los topillos esos que causaron estragos en Castilla este verano?
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Carmona
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Mensaje por Carmona »

Con tantas vueltas a los de los ratones me surge una duda: ¿Actualmente podría volver a suceder lo de los ratones o se han pensado medios para evitarlo?
Los alemanes por lo menos habran sacado conclusiones a lo que les sucedio.
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Jaques
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Mensaje por Jaques »

Hola Japa.


Los 361º eran un regimiento disciplinar, sin las armas y el equipos, compuesto para soldados alemán de la Legión Extranjera Francesa. En el principio nadie los deseó para ser sospechada a los ojos del ejército alemán. Por lo tanto no habían recibido las armas, solamente las palas y los picos para la construcción, en 1941, de un camino al sur de Tobruk.
En Junio de 1942 ,habían solicitado el honor de las armas. Romel prefirió tener alemanes en la primera línea de eso italiano, así los italianos habían cogido las palas y los picos.
Habían recibido solamente fusil, ametralladoras 15 días más adelante, en Gazala, capturado al enemigo.
Luchó con la distinción y le ordenaron para un coronel de 42 años, llamado de Panzenhagen.
Vivieron del saqueo al enemigo, a otras unidades y a los depósitos. Sus vehículos eran siempre llenos de bebidas y de la munición.
Algunas piezas de su equipo era inglesa, también el uniforme. El vehículo del comando del coronel era uno bren carrier capturado.
Cuentan que su leyenda en saqueo las cosas, fue puesta firme por Romel que dijo uno dia a su conductor:
- Gunther! Cierra las puertas del vehículo y arresta la rueda exceso . Vamos a los 361º.


Saludos
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hoff
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Mensaje por hoff »

Técnicamente no era un regimiento disciplinario. Estas unidades solían llevar el "número negro", el 999, y estaban compuestas de soldados que habían cometido algun delito, que iba desde "pecadillos" hasta robos. También había presos políticos y delincuentes comunes menores a los que se permitió el servicio militar como forma de rehabilitación. Esa fué la 999 leichte-Afrika Division (división ligera Africa), formada por dos regimientos (el 961 y el 962), en los que los "disciplinarios" formaban la tropa y los oficiales y suboficiales eran regulares fiables.

El 361 tenía tan "bella" fama por que muchos de sus componentes eran ex-legionarios extranjeros alemanes (de algunos se decía incluso que habían luchado en Francia contra Alemania) y por ello se les miraba con suspicacia, dando pábulo a los prejuicios ya existentes sobre el caracter escasamente honrado de los legionarios extranjeros. Es posible que tirasen de material enemigo capturado, pero eso no es raro, sino habitual en Africa. De hecho, los cascos para el sol británicos eran populares, así como las prendas y, para pasmo de los propios británicos, la comida.
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Mensaje por Japa »

Gracias, Jaques. Entre todos vamos sacando las dudas adelante.
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Seria asi?

Mensaje por MiguelFiz »

Japa escribió:En el otro bando El Alamein tuvo justo el efecto contrario: por fin un ejército inglés vencía de forma contundente a los alemanes. Churchill ordenó que las campanas repicaran en señal de victoria y Monty fue elevado a los altares, para desgracia de los soldados británicos, que en los siguientes años pagarían un sangriento precio por el cerrilismo de su flamante mariscal, digno sucesor de Haig.
:lol: Leo esto y no dejo de preguntarme en realidad como le hizo el ejercito ingles para lograr algo... ¿realmente tan incompetente era Montgomery?...
Actualmente leyendo...
  • "The Impact of the Russo-Japanese War" de Rotem Kowner
    "The abyss. World War I and the end of the first age of globalization" de Niall Ferguson"
    "Lost at Nijmegen: A rethink on operation 'Market Garden'! de R.G. Poulussen
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...las tropas afganas tienen 300,000 elementos bien equipados, tan bien bien equipados como cualquier ejercito en el mundo, y una fuerza aerea, contra unos 75,000 talibanes. NO ES INEVITABLE la toma de Afganistan por los talibanes.

Respuesta a la pregunta de un periodista el 7/julio/2021 de Joe Biden, comediante, entrenador de amigos imaginarios y presidente aficionado
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Mensaje por Japa »

Si lo pensamos un poco, El Alamein fue la UNICA victoria terrestre inglesa en la guerra europea, y sólo gracias al inmenso apoyo material estadounidense. Las siguientes operaciones exclusivamente inglesas de la guerra fueron la de las islas del Egeo (otro desastre, incluso sin necesidad de que Monty estuviera al cargo) y las batallas de Caen y Arhem, ambas obra y gracia de don Bernard. A ver si uno de estos días reescribo y edito un viejo post humorístico que puse en el fmg comparando las ideas de Sun Tzu sobre el arte de la guerra con la actuación de Monty en Arhem.
Pero vamos, no es una excepción entre el generalato inglés. Ahí tenemos la batalla de Creta donde el mando (bueno, era neozelandés, pero trabajaba en la más pura tradición inglesa) logró con gran esfuerzo rescatar la derrota de entre las mismas fauces de la victoria.
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Mensaje por Japa »

Carmona escribió:Con tantas vueltas a los de los ratones me surge una duda: ¿Actualmente podría volver a suceder lo de los ratones o se han pensado medios para evitarlo?
Los alemanes por lo menos habran sacado conclusiones a lo que les sucedio.
Hombre, basta con no llenar tus motores de paja. Esa metida de paja sólo la cometieron los alemanes porque los rusos usaban máquinas más duras, que soportaban mejor el invierno y nunca se les ocurrió convertir sus carros en heniles. Y los alemanes no volvieron a hacerlo.
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Mensaje por Japa »

Acabo de corregir un error motivado por una mala traducción: he mencionado en la presencia de la 4ª PzDiv en Stalingrado, pero esa división no estaba desplegada ahí sino en Orel. Me he liado en unas notas al traducir, y debí mezclar con el 4º PzArm (como ya estaban la 14 y la 24, no me di cuenta de que había puesto una de más)
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Mensaje por Japa »

Otra nota sobre las divisiones, para completar lo dicho en el texto principal. Aunque la 16ª PzDiv estaba en noviembre con Hoth, en realidad no pertenecía al IV PzArm sino que estaba adscrita al VI Ejército junto a la 14ª y la 24ª (aunque la 24ª originalmente sí estaba adscrita al IV PzArm). La 16ª estaba en el momento de Uranus con Hoth porque había sido retirada de Stalingrado para recomponerla. La 22ª sí estaba incluída en el IV PzArm al igual que la 11ª, que no se ha mencionado aquí porque estaba desplegada más al sur y no intervino en la lucha por la ciudad
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