cv-6 escribió:¿Un STG-44 en Stalingrado?
Bueno es lo que indica el pie de pagina, pero algo más que tiene que ver con la evolución de está arma y el nombre
Hugo Schmeisser como se le conocio inicialmente para luego hacelo pasar como un subfusil a los ojos de
Führer.....Espero no aburra la lectura, ya que me refresco algunos cosas que leí hace muchisimo tiempo. Pero vale la pena.
Corría ahora el año 1938, y los alemanes no ignoraban que tenian muy poco tiempo para producir su nuevo fusil si es que éste iba a ser de alguna utilidad en la guerra que ya estaba a la vuelta de la esquina, por ello adoptaron la singular idea de desarrollar la munición y el arma al mismo tiempo para acelerar todo el proceso. Si bien esto parece a primera vista un rumbo potencialmente desastroso, resulta factible si ambas partes hacen todo lo posible para mantenerse mutuamente informadas. El contrato del cartucho se concedió a la
firma de Polte, y el del
arma a Haenel, las dos en la misma zona de Alemania.
Para 1942 se requerían cincuenta prototipos del fusil, y se insistió mucho en la sencillez de manufactura del diseño final. El
cartucho producido por Polte era excelente en todos los aspectos; y dio origen a una larga línea de otros semejantes que hoy prestan servicio, y ello pese al hecho de que se proyectó y fabricó en dos años o poco más.
El diseño de este cartucho tenia que hacerse prontamente, lo que virtualmente eliminaba cualquier esperanza de llegar a alguna idea radicalmente nueva: además, no había tiempo ni dinero para hacer troqueles y plantillas destinados a las fábricas. Al final, todo el proyecto se hizo prácticamente sobre el suelo del taller, materializando en metal las ideas a medida que se concebían éstas. El resultado fue el cartucho «
Kurz», o corto, del mismo calibre que el fusil existente, es decir, de 7,92 milimetros. Se acortaron la vaina y la bala, pero se conservaron las dimensiones circulares. Esto suponia que se podía sacar el máximo partido de las herramientas y plantillas disponibles, y que sólo había que hacer el menor número posible de ellas. Era un brillante compromiso y salió bien. Al emplear los diámetros más antiguos en la entonces más corta vaina, la caída de la pared del cartucho resultaba más inclinada; en otras palabras, la vaina acentuaba su forma casi cónica.
La munición completa pesaba dos tercios de la de tamaño normal, y lanzaba una bala más ligera a 700 metros por segundo, lo que bastaba para darle un más que adecuado rendimiento hasta cuatrocientos metros de distancia. Aparentemente, las vainas estaban hechas de acero en su totalidad, lo que en sí constituía una innovación, y barnizadas para evitar la corrosión.
Aquí se complica la historia, porque en algún momento de 1940 entró en liza la
firma Walther, de gran experiencia en la manufactura de armas, y se le permitió que hicieran su propio diseño. Parece, sin embargo, que se le impusieron ciertas restricciones, posiblemente en el cargador -
que ya había sido producido por Haenel-, el cual había de ser común a ambos modelos. Haenel no era un recién llegado en este terreno, y su
proyectista jefe se llamaba Hugo Schmeisser, el cual recurrió a su anterior experiencia y conocimientos al diseñar el arma de dicha empresa. El primer prototipo pudo haber estado listo a finales de 1941, y para esa fecha el OKW había encargado a una firma de especialistas en estampaciones metálicas que colaborara en el proyecto para que la producción definitiva pudiera comenzar sin demasiado retraso. Había en tal decisión indudable buen juicio, porque
Haenel y Schmeisser eran armeros de la vieja escuela, que siempre pensaban en términos de armas de larga duración y no se preocupaban demasiado del costo y del tiempo que se tardaba en hacerlas. Inmediatamente hubo algunos roces, pero ninguno lo bastante serio para Interrumpir el trabajo, y los
50 prototipos estuvieron listos en la fecha deseada, a mediados de 1942.
Sin embargo, los 50 se entregarón puntualmente, y
35 de ellos se distribuyeron de inmediato para ser probados por las tropas. Al mismo tiempo se hicieron planes para la producción en gran escala, si bien se debe tener en cuenta que tales planes habían comenzado algún tiempo antes y ya se hallaban bien avanzados, porque lo que se le pidió a Haenel que produjera el pimer lote en el plazo de tres meses después de la fecha del prototipo. Haenel empezó a trabajar, y en conjunto
probablemente se manufacturaron unos diez mil, terminando la tarea en 1943. Estos fusiles
se denominaron MKb 42, clasificación segulda de la letra «H» para identificar al fabricante.
Walter presentó su prototipo casi en el mismo momento que Haenel, e inició la producción del que se iba a llamar MKb 42 (W). Ambos diseños guardaban semejanza en cuanto a que se trataba de fusiles practicos y manejables, de linea recta en la parte superior de la caja y el cajón de mecanismos, y con el extremo delantero de aquélla hecho de metal. Se usaron ampliamente estampaciones metálicas, y la impresión general que se saca de manejar uno u otro diseño es la que se trata de un arma dura, realista y bien ideada, sin tontería alguna en su concepción.
Una temprana
oportunidad para probar los primeros modelos de producción se presentó en 1942 cuando una unidad de infanteria, conocida por el nombre de «
Kampfgruppe Scherer», quedó aislada en el frente oriental. Les lanzaron en paracaídas cierto número de fusiles MK, y el gruppe logró abrirse camino y reintegrarse a la linea principal.
Después de esta acción quedó asegurada la reputación del fusil, y toda la infantería clamó para que la equiparan con la nueva arma. No hay duda alguna de que la maestranza alemana hubiera accedido a tan unánimes peticiones y pasado a la producción en gran escala si Adolfo Hitler no hubiera intervenido y paralizado la acción. Hay tantas historias acerca del Führer y de su intervención en el desarrollo del armamento alemán que ahora resulta completamente imposible separar la realidad de la ficción. En el caso del MK 43, se dice que hizo uso de su experiencia en la Primera Guerra Mundial para
condenarlo porque tenia poco alcance ¿dónde estuvo Hitler si necesitaba más de 400 metros?, y también porque había en stock millones de cartuchos del 7,92 largo. Así era, pero se habrían consumido para cuando el MK 43 entrara en servicio en gran número; sin embargo, él se salió con la suya y suspendió la producción.
Los oficiales de armamento y construcción se hallaban en una posición dificil.
Sabian que tenían un ganador, pero no les autorizaban a hacerlo. Se había probado en combate, mas el jefe del Estado lo había condenado. No se le iba a asignar espacio y recursos fabriles, aunque se disponía de dos fábricas con el utillaje necesario, y otras más a la espera. Dificilmente se podía culparles por hacer lo que habían realizado generaciones de oficiales cuando un superior les daba una orden. Saludaban y seguiran haciendo lo que se les había ordenado suspender. No eran tan tontos como para llevarlo a cabo abiertamente, mas la Wehrmacht les protegió de cierta manera en el seno
de la maquinaria de guerra alemana, y,
como distraz, se cambió el nombre a MP 43, haciendo ver que se trataba de fabricar subfusiles. Debieron ser hombres valientes los que decidieron seguir ese rumbo, porque Hitler no resultaba agradable cuando se le desobedecía, pero la manufactura continuó, y en 1943 se abandonó el modelo Walther. Nuevamente se prosiguió el trabajo en cierta medida, y un pequeño número de armas fue fabricado y utizado en el frente oriental. No se sabe a cuánto ascendió la producción en tal periodo, mas se ha mencionado un total de 14.000 mil a finales de 1943. En los últimos dias de dicho año, Hitler conversó con algunos jefes de división destacados en el frente ruso, y
todos le pidieron la misma cosa: más MP 43s. El Führer se puso furioso al saber que su arma prohibida estaba en servicio, y exigió una investigación. Los resultados fueron tan favorables que cambió completamente de opinión y
ordenó que comenzara inmediatamente la fabricación con carácter prioritario. Los hombres que le habían desafiado se hallaban ahora justificados. Pero se había perdido demasiado tiempo y la producción nunca llegó a coger el ritmo de la demanda a pesar de extenso empleo de subcontratistas tanto para hacer piezas como en el montaje del producto final. Tuvo categoria de pequeño milagro el que se pudiera emprender la fabricación en sí, porque si la primitiva orden de Hitler hubiera sido obedecida, habría resultado imposible en absoluto iniciar la producción desde el principio sin un nuevo retraso de por lo menos dos años. Pero las herramientas y guias existían aún: las fábricas, disponibles, y la experiencia, a mano. Sin embargo, las cantidades finales en servicio en 1945 fueron pequeñas.
Una
novedad del MP 43 consistió en este sistema de producción descentralizado. Parece sencillo en teoría enviar ferroprusiatos a fábricas en todo el pais y que hagan las piezas que luego se mandan a otros centros para ser montadas.
En 1944, se cambió el nombre a MP 44, si bien el diseño no experimentó alteraciones signíficativas; mas una vez que dicha arma fue aceptada y comenzó a prestar servicio, otros proyectistas mostraron gran actividad en producir la suya, que dispararía la munición
Kurz.
Poco después de 1944 el MP 44 asumió el nombre de Sturmgewehr 44, su último y más conocido titulo. La traducción más aproximada de esa palabra es «
fusil de asalto», con lo que, por fin, el nombre y el arma se hermanaron.
La infantería lo usaba como fusil convencional, y no se trató de reemplazar la ametralladora que ya figuraba en la escuadra.
El resultado de introducir el Sturmgewehr en este tipo de pequeña unidad iba a incrementar ampliamente su potencia de fuego y a convertirla en más efectiva y devastadora. Se concedió prioridad al frente del Este, donde las presiones tenían mayor intensidad, por lo que las tropas británícas y norteamericanas sólo se encontraron con escaso número de tales armas.