Falsificación Libras

Historia Militar 1939-1945.

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Mensaje por caracalla »

Himmler y Heydrich soñaban con desarrollar el plan más espectacular jamás visto dentro de la guerra económica. Llevados por su insaciable ambición de poder, los dos grandes represores pensaron en el bombardeo de Londres con billetes del Banco de Inglaterra fabricados en Alemania.

La idea básica era arrojarlos primero sobre la capital británica, con la esperanza de que la gente se lanzara ávida sobre el papel moneda. Una vez analizados los resultados, el resto de las ciudades inglesas de más de 100.000 habitantes recibirían el maná del cielo de los aviones de la Luftwaffe, y la policía británica no tendría tiempo de recoger todas las libras falsas.

El Gobierno de Londres iba a enfrentarse a una serie ininterrumpida de desórdenes públicos, pues no sería tan sencillo frenar la avaricia de millones de personas las veinticuatro horas del día.

Los nazis más relevantes dentro del espionaje y el aparato represivo calculaban que el Banco de Inglaterra iba a soportar muy serios problemas financieros ante la avalancha prevista de libras falsas, si no llegaba en un par de meses la bancarrota económica. Una vez lanzados desde el aire varios millones de billetes, las autoridades deberían recoger todo el papel moneda existente, tanto el fabricado en Londres como en Alemania, e iniciar una agotadora labor de investigación para descubrir el ejemplar falso, del verdadero.

El peor enemigo de tan sensacional proyecto era la falta de tiempo, pues no había que improvisar sobre la marcha el enorme montaje previsto para la Operación Andreas; todo debería ser analizado sin prisas.

Fue nombrado responsable directo de la Oficina 6-F4, encargada del proyecto, a Arthur Helmut Naujocks , protegido de Heydrich. Naujocks instaló en la Delbruckerstrasse de Berlín, en un tiempo récord, un taller dotado de la más avanzada tecnología, capaz de fabricar pasaportes y documentos falsos, bajo el mando de otro joven y ambicioso nazi: el capitán de las SS Bernhard Krüger -especialista en máquinas textiles y ex falsificador profesional de papel moneda antes de su ingreso en el partido de la cruz gamada, en 1931.

Con el fin de proteger al máximo el proyecto la Operación Andreas pasó a llamarse Operación Bernhard -por indicación del Servicio Secreto propio-, lo que despistó por completo a los espías británicos introducidos en Alemania, que hasta bien entrada la primavera de 1943 creían que la misión de Krüger -entonces nombrado jefe absoluto de la Oficina 6-F4- era trabajar sobre diverso tipo de documentación falsa y nunca en la preparación de libras esterlinas.

Antes de fabricar el billetaje británico, Naujocks realizó muchas pruebas para analizar todo tipo de papeles. Así se realizaron verdaderas obras de arte con pasaportes de media Europa, antes de que llegara Heydrich con la orden firmada por Hitler de abordar sin más dilación el asunto de las libras enemigas.

Pero el obstáculo que parecía infranqueable era la obtención del papel adecuado. Pasaron siete meses antes de que los expertos nazis descubrieran que el Banco de Inglaterra utilizaba un papel trapo fabricado en exclusiva para él.


Cuando había sido vencida la primera gran dificultad, ya aparecía una siguiente, pues el papel fabricado con tejidos textiles no lograba mantener los colores ideales del billetaje. Se mandaron 42 toneladas de telas turcas que, una vez convertidas en trapos, fueron enviadas a diversas fábricas de papel y también a un taller secreto instalado en abril de 1940 en un edificio aislado de la factoría de Spechthausen, en las afueras de la capital del Reich. Luego de agotadores ensayos, se consiguió un gran éxito: el papel inglés obtenido era el auténtico.

La creación de los clichés, que debían llevar dibujos y coloridos exactamente iguales al billetaje en curso legal emitido por el Banco de Inglaterra, supuso un ímprobo trabajo que hizo sudar muchas semanas a los técnicos nazis.

A un tiempo, otros especialistas investigaban la numeración de las 350 series diferentes lanzadas en Londres en el transcurso de los últimos veinte años.

Cuando todo parecía superado, surgió el reto más espectacular: ¿cómo envejecer las libras? Es bien sabido que con el paso de los años las grasas de las tintas acaban penetrando en el papel moneda, de ahí que los billetes pierdan su claridad original.

Con una penetración más rápida de las grasas en el mismo instante de la impresión, la técnica alemana se apuntó un triunfo sensacional al lograr envejecer las nuevas libras.
A comienzos de marzo de 1941, Naujocks hizo pasar una verdadera prueba de fuego a las libras esterlinas falsas: algunos de aquellos billetes se enviaron para ser examinados a la Unión de Bancos Suizos, con una carta falsa del Reichsbanck, significando que se creía que aquellos efectos bancarios estaban falsificados.

A pesar de que los helvéticos eran los mejores expertos del mundo, no les fue posible detectar la más mínima imperfección. El siguiente paso, el, realmente decisivo, fue rogar que pusieran en manos del Banco de Inglaterra los nuevos billetes, insistiendo mucho en que se comprobaran las fechas de emisión y numeraciones.
Durante nueve días, los mejores especialistas británicos analizaron exhaustivamente cada ejemplar enviado desde Suiza, pero ni con el gran poder de los rayos infrarrojos -para descubrir diferencias en la calidad del papel y alguna irregularidad en la coloración- fue posible dar otra respuesta que ésta: todos los billetes habían sido fabricados en Londres según procedimientos secretos en vigor.

Los que consiguieron la hazaña fueron el fotógrafo alemán Norbe Leonhard, un diseñador de carteles de igual nacionalidad llamado Kurt Lewinsky, el contable checo Oskar Skala, un fabricante de papel nacido en Holanda de apellido Jacobsen y un largo etcétera de hombres víctimas del nazismo. En total, eran 144 especialistas de 20 países diferentes, a los que se prometió respetar sus vidas y un trato de excepción.

Todos los prisioneros, la maquinaria precisa y las materias primas fueron instaladas en el campo de internamiento de Sachsenhausen, cerca de Berlín, en las afueras de Orianenburg. Las instalaciones estaban diseminadas por una región de pantanos, en la que abundaban las pinedas; cubrían una extensión de 18 hectáreas y constaban de 78 barracones diseminados alrededor de la plaza principal

A partir de octubre de 1942, el comandante Krüger inició la producción en masa del billetaje británico falso a un ritmo mínimo mensual de 200.000 unidades.

Al salir de las prensas, las libras fueron clasificadas según su calidad y divididas en tres grupos: de primera, segunda y tercera clase. Estas últimas, las peor elaboradas, debían ser arrojadas sobre Londres; pero ya la Lutfwaffe no tenía medios para iniciar el fabuloso bombardeo.

Los billetes de segunda clase sirvieron para pagar las informaciones que la Gestapo obtenía de los colaboracionistas en países ocupados y eran muy difíciles de diferenciar de los verdaderos. Los ejemplares de primera clase eran tan perfectos que ningún experto del mundo podía dudar jamás de su autenticidad británica, y de inmediato sirvieron para comprar suministros vitales en diversas naciones neutrales.

Fue Walter Hagen el elegido por Kaltenbrunner para colocar lo antes posible las libras de primera clase en Gran Bretaña y todos los países neutrales que fuera preciso. Sobre territorio británico estaba previsto un plan para, además de pagar todos los gastos de los agentes secretos, ofrecer un dinero muy fácil a los posibles colaboradores del nazismo.

El hombre ideal, el mejor experto de toda Europa, era el ingeniero Friedrich Schwend, que aparentemente tenía fijada su residencia en Italia como un honrado comerciante alemán, aunque la otra cara de la moneda suponía la realidad de un gran contrabandista con relaciones en los Estados Unidos, Latinoamérica y toda Europa.
Schwend exigió a Walter Hagen el 8 por 100 de los beneficios, como parte de sus honorarios y los de sus cómplices, desde banqueros a policías. Aceptadas sus condiciones, se instaló como el doctor Wendig en el castillo de Labers, acerca de Merano, en la provincia italiana de Bolzano.

En pocos meses, Fritz inundó el mercado con libras falsas desde su protegido cuartel general, que contaba con una escolta permanente de dos decenas de escogidos soldados de las Waffen SS.

A últimos de marzo de 1943, el Servicio de Inteligencia británico descubrió en Londres una enorme cantidad de billetes en lotes de cien mil libras esterlinas como mínimo. La alarma cundió cuando se empezaron a comparar ejemplares exactamente iguales, de la misma serie e idénticas numeración, que, una vez mezclados, no había forma humana de diferenciar ni con el decisivo poder de los rayos infrarrojos.
En abril de 1943, Scotiand Yard detuvo en Escocia a un espía alemán con una maleta abarrotada de billetes de cinco, diez, veinte y cincuenta libras esterlinas. Era la última prueba que les quedaba a los expertos del Banco de Inglaterra para creer fielmente en la pista de Berlín.

La gravedad del hallazgo hizo temblar los cimientos financieros británicos. Si la noticia era filtrada, todo el crédito mundial del Banco de Inglaterra se podía venir abajo en muy pocas semanas. Ya circulaban veinte millones de libras falsas y había que tomar urgentísimas medidas.
Sin ningún tipo de explicación, fue necesario anunciar la retirada de todos los billetes comprendidos entre cinco y cincuenta libras en un plazo de tiempo más o menos largo, imposible de saber con exactitud, lo que produjo el efecto de un verdadero terremoto en las finanzas mundiales. Los nuevos ejemplares debían llevar incrustado un finísimo hilo metálico en un proceso técnico nunca divulgado.

Friedrich Schwend, el astuto jefe de todos los intermediarios, jugaba a la baja, pues teniendo en mente la segura derrota del Eje, había amasado una considerable fortuna con billetes de cinco y diez libras a partir de septiembre de 1943, siempre a base de inflar gastos generales y las comisiones pagadas.

Mientras tanto, Krüger, que también tenía sus propios planes, llegó muy excitado el 2 de mayo de 1945 a la boca de la Galería 16 con una orden terminante de Berlín de quemar los archivos y el papel ya impreso.

Las planchas debían ser arrojadas al lago Toplitz, siguiendo las últimas instrucciones de Himmler, y los 145 prisioneros irían a parar al no muy lejano campo de exterminio de Ebensee, para no dejar ni un testigo con vida. Los oficiales de Krüger cargaron en seis camiones las cajas apartadas un día en Sachenhausen, luego de arrojar al lago Toplitz las preciosas planchas de imprimir libras esterlinas y dólares.

Ante la presencia cercana de las tropas norteamericanas, dos de los vehículos pesados debieron tirar su carga a los ríos Enns y Trau, un camión más fue descubierto por el Servicio de Contraespionaje de los Estados Unidos destacado en Austria (10), y los tres camiones restantes lograron huir.

Se sospecha que su riqueza fue a parar a la temible ODESSA (Organización de Antiguos Miembros dé las SS), para financiar operaciones de huida de criminales de guerra nazis hacia Brasil, Chile, Paraguay y Argentina.

Los 145 prisioneros utilizados como técnicos de la gran producción en serie fueron trasladados a 65 kilómetros de la Galería 16, al campo de exterminio de Ebensee. No obstante, la suerte se alió con ellos ante la inminente llegada de los americanos, pues cada miembro de las SS se preocupó sólo de preparar la huida y no de una última y molesta ejecución en masa.

Es todavía un misterio lo que hizo Krüger. Según rumores muy consistentes, se había hecho en Suiza la cirugía estética y cambiado de nombre y personalidad merced a su nueva fortuna personal y a la docena de pasaportes distintos que llevaba. Walter Hagen situaba al último jefe técnico de la Operación Bernhard cultivando rosas tranquilamente en la zona alemana ocupada precisamente por Gran Bretaña. Sólo en octubre de 1955 nuestro hombre dio señales de vida al enviar una carta, sellada en Suiza, al periódico dominical inglés Sunday Dispatch -absorbido seis años después por el Sunday Express-, al hacer unas precisiones al trabajo publicado en 1952 por Mc Nally y F. Sondern y al más reciente de Walter Hagen.
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Ramius
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Mensaje por Ramius »

Buen post, Caracalla.

Ya se escribió algo sobre el mismo tema en este artículo.

http://www.elgrancapitan.org/portal/ind ... 6&Itemid=2

Saludos.
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TRIANA, puente y aparte
caracalla
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Mensaje por caracalla »

forgiveness...!!!
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Mensaje por Conde-Duque »

Al haber hilos abiertos referentes a este tema...se cierra el presente.

Saludoss :carapoker:
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