Segismundo Pandolfo Malatesta: El Lobo de Rímini
Publicado: 02 May 2017
"Este hombre, cuyo salvajismo supera al de los bárbaros, es el peor malvado que ha conocido el mundo hasta ahora o que conocerá en el futuro"
Pío II.
"El mejor perdedor de la historia"
Ezra Pound.
En 1417, la descomposición del proto-estado italiano formado por Gian Galeazzo Viscontti le ofreció la oportunidad a un noble sin tierras, un condottiero de cierta entidad, Pandolfo III Malatesta de hacerse con el poder en la importante ciudad de Brescia. Pandolfo era un segundón de la familia gobernante en Rimini. Los Malatesta, como los Sforza o los Colleoni, tenían un apellido parlante en honor del carácter de sus miembros: "Mala cabeza".
Pandolfo tomó como amante a una joven noble de la localidad, y allí mismo nació uno de sus hijos bastardos, que heredaría el nombre de su padre: Pandolfo.
Brescia era demasiado importante cómo para permanecer demasiado tiempo en manos de un simple condottiero, así que tras la pérdida de la ciudad el muchacho tuvo que trasladarse a Rímini con la familia de su padre. A pesar de quedar rápidamente huérfano, su tío, gobernante de la ciudad y cabeza del clan, carecía de herederos directos, por lo que negoció con el papado la legitimación de los tres bastardos de su hermano como herederos.
Pío II.
"El mejor perdedor de la historia"
Ezra Pound.
En 1417, la descomposición del proto-estado italiano formado por Gian Galeazzo Viscontti le ofreció la oportunidad a un noble sin tierras, un condottiero de cierta entidad, Pandolfo III Malatesta de hacerse con el poder en la importante ciudad de Brescia. Pandolfo era un segundón de la familia gobernante en Rimini. Los Malatesta, como los Sforza o los Colleoni, tenían un apellido parlante en honor del carácter de sus miembros: "Mala cabeza".
Pandolfo tomó como amante a una joven noble de la localidad, y allí mismo nació uno de sus hijos bastardos, que heredaría el nombre de su padre: Pandolfo.
Brescia era demasiado importante cómo para permanecer demasiado tiempo en manos de un simple condottiero, así que tras la pérdida de la ciudad el muchacho tuvo que trasladarse a Rímini con la familia de su padre. A pesar de quedar rápidamente huérfano, su tío, gobernante de la ciudad y cabeza del clan, carecía de herederos directos, por lo que negoció con el papado la legitimación de los tres bastardos de su hermano como herederos.