Bueno, hace rato ya que la entrada del bucle, a nuestra espalda, es un puntito pequeño
Pero ya que me reiteras una cuestión directamente y subrayas un par de cosas interesantes, pues vuelvo otra vez por aquí:
Lutzow escribió:¿Qué ganaron estratégicamente hablando los austriacos en Aspern-Essling? Nada.
Ya he explicado antes cuál era la estrategia Habsburgo para 1809:
Viribus escribió:su estrategia era ganar tiempo para que pudieran ponerse en marcha los engranajes de una nueva Gran Coalición. Que los british, como prometían, desembarcaran en el norte de Europa, que los cricas de los prusianos se decidieran salir de su escondrijo
y que el Zar se animara a quitarse de encima el dogal de Tilsit. Si se podía dar algún golpe a los franceses mientras tanto, pues tanto mejor, pero la táctica para la consecución de este objetivo estratégico era mantener al ejército en pie y con capacidad combativa. En el peor de los casos, eso era una baza de negociación clave. Aspern no sólo propinó ese golpe a la Grande Armée, sino que compró tiempo y, con el espaldarazo moral que dio a todos los enemigos de Napoleón en todas partes, puso el objetivo estratégico perseguido más cerca. Una victoria sin duda. Por eso Napoleón, derrotado porque no se acercó si quiera a cumplimentar su objetivo (aniquilar el ejército Habsburgo), no podía negociar tras Aspern (como se le llegó a sugerir), porque aparte de mi estimado Lutzow 200 años después, nadie interpretó Aspern como un "empate": había que resarcirse rápido si no se quería ver peligrar los cimientos políticos del dominio francés en el Continente.
Estrategia que se atiene, punto por punto, al esquema clásico austríaco, donde el ejército es sólo un elemento más de un sistema que subraya el dominio del tiempo y de una profundidad estratégica que se consigue por medios diplomáticos. Una estrategia que no descansa únicamente en la fuerza bruta militar y que es bella a su manera. Puede no gustarte y que te encomiendes a San Schlieffen y nunca vistas casaca blanca, pero la estrategia es la que es, y es la que se sigue en 1809 (a diferencia de en 1859 o 1866). En este marco, Aspern es un indudable éxito, que no puede ser empañado por la posterior derrota (pírrica) en Wagram, que sólo es entonces el "choque decisivo" (y más por sus efectos políticos en la dirección austríaca, que por el impacto militar en sí mismo: el ejército austríaco no es destruido),
porque la batalla de aniquilación que Napoléon quería librar mes y medio antes ha sido frustrada por su rival... Éxito estratégico.
En este sentido, las batallas suelen empezar (y a veces, decidirse) antes de que suene el primer cañonazo. Napoléon no se encuentra en inferioridad numérica y en una posición desventajosa, en un campo de batalla que él no ha elegido, por un capricho o por un imponderable fatal. Él ha cruzado el Danubio porque piensa que el ejército austríaco está alejándose, tratando tal vez de alcanzar las seguridades de Bohemia, y cree que es el cazador en una persecución (por eso no hay refuerzo de puentes, porque eso sería perder un tiempo valioso para la caza), ilusión que el archiduque, claro está, sólo despeja en la forma de su ejército avanzando en cinco columnas de ataque sobre la sorprendida vanguardia francesa a este lado del río... Un movimiento remarcable: el archiduque Carlos supera totalmente a Napoleón, también en el plano operacional.
Finalmente, desde el punto de vista táctico, la excelencia de la Grande Armée salva un desastre total, pero los austríacos se baten bien a la ofensiva y, siguiendo los cánones y convenciones militares de los siglos XVIII y XIX es una victoria austríaca. No, no hablamos de la "batalla de Lobau" (y, por cierto, sería muy discutible decir que Lobau no está en manos francesas cuando se inicia el combate), sino de la batalla de Aspern-Essling, poblaciones y terreno que los franceses acaban abandonando. Victoria en todos planos, que sólo la excelencia táctica francesa evita que sea catastrófica.
A lo que hay que añadir que hablamos del Gran Corso, por supuesto, y la noticia causa sensación y recorre una Europa que, sin duda, no recibió de la misma manera la carnicería de Eylau...
Lutzow escribió:volvemos a Eylau, los franceses quedaron dueños del campo de batalla, pero no creo que por ello se les pueda considerar vencedores, fue un claro empate (perdón, batalla indecisa...
)
Efectivamente, es una victoria pírrica francesa, y precisamente aferrándose a las convenciones militares imperantes, Napoleón puede clamar victoria y salvar su prestigio político, que es lo fundamental (pues su dominio sobre Europa se sostiene sobre la reputación de las armas francesas y su propio prestigio personal), y que no demuestra nada más que, aparte de en la excelencia de la maniobra, el ejército francés también se puede imponer en una carnicería. Eso en Aspern no lo puede hacer...
Lutzow escribió:Lo veo al contrario, entre 1809 y 1812 el Imperio alcanza su cénit, no entiendo que una Campaña victoriosa contra Austria haya marcado para nada el declive napoleónico, que pese a la úlcera española se encuentra en su momento álgido, más preparado que nunca para el inevitable enfrentamiento con Rusia... otra cosa es que entonces se hiciesen las cosas mal, pero ello no tiene nada que ver con la Campaña de 1809.
Una cuestión muy interesante, pero yo difiero de tu punto de vista. En mi opinión el punto álgido del Primer Imperio se alcanza en 1807-1808, con el Zar atado en Tilsit y sin haber cometido el fatal error político de invadir España. Que la lucha contra Rusia fuera "inevitable" es discutible (el ya maldito Sokolov se esfuerza por argumentar lo contrario), pero, en cualquier caso, ese momento es cuando Napoleón está más cerca de asentar y estabilizar su dominio. Desde aquí sólo viene sobre-extensión...
En este sentido, ya que insistes en Eylau, sólo hay que comparar la campaña de 1807 con la de 1809. En la primera, sí, está la carnicería de Eylau (victoria pírrica francesa), pero que viene seguida de Friedland (victoria brillante y decisiva que sienta al Zar en Tilsit y que, de paso, muestra que la era de las batallas de aniquilación napoleónicas no termina hasta 1809, precisamente en Aspern y Wagram). En 1809, tenemos una derrota francesa (te concedo que la podemos llamar pírrica si miramos sólo al campo de batalla, no, en cambio, si ampliamos la vista estratégica y políticamente) y una victoria francesa pírrica, que además en lo efectivo del campo de batalla no se realiza contra ninguna Coalición (a diferencia de 1807, que es una continuación de la campaña de 1806), sino contra Austria en solitario. A pesar de la victoria, o precisamente por su carácter pírrico, el prestigio político de Napoleón ha sido golpeado en 1809. No es casualidad que inmediatamente después, en 1810, el Zar empiece a boicotear abiertamente el Bloqueo Continental... El declive ya ha empezado.
¡Un cordial saludo!
P.S.: Aunque siempre es un placer debatir contigo, estimado Lutzow, es una pena que lo hagamos tanto en este hilo, porque dentro de poco todo este intercambio estará sumergido...