Operacion Chavin de Huantar
Publicado: 17 May 2006
Asalto del MRTA
El 17 de diciembre de 1996 se celebra una fiesta en la casa del embajador japones en Lima, Peru, con motivo del natalicio del emperador. A la fiesta asisten más de 500 invitados de alto estanding; ministros, embajadores, oficiales, hombres de negocios; incluso el presidente Fujimori esta entre los invitados, aunque finalmente no acudio al evento.Son las 8 p.m. En la zona llega una ambulancia que aparca en el jadín de la Oficina de Cooperación Alemana con Perú. Del vehiculo saltan 14 miembros del grupo armado MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), van armados con fusiles AKM, explosivos, granadas, pistolas y un RPG con varias granadas; reducen al guarda de la finca y colocan explosivos en la pared contigua que da a la casa del embajador. Tras explosionar, los guerrilleros irrumpen obligando a los invitados arrojarse al suelo. Tres asaltantes se dirigen a la puerta para evitar el escape de rehenes, se sorprenden cuando ven el panorama; las fuerzas de segridad de la embajada han creido que las explosiones se han dado fuera y han cerrado las puertas. Cuando finalmente descubren su error, ya es demasiado tarde, los asaltantes se encuentran en el interior, y tras un tiroteo de 10 minutos las fuerzas policiales y de seguridad cesan en su intento de irrumpir para evitar una matanza entre rehenes. El asalto, que ha durado 30 min. ha burlado todas las medidas de seguridad y se han echo con más de 600 rehenes.
Negociaciones y espera
Pronto las autoridades se disponen para la negociación. Los guerrilleros exigen la liberación de 440 de sus camaradas. Conscientes del dificil manejo de tantos rehenes; los integrantes del MRTA sueltan a mujeres y niños, posteriormente criados y camareros, todos en pequeños grupos. Al amanecer del dia siguiente, son 379 los rehenes en poder de los guerrilleros. Posteriormente liberan a más rehenes en dias sucesivos, finalmente en enero de 1997 son 72 los rehenes del grupo asaltante. Se nombra una comisión de garantes para negociar con los "emerretistas". Las negociaciones son un diálogo de sordos; el MRTA se muestra inflexible en sus exigencias, rechazando cualquier solución intermedia como su expatriación a un tercer país, Cuba y República Dominicana aceptan acojerlos, pero Néstor Cerpa, lider del comando "emerretista" y del MRTA no lo acepta por no contemplar la liberacion de sus compañeros presos.
Preparando la acción
El gobierno también se negó a una solución global del conflicto, tanto la suelta de presos como aprovechar la ocasión para iniciar unos dialogos, amnistiando a los presos a cambio del abandono de las armas. Paralelamente a las negociaciones las autoridades planean un asalto; 140 hombres de las Fuerzas Armadas son escogidos para formar un comando, todos veteranos en la lucha contra guerrillas como Sendero Luminoso o el MRTA. Se entrenan con una maqueta del recinto para estudiar el asalto. Mientras, las autoridades abastecen de comida y entretenimiento a los ocupantes de la embajada; entre los los juegos de mesa y demás objetos introducidos en la mansión se colocan microfonos; desde el exterior más aparatos de escucha y vigilancia; camaras, termógrafos, visión nocturna, etc... Pero el mayor exito de la inteligencia peruana es conseguir introducir un telefono movil oculto en un juego de Otelo que caeria ne manos de uno de los rehenes, un almirante que a partir de entonces se conoceria como "Promo". El principal escollo es irrumpir por sorpresa en el recinto, reduciendo el tiempo de respuesta de los secuestradores, para evitar represalias en los rehenes. Para tal cometido se aprueba un asalto mediante la construcción de tuneles. Para ocultar el ruido de las obras, la policia atosiga a los sitiados con marchas militares a traves de potentes altavoces; se organizan despliegues para mantener inquietos y distraer a los guerrilleros que contestan con fuego esporadico de sus armas. Sin embargo, el éxito es relativo; los “emerretistas” denuncia la construcción de tuneles, incomprensiblemente, antes sus dudas no actuan tajantemente; si en verdad temieron un asalto subterraneo actuaron irresponsablemente no tomando medidas oportunas. Ante su pasividad tras estas acusaciones, se sigue con el operativo. Se hace llegar a los rehenes ropas de color claro, de parte de sus “familiares”, el objetivo era diferenciarlos claramente de los secuestradores.
El 17 de diciembre de 1996 se celebra una fiesta en la casa del embajador japones en Lima, Peru, con motivo del natalicio del emperador. A la fiesta asisten más de 500 invitados de alto estanding; ministros, embajadores, oficiales, hombres de negocios; incluso el presidente Fujimori esta entre los invitados, aunque finalmente no acudio al evento.Son las 8 p.m. En la zona llega una ambulancia que aparca en el jadín de la Oficina de Cooperación Alemana con Perú. Del vehiculo saltan 14 miembros del grupo armado MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), van armados con fusiles AKM, explosivos, granadas, pistolas y un RPG con varias granadas; reducen al guarda de la finca y colocan explosivos en la pared contigua que da a la casa del embajador. Tras explosionar, los guerrilleros irrumpen obligando a los invitados arrojarse al suelo. Tres asaltantes se dirigen a la puerta para evitar el escape de rehenes, se sorprenden cuando ven el panorama; las fuerzas de segridad de la embajada han creido que las explosiones se han dado fuera y han cerrado las puertas. Cuando finalmente descubren su error, ya es demasiado tarde, los asaltantes se encuentran en el interior, y tras un tiroteo de 10 minutos las fuerzas policiales y de seguridad cesan en su intento de irrumpir para evitar una matanza entre rehenes. El asalto, que ha durado 30 min. ha burlado todas las medidas de seguridad y se han echo con más de 600 rehenes.
Negociaciones y espera
Pronto las autoridades se disponen para la negociación. Los guerrilleros exigen la liberación de 440 de sus camaradas. Conscientes del dificil manejo de tantos rehenes; los integrantes del MRTA sueltan a mujeres y niños, posteriormente criados y camareros, todos en pequeños grupos. Al amanecer del dia siguiente, son 379 los rehenes en poder de los guerrilleros. Posteriormente liberan a más rehenes en dias sucesivos, finalmente en enero de 1997 son 72 los rehenes del grupo asaltante. Se nombra una comisión de garantes para negociar con los "emerretistas". Las negociaciones son un diálogo de sordos; el MRTA se muestra inflexible en sus exigencias, rechazando cualquier solución intermedia como su expatriación a un tercer país, Cuba y República Dominicana aceptan acojerlos, pero Néstor Cerpa, lider del comando "emerretista" y del MRTA no lo acepta por no contemplar la liberacion de sus compañeros presos.
Preparando la acción
El gobierno también se negó a una solución global del conflicto, tanto la suelta de presos como aprovechar la ocasión para iniciar unos dialogos, amnistiando a los presos a cambio del abandono de las armas. Paralelamente a las negociaciones las autoridades planean un asalto; 140 hombres de las Fuerzas Armadas son escogidos para formar un comando, todos veteranos en la lucha contra guerrillas como Sendero Luminoso o el MRTA. Se entrenan con una maqueta del recinto para estudiar el asalto. Mientras, las autoridades abastecen de comida y entretenimiento a los ocupantes de la embajada; entre los los juegos de mesa y demás objetos introducidos en la mansión se colocan microfonos; desde el exterior más aparatos de escucha y vigilancia; camaras, termógrafos, visión nocturna, etc... Pero el mayor exito de la inteligencia peruana es conseguir introducir un telefono movil oculto en un juego de Otelo que caeria ne manos de uno de los rehenes, un almirante que a partir de entonces se conoceria como "Promo". El principal escollo es irrumpir por sorpresa en el recinto, reduciendo el tiempo de respuesta de los secuestradores, para evitar represalias en los rehenes. Para tal cometido se aprueba un asalto mediante la construcción de tuneles. Para ocultar el ruido de las obras, la policia atosiga a los sitiados con marchas militares a traves de potentes altavoces; se organizan despliegues para mantener inquietos y distraer a los guerrilleros que contestan con fuego esporadico de sus armas. Sin embargo, el éxito es relativo; los “emerretistas” denuncia la construcción de tuneles, incomprensiblemente, antes sus dudas no actuan tajantemente; si en verdad temieron un asalto subterraneo actuaron irresponsablemente no tomando medidas oportunas. Ante su pasividad tras estas acusaciones, se sigue con el operativo. Se hace llegar a los rehenes ropas de color claro, de parte de sus “familiares”, el objetivo era diferenciarlos claramente de los secuestradores.