Una muerte en Marruecos
La guerra de Marruecos, de la que este año 2017 se cumple el 90 aniversario de su final en 1927, está llena de sucesos trágicos y heroicos que, en gran parte, marcaron el devenir histórico de la España contemporánea. Además de los muchos soldados anónimos que cayeron defendiendo las posiciones españolas en el Norte de África, el Rif fue escenario del ascenso de gran cantidad de militares, llamados “africanistas” precisamente por haber realizado sus méritos y ascensos en este territorio, muchos de los cuales protagonizaron la vida política de la España de los años 20, y 30.
Aquí dejamos y recuperamos la vida y la muerte de uno de ellos, el Coronel Benigno Fiscer Tornero, cuya temprana muerte empañó un futuro, quizá incierto, en la agitada vida política española de inicios de siglo XX.
1) Introducción; la cuestión africana
El poblamiento y el interés español en el norte africano y en la zona de Marruecos vienen de lejos, y se remonta a los propios orígenes de la moderna historia española. Es en el contexto de los inicios del colonialismo, en los siglos XV y XVI, cuando dos de las grandes potencias de la época, Castilla y Portugal, inician su interés y expansión en el continente africano, tomando los castellanos fundamentalmente las posiciones de Melilla (1497) y el Orán (1509) , y los portugueses las plazas de Ceuta (1415, que en 1580 pasa a España), o Tánger (1471).
Con el paso de los siglos, la ambición imperialista española no solo se mantiene, si no que se incrementa, especialmente durante el siglo XIX, en que las potencias europeas se lanzan a la conquista africana y al inicio del imperialismo europeo en la zona, que en el caso español arranca en la llamada “guerra africana” de 1859-1860 cuando, como afirma Emilio Marín Ferrer , el Presidente Leopoldo O´Donnell, inicia una política expansionista en África para recuperar el esplendor del viejo imperio español, exigiendo a Marruecos la ampliación territorial de Ceuta, que dio lugar al primer conflicto bélico marroquí.
Sin embargo, lo que no se pudo conseguir con la fuerza armada, lo consiguió, ya en el siglo XX, la diplomacia de las potencias europeas que, inmersas ya en la carrera imperial, se expanden por el norte africano, obligando a firmar un acuerdo internacional que supondrá el inicio de un doble protectorado hispano-francés en Marruecos, la conocida como “Conferencia de Algeciras” de enero-abril de 1906, como afirman José Ignacio Muro Morales, Francesc Nadal Piqué, y Luis Urteaga González .
La Conferencia de Algeciras desemboca, como describe José Crespo Redondo , en el Tratado de Fez del 30 de marzo de 1912 y el Tratado Hispano-Francés del 27 de noviembre de 1912, los cuales conducen al reconocimiento de la soberanía española en el Norte de Marruecos (con las comandancias de Ceuta, Melilla, y Larache).
Desde ese mismo momento, la población nativa del norte de Marruecos, inicia un levantamiento general contra la presencia hispano-francesa el 12 de abril de 1912 con una insurrección en Fez, y que concluye, como afirma Antonio Atienza , tras la masacre rifeña contra los soldados españoles en Annual en 1921, con la proclamación de la “República del Rif” con capital en Axdir bajo el mando de Abd el-Krim, máximo líder rifeño contra los españoles.
2) Benigno Fiscer y la ofensiva española en el Rif
Cuando en septiembre de 1923 el General Miguel Primo de Rivera da un golpe de estado y toma el poder, la situación en Marruecos es muy tensa; el ejército rifeño controlaba ya mucho terreno y su líder era conocido y respetado en todo Marruecos.
Además, como describe Gustau Nerín , y debido a la presión rifeña, el general Primo de Rivera se vio obligado a lo largo de 1924 a replegarse a la costa, de forma que para 1925 apenas quedaban en manos españolas las zonas de Larache, Ceuta, Melilla y Nador, así como la capital del Protectorado, Tetuán.
Sin embargo, la situación mejoraría cuando se celebra en Madrid en julio de 1925 la “Conferencia Hispano-Francesa”. Ello dio como resultado una ofensiva hispano-francesa dirigida por el General Francisco Gómez-Jordana, el “Desembarco de Alhucemas”, el 8 de septiembre de 1925, un éxito total que fue aprovechado, como afirma Tuñón de Lara , por el General Primo de Rivera para promocionar su imagen.
Con solamente 16 bajas, se consiguió tomar la costa y de ahí la capital rifeña, Axdir, obligando a los rifeños a replegarse al interior, y consiguiendo a lo largo de 1926, como señala Crespo Redondo, casi todos los objetivos militares; la rendición de Abd el-Krim (27 de mayo de 1926), la toma de Xauen (10 de agosto de 1926), y el fin de la rebelión rifeña (julio de 1927).
Es en este contexto bélico cuando sobresalen los llamados “militares africanistas”, todo un conjunto de futuros generales y coroneles que se curtieron militarmente durante la guerra rifeña, como el propio Francisco Franco, Emilio Mola, José Sanjurjo, Manuel Goded, Miguel Cabanellas, o el futuro Coronel Benigno Fiscer que, por méritos propios, entró con honores en el panteón del mérito militar.
Benigno Fiscer Tornero, nació el 22 de diciembre de 1883 en la localidad de Vitoria , siendo hermano de Mauricio (que llegaría a ser Coronel de Infantería ), y Dolores (que llegaría a ser Jefe de Negociado del Cuerpo Especial de Prisiones entre 1940-1960 ).
Con 17 años, Benigno ingresa en el servicio militar el 30 de agosto de 1900. Dada su brillante carrera y su talento militar, Fiscer ascendió rápidamente a Teniente, ingresando en las Fuerzas Regulares (el cuerpo más entregado en Marruecos, creadas el 30 de Junio de 1911 en Melilla), y dirigidas por el Teniente Coronel Dámaso Berenguer. De ahí, por su brillante hoja de servicio en la guerra rifeña, Fiscer fue ascendiendo a Capitán y Comandante por sus actuaciones ejemplares al frente de algunos de los sucesos más destacados de la guerra rifeña.
Concretamente, Fiscer tomo parte de algunas operaciones destacadas contra los rifeños, tales como la “acción del Biut” . Por esta acción, entendemos que se refiere a la “Toma del Biutz”, ocurrida, como recoge Antonio Atienza , el 29 de junio de 1916. El Biutz era un poblado del norte rifeño, junto a Ceuta, rodeado por las colinas Loma de las Trincheras, Hafa el Hamra, Seriya y Ain Yir que, en aquellos años, era una zona de bandolerismo y foco de resistencia rifeña. Para ello, Gómez Jordana ideó una operación militar para ocuparlo, liderada por él mismo, Milans del Bosch, y Miguel Cabanellas.
En dicha operación, como cuentan Atienza y García de Pruneda además de Fiscer, participó junto a éste un entonces muy joven Capitán de la III Compañía del II Tabor de las Fuerzas Regulares de Melilla, Francisco Franco, que en la Loma de las Trincheras es herido de un balazo que casi lo mata. A pesar de ello, la brillante actuación de Fiscer, Jordana, Milans o Franco condujo a la pacificación y al control de la zona, valiéndole a Fiscer su ascenso a Comandante.
Posteriormente, Fiscer participa en otras acciones de forma sobresaliente, como la toma de Beni Arós en 1919-1920, que le valió nuevamente un ascenso, en este caso a Teniente Coronel. Sin embargo, a partir del Desastre de Annual de 1921, el ejército rifeño de Abd el-Krim toma la iniciativa y, ya en el poder, el General Primo de Rivera planifica un abandono y retirada progresiva de las tropas españolas.
Una de estas acciones, realizada a toda prisa por el avance rifeño, supuso a pesar de lo penoso de la situación, todo un éxito en esta campaña rifeña, y fue otro de los motivos de acción destaca de Benigno Fiscer, la retirada de Xauen. Realizada el 15 de noviembre de 1924, tenía como objetivo retirarse del interior de Marruecos ante la ofensiva rifeña. En la retirada de Xauen participaron, nuevamente, de forma conjunta el Teniente Coronel Fiscer y el ya entonces Teniente Coronel Francisco Franco, que cubría con la Legión de la que era Jefe en aquel momento, la retaguardia española ante el asedio rifeño.
Tras varias semanas de duros ataques, y numerosas bajas, finalmente consiguen llegar a Tetuán donde, el 13 de diciembre de 1924 fueron recibidos y arengados por el General Primo de Rivera. Por su brillante acción en Xauen, Fiscer volvió a ser ascendido, en este caso a Coronel. En 1925, tiene lugar el Desembarco de Alhucemas, ocurrido el 8 de septiembre de 1925 y en la cual también participa el Coronel Fiscer, además del Coronel Francisco Franco, Sanjurjo, Muñoz Grandes, Varela o Goded.
El Desembarco de Alhucemas proporciono una cabeza de puente al ejército español y abrió el camino para la toma de la capital rifeña, Axdir, que cayó en manos españolas el 2 de octubre de 1925 gracias, como señala Atienza , a la acción del Coronel Fiscer quien previamente se había encargado de ocupar, al mando de los Regulares de Tetuán, el 1 de octubre el Monte Amekrán.
Gracias a sus valientes acciones en Xauen y en Alhucemas, el Coronel Fiscer fue recompensado, como vimos, con su ascenso a Coronel, y además, como queda reflejado en el periódico “La Unión Ilustrada” , fue condecorado en Ceuta en febrero de 1926, con la Medalla Militar por su heroico comportamiento.
Con el éxito de Alhucemas, y la toma de Axdir, el resto del año 1926 fue dedicado por el ejército español a la reconquista del resto del Marruecos español. En ese duro camino de reconquista y pacificación total del Marruecos español a lo largo de 1925, y 1926, numerosos comandantes, y coroneles cayeron heridos o muertos, como fue el caso, tal y como afirma Manuel Aznar , del Comandante Agustín Muñoz Grandes (30 de septiembre de 1925) o del Coronel Benigno Fiscer (10 de mayo de 1926).
Con Axdir ya caído y Abd el-Krim en retirada, el ejército español se dedicó, desde Axdir y Alhucemas, a la reconquista del interior de Marruecos. En ese empeño llegaron los Regulares y Legionarios de Varela y Fiscer a la Loma de los Morabos, unas cimas montañosas cercanas a Axdir, donde los rifeños endurecieron el combate y presentaron batalla el día 10 de mayo de 1926.
Una vez más, Fiscer compartiría batalla con otros personajes destacado de la futura España, en este caso el Teniente Coronel José Enrique Varela, y el Coronel Emilio Mola.
Sobre la Batalla de la Loma de los Morabos hace una descripción Tomas García Figueras para la “Revista de tropas coloniales” en 1926 quien afirma que, a pesar del avance español, Abd el-Krim siguió presentando resistencia, para lo cual, el día 8 de mayo de 1926, se inician las operaciones militares para la toma de la meseta de Asgar y la Loma de los Morabos (cerro sagrado rifeño, de gran valor religioso y estratégico para la resistencia rifeña), donde éstos estaban fuertemente atrincherados y armados.
Para la toma de Los Morabos se formaron cuatro columnas; derecha (Coronel Fiscer), centro (Coronel Balmes), izquierda (Coronel Mola) y reserva (General Dolla), todas ellas bajo el mando del general Castro Girona, Comandante General de Melilla, y con fuerzas de Regulares y del Tercio y unos 25.000 hombres.
Según Atienza y la crónica de “La Nación” , los regulares y legionarios asaltan la loma el día 10 de mayo, estando a la vanguardia los Regulares del Coronel Fiscer cuya columna, avanzando por la parte alta, es la primera en establecer contacto con el enemigo, siendo frenados por los rifeños, que no cedieron pese al fuego de la artillería y la aviación española.
Finalmente Varela (probablemente en ese momento Fiscer ya habría caído herido), a la cabeza de los Regulares y del Tercio, asalta las posiciones enemigas rifeñas haciéndolas retroceder, siendo los Regulares de Fiscer quienes coronaron la cima de Los Morabos tras varias horas de intenso combate. La caída de Los Morabos, y previamente la de Axdir, supusieron el toque definitivo para la resistencia rifeña, que quedó definitivamente rota y que se saldó con la rendición, 17 días después, del máximo líder rifeño, Abd el-Krim, y la toma de Xauen en agosto.
El Combate de Los Morabos se saldó con numerosos muertos rifeños, y 12 oficiales y 115 soldados de tropa de los Regulares de Tetuán caídos en el combate, entre ellos el Coronel Fiscer, herido de un balazo en el pecho. A pesar de que Fiscer puso ser trasladado al Hospital Central de Ceuta, sus heridas revestían seria gravedad, muriendo a consecuencia de ellas el 24 de mayo de 1926.
La muerte de Benigno Fiscer Tornero causó honda impresión e impacto entre los altos mandos y la tropa. No había muerto uno más, si no uno de los más brillantes y destacados militares españoles y un auténtico héroe de guerra en Marruecos. Durante toda la noche de su muerte, su cuerpo fue velado por los jefes y oficiales Regulares de Ceuta, y dos días después, el 26 de mayo de 1926, Fiscer fue enterrado con honores militares en el Panteón de los Regulares del Cementerio de Santa Catalina de Ceuta. El impacto y la reacción de su muerte fue importante, y a su entierro acudieron los Generales Dámaso Berenguer, José Sanjurjo y Manuel Goded, máximas autoridades, por la estrecha amistad que les unía con el fallecido.
Su funeral y entierro, según cuenta El Sol , fue una impresionante manifestación de duelo público. Su féretro iba envuelto con la bandera nacional española, y fue colocado sobre un armón de artillería a hombros de 6 coroneles del ejército español, cubierto por coronas fúnebres, más otras con los colores nacionales lanzadas por aeroplanos de Tetuán.
La presidencia del duelo estaba constituida por el General Berenguer, el Obispo de Cádiz Marcial López, los jefes de la Marina de guerra, el alcalde de la ciudad, y el Capitán de Infantería Mauricio Fiscer, su hermano, y daban la guardia de honor, los Regulares de Tetuán y Legionarios. Una vez en el cementerio, el féretro fue enterrado, realizándose las salvas correspondientes, y en Vitoria, su ciudad natal, se celebraron funerales por su alma tres días después. Además, por si fuera poco honor, el propio Gobierno del General Primo de Rivera, emitió una noticia oficial el día 24 de mayo, en la cual emitía un sentimiento de dolor por la muerte del Coronel Fiscer, al cual definió como;
“…modesto, culto, inteligente y bravo, el Coronel Fiscer deja entre sus compañeros de armas, un recuerdo imperecedero de exaltado patriota y buen camarada, al que el Gobierno no puede ser ajeno”.
Posteriormente, se nombró en su honor el Acuartelamiento Coronel Fiscer de Ceuta para los Regulares de Tetuán Nº1. La brillante trayectoria y carrera militar de Fiscer, solo empañada por su temprana muerte, nos hace reflexionar acerca de la similitud de sus ideas y de su carrera con otros destacados coroneles y generales de la época, como Mola, Varela o el mismo Francisco Franco, cuyas trayectorias hasta 1926 fueron similares, y del más que posible futuro político y militar de Fiscer.
La amistad y camaradería de armas de Fiscer con los más destacados jefes militares de la España de los años 20 y 30, y su unión personal y alto sentido del patriotismo español hacen pensar en una más que posible participación de Fiscer en el siguiente conflicto que desangró a España, la guerra civil, en la que participaron al mando del bando nacional casi todo los compañeros de armas de Fiscer en Marruecos, y al que más que seguramente se habría unido el coronel vitoriano de no haber sido por su temprana muerte en Marruecos.
Quizá por eso, por la fama y el tributo que recibieron sus compañeros de armas durante y después de la guerra civil española, la memoria y el recuerdo de Fiscer no han perdurado en el recuerdo con tanta claridad como la de otros, pero no por ello es menos digna de recuerdo.
Publicado por Guillermo Fiscer en Historia de Iberia Vieja, número 141 marzo de 2017.
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