Raimundo de Sotto y Langton

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia siempre dentro de un contexto militar.

Moderador: Hans Joachim Marseille

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laguno
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Raimundo de Sotto y Langton

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Esta es la muy breve biografía de un Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos Españoles que en su día luchó por la independencia de la Patria


La España en la que vivió Raimundo era la que surgió del Tratado de Utrecht - Rastadt (1713 - 1714), por los cuales la Casa de Borbón se hacía con el Trono de España en la persona de Felipe V, iniciándose a partir de entonces una influencia destacada de Francia en la política española, la cual se reforzó en cuanto a política exterior con la firma de los Pactos de Familia de 1733 y 1743.

Este cambio de política y casa reinante trajo consigo un incremento del Absolutismo Real, siendo el centralismo una de sus más importantes características, además de que con este nuevo régimen se introdujeron en España las ideas de La Ilustración. Así, Ministros como Ensenada, Patiño y Eslava se encargaron de acometer la reforma del Ejército y de la Marina, tanto militar como comercial, procurando dar a entender que “…debía procurarse la paz, demostrando no temer a la continuación de la guerra; era bueno significar apego a la quietud,siempre que la dignidad y la justicia la trajeran.”

La ideas del la Ilustración, representado por el Despotismo Ilustrado, trajeron grandes beneficios a la nación, sobre todo en los últimos años del reinado de Fernando VI y todo el de Carlos III. De esta manera, Ministros como Aranda, Grimaldi, Esquilache, Aranda, Floridablanca y Campomanes, supieron y fueron capaces de canalizar las fuerzas y recursos económicos de la nación para fomentar su desarrollo y crecimiento e intentar transformar a la sociedad, para introducirla así en la corriente en que se movía el resto de la Europa Occidental y Central. A veces lo consiguieron y a veces no –recordemos el famosos Motín de Esquilache-

En lo que se refiere a la política exterior, firmó España en 1761 un nuevo Pacto de Familia, lo cual tuvo como consecuencias la intervención en la Guerra de los Siete Años (1756 - 1763) primero y después en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica (1776) que le enfrentó a Ingleterra y donde destacó sobremanera la inmensa figura de Don Bernarda de Gálvez, a quienes los norteamericanos rindieron homenaje dándole su nombre a una ciudad en La Florida: Galveztown. Esta guerra finalizó de forma definitiva con la llamada Paz de Versalles, por la cual España se quedaba con la península de Florida, la colonia de Sacramento y recuperaba la isla de Menorca, perdida tras los tratados de Utrecht.
Durante el reinado de Carlos III se promulgaron dos importantes decretos: por un lado se procedió a la expulsión de los Jesuitas (1767) y por otro se permitió la libertad de comercio de cualquier puerto español con América -hasta entonces privilegio de Cádiz- en 1778.

1788 asistió a la muerte de Carlos III, sentándose en el trono español Carlos IV, comenzando a partir de ese momento la decadencia de España y su pase a ser una marioneta de los intereses de Francia, pues el poder efectivo pasó a ejercerlo un favorito de la Reina María Luisa, pues ésta encumbró a lo mas alto del poder a Manuel Godoy y Álvarez de Faria, cuya privanza fue un completo desastre para España, pues firmó en 1796 unos pactos con la joven República Francesa por los cuales entramos en guerra con Inglaterra, siendo en el enfrentamiento que con los piratas ingleses mandados por el Almirante Nelson tuvimos en Trafalgar en 1805, donde España perdió definitivamente su poder naval, ayudada en gran parte por la ineptitud de los mandos franceses que tenían el mando de la flota hispano - francesa que se enfrentó a los piratas. Así mismo, gracias a estos pactos firmados por Godoy tuvimos un enfrentamiento con Portugal en la llamada Guerra de las Naranjas, la cual se insertaba dentro del enfrentamiento que mantenían Francia e Inglaterra.

Debido a la invasión napoleónica de España y el descontento que entre la población había fue Godoy hecho prisionero y desterrado a Francia junto con los Reyes Carlos y Maria Luisa.

Sobre la invasión francesa solo se puede hablar de horror y crímenes cometidos por las tropas de ese país, donde no escatimaron en ejecuciones, represión y, además, pusieron a un nuevo Rey: José I Bonaparte, hermano de Napoleón. Por su parte el pueblo español respondió como un solo hombre, siendo capaces de expulsar del suelo patrio al más poderoso ejército de la época, para lo cual contaron con figuras de la talla de Castaños, Daoiz y Velarde, Juan Martín “el Empecinado”, Álvarez de Castro, Agustina de Aragón y la nación española en su conjunto. Pero no olvidemos que los franceses entraron tan fácilmente en España gracias a que Godoy firmó en 1807 el llamado Tratado de Fontainebleau, por el cual dejaba paso franco a los galos por España, supuestamente camino de Portugal.

Tras la invasión y final de la guerra accedió al trono el más nefasto y dañino Monarca que en España haya habido desde que hay reyes: Fernando VII, bajo cuyo reinado se atenazó a la Nación con el más férreo de los absolutismos y la censura total cubrió el solar patrio, pues tras la abolición de la Constitución de Cádiz de 1812, y tras varios periodos de sucesos políticos tales como insurrecciones como la de Riego y el llamado Trienio Liberal, que volvieron a instaurar la Constitución de 1812, cortada de raíz gracias a que por el Congreso de Verona de 1822, las potencias europeas de la Santa Alianza enviaron un ejército francés -los Cien Mil Hijos de San Luis- que puso fin al Gobierno Liberal que tuvo como consecuencia la instauración de un régimen de terror político que duró aproximadamente una década, conocida como Década Ominosa. Pero eso ya no la vivió Raimundo, porque falleció en 1823.

Tras conocer el marco histórico en el que se desarrolló la vida de Raimundo, comenzaremos su biografía diciendo que vino al mundo en Cádiz, el 1 de Enero de 1759, siendo bautizado por el Presbítero Don Gerónimo de Herrera, cura propio de la Catedral y fueron sus padrinos Nicolás Langton, su abuelo, y Lorenzo Carew, su bisbuelo. Se le puso por nombres Raimundo, Manuel, María.

Se crió en Cádiz, donde estuvo viviendo hasta que entró de seminarista en el Real de Nobles de Madrid, donde cursó estudios, entre otras materias, de latín y matemáticas (4), hasta que por Real Gracia y dispensándosele la edad, el 22 de Noviembre de 1771 empezó a servir al Rey como Cadete en el Regimiento de las Guardias Españolas, siendo su prueba de fuego como militar cuando se hallaba de guardia en La Línea el día que se inició el bloqueo de Gibraltar durante la guerra contra Inglaterra (8/9/1779 - 13/2/1783).
El 18 de Febrero de 1784 fue promovido al empleo de Alférez de Fusileros y hallándose de guarnición en Barcelona pasó a Granaderos el 17 de Agosto de 1787. En esta época tenía fijada su residencia en la plazuela de Santa Clara de Madrid, donde vivió su familia al menos hasta 1815.

Habiendo fallecido su padre, pidió y obtuvo licencia para desplazarse a Cádiz, donde recibió Real Carta con la sucesión del título de conde de Clonard, a la vez que, junto a los demás títulos de la ciudad, juró fidelidad a Manuel Godoy, el titulado Príncipe de la Paz.

El 17 de Diciembre de 1788 se casa con Maria Ramona ab Ach y Casaviella -hija del Teniente Coronel del Regimiento de Guardias Suizas de “San Gall Dunant”-, que portaba el título de Marquesa de la Granada. Para llevar acabo dicho matrimonio debió primero contar, primero, con el permiso del Ejército y, segundo, con el de sus padres, el cual se formalizó en Madrid y ante el Escribano Carlos Pérez Díez el 30 de Abril de 1788, siendo testigos Domingo Dávila, José Fernández y Gerónimo Bravo, todos residentes en Madrid.

El 12 de Febrero de 1789 se le promueve a Segundo Teniente, y declarada la guerra a Francia como consecuencia de la Revolución, marcha a la frontera con el 6º Batallón de su Regimiento, en la Compañía de Granaderos, en la que como dijimos era 2º Teniente, desde el 5 de Marzo de 1792, entrando en territorio republicano el 16 de Abril del año siguiente por los pueblos de San Lorenzo de Cerdás y Argelés con la 1ª División, la cual mandaba el General Don Antonio Ricardos.

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By delaguno at 2012-04-01
Bandera Coronela de la Reales Guardias Españolas


"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: Raimundo de Sotto y Langton

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By delaguno at 2012-02-16

Escudo de Raimundo de Sotto y Langton


Una vez en Francia se halló en el ataque y toma del puente de Ceret y el 19 persiguió, junto a 50 granaderos a su mando, a los enemigos que se batían en retirada por la parte de Morelles hacia el río, donde pereció la mayor parte ahogada como consecuencia del fuego efectuado por los nuestros. También, ya como Segundo Teniente de Granaderos, asistió con su Compañía al Coll del Portell, para mantener hábil la apertura del camino que les condujo hasta el castillo de Belle Garde y atacarlo.

El 29 de Mayo asistió, junto con todos los Batallones de su Regimiento, y a las órdenes del Duque de Osuna, a la batalla de Mas Deu, y concluida la cual tras varias horas de duros combates, acamparon en el lugar denominado Boulou, donde el día 4 de Junio y por los méritos contraídos es ascendido a Primer Teniente de Fusileros de las Guardias Reales, siendo sus primeras acciones con este grado dirigir los equipos que en la zona de Perthús abrieron trincheras durante la madrugada del 15 al 16 de Junio. Después y bajo el mando del Mariscal de Campo Don Jose Luis Urrutia, le fue encomendada la misión de que con cien granaderos y cincuenta cazadores ocupase el puente y la carretera que a Perpiñán conducía a la vez que otros soldados españoles les cortaban el agua a los perpiñanenses. Estuvo Raimundo con sus hombres sosteniendo un intenso fuego de fusilería con el enemigo, obligándoles a retirarse. Gracias a esta acción y a algunas otras mas, la Autoridad consideró que debía ser premiado con un ascenso y, así, fue promovido al empleo de Comandante de la 6ª Compañía de Cazadores del Regimiento de Guardias Reales.

Al mes siguiente, día 17, se halló participando en un ataque a las baterías enemigas y el 10 de Agosto en la vanguardia que dirigía el Coronel Don Francisco Solano, fue destinado con su Compañía a la cabeza de la columna para apoderarse y desalojar de sus posiciones a los republicanos que atacaban la villa de Millás, consiguiendo tomar el dicho enclave y clavar sus banderas y aunque al amanecer del siguiente día fue sorprendido por una avalancha de franceses, recibiendo dos heridas, sostuvo el embate con su Compañía aguantando a pie firme e hizo que se despeñara un obús que le había tomado días antes al enemigo y que estos querían recuperar, aunque el motivo de deshacerse de él era que el camino se había vuelto impracticable y les iba a crear problemas tanto el llevárselo con ellos como el dejarlo en manos del enemigo.
Ya en Septiembre, el día 22, y junto al Duque de Osuna, se halló en la tala de árboles y defensa de trincheras que precedió a la batalla de Trillás y, encargado de cubrir el flanco izquierdo de los Batallones de las Guardias Reales, estuvo persiguiendo al enemigo hasta mas de las nueve de la noche, consiguiendo apoderarse de las alturas que aquellos ocupaban en Santa Coloma de la Encomienda, a la vez que con un vivísimo fuego de fusilería obligó a salir huyendo a las tropas irregulares enemigas.

Participó posteriormente en los honrosos hechos de acciones posteriores. El 2 de Diciembre y mandando cuatrocientos hombres, protagonizó un falso ataque a las alturas de Tres Serras para el siguiente día 9 protagonizar otro igual a la ermita de Sant Lluc. De esta manera finó el año, cumpliendo con gran celo cuantas órdenes se le dieron.

Desde primeros de 1794 su Coronel, el Duque de Osuna, le destinó a gestionar los asuntos mecánicos de su Regimiento, trabajo que desempeñó con gran eficacia y profesionalidad, lo que le valió ser felicitado por la Superioridad, pero ardiendo en deseos por volver al frente, y como consecuencias de los excelentes servicios prestados al Ejército y la ejemplar obediencia a sus mandos mostrada, el 4 de Septiembre de 1795 es promovido al empleo de Coronel.

El 10 de Julio de 1800 fue promovido al empleo de Capitán de Fusileros del 5º Batallón, siendo destinado al Ejército que operaba contra Portugal, compartiendo la campaña con su célebre amigo el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Don Mariano Álvarez de Castro, Héroe Nacional, de inmortal memoria y Gloria de la Patria, que fue asesinado por la canalla francesa por culpa de su heroísmo y patriotismo cuando defendió a Gerona de los fieros
embates de la hez gabacha durante la Guerra de la Independencia.

Estuvieron juntos durante toda la Campaña de Portugal, encontrándose en las de Borba y Villaviciosa entre otras, y juntos marcharon a Barcelona después de ésta hasta la invasión napoleónica del solar nacional español. Y conocida por ambos españoles la pérfida mentira del Francés, determinaron abandonar la plaza de Barcelona, cosa que hubo de hacer Álvarez de Castro solo, pues Raimundo debió posponer su marcha debido a una inoportuna indisposición hasta que, por fin, abandonó la ciudad la madrugada del 6 Noviembre de 1808, a bordo de una barca de pesca, disfrazado de pescador y acompañado por su hijo Serafín, debiendo pasar por entre los buques de registro que tenía la canalla francesa fondeados en el puerto y sus alrededores, pero gracias a Dios y a la pericia de su piloto, consiguió pasar la línea y llegar a Mataró, punto desde el cual se dirigió a Medina, donde se hallaba la vanguardia del Glorioso General Don Mariano Álvarez de Castro, su amigo. En este punto recibió orden de su Coronel, el Duque del Infantado, de poner proa a la ciudad de Cuenca, ciudad a la que llegó el 9 de Enero de 1809, incorporándose al Primer Batallón del Ejército del Centro.

Pocos días después de llegar a esta hermosa y valiente urbe de ciudadanos heroicos que había sido saqueada días antes por la chusma napoleónica y que, además, estaba aquejada de una epidemia de fiebre, fue nombrado Gobernador Político y Militar, pero a causa de que se hallaba sin recursos y sin tropa suficiente, se vio obligado a abandonarla cuando vio que una columna francesa fuertemente armada y mejor pertrechada se acercaba a la ciudad, pues veía que hacerles frente solo supondría un matadero de heroicos conquenses y una derrota ignominiosa para la Patria, de modo que, con todo el dolor de su corazón militar y patriota, salió acompañado de una población que mas parecía una procesión de espectros que una columna de personas, pero que aún en la desgracia sabían ser españoles fieles a la Patria y al Rey. Tras conducirlos con determinación y buen criterio, los puso Raimundo a buen recaudo, proporcionando alivio a los enfermos y procurando recoger y reunir a los dispersos, evitando que cayeran en las garras de los infames gabachos. Era un caballero cristiano, que al igual que sus compatriotas conquenses era fiel a la Patria y al Rey.
Tras haber cumplido estas órdenes, en el mes de Marzo fue relevado del cargo y destinado a Sevilla, donde tuvo la inmensa alegría de comprobar que cuantas providencias había dictado para la salvación de los compatriotas habían sido cumplidas y eficaces. Tras esto y después de haber rendido pleitesía al Gobierno que regía los destinos de la Patria, marchó para incorporarse a su Regimiento, y el 2 de Junio, en Moral de Calatrava y formando parte de la 3ª División, fue nombrado Comandante de la misma en el Ejército de la Andalucía, el cual era mandado por el General Venegas, con lo cual se encontró en la de Aranjuez del 5 de Agosto, donde debido a sus buenas dotes militares, acierto en las decisiones y arrojo en el combate, fue promovido al empleo de Brigadier el 12 de Agosto, cargo que aceptó con vergüenza, pues no creía ser mas digno de el que cualquiera de sus hombres.

Posteriormente estuvo en la de Almonacid, y habiéndose retirado el Ejército a la Sierra Morena, el 14 de Octubre se le confirió el mando de la vanguardia de su División y organizado nuevamente el Ejército y ocupada La Mancha con movimientos marcados por la rapidez y brillantemente ejecutados, hubo de ver como se truncaba la progresión de dicho Ejército el 19 de Noviembre, cuando mandando la 1ª Brigada fueron derrotados en Ocaña, los españoles, los cuales estaban al mando del Mariscal de Campo Don Pedro Girón.

Como los españoles se crecen en la adversidad y son más resistentes que una correa del mejor cuero, el 28 regresan a la Sierra Morena para reorganizarse y lanzarse nuevamente a la yugular de la canalla francesa, siendo destinado Raimundo, con el mando de la vanguardia, al punto conocido como Venta del Marqués, el cual se hallaba cabe al Puerto del Rey, donde con el Regimiento de Infantería ligera Velez Málaga acampó, permaneciendo defendiendo la posición hasta el 20 de Enero de 1810, día en que fue atacado por un enemigo compuesto por dieciocho mil canallas gabachos.

A pesar de la desproporcionada desventaja y secundado por el valor de los españoles mantuvo la posición, aunque viendo que al final acabaría siendo aquel punto un matadero de valientes patriotas, debió imponer su autoridad para arrancarlos de aquellas latitudes y trasladarlos a un punto mas favorable. Los españoles a regañadientes y molestos por tener que abandonar la posición y dejarla en manos de la hez francesa, realizaron una brillante retirada al mando de Raimundo, retirada que duró casi cinco horas, pues el orgullo español no permitía que aquello pareciese una retirada si no, mas bien, un cambio en la estrategia militar. El Ejército español lo componían ochocientos bravos patriotas dispuesto a dejarse la vida en el campo de batalla.

Tras la retirada llegó a Puerto del Rey, donde se unió a los Regimientos de Córdoba y Alpujarras, continuando la retirada hasta la dispersión del Ejército en las Navas de Tolosa, aunque con algunos restos de éste consiguió llegar, a través de Granada, a Motril, desde donde se dirigieron, y no sin gran peligro, hasta Huércal - Overa, localidad a la que llegaron el 3 de Febrero, integrándose en el Ejército allí congregado, para el día 20 ser destinado por el General en Jefe, Don Joaquín Blake, como 2ª Comandante de la Reserva, la cual, tomando el nombre de 3ª División, siguió todos los movimientos que el Ejército realizó por las comarcas murcianas y valencianas que atravesó.

Así, hallándose con su División en Orihuela, el 8 de Mayo recibió la orden de dirigirse con la 2ª División y en su Batallón, a Cádiz, embarcándose para ello en Cartagena el día 13 y tras numerosas vicisitudes que ralentizaron su travesía, arribó al puerto de Cádiz el siguiente 3 de Junio. A poco de desembarcar se le notifica que por Real Orden de 7 del mes anterior, ha sido nombrado Comandante del 2º Batallón, al cual se incorporó sin demora para realizar el servicio de línea tanto de Cádiz como de la vecina Isla de León.

Como hecho anecdótico de las circunstancias que ocurren durante la guerra, reseñar que el 2 de Octubre de 1811 y con motivo de una causa que se seguía contra el Teniente General del Ejército, el conde de Cartojal y contra el Ministro del Supremo Consejo de Indias, Don Cayetano de Urbina, Raimundo, a petición de la Defensa, emitió un certificado por el cual detallaba las circunstancias militares derivadas del servicio de Urbina en el 2º Batallón del Real Cuerpo de Guardias Españolas hasta la fecha.

El 12 de Noviembre es ascendido a Sargento Mayor y a Inspector de su Regimiento, realizando este servicio hasta la disolución de la Guardia Real durante las revueltas habidas en 1820. Posteriormente fue promovido al empleo de Mariscal de Campo, quedando de cuartel en Madrid el 13 de Octubre de 1814. El 3 de Diciembre de 1817 le fue concedida la Gran Cruz de la Orden Militar de San Hermenegildo. Cruces de distinción que recibió por acciones militares fueron las de la batalla de Chiclana, la acción de Aranjuez y la de Almonacid.

Hombre militar y de principios, vio con consternación los sucesos que ocurrieron con motivo de la insubordinación acontecida a primeros de Enero de 1820, no pudiendo de ninguna manera aprobar los desórdenes de las antiguas “Guardias pretorianas”, afectándole, al parecer, de tal manera, que su salud se vio afectada por ello al no poder sufrir los insultos que de aquellos sucesos recibió y por una institución a la que amó intensamente. En esta época vivía en la calle de Relatores, 16, 4º principal.

Parece ser que era un hombre serio y circunspecto, lo cual no impedía que en su momento supiese ser festivo y alegre, manifestando su carácter andaluz y gaditano. Era un hombre culto y familiar, con una esmerada educación, de aspecto y porte noble y despejado; era muy religioso y piadoso. Valiente y sereno en el fragor del combate, como si de Ares habláramos, Jefe estimado por sus soldados, obediente a sus superiores y gran caballero al decir de los que lo trataron. No profería lamentos en la tribulación, comportándose cual espartano durante las privaciones y las miserias de las campañas militares en las que fue protagonista. Parece ser que era un hombre robusto y de una excelente salud.

Buen español y buen cristiano, buen militar y buen súbdito de su Rey, son las cualidades que adornaron su figura. Entregó su alma al Altísimo el 27 de Marzo de 1823, en Madrid, siendo enterrado ese mismo día.

Fueron sus padres Miguel de Sotto Herrera y Serafina Langton Carew. Fueron sus abuelos paternos Raymundo de Sotto Arroyo y María Herrera González. Fueron sus abuelos maternos Nicholas Langton Rothe y Francisca Carew Sánchez de Silveira. Tuvo que sepamos cuatro hermanos: Lorenzo (n. 1762), Francisca, Miguel y Nicolás (n. 1764. Capitán de la Milicia Urbana) Tuvo, que sepamos, cinco hijos: Serafín, Maria Ramona, Maria Antonia, Petra y Maria de los Dolores.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: Raimundo de Sotto y Langton

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Los documentos que he usado para elaborar el artículo son los siguientes:

1- Instituto de Historia y Cultura Naval. Armada Española. Historia de la Armada Española desde la unión de los Reinos de Castilla y de Aragón. Tomo VI, página 339.

2- Gran Enciclopedia Universal Espasa - Calpe, 2004. Tomos VII y VIII

3- Hoja de servicios militares y expediente de matrimonio: Archivo General Militar de Segovia. Sección 1ª, Legajo: S - 3389, Número de Folios: 24

4- “Memorias para la biografía y para la bibliografía de la Isla de Cádiz”, Tomo II. Nicolás María de
Cambiaso y Verdes. Madrid, 1830

5- Archivo Histórico Nacional: DIVERSOS - COLECCIONES, 91, N. 41
DIVERSOS - COLECCIONES, 12, N. 958
UNIVERSIDADES, 671, Exp. 74

6- Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Nacional. Periódico “Mercurio de España”, Madrid.
Ediciones de Marzo de 1792 y Junio y Julio de 1793.

7- El escudo de armas con que se inicia su biografía corresponde a los apellidos SOTTO
(izquierda) y LANGTON (derecha) La divisa superior: “Fide et Fortitudine” es del apellido
SOTTO.

8- La bandera coronela la he sacado de internet.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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