La Confesión del General José Maceo Grajales

[Tenesor]

Los generales Antonio Maceo Grajales (El Titán de Bronce) y José Maceo Grajales (el General José) eran ambos luchadores incansamble por la independencia cubana, pero en una cosa se diferenciaban. Antonio era católico, devoto de la Virgen de la Caridad, y José era un anticlerical cerrado.

Viviendo ambos en Costa Rica entre las dos guerras, el flechazo de Cupido tocó al General José, y se decidió casar. Pero José Maceo no se quería casar por la iglesia, y decidió fugarse con su novia. Al enterarse Antonio Maceo, le cayó atras y los alcanzó antes de que hubieran podido llegar muy lejos. Al Titán no se le reviraba ni su hermano menor, y el General José tuvo que volver con su novia para casarse por la iglesia.

Había un impedimento, y era que el General José no se había confesado en años. El sacerdote que iba a celebrar las nupcias le dijo que eso no era problema, que para eso estaba él ahí para escuchar su confesión. José estaba resignado a todo menos a mentir. Y así fue que empezó por confesar lo que le pareció el pecado mayor que le atribuiría la iglesia -- haber fusilado a un cura.

El sacerdote se aterró, y le explicó que ese pecado requería facultades dadas por el obispo para ser perdonado, y que él no las tenía. El General José sacó una pistola y le dijo -- O used me da la absolución, o la próxima vez voy a tener que confesar cargarme a dos curas.

El sacerdote se puso lívido, le dio la absolución allí mismo, celebró la boda con toda la rapidez que pudo, y se excusó con el hermano mayor del novio, que por supuesto, no sabía lo que había pasado, y puso la mayor distancia posible entre su caballo y la iglesia donde por primera vez le habían sacado la absolución a punta de pistola.

Años después el General José Maceo moría en Loma de Gato, el 5 de julio de 1896. Cinco meses y dos días despues, Antonio Maceo moría en Punta Brava.