CAPITÁN ALONSO ACACIO

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia siempre dentro de un contexto militar.

Moderador: Hans Joachim Marseille

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laguno
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CAPITÁN ALONSO ACACIO

Mensaje por laguno »

Desconocemos su fecha de nacimient0 y la primera información que tenemos de él es un memorial que remitió a Su Majestad en 1664 o 1665 dice que empezó a servir en el año de 1650, en su hoja de méritos y servicios se informa que lo empezó en Cádiz, en el año de 1652, sentando plaza de soldado en la Armada del Océano desde el tres de julio de dicho año con dos escudos de ventaja y formando parte de la Compañía de D. Juan de Hoyos, una de las del Tercio de la Armada de la Guarda de la carrera de Indias, la cual estaba agregada a la dicha del Océano.

El siguiente 14 de diciembre vuelve a Cádiz, ciudad en la que permanece prestando sus servicios hasta que embarcó rumbo a Barcelona para asistir al sitio que sobre ella tenían puesto las tropas del Estado, siendo restaurado el status quo con la entrada de D. Juan José de Austria en la ciudad.

Una vez retornada la paz, emprendió viaje nuestro D. Alonso Acacio a Nueva España el 17 de abril de 1653, en uno de los barcos de la flota mandada por D. Diego de Portugal, con su plaza de soldado en la Compañía de D. Antonio de Cisneros, que era una de las del presidio de Cádiz. El Almirante de esta flota era Don Juan Castaño y estaba compuesta por quince galeones, almiranta y capitana incluidas, más la del duque de Alburquerque, que iba como Virrey de la nueva España. Portaban dichas naves en sus entrañas tres mil toneladas de mercancías y tres mil cuatrocientos veintidós quintales de azumbre, arribando al puerto de Veracruz el siguiente primero de agosto.

Una vez en la Nueva España, el Virrey duque de Alburquerque le concedió patente de Alférez de una de las Compañías que se levantaron en aquellos reinos para acudir al socorro de las Filipinas, sirviendo en dichas islas entre el veintiuno de noviembre de ese año hasta el siguiente veintiuno de enero de 1654, que tras regresar a Nueva España fue reformado y retornado a España en la flota del Océano en su empleo de Alférez.

Tras permanecer en la Península un poco tiempo, el duque de Medinaceli le concede licencia para regresar a Nueva España y llegado que fue a aquel reino, el Virrey le concedió patente de Capitán de Infantería Española de una de las Compañías del Tercio Mexicano que se levantaron para atender a la isla de Jamaica, asediada repetidamente por los piratas británicos.

Precisamente, había sido nombrado recientemente gobernador de la isla el teniente coronel Eduardo D´Oyley, quien entre otras cosas repartió patentes de corso a todo aquel que se la pedía, con el objeto de hostigar a los españoles lo máximo posible. Además, también consiguió de la corona británica, que le enviasen colonos irlandeses y escoceses, entre los cuales había bastantes delincuentes: lo ideal para ejercer la piratería en el Caribe.

Efectivamente, de inmediato pasó con su Compañía a aquella isla, donde pasó tres años y veintiocho días, hallándose en cuantas ocasiones los piratas británicos atacaron a esa isla española, como por ejemplo las tres veces que peleó contra los barcos enemigos que entraron por el Río Nuevo con el objeto de bloquear el socorro que debían recibir los españoles, peleando bravamente los nuestros y matando a bastantes de los piratas británicos, pero ocurrió que arribó a la isla el pirata Eduardo D´Oyley, con diez naves e importante copia de soldados, desembarcando en la isla, y aunque las fuerzas españolas intentaron por todos los medios impedir dicha invasión, la superioridad numérica de los piratas fue determinante y tras el combate sostenido en el lugar llamado Ocho Ríos, o Las Chorreras, el treinta de octubre de 1657, los españoles fueron derrotados, muertos algunos y hechos prisioneros otros, pudiendo el ejército español, con gran riesgo y trabajo, reorganizarse y retirarse de la isla, retornando a Nueva España pasando por Cuba.

En este encuentro desafortunado con el enemigo se distinguió nuestro D. Alonso Acacio luchando con arrojo y valor defendiendo las banderas de España.

Su valor, honradez, disciplina, eficacia, orden y conocimiento del oficio le valió el aprecio de sus superiores, como lo atestiguan las certificaciones emitidas por individuos como Don Cristobal de Isasi, Capitán General de Jamaica, o Don Pedro de Morales, Gobernador de Cuba, quienes ponderaban elogiosamente las virtudes que como militar y como persona adornaban a nuestro Don Alonso, considerándole acreedor a las mercedes que el Rey se dignase concederle.

Tras volver de la jornada jamaicana permaneció durante algún tiempo en ese Virreinato de nueva España, probablemente hasta 1664, en que fue reformado y obtuvo licencia para volver a la Península, concedida por el nuevo Virrey de Nueva España, Don Juan Francisco Leiva y de la Cerda, cuya gestión administrativa es considerada como muy negativa para el virreinato,

Una vez aquí en España, deseoso de seguir su carrera militar pero ya en puestos de mayor responsabilidad y habiéndose enterado de que estaban vacantes los puestos de la Sargentía Mayor y de una de las Compañías del presidio de Cuba, remitió memorial al Rey solicitando, en atención a sus méritos y servicios prestados, le concediese alguno de esos puestos.

La información obtenida no nos da cuenta de si alcanzó sus propósitos.

FUENTES DOCUMENTALES

Archivo Histórico Nacional, INDIFERENTE,197,N.62
Archivo Histórico Nacional, INDIFERENTE,121,N.70
Mare clausum mare liberum: la pirateria en la América española, p. 104. Pilar GONZÁLEZ DÍAZ y Lázaro de la ESCOSURA. Sevilla, 2010.


"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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