hoff escribió:Buscaglia escribió:Muy significativa gráfica, sí señor. Me la guardo.
Mucho.
La principal preocupación de la Santa era la herejía, no la brujería, que solían contemplar con bastante escepticismo, que no parece existir en los países del Norte. Aquí al lado, por ejemplo, un bestia llamado Pierre de Lancre se montó entre sesenta y ochenta ejecuciones persiguiendo brujas y las costumbres supuestamente relajadas de las esposas de los marinos que iban a Terranova. Cuando estos se enteraron, volvieron a toda vela desde allí y la misión de Lancre, al menos en San Juan de Luz parece que tuvo un final abrupto.
Saludos.
Pierre de Lancre es uno de mis ídolos. Le dediqué un artículo en Historia 16 hace muchos años. Era bobo, pero había llegado muy lejos: tutor de Pedro de Médicis, con acceso a la Corte y desde 1582 consejero del Parlamento de Burdeos
Lancre era un fanático obtuso, que creía que en un akelarre celebrado en Hendaya se habían congregado 12.000 brujos. Cuando buscó una explicación racional a esta enorme densidad demoníaca y brujeril, la encontró en que las misiones católicas de las Indias y Japón habían expulsado de allí a los diablos y éstos habían volado hasta Laburdi: "Muchos ingleses, escoceses y otros viajeros que vienen a cargar vinos a esta ciudad nos han asegurado haber visto durante su viaje tropas de demonios en forma de hombres espantosos que pasan a Francia".
Lo que señalas se produjo así: cuando los cinco o seis mil pescadores que faenaban en la campaña de Terranova volvieron a tierra, no daban crédito a lo que encontraron. Muchas de sus esposas e hijas estaban procesadas o a la espera de ser quemadas. Estos marinos, muy avezados en la violencia – simultaneaban la pesca con la piratería y el corsarismo - con motivo de la ejecución de Marie Bonne en San Juan de Luz, se rebelaron. El Parlamento de Burdeos, para evitar males mayores, lo llamó y éste abandonó rápidamente la región llevándose algunos detenidos. Los jueces que le sustituyeron fueron benevolentes y liberaron a los acusados que habían sobrevivido a las torturas y a las duras condiciones del encierro. Oficialmente no se censuró la actuación de Lancre e incluso fue promocionado: en 1611 lo nombraron consejero real y continuó en el parlamento bordelés hasta 1616. En 1620 el mismo rey le concedió un gran honor, al visitarlo en su mansión en Cadillac.
Pero de Lancre me quedo con sus descripciones pornográficas. Aunque considera que los demonios tienen una naturaleza espiritual y no sienten ni placer ni dolor, afirma que practican frenéticamente el sexo con humanos para desagradar a Dios. Lancre muestra una imaginación febril, que se altera ante la mera imagen de una manzana: "Un país de manzanas, sus mujeres sólo comen manzanas, no beben más que jugo de manzanas y en cualquier ocasión están dispuestas a morder la manzana de la transgresión, pasando por encima de la condena de Dios y franqueando la prohibición de nuestro primer padre. Son Evas que seducen voluntariamente a los hijos de Adán, y desnudas en la cabeza, viven en las montañas en absoluta libertad e ingenuidad como hacía Eva en el paraíso terrenal".
(…) Existen muchachas y mujeres de Laburdi que en lugar de silenciar este condenable apareamiento, de enrojecer y llorar por ello, lo cuentan con todo lujo de detalles, incluyendo las circunstancias y rasgos más obscenos e impúdicos, con tal libertad y alegría, que cuando lo cuentan se vanaglorian y experimentan un singular placer en su relato (...) de manera que nuestro intérprete o traductor, que era eclesiástico, pasaba más vergüenza al traducir nuestros interrogatorios que ellas en responder a los mismos. Muchachitas de 13 y 14 años lo detallaban con más prolijidad de lo que se les pide".
La selección de los testimonios que incluyó refleja los patéticos fantasmas del autor. El principal, el del tamaño de la virilidad, que el Diablo siempre exhibe tieso y empinado y que mide más de un codo, con una especie de cara arriba, por la que no profiere una sola palabra. Su concepción falocrática se hace patente cuando afirma que las brujas del Laburdi se ven más favorecidas por Satanás que las del Condado Franco pues en esa región el miembro demoníaco tenía el volumen de un dedo. Las referencias al tamaño y al vigor de su sexo son recurrentes: "Como el de un mulo, largo y grueso como un brazo, tenía una parte de carne y otra de hierro, el instrumento del diablo era de hueso, o al menos esa impresión daba, y que por eso las mujeres proferían tantos gritos...".
Alguna de sus descripciones más parece extraída de un hentai japonés actual que de la obra de un sacerdote del siglo XVII: "Generalmente era sinuoso y afilado, como una serpiente, unas veces con la mitad de hierro y la mitad de carne, otras todo de hueso, y era bífido como la lengua de una serpiente, así solía practicar el coito normal y la sodomía al mismo tiempo; a veces, incluso, tenía una tercera prolongación que llegaba hasta la boca de su amante". En esa línea, describe el enorme tamaño del falo del diablo con que copulaba Juana d´Aguerre, que situado en la rabadilla, realizaba el acto agitando y comprimiendo las posaderas entre sus piernas abiertas. O citando el testimonio de María de Marigrane, de quince años, asegura que Satanás en forma de cabrón copulaba con infinidad de mujeres, por delante si eran bellas y por detrás si eran feas.