Batalla de Budapest
Publicado: 12 Nov 2006
Buscaba informacion en internet sobre la batalla de Budapest y la verdad es que no hay mucho, pero consegui este humilde informe, espero que entre todos podamos extenderlo.
Articulo "Disaster in Budapest"
El desastre que golpeó a los alemanes en los Balcanes en 1944 hizo que Hungría también se tambaleara. No fue una sorpresa: desde Stalingrado, los húngaros habían estado retirando sus tropas de primera línea y prácticamente se convirtieron en un país neutral en la retaguardia del frente alemán, un territorio de clubes nocturnos y pan blanco, donde los privilegiados podían vivir sin racionamiento o reclutamiento. Como pueblo pragmático, los húngaros sabían que los aliados ganarían. Por lo tanto, en octubre de 1944, el gobierno húngaro del Almirante Horthy intentó seguir los ejemplos de Rumania y Bulgaria de abandonar el barco que se hundía.
Desafortunadamente, Hitler se había estado preparando para tal traición y había suficientes unidades alemanas en Hungría para evitar un desastre. La desconfianza de Hitler hacia sus aliados balcánicos le hizo decidir que lo más antes posible las divisiones húngaras y rumanas deberían ser reemplazadas por Volksdeustsche (alemanes) de esos países, que habían sido reclutados en las Waffen SS. Esto le dio a las SS un papel mucho más importante del que habían cumplido en los frentes oriental y occidental.
Con el Ejército Rojo a menos de 100 millas de Budapest, Horthy creyó que era la última oportunidad para rendirse en pago a consideraciones políticas. Para detener esta traición, Hitler envió al famoso Sturmbannfuehrer SS Otto Skorzenny y a un batallón especial de paracaidista a Budapest a para poner a raya a los líderes húngaros.
Skorzenny se movió rápidamente. Secuestró al hijo de Horthy, que trató de hacer un acuerdo con los partisanos yugoslavos de Tito, y envió un ultimátum a su padre para que se rindiera. Mientras tanto, el Obergruppenfuehrer SS Dr. Otto Winkelmann, el HSSPF para Hungría, había tomado el control de Budapest. Bajo el estruendo amenazante de 40 tanques alemanes, el Untersturmfuehrer SS Kernmayr ocupó la estación de radio de Budapest y proclamó el nuevo régimen pro nazi.
Skorzenny también alertó a la 22 División de Caballería SS Maria Theresa, que acordonó todos los accesos al Burgberg, la fortaleza de Horthy, y luego atacó el lugar. Horthy se rindió y ofreció su renuncia. Ferenc Szalasi, el líder del partido pro nazi Cruz de Flecha, lo reemplazó.
La Operación Panzerfaust –como fue llamado el golpe de estado- aumentó el prestigio de las Waffen SS a los ojos de Hitler. Pero la victoria fue de corta duración. La secuela de la operación fue un Stalingrado para ellos.
El 20 de octubre de 1944, el Ejército Rojo, al mando del Mariscal Malinovski, capturó Debrecen, en el este de Hungría. Luego, bajo las órdenes de Stalin, Malinovski inició el ataque sobre Budapest el 29 de octubre de 1944. El 3 de noviembre, los primeros tanques soviéticos rodaron sobre Vecsés, Kispest y alcanzaron el aeropuerto de Ferihegy. Pero el avance ruso en Hungría, aunque rápido al principio, fue luego ralentizado por la tenaz resistencia alemana y húngara, especialmente por la llegada de refuerzos alemanes.
Para detener el avance del Ejército Rojo, la División Maria Theresa fue enviada al sudeste del anillo defensivo de Budapest, en Dunaharztil y Taksony. El 5 de noviembre, fue atacada por los soviéticos en las posiciones Karola. La división hizo retroceder a los atacantes y luego montó un contraataque.
Otra División Waffen SS fue enviada para defender Budapest, la 8 División de Caballería SS Florian Geyer. La división era una veterana de muchas misiones de combate en el Frente del Este. En noviembre de 1944, fue asignada como parte de la guarnición de Budapest. Cuando los soviéticos alcanzaron Ocsa el 3 de noviembre, los alemanes se vieron forzados a retroceder debido a que las unidades húngaras en sus flancos fueron derrotadas. La Florian Geyer fue enviada a contraatacar y logró reconquistar Vesces y Ullo.
Pero el éxito de las divisiones Waffen SS fue de corta duración. El 20 de noviembre, los soviéticos lograron una brecha entre la Maria Theresa y la 1 División de Caballería Honved, lo cual amenazó los suburbios de Budapest. Las bajas de la Maria Theresa fueron elevadas y en diciembre de 1944 los efectivos de la división eran sólo de 8.000 hombres. Todas las unidades divisionarias enviadas a Budapest para actuar en la defensa de la ciudad dejaron sus caballos atrás. Como resultado de esto, más de 30.000 caballos quedaron vagando alrededor de Budapest, y muchos terminaron proporcionando alimento esencial para los habitantes y el ejército.
Para defender la capital húngara, Hitler envió al IX Cuerpo de Montaña Waffen SS al mando del Oberstgruppenfuehrer SS Karl von Pffefer-Wildenbruch. Este Cuerpo incluía a la Maria Theresa y a la Florian Geyer; otros cinco batallones de apoyo de las Waffen SS; un regimiento de policía SS; dos divisiones panzer del Ejército Alemán, con otro batallón de apoyo; más restos de varias divisiones húngaras. El 11 de diciembre, von Pffefer-Wildenbruch estableció su cuartel general en el Castillo de la Colina –el centro gubernativo de la capital húngara. El mismo Cuerpo tenía más de 70 vehículos blindados.
Hitler y Szalasi decidieron en su encuentro celebrado a comienzos de diciembre defender Budapest a “cualquier coste”. ¿Porqué?. Ante todo, Hitler esperaba retener los campos petrolíferos húngaros, los últimos que aún tenia para sus industrias y unidades motorizadas. En segundo lugar, la capital húngara era un importante punto para defender las fronteras de Austria. Finalmente, personalmente para Hitler, Budapest todavía tenía una gran comunidad judía y ansiaba exterminarla a toda ella dentro de su Solución Final.
El 14 de diciembre, el Ejército Rojo comenzó un terrible bombardeo de las posiciones alemanes en Budapest a ambos lados del Danubio. Esa misma noche, doce mil cañones, con una elevación de 45 grados y reunidos alrededor de la capitana húngara, dispararon simultáneamente.
La oscuridad se disolvió en destellos apocalípticos cuando los doce mil cañones comenzaron a pulverizar la ciudad en un diluvio de acero.
Luego, al amanecer del 22 de diciembre, la caballería cosaca atacó. Trescientos tanques pesados y quince divisiones de infantería se lanzaron sobre Budapest.
En la Nochebuena de 1944, los tanques rusos irrumpieron en los suburbios de Buda –el lado oeste del Danubio; Pest estaba en el este. Eran la punta de lanza del Tercer Frente Ucraniano del Mariscal Tolbulkhin, que había avanzado a través del Danubio por debajo de Budapest. Aunque los tanques Tiger alemanes lograron detenerlo, Tobulkhin aumentó la presión desde el sur mientras el Segundo Frente Ucraniano de Malinovsky cruzó el Danubio por encima de Budapest. El 27 de diciembre, las dos grandes fuerzas se encontraron en Esztergom, al oeste de la ciudad. Los alemanes habían perdido, por lo tanto, la línea defensiva del Danubio y el IX Cuerpo de Montaña Waffen SS estaba rodeado, junto con 800.000 civiles.
El verdadero combate callejero en Budapest comenzó simultáneamente con el completo cerco de la ciudad el 24 de diciembre. Las batallas libradas por ciudades y pueblos diferían normalmente de la guerra convencional. Rodeadas por grandes edificios, la orientación se hacía difícil, la defensa era más fácil. El control central a menudo cesaba y las células pequeñas operaban independientemente. Los comandantes de unidades no más grandes de 50 a 250 soldados se convertían en responsables de establecer la dirección del combate. La importancia de la artillería pesada disminuía a favor del combate cuerpo a cuerpo. Mientras que en campo abierto la batalla finalizaba normalmente con el rápido colapso del enemigo, la agonía de las batallas urbanas podían hacerse interminable durante semanas y meses.
Tras duros combates contra los soviéticos, las unidades SS retrocedieron hacia Buda, en la orilla oeste del río Danubio. El Grupo de Combate Portugall se estacionó en Adlerbeg y en Buda con cañones de 88 mm. Hitler se preocupó personalmente del reaprovisionamiento aéreo de la ciudad. Finalmente, 73 planeadores DFS230 de la Luftflotte 4 intentaron reaprovisionar a la guarnición atrapada, pero sólo 43 lograron aterrizar.
El 25 de diciembre, Pfeffer-Wildenbruch, nombrado comandante de todas las unidades militares en la bolsa de Budapest, reemplazó al HSSPF Dr. Otto Winkelmann. “En el mejor de los casos, se podía decir que Budapest estaba siendo dirigida por un político”, dijo el General del Ejército Hermann Balck, comentando las mediocres capacidades militares de Pfeffer. Hitler ordenó a Pfeffer-Wildenbruch que resistiera a toda costa a fin de que las fuerzas soviéticas fueran desviadas de avanzar sobre los campos petrolíferos húngaros.
Mientras tanto, Budapest experimentó una continua y gradual retirada de tropas defensoras. Son embargo, la situación en Byda era muy diferente: el frente apenas avanzó unos cientos de metros por esas fechas. Las tropas defensoras eran vulnerables en Városmajor, Rózsadomb y Sas-Hegy, pero sus posiciones en el cementerio Farkasrét eran especialmente letales para las tropas soviéticas atacantes. Los soldados SS ocuparon las criptas, se atrincheraron en las tumbas, arrojaron los ataúdes y con objetos robados de las casas vecinas establecieron sus posiciones. Finalmente, muchos encontraron la muerte en este cementerio.
En principio, se logró repeler a la artillería pesada soviética porque las tropas alemanas estaban bien provistas con una gran cantidad de armas pequeñas. Además, el pequeño número de defensores exigía tácticas poco ortodoxas que se aprovechaban del terreno. Éstas eran las referidas como tácticas del “tablero de ajedrez”: los defensores defendían sus posiciones en varias villas de la zona. Las colinas de Buda estaban escasamente pobladas por aquel entonces, las casas estaban a 50 o más metros de distancia una de otra. Esto era la ventaja de las tropas alemanes: mientras eran forzados a retirarse de los atacantes, los soviéticos eran cogidos a menudo en áreas indefensas en medio de las casas. Luego eran disparados desde las villas y los francotiradores evitaban que les llegaran refuerzos. Aunque esto equivalía casi a una blasfemia para los que mantenían los puntos de vista ortodoxos de la estrategia militar, esta práctica funcionó bien incluso para tropas pobremente entrenadas y armadas que podían utilizar su creatividad y conocimiento del terreno para su ventaja.
Dadas las especiales características de las colinas de Buda, incluso cuando los soviéticos avanzaban y el frente retrocedió hacia la calle Alkotmány, atrevidas unidades húngaras llevaron a cabo acciones de diversión en la calle Ráth György y Városmajor. De nuevo, esto era posible debido a que ahora las posiciones soviéticas estaban concentradas alrededor de varias casas y que no había una línea de frente continua. Para este momento, las tropas germano-húngaras y soviéticas estaban diezmadas. Así, el terreno y la distribución de los edificios dio lugar a una guerra de guerrillas en ambos bandos.
Pero las tropas soviéticas disfrutaban de una superioridad numérica de quince a uno. Oleada tras oleada de aviones de asalto Sturmovik pasaban casi tocando los tejados. Los alemanes hicieron frente al ataque del Ejército Rojo con sombría determinación. Para evitar su cerco, se libró una dura batalla al sur y al oeste de la ciudad poco antes de la Navidad. Cada distrito, calles y edificio fue derribado con una lluvia de bombas de gran potencia e incendiarias. La baldía oposición fue emprendida desde una sucesión de casas arruinadas.
El Alto Mando Soviético quería capturar Budapest lo antes posible. El 29 de diciembre, con el consentimiento de Stalin, solicitaron de la guarnición germano-húngara la rendición. Los soviéticos enviaron una delegación a las líneas alemanas. La oferte fue rechazada y a su regreso a las líneas soviéticas los negociadores fueron muertos cuando su jeep fue ametrallado o alcanzado por una mina (aquí las fuentes difieren). La agencia soviética de noticias TASS calificó al incidente como un grave crimen de guerra. Las tropas soviéticas que rodeaban Budapest no darían cuartel y el destino de los defensores se convirtió en sombrío.
Para salvar a sus tropas en Budapest, Hitler, sin consultar a su Jefe de Estado Mayor, ordenó que el IV Cuerpo Panzer SS del Obergruppenfuehrer SS Herbert Gille dejara el gravemente amenazado frente de Varsovia y se trasladara 400 ó 500 millas al sur hacia el Lago Balatón.
El contraataque (denominado Operación Konrad) comenzó el día de Año Nuevo. La primera fase de la operación comenzó con un ataque sorpresa alemán sin preparación artillera en las colinas Pills y Gerecse lanzado contra el 4 Ejército de la Guardia. Luego, se efectuaría un avance desde Komarno hacia Ezstergom y a lo largo de la línea ferroviaria hacia Buda, dirigido por las divisiones panzer Totenkopf y Wiking de Gille, apoyadas por una división de infantería. Hicieron ataque tras ataque en un esfuerzo por encontrar un punto débil en las defensas soviéticas.
El 7 de enero, los alemanes iniciaron la segunda fase de Konrad. Comenzó con la Wiking intentando continuar el avance en una dirección más al noroeste. Tras fuertes ataques, Tobulkhin se vio forzado a evacuar Ezstergom. Sin embargo, el progreso de los alemanes fue más lento. Ello hizo que Hitler se enfureciera y calificara a la operación “de completamente sin sentido”.
Gille, bajo la creciente presión de Himmler y del General Balck, del Cuarto Ejército, obligó a sus hombres a seguir adelante. Tras duros combates, el 11 de enero de 1945 la fuerza de Gille llegó al aeropuerto de Budapest y el rescate de cuarenta y cinco mil soldados alemanes, la mitad de ellos hombres de las SS, parecía asegurado.
Pero la fatalidad parecía estar de parte de la desafortunada guarnición de Budapest. Aunque los hombres de Gille estaban a 21 kilómetros de Budapest y las unidades de comunicaciones del Cuerpo podían escuchar las desesperadas súplicas de la guarnición en las radios y podían ver los tejados distantes de la ciudad en sus prismáticos, Hitler canceló la operación. Tenía otra idea.
El General Balck esperaba cercar a diez divisiones rusas al norte del lago. Hitler apoyó al General y desvió el ataque 70 millas al sur en la tercera fase de Konrad. Por lo tanto, el cuerpo de Gille fue retirado del sector de Balck.
Sin embargo, fue un error táctico, pues la resistencia ruso se intensificó. A finales de enero, tras sufrir 51 oficiales SS muertos y 157 heridos y unas bajas estimadas de 7.000 soldados, el Cuerpo de Gille recibió la orden de cancelar su ataque y abandonar los intentos de relevo. Así, el destino de la guarnición de Budapest había sido sellado.
El 10 de enero, Malinovski continuó su avance sobre Pest y limpió ocho distritos de la ciudad con la ayuda de los rumanos, que habían cambiado de bando. Esto fue logrado principalmente por combates cuerpo a cuerpo ya que el Ejército Rojo no quiso poner en peligro el suministro de agua potable de la ciudad con exhaustivos bombardeos aéreos o artilleros.
El 15 de enero, el IX Cuerpo de Montaña Waffen SS comunicó por radio al Grupo de Ejércitos Sur: “Las municiones de artillería han sido agotadas….el combustible está acabando. La situación del suministro es crítica. La situación de los heridos es catastrófica”. La Luftwaffe logró arrojar con éxito sólo seis toneladas de suministros a la guarnición esa noche.
A primeras horas de la mañana del 17 de enero los defensores de Pest se retiraron hacia Buda a través del Danubio. Los soldados húngaros se negaron a volar sus históricos puentes; alegaron que el hielo sobre el Danubio era lo bastante grueso para sostener tanques de todos modos. Los alemanes respondieron que no era tiempo para la historia y ellos mismos volaron los puentes.
El destino de los defensores empeoró. Los soldados heridos habían ya sobrepasado a los combatientes. Todas las tropas no combatientes del Cuerpo fueron enviadas al frente mientras que las condecoraciones militares cayeron sobre la bolsa en un intento por elevar la moral. Pero estaba claro que el destino de los defensores se había ya sellado. El 30 de enero, el Cuerpo envió a un mensaje a Hitler: “La gente ha perdido toda esperanza”.
El 5 de febrero, el Ejército Rojo capturó la Colina Adler. Los cañones de 88 mm supervivientes del Grupo de Combate Portugall se retiraron al área de la Colina del Castillo. El Cuerpo SS tenía alrededor de 11.000 heridos en la bolsa. Las tropas húngaras comenzaron a desertar a los soviéticos.
El 11 de febrero, la batalla por el lado oeste del río se había convertido en un duro asedio. Firmemente atrincheradas en las colinas de Buda, las tropas germano-húngaras desbarataron cualquier intento de cruza el Danubio helado. Pero los 70.000 defensores estaban atrapados en una bolsa de apenas un kilómetros de largo y otro de profundidad; otras fuerzas rusas se acercaban desde el oeste.
Las balas explosivas y el fósforo cayeron sobre los defensores, quienes aún rechazaban contemplar la derrota. Finalmente los rusos tuvieron poco que hacer para limpiar los cuerpos.
El comandante alemán en Buda, Pfeffer von Wildenbruch, ordenó a sus hombres que intentaran romper el cerco soviético en 3 grupos separados. Era obvio que casi no había oportunidad de escapar, pero pocos objetaron. Era mejor morir luchando que ser exterminado. Las probabilidades de escapar eran aún más escasas de lo que imaginaban. El comandante del Ejército Rojo sabía lo de la huída y estaba ya secretamente retirando a sus hombres de los primeros edificios que rodeaban a las tropas germano-húngaras.
Cuando los tres grupos partieron en diferentes direcciones, los cohetes rusos comenzaron a bombardear los edificios recientemente abandonados. No obstante, surgieron de sus escondites armados solo con metralletas y se toparon con un muro impenetrable de fuego de cohetes y de artillería. La mayoría de ellos quedaron aislados en los primeros minutos. Otros continuaron avanzando, intentando desesperadamente huir. Los que sobrevivieron a los cohetes y a la artillería se toparon con tales masas de infantería rusa que parecía imposible que ni un solo hombre sobreviviera, y muchos menos huir; pero en la oscuridad y en la confusión casi 5.000 germano-húngaros lograron escapar.
Los miembros de las SS estaban entre los hombres que más desesperadamente intentaban escapar. Los rusos odiaba especialmente a éstos y no dudaban en matar a los SS en el acto. El teniente húngaro Gyula Litterati contó tras la guerra cómo cuatro de sus amigos SS capturados por los rusos fueron forzados a desnudarse ante una línea de soldados del Ejército Rojo que se reían con algunos chistes. Luego, casi casualmente, los rusos dispararon sobre sus prisioneros SS.
De los 70.000 hombres de Pfeffer-Wildenbruch poco más de 700 escaparon a las líneas alemanas. Incluyendo a 170 hombres de la Florian Geyer, cuyo comandante, de 34 años, Joachim Rumohr se suicidó durante la incursión después de haber sido herido. La mayor parte del resto de los SS murieron en combate o asesinados, incluyendo al Brigadefuehrer SS August Zehender, el comandante de la División Maria Theresa.
El 13 de febrero cesó toda resistencia en Buda con la rendición del Oberstgruppenfuehrer SS Pfeffe-Wildenbruch. Durante el asedio, que había durado siete semanas, alrededor de 50.000 soldados germano-húngaros habían sido muertos y unos pocos miles hechos prisioneros. Tres Divisiones Waffen SS –Florian Geyer, Maria Theressa y una nueva División de Caballería SS húngara, la 33 de Caballería Waffen SS- más algunas unidades de apoyo fueron destruidas. El IX Cuerpo de Montaña Waffen SS fue borrado de la lista de unidades SS. Budapest se había convertido en un Stalingrado para las Waffen SS.
Se lo puede encontrar en http://stosstruppen39-45.tripod.com/id7.html.
La traduccion la consegui en http://www.ecosdeguerra.com/foro/viewtopic.php?t=555
Articulo "Disaster in Budapest"
El desastre que golpeó a los alemanes en los Balcanes en 1944 hizo que Hungría también se tambaleara. No fue una sorpresa: desde Stalingrado, los húngaros habían estado retirando sus tropas de primera línea y prácticamente se convirtieron en un país neutral en la retaguardia del frente alemán, un territorio de clubes nocturnos y pan blanco, donde los privilegiados podían vivir sin racionamiento o reclutamiento. Como pueblo pragmático, los húngaros sabían que los aliados ganarían. Por lo tanto, en octubre de 1944, el gobierno húngaro del Almirante Horthy intentó seguir los ejemplos de Rumania y Bulgaria de abandonar el barco que se hundía.
Desafortunadamente, Hitler se había estado preparando para tal traición y había suficientes unidades alemanas en Hungría para evitar un desastre. La desconfianza de Hitler hacia sus aliados balcánicos le hizo decidir que lo más antes posible las divisiones húngaras y rumanas deberían ser reemplazadas por Volksdeustsche (alemanes) de esos países, que habían sido reclutados en las Waffen SS. Esto le dio a las SS un papel mucho más importante del que habían cumplido en los frentes oriental y occidental.
Con el Ejército Rojo a menos de 100 millas de Budapest, Horthy creyó que era la última oportunidad para rendirse en pago a consideraciones políticas. Para detener esta traición, Hitler envió al famoso Sturmbannfuehrer SS Otto Skorzenny y a un batallón especial de paracaidista a Budapest a para poner a raya a los líderes húngaros.
Skorzenny se movió rápidamente. Secuestró al hijo de Horthy, que trató de hacer un acuerdo con los partisanos yugoslavos de Tito, y envió un ultimátum a su padre para que se rindiera. Mientras tanto, el Obergruppenfuehrer SS Dr. Otto Winkelmann, el HSSPF para Hungría, había tomado el control de Budapest. Bajo el estruendo amenazante de 40 tanques alemanes, el Untersturmfuehrer SS Kernmayr ocupó la estación de radio de Budapest y proclamó el nuevo régimen pro nazi.
Skorzenny también alertó a la 22 División de Caballería SS Maria Theresa, que acordonó todos los accesos al Burgberg, la fortaleza de Horthy, y luego atacó el lugar. Horthy se rindió y ofreció su renuncia. Ferenc Szalasi, el líder del partido pro nazi Cruz de Flecha, lo reemplazó.
La Operación Panzerfaust –como fue llamado el golpe de estado- aumentó el prestigio de las Waffen SS a los ojos de Hitler. Pero la victoria fue de corta duración. La secuela de la operación fue un Stalingrado para ellos.
El 20 de octubre de 1944, el Ejército Rojo, al mando del Mariscal Malinovski, capturó Debrecen, en el este de Hungría. Luego, bajo las órdenes de Stalin, Malinovski inició el ataque sobre Budapest el 29 de octubre de 1944. El 3 de noviembre, los primeros tanques soviéticos rodaron sobre Vecsés, Kispest y alcanzaron el aeropuerto de Ferihegy. Pero el avance ruso en Hungría, aunque rápido al principio, fue luego ralentizado por la tenaz resistencia alemana y húngara, especialmente por la llegada de refuerzos alemanes.
Para detener el avance del Ejército Rojo, la División Maria Theresa fue enviada al sudeste del anillo defensivo de Budapest, en Dunaharztil y Taksony. El 5 de noviembre, fue atacada por los soviéticos en las posiciones Karola. La división hizo retroceder a los atacantes y luego montó un contraataque.
Otra División Waffen SS fue enviada para defender Budapest, la 8 División de Caballería SS Florian Geyer. La división era una veterana de muchas misiones de combate en el Frente del Este. En noviembre de 1944, fue asignada como parte de la guarnición de Budapest. Cuando los soviéticos alcanzaron Ocsa el 3 de noviembre, los alemanes se vieron forzados a retroceder debido a que las unidades húngaras en sus flancos fueron derrotadas. La Florian Geyer fue enviada a contraatacar y logró reconquistar Vesces y Ullo.
Pero el éxito de las divisiones Waffen SS fue de corta duración. El 20 de noviembre, los soviéticos lograron una brecha entre la Maria Theresa y la 1 División de Caballería Honved, lo cual amenazó los suburbios de Budapest. Las bajas de la Maria Theresa fueron elevadas y en diciembre de 1944 los efectivos de la división eran sólo de 8.000 hombres. Todas las unidades divisionarias enviadas a Budapest para actuar en la defensa de la ciudad dejaron sus caballos atrás. Como resultado de esto, más de 30.000 caballos quedaron vagando alrededor de Budapest, y muchos terminaron proporcionando alimento esencial para los habitantes y el ejército.
Para defender la capital húngara, Hitler envió al IX Cuerpo de Montaña Waffen SS al mando del Oberstgruppenfuehrer SS Karl von Pffefer-Wildenbruch. Este Cuerpo incluía a la Maria Theresa y a la Florian Geyer; otros cinco batallones de apoyo de las Waffen SS; un regimiento de policía SS; dos divisiones panzer del Ejército Alemán, con otro batallón de apoyo; más restos de varias divisiones húngaras. El 11 de diciembre, von Pffefer-Wildenbruch estableció su cuartel general en el Castillo de la Colina –el centro gubernativo de la capital húngara. El mismo Cuerpo tenía más de 70 vehículos blindados.
Hitler y Szalasi decidieron en su encuentro celebrado a comienzos de diciembre defender Budapest a “cualquier coste”. ¿Porqué?. Ante todo, Hitler esperaba retener los campos petrolíferos húngaros, los últimos que aún tenia para sus industrias y unidades motorizadas. En segundo lugar, la capital húngara era un importante punto para defender las fronteras de Austria. Finalmente, personalmente para Hitler, Budapest todavía tenía una gran comunidad judía y ansiaba exterminarla a toda ella dentro de su Solución Final.
El 14 de diciembre, el Ejército Rojo comenzó un terrible bombardeo de las posiciones alemanes en Budapest a ambos lados del Danubio. Esa misma noche, doce mil cañones, con una elevación de 45 grados y reunidos alrededor de la capitana húngara, dispararon simultáneamente.
La oscuridad se disolvió en destellos apocalípticos cuando los doce mil cañones comenzaron a pulverizar la ciudad en un diluvio de acero.
Luego, al amanecer del 22 de diciembre, la caballería cosaca atacó. Trescientos tanques pesados y quince divisiones de infantería se lanzaron sobre Budapest.
En la Nochebuena de 1944, los tanques rusos irrumpieron en los suburbios de Buda –el lado oeste del Danubio; Pest estaba en el este. Eran la punta de lanza del Tercer Frente Ucraniano del Mariscal Tolbulkhin, que había avanzado a través del Danubio por debajo de Budapest. Aunque los tanques Tiger alemanes lograron detenerlo, Tobulkhin aumentó la presión desde el sur mientras el Segundo Frente Ucraniano de Malinovsky cruzó el Danubio por encima de Budapest. El 27 de diciembre, las dos grandes fuerzas se encontraron en Esztergom, al oeste de la ciudad. Los alemanes habían perdido, por lo tanto, la línea defensiva del Danubio y el IX Cuerpo de Montaña Waffen SS estaba rodeado, junto con 800.000 civiles.
El verdadero combate callejero en Budapest comenzó simultáneamente con el completo cerco de la ciudad el 24 de diciembre. Las batallas libradas por ciudades y pueblos diferían normalmente de la guerra convencional. Rodeadas por grandes edificios, la orientación se hacía difícil, la defensa era más fácil. El control central a menudo cesaba y las células pequeñas operaban independientemente. Los comandantes de unidades no más grandes de 50 a 250 soldados se convertían en responsables de establecer la dirección del combate. La importancia de la artillería pesada disminuía a favor del combate cuerpo a cuerpo. Mientras que en campo abierto la batalla finalizaba normalmente con el rápido colapso del enemigo, la agonía de las batallas urbanas podían hacerse interminable durante semanas y meses.
Tras duros combates contra los soviéticos, las unidades SS retrocedieron hacia Buda, en la orilla oeste del río Danubio. El Grupo de Combate Portugall se estacionó en Adlerbeg y en Buda con cañones de 88 mm. Hitler se preocupó personalmente del reaprovisionamiento aéreo de la ciudad. Finalmente, 73 planeadores DFS230 de la Luftflotte 4 intentaron reaprovisionar a la guarnición atrapada, pero sólo 43 lograron aterrizar.
El 25 de diciembre, Pfeffer-Wildenbruch, nombrado comandante de todas las unidades militares en la bolsa de Budapest, reemplazó al HSSPF Dr. Otto Winkelmann. “En el mejor de los casos, se podía decir que Budapest estaba siendo dirigida por un político”, dijo el General del Ejército Hermann Balck, comentando las mediocres capacidades militares de Pfeffer. Hitler ordenó a Pfeffer-Wildenbruch que resistiera a toda costa a fin de que las fuerzas soviéticas fueran desviadas de avanzar sobre los campos petrolíferos húngaros.
Mientras tanto, Budapest experimentó una continua y gradual retirada de tropas defensoras. Son embargo, la situación en Byda era muy diferente: el frente apenas avanzó unos cientos de metros por esas fechas. Las tropas defensoras eran vulnerables en Városmajor, Rózsadomb y Sas-Hegy, pero sus posiciones en el cementerio Farkasrét eran especialmente letales para las tropas soviéticas atacantes. Los soldados SS ocuparon las criptas, se atrincheraron en las tumbas, arrojaron los ataúdes y con objetos robados de las casas vecinas establecieron sus posiciones. Finalmente, muchos encontraron la muerte en este cementerio.
En principio, se logró repeler a la artillería pesada soviética porque las tropas alemanas estaban bien provistas con una gran cantidad de armas pequeñas. Además, el pequeño número de defensores exigía tácticas poco ortodoxas que se aprovechaban del terreno. Éstas eran las referidas como tácticas del “tablero de ajedrez”: los defensores defendían sus posiciones en varias villas de la zona. Las colinas de Buda estaban escasamente pobladas por aquel entonces, las casas estaban a 50 o más metros de distancia una de otra. Esto era la ventaja de las tropas alemanes: mientras eran forzados a retirarse de los atacantes, los soviéticos eran cogidos a menudo en áreas indefensas en medio de las casas. Luego eran disparados desde las villas y los francotiradores evitaban que les llegaran refuerzos. Aunque esto equivalía casi a una blasfemia para los que mantenían los puntos de vista ortodoxos de la estrategia militar, esta práctica funcionó bien incluso para tropas pobremente entrenadas y armadas que podían utilizar su creatividad y conocimiento del terreno para su ventaja.
Dadas las especiales características de las colinas de Buda, incluso cuando los soviéticos avanzaban y el frente retrocedió hacia la calle Alkotmány, atrevidas unidades húngaras llevaron a cabo acciones de diversión en la calle Ráth György y Városmajor. De nuevo, esto era posible debido a que ahora las posiciones soviéticas estaban concentradas alrededor de varias casas y que no había una línea de frente continua. Para este momento, las tropas germano-húngaras y soviéticas estaban diezmadas. Así, el terreno y la distribución de los edificios dio lugar a una guerra de guerrillas en ambos bandos.
Pero las tropas soviéticas disfrutaban de una superioridad numérica de quince a uno. Oleada tras oleada de aviones de asalto Sturmovik pasaban casi tocando los tejados. Los alemanes hicieron frente al ataque del Ejército Rojo con sombría determinación. Para evitar su cerco, se libró una dura batalla al sur y al oeste de la ciudad poco antes de la Navidad. Cada distrito, calles y edificio fue derribado con una lluvia de bombas de gran potencia e incendiarias. La baldía oposición fue emprendida desde una sucesión de casas arruinadas.
El Alto Mando Soviético quería capturar Budapest lo antes posible. El 29 de diciembre, con el consentimiento de Stalin, solicitaron de la guarnición germano-húngara la rendición. Los soviéticos enviaron una delegación a las líneas alemanas. La oferte fue rechazada y a su regreso a las líneas soviéticas los negociadores fueron muertos cuando su jeep fue ametrallado o alcanzado por una mina (aquí las fuentes difieren). La agencia soviética de noticias TASS calificó al incidente como un grave crimen de guerra. Las tropas soviéticas que rodeaban Budapest no darían cuartel y el destino de los defensores se convirtió en sombrío.
Para salvar a sus tropas en Budapest, Hitler, sin consultar a su Jefe de Estado Mayor, ordenó que el IV Cuerpo Panzer SS del Obergruppenfuehrer SS Herbert Gille dejara el gravemente amenazado frente de Varsovia y se trasladara 400 ó 500 millas al sur hacia el Lago Balatón.
El contraataque (denominado Operación Konrad) comenzó el día de Año Nuevo. La primera fase de la operación comenzó con un ataque sorpresa alemán sin preparación artillera en las colinas Pills y Gerecse lanzado contra el 4 Ejército de la Guardia. Luego, se efectuaría un avance desde Komarno hacia Ezstergom y a lo largo de la línea ferroviaria hacia Buda, dirigido por las divisiones panzer Totenkopf y Wiking de Gille, apoyadas por una división de infantería. Hicieron ataque tras ataque en un esfuerzo por encontrar un punto débil en las defensas soviéticas.
El 7 de enero, los alemanes iniciaron la segunda fase de Konrad. Comenzó con la Wiking intentando continuar el avance en una dirección más al noroeste. Tras fuertes ataques, Tobulkhin se vio forzado a evacuar Ezstergom. Sin embargo, el progreso de los alemanes fue más lento. Ello hizo que Hitler se enfureciera y calificara a la operación “de completamente sin sentido”.
Gille, bajo la creciente presión de Himmler y del General Balck, del Cuarto Ejército, obligó a sus hombres a seguir adelante. Tras duros combates, el 11 de enero de 1945 la fuerza de Gille llegó al aeropuerto de Budapest y el rescate de cuarenta y cinco mil soldados alemanes, la mitad de ellos hombres de las SS, parecía asegurado.
Pero la fatalidad parecía estar de parte de la desafortunada guarnición de Budapest. Aunque los hombres de Gille estaban a 21 kilómetros de Budapest y las unidades de comunicaciones del Cuerpo podían escuchar las desesperadas súplicas de la guarnición en las radios y podían ver los tejados distantes de la ciudad en sus prismáticos, Hitler canceló la operación. Tenía otra idea.
El General Balck esperaba cercar a diez divisiones rusas al norte del lago. Hitler apoyó al General y desvió el ataque 70 millas al sur en la tercera fase de Konrad. Por lo tanto, el cuerpo de Gille fue retirado del sector de Balck.
Sin embargo, fue un error táctico, pues la resistencia ruso se intensificó. A finales de enero, tras sufrir 51 oficiales SS muertos y 157 heridos y unas bajas estimadas de 7.000 soldados, el Cuerpo de Gille recibió la orden de cancelar su ataque y abandonar los intentos de relevo. Así, el destino de la guarnición de Budapest había sido sellado.
El 10 de enero, Malinovski continuó su avance sobre Pest y limpió ocho distritos de la ciudad con la ayuda de los rumanos, que habían cambiado de bando. Esto fue logrado principalmente por combates cuerpo a cuerpo ya que el Ejército Rojo no quiso poner en peligro el suministro de agua potable de la ciudad con exhaustivos bombardeos aéreos o artilleros.
El 15 de enero, el IX Cuerpo de Montaña Waffen SS comunicó por radio al Grupo de Ejércitos Sur: “Las municiones de artillería han sido agotadas….el combustible está acabando. La situación del suministro es crítica. La situación de los heridos es catastrófica”. La Luftwaffe logró arrojar con éxito sólo seis toneladas de suministros a la guarnición esa noche.
A primeras horas de la mañana del 17 de enero los defensores de Pest se retiraron hacia Buda a través del Danubio. Los soldados húngaros se negaron a volar sus históricos puentes; alegaron que el hielo sobre el Danubio era lo bastante grueso para sostener tanques de todos modos. Los alemanes respondieron que no era tiempo para la historia y ellos mismos volaron los puentes.
El destino de los defensores empeoró. Los soldados heridos habían ya sobrepasado a los combatientes. Todas las tropas no combatientes del Cuerpo fueron enviadas al frente mientras que las condecoraciones militares cayeron sobre la bolsa en un intento por elevar la moral. Pero estaba claro que el destino de los defensores se había ya sellado. El 30 de enero, el Cuerpo envió a un mensaje a Hitler: “La gente ha perdido toda esperanza”.
El 5 de febrero, el Ejército Rojo capturó la Colina Adler. Los cañones de 88 mm supervivientes del Grupo de Combate Portugall se retiraron al área de la Colina del Castillo. El Cuerpo SS tenía alrededor de 11.000 heridos en la bolsa. Las tropas húngaras comenzaron a desertar a los soviéticos.
El 11 de febrero, la batalla por el lado oeste del río se había convertido en un duro asedio. Firmemente atrincheradas en las colinas de Buda, las tropas germano-húngaras desbarataron cualquier intento de cruza el Danubio helado. Pero los 70.000 defensores estaban atrapados en una bolsa de apenas un kilómetros de largo y otro de profundidad; otras fuerzas rusas se acercaban desde el oeste.
Las balas explosivas y el fósforo cayeron sobre los defensores, quienes aún rechazaban contemplar la derrota. Finalmente los rusos tuvieron poco que hacer para limpiar los cuerpos.
El comandante alemán en Buda, Pfeffer von Wildenbruch, ordenó a sus hombres que intentaran romper el cerco soviético en 3 grupos separados. Era obvio que casi no había oportunidad de escapar, pero pocos objetaron. Era mejor morir luchando que ser exterminado. Las probabilidades de escapar eran aún más escasas de lo que imaginaban. El comandante del Ejército Rojo sabía lo de la huída y estaba ya secretamente retirando a sus hombres de los primeros edificios que rodeaban a las tropas germano-húngaras.
Cuando los tres grupos partieron en diferentes direcciones, los cohetes rusos comenzaron a bombardear los edificios recientemente abandonados. No obstante, surgieron de sus escondites armados solo con metralletas y se toparon con un muro impenetrable de fuego de cohetes y de artillería. La mayoría de ellos quedaron aislados en los primeros minutos. Otros continuaron avanzando, intentando desesperadamente huir. Los que sobrevivieron a los cohetes y a la artillería se toparon con tales masas de infantería rusa que parecía imposible que ni un solo hombre sobreviviera, y muchos menos huir; pero en la oscuridad y en la confusión casi 5.000 germano-húngaros lograron escapar.
Los miembros de las SS estaban entre los hombres que más desesperadamente intentaban escapar. Los rusos odiaba especialmente a éstos y no dudaban en matar a los SS en el acto. El teniente húngaro Gyula Litterati contó tras la guerra cómo cuatro de sus amigos SS capturados por los rusos fueron forzados a desnudarse ante una línea de soldados del Ejército Rojo que se reían con algunos chistes. Luego, casi casualmente, los rusos dispararon sobre sus prisioneros SS.
De los 70.000 hombres de Pfeffer-Wildenbruch poco más de 700 escaparon a las líneas alemanas. Incluyendo a 170 hombres de la Florian Geyer, cuyo comandante, de 34 años, Joachim Rumohr se suicidó durante la incursión después de haber sido herido. La mayor parte del resto de los SS murieron en combate o asesinados, incluyendo al Brigadefuehrer SS August Zehender, el comandante de la División Maria Theresa.
El 13 de febrero cesó toda resistencia en Buda con la rendición del Oberstgruppenfuehrer SS Pfeffe-Wildenbruch. Durante el asedio, que había durado siete semanas, alrededor de 50.000 soldados germano-húngaros habían sido muertos y unos pocos miles hechos prisioneros. Tres Divisiones Waffen SS –Florian Geyer, Maria Theressa y una nueva División de Caballería SS húngara, la 33 de Caballería Waffen SS- más algunas unidades de apoyo fueron destruidas. El IX Cuerpo de Montaña Waffen SS fue borrado de la lista de unidades SS. Budapest se había convertido en un Stalingrado para las Waffen SS.
Se lo puede encontrar en http://stosstruppen39-45.tripod.com/id7.html.
La traduccion la consegui en http://www.ecosdeguerra.com/foro/viewtopic.php?t=555