Clavados al terreno
Publicado: 24 Feb 2006
La posición era un montón de tierra horadada y cubierta de cadáveres desnudos. Cadáveres españoles clavados al hielo con sus propias bayonetas y picos de fortificar. Algunos aparecían atrozmente mutilados, sañudamente acuchillados. Varios de ellos conservaban las manos crispadas, en la última fase de la lucha. En torno a los despojos humanos se apiñaban los casquillos y peines vacios, lo que indicaba que se habían consumidotoda la munición, hasta el último proyectil, antes de que el oleaje enemigo inundara la posición. En la casamata construida en el centro del círculo defensivo, alguien halló otros dos cadaveres.
-¡Cabrones!
LOs soldados soltaban tacos o apretaban las mandiíbulas mientras recorrían el mogote. Sólo hallaron dos cuerpos con vida. El de un sargento, que agonizaba,y el de un guripa bisoño, casi un crío. Semidesnudo, tiznado de humo, el casco se le había desprendido de la cabeza, quedando fundiod en un charco de sangre coagulada.
El cadáver del alférez Rubio Moscoso yacía junto a sus solddos muertos.
-¡Cabrones!
Inmediatamente las fuerzas españolas iniciaron la contraofensiva. Con rabia, con furia, fueron pisándoles los talones a los soviéticos, que ahora se replegaban siguiendo el cauce helado del Vóljov.
Los guripas habian cumplido al pie de la letra la orden del General "No es posible retroceder. Tenéis que permanecer clavados a la tierra"
Y, efectivamente, cuando nuestras tropas, en brioso contraataque recuperaron la posición, todos estaban allí muertos, ni uno sólo retrocedió.
¡Qué orgullo se español!. Vuestro general. Muñoz Grandes. En mi PC, a 28/XII/1941.
Extractado del libro MUÑOZ GRANDES de Fernando Vadillo.