En la noche del 27 al 28 de febrero de 1942, los comandos británicos de las «Operaciones Combinadas» que dirigía lord Mountbatten llevaron a cabo un audaz golpe contra la estación alemana de radar situada en lo alto de los acantilados que circundan la angosta playa de Bruneval, al sur del cabo Antifer, en el departamento de «Seine - Maritime». Se trata, sin ningún género de dudas, de la más brillante y precisa operación de comandos de toda la guerra.
Buena parte del éxito de la «Operación Biting» (literalmente «mordiente») corresponde al coronel Gilbert Renault, de la resistencia francesa, famoso por su apodo de «Rémy», quien facilitó a los ingleses los datos exactos y reveló la suma importancia de aquella estación, verdadero «ojo» alemán sobre el canal de la Mancha. Se consiguió no solamente destruir la instalación de radar, sino apoderarse de ciertos instrumentos que fueron estudiados por especialistas británicos.
Bombarderos ligeros «Whitley», de la Royal Air Force, lanzaron sobre los elevados acantilados de Bruneval a tres grupos de paracaidistas escogidos. El primero iba mandado por el comandante J. D. Frost, y tuvo por misión tomar la villa denominada «Presbytére», frente a la cual se alzaba el radar, y en la que vivían los soldados de la guarnición alemana. El segundo grupo, encabezado por el subteniente Peter Anthony Young, y compuesto por especialistas y zapadores, destruyó la instalación, una vez desmontados los elementos técnicos que debían ser llevados a Inglaterra. El tercero, al mando del capitán John Ross, fue lanzado sobre la playa de Gruneval, a fin de limpiarla de enemigos y preparar la retirada a los paracaidistas arrojados sobre las altas rocas, una vez efectuado el golpe. Mandaba la escuadrilla de bombarderos ligeros el
En la noche del 27 al 28 de febrero de 1942, los comandos británicos de las «Operaciones Combinadas» ---que dirigía lord Mountbatten llevaron a cabo un audaz golpe contra la estación alemana de radar situada en lo alto de los acantilados que circundan la angosta playa de Bruneval, al sur del cabo Antifer, en el departamento de «Seine - Maritime». Se trata, sin ningún género de dudas, de la más brillante y precisa operación de comandos de toda la guerra.
Buena parte del éxito de la «operación Biting» (literalmente .«mordiente») corresponde al coronel Gilbert Renault, de la resistencia francesa, famoso por su apodo de «Rémy», quien facilitó a los ingleses los datos exactos y reveló la suma importancia de aquella estación, verdadero «ojo» alemán sobre el canal de la Mancha. Se consiguió no solamente destruir la instalación de radar, sino apoderarse de ciertos instrumentos que fueron estudiados por especialistas británicos.
Bombarderos ligeros «Whitley», de la Royal Air Force, lanzaron sobre los elevados acantilados de Bruneval a tres grupos de paracaidistas escogidos. El primero iba mandado por el comandante J. D. Frost, y tuvo por misión tomar la villa denominada «Presbytére», frente a la cual se alzaba el radar, y en la que vivían los soldados de la guarnición alemana. El segundo grupo, encabezado por el subteniente Peter Anthony Young, y compuesto por especialistas y zapadores, destruyó la instalación, una vez desmontados los elementos técnicos que debían ser llevados a Inglaterra. El tercero, al mando del capitán John Ross, fue lanzado sobre la playa de Gruneval, a fin de limpiarla de enemigos y preparar la retirada a los paracaidistas arrojados sobre las altas rocas, una vez efectuado el golpe. Mandaba la escuadrilla de bombarderos ligeros el «Wing Commander» Charles Pickard.
Mientras se desarrollaba el rapidísimo golpe de mano, un grupo de lanchas «landing - crafts» aguardaban a los paracaidistas muy cerca de la laya para conducirles al otro lado del canal. A bordo de dichas embarcaciones, tropas de los regimientos («Royal Fusiliers» y «South Wales Borderers» cubrían la retirada. Entretanto, un grupo de aviones de caza atacó a los vehículos blindados enemigos, situados en zona próxima,
y a los efectivos de una «Panzerdivision», en Amiens, a unos ciento cincuenta kilómetros de distancia.
La sorpresa fue total y la cooperación resultó perfecta. Una ráfaga de ametralladora quebró las piezas desmontadas del radar en las mismas manos del ayudante Cox sin herirle, lo cual no impidió que los técnicos de Londres pudieran examinarlas a fondo.
Una vea vez embarcados los tres grupos de paracaidistas fueron custodiados hasta Inglaterra por buques de la «Royal Navy» y de las «Forces Navales Francaises Libres», y protegidos por un techo de aviones de caza. Las pérdidas sufridas por los británicos fueron mínimas: un muerto, siete heridos y siete desaparecidos.
Bombarderos ligero Whitley
Radar de Bruneval