La opinión alemana respecto a la Azul, Hitler y propaganda a parte, era muy crítica, como se comprueba en los informes que realizaban los oficiales agregados a la Azul respecto a las capacidades de los oficiales y la disciplina de la unidad. Lo mismo cuando los comandantes de cuerpo a la que se asignó la división informaban sobre la misma. Las críticas son parecidas a las referidas a las unidades italianas, húngaras y rumanas, o respecto a las legiones de voluntarios anticomunistas en el Heer o en las W-SS.
La mayor preocupación venía al respecto de la supuesta falta de disciplina de los soldados españoles. Las tradiciones prusianas parecían completamente ajenas al espíritu españolí que no sorprende que los oficiales alemanes opinaran como lo hicieron. A eso cabe sumar la visión racista que generaba el régimen nazi. Los españoles, con su piel tan oscuro y tan bajitos, parecían más gitanos que otra cosa. Peor aún, deshonraban el uniforme al usarlo sin atender a las normas.
Estas acusaciones tenían algo de verdad. Los comandantes de la Azul no encontraban fácil tener que castigar por infracciones menores a hombres que se habían ofrecido voluntarios para luchar contra el comunismo. Un ejemplo: en el invierno de 1942, un sargento armero de un batallón, al ver que las MG34 no fucionaban correctamente, las modificó cortando parte del muelle de retroceso. Cuando los alemanes que efectuaban tareas de enlace descubrieron dicha modificación en una revisión, acusaron al suboficial de sabotaje y exigieron su castigo. En lugar de ello, fue condecorado por mostrar iniciativa para asegurarse que las armas funcionaran bien.
Pese a todo, los oficiales eran conscientes de la crítica alemana, y tomaron enérgicas medidas. Cientos de voluntarios fueron devueltos a España como "indeseables", por tener simpatías izquierdistas, enfermedades venéreas, resistencia a la disciplina y homosexualidad, por ejemplo. En el frente se aplciaban los castigos con severidad, como fue el caso de 100 hombres de la Azul que pasaron por las cárceles militares españolas. En algunos pocos casos se lleg´oa aplciar la pena de muerte.
Los españoles sentían que eran vistos con desprecio y que los usaban como carne de cañón, lo que era falso, pues a Alemania la destrucción de la división española le hubiera reportado más problemas que ventajas. Otro asunto que enfurecía a los españoles era el trato, casi criminal, que recibían los civiles, sepecialmente polacos, judíos y rusos. La orden que fue desobedecida con mayor frecuencia fue la que prohibía confraternizar con los judíos.
Pese a todo, la Wehrmacht era muy bien considerada, por su titánica lucha contra el comunismo, aunque eran conscientes de que no era la tremenda máquina de guerra que decía la propaganda.

Dos leyendas de la división Azul: A la derecha, el mayor Miguel Román Garrido (1899-1960), uno de los héroes de la Azul. Oficial de los regulares, ganó numerosas condecoraciones, como podemos ver en esta foto, con la cruz de Hierro debajo de su Medalla Militar. Su batallón, el II/269, ganó la Medalla Militar Colectiva (FDA, Osprey, 54) A la izquierda, el capitán Urbano Gómez García (1917-96), luciendo sus medallas, entre la que se incluyen los dos distintivos otorgados por destruir personalmente dos carros de combate, su Cruz de Hierro, que no se puede apreciar bien en la foto. Sobre el bosillo izquierdo se puede ver el emblema de su cuerpo de origen, la Legión. Tras disolverse la División Azul, sirvió como capitán de Infantería en la Legión Azul. (FDA, Osprey, 51)
Palo Dixit: posible Anticristo, Cule y Salido que provoca manifas por donde pasa y vacalentacialano parlante.
"Que no panda el cúnico, chicos", dijo ella.
Brunodamus de día, Nostrastachel de noche, Talibán onanista.