Hace ya unos meses escribimos una entrada en el Blog sobre la polémica (que aún continua) originada por el atentado al USS Cole y el trato recibido por parte del Gobierno Yemení a los terroristas capturados de Al-Qaeda.
Como supongo que es un asunto que tras su impacto inicial ha sido bastante olvidado, lo trascribo aquí también:
Casi ocho años después de Al-Qaeda atentara contra el USS. Cole asesinando a 17 marineros todos los condenados en el ataque han escapado de la cárcel o han sido liberados por el Gobierno de Yemen.
Jamal al-Badawi, un yemení que ayudó a organizar el complot, se fugó de la cárcel dos veces, fue recapturado en secreto pero fue liberado por el gobierno el pasado otoño. Las autoridades le encarcelaron de nuevo después de recibir las denuncias de Washington, pero los americanos tienen tan poca fe que siga en su celda que han exigido el derecho a llevar a cabo inspecciones aleatorias.
Dos de los principales organizadores fueron capturados fuera de Yemen y están en la Bahía de Guantánamo, fuera de la jurisdicción de los tribunales de EEUU y no está claro ni cuándo ni si serán juzgados por un tribunal militar.
Una semana después del atentado, el Presidente Clinton prometió perseguir a los conspiradores y prometió que “La justicia prevalecerá”. En marzo de 2002, el Presidente Bush dijo que su administración estaba cooperando con Yemen para evitar que el país se convirtiera en “un refugio para los terroristas”.
Desde entonces, Yemen se ha negado a extraditar al-Badawi y otros conspiradores han sido liberados tras breves penas de prisión y al menos dos de ellos pasaron a cometer atentados suicidas en Iraq.
“Después de trabajar día y noche para traer la justicia a las víctimas y demostrar que ellos fueron los responsables, hemos vuelto al punto de partida”, dijo Ali SOUFAN, un ex agente del FBI e investigador del atentado.”¿Tienen leyes allí o no? Es realmente frustrante lo que está sucediendo.”
Algunos funcionarios americanos reconocieron que la investigación sobre el Cole no se convirtió en una prioridad política ya que una nueva administración asumió el poder tres meses después del ataque y luego vino el 11 de Septiembre.
“Durante la primera parte de la administración Bush, nadie estaba dispuesto a hacerse cargo de esto,” dijo Roger Cressey, antiguo Director del Consejo de Seguridad Nacional.
En el 2004 y después de un largo juicio, un tribunal yemení condenó al-Badawi, el organizador material, a una condena a muerte, aunque su sentencia fue reducida tras una apelación, a 15 años de prisión. Otros cuatro conspiradores recibieron penas de prisión que van de cinco a 10 años y fueron enviados a una cárcel de máxima seguridad en Sanaa, la capital de Yemen.
El 3 de Febrero de 2006 se anunció que 23 miembros de Al-Qaeda, entre ellos la mayoría de los acusados del Cole, habían desaparecido y que escaparon por un túnel escavado hasta una mezquita cercana.
Ésta fue la segunda fuga para Al-Badawi que se entregó alrededor de 20 meses después, pero un acuerdo con las autoridades le permitió permanecer libre con la condición de ayudar en la búsqueda del resto de fugitivos. El acuerdo se mantuvo en secreto hasta que los periódicos del Yemen se hicieron eco de la información.
Esto produjo la indignación en los funcionarios americanos, ya que al-Badawi había sido acusado en Tribunal de Distrito de EE.UU. en Nueva York por los asesinatos del Cole y se habían ofrecido 5 millones de dólares por su captura.
EE.UU. retuvo 20 millones de dólares en ayuda a Yemen y canceló una visita de la Secretaria de Estado Condoleezza Rice. El gobierno de Yemen dijo que rápidamente pondría a al-Badawi entre rejas, pero persistían los informes que su encarcelamiento seguía siendo dudoso.
En diciembre, un periódico del Yemen informó de que al-Badawi había sido visto de nuevo en público y una fuente cercana a la investigación dijo que había pruebas de que a al-Badawi se le permitía entrar y salir de la cárcel a pesar de que EEUU pedía hacer inspecciones. En Febrero, a la Embajada de los EEUU le llegó información de que Fahd al-Quso, otro conspirador, había sido liberado en secreto nueve meses antes…
Los funcionarios de EE.UU. han renovado sus exigencias para que al-Badawi y al-Quso sean extraditados a fin de que puedan comparecer en juicio en Nueva York. El Director del FBI Robert Mueller voló a Sanaa el mes pasado para entregar el mensaje personalmente al presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh. Yemen se ha negado a hacerlo citando una prohibición constitucional sobre la extradición de sus ciudadanos.
“Desgraciadamente, ahora tenemos una situación de estancamiento”, dijo el Ministro de Relaciones Exteriores, Abubaker Al-Qirbi y defendió la táctica de permitir que los conspiradores Cole salieran de la cárcel a cambio de ayuda en la búsqueda de otros sospechosos de terrorismo.
“Esta es una práctica normal”, dijo.” “Todo el mundo lo hace con cualquier persona que colabora, no sólo en el Yemen, sino en los Estados Unidos.”
El ministro del Interior, Rashad al-Alimi, dice estos acuerdos son necesarios porque Al-Qaeda ha reconstruido sus redes en Yemen y está unida en contra del Gobierno.
Algunos yemeníes han cuestionado si su gobierno tiene otros motivos. Un oficial superior de Yemen, hablando en condición de anonimato, dijo que al-Badawi y otros líderes de Al-Qaeda tienen una larga relación con Yemen, con los servicios de inteligencia y que se les contrató en el pasado para orientar a los opositores políticos.
Familiares de los 17 marineros que murieron en el Cole están furiosos con Yemen por la liberación de los conspiradores, pero también expresaron su indignación en contra de su propio gobierno.
“Las familias han luchado durante años por obtener información del Estado, del Dpto. de Defensa y Justicia acerca de las investigaciones sobre el ataque y nunca llegó” dijo Andrew Hall, un abogado de los familiares.
Los familiares presentaron una demanda civil en 2004 contra el gobierno de Sudán, alegando que había prestado apoyo a Al-Qaeda en los últimos años y, por tanto, también era responsable del ataque al Cole. En julio, un juez federal dictaminó en Norfolk en su favor y ordenó a Sudán a pagar 7,96 millones de dólares por daños y perjuicios.
Yemen no podría ser demandado, porque, a diferencia de Sudán, no es catalogado como un estado patrocinador del terrorismo por el Departamento de Estado.
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