Siendo precursor de varias operaciones que implicaban armas bacteriológicas y usuario recurrente de armas químicas, el Imperio de Japón más bien ha pasado a la posteridad como una víctima de las armas atómicas. Generalmente ignoramos que a la imagen de la Alemania Nazi, el régimen Showa estuvo tan interesado como ella en la energía atómica como arma de destrucción masiva.
1.- Las investigaciones preliminares :
El medio científico nipón aborda bastante temprano la química y la física nuclear. Así, desde 1903, el físico Hantarō Nagaoka propone un modelo de estructura atómica similar (“modelo Planetario”), pero incorrecto, al que será demostrado por Rutherford en 1911. Concretando una voluntad política de formar una élite en este dominio, el gobierno autoriza en 1917 la creación de Rikagaku Kenkyujo (Riken), el Instituto de Investigación Física y Química, al cual se añade en diciembre de 1932, la Sociedad para la Promoción de la Investigación Científica.
Estas organizaciones efectivamente producen una nueva generación de investigadores, que se hacen ilustres por la calidad de sus trabajos teóricos, pero también por la poca afinidad de ellos con militarismo. Hideki Yukawa de la Universidad Imperial de Ósaka, se distingue así en 1934 proponiendo el concepto de "meson", que era una partícula una masa intermediaria entre el protón y el electrón, y trabajo por el cual le valió el Nobel de Física 15 años más tarde. Como ayudantes en sus investigaciones tiene a Mitsuo Taketani y Shoichi Sakata, dos físicos que no vacilan en mostrar sus simpatías con respecto a los movimientos marxistas y su oposición al imperialismo. Taketani es hasta encarcelado dos veces por Tokko (policía política) por "opiniones subversivas".
En 1934, el profesor Hikosaka Tadayoshi de la Universidad Imperial de Tohoku elaboró la "Teoría de la física atómica". Hikosaka indicó la enorme energía que contenían los átomos y la posibilidad de desarrollar tanto la generación de energía nuclear como la creación de armamento.
En 1935, el físico Yoshio Nishina, el alumno de Rutherford y Bohr, crea una división en investigación nuclear en el seno de su laboratorio de física establecido cuatro años antes en Riken. Instala allí dos ciclotrones. Uno de 26 pulgadas en 1936 y otro en 1937 60 pulgadas y 220 toneladas. En 1938 Japón también adquiere un ciclotrón de la Universidad de California, Berkeley.
Yoshio Nishina.
En 1939 Nishina reconoce el potencial militar de la fisión nuclear, y se muestra preocupado con que los norteamericanos estuviesen trabajando en un arma nuclear que pudiese ser utilizada contra Japón.
A principios de la "guerra santa" con China, esta división, no obstante, no figura en los planes del estado mayor militar. Debe conjugar con los pocos recursos técnicos y materiales disponibles para Japón y se limita a trabajos teóricos, sin un gran aporte práctico.
Es sólo en 1940 que el Ejército finalmente muestra interés por el potencial destructor nuclear. A principios de verano de 1940 Nishina conoció en un tren al teniente general Takeo Yasuda. Yasuda era en aquel entonces Director del Departamento de Defensa Aeronáutica en el Instituto para el Desarrollo Tecnológico. Nishina comentó con Yasuda sobre la posibilidad de construir armamento nuclear. En abril de ese año, Yasuda, le ordena al teniente coronel Tatsusaburo Suzuki un informe sobre la factibilidad de una arma atómica. Este informe devuelto en diciembre es favorable. Sin embargo, el proyecto de fisión japonés no tuvo su comienzo oficial hasta abril de 1941 cuando Yasuda recibido la orden del Primer Ministro Hideki Tojo de investigar las posibilidades de las armas nucleares. Yasuda transmitió la orden a Okochi Masatoshi, director del Riken, el cual se lo encargó a Nishina, éste en su laboratorio de desarrollo nuclear, contaba en 1941 con más de 100 técnicos de alta capacidad. Aunque Nishima tiene las instrucciones, no muestra ningún entusiasmo.
Este último no siempre respondió al requerimiento del Ejército, hasta que en noviembre de 1941, la Marina se acerca por su parte a los profesores Sagane e Hino, por medio del capitán Yöji Itó del Instituto de Investigación Tecnológica de la Marina. Estos investigadores se ponen contacto con Nishina y deciden crear, por cuenta de la Marina, un comité de investigación sobre las aplicaciones de la física nuclear, dirigido por Nishima. Este comité de once científicos finalmente empieza sus trabajos en julio de 1942, reuniendose 10 veces, y evacúa un informe en marzo de 1943. El informe confirma la factibilidad teórica de las armas atómicas, pero insiste en el hecho de que parece poco probable que los Estados Unidos o Gran Bretaña puedan desarrollar tal arma antes del fin de la guerra, que en el suelo nipón hay ausencia de mineral radiactivo y que el territorio con el mejor potencial en yacimientos dentro del Imperio sería Birmania. Esto originó que la Armada perdiese el interés y concentrase sus esfuerzos en el desarrollo del radar.
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