Armas geosfísicas???
Publicado: 01 Oct 2005
Moscú niega tener armas geofísicas pero admite que las buscó
Por Armando Pérez
Moscú, 1 oct (EFE).- Rusia no dispone de armas capaces de provocar huracanes tan devastadores como el Katrina o el Rita, afirman los científicos rusos. pero admiten que la URSS desarrolló programas para gobernar los elementos naturales con fines bélicos.
"Es posible influir en el clima, pero no a escala de poder desatar Katrinas o Ritas", afirma Yuri Tókarev, experto de un centro ruso que estudia las relaciones entre el sol y la Tierra.
Tókarev refutó así las denuncias del meteorólogo estadounidense Scott Stevens, quien afirmó que los dos huracanes que recientemente provocaron cerca de mil muertos en Estados Unidos fueron producto de armas creadas hace décadas por los científicos soviéticos.
"Ni nosotros ni nadie puede hacerlo. Las instalaciones existentes no tienen suficiente potencia", dijo Tókarev.
Al mismo tiempo, admitió que, en principio, "es posible influir de forma artificial muy directamente en el comportamiento del clima".
El experto se refirió al proyecto estadounidense HAARP, High Frequency Advanced Auroral Research Project, en instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, y a un centro de investigaciones ruso que agoniza por falta de fondos cerca de la ciudad de Nizhi Novgorod, en el centro del país.
Oficialmente, ambos centros estudian los fenómenos que ocurren en la ionosfera (de 80 a 350 kilómetros de altura), la magnetosfera (de 1.200 kilómetros en adelante) y su interacción con la actividad solar y cósmica.
Sin embargo, científicos rusos afirmaron a la prensa que ese y otros centros soviéticos hace décadas desarrollaron programas secretos destinados a encontrar los mecanismos capaces de desatar cataclismos naturales.
A eso se refería Stevens, al declarar a la prensa estadounidense que el huracán Katrina fue provocado por un arma secreta soviética basada en un generador electromagnético de gran potencia.
"Está establecido que en las décadas de los 60 y 70 la extinta Unión Soviética elaboró y se jactó de poseer tecnologías capaces de influir en el clima y que fueron empleadas contra Estados Unidos a partir de 1976", aseguró Stevens en su página en Internet.
El meteorólogo aseguró que una de esas armas fue la que ocasionó las tormentas que azotaron EEUU aquel año.
Posteriormente, afirmó, en los 80, los soviéticos vendieron parte de su arsenal meteorológico a decenas de países y organizaciones.
Con lo que sí dejó al mundo boquiabierto fue su afirmación de que Katrina fue provocada por un "misil de hecatombes" de fabricación soviética lanzado por la mafia japonesa en venganza por el bombardeo nuclear estadounidense contra Hiroshima hace sesenta años.
"Los cambios en la ionosfera y la magnetosfera influyen en el clima, y si estos cambios se refuerzan con potentes instalaciones es posible variar el clima de forma global", dijo Valeri Stasenko, del Servicio Meteorológico de Rusia al diario Noviye Izvestia.
Pero ni la base de HAARP, bajo control de la Marina y la Fuerza Aérea de EEUU, ni su análogo ruso, conocido como Sura, tienen la potencia suficiente para perturbar la ionosfera hasta el punto de provocar potentes huracanes.
"Es como salir a soplar a la orilla, lógicamente que se puede hablar una interacción en el medio ambiente pero no como para provocar un ciclón", explicó Tókarev.
Serguéi Sneguiriov, director del complejo Sura, comunicó que el centro comenzó a funcionar en 1981 y a desarrollar investigaciones para el ministerio de Defensa, pero tras la caída de la URSS en 1991 los trabajos quedaron suspendidos.
"Ahora trabajamos en programas científicos nacionales y proyectos internacionales relacionados con la ionosfera", dijo.
Explicó que, por falta de recursos, actualmente Sura funciona apenas 100 horas al año, mientras que HAARP opera más de 2.000 horas anuales y con un presupuesto de al menos 300 millones de dólares.
Técnicamente, HAARP y Sura son conjuntos de antenas que emiten ondas de radio de alta frecuencia.
Según los expertos, esos pulsos estimulan a la ionosfera y provocan ondas capaces de recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y de penetrar en el interior de la Tierra.
Ello hace posible detectar silos de misiles, túneles subterráneos, o de comunicarse con submarinos sumergidos.
Los científicos soviéticos estudiaron estas y otras aplicaciones, incluidos los llamados generadores iónicos a los que tal vez se refería Stevens.
Por Armando Pérez
Moscú, 1 oct (EFE).- Rusia no dispone de armas capaces de provocar huracanes tan devastadores como el Katrina o el Rita, afirman los científicos rusos. pero admiten que la URSS desarrolló programas para gobernar los elementos naturales con fines bélicos.
"Es posible influir en el clima, pero no a escala de poder desatar Katrinas o Ritas", afirma Yuri Tókarev, experto de un centro ruso que estudia las relaciones entre el sol y la Tierra.
Tókarev refutó así las denuncias del meteorólogo estadounidense Scott Stevens, quien afirmó que los dos huracanes que recientemente provocaron cerca de mil muertos en Estados Unidos fueron producto de armas creadas hace décadas por los científicos soviéticos.
"Ni nosotros ni nadie puede hacerlo. Las instalaciones existentes no tienen suficiente potencia", dijo Tókarev.
Al mismo tiempo, admitió que, en principio, "es posible influir de forma artificial muy directamente en el comportamiento del clima".
El experto se refirió al proyecto estadounidense HAARP, High Frequency Advanced Auroral Research Project, en instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, y a un centro de investigaciones ruso que agoniza por falta de fondos cerca de la ciudad de Nizhi Novgorod, en el centro del país.
Oficialmente, ambos centros estudian los fenómenos que ocurren en la ionosfera (de 80 a 350 kilómetros de altura), la magnetosfera (de 1.200 kilómetros en adelante) y su interacción con la actividad solar y cósmica.
Sin embargo, científicos rusos afirmaron a la prensa que ese y otros centros soviéticos hace décadas desarrollaron programas secretos destinados a encontrar los mecanismos capaces de desatar cataclismos naturales.
A eso se refería Stevens, al declarar a la prensa estadounidense que el huracán Katrina fue provocado por un arma secreta soviética basada en un generador electromagnético de gran potencia.
"Está establecido que en las décadas de los 60 y 70 la extinta Unión Soviética elaboró y se jactó de poseer tecnologías capaces de influir en el clima y que fueron empleadas contra Estados Unidos a partir de 1976", aseguró Stevens en su página en Internet.
El meteorólogo aseguró que una de esas armas fue la que ocasionó las tormentas que azotaron EEUU aquel año.
Posteriormente, afirmó, en los 80, los soviéticos vendieron parte de su arsenal meteorológico a decenas de países y organizaciones.
Con lo que sí dejó al mundo boquiabierto fue su afirmación de que Katrina fue provocada por un "misil de hecatombes" de fabricación soviética lanzado por la mafia japonesa en venganza por el bombardeo nuclear estadounidense contra Hiroshima hace sesenta años.
"Los cambios en la ionosfera y la magnetosfera influyen en el clima, y si estos cambios se refuerzan con potentes instalaciones es posible variar el clima de forma global", dijo Valeri Stasenko, del Servicio Meteorológico de Rusia al diario Noviye Izvestia.
Pero ni la base de HAARP, bajo control de la Marina y la Fuerza Aérea de EEUU, ni su análogo ruso, conocido como Sura, tienen la potencia suficiente para perturbar la ionosfera hasta el punto de provocar potentes huracanes.
"Es como salir a soplar a la orilla, lógicamente que se puede hablar una interacción en el medio ambiente pero no como para provocar un ciclón", explicó Tókarev.
Serguéi Sneguiriov, director del complejo Sura, comunicó que el centro comenzó a funcionar en 1981 y a desarrollar investigaciones para el ministerio de Defensa, pero tras la caída de la URSS en 1991 los trabajos quedaron suspendidos.
"Ahora trabajamos en programas científicos nacionales y proyectos internacionales relacionados con la ionosfera", dijo.
Explicó que, por falta de recursos, actualmente Sura funciona apenas 100 horas al año, mientras que HAARP opera más de 2.000 horas anuales y con un presupuesto de al menos 300 millones de dólares.
Técnicamente, HAARP y Sura son conjuntos de antenas que emiten ondas de radio de alta frecuencia.
Según los expertos, esos pulsos estimulan a la ionosfera y provocan ondas capaces de recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y de penetrar en el interior de la Tierra.
Ello hace posible detectar silos de misiles, túneles subterráneos, o de comunicarse con submarinos sumergidos.
Los científicos soviéticos estudiaron estas y otras aplicaciones, incluidos los llamados generadores iónicos a los que tal vez se refería Stevens.