PEDRETE escribió:Respecto al tema de la municion fija, semifija o separada. Lo mas correcto es vincularla a la funcion tactica de la pieza y no tanto al calibre. Asi, en artilleria de campaña, que es de lo que a fin de cuentas estamos tratando y mas concretamente en la alemana, tenemos que incluso en las piezas de calibres inferiores (75 mm.) se utilizaba la municion separada (FK 16 nA, leFK 18...). Es mas, ni siquiera es del todo correcto vincular los cierres de tornillo a la municion sin vaina ya que tambien se utilizaban con la municion de vaina metalica ya sea esta engarzada o desengarzada (como por ejemplo en el caso del cañon ruso A-19 de 122/46 mm.). La diferencia radica en que, en el segundo caso, se prescinde del sistema de obturacion incorporado al cierre
Veo que sigue habiendo una cierta confusion con las diferencias entre cañon y obus. Durante la PGM se habia comprobado que la punteria directa con el objetivo a la vista de la pieza era mas la excepcion que la regla. Ya por entonces los cañones preparaban la punteria de acuerdo a los mismos metodos que los obuses, utilizando goniometros y otros aparatos de punteria indirecta, aun cuando sus tablas de tiro fuesen mas simples.
Compañero PEDRETE, creo que decimos lo mismo, que el tipo de munición no depende del mayor o menor calibre (aunque esto influya) sino principalmente del uso táctico, así como de consideraciones técnicas y también de preferencias nacionales. Quizás por no extenderme me he explicado de forma en exceso somera y ha podido inducir a confusión. No obstante he escrito:
“el primer tipo de pieza de este tipo que surgió fueron los cañones de tiro rápido de unos 75 mm, a los que se añadió poco antes de la PGM el obús de campaña de unos 105-122 mm. Éstos llevaban carga separada no solo por el mayor peso de la munición sino también para poder usar cargas variables (en saquetes separados), ya que el cañón se usaba en tiro directo (y la carga era por ello única), en tanto que el obús se usaba en tiro curvo y por ello necesitaba variar la carga según los alcances”.
Aclarar que me refería al inicio de la artillería moderna, de tiro rápido y cureña deformable, en el tránsito entre el XIX y el XX (cuando aparecieron los cañones y obuses equiparables a los modernos) ya que con posterioridad hubo una cierta convergencia. Estos dos tipos de pieza databan de antiguo y sus diferencias habían sido tradcionalmente sustanciales ya que los
cañones, además de destinarse al tiro directo, empleaban como munición principal la bala sólida de hierro y el bote de metralla en tanto que el
obús realizaba tiro curvo con granadas explosivas. Pero esta diferencia se fue diluyendo cuando los cañones dispusieron de granadas adecuadas en la segunda mitad del XIX.
El padre de la artillería de campaña moderna, el cañón francés ‘
modèle 1897’ de 75 mm (alias ‘
Soixante-Quinze’), tenía como principal cometido el tiro tenso a objetivos visibles y usaba por ello munición fija con una carga única, aunque ya incorporaba una alza goniométrica que le permitía el tiro indirecto contra objetivos no visibles. Aun así la escasa elevación del tubo tampoco facilitaba un tiro por el tercer sector tan eficaz como el de los obuses. Cañones de este tipo de formaban el núcleo de la artillería divisionaria y de cuerpo de ejército de los ejércitos europeos al inicio del siglo XX. Los obuses de campaña, que habían desaparecido, resurgieron con fuerza a fines del XIX con afustes rígidos o semi-rígidos. Éstos fueron rápidamente convertidos para tiro rápido, surgiendo los modernos obuses de campaña como el
lFH 98/09 de 105 mm alemán, el obús de 4,5” británico o los varios modelos de 122 mm rusos (los franceses iban por su lado, usando los llamados cañones cortos de 120 mm mod. 1890 y de 155 mod. 1904), que complementaron a los cañones de 75-80 mm de calibre.
Los
obuses, ya desde su aparición allá por el XVIII, estaban pensados para el tiro indirecto por el tercer sector, y con las mejoras en la puntería introducidas a fines del XIX eran muy útiles contra objetivos totalmente fuera del campo de visión. Al usar cargas variables (los alemanes por ejemplo contaban con seis) la velocidad inicial del proyectil era graduable, lo que permitía arcos de tiro diferentes, característica que unida a una capacidad de elevación de los tubos superior a la de los cañones, les daba una gran flexibilidad para batir objetivos ocultos a diversas distancias.
La Primera Guerra Mundial, conflicto donde la artillería fue la reina de las batallas, cambió bastante el uso de la misma, y fueron ganando gran importancia los obuses. En el periodo entre-guerras muchos países dieron preferencia a los obuses frente a los cañones, predominando aquellos en la artillería divisionaria durante la Segunda Guerra Mundial: los británicos con su cañón-obús de 25 libras (cuya cureña que permitía ambos usos) y los alemanes y norteamericanos con sus obuses de 105 mm. Los soviéticos siguieron apreciando las capacidades de tiro tenso (que permitía el uso contra-carro) de sus cañones de 76,2 mm, que convinieron durante toda la guerra con los obuses de 122 mm. Quedó como principal función de las armas de tiro tenso la contra-carro y contra aeronaves.
También influye en el tipo de munición
el sistema de cierre empleado. Con cierres de cuña se necesita una vaina obturadora en tanto que con los de tornillo con obturador plástico (de Bange) se puede usar la carga en saquetes sin vaina (aunque haya armas con cierre de tornillo y vaina metálica).
Por otro lado es cierto que
el calibre es un factor a tener en cuenta por motivos prácticos. Por encima de los 105 mm resulta difícil el manejo manual de un disparo completo (aunque ha habido armas de mayor calibre con munición fija), por lo que este tipo de disparos se suele circunscribir a calibres de ahí para abajo.
También cuentan determinadas
manías nacionales, los
alemanes fueron fervientes usuarios del cierre de cuña, incluso para grandes calibres, en los que usaban munición separada con casquillo metálico. Y así, excepto en las armas anticarro (hasta el 12,8 cm), prefirieron la munición separada (se insertaban vaina y proyectil sucesivamente). Incluso los cañones de campaña, que en otros países usaban munición fija, empleaban esta munición separada con casquillo metálico, que como ventaja permitía disponer de tres cargas distintas. Era el caso del
FK16 de 7,7 cm y otros (como has apuntado), a diferencia de su rival, el mod. 1897 de 75 mm francés.
Los
norteamericanos usaban disparos completos en sus cañones de campaña de 75 mm (versión yanqui del
Mle. 97 francés adoptada en 1917) aun en servicio al inicio de la Segunda Guerra Mundial (de donde pasó a los cañones de 75 mm del carro M4 Sherman); pero fueron muy partidarios de la munición semi-fija (por ej. en el obús de campaña de 105 mm). Ésta venía en dos piezas que se podían engarzar antes de introducirla en la recámara y así acelerar el tiro, pero que a la vez que permitía el uso de carga variable añadiendo suplementos a la carga básica que llevaba la vaina.
Finalmente volver a recordar que el
cometido táctico de la pieza era muchas veces el factor determinante del tipo de munición. En los
cañones contra-carro se tendía la munición fija ya que el tiro era siempre directo y se aceleraba la cadencia de fuego, y así la usaban tanto los de 37, 50, 75 y 88 mm alemanes como sus equivalentes norteamericanos de 37, 57, 76 y 90 mm. Pero si nos vamos a otro tipo de piezas, como el
obús de infantería alemán de 7,5 cm (
leichtes Infanteriegeschütz 18), tenemos que usaba munición separada y con carga variable, lo que le permitía realizar tanto tiro tenso como curvo, pidiendo batir todo tipo de objetivitos.