Nosotros, los Infantes de Marina, llegamos a tener un gran problema con las raciones de campaña; costaban más dinero que los pluses que nos correspondían al dia por estar de maniobras, con lo que nos veíamos obligados a poner dinero de nuestro bolsillo cuando nos suministraban las raciones de compaña, los cabreos eran monumentales y lo que se hacía era llevar comida de casa y guardar intactas las raciones, al volver al cuartel, se entregaban completas y así no te las cobraban.
En cuanto a la acidez, recuerdo que las raciones de campaña que me suministraban durante mis dos primeros años de servicio estaban hechas por el Servicio de Subsistencia de la Armada de Cartagena, a la lata de potaje (judías con chorizo y tocino, cocido madrileño ó lentejas con chorizo) le vaciábamos la mitad del caldo y la rellenábamos con agua y aún así, a veces, te las hacían pasar canutas. Con respecto al estreñimiento, nosotros no teníamos ese problema, uno de los modelos de raciones (si mal no recuerdo teníamos tres modelos diferentes) llevaba una lata de mermelada de ciruelas (para el desayuno) que te soltaba de lo lindo, si te descuidabas no te daba tiempo ni a bajarte los pantalones