Batalla de Teruel

Historia Militar 1936-1939.

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gorri

Batalla de Teruel

Mensaje por gorri »

Me parece un hecho, cuanto menos curioso, que los que intervinieron en dicha batalla como son los protagonistas de la batalla de Teruel por ambos contendientes Rey D'Harcourt y sus hombres, por parte franquista, y la 84.ª Brigada por parte republicana- serían considerados traidores por sus respectivos bandos. Lo de Rey D'Harcourt ya lo conocíamos, pero no que les fuera a pasar lo mismo a quienes lo derrotaron. Es cuando menos curioso las vueltas que da el destino

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Tanques republicanos ante la plaza de toros de Teruel


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Urogallo
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Mensaje por Urogallo »

Rey nunca fue considerado un traidor, solo un incompetente de marca mayor....
"Adoro Alemania. Por eso me gusta que haya dos" Charles de Gaulle.
gorri

Mensaje por gorri »

Rey D'Harcourt
Por Pedro Arrese
Teruel estuvo desde el principio muy cercanas las operaciones bélicas y, por fin, fue objeto de una ofensiva por parte de los republicanos (gubernamentales) a fines de 1937, ordenada por Negrín, quien mandó hacerla coincidir con otra hacia Huesca. La desproporción entre atacantes y defensores era abrumadora: se dice que eran más de cien mil los republicanos y que no llegaban a seis mil los militares franquistas. Muy pronto Teruel fue cercada y empezó la lucha en el interior de la ciudad. La plaza estaba al mando de un pamplonés, Domingo Rey D´Harcourt, el coronel más antiguo. El armamento de entonces permitía que la tropa se pudiera refugiar en edificios fuertes y aguantar un asedio, con todas las penalidades que eso suponía, como en el caso del Alcázar. Las ayuda prometidas por Franco no llegaban, las nevadas y heladas hicieron estragos y no había posibilidad de resistir, por lo que Rey D´Harcourt, tras acordarlo con los otros jefes y oficiales, decidió capitular, exigiendo que se respetase la vida de todos, excepto la suya (“a mi, que me fusilen” les dijo).

Teruel fue la única capital de provincia conquistada por los rojos y aquello le costó una bronca tremenda de Mussolini a Franco, además del recelo de Hitler. Rey D´Harcourt fue acusado y juzgado por traición mientras estaba prisionero en Valencia primero y luego en Barcelona, negándose a pasar al otro bando, a pesar del desánimo que le produjo ver los periódicos nacionales en que se trataba tan mal. Tras la toma de Cataluña fue conducido hacia la frontera hasta que unos soldados, tras robarles lo poco que tenían, le mataron a él y a otros cuarenta y dos, entre los que se encontraba Polanco, obispo de Teruel. Era el 8 de febrero de 1939.

http://www.noticiasdenavarra.com/edicio ... .php#foto1
Figurate como lo tratarian que segun pone el articulo se niega a pasarse al otro lado
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Mensaje por Urogallo »

Traidor para los republicanos, en todo caso, no para el bando nacional.
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gorri

Mensaje por gorri »

En eso estamos de acuerdo, pero me da la impresion que si pasa al otro lado no lo reciben con flores y loas.
Lo curioso de la historia es el final tan inesperado de los hombres de la 84 Brigada Mixta y de Domingo Rey D,Harcourt
Un saludo Gorri
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Urogallo
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Mensaje por Urogallo »

Me repito: En el otro lado se le considera un martir incompetente. Desde el ppo nadie entendió por que abandonó el perimetro para enclaustrarse en el interior urbano.
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caracalla
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Sobre el honor del coronel d'Harcourt

Mensaje por caracalla »

El 10 de enero de 1938, conocedor el general jefe del V Cuerpo de Ejército de la extinción de los últimos reductos de Teruel, ordenaba se instruyera una debida información, al objeto de aclarar lo allí ocurrido.
El 1 de febrero siguiente, y habiéndose recibido en la Auditoría de Guerra de Zaragoza otra información, remitida por el general jefe del Ejército de Norte e instruida por orden suya, en averiguación de las causas que motivaron «la rendición del sector al mando del coronel Rey», dióse por el auditor una orden en cuya virtud quedaron unidas ambas informaciones, sirviendo de cabeza a la causa que llevó el número 315-1938 de aquella Auditoría, y cuyo objeto era la exacción de las responsabilidades que pudieran derivarse de los hechos relacionados con el fin de la resistencia en los dos reductos turolenses.

El final de la guerra, con la repatriación de algunos de los cautivos, cuyas declaraciones eran, más que valiosísimas, verdaderamente vitales, completó la laboriosa información. La causa alcanzó así un volumen de 2.291 folios, en seis piezas; el resumen hecho por el coronel de Estado Mayor, juez instructor, don Mariano Santiago Guerrero, tiene 118 folios, y lleva fecha de 11 de octubre de 1939. Una providencia ordenaba la entrega de las actuaciones a la Auditoría de Guerra de la 5.ª Región Militar.

Mientras tanto, el 2 de mayo, doña Leocadia Alegría, viuda de Rey d'Harcourt, había elevado una instancia al general Franco, pidiendo justicia y la reivindicación de la memoria de su difunto esposo. «Como militar y como español dio a la Patria cuanto tenía. ¡Que no se le exija también el sacrificio de su honor! ».

El 6 de abril de 1940 en el dictamen del auditor de guerra don Ignacio Grau, se proponía el sobreseimiento de la causa número 315-1938, fundándose en los números 1 y 2 del artículo 536 del Código de Justicia Militar entonces vigente, por lo que afectaba al coronel Rey d'Harcourt, y a tenor del número 2 con respecto a los otros procesados. Nueve días después el capitán general de la 5.ª Región, don José Monasterio, firmaba el decreto con la aprobación de aquel dictamen.

Los textos legales citados con éstos: «Artículo 536. Procede el sobreseimiento definitivo: 1.º Cuando elevado a sumario un procedimiento previo no resulten indicios racionales de haberse perpetrado el hecho perseguido. 2.º Cuando éste no constituya delito o hubiese sido debidamente juzgado por sentencia firme.»

El auditor llamaba la atención sobre algunos puntos muy concretos, con respecto a la responsabilidad del coronel Rey. «A través de toda la causa surgía inmaculada su lealtad absoluta a prueba de reveses y sufrimientos», habiendo sido llevada su resistencia «al límite», no faltando nada «para dejar bien puesto el honor de las armas y sí la posibilidad material de resistir». Además, no se alcanzaban fácilmente «que razones militares pudieran invocarse en contra de la rendición», que implicaba el sacrificio de los más significados, pero también la salvación de gran número de heridos y de la población civil; rendición optada por el coronel cuando era «de necesidad extrema e ineludible», quedando justificada a tenor de los Reglamentos por haberse satisfecho «las exigencias del honor y del deber».

No había, pues, responsabilidad y por ello quedaba a salvo el honor de todos, y desde luego el del coronel don Domingo Rey d'Harcourt.

Así quedó definitivamente cerrado el balance de la batalla de Teruel, una de las humanamente más duras de la Historia Universal.
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David L
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Mensaje por David L »

Urogallo ha comentado que Rey D'Harcourt mostró incompetencia al replegarse con sus tropas a la capital turolense para defenderse a ultranza en sus edificios. Creo que tal vez no es que él quisiera defenderse en la ciudad, sino que se vio obligado por el empuje y la sorpresa republicana en el asalto, tampoco la División 52, de la cual dependía el coronel Rey D'harcourt, del general Muñoz Castellanos pudo ayudarle demasiado ya que también se vio sorprendida por ataque sorpresa del General Rojo. De todas formas, si tras la desordenada retirada de las tropas republicanas de Teruel capital el 31 de diciembre, hecho inexplicable y a la vez no esperado por la fuerzas nacionales, que con la 1ª de Navarra se aprestaban a entrar en la ciudad, no se hubiera visto frenada por la intensa nevada caída durante todo el día, a lo mejor hoy hubieramos hablado de un Rey D'Harcourt como de un segundo Moscardo.

Un saludo.
"Lo que me interesa es la historia, vivir la historia, estar lo más posible dentro de la historia".

Josep Pla (1897-1981), escritor y periodista catalán.
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Tigre
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Re: Batalla de Teruel

Mensaje por Tigre »

Hola a todos :D; un breve resumen de la batalla como fue registrada en aquella época por la Military Review..............

LA BATALLA DE TERUEL.

La ciudad de Teruel, capital de la provincia del mismo nombre, con una población de 9600, había estado en posesión de Franco desde el comienzo de la guerra. Está situada en la confluencia de los valles de dos ríos, por la confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra. * El terreno es muy montañoso (Figura 2) y es tan fuerte que los insurgentes lo consideraban a salvo de los ataques frontales, protegido como está por el Monte Muletón y el Monte Celadas en el norte y el ahora famoso Muela de Teruel en el sur; por lo tanto, dejando sólo una guarnición débil en este sector, el Alto Mando procedió a concentrarse en otro lugar para otra ofensiva, ya sea en el frente de Guadalajara o a lo largo del valle del Ebro. Al parecer, el Gobierno recibió información sobre estas condiciones, probablemente a través de espías, y en secreto reforzó el "Ejército de Levante" (Ejército del Este) con un número de Brigadas Internacionales, que han prestado un muy buen servicio en esta guerra, sobre todo en horas de crisis.

Al amanecer, del 15 de diciembre de 1937, se lanzó la ofensiva del Gobierno, la infantería fuertemente apoyada por artillería, aviones y tanques; los ataques fueron dirigidos desde el norte, sur y suroeste, para cortar el saliente. Se avanzó rápido en el primer día; para el 16, el Gobierno había capturado Concud (Figura 3) a unos cinco kilómetros al oeste de la ciudad, ganando así el control de la única ruta disponible que podría ser utilizada para reforzar las defensas. Para el 18, la ciudad había sido cercada y el 21, las tropas del Gobierno ya habían entrado en la ciudad, ailando la débil guarnición Insurgente, que, ocupando algunos edificios, ofreció resistencia durante unos días, pero finalmente fue obligada a rendirse.


Bruscamente golpeado, el alto mando insurgente hizo los preparativos para acabar de una vez con esta derrota. Un poderoso ejército se concentró sin demora el 30 de diciembre y un contraataque vigoroso se puso en marcha en esa fecha apoyado por artillería, tanques y más de un centenar de aviones. Prevaleció un tiempo extremadamente adverso, con extremadamente bajas temperaturas, fuertes vientos y nieve lo que impidió el avance de lainfantería, artillería y vehículos a motor. Esto dio lugar a un estancamiento que duró prácticamente todo el mes de enero de 1938, con ataques y contraataques, uno tras otro en rápida sucesión. El 6 de febrero, el general Fidel Dávila, el conquistador de Bilbao, asumió personalmente el mando de las operaciones. El 18 de febrero, los insurgentes lanzaron una contraofensiva vigorosa dirigida por el propio general Franco. Las operaciones se iniciaron con una finta cerca de Montalbán, a unos treinta y ocho millas por el norte. El Gobierno concentró sus fuerzas en el sector de Montalbán para enfrentar esta amenaza. Con la velocidad del rayo, Franco golpeó entre las fuerzas de Montalbán y Teruel a través del río Alfambra, al este de Peralejos (Figura 3). Con la captura de Peralejos, los insurgentes tomaron el puente sobre el Alfambra en cercanías de Villalba Baja y luego giraron bruscamente hacia el sur a lo largo del valle del Alfambra. (Figura 3.) Las defensas del Gobierno a lo largo de este valle de montaña se desmoronaron bajo el feroz ataque desde el noreste. El pueblo de Valdecebro y las alturas que dominan a la ciudad fueron capturados en una desesperada lucha cuerpo a cuerpo y, por último, el 23 de febrero, después de abrirse camino a través de las calles de la ciudad, superando el fuego de las ametralladoras, asaltando trincheras y barricadas, los insurgentes recuperaron la posesión de Teruel. La situación ahora es la opuesta a la que había tenido lugar exactamente dos meses antes, cuando las tropas del gobierno, por una ofensiva sorpresa, forzaron a la guarnición insurgente a la rendición. Teruel ha sido convertida en un montón de ruinas y los dos meses de asedio y las diversas batallas han dejado poco en la ciudad por lo que valga la pena luchar. Posee, sin embargo, una gran importancia estratégica como punto de pivote situado en la punta más meridional del frente de Aragón.

* El rio Alfambra desemboca en el Guadalaviar en Teruel; este último gira bruscamente hacia el sur y sureste, donde se lo conoce como el Guadalaviar o Turia y desemboca en el Mediterráneo, en las cercanías de Valencia.

Imagen
Fig 2 - Terreno en los alrededores de Teruel...........................

Imagen
Fig 3 - Batalla de Teruel................................

Fuente: Military News Around the World. Military Review March 1938.

Saludos. Raúl M :carapoker:.
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cañaytapa
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Re: Batalla de Teruel

Mensaje por cañaytapa »

Otro aspecto a tener en cuenta fue la decisión de retirar divisiones republicanas una vez conquistada Teruel para abrir un nuevo frente en Extremadura. El contraataque sublevado les sorprendió lejos del frente y con pocas posibilidades de frenarlo efectivamente.
"El ajedrez es muy complicado" (Napoleón Bonaparte)
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NoImporta
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Reflexiones sobre Rey d'Harcourt y los defensores de Teruel

Mensaje por NoImporta »

Urogallo escribió:Rey nunca fue considerado un traidor, solo un incompetente de marca mayor....
:shock
Urogallo escribió:Traidor para los republicanos, en todo caso, no para el bando nacional.
:o

Estoy en desacuerdo con tal recalcitrante aseveración.
Urogallo escribió:Me repito: En el otro lado se le considera un martir incompetente. Desde el ppo nadie entendió por que abandonó el perimetro para enclaustrarse en el interior urbano.
:pre: ... y eso que en parte no le falta razón.

Estimado auditorio, respetable:

Con animus iocandi, a sabiendas de que lo que pueda escribir posiblemente no va a servir para nada y que al final cada cual va a seguir pensando lo que le convenga, paso a exponer mis argumentos. No obstante, oh persona lectora, procure buscar un estado de quietud mental, lea con atención mis palabras y no se crea nada de lo que escribo; si le interesa simplemente medite y contrástelo con todo lo que aprendió. Al fin y al cabo, como enseña la tradición sufí, el mejor maestro está sentado en tu silla.

Como diría Paco Marhuenda, "voy a tratar de ser objetivo".

La consideración sobre la actuación del coronel -habilitado- Rey d´Harcourt como jefe de la plaza de Teruel durante la célebre batalla homónima varía con el tiempo. Desde luego, el 8 de enero de 1938 -fecha de la caída definitiva de Teruel en manos republicanas- al interfecto que nos ocupa aquí le dijeron de todo algunos de sus compañeros de rebeldía. Ese mismo día, en su filípica radiofónica habitual, Queipo de Llano menciona que " (...) han tenido hoy un pequeño éxito los rojos , gracias a la traición de un canalla (...)", dedica a Rey los piropos "criminal", "cobarde" e "inepto" y termina su locución diciendo que confía en "(...) que Dios permitirá, con su Justicia, que ese jefe traidor sea castigado como merece."
En http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 9/009.html las personas inquietas pueden disfrutar de un extracto de la "charla" según el ABC sevillano, el de los muy cafeteros y zona "nacional" en general.

Las invectivas contra d'Harcourt prosiguieron los días siguientes teniendo como base las declaraciones de algunos evadidos, algunas de las cuales fueron difundidas por los voceros oficiales a través de medios de comunicación. En el ABC sevillano del día 11 tratan el asunto en las páginas 7, 8, 9, y 10:

http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 1/007.html
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 1/008.html
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 1/009.html
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 1/010.html

El franciscano Gil Sendra cuenta que el mal tiempo entre el 1 y el 8 de enero impidió la llegada de las tropas franquistas y "(...) se consumó la traición y fuimos entregados a los rojos por el coronel Rey." El alcalde, José Maicas, se unió a la difamación en diarios y entrevistas.
A nivel interno, Fernando Cámara, oficial médico evadido -al igual que los dos anteriores-, se despachó a gusto en una declaración jurada firmada el 21 de enero -que, por cierto, choca con los testimonios de otros militares y personas que se vieron en el fregado- dirigida a sus mandos. No sólo tacha a Rey como "militar indigno" -según él no dio la cara, saliendo apenas de Comandancia y pasando las últimas horas previas a la rendición pactada tomando coñac con el resto de oficiales favorables a la entrega- sino que hasta airea el rumor popular de que Muñoz Castellanos -jefe de la División 52 y de la plaza antes de la batalla- era un masón -lo cual por lo visto era cierto- amigo de Azaña, amén de cobarde. La apatía de ambos propiciaría que las fortificaciones exteriores fueran débiles -ya desde mucho antes de diciembre del 37- y que la defensa interior no fuera todo lo eficaz que hubiera podido ser. De él se toman algunas razones que demostrarían la "impericia" de Rey, básicamente la decisión de retirarse prematuramente a la ciudad y su incapacidad para preparar adecuadamente su defensa, que a partir de entonces figurarán en varios autores franquistas que estudien la batalla de Teruel.

A medida que la suerte de las armas cambia se suaviza ligeramente la percepción de Rey. Con la reconquista de Teruel, se ahorran los insultos directos al interfecto, pasando a ser algo más sibilinos al respecto. A partir de entonces en el ABC sevillano se insinúa más la "traición" que se afirma:
"[los soldados republicanos] se estrellaron una y otra vez contra el valor indomable de los defensores de Teruel, que no se hubieran rendido si no fuese por la incompetencia -y quizás por la traición- del jefe del sector que, acobardado, se rindió al enemigo."http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 2/008.html
Además se explota la diferencia de la defensa hecha de esa plaza por unos y otros; frente a la rápida huida o rendición de las tropas republicanas que la guarnecían, contrasta "Aquella otra que en el trance inverso la defendiera bajo la santa enseña granate y oro resistió muchos días después de traicionada (...). http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.e ... 3/008.html
Ese mismo año, Eduardo Fuembuena, propagandista de "El Heraldo de Aragón", sigue aireando en un compendio de sus crónicas la idea de traición "del jefe de la plaza", tomando como contrapunto y verdadera referencia de la defensa de Teruel al "heroico coronel Barba", que sólo cae capturado -no se rinde- por la traición y las malas artes de los republicanos, quienes lo apresaron aprovechando una tregua.

Sin embargo, el tiempo lo cura casi todo y en el aniversario de la rendición de Rey nadie del ABC sevillano se acuerda de él, cosa en parte lógica dado el desarrollo fulgurante de la ofensiva franquista en Cataluña. Tampoco hay noticias del hallazgo de los cadáveres masacrados en Pont de Molins -el auténtico crimen de guerra se produjo el 7 de febrero, pero los cuerpos fueron aparentemente hallados e identificados diez días más tarde- ni se recuerda la reconquista de Teruel. Esos días los del ABC están emocionados con la conquista de Cataluña y el paulatino reconocimiento de la España de Franco por diversos países europeos.

El final de la guerra supuso el inicio de un largo y duro consejo de guerra a los oficiales rendidos para depurar las responsabilidades de la pérdida de Teruel. El libro de Eloy Fernández contiene las partes más significativas del proceso de sumario incoado, concretamente los dictámenes del instructor y del auditor, así como los esbozos que algunos implicados en el asunto (el teniente Castells y el propio Rey) elaboraron con vistas a su defensa -pues conocían que eran tildados de traidores- a pesar de que no vieron el fin de la guerra. Al final los defensores fueron exonerados, pero no rehabilitados, y mucho menos Rey d'Harcourt -el cual, por cierto, fue juzgado “en situación de rebeldía” al no acudir al juicio, cosa lógica si tenemos en cuenta que estaba muerto y enterrado- aunque a partir de aquí sí que ya se deja de hablar de traición. Del Fueyo, en su hagiografía del obispo Polanco de 1941, comenta (las negritas son mías):
La rendición de la Comandancia trajo sobre Rey las iras nacionales, que alguien atizó en un libro, hecho como para difamarle, si los denuestos más bellacos del arroyo pudiesen desdorar otra fama que no sea la fama de quien ignore mejores razonamientos.
Firmó -es verdad- una resolución conjunta que no puede ser gloriosa; porque no hay gloria sin triunfo; pero tampoco es humillante, so pena de serlo todas las rendiciones.
Se había luchado hasta el heroísmo; sobrevino la extenuación. La dignidad de los hombres y de las armas quedaba limpia...
Como si todos los héroes hubieran de ser afortunados o como si el infortunio estigmatizase aún a los héroes, ved ahí a ese paranoico, analfabeto y zafio autor, inefablemente nulo, audaz y vanidoso, arrojando sobre Rey la basura de insultos tales como traidor, imbécil, cobarde, vil canalla... y motejando de "pancistas sin honor y sin adarme de amor a la Patria" a quienes lucharon por ella hasta caer exánimes. ¡Así escriben algunos la historia!
(pp. 157-158)
Andrés Pamplona, en el monográfico sobre la batalla de Teruel de la colección "Temas Españoles" (1952), ya no menciona para nada el tema de la traición o no y sí hace mucho hincapié en la resistencia heroica de los defensores de la plaza.

Pero ésos son libros más o menos divulgativos con fines de propaganda. Es en algunos de los libros en los que -teóricamente se pretende al menos- se analiza militarmente la batalla donde, una vez exonerados, se considera definitivamente a Rey como el "mártir incompetente" que escribía el señor Urogallo y que más o menos se ha mantenido en muchos estudiosos al tomar como referencia las obras de Kindelán -mantiene que fue un error retirarse al casco urbano y enrocarse en edificios inconexos y no fortificados, abandonando trincheras aún defendibles, cosas que ya afirmó Fernando Cámara en su declaración jurada- García Valiño y Manuel Aznar y otros que abundan en presentar las meteduras de pata de Rey, aunque acentuando, eso sí, más las críticas al comportamiento previo a la capitulación que al hecho de que se rindiera tal como tenía la situación cuando lo hizo.
No obstante, Rey también tiene sus defensores. Los autores de izquierdas, como G. Cabanellas, Broué, Tèmime y Buckley -entre muchos más- son bastante más comprensivos. Algunos de filiación franquista como Ricardo de la Cierva y Martínez Bande no cargan tan duramente como los primeros. Parece que a nivel privado el coronel fue reconocido por muchos de sus compañeros de armas, aunque siguió siendo (posiblemente aún lo sea) una figura maldita para los franquistas hasta el punto de que su viuda no pudo enterrar sus restos según los deseos de la familia hasta 1972 y siguiendo la más estricta intimidad.
caracalla escribió:
El auditor llamaba la atención sobre algunos puntos muy concretos, con respecto a la responsabilidad del coronel Rey. «A través de toda la causa surgía inmaculada su lealtad absoluta a prueba de reveses y sufrimientos», habiendo sido llevada su resistencia «al límite», no faltando nada «para dejar bien puesto el honor de las armas y sí la posibilidad material de resistir». Además, no se alcanzaban fácilmente «que razones militares pudieran invocarse en contra de la rendición», que implicaba el sacrificio de los más significados, pero también la salvación de gran número de heridos y de la población civil; rendición optada por el coronel cuando era «de necesidad extrema e ineludible», quedando justificada a tenor de los Reglamentos por haberse satisfecho «las exigencias del honor y del deber».



No había, pues, responsabilidad y por ello quedaba a salvo el honor de todos, y desde luego el del coronel don Domingo Rey d'Harcourt.



Así quedó definitivamente cerrado el balance de la batalla de Teruel, una de las humanamente más duras de la Historia Universal.
Qué más hubieran querido los oficiales supervivientes y sus familiares. Que los oficiales fueran exonerados no significa que fueran reconocidos públicamente y Rey d'Harcourt continuó siendo repudiado por Franco.
El obispo Polanco y Rey sufrieron el mismo destino. Sin embargo, mientras el cuerpo del obispo fue trasladado a Teruel con todo boato y ceremonial, los restos de Rey permanecieron enterrados en Pont de Molins, a pesar de los deseos de su familia, en una suerte de destierro más allá de la muerte. Como escribía más arriba, solo en 1972 se permitió a sus familiares trasladar sus restos al panteón familiar en Logroño bajo la condición de que fuera hecho con discreción. Se dice que el cuerpo fue transportado al panteón en el maletero de un coche particular. Como curiosidad, en la actualidad Rey está enterrado en el cementerio de Calamocha -donde también yace una hija suya-, localidad en la que parece que residen familiares suyos.
El hecho de que los hijos del capitán Lloréns -en las crónicas de los diarios "nacionales" aparece con el apellido castellanizado, "Llorente"-, uno de los últimos militares del sector del Seminario en rendirse, sientan la necesidad de publicar un libro en una fecha tan relativamente alejada de los días de autos como es el año 2005 para reivindicar el honor de su padre, y por extensión del resto de los defensores de Teruel, resulta sintomático de lo estigmatizados que tuvieron que estar los oficiales supervivientes capturados en Teruel, por mucho que al final quedaran exonerados.
David L escribió:Urogallo ha comentado que Rey D'Harcourt mostró incompetencia al replegarse con sus tropas a la capital turolense para defenderse a ultranza en sus edificios. Creo que tal vez no es que él quisiera defenderse en la ciudad, sino que se vio obligado por el empuje y la sorpresa republicana en el asalto, tampoco la División 52, de la cual dependía el coronel Rey D'harcourt, del general Muñoz Castellanos pudo ayudarle demasiado ya que también se vio sorprendida por ataque sorpresa del General Rojo. De todas formas, si tras la desordenada retirada de las tropas republicanas de Teruel capital el 31 de diciembre, hecho inexplicable y a la vez no esperado por la fuerzas nacionales, que con la 1ª de Navarra se aprestaban a entrar en la ciudad, no se hubiera visto frenada por la intensa nevada caída durante todo el día, a lo mejor hoy hubieramos hablado de un Rey D'Harcourt como de un segundo Moscardo.
Clausewitz escribió:

La guerra es el campo de la incertidumbre; tres cuartas partes de las cosas a partir de las cuales es necesario calcular qué acción debe ser emprendida en una guerra se encuentran más o menos ocultas en la nebulosa de una gran incertidumbre.

A toro pasado es muy fácil ponerse el gorro de Napoleón, detectar los fallos de unos y otros y comenzar a fantasear con el "quéhubierapasadosi" y el
"loquedeberíahaberhechoes". El estudioso de la batalla de Teruel sabe la relación de fuerzas de unos y otros, la situación exacta de las posiciones, su descripción y hasta su guarnición. Incluso muchos de ustedes sabrán mejor el uso y las características técnicas del armamento y tácticas básicas de combate que muchos de aquellos desgraciados que se vieron inmersos en el combate. El que investiga la batalla, en fin, acaba gozando de una información y de una perspectiva de su desarrollo -tanto de la batalla en sí como de sus consecuencias- que los protagonistas de la batalla no podían ni soñar. Sabemos tanto que es fácil desmontar los motivos "trending topic" que suelen presentar algunos de esos hijos de Marte que, teniendo el camino expedito, se negaron a entrar en Teruel la tarde -que no noche- del 31 de diciembre del 37 y que curiosamente cargaron después contra Rey d'Harcourt tildándole, como mínimo, de incompetente con mejores o peores palabras.

Tal es el caso de García Valiño. Es una broma pesada que tenga que ser precisamente el tío que se quedó a un puente y unos centenares de metros de los reductos de resistencia el que tenga que mencionar los detalles habituales -abandono prematuro de posiciones exteriores, encerrarse en una serie de edificios formando dos núcleos prácticamente separados y demás- que mostrarían la "impericia" de Rey. García Valiño, el "matarequetés", el jefe de la división franquista con mayor número de bajas de todas, el tipo que manda asaltar frontalmente una cota fortificada en pendiente ascendente dotada con armas automáticas atravesando terreno con escasa vegetación sin antes asegurarse bien de que las posiciones enemigas que la cubren y protegen por su flanco estén tomadas, destruidas o, como mínimo, reducidas por fuego, lo que supuso la aniquilación de la plana mayor de una de sus unidades, entre otras víctimas. Que alguien contacte con el espíritu del teniente coronel Tejero -el carlista, el golpista no :-p~ -, uno de los finados en el asalto a la cota 962 a ver qué opina de Valiño.
En su libro sobre la campaña de Aragón, Valiño justifica su no entrada en la ciudad por el temporal de nieve, sus escasas reservas -dice que solo dos batallones-, la débil línea de suministros por el gran avance conseguido -con el que no parecía contar, más de ocho kilómetros, dice- que además no fue seguido por los grupos de artillería y la apatía de las divisiones vecinas y de los defensores de Teruel, que no hicieron nada para enlazar con sus líneas. Manuel Aznar cuenta, por su parte, que Varela detuvo el avance por la ausencia de noticias de los resistentes del interior.

Pero las horas y los datos no cuadran.

Para empezar, sabemos que la famosa "gran nevada" comenzó ya entrada la noche del 31 de diciembre -no nevó durante todo el día; empezó finamente por la tarde y ya se cogió fuerte por la noche-, que la gran desbandada republicana se desarrolló ya por la mañana -algún participante en ella mantiene que se inició con el relevo desorganizado de la 11 División de Líster por la 68 D de Trigueros, bastante desgastada, la noche del día 30 al 31- y que tropas de la 1ª de Navarra conquistaron la Muela de Teruel y llegaron a los puentes del Turia -que estaban intactos- entre las cuatro y las cinco de la tarde, cuando todavía no era de noche ni había comenzado la auténtica tempestad de nieve y la ciudad ya estaba desierta de soldados republicanos. Curiosa gran nevada, por cierto, ésa que impide a los franquistas avanzar unos centenares de metros y no molesta lo más mínimo a unas tropas republicanas tocadas moralmente para volver sobre sus pasos -algunos grupos llegaron hasta Puerto Escandón, a unos 10 ó 15 kilómetros de Teruel- y reocupar sus posiciones urbanas y algunas exteriores de Teruel; incluso la nevada no fue impedimento para que entrara en línea la 47 D de Durán, que llegó la tarde-noche del 31 a Teruel desde la zona de Tarancón-Cuenca y que fue la encargada de desalojar a los franquistas de la Muela al día siguiente, lo que consiguió parcialmente.
El hecho de que García Valiño apele a su línea débil de suministros, escasas reservas y que no le acompañara la artillería en su avance como obstáculos para liberar a una guarnición sitiada que lleva dos semanas combatiendo con lo puesto me parece una muestra de cinismo atroz. Es llamativo que su dificultad de abastecimiento, sus "escasísimas reservas" y falta de artillería no impidieran que su división combatiera el 1 de enero con pérdidas territoriales mínimas -y eso que por primera vez, tropas de la 1ª de Navarra "chaquetearon"- y que le posibilitara establecerse en las vecinas muelas de Alejandra y Oraos, así como entablar allí duros combates con la 70 División republicana de Toral durante más de una semana con una ola de frío polar que convirtió el lugar en la estepa rusa.
Por lo que respecta a la apatía, es cierto que el resto de divisiones franquistas prácticamente dejaron de perseguir a los republicanos en desbandada. Las tropas de Aranda se conformaron con reconquistar Concud y pararon inexplicablemente -seguro que Bande diría que ese hecho "causa extrañeza" :) - sin ocupar las posiciones de los Mansuetos, Santa Bárbara y demás; incluso alguna unidad que se adelantaba fue ordenada retroceder algunos kilómetros. Algo incomprensible que solo se explica por la chulería de unos mandos que consideraban que ya estaba todo hecho. Una cosa parecida puede aplicarse a los resistentes de Teruel. Me da que Rey y Barba se vieron con la posibilidad de montar un numerito tipo "Alcázar" y, lejos de facilitar la evacuación de civiles y heridos, ordenaron que nadie saliera de los reductos. Ya tendrían tiempo de arrepentirse, desde luego.
Y por lo que toca al desconocimiento de lo que pasaba dentro de Teruel que dice Aznar que alegó Varela -y arguyeron otros de sus oficiales-, eso es una falacia de dimensiones grotescas. Abundan los testimonios que dicen que los sitiados en el Seminario y los requetés que estaban a orillas del Turia se hablaban a grito pelado. Herrera Alonso comenta en su libro sobre el Tercio de Navarra:
Siguen los requetés avanzando sobre Teruel, cuyo camino está abierto y a cuyas primeras casas se llega a las cinco de la tarde sin haber encontrado resistencia.
Se ocupa una fábrica sobre la carretera y se sitúan las posiciones a ambos lados del puente de la carretera de Tarancón, sobre el río Turia. A la derecha se enlaza con el séptimo tabor de Regulares de Larache, que se establece también sobre la orilla del río. Del enemigo no hay señal viviente; se ve [que] ha abandonado la ciudad que ha quedado totalmente desierta, con la excepción de los reductos en los que se han defendido estos días nuestras fuerzas sitiadas. Estas han visto con el natural entusiasmo cómo la presencia de nuestras vanguardias en la Muela ha obligado al enemigo abandonar el cerco.

Vicente Rojo, en su libro España heroica, editado en Buenos Aires en 1942, dice:
... Teruel, que había quedado evacuado por nuestras tropas en las primeras horas de la noche del 31 (detalle significativo ignorado por mucha gente), se volvía a ocupar cuatro horas más tarde por la misma unidad que lo había abandonado, sin que el enemigo, ni los sitiados, ni las tropas de socorro, se hubiesen dado cuenta de tan lamentable accidente.
Tiene este párrafo más de una inexactitud, ya que la retirada de los rojos de la ciudad de Teruel no se llevó a cabo en las primeras horas de la noche, sino a media tarde; en cuanto al momento en que el enemigo regresó a Teruel fue en las primeras horas de 1938. Por otra parte, los requetés del tercio Navarra vieron perfectamente que el enemigo no se encontraba en Teruel.
Llenos de entusiasmo los hombres del Navarra quieren entrar en la ciudad, pero no lo permite el mando de la división, y el capitán Toral pone centinelas en el puente para que nadie lo cruce. Claro que esto no es un gran obstáculo para los requetés; un grupo de media docena cruza el río helado y se interna en la plaza del Torico, de la que traen una placa con el nombre de ella para testificar hasta dónde han llegado. Dicen que en Teruel no hay un solo rojo, que muchas tiendas están saqueadas y las calles llenas de escombros y basura y con parapetos y barricadas. El teniente Pujadas cuenta de la llegada de su compañía a los suburbios de Teruel:

Este día llegamos a las primeras casas de Teruel, a un puente sobre el río. Mi compañía (la tercera) se quedó en una fábrica o almacén. Hubo que poner guardia en el puente para que no entraran los requetés en la capital, pero alguno entró. Mendarózqueta tuvo allí un detalle muy gracioso: montó en una bicicleta descacharrada que encontró por allí y estuvo dando vueltas por las fortificaciones que habíamos cogido a los rojos. No había ni uno por allí. Me quedé con las ganas de hacerle una foto montado en la bicicleta con el telón de fondo de Teruel.

La nieve que empieza a caer a media tarde, muy fina al principio, se va convirtiendo a lo largo de la noche en un espeso trapeo. El frío es intensísimo y el silencio impresionante. Parece que no hay guerra en esta noche de san Silvestre de 1937. Un requeté relata así este final de año en sus memorias de campaña:

El 31 avanzamos sobre la Muela; nosotros atacamos unas posiciones a su izquierda. Nuestra artillería va tirando delante de nosotros y avanzando las explosiones; nosotros nos protegemos con ellas y avanzamos pegados al humo y tapados con él, que no permite a los rojos vernos. De pronto empiezan a explotar los obuses entre nosotros. ¡Cuerpo a tierra!, y el alférez Aramburu, de nuestra compañía, coge la bandera y la hace flamear de pie, muy valiente, pues siguen cayendo obuses entre nosotros. Por fin vuelven a caer en su sitio y seguimos el avance hasta tomar la posición que no ha habido que asaltar, pues los rojos se fueron antes de que llegáramos a la alambrada.
Se corrió entre los requetés la voz de que en una de las baterías que protegían nuestro avance había un oficial rojo y que había sido descubierto y fusilado.
El tercio Navarra y un tábor de regulares son los que avanzan más, llegando al río, a un puente de la carretera que entra en Teruel, ocupando un barrio de las afueras de la ciudad. Los rojos no tiran; parece que se han marchado.
Los requetés queremos entrar en Teruel, pero no nos dejan y ponen guardia en el puente para que nadie pase. De todos modos, algunos pasan por el río helado y entran unos cientos de metros en la ciudad; dicen, al regresar, que no se ve ni un rojo.
A las cuatro de la tarde empieza a nevar, nieve fina al principio, que va aumentando a medida que anochece.
Por la noche nieva mucho. Por lo visto estamos a veinte bajo cero. A mí me toca la primera guardia, hasta las doce de la noche. A pesar del pasamontañas no siento las orejas. (...)"

Akela (José Aznares García), bravo celtíbero -así se define él, parece que en Molina de Aragón no hubo proceso de romanización- encuadrado en el 7º Tabor de Larache, unidad vecina de la anterior, comenta por su parte:
[La tarde del 31 de diciembre] Llego a una casa derruida donde está Roca, y como y me caliento algo. Empieza a nevar. Viene Viñas. Bajo con él a una fábrica de carburo donde está el comandante. Estamos en la mismísima entrada del puente que cruza el Guadalaviar y a cuyo extremo se alzan las casa de Teruel. No hay nada ni nadie. No se oye un tiro. No tenemos sino cruzar el puente y entrar en la ciudad. Exultamos de alegría. ¡Hemos sido nosotros los que hemos liberado Teruel!
Pero está cerrando la noche, nieva cada vez más espeso y el comandante -a mi juicio con muy criterio- nos dice que no sabemos lo que hay al otro lado del río, que la lucha entre casas es endiablada, que es de noche, y que mañana, con buena luz, será cuando entremos.
Y comentando el glorioso día de Año Nuevo que vamos a tener, nos volvemos a subir a la loma, salpicada de casitas, desde la que bajamos antes.
Mientras Roca toma una casa alejada desde la que nos hacen fuego, yo encuentro otra, pequeña, pero abierta, intacta y con colchones y estufa.
Y en ella pasamos la noche. A las 21, si salimos de la casa, nos hundimos en la nieve hasta medio muslo. Y la nevada sigue intensamente.
Cenamos. Los [r]ojos se han dejado un botellón de un vinillo dulce delicioso, y con él celebramos la Nochevieja. No hay uvas, ni campanadas, pero a las 24 salgo a la puerta y con mis dos pistolas "doy" la medianoche con doce disparos al aire. Estamos en 1938.

Sábado, 1 de enero

He dormido bastante bien. A las 3 vienen tres soldados de Teruel, portadores de una carta del coronel D'Harcourt. Han atravesado las calles sin encontrar un alma. Teruel está desierto de enemigos. En la ciudad, según nos cuentan, han resistido en tres o cuatro edificios. Casi toda la población civil ha sido evacuada hacia Valencia. Y con tales noticias nos volvemos a dormir en espera del alegre día de mañana.
(p.215 y siguientes)

El contenido de la carta de Rey es, según García Valiño, una especie de aviso que dice que si el 1 no entran las tropas exteriores él se rendirá porque sus fuerzas están al límite. Personalmente, no me creo esa versión porque a esas alturas los sitiados ya sabían que en Teruel no quedaban tropas enemigas. Por si tenían alguna duda, un oficial de Carabineros republicano se pasó a los franquistas en el sector de Seminario el 31 -curiosamente Barba habla de la captura de un oficial de Carabineros con abundante información el 1 de enero- y dijo que sus antiguos colegas habían abandonado la ciudad; allí incluso tuvieron ánimo para celebrar una misa como agradecimiento por la liberación, que ya veían segura. Es más, hasta el parte oficial franquista dice que se ha levantado el cerco a Teruel y el mismo Franco manda que los generales de las divisiones participantes en los combates sean felicitados por la victoria, dando por concluida la batalla. Finalmente, algunos sitiados hicieron caso omiso a las órdenes de sus jefes de quedarse en su puesto y se pasaron a las líneas de la 1ª División de Navarra, dando cumplida cuenta de la situación de la ciudad.

En definitiva, me parece claro que los motivos que suelen presentar los implicados para explicar que no liberaran a los defensores de Teruel la tarde-noche del 31 de diciembre de 1937 son solo excusas de mal pagador para encubrir unas negligencias "de marca mayor". Veían tan clara la recuperación de Teruel que sencillamente decidieron esperar a entrar el 1 de enero a bombo y platillo y empezar, de paso, el año de manera triunfal. Además de las felicitaciones y del parte "nacional", Dávila aseguró que habían recuperado Teruel y llegaron a celebrarse manifestaciones de júbilo en la España "nacional". Por lo que toca a los sitiados, soy de la tesis de Pompeyo García: Rey y Barba querían dar el "sin novedad" y así ganar recompensas por mantenerse en sus puestos y méritos de guerra.
Pero ya sabemos lo que ocurrió después. Al desaparecer la niebla a las once de la mañana siguiente, las tropas de Durán atacaron y echaron a la 1ª D de Navarra de la orilla del Turia y de la "parte buena" de la Muela -la que mira a Teruel- mientras los franquistas de los reductos, por su parte, se vieron de nuevo asediados por unas tropas republicanas con renovados bríos.

Podríamos empezar a hablar sobre los errores de d'Harcourt, sobre si debería de haber volado los puentes, defender todo el perímetro urbano o si debería haber mantenido a sus hombres en las posiciones exteriores hasta el último hombre, etc. pero lo único que sabemos cierto es lo que pasó, y el desarrollo de los acontecimientos demuestra que, con todas las críticas y errores que se le puedan hacer y endilgar, su sistema defensivo le dio para mantenerse en condiciones de resistir hasta el 31, y los franquistas cercados aún prolongaron después su resistencia hasta el 7-8 de enero.
Personalmente, considero que si Teruel cayó fue por la concatenación de varias negligencias. La maniobra republicana sobre Teruel se veía venir de lejos y en ese sentido no fue ningún ataque sorpresa, a pesar de que desconocieran con certeza "el día D y la hora H", como generalmente se dice. Ya desde el 6 de diciembre los franquistas advirtieron sus preparativos y dos días antes del inicio se pasó un oficial del Ejército Popular con toda la información al respecto -el cual por cierto fue trasladado inmediatamente a la Capitanía General de Zaragoza-; a pesar de todo ello siempre se negaron refuerzos a la guarnición local.
Una vez iniciado el ataque, la respuesta fue lenta. Franco tardó más de una semana en decidir socorrer decisivamente a los cercados y no fue con todo hasta que Teruel cayó.
Así y todo, las dos agrupaciones -auténticos cuerpos de ejército- de Varela y Aranda -más casi toda la aviación "nacional"- bastaron para llegar a Teruel, y eso que se optó por el choque frontal en vez del flanqueo y envolvimiento -que es la táctica que rendirá mejores réditos semanas después- pero ya sabemos qué hicieron: quedarse a las puertas de Teruel esperando el año nuevo, mientras los mandos asediados anhelaban recibirlos en sus reductos.

Para los amantes de la historia contrafactual y la ucronía queda el divagar sobre qué hubiera pasado si hubieran entrado los franquistas en Teruel la tarde-noche del 31 de diciembre, salido los asediados de sus reductos o corregido tal o cual muestra de "impericia". Proyección por proyección, dudo que Rojo hubiera dado por bueno el resultado de la entrada franquista en Teruel y no me resulta descabellado pensar que los combates hubieran continuado en torno a Teruel por lo menos algunos días más, dada la llegada de la 47 D republicana, la entrada en línea de las reservas de la 70 D -que estaban acantonadas justo enfrente de las muelas de Alejandra y los Oraos y no se llegaron a desbandar el 31- y la movilización de la 35 D -cuya marcha hacia Teruel sí se vio afectada por el temporal de nieve y tardó días en llegar a la ciudad-, tropas a las que habría que añadir las unidades recuperadas de la desbandada, que no eran pocas a pesar del desgaste que habían sufrido.
Mas lo que hubiera pasado realmente no se sabrá jamás.

Como conclusión, me parece evidente que Rey fue el chivo expiatorio ideal para echarle la culpa de la conquista de la única capital de provincias tomada por el Ejército Popular, hecho que tuvo gran repercusión en todo el mundo. La rabia de Franco, que perdió Teruel después de haber proclamado a los cuatro vientos que la había recuperado y puso, además, en entredicho su capacidad militar, explica la inquina hacia la figura de Rey, que se tradujo en una campaña mediática brutal contra él en la que la palabra "traición" y su sombra se hizo presente. Su traición explicaría la conquista de Teruel y su "impericia" taparía los errores de los generales al mando de las tropas libertadoras, con Franco a la cabeza, que a pesar de contar con todos los recursos militares de la España "Nacional" fueron incapaces de liberar a los sitiados.
Con el tiempo y el triunfo final se eliminó esa visión de Rey como traidor, pero no así la percepción de ser el culpable de la rendición y captura de Teruel, al ser recordatorio de sonados errores que tantas vidas costaron. Nunca se sabrá estadísticamente el impacto real de la campaña mediática y si resultó exitosa o no, pero es de suponer que al menos en la zona franquista calaría bien en los corazones y las mentes de sus moradores y simpatizantes, dado el férreo control y censura de los medios de comunicación. A nivel personal, puedo decir que una prima hermana de mi abuela sufrió parte de la batalla de Teruel, ya que era nativa turolense. Al ser evacuada fue a casa de una tía abuela mía y allí contó a mis ancestros que los republicanos nunca hubieran conquistado Teruel si no llega a ser por la rendición de Rey, ya que "Teruel estaba muy bien defendida". Hoy sabemos que algunos puntos de su línea de defensa exterior eran bastante precarios -y más teniendo en cuenta lo que les venía encima- y que en líneas generales Teruel se hubiera podido defender de forma más eficaz, mas creo que es una declaración bastante sintomática -y más siendo coetánea al desarrollo de la batalla- de cómo algunas personas -pues supongo que la prima de mi abuela no sería la única que pensara así- procesaron mentalmente la conquista de Teruel por el Ejército Popular y el papel de Rey d'Harcourt en ese hecho.

Aprovecho el post para saludar cordialmente a los señores MENCEY y David L, a los cuales he tenido el gusto de leer en otros foros.

Sed felices :D .
"Desdichado el país que necesita héroes."
-Galileo, un personaje de Bertolt Brecht-

"Antes de lamentarte de ser el esclavo de alguien, asegúrate de no ser el esclavo de ti mismo."
-James Allen-
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Re: Batalla de Teruel

Mensaje por Beltranejo »

Excelente entrada en el Foro NoImporta :D
Si te apetece presentarte al resto de compañeros, puedes hacerlo aquí: http://www.elgrancapitan.org/foro/viewt ... start=4380

Personalmente creo que al coronel Rey le sobrepasaron las circunstancias, se vio obligado a acoger en su reducto a muchos civiles que entorpecieron su defensa y supusieron una penosa carga moral que sin duda hizo mella en su ánimo.
Lo mejor del Call Of Duty, es que ni te duelen los tiros ni pagas la munición.
El Maestro Zebra.
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Re: Batalla de Teruel

Mensaje por jmunrev »

Excelente aporte NoImporta, estoy de acuerdo con tu conclusión.
"Yo soy un marino hijo de España, pero, desgraciadamente, hay muchos oficiales que son hijos de Drake".
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Re: Batalla de Teruel

Mensaje por Schweijk »

Gracias por el análisis, NoImporta.
"No sé lo que hay que hacer, esto no es una guerra".

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Re: Batalla de Teruel

Mensaje por Segoviano »

Sin duda has entrado a lo grande :) .

Un Saludo :dpm: .
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Gibraltar Español

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