Tal como se estaban desarrollando los acontecimientos bélicos mundiales durante el año 1944, hacían prever el próximo triunfo de los Aliados y en consecuencia la derrota de Alemania y sus ya pocos aliados que por aquellas fechas le quedaban. Este clima de euforia y de entusiasmo tan desbordante hacían prever la pronta caída de Mussolini y de Hitler, ...y , entre los españoles exiliados en Francia, nació la esperanza de que caería, con ellos, el dictador Franco.
El PCE plenamente reorganizado en el país vecino, creyó que era el momento de invadir España y así derrocar a quien les había expulsado un lustro antes. Desde el cuartel general situado en Montréjeau, a 30 kilómetros de la frontera, se barajaron varias posibilidades, pero la decisión de la invasión recayó en el Valle de Aran que se comunicaba con ambos países y a la vez quedaba incomunicado por las nieves durante el invierno, cosa que en caso de triunfar la operación les hubiera dado cierto respiro para el asentamiento en territorio español de la república. Comenzaron los preparativos con la máxima celeridad y comenzó a suministrarse el armamento; metralletas Thompson o Stern , morteros y alguna pieza artillera con camiones para el transporte del resto del equipo, dos o tres coches mal blindados, dos antiaéreos Bixfort del Ejército francés del año 1940, recuperados de los alemanes, dos o tres morteros del 81, algunos fusiles de la guerra de 1914 y el arma principal para la guerrilla en Francia: las metralletas, nada en concreto para enfrentarse con un Ejército.
El 19 de octubre de 1944 a las seis de la mañana 3.000 hombres iniciaron el avance desde Francia hacia España por el Valle de Aran. De estos, 1.500 lo hicieron entrando por el valle central. Era el responsable del diseño de la operación Vicente López Tobar, a cuyo mando llegó a reunir entre 10.000 a 12.000 hombres, pero hubieron que excluir a los extranjeros a fin de evitar que la propaganda franquista los utilizara como motivo de que España era invadida por extranjeros; esto redujo el contingente en unos 5.000 efectivos.
En principio la operación fue un éxito, pues se ocuparon las aldeas de Abusen, Canejan, Porcingles, Pradell, Lés, Bossot, el Portillón, La Bordeta, Vilamós, Benòs, Bòrdes, Aubert, Betlán, Vilach, Mont, Montcorbau, Vila y Besos.
Desde meses antes hubieron distintas invasiones preliminares con suerte más bien adversa y sólo consiguieron distraer a las fuerzas del gobierno de Franco y no cumplir la misión que se les había encomendado. Aquel ir y venir de los grupos guerrilleros se suponían debían haber aportado la información adecuada para el éxito de la invasión.
En realidad estas patrullas que se enviaban al interior eran mal recibidas, se tenía que combatir duramente con la consiguiente pérdida de muertos y heridos, en algunos sitios la Guardia Civil estaba emboscada esperando a los guerrilleros y en otros eran grupos de falangistas y de requetés. En otros sitios los campesinos se defendían con hachas y otros instrumentos de labor.
no continuar la progresión mientras en España no estallase como aseguraban el tal Mariano y el fantástico General Fernández.
El primer parte de guerra de esta operación aparecerá en la publicación “Reconquista de España”, que lo publicará el 15 de octubre. Del mismo se desprende el enorme optimismo que se respiraba entre los medios que habían iniciado la operación y esperaban que su iniciativa propiciase la insurrección popular que nunca se produjo. La realidad iba a poner las cosas en su sitio. A medida que se iba produciendo el avance , los guerrilleros comprobaban, desilusionados, como su presencia no producía el efecto que todos habían pronosticado. La población era más bien renuente, bien por desconocer a la UNE (Unión Nacional Española), bien por el temor que les producía sufrir en sus casas nuevos combates y con toda seguridad un hecho determinante de esta actitud era que aun estaba reciente el recuerdo de la terrible guerra civil y sus consecuencias que muchos estaban sufriendo.
A medida que se iban desarrollando los acontecimientos comprobaron, además, que no contaban con ningún grupo local de apoyo prometido. Se detuvieron delante de Viella que era la población más importante y el objetivo principal de alcanzar, pues allí se había previsto instalar el embrión de Gobierno Provisional.
La plaza estaba bien defendida por el ejército de Franco y tenía armamento suficiente para repeler la ofensiva y aunque los guerrilleros también iban bien pertrechados, comenzaron los titubeos y las vacilaciones por la facilidad con que estaban consiguiendo avanzar y comenzó a manifestarse como un riesgo latente el peligro de verse cercados por los flancos en una enorme bolsa. A este estado de ánimo se unieron las noticias que llegaban: no se habían cubierto los objetivos previstos.
El Túnel y el Puerto de la Bonaigua donde discurría la principal carretera, por la cual podían recibir toda clase de refuerzos y suministros los franquistas, no se habían conseguido conquistar. Para algunos teóricos, que por supuesto no estaban allí en primera línea de combate, faltó decisión y coraje de los mandos. Para otros investigadores, fue una ratonera diseñada entre los servicios secretos de De Gaulle y Franco, que prudentemente se había distanciado de Hitler y Mussolini, para asestar un duro golpe a todo el movimiento guerrillero en un solo punto.
Moscardó (Capitán General de Cataluña), Monasterio y Yagüe lograron reunir en poco espacio de tiempo cerca de 40.000 hombres que comandó y coordinó García Valiño, dispuesto a aplastar a los guerrilleros ahora que tenían una masa importante de ellos y además fijados en un lugar determinado: el valle de Arán una bolsa natural. Lo que al principio se presentaba como una penetración fácil, ante la indecisión de consumar el objetivo final, comenzó a convertirse en una situación comprometida, pues tenían los flancos desguarnecidos y casi cuatro divisiones del ejercito regular reforzados por la Guardia Civil enfrente.
Comenzó a cundir la alarma y el pesimismo y se estuvo más atento en cubrir la retirada que en resolver la situación con un avance más decisivo. Parece ser que en estos momentos de zozobra y duda, apareció Santiago Carrillo de regreso del Norte de Africa, donde había estado organizando la ayuda norteamericana a la guerrilla andaluza, el cual después de examinar la situación la consideró casi de locura, por tanto pidió a Vicente López Tobar sin más dilación la retirada urgente.
El 27 de octubre se inició el regreso de aquella fuerza expedicionaria viendo truncados sus sueños por una serie de indecisiones militares y políticas. Después de aquella ratonera, Santiago Carrillo reforzó su posición en el PCE y De Gaulle desarmó a los guerrilleros a fin de asegurarse la tranquilidad fronteriza con Franco que el día 16 de aquel mismo mes había reconocido oficialmente su gobierno.
El guerrillero que en las siguientes incursiones a España no cayó en combate, no fue hecho prisionero y fusilado, los franceses los utilizaron por orden de De Gaulle para las guerras coloniales de Indochina o Argelia bajo la amenaza de ser extraditados al gobierno franquista.
La aventura del valle de Arán
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