Hay que tener en cuenta una cosa que frecuentemente se pasa por alto: la cualificación de los Jefes y Oficiales.Arrabalde escribió:A las once de la mañana del 24 de mayo un tabor de Regulares y la 17 Bandera de la Legión (150 División) se situaron a ambos lados de la Collada de Bastús, en la que había se había situado la noche anterior la 16 Bandera, de la misma división, terminando así de cubrir la nueva línea entre San Corneli y el Mont de Conques.
Un aparte para tratar sobre el comportamiento del general Tella ese día:
¿Era imbécil el general Tella?
No lo pregunto cómo insulto, sino como definición: “falto de inteligencia”.
Si hacemos caso a Garate, era imbécil:
“El general Tella, hombre campero y laureado por añadidura, no se resigna a la pasividad del gabinete de planos y teléfonos, ni siquiera al observatorio de Cuartel General, donde se abarca parcialmente y desde lejos el escenario de la lucha. Quiere ver por sí mismo y de cerca lo que pasa. Quizá no sea muy propio de la misión de un general, pero hay ocasiones en que el general también puede jugarse el tipo haciendo que le vean sus soldados en pleno fuego.”
“…Y llegan en coche hasta donde pueden, que no es mucho, se meten por la zona de Montesquiu y se acercan a Orcau. Lo reconocen todo…”
“…estallan rabiosas la granadas del 12´40, pero el grupo va de aquí para allá, un tanto errante y, desde luego, sin transmisiones, con lo cual no hay modo de solucionar nada importante, porque no se puede ejercer el mando.”
¿Con la que se había montado el 23, y lo que se esperaba para el 24, solo se le ocurre abandonar de madrugada su Cuartel General para visitar posiciones, y además llevándose a su jefe de Estado Mayor?
Y sin embargo la actuación de la 63 División, bajo su mando, puede calificarse como brillante. Así que muy imbécil no debería ser; a pesar de sus “alardes de valor”, que yo considero “alardes de estupidez” muy del gusto de la época (p. ej. inspeccionar las posiciones por la parte superior de las trincheras).
Los tres batallones de la 3MB, Ceriñola, Las Navas y 10º de Zamora, tenían tres superiores:
- El general Tella, jefe de la División, que abandonó su Cuartel General para visitar posiciones.
- EL coronel Ureña, jefe de la Brigada, que se trasladó al puesto de mando al de la 4ª Media Brigada en Roc de Santa.
- El teniente coronel Troncoso, que se fue a primera línea.
Si hacemos caso a Gárate, de los tres, Tella, Ureña y Troncoso, uno hizo lo típico y fue a “tocar las narices” y los otros dos la “cagaron”:
- Ureña se fue a dar “apoyo”.
- Troncoso lo hizo para asegurarse de que tomaba la decisión correcta en el momento oportuno. Imperdonable la irresponsabilidad por no medir los riesgos; no para él, sino para la División y para sus tropas.
¿Pero Tella? ¿A quien se le puede ocurrir dejar su puesto, en esa situación, para hacer un recorrido por las posiciones?
Pues no me lo creo.
Tella iba al puesto de mando de la 3 MB, en Orcau. Mi única duda es si ya sabía que Troncoso había desaparecido, y lo hizo por eso, o simplemente iba a dar “apoyo” como Ureña con la 4ª MB.
Pero no me creo que se fuera de excursión esa madrugada.
P. D. Troncoso se enteró de que estaba copado ya de día pero para la División llevaba horas desaparecido.
El mando lo ejercían Jefes habilitados para un empleo superior, que lo ejercían sobre unas unidades mandadas por oficiales habilitados e incluso provisionales, fue frecuente que un capitán mandara temporalmente un batallón, incluso sin estar habilitado al empleo de Comandante, y que alféreces provisionales mandaran compañías, sin estar habilitados siquiera al empleo de teniente...
Por eso creo yo que es lógico que los mandos superiores, conscientes de los subordinados que tenían entre manos y de sus carencias (las de ellos y las propias) para el empleo que ocupaban, decidieran abandonar sus puestos de mando para ver de verdad lo que estaba pasando y tomar sobre el terreno las resoluciones adecuadas, que era para lo que estaban realmente capacitados.