TOMA DE BILBAO Y LOS ALTOS HORNOS

Historia Militar 1936-1939.

Moderador: fco_mig

Responder
caracalla
Sargento 1º
Sargento 1º
Mensajes: 442
Registrado: 01 May 2004
Agradecimiento recibido: 1 vez

Medallas

TOMA DE BILBAO Y LOS ALTOS HORNOS

Mensaje por caracalla »

Imagen
Puente volado en Bilbao


El 17 de junio de 1937, Bilbao, la capital de Vizcaya queda envuelta por el Sur, mientras la evacuación sigue su ritmo acelerado y febril. Con el fin de que pueda llevarse a cabo en la medida deseada por los dirigentes, Aguirre pide un último y desesperado esfuerzo a tres de sus batallones de mayor confianza; nacionalistas, por supuesto. Y el sacrificio se consuma: aquella mañana ha sido ocupado el casino de Archanda y aquella noche, en una marcha hacia la muerte, es reconquistado el edificio, bien que por breve tiempo. Antes, esto es, en la tarde de este dramático 17, el Presidente y los suyos han abandonado la ciudad.

El 18, los restos destrozados de las últimas unidades que defendieron las alturas sobre Bilbao se repliegan, entre Santa Marina y San Bernabé, pasando por Santo Domingo. Nada resta por hacer y así, al atardecer Gámir entrega al francés Putz la suerte de la plaza, imposible ya de toda defensa.

Noche del 18 al 19: Bilbao casi solitario, en la mayor oscuridad. Los últimos “gudaris” cruzan los puentes sobre el Nervión a las tres de la madrugada. Leizaola ordena su voladura, ya totalmente inútil. La ocupación de la que fue capital de Euzkadi durante nueve meses escasos se lleva a cabo a lo largo del día 19. Mientras, desde las montañas, las Brigadas Navarras se descuelgan sobre Deusto, Begoña, El Arenal e Indauchu.

Gámir envía a Prieto un dramático mensaje, que comienza así: “Vista la carencia absoluta de moral y acometividad en casi totalidad de estas unidades por tantos días de seguida operación con abrumadora inferioridad de medios y huida de mandos militares...” Es el final.


¿Qué suerte correrían las instalaciones industriales y la propia ciudad? ¿Se debería proseguir la resistencia perdidos ya los últimos restos materiales de la tierra vasca? ¿Deberían ser liberados los varios miles de prisioneros existentes?

Aguirre escribe al Gobierno español para anunciarle la inminente caída de Bilbao y dice posteriormente que el Gobierno está de acuerdo, Indalecio Prieto avisa al general Gamir Ulíbarri en estos términos “la enorme responsabilidad que sería entregar mediante una retirada precipitadísima toda la potente industria de Vizcaya que casi exclusivamente radica en la orilla izquierda de la ría, desde la capital a la desembocadura del Nervión, en el mar... Mientras que el enemigo no salve el foso que constituye la ría.

Poco después le envía un telegrama en el que se ordena extremar la defensa de Bilbao impidiendo acceso a ella mediante la voladura de todos los puentes sobre el Nervión, desautorizando la retirada escalonada propuesta por el jefe del Ejército vasco.

Que existieron unos propósitos difusos para dinamitar, no sólo fábricas y complejos industriales, sino el propio casco urbano —en lo posible, dada la dificultad de hacer desaparecer una gran capital— parece indudable. El nacionalista Sancho de Beurko habla aquí “de un plan para destruir la ciudad” —que Leizaola descubrió, impidiendo su cumplimiento mediante la acción de varios batallones de los que defendían la línea de Santo Domingo—, da pelos y señales del plan. Concretamente, cita el nombre de uno de sus batallones, el U. G. T. número 8, mandado por el comandante Bustán el cual debía lanzar por los aire el barrio entrañable y matriz del Bilbao eterno, el llamado de “las siete calles”. El avance, más rápido que lo previsto, de las Brigadas Navarras colaboró, en cierto modo, con los batallones elegidos por Leizaola. Pero, en algún edificio, como la Universidad de Deusto, los hornillos destinados a alojar la dinamita quedaron a punto y a la vista de los hombres de aquellas Brigadas.

Parece que en algún momento se llegaron a intercambiar disparos entre los batallones de ambas significaciones políticas; nacionalistas y “españoles”, aunque este extremo no está debidamente confirmado. Pero, el desplome de la resistencia de los primeros fue evidente. Así, en Baracaldo se rindió uno; en las filas del Pagasarri, a la I Brigada de Navarra, ocho; otros ocho ante la V Brigada; Azaña escribe: "Me ha ampliado Prieto las noticias que tenía sobre la defección da los nacionalistas en Bilbao. Cinco batallones se pasaron al enemigo, entregándole la orilla izquierda del Cadagua. También se pasaron los que defendían Portugalete...”.

Se decidió la evacuación de la mayoría del Gobierno, dejando en Bilbao una junta constituida por los consejeros Leizaola, Aznar y Astigarrabia. nacionalista, socialista y comunista, respectivamente. No obstante, la evacuación de Bilbao y, más aun, la entrega de todo el aparato de producción industrial dejado intacto siguió siendo tema de vivas discusiones y todavía hoy es uno de los que merece especial reflexión. Esa entrega fue garantizada por batallones nacionalistas o por unidades de la Ertzantza (policía vasca) y de miñones. La orden de no destruir Altos Hornos fue dada por el presidente Aguirre directamente al comandante Urcullu, que mandaba el batallón Gordexola.

El propio Aguirre explicó su criterio al presidente Azaña. al visitarle en Valencia el 19 de julio: Los militares querían volar lo saltos hornos que valen sesenta millones de pesetas. Bastaba, y ha bastado, apagarlos y algún desperfecto bien pensado, para que no puedan utilizarlos en muchos meses. (Los hechos no confirmaron esa visión optimista; la producción siderometalúrgica del segundo semestre de 1937 aumentó, a veces en más del 100 por 100, la del primero en 1938, la producción se triplicó).

Imagen


Avatar de Usuario
Osuna
Cabo
Cabo
Mensajes: 89
Registrado: 27 Abr 2006
Ubicación: en cualquier lugar

la cuestion de Bilbao

Mensaje por Osuna »

Que Bilbao era importante para las dos fuerzas, eso no lo duda nadie. Que hubo un intento de sabotear Bilbao al llegar las tropas nacionales, tampoco se duda. La cuestión reside en si Azaña estaba dispuesto a dar su consentimiento a este último plan. Tenemos que pensar que los ojos del mundo estaban puestos en Bilbao por varios motivos:
1- La situación estratégica del puerto
2- la evacuacion de los habitantes
3- la cuestion religiosa (católicos contra católicos)
4- la posible represalia de Franco.

Bilbao no fue destrozada porque los republicanos empezaban a contar con escasez de munición y explosivos. Además, las tropas nacionales entraron con rapidez en el Cinturon de Hierro, sin dar tiempo a reaccionar.
Saludos
caracalla
Sargento 1º
Sargento 1º
Mensajes: 442
Registrado: 01 May 2004
Agradecimiento recibido: 1 vez

Medallas

Mensaje por caracalla »

La rapidez en la entrada de las tropas nacionales en Bilbao, se debió a que el “Cinturón" fue roto, hábilmente, por uno de los sectores en que las obras se encontraban más atrasadas. Es muy posible que Goicoechea, el diseñador de esta famosa defensa de Bilbao, facilitara mucha información al “pasarse” éste a las filas nacionales.
Avatar de Usuario
Osuna
Cabo
Cabo
Mensajes: 89
Registrado: 27 Abr 2006
Ubicación: en cualquier lugar

Mensaje por Osuna »

Es que el oficial Goicoechea dio esa información. Fue la clave para la entrada de los nacionales.
"que Dios me de cien años de guerra y no un día de batalla"
APV
General de Ejercito
General de Ejercito
Mensajes: 17223
Registrado: 11 Abr 2006
Agradecido : 10 veces
Agradecimiento recibido: 600 veces

Medallas

Parches

Mensaje por APV »

De todos modos el Cinturón tenía graves deficiencias y el enemigo tenía superioridad en ese momento.
Además pasaron varios meses desde la deserción de Goicochea.

De todos modos destaca que los mandos franquistas logran un mayor rendimiento a la industria de Bilbao.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
Avatar de Usuario
Pla
Alferez
Alferez
Mensajes: 1670
Registrado: 03 May 2004
Ubicación: ESPAÑA
Agradecimiento recibido: 2 veces

Medallas

Parches

Mensaje por Pla »

Por precisar un punto y sin ánimo de polémica.

La entrada de las Brigadas de Navarra en la hasta entonces Invicta Villa de Bilbao, se produjo desde el alto de Begoña, desde donde accedieron al Cementerio de Mallona y, descendiendo por las calzadas del mismo nombre, llegaron a la Plaza de los Auxiliares, luego denominada Plaza de las Brigadas de Navarra y actualmente Plaza Unamuno.

Es decir, las Brigadas Navarras, la IVª, para ser exactos, siguieron las misma línea de ataque que habían ensayado los carlistas en los tres asedios de Bilbao del siglo XIX. Esta vez, a diferencia de lo sucedido en 1835, 1836 y 1874, les acompaño la fortuna y lograron tomar la villa.

Seguidamente avanzaron por el casco viejo hacia el Teatro Arriaga y el Puente de Isabel IIª, por el que accedieron a la Estación del Ferrocarril y a la Plaza de España (actual Plaza Circular, cosas de los alcaldes nacionalistas de estos últimos años), desde la que continuaron su avance hacia la Plaza Moyúa y la parte del ensanche.

En la parte vieja de la villa, los atacantes sólo se detuvieron en la calle Bidebarrieta para asaltar el Palacio de la Libertad, sede de la Sociedad El Sitio, y en la calle del Correo, para asaltar el Casino Republicano. El Presidente de la Sociedad El Sitio fue fusilado la misma tarde del día 19 de junio, y el Palacio de la Libertad fue saqueado, especialmente su espléndida biblioteca. Nota importante ésta, pues la Casa del Pueblo (sede socialista) no fue asaltada hasta el día siguiente. El Centro Vasco, sede del Partido Nacionalista Vasco, tardó toda una semana en ser intervenido por los vencedores.

En Bilbao, en 1937, a la libertad le quitaron su altar y su palacio.

Los carlistas de las Brigadas Navarras ajustaban así las viejas cuentas de los asedios frustrados de Bilbao del siglo XIX, en los que liberales, demócratas y republicanos, con la ayuda del Ejército, habían defendido con éxito la villa de los embates de la carlistada. En las filas de la IVª Brigas Navarra figuraban numerosos bilbainos, señaladamente los Ybarra, pasados a los nacionales desde los primeros días del Alzamiento Nacional.

En el Cementerio de Mallona, fue dinamitado el denominado Altar de la Libertad, monumento funerario dedicado a conmemorar a los paisanos bilbainos de la Milicia Nacional y del Batallón de Auxilares que defendieron la villa durante los asedios carlistas del siglo XIX.

En las semanas siguientes, José María de Areilza, primer alcalde franquista de Bilbao tuvo que afrontar un delicado asunto: la visita de la anciana Dª Leocadia de las Herrerías, viuda de Balparda, acompañada de sus hijas Benita y Felicia de Balparda y Herrerías, que reclamaban justicia para su hijo y hermano respectivo, D. Gregorio de Balparda y Herrerías, quien fuera Alcalde de Bilbao, Diputado Liberal por Vizcaya y Presidente de la Sociedad El Sitio, que había sido asesinado en el barco-prisión Cabo Quilates, el 31 de agosto de 1936, por obra los nacionalistas vascos y con la cobarde complicidad de los socialistas.

Areilza, con la miseria moral y personal que le caracterizaron siempre, declinó atender la justa reclamación de las tres mujeres enlutadas, ya que Balparda había sido el máximo representante de la izquierda liberal vizcaina entre 1907 y 1936. Un año después, José Félix de Lequerica, nuevo alcalde de Bilbao, atendió sus justas peticiones, poniendo el nombre de Balparda a una de las principales calles de la villa (actualmente denominada calle Autonomía, cosas de los alcaldes nacionalistas de estos últimos años).

Algún día habrá que trazar la semblanza de este ilustre liberal español, para homenaje de su figura y enriquecimiento de este foro.

Saludos
¿Una buena causa justifica cualquier guerra, o una buena guerra justifica cualquier causa?
werto
Mensajes: 125
Registrado: 22 Ago 2005

Mensaje por werto »

Un Matiz, las instalaciones de Bilbao eran estrategicas no por la producción que pudieran aportar -la industria española era absolutamente incapaz de satisfacer las necesidades del conflicto, siquiera una pequeña parte, por si misma- sino más bien porqué su instalaciones portuarias garantizaban la salida de mineral de hierro hacía Gran Bretaña -de hecho éste fue el factor principal que decanto a los británicos definitivamente por la opción de los sublevados-.

Hoy en día esta fuera de toda duda que la negativa a destruir la infraestructura del País Vasco, en contra de la ordenes del gobierno de la república, no se debió a dificultades logísticas o flata de tiempo o preparación, fue una decisión que vino directamente de Aguirre y de la cúpula del PNV.

De hecho, éste justificaria ante Azaña, el 19 de julio de 1937, al visitar al presidete de la república, su decisión:

[Los militares querián volar volar unos hornos que valen sesenta millones de pesetas. Bastaba, y ha bastado, apagarlos y algún desperfecto bien pensado, para que no pudieran utilizarlos en muchos meses]

Aguirre a Manuel Azaña, Citado por, TUÑON DE LARA, Manuel (1996), "La Guerra en el Norte", en VV.AA. (1996), La Campaña del Norte, Madrid, Historia 16, p. 39.

Lo cierto es que la producción industral de los altos hornos de Bilbao duplico en el segundo semenestre de 1937 la del primero y en 1938 triplico la producción total de 1937.

De igual manera, en su informe definitivo al gobierno de la república, el propio Aguirre justificaba su decidión de igorar las directrices del gobierno repúblicano y no proceder a la destrucción de la infraestructura industrial del País Vasco:

[Hemos cumplido un deber para con nuestro pueblo, que no nos perdonaría jamás el haber erigido la destrucción por sistema. Las órdenes a ese efecto fueron rigurosas. no pudieron ser otras porque nuestra línea de conducta había sido eésa durante todo el tiempo de nuestro gobierno]

Informe al Gobierno de la República, AGUIRRE, Jose Antonio (1937), citado por TUÑON DE LARA, Manuel (1996), "La Guerra en el Norte", en VV.AA. (1996), La Campaña del Norte, Madrid, Historia 16, p. 39-40.
Responder

Volver a “Guerra Civil Española (GC)”