Tanques M15 italianos destruyen un torpedero de 800 t.

[Buscaglia]

Saludos.

Considerando la debilidad de los medios blindados italianos durante la II Guerra Mundial, hundir un torpedero de 80 metros y 850 toneladas a plena carga, fue todo un record. Y eso es lo que ocurrió en el puerto de Piombino, donde 20 tanques M15/42 del 31° Reggimento del Regio Esercito hundieron el torpedero alemán TA-11.

Se trataba de la presa de guerra francesa L’Iphigènie. Del tipo La Melpomène, con 34 nudos de velocidad, 2 piezas de 100 mm, 4 ametralladoras de 13 mm y 2 tubos de 550 mm. En diciembre de 1942 los alemanes la capturaron en Bizerta junto con otras dos del mismo tipo. Cedida a la Regia Marina, bajo la que actuó como FR 43, los italianos le añadieron dos piezas antiaéreas de 37 mm y cambiaron los 100/45 originales por 100/60, de mejores características.

En abril los tres torpederos volvieron al control alemán. En la Kriegsmarine se le rebautizó como TA 11. Se le retiraron los tubos lanzatorpedos, le instalaron un radar y le añadieron 2 piezas más de 37 mm y 14 de 20. Con esta potente antiaérea, el 22 de julio de 1943 en una misión de escolta a dos mercantes abatió un avión enemigo.

El 9 de septiembre de 1943, tras la proclamación del armisticio, la TA 11 (Kapitänleutnant Albrand) y su gemela TA 9 (capitán Reinhart) zarparon de Nápoles junto con el mercante SS Carbet. Su misión era ocupar Piombino, puerto por donde debían desembarcar la 90ª Panzergrenadieren (guarnición de Cerdeña) y la Sturmbrigade Reichsführer-SS (guarnición en Córcega) que iban a evacuar estas islas.

La misión se intuía complicada porque la noche anterior, la del 8-9 de septiembre, en el puerto de Piombino había 10 motozateras alemanas MFP, 4 dragaminas auxilares (antiguos pesqueros) italianos, dos mercantes y 3 embarcaciones fluviales. Los alemanes habían intentado dar un golpe de mano y hacerse con la localidad, pero las baterías italianas reaccionaron y hundieron dos MFP. A la mañana siguiente los alemanes abandonaron el puerto hacia Livorno. Dos de los buques, dañados, se hundieron a la salida de la rada.

Ahora tocaba conquistar el puerto.Y eso iba a dar lugar a una de las batallas más curiosas y alucinantes de la guerra...

[Buscaglia]

Saludos.

En el viaje hacia Piombino a los dos torpederos y al mecante se les sumaron cuatro lanchas antisubmarinas italianas de 69 t. (VAS 201, 214, 219 y 220) que habían sido capturadas por lanchas rápidas alemanas cuando intentaban llegar a puerto aliado.

A las 4.30 del 10 los tres buques y las VAS llegaron ante Piombino y pidieron entrar en puerto con la excusa de tener que cargar carbón y agua para sus turbinas a vapor.

Tras las dudas iniciales, el comandante de Marina Piombino, capitán de fragata Capuano, les permitió atracar. Uno pensaría que Capuano era proalemán o tonto, pero ni lo uno ni lo otro. Solo obedecía órdenes. Resulta que el comandante militar de la plaza, el general Perni, se lo ordenó. Capuano intentó saltar por encima de su superior y consultó sobre la decisión a tomar al comandante de la división costera. Este era ni más ni menos que De Vecchi. Un antiguo quadrumviro y rival de Mussolini por el control del PNF, al que el Duce semi-exilió mandándolo de gobernador al Dodecanesso. Allí De Vecchi, personaje pintoresco que merece una entrada en el Foro, había tomando medidas por su cuenta como ordenar el hundimiento en puerto del crucero griego Helli sin mediar declaración de guerra y fue de los que votó para deponer a Mussolini. Un peso pesado, vamos. Pues también le ordenó que dejase entrar a los alemanes en el puerto.

Así que se les dio paso y finalmente en la rada se concentró una poderosa formación alemana: dos torpederos, 10 motozateras MFP, 4 dragaminas auxilares (antiguos pesqueros), dos mercantes y 3 embarcaciones fluviales. La Ta 11 se situó al sur del puerto, mientras la TA 9 al norte, teniendo bajo el tiro de sus cañones todo el área.

En esa situación, comenzaron a afluir a Piombino dragaminas, motoras y lanchones cargados con más alemanes: 4 MFP, 4 lanchas torpederas, lanchas de la Luftwaffe (de 3 a 43 t.)... Hubieran llegado más, pero una fuerza de tres corbetas italianas salidas de Elba obligaron a encallar en Populonia a otras 5 MFP que se dirigían a Piombino (y señalo que nos las hundieron, la agresividad italiana contra los alemanes, quizá por la “mala conciencia” de la rendición, era muy limitada). Aún así, los alemanes eran unos 800 y varias patrullas desembarcaron haciéndose pasar por amigas. Pero pronto comenzaron a posicionarse cerca de las baterías, el semáforo, el puerto...


En ese momento algunos en Piombino decidieron luchar. No fue decisión de los militares, sino del pueblo. El comité antifascista local convocó una manifestación popular, que hizo que el general Perni reaccionase. Llamó al XIX Batallón de carros medios... pero no para combatir a los alemanes, sino para reprimir a la población.

[Buscaglia]

Saludos.

El general Perni, temeroso de perder el control de la población, recurrió al Ejército para reprimirla. No era la primera vez. Tras la caída de Mussolini se dieron manifestaciones populares, unas de alegría, otras de reivindicación política o laboral, otras pidiendo el fin de la guerra... y el Gobierno de Badoglio las reprimió a tiros, con muertos y heridos.

Ahora Perni contaba con hacer lo mismo con el XIX Batallón de Carros Medios, la unidad de tanques agregada a la 215 Divisón Costera. Si la mera intimidación de los carros no era suficiente, ordenó a su jefe, el teniente coronel Falconi, que usase las armas contra los manifestantes. Falconi, que estaba a la espera de las órdenes para sumarse a la división acorazada Centauro en Roma, se vió ante una delicada papeleta pero emprendió la marcha hacia Piombino con sus 20 M15/42.

Este carro era la última versión mejorada del clásico y mediocre M13/40. Con un motor de gasolina más potente (192 CV), unos centímetros más largo para mejorar la suspensión y, sobre todo, un cañón mucho mejor, el 47/40. Instalado en una torreta eléctrica, podía disparar en depresión, hasta con -10º, sus 111 proyectiles de alto explosivo, carga hueca y antiblindaje. Su capacida de penetración era de 70 mm a 100 m, 50 mm a 500 m, 38 mm a 1000 m, 25 mm a 1500 m y 20 mm a 2000 m.

Cuando los tanques llegan a Piombino, se encuentran que la situación ha degenerado casi en guerra civil. La batería E207, encomendada al capitán Scaravaglio, ha sido ocupada por civiles y militares que quieren luchar contra los alemanes. Mientras, Perni ha advertido a los alemanes que no se alarmen sin oyen cañonazos porque no van dirigidos contra ellos, sino contra los “alteradores del orden”. La Marina, con Capuano, toma la decisión de combatir pese a las exhortaciones de Perni y De Vecchi, que aceptan entregar la ciudad a los alemanes. La DICAT, bajo el mando del capitán Bacherino, se posiciona por luchar también. Disponen de una batería de 102/35 y de 3 de 76/40, que están por combatir pero cuyas ubicaciones no favorece su tiro hacia el puerto donde están los alemanes. Se reúne en la jefatura de la DICAT las armas automáticas disponibles: una ametralladora de 13 mm, una de 8 mm y 4 de 6, 5 mm.

Decenas de alemanes han desembarcado y deambulan armados, a la espera de recibir órdenes. Muchos civiles, convocados por el Comité Antifascista local, se agrupan con armas de fuego en calles y edificios.

Ya todo queda dispuesto para la lucha. La única duda es quien disparará primero.

[Buscaglia]

Finalmente, fueron los alemanes quienes abrieron primero fuego, en su conducta habitual de septiembre de 1943 para apabullar a los italianos -a menudo superiores numéricamente- mediante una mayor agresividad.

A las 21.15 los torpederos alemanes abrieron fuego con su artillería contra la ciudad, el puerto y las baterías, mientras que las patrullas desembarcadas intentaban tomar los cañones italianos. Fue un error, porque la agresión provocó que, por una vez, Ejército, Marina, Milicia antiaérea, Guardia de Finanza y civiles se unieran para combatir contra los alemanes. Las batería costeras y las antiaéreas lo tenían difícil para disparar contra los torpederos y los medios germanos en el puerto, pero la infantería y los civiles lograron en un tiroteo callejero imponerse a las patrullas desembarcadas.

En ese momento, tomaron el protagonismo los tanques. Los 20 M15, que unas horas antes no sabían si disparar contra el pueblo o los alemanes, se dispersaron por la ciudad, tomaron posiciones y comenzaron a atacar a los torpederos. Un proyectil de 47 mm no era gran cosa contra un buque de 800 toneladas, pero es que comenzaron a caerles encima decenas de ellos y desde posiciones que con sus cañones navales de 100 mm no podían alcanzar. Los M 15 también la emprendieron con sus ametralladoras contras las lanchas.

Se hundieron y dañaron muchos medios ligeros que, al ir cargados de alemanes, sufrieron muchas bajas. Algunas embarcaciones, viendo el cariz que tomaba la situación, escaparon. También ambos torpederos, alcanzados repetidas veces, decidieron salir de puerto para escapar mientras hacían fuego. Una VAS italiana comenzó a arder y sus llamas rodearon la Ta 11. El fuego la prendió y ralentizó la marcha. Al quedar iluminada, se convirtió en el objetivo de los cañones de los tanques italianos que la inmovilizaron y acribillaron. El torpedero se hundió en la rada de Piombino a las cinco de la mañana del 11 de septiembre. El otro torpedero gravemente dañado, logró salir de puerto. Allí debió haber sido hundido por las baterías navales italianas. Pero no lo fue y entiendo que lo dejaron ir, por humanitarismo, por falta de órdenes... o para evitar represalias.

La madrugada del 11 de septiembre los alemanes se rindieron a los italianos. Habían tenido 120 muertos y se hicieron más de 300 prisioneros. Además del torpedero, habían perdido 7 MFP y 13 lanchas a motor. Una derrota clara, de las pocas que les sucedieron en esos días de conquista de Italia.

Pero para los italianos no fue una auténtica victoria, más allá de la satisfacción moral. Perni y De Vecchi ordenaron su liberación para congraciarse con los alemanes que, quizá mañana, serían de nuevo los amos. Los alemanes embarcaron en los medios que aún podían navegar y se trasladaron a Livorno. El día 12 Perni y De Vecchi negociaron la rendición ante los alemanes... y los cabecillas que habían dirigido la luchas contra los germanos tuvieron que huir a las montañas.