Resumen Batalla del Atlantico

Operaciones navales.

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Gral Fernando
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Resumen Batalla del Atlantico

Mensaje por Gral Fernando »

Encontre este articulo buscando informacion sobre la Batalla del Atlantico. No lo hice yo pero queria compartirlo con todos ustedes, ahi les va:

PARTE 1:

Tras el final de la Primera Guerra Mundial, y según los estrictos términos establecidos en el Tratado de Versalles, Alemania no podía disponer de unidades submarinas en su armada. Con la repudia del Tratado el 16 de marzo de 1935 y su posterior denuncia mediante la firma del tratado naval anglo-alemán, que permitía a Alemania la construcción de submarinos hasta un tonelaje equivalente al 45% del de la flota submarina británica, el régimen de Hitler puso en práctica los avances tecnológicos conseguidos por los ingenieros alemanes en secreto durante el periodo de entreguerras, y en el mes de junio se entregaba el primer submarino a la armada, el U-1.

A pesar de no disponer de submarinos operativos durante el periodo de entreguerras, los técnicos alemanes desarrollaron y construyeron en una factoría establecida por la familia Krupp en La Haya submarinos para Finlandia, Turquía, Japón y otros países. Así, al estallar la guerra los alemanes contaban con un desarrollo tecnológico y unas tácticas de combate muy superiores a las del resto de países, y unas tripulaciones entrenadas y dispuestas a entrar en combate.

Cuando el 3 de septiembre de 1939, tras la invasión de Polonia por el ejército alemán, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania, pocos eran los medios de que disponía el Almirante Dönitz para tratar de bloquear el tráfico marítimo británico. Contaba únicamente con cincuenta y siete unidades, de las que en ese momento estaban operativas cuarenta y seis. Por otra parte, solo veintisiete de los submarinos disponibles, siete de manera simultanea, podían operar como unidades oceánicas en las rutas mercantes del Atlántico, el resto eran pequeños submarinos costeros de los tipos IIA y IIB, que solo eran aptos para operar en el Mar del Norte.

En esta situación, en que el arma submarina solo podía asestar pequeños golpes al tráfico marítimo aliado en el Atlántico, la eficacia que podían alcanzar en su particular guerra se veía aún más limitada por las estrictas condiciones establecidas para las operaciones en las "reglas de presa", que estipulaban que un submarino debía emerger para detener y examinar a los buques mercantes, y si se determinaba el hundimiento de éste debido a que transportaba contrabando de guerra para el enemigo, el submarino debía acoger y poner a salvo la tripulación. Solo estaba permitido atacar al buque sin inspección previa si éste estaba escoltado por buques de guerra o se resistía al darle el alto.

Pero, si existió un arma durante la Segunda Guerra Mundial que individualmente acercara a Alemania a la victoria final, ésta fue sin duda alguna la flota submarina del Almirante Dönitz, como sería reconocido por el propio Winston Churchill en sus memorias después de la guerra, que diría "ellos fueron los únicos adversarios que verdaderamente temí".

Formada fundamentalmente por voluntarios, y con un proceso de reclutamiento muy riguroso, entre las dotaciones de los submarinos se concentraba una gran parte de lo más selecto de la Kriegsmarine, unidos por un espíritu de camaradería que era muy difícil de encontrar en cualquier otra arma.

LOS AÑOS FELICES: EPOCA DE ASES (1939-1940)

El mismo día que se declaro la guerra se produciría el primer incidente grave que contravenía las "reglas de presa" que habían sido dictadas para las operaciones de los submarinos, cuando el U-30, mandado por el KL Fritz-Julius Lemp disparó sus torpedos contra lo que creyó un transporte de tropas británico navegando al noroeste de Escocia, fuera de las rutas normales, sin luces y en zig-zag. El buque en realidad era el transporte de pasajeros SS Athenia, que se hundió con la perdida de 128 personas, en su mayoría civiles.

En los primeros días de la contienda la eficacia de los submarinos fue muy pequeña, y el 14 de septiembre sería hundido el U-39 del KL Gerhard Glattes por tres destructores británicos tras fallar la salva de torpedos que disparó contra el portaviones HMS Ark Royal, se trataba del primer submarino perdido en acción, pero pronto llegarían las primeras acciones afortunadas. El primer gran éxito de la flota submarina se produjo tres días más tarde, cuando el U-29, con el KL Otto Schuhart al mando, se encontraba apostado en las rutas oeste de acceso al canal y encontró frente a su periscopio lo que sin ninguna duda era un portaaviones británico, el HMS Courageous, al que se aproximo lentamente hasta la distancia de lanzamiento, momento en que el buque británico viró ofreciendo en su costado un blanco perfecto. Tras disparar una salva de tres torpedos el submarino se sumergió rápidamente tratando de evitar un destructor que se le aproximaba, pero aun pudieron escuchar dos grandes explosiones que indicaban que el objetivo había sido alcanzado y se hundía.

Tras este primer éxito se produciría la que sería probablemente la acción más significativa de la guerra submarina durante toda la guerra. En la noche del 13 de octubre el U-47, con el KL Gunter Prien al mando, llevó a cabo una operación que había sido intentada en dos ocasiones sin éxito durante la Primera Guerra Mundial, internarse en la base británica de Scapa Flow y atacar a la flota metropolitana británica en sus fondeaderos. En el más absoluto de los secretos se preparo la misión, eligiéndose una noche en la que las mareas coincidían con una noche de luna nueva. Tras atravesar el paso de Kirk Sound el U-47 se dirigió hacia el fondeadero norte donde localizó dos acorazados y varios destructores. Situándose a 1.200 metros lanzó tres torpedos, haciendo blanco con uno de ellos en el HMS Royal Oak, que no sufrió daños de importancia, pero ante la falta de reacción por parte de los británicos, y una vez recargados los tubos lanza torpedos de proa, Prien lanzó una segunda salva, que en esta ocasión si hundieron el acorazado junto con 24 oficiales y 809 marineros de su tripulación. Tras conseguir escapar milagrosamente sin ser detectado regresó a Alemania, donde el propio Grossadmiral Raeder les esperaba en el muelle para condecorar a la tripulación.

PARTE 2:

GUERRA TOTAL: LA BATALLA DEL ATLANTICO (1941-1942)

Inevitablemente los tiempos felices tenían que llegar a su fin, y a finales de 1940 el número de hundimientos bajó alarmantemente. Los motivos de esta falta de éxitos, en noviembre solo treinta y cuatro buques hundidos, en diciembre treinta y nueve y en enero diecisiete, se encontraban en la combinación de una serie de factores, entre otras, las malas condiciones climatológicas en el Atlántico con la llegada del otoño, el gran número de submarinos que se encontraban en sus bases siendo reparados, y sobre todo, la mayor protección de los convoyes al estar disponibles más unidades de escolta cuando la amenaza de invasión de las Islas Británicas desapareció. Esta nueva situación obligaba a los submarinos a adentrarse en las vastas extensiones del océano, en las zonas de vacío aéreo, para encontrar convoyes menos protegidos, lo que dificultaba su localización, así, en diciembre solo se intercepto uno, y en un ataque de una manada de cuatro submarinos se torpedearon y hundieron diez mercantes y un crucero de escolta, el HMS Forfar.

Además de estos factores, y si al comenzar la guerra Gran Bretaña solo contaba con doscientos destructores de escolta, insuficientes para proteger los convoyes, a finales de 1940 la Royal Navy conseguiría aumentar las fuerzas de escolta con la adquisición de cincuenta destructores norteamericanos a cambio de permitir el uso a éstos de bases aéreas en las India Occidentales y en la Guayana.

El mes de marzo de 1941 fue desastroso con la desaparición, casi simultáneamente, de tres de los mayores ases de los años felices, lo que era la culminación de las dificultades que los submarinos alemanes estaban encontrando. Günther Prien, el héroe de Scapa Flow, fue hundido con el U-47 al Oeste de Irlanda el 8 de marzo por el destructor británico HMS Wolverine cuando interceptaba un convoy, aunque esta versión no está del todo clara. El 17 de marzo el destructor HMS Vanoc, escolta del convoy HX-112, hundió el U-100 del KL Joachim Schepke. En esta misma acción, y después de hundir cinco buques del convoy que atacaban, el más afamado de los ases del arma submarina, Otto Krestschmer, fue capturado junto a parte de su tripulación al ser hundido el U-99 por el destructor HMS Walker. La desaparición de los tres comandantes más exitosos, además de un terrible golpe para el arma submarina, señaló el principio del fin de los cazadores solitarios, y la adopción de la "manada de lobos" como única táctica utilizable frente a las nuevas técnicas de los escoltas británicos.

En el verano de 1941 el teatro de operaciones de los submarinos se vio ampliado, lo que supuso, en la mayoría de los casos, una merma de su eficacia, produciéndose una drástica disminución en le número de hundimientos, en julio diecisiete barcos y en agosto veintidós.

Durante el mes de julio, una vez iniciadas las hostilidades contra Rusia, seis submarinos fueron retirados de la flota del Atlántico y enviados a patrullar al Ártico, donde no existían por el momento convoyes a los que atacar. No sería hasta septiembre, cuando saliera el primer convoy desde las Islas Británicas con destino a Rusia, en que los submarinos destinados a las bases noruegas pudieron comenzar su campaña contra el tráfico marítimo, si bien, en unas condiciones difíciles, con constantes tempestades, hielos y temperaturas extremas.

En septiembre se destacaron seis submarinos al Mediterráneo, donde la flota italiana que apoyaba al Afrika Korps estaba siendo diezmada por la Royal Navy, poniendo en grave peligro la campaña en el Norte de África de las tropas de Rommel. En noviembre, cuatro submarinos más se unieron a las operaciones en el Mediterráneo, quedando pronto patente su necesidad y el éxito que podían alcanzar. El 13 de noviembre el U-81 del KL Friedrich Guggenberger atacó y hundió el portaaviones HMS Ark Royal, y diez días más tarde el KL Hans-Dietrich Thiesenhausen con el U-331 hizo lo propio con le acorazado HMS Barham. Poco después, el 14 de diciembre, el U-557 con el KL Ottar Paulsen al mando, hundió el crucero HMS Galathea. Además de éstos, otros quince submarinos fueron destinados a las inmediaciones de Gibraltar, lo que supuso un importante alivio para el tráfico marítimo aliado en el Atlántico.

Dönitz interpretó que la falta de resultados de las flotillas del Atlántico se debía al desplazamiento muy hacia el Norte de las derrotas de los convoyes, por lo que ordeno a sus manadas de lobos que se desplegaran en esas latitudes. Los resultados no se hicieron esperar, y el 11 de septiembre fue detectado un convoy formado por setenta mercantes, el SC-42 que transportaba más de medio millón de toneladas de carga, con tres corbetas y un destructor de escolta. Después de dos días de dura lucha dieciséis buques habían sido hundidos por una manada a la que se habían unido diecinueve submarinos formando el grupo Markgraf, de los que los escoltas que habían sido reforzados por varias unidades más, solo consiguieron hundir dos, el U-501 comandado por el KK Hugo Förster y el U-207 del OL Fritz Meyer, éste después de hundir tres mercantes. El U-82 del KL Siegfried Rollmann hundió cinco barcos, mientras que el U-432 del KL Heinz-Otto Schultze cuatro.

El 9 de diciembre, dos días después del inicio de las hostilidades entre Japón y Estados Unidos, Hitler levantaría todas las restricciones impuestas sobre las operaciones de los submarinos contra los buques estadounidenses, declarando por su parte la guerra a éstos dos días más tarde, con lo que se formalizaba una situación de guerra no declarada existente desde septiembre. De esta manera, a mediados de diciembre cinco submarinos, muchos menos de los que Dönitz hubiera deseado, partieron desde las bases francesas del Golfo de Vizcaya para cruzar el Atlántico y llevar a cabo la operación Paukensechlang, el ataque al tráfico marítimo en las costas norteamericanas.

En los primeros meses de 1942 los submarinos alemanes consiguieron un existo no igualado desde el final de los tiempos felices, ya que las medidas defensivas tomadas por los norteamericanos eran prácticamente inexistentes, y los mercantes navegaban como en tiempos de paz, con todas las luces encendidas y manteniendo los canales de radio abiertos constantemente suministrando valiosa información. Del número de buques hundidos en el mes de enero, en total cuarenta y nueve, la mayoría se produjeron durante las dos últimas semanas del mes en aguas americanas, destacando los éxitos conseguidos por el U-123 del KL Reinhard Hardegen que hundió ocho barcos, y del U-66 del KL Richard Zapp con cinco y el KL Ernst Kals en el U-130 con cuatro.

A mediados de enero el contingente de submarinos alemán en aguas americanas fue reforzado con el envío de otros cinco submarinos que se desplegaron en la zona del Caribe, comenzando sus operaciones a mediados de febrero. Los éxitos no se hicieron esperar, atacando a los buques incluso en los puertos de Trinidad y Santa Lucía, en los que el KL Albrecht Achilles con el U-161 hundió varios buques fondeados. Un sexto submarino se unió a los anteriores en le mes de marzo, hundiendo en dos semanas nueve mercantes. A pesar de los esfuerzos de Dönitz nunca hubo más de ocho submarinos operativos en aguas americanas, lo que no mermo su eficacia, como las cifras de hundimiento s reflejan. Los meses de marzo y abril fueron los más fructíferos, el U-123 continuó con su particular cosecha hundiendo en seis semanas once barcos, en su mayoría petroleros, mientras que el U-124 con el KL Johann Mohr al mando hundiría nueve y el U-160 del KL Georg Lassen, el U-203 del KL Rolf Mützelburg y el U-552 del famoso KL Erich Topp, que sería condecorado con las hojas de roble para la Cruz de Caballero poco después de su regreso a su base en Sant Nazaire, cinco cada uno.

Los primeros convoyes hacia Rusia disfrutaron de la protección de las noches perpetuas del invierno, pero con la llegada de la primavera, las oportunidades para los submarinos se ampliaban con las largas horas de luz. No sería hasta marzo de 1942 cuando se produciría el primera ataque contra un convoy en aguas del Ártico. El Almirantazgo estableció una política de convoyes cruzados que partían simultáneamente, uno con destino a Mursmark con suministros y otro de vuelta a Inglaterra.

Después de conseguir buenos resultados en las acciones contra los convoyes formados durante los meses de marzo y abril, con el importante apoyo de los aviones de la Luftwaffe y de unidades de superficie de la Kriegsmarine, en los que aproximadamente un veinte por ciento de los buques que los formaban fueron hundidos, a finales de mayo, y a pesar de las reticencias del Almirantazgo británico, partiría con destino a Rusia un convoy compuesto por treinta y seis mercantes con el apoyo de seis destructores, cuatro corbetas, dos submarinos, dos buques antiaéreos y tres de salvamento. Tras una primera acción de los submarinos el 4 de julio, en que hundieron cuatro barcos, el convoy recibió orden de dispersarse ante la amenaza de una ataque por parte de los acorazados alemanes estacionados en Noruga, lo que proporcionó a los submarinos y aviones alemanes la posibilidad de cazar a los ahora poco protegidos buques. Cuando lo que quedaba del convoy arribó a puerto los submarinos habían conseguido hundir diez barcos y los bombarderos y torpederos de la Luftwaffe con base en Noruega trece, con lo que dos tercios de la preciada carga del convoy, aviones, carros de combate, vehículos de transporte y otros suministros de guerra, no llegaron a su destino.

La actividad de las flotillas del Atlántico se dirigió nuevamente a la ruta de los convoyes, ya que el establecimiento del sistema de convoyes costeros en aguas norteamericanas y de los nuevos convoyes árticos hacia Rusia requerían de unos recursos de protección, que dada su escasez provocaron su reducción en el tráfico Atlántico. Al mismo tiempo Dönitz contaba con la posibilidad de tener muchos más submarinos operando simultáneamente en la zona de vacío aéreo, ya que los grandes submarinos oceánicos iban a cortar drásticamente los largos viajes de ida y vuelta a aguas del Caribe, pudiendo permanecer por más tiempo en la zona de operaciones. Durante el mes de julio se atacaron dos convoyes, pero las condiciones climatológicas impidieron que se alcanzaran los éxitos esperados.

En los primeros días de agosto el U-593 del KL Gerd Kelbling asignado al grupo Steinbrinck contactó con otro convoy al Este de Nueva Escocia, el SC-94, al que atacaron que después de reunir una pequeña manada de submarinos, y tras varios días de acoso habían hundido once barcos con la perdida de solo dos unidades. En las derrotas más al Sur la situación era similar, y en el ataque a un convoy cerca de las Azores a mediados de agosto, se hundieron cinco mercantes, con solo un submarino dañado. A lo largo de los meses siguientes se mantuvo la situación con ataques a varios convoyes, y una cosecha de éxitos no alcanzada hasta entonces, noventa y siete buques en septiembre, noventa y uno en octubre y ciento dieciocho en noviembre, con perdidas poco significativas por su parte.


No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. (Oscar Wilde)
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Gral Fernando
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Mensaje por Gral Fernando »

PARTE 3:

VICTORIA ALIADA EN EL ATLANTICO (1943)

Con la llegada del nuevo año, las diferencias entre Hitler y el Grossadmiral Raeder llevaron a la dimisión de éste a finales de enero, siendo elegido inmediatamente como su sucesor Dönitz, que, a pesar de su nuevo cargo de Grossadmiral, no abandonaría su responsabilidad directa sobre las operaciones del arma submarina. En una arriesgada decisión Dönitz ordenó al grupo de ataque situado en la ruta entre Estados Unidos y Marruecos, que abandonasen la búsqueda de posibles convoyes con suministros para las tropas recientemente desembarcadas en el Norte de África, y se dirigieran a interceptar un convoy de petroleros detectado frente a Trinidad por el U-514. La decisión fue acertada, y como resultado fueron hundidos siete de los nueve petroleros del convoy, sin que los alemanes sufrieran ninguna pérdida.

A pesar del gran número de submarinos que patrullaban por el Atlántico Norte, durante las primeras semanas de enero no se localizó ningún convoy, debido a que las malas condiciones climatológicas eran muy adversas. El primer contacto se produciría a finales de mes, cuando se interceptó un convoy rápido del que fueron hundidos tres buques. Uno de los oficiales capturados informó a los alemanes de la existencia de un segundo convoy compuesto por sesenta y tres mercantes, que navegando con dos días de diferencia seguía la misma derrota. Una veintena de submarinos convergieron sobre el convoy, y después de varios días de encarnizada lucha con su poderosa escolta, una docena de destructores y corbetas, la manada había dado cuenta de trece buques, con la perdida de tres submarinos por su parte. El mes de febrero siguió con la misma tónica, pero la mejora en las condiciones climatológicas hizo que se interceptaran varios convoyes, hundiéndose ese mes sesenta y ocho buques en total.

En el mes de marzo, y en pleno enfrentamiento entre de los servicios de inteligencia descifrando los mensajes entre el Almirantazgo y los convoyes los unos, y entre el cuartel general de Dönitz y sus submarinos los otros, se producirían los mejores resultados de todo la guerra en la mayor acción que se había producido contra el tráfico marítimo. El servicio de criptografía informó de la salida del convoy rápido HX-229 desde Halifax con cuarenta buques, y casi simultáneamente de la salida del SC-122 desde Sidney con sesenta barcos. Se ordenaron tres grupos de submarinos para interceptar ambos convoyes, el Raubgraf formado por doce unidades, el Stürmer con dieciocho y el Dränger con once. El primer contacto con el HX-229 lo tuvo el U-653 que regresaba a su base en el Golfo de Vizcaya con una avería en sus máquinas, dándose inmediatamente la orden de converger sobre él a todos los submarinos del grupo Raubgraf más once del Stürmer. El resto de los submarinos del grupo Stürmer más todos los del Dränger recibieron orden de dirigirse al Norte tratando de interceptar el otro convoy, que navegaba en un curso paralelo y más rápido, consiguiéndose el primer contacto en la noche del día 16. Tras cinco días de ataques sobre ambos convoyes, que llegaron a unirse en un único gran convoy, fueron hundidos 21 mercantes con más de 140.000 toneladas, con la perdida de un solo submarino, el U-384 del OL Von Rosenberg, y dos más gravemente dañados.

La balanza se inclinaba claramente de parte de los alemanes, si se seguía manteniendo el nivel de hundimientos la victoria de la Batalla del Atlántico estaba en sus manos. Conscientes de ello, el Almirantazgo británico organizo en un número suficiente grupos de apoyo de escoltas de superficie, y lo que fue más importante, cerró el vacío aéreo repentinamente con la utilización de portaviones de escolta operando conjuntamente con los convoyes. Así, en los ataques a lo largo de los meses de abril y mayo el número de hundimientos descendió drásticamente, con la pérdida de un gran número de submarinos, en mayo cuarenta y dos. El 24 de mayo Dönitz retiró temporalmente sus submarinos de las derrotas de los convoyes, en el transcurso de solo seis semanas las perspectivas de victoria se habían convertido en una amarga y dura derrota.

En los mese siguientes las operaciones se trasladaron al Golfo de Vizcaya. Desde principios de año varios submarinos habían sido atacados en superficie por aviones aliados del Mando Aéreo Costero dotados de potentes radares, bien al tratar de ganar mar abierto o bien de regreso a sus bases en Francia. Dönitz ordenó que todos los submarinos cruzaran este área sumergidos, ya que otras tácticas como los submarinos antiaéreos y la navegación en grupo, se habían demostrado poco eficientes. A principios de agosto, después de perder diecinueve de los ochenta y seis submarinos que trataron de cruzar el Golfo, fueron canceladas las salidas a mar abierto. Durante este periodo solo se conseguirían buenos resultados por los siete submarinos desplegados en el Indico, que en los meses de junio y julio hundieron diez y diecisiete buques respectivamente. La cantidad de submarinos disponibles en aquellos momentos, junto con al buen rendimiento obtenido en aguas del Indico, hizo que este grupo fuera reforzado por otros nueve submarinos y dos "vacas lecheras", y así con la colaboración de unidades japonesas a finales de año habían hundido 57 buques con más de 335.000 toneladas.

En septiembre, con las esperanzas puestas en los nuevos equipos de exploración de radares, en el torpedo acústico y en el refuerzo antiaéreo de todas las unidades, después de tres meses de ausencia, nuevos grupos de submarinos partieron desde las bases de Francia, Alemania y Noruega para dirigirse a las rutas Atlánticas. En la noche de 19 de septiembre se contactó con el convoy ONS-18 compuesto por veintisiete buques, protegidos por ocho escoltas y un mercante portaviones, al que poco después se uniría el convoy rápido ON-202 con cuarenta mercantes y seis escoltas. Siguiendo las instrucciones recibidas de atacar primero a la escolta que a los mercantes, en los primeros días de combate hundieron tres escoltas y dañaron otro. No sería hasta la madrugada del día 23 cuando consiguieron desbordar la línea de escoltas y hundir cuatro buques, con lo que totalizaron seis mercantes hundidos. La contrapartida fue la perdida de tres submarinos y daños en otros tres.

Tras este pequeño éxito, en los siguientes enfrentamientos los hundimientos fueron muy escasos mientras que los aviones aliados y los escoltas localizaban y hundían los submarinos alemanes uno tras otro. En el mes de octubre se produciría la desaparición de las manadas de lobos con la dispersión de las concentraciones de submarinos, formándose en pequeños grupos independientes, pero todo parecía inútil, en noviembre y diciembre solo se hundieron nueve barcos en cada mes, con la perdida de veintiocho submarinos.

PARTE 4

ÚLTIMO SACRIFICIO EN EL ATLANTICO: FASE FINAL (1944-1945)
En los primeros meses de 1944 el panorama no cambió en nada, ya que a pesar del apoyo de aparatos de reconocimiento de la Luftwaffe para localizar a los convoyes, entre los mese de enero y marzo se habían perdido treinta y seis submarinos en el Atlántico Central, con un balance muy pobre de hundimientos por su parte. Así, a finales de marzo, Dönitz retiró a sus submarinos de esta agua, haciéndolo dos meses mas tarde de las lejanas rutas de Africa Occidental y las costas de América.

El papel que ahora le quedaba al arma submarina, después de los duros años de lucha contra las líneas de suministro enemigas, era el de fijar a las fuerzas enemigas, manteniendo a los escoltas aéreos y navales ocupados evitando que colaboraran con la inminente invasión del continente por parte de las fuerzas aliadas. El único rayo de esperanza era la instalación en todas la unidades operativas del Schnorkel, que permitía a los submarinos recargar sus baterías en inmersión, evitando así los continuos ataques que habían estado soportando.

Con el comienzo de la invasión el 6 de junio los submarinos se dirigieron a sus posiciones desde las bases en Noruega y Francia. Las unidades sin Schnorkel sufrieron la peor parte, por lo que todas regresaron a sus bases y se prohibió la salida de más. Si bien el balance numérico de la lucha en aguas del canal no era muy esperanzador, doce mercantes, cuatro buques de desembarco y cinco escoltas hundidos, más un buque de desembarco, un escolta y cuatro mercantes dañados, contra quince submarinos hundidos, dos tercios de las unidades enviadas al canal, el resultado de estas operaciones se consideró útil, ya que se habían dificultado el refuerzo de las tropas aliadas.

El dato más positivo de esta campaña fue el valor que el Schnorkel demostró, quedando aún más patente en el mes de agosto cuando las bases francesas tuvieron que ser abandonadas ante el avance de las tropas americanas por la península de Bretaña. Se ordenó a todos los submarinos dirigirse a las bases en Noruega, y a pesar de los intentos de la flota aliada veintidós submarinos, junto a nueve que en ese momento operaban en aguas del canal, consiguieron cruzar sin problemas.

La situación se torno tediosa, ya que los submarinos alcanzaban mar abierto por los pasos del Norte sin ser molestados, pero al navegar sumergidos casi permanentemente la limitada visión que tenían a través del periscopio hacía casi imposible el contacto con algún convoy, que por otra parte utilizaban las rutas más al Sur de Irlanda. En los últimos meses del año solo se produjeron dos acciones que romperían con esta monotonía. El U-482, el primer submarino del tipo VII dotado con el Schnorkel, al mando del KL Harmurt Graf von Matuschka entre el 18 de agosto y el 26 de septiembre en una travesía de 2.729 millas, de las que solo hizo en superficie 256, hundió cuatro mercantes y corbeta HMS Hurts Castle. La otra acción a destacar la protagonizó el U-486 del OL Gerhard Meyer, que en diciembre perando en el Canal conseguiría hundir tres mercantes, la fragata HMS Capel, dañando otra, y el transporte de tropas SS Leopoldville que se dirigía a Cherburgo, perdiendo 802 hombre de los más de 2.200 que transportaba.

Solo el programa de construcción de submarinos, basado en los nuevos tipos XXI y XXIII de gran velocidad en inmersión para los que los aliados no tenían repuesta, podía cambiar el curso de los acontecimientos, retornando la supremacía al lado germano.

En los primeros meses de 1945 las operaciones se centraron en las aguas del Canal y del Mar de Irlanda, donde llegó ha haber hasta cincuenta y tres submarinos operando simultáneamente. A pesar de su número, y del buen rendimiento mostrado por el Schnorkel, los resultados que se obtuvieron fueron muy modestos, perdiendo tantos submarinos como buques fueron hundidos. El equilibrio se mantenía, ya que el programa de construcción de los nuevos submarinos avanzaba rápidamente, y en los primeros días de mayo quince nuevos submarinos del tipo XXI se unieron a los ya se encontraban operativos desde el mes de abril., habiendo otros noventa y uno en periodo de pruebas y adiestramiento de las tripulaciones. Por sus características técnicas y operativas este tipo de submarino resultó más efectivo e invulnerable que sus predecesores, siendo significativo que la mayoría de las perdidas sufridas lo eran de tipos antiguos.

Pero, la respuesta a los avances técnicos de los escoltas aliados llegaba tarde, y el final ya estaba cerca. Dónitz ordenaría a la flota submarina a las 3,14 de la madrugada del 4 de mayo el cese de todas las hostilidades, orden que solo cumplirían de inmediato ocho comandantes. El 8 de mayo el Almirantazgo británico ordeno a todos los submarinos que emergieran y tras informar de su posición se dirigieran a determinados puertos, pero no fue hasta el día siguiente cuando comenzaron las rendiciones, que en total llegarían hasta los ciento cincuenta y seis submarinos. Un número mucho mayor, doscientos treinta y uno, fueron hundidos por su propia tripulación, a pesar de que Dönitz se negó a enviar la palabra clave para el hundimiento de la flota submarina, Regenbogen.

Así, el terrible resumen que se puede hacer del enfrentamiento entre el arma submarina alemana y el tráfico marítimo aliado y sus escoltas, se ha de expresar en cifras, y si los alemanes habían hundido mas de dos mil ochocientos barcos, incluyendo ciento setenta y cinco buques de guerra, con alrededor de catorce millones de toneladas, había sido a costa de la perdida por su parte de setecientos ochenta y cuatro submarinos de mil ciento sesenta y ocho que entraron en servicio. El coste en vidas humanas es aún más terrible, y de los mas de cuarenta mil hombre que lucharon en el arma submarina perdieron la vida en acción entorno al 70%, mientras que, solo en la marina mercante británica hubo más de treinta mil hombre muertos, y de las más de setenta mil bajas de la Royal Navy muchas son atribuibles a la acción de los submarinos.

Fuente: http://www.forosegundaguerra.com/viewto ... c1dd91443e

Autor: km-spain
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Rafael J.
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Mensaje por Rafael J. »

¡Un relato impresionante¡¡ gracias :dpm:
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