Fernando Cebrián escribió:hola a todos de nuevo
Luis de la Sierra incluye a Gazzana, cuyo submarino fue hundido en el Atlántico, en el club de las 100.000t creo recordar, en "La guerra naval en el Atlántico".
Saludos.
Sí, en efcto lo hace además de describir los problemas técnicos de los submarinos italianos: no tener una central de cálculo que permitiese un lanzamiento contra varios objetivos a la vez, lentitud en ascender y descender, torreta demasiado grande, pequeño límite de profundidad en inmersión (la mitad del de los alemanes)...
Otro problema que tenían era la existencia de un aparato de serie, el "robetto", que permitía tener el submarino estabilizado en inmersión con los motores parados. Teóricamente era una ventaja, porque el submarino no haría ruidos y esquivaría a la escolta que lo buscase. Pero el "robetto" hacía más ruido que los motores y al inicio de la guerra muchos sumergibles se perdieron por culpa de este aparato.
Otra deficiencia, que fue mortal en el Mar Rojo, fue que el aparato de aire acondicionado envenaba a los tripulantes con un derivado del cloro. Varios buques se perdieron directa o indirectamente por usar el aire acondicionado.
Entre los problemas de la mala dirección táctica o estratégica, destacan dos.
1- En 1940 el mando había ordenado lanzar torpedos de 1 en 1 ó, como mucho, de 2 en 2. El primer o segundo día de hostilidades un submarino ve pasar a la Mediterranean Fleet a distancia de ataque, acorazados, cruceros y destructores. Un alemán hubiese lanzado 6 artefactos en abanico, girado y tirado dos más por popa. Pues el italiano, siguiendo las ordenanzas, tiró 2 y se sumergió. Resultado: el viejo crucero Calypso hundido, cuando con 6 torpedos hasta podía haberse llevado por delante un acorazado.
2- Los submarinos actuaban en posiciones fijas, se les colocaba en determinada cuadrícula y allí se quedaban.
A mi entender, ese fue el principal problema. Los hundimientos italianos fueron principalmente en el Atlántico y el Índico, en el Mediterráneo no cazaron casi nada porque había poco tráfico y el que había - convoyes a Malta y Egipto - iba tan bien protegido que no se le podían causar grandes daños. Tener submarinos parados en una cuadrícula determinada del Mar de Alborán o frente a Chipre para ver si salía un barco era una pérdida de material y tiempo.
En el Atántico e Índico hicieron menos de lo que debían también, pero hay que considerar que los alemanes los mandaban a los sectores con menos tráfico y en labores secundarias, como transporte de materiales a Japón o apoyo técnico a sus buques.