U-99 vs. HMS LAURENTIC y HMS PATROCLUS

Operaciones navales.

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Molders
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U-99 vs. HMS LAURENTIC y HMS PATROCLUS

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Durante la Segunda Guerra del Mundo, uno de los más famosos comandantes alemanes de submarinos fue el Kapitanleutnant Otto Kretschmer del U-99. Kretschmer cuyo apodo era "Otto el Silencioso", ganó su notoriedad por ser el comandante de submarinos que hundió más barcos Aliados, en términos de tonelaje, que cualquier otro comandante de U-boot. Él había apostado a otros dos capitanes de U-bootes, Gunther Prien y Joachim Schepke, que hundiría mas tonelaje que ellos. Esta era una apuesta que Kretschmer estaba destinado a ganar, y el evento que lo coloco como el as de ases ocurrió en la noche del domingo 3 de noviembre de 1940, cerca de la costa Norte de Irlanda.
El U-99 de Kretschmer estaba patrullando esta área a profundidad de periscopio cuando, algún tiempo después de las 10:00 p.m., descubrió un vapor mercantil. Dio la orden para emerger, y el U-99 apareció en línea recta a cierta distancia del blanco. El submarino se deslizaba hacia su victima cuando Kretschmer descubrió otro barco, mucho mas grande, dirigiéndose hacia el. Haciendo un cálculo rápido de la velocidad del nuevo contacto, dirección y distancia, decidió que tenía tiempo suficiente para hundir el vapor antes de que la otra nave alcanzara su posición. Poco después de las 9:00 p.m., después de un cálculo final, dio la orden de disparar. El torpedo golpeó el vapor a popa del puente, levantando una columna de fuego y agua. El vapor empezó a hundirse casi inmediatamente, y la tripulación empezó a abandonar la nave. El U-99 entonces giro para enfrentarse con la segunda nave. Kretschmer vio que la segunda nave todavía estaba lejos y ordenó dirigirse al nuevo blanco, pero de repente una tercera nave emergió de la oscuridad a casi una milla de distancia.

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El operador de radio del U-99 s interceptó los mensajes que se emitían entre las tres naves británicas. El vapor mercantil se identificó como S.S. Casanare (6000 toneladas), e informaba frenéticamente que había sido torpedeado. La segunda nave que se identificó como H.M.S. Laurentic (18,000 toneladas), informaba a la tercera nave que había un submarino enemigo en la vecindad. La tercera nave recibió el mensaje, y se identificó como H.M.S. Patroclus (12,000 toneladas). Kretschmer descubrió pronto que, ambas naves estaban registradas en el Lloyd's Register como barcos mercantes pero también aparecían en la Lista de la Armada Real como cruceros mercantes armados, que al igual que cualquier otro buque de guerra debían de tomarse muy en serio.
El Patroclus, de hecho, había estado escoltando al Casanare desde la mañana del día 3de noviembre, protegiendo al vapor de ataques por parte de barcos de superficie alemanes. Cuando el mensaje del Casanare se recibió en el puente del Patroclus, su comandante oficial, Capitán William Wynter, decidió apresurarse a la escena para recoger a los sobrevivientes. Sus oficiales superiores se opusieron a semejante curso de acción debido a que un submarino todavía estaba rondando el área. El oficial, Comandante R. P. Martin, dijo al capitán Wynter ¡"Si vamos allí y nos detenemos, dentro de media hora nos hundiremos, señor"! Pero la decisión de Wynter era inapelable. Él desecho sus argumentos y dijo, ¡"Si no me detengo a ayudar, nunca podré mostrar mi cara de nuevo en Liverpool! Voy a ir a ayudar a esos pobres muchachos"! Cuando Martin le recordó las órdenes del Almirantazgo que prohibían exponer innecesariamente a barcos tipo H.M a ataques de submarinos. Wynter lo reprendió con enojo y le dijo, ¡"El Almirantazgo no está a cargo de esta nave"!
No perdiendo tiempo, Kretschmer calculó el rango del Laurentic como de 1500 yardas, y disparó un torpedo hacia barco británico mientras el submarino daba vuelta (un movimiento por el cual era famoso). El torpedo golpeó la nave en el medio, exactamente en la cámara de calderas, pero, cuando el humo y llamas de la explosión se disiparon, el Laurentic no dio ninguna señal de hundirse, a pesar del enorme agujero que se había abierto en su costado.
Esto confundió a Kretschmer que miraba como la tripulación empezaba a abandonar la nave. Decidió esperar y mirar para obtener evidencia de hundimiento. Un fuego se había iniciado debajo de la cubierta, y las nubes espesas de humo se agitaban rabiosamente fuera de cada compuerta tratando de apoderarse de toda la nave, casi treinta minutos después la nave solamente se había hundido un poco, y había radiado que estaba bajo ataque. El U -99 disparo otro torpedo al Laurentic que golpeó cerca de la popa. Increíblemente, de nuevo esto no inmuto a la nave que se mantuvo igual. Un sorprendido Kretschmer decidió disparar un tercer torpedo al primer agujero que había hecho. Esta vez el estaba a 250 yardas, sin dejar de vigilar al Patroclus disparó el tercer torpedo al Laurentic que golpeó la nave exactamente donde él había pensado. Esto parece ser el truco, se dijo así mismo Kretschmer, y el Laurentic empezó a hundirse notoriamente en el agua. La nave herida disparó luces de bengala que iluminaron el área entera y su cañón delantero abrió fuego contra el submarino. Esto, más el Patroclus que se acercaba rápidamente obligó al U-99 a retirarse un poco de la escena.
Cuando el Patroclus se acercó al sitio, dejó caer dos cargas de profundidad reguladas a 150 pies, con la intención de alejar al submarino que ellos creían erróneamente que estaba sumergido. Cuando la nave localizó al Laurentic comenzó de inmediato el lento proceso de arrastrar a los botes salvavidas. La tripulación del U-99 había oído y sentido las explosiones de las cargas de profundidad del Patroclus, pero el único efecto que esto había causado era decirle a Kretschmer que no sabían donde estaba su submarino. Él dio la vuelta al U-99 para enfrentar a los buques de guerra una vez más. Puesto que las luces de bengala disparadas por el Laurentic se habían apagado, el área se cubrió de nuevo con oscuridad. El U-99 se acerco a 300 yardas sin ser detectado, y disparó un torpedo que golpeó al Patroclus cerca de la popa, bajo un bote salvavidas cargado que estaba subiéndose a bordo. El bote salvavidas junto con sus hombres a bordo, y una sección grande del casco del Patroclus' fueron reducidos a pedazos. Kretschmer y sus oficiales notaron con sorpresa que un número grande de barriles de aceite vacíos hacían erupción del agujero recientemente hecho al Patroclus. El U-99 disparo otro torpedo a la misma sección del casco del Patroclus, pero él torpedo tenia un defecto en su mecanismo de dirección y se dirigió ferozmente fuera de curso, golpeando la nave debajo del trinquete.
Una sección grande de la cubierta delantera se desintegro, y alguna tripulación de Patroclus desapareció en una nube de humo. Otra descarga de barriles de aceite confundió al comandante del submarino, y Kretschmer concluyó, correctamente, que los ingleses habían puesto en el Patroclus los barriles de aceite para que sostuvieran la flotación de la nave y sobrevivir en caso de un ataque de torpedos. Él concluyó también que la negativa del Laurentic a hundirse era debido a la misma razón. Una salva súbita de artillería del Patroclus cayo cerca del submarino. Kretschmer supo que un solo impacto lo dejaría incapaz de sumergirse y lo colocaría en una posición desventajosa ante futuros encuentros con barcos enemigos. El submarino se alejo a toda maquina hacia el lugar donde el Casanare se había hundido. Del Casanare todo lo que quedaba eran dos botes salvavidas llenos de sobrevivientes que miraron como el U-99 pasaba a través de ellos sin hacerles ningún caso. El rugido de un artefacto del avión llamó la atención de Kretschmer. Él miro hacia arriba y vio a un Sunderland británico (bote volante) armado con ametralladoras y cargas de profundidad volando a 50 pies sobre el agua. La situación se había puesto infinitamente más peligrosa para el U-99, Kretschmer limpio la cubierta del submarino y pidió una alarma de inmersión. Entretanto, a bordo del Patroclus, la tripulación había bajado a sus botes salvavidas. Después de unas palabras de estímulo del Comandante Martin, la tripulación empezó a abandonar la nave.
A profundidad de periscopio, la tripulación del U-boote esperó miedosamente por las explosiones de las cargas de profundidad que de seguro estaban zambulléndose hacia ellos. Increíblemente, nada pasó, y Kretschmer pidió que los tubos lanza-torpedos delanteros fueran recargados. Él decidió esperar otros 30 minutos antes de emerger, en caso de que el Sunderland todavía estuviera rondando el área. Cuando el U-99 apareció una vez más eran aproximadamente las 3:30 de la mañana, El comandante vio que el bote volante había partido. El submarino de nuevo se dirigió hacia el Patroclus. Cuando estuvieron cerca del barco británico Kretschmer observo con perplejidad que el Laurentic todavía flotaba. El Laurentic y el Patroclus se sentaban en la superficie como dos ballenas arponeadas. Alrededor de las naves habían sobrevivientes del Laurentic y algunos del Patroclus: hombres en botes salvavidas, en flotadores, y en el agua. Muchos tripulantes del Patroclus seguían, sin embargo, a bordo.
Un vigía que se encontraba sobre la torre del u-boote de repente llamo la atención de Kretschmer advirtiéndole la aparición de un destructor que venia hacia ellos en el horizonte. La tripulación del U-boote había estado en las estaciones de combate toda la noche, y los hombres estaban cansados, pero "Otto el Silencioso" no podía darse por vencido. Los cruceros mercantes armados flotaban burlonamente en la superficie ante él, y Kretschmer dijo enojadamente "¡Nosotros tenemos que hundir esas naves antes que el destructor llegue aquí!".
El U-99 dio vuelta y se acerco a 250 yardas de la nave mas próxima a el, el Laurentic. Un torpedo fue disparado y golpeó a la nave en la popa, una sección grande cayó lejos y se hundió inmediatamente. Esta sección contenía las cargas de profundidad de la nave que todavía estaban atadas en sus perchas y no habían sido diseminadas. Algunos de estas cargas habían sido reguladas a poca profundidad, y simplemente detonaron después que la sección se hundió en el mar. Esto, por supuesto, hizo que detonaran el resto de las cargas, y la explosión que se dio bajo el agua fue tremendamente violenta. La explosión agitó al Patroclus y lanzo a muchos de sus tripulantes en el agua helada, y tiró al U-99 hacia un lado colocándolo en una posición peligrosa, golpeando a Kretschmer y sus oficiales contra la torre y haciendo que la tripulación del submarino se confundiera durante varios minutos. Cuando el U-boote se nivelo, los oficiales en la torre de vigilancia vieron al Laurentic subir en el aire, y rápidamente hundirse bajo las olas.
El Patroclus estaba solo, y Kretschmer estimó que él tenía aproximadamente 15 minutos para hundirlo y escapar antes de que el destructor llegara. El U-99 se volvió hacia ella, y disparó en un rango de 300 yardas. Este torpedo golpeó en medio del buque y hubo otro diluvio de barriles de aceite vacíos que cayeron como martillos entre los hombres que se encontraban luchando por sus vidas en el agua, hiriendo a algunos y matando a otros. El U-boote empezó a realizar fuego de artillería contra el Patroclus, impactándole en medio y a popa, logrando que se iniciara un fuego en la cubierta de popa. El Patroclus respondió con su cañón de estribor S3, dañando levemente al submarino, forzando a los artilleros a retirarse del cañón y obligando al U-99 a alejarse.
Un Kretschmer frustrado disparó su cuarto y quinto torpedos en rápida sucesión, el cuarto causo otra erupción mortal de barriles de aceite, y el quinto pego en medio del buque destruyendo el cañón S3 y a su dotación. Estos dos torpedos destruyeron a dos lanchas salvavidas numeradas 1 y 5 matando a los hombres a bordo ellos. Con el quinto golpe ya no hubo mas barriles, y el Patroclus parecía que al fin se iba a hundir. Los pocos tripulantes que seguían a bordo, principalmente oficiales mayores tiraron los documentos confidenciales al mar. El operador de la radio inalámbrico envió un ultimo informe: el Patroclus había sido torpedeado y se estaba hundiendo.
Kretschmer lanzó una mirada ansiosa hacia el destructor que estaba cerca y dentro de rango de ataque. El Patroclus estaba hundiéndose, pero dolorosamente despacio, ante esto el comandante del U-boote decidió darle un tiro de gracia. Aproximadamente a las 4:30 de la mañana el sexto torpedo dio de lleno en la sección media. La nave convulsionó y arqueo en el aire como un gato, y, con un sonido fuerte metálico se partió en dos. los pocos tripulación a bordo se lanzaron al mar. Los hombres que flotaban en el agua nadaron tan duro como podían para alejarse de la succión de la nave. La mayoría tuvo éxito, algunos no. La ultima sección del Patroclus no se hundiría hasta dos horas después como un acto mas de desafió.
Habiendo acabado con su suministro de torpedos, Kretschmer decidió no comprometerse con el destructor que se aproximaba. Pidió una alarma de inmersión, y el U-99 dejo el área tan rápidamente como pudo. El destructor, H.M.S. Achates, alcanzó en unos momentos el área de combate y encendió el cielo con varias luces de bengala. Empezó a recoger a los sobrevivientes de las tres naves hundidas, y radio a cualquier otra nave en la vecindad para que se acercara a ayudar. Habiendo hecho su asdic (sonar) contacto con el U-99, dejó caer un par de cargas de profundidad. Esto fue detenido rápidamente por ser demasiado peligroso a los hombres que se encontraban en el agua. Algún tiempo después otro destructor, H.M.S. Hesperus, llegó a la escena y empezó a recoger a los pocos tripulantes que permanecía en el agua, incluso al Comandante Martin. Los dos destructores transportaron a los sobrevivientes del Patroclus, Laurentic, y Casanare a Greenock, Escocia. Algunos estarían, luego, camino a las bases navales para la reasignación, otros a los hospitales para los periodo largos y dolorosos de recuperación.
Otto Kretschmer se regresaba a su área de patrulla, teniendo grabado en su mente el uso curioso de los barriles de aceite vacíos, apilado por centenares para aumentar la flotabilidad de los cruceros mercantes armados, como una medida antitorpedo que finalmente no salvo a las naves, pero le obligó a que agotara toda su dotación de torpedos para hundirlos. Él viviría otra situación similar en menos de un mes, cuando, el 2 de diciembre, atacó y hundió otro crucero mercante armado, H.M.S. Forfar. Sus sostenimientos también se llenaron con barriles de aceite, y le tomó 5 torpedos hundirlo.
Kretschmer también anoto lo siguiente en su diario de guerra: "Parece extraño que el segundo crucero, Patroclus, se acercara a la escena y se entregara en mis manos."
Es interesante notar que el comandante del destructor H.M.S. Hesperus que rescato a los sobrevivientes era el Capitán Donald MacIntyre. Cuatro meses después, en marzo de 1941, MacIntyre (a cargo de otro destructor, H.M.S. Walker) finalmente y hundió al U-99, al sudeste de Islandia, tomando a "Otto el Silencioso" y la mayoría de su tripulación como prisioneros de guerra.

http://www.sharkhunters.com/printah.htm
http://uboat.net/allies/warships/ship/3327.html
http://homepage.ntlworld.com/annemariep ... oclus.html
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Ramius
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Mensaje por Ramius »

Muy buen relato de una de las hazañas de Otto "el silencioso".

Saludos.
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Germánico
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Mensaje por Germánico »

Sí señor, muy bueno. Gracias, Molders.

Saludos.
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Mensaje por M 1 »

Muy bueno este post amigo Molders.

Palmarés del U 99: 7 patrullas, 36 buques hundidos (234.502 trb) y 5 dañados.

Saludos, M 1.
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signifer
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Mensaje por signifer »

Artículo muy interesante.

Respecto al capitán McIntyre, que posteriormente hundio a Kretschmer, existe un libro escrito por él mismo. Es un interesante relato en primera persona y además es muy ameno. Yo tengo la edición que publicó Javier Vergara y que se titula "Cazador de submarinos". Lo recomiendo a cualquier apasionado de la guerra submarina.

Saludos
Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería.. (Miguel de Cervantes)
"Dar primero, dar fuerte y seguir dando" (Almirante Percy Scott)
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