Hola...
mmm, tema complejo y apasionante, el de la Batalla del Atlántico, a mi juicio, la
batalla auténticamente decisiva de la SGM.
Ya que se abre un hilo con este nombre, sería conveniente hacer una breve "
puesta en escena", para entender el porqué de lo que pasó y lo que pudo pasar, en primer lugar desde el punto de vista alemán, y después desde el punto de vista aliado. Y como punto de partida para posteriores discusiones.
EL PUNTO DE VISTA ALEMAN:
Ya se luchó una guerra submarina en la Primera Guerra Mundial, en la que la eficacia y las limitaciones del sumergible como arma de guerra quedaron de manifiesto. Junto con una efectividad temible, la puesta en marcha de medidas adecuadas (el sistema de convoyes, por ejemplo) supusieron la adecuada contrapartida aliada.
Karl Döenitz, que había luchado en la PGM en un submarino, y había experimentado sus peligros (seguramente por el foro hay alguna biografía de este gran marino alemán); pudo reflexionar entre guerras, acerca de lo que ocurriría en el caso de que nuevamente Alemania se viera forzada a luchar contra Gran Bretaña, y contra EEUU. Lucha en la que nuevamente las rutas del Atlántico Norte se convertirían en la
línea de la vida británica.
Por ello, elaboró una doctrina para esta guerra, que tenía en cuenta tanto aspectos estratégicos, como técnicos y tácticos; para asegurarse la victoria.
La estrategia para ganar....
La idea clave de Döenitz, era de una sencillez pasmosa, y tremendamente realista: Si hay que ganar a los aliados en el mar (EEUU y GB, fundamentalmente) lo que hay que hacer es hundir más buques, y más tonelaje de mercancías, de los que ellos puedan producir.
Así de simple, hundes más barcos de los que sus astilleros puedan construir, y más material de todo tipo del que puedan producir y enviar, así ganas. Porque se trata de una guerra asimétrica (Alemania no podría competir en unidades navales con los aliados, de ningún modo) en la que el arma posible para Alemania, el submarino, debe ser utilizado adecuadamente. Al final, es un tema de pura y simple economía, de números, de fría estadística.
El cálculo que hizo Döenitz, era que si conseguían hundir unas 700.000 toneladas al mes (buques más carga, esto tiene una denominación precisa en términos navales) enconces Alemania gana, si no te aproximas a esa cifra, el equilibrio se desliza al lado aliado.
Hay que decir, no es extraño, que esta cifra sólo se alcanzó un par de meses de 1942.....
Puesto que era previsible la puesta en marcha de un sistema aliado de convoyes para proteger su navegación, ese tonelaje debía ser conseguido fundamentalmente de estos convoyes, lo que llevó a desarrollar el arma y las tácticas adecuadas para su empleo.
El arma para luchar...
Los alemanes necesitaban submarinos, pero submarinos adecuados a sus necesidades, puesto que como he comentado antes, el sistema de convoyes había demostrado su eficacia, y serían puestos en práctica nuevamente, hacía falta un arma que pudiera combatir a estos convoyes, en este entorno, y en el medio habitual del Atlántico Norte.
La idea de Döenitz, para esta guerra de convoyes, era utilizar buques rápidos, más que muchos escoltas, ágiles para poder moverse entre las filas de los convoyes, pequeños para ser poco visibles y tener una capacidad de sumergirse con rapidez, y esconderse, en caso de necesidad. Con el rádio de acción suficiente para cubrir las rutas marítimas a Inglaterra. Estos buques debían navegar y combatir preferentemente en superficie, de noche, amparados en su pequeña silueta y su agilidad, casi como lanchas rápidas; en parte por ser más eficientes así y en parte por eludir el SONAR aliado; y su objetivo preferencial eran los mercantes aliados. La clase que cumplía estos requisitos era el tipo VII.
¿Cuantos harían falta? Se trataba de cumplir el requisito de tonelaje, Döenitz había calculado unos 100 en operaciones, otros tantos en tránsito (yendo y viniendo de las zonas de patrulla), y otros tantos en puerto, en reparación o realizando cualquier tipo de tarea habitual. Total unos 300, la mayoría de ellos, del tipo VII. Eso le garantizaba el éxito....
La realidad, es que al comienzo de la SGM, Alemania tenía unos 50 buques, y la mayoría no eran del tipo VII. Por tanto, Alemania empezó la guerra muy lejos de la preparación adecuada para ésta....
La táctica adecuada....:
Puesto que la manera de protegerse de los mercantes era agruparse, permitiendo que los escoltas operaran como perros pastores, protegiendo al rebaño... Era lógico que los submarinos también operaran en grupo, coordinados, para atacar a estos convoyes, buscando la saturación de las defensas, e incluso superándolas en número, en el momento adecuado; esta.
Para que esto fuera posible, este grupo de submarinos, la camada de lobos, debían coordinarse, inicialmente desde otro submarino; pero pronto se vio que la comunicación era posible desde tierra, y esto se convirtió en la norma: Los grupos de submarinos debían ser conducidos al objetivo, y sus ataques coordinados desde el mando aleman en tierra. Reunidos ante el enemigo, y a la orden de atacar, los escoltas serían incapaces de atender a todos los atacantes, y algunos de estos entrarían incluso dentro del convoy, protegidos por la oscuridad y el oleaje del Atlántico, podrían disparar a placer contra los mercantes.....
Esto implicaba la utilización de sistemas de cifrado, de los que ya se ha hablado en este foro, toda una historia en sí misma.
Los puntos débiles, la razón de la derrota...
Ya he comentado alguno: Para empezar, no había submarinos suficientes al comienzo de la guerra (un genio, tio Adolf
), y ni siquiera los que había eran del tipo adecuado (muchos eran tipo II, las canoas que eran buques costeros...). Por supuesto que los aliados tampoco estaban bien equipados al principio... pero carencia por carencia, la carencia alemana significaba que los mercantes llegaban, que era precisamente lo que se trataba de evitar.
Además, la táctica alemana estaba hecha para eludir e inutilizar el arma antisubmarina alidada: el SONAR, y las cargas de profundidad, puesto que los submarinos iban a atacar de noche y en superficie.
Trágicamente para el arma submarina, en aquella época hizo su aparición una nueva teconología, el RADAR, que permitía la detección en superficie, cuando el submarino se acercaba para atacar. El RADAR primitivo (un tema en sí mismo) tenía muchas carencias, y además no estaba instalado en la mayoría de los escoltas. Al principio un oleaje fuerte podía anular sus efectos, y además, dentro de un convoy, era inutil para buscar a un submarino, a causa de la multiplicidad de ecos. Pero pronto se desarrolló, y a medida que avanzó la guerra empezó a permitir incluso detectar un periscopio fuera del agua, y a medida que su uso se generalizó en escoltas y en aviones de patrulla, fue anulando la posibilidad de los sumergibles de combatir y navegar.
Hay otros factores que se pueden analizar más adelante.
Bien, como apuntes vale, creo yo, más adelante se puede completar, se puede hablar del punto de vista aliado, porque los aliados, tampoco eran mancos....
Saludos