En la serranía extremeña de Cáceres a unos pocos metros del histórico monasterio de Yuste – dónde murió Carlos I de España y V de Alemania-, se halla, oculto entre los frondosos abetos y eucaliptos, uno de los cientos de cementerios militares que guardan los restos de combatientes de la II Guerra Mundial.
En el –Deutschen Soldaten Friedhof “Cuacos de Yuste”, Cementerio Militar Alemán de Cuacos de Yuste, se hayan enterrados los cuerpos de 155 soldados alemanes caídos en los dos conflictos mundiales. Construido bajo el patrocinio de la “Volksbund Deuutschen Kriegsgráberfürsorge”, la asociación alemana de cementerios de guerra, en él se conservan las tumbas de los soldados alemanes que por una razón u otra fallecieron en territorio español, victimas casi en su totalidad de buques o submarinos hundidos por los aliados en las inmediaciones de las costas españolas,
Siguiendo la costumbre tradicional de la VDR, los soldados alemanes muertos en acción de guerra son siempre enterrados en el país donde fallecieron, y si es posible, en zonas próximas a sus antiguos puestos de combate. Este organismo se encarga de recopilar la información disponible sobre los caídos, y una vez identificados, la VDK corre con todos los gastos del traslado, ubicación y mantenimiento de la tumba.
De este modo conociendo de antemano el número de identificación de un soldado muerto durante la guerra, puede saber el lugar exacto donde reposan sus restos.
La VDK mantiene cientos de cementerios militares repartidos por todo el mundo, a excepción de la antigua URSS, donde únicamente existen seis cementerios alemanes, no oficiales, de prisioneros de guerra fallecidos en cautividad.
En 1979, una joven de origen alemán afincada en Mallorca, Gabriela Poppelreuter, recibe el encargo de la VDK de iniciar la búsqueda de todos los soldados alemanes enterrados en España. Una ardua labor de más de tres años de exhaustiva investigación y documentación, en la que colaboraron estrechamente tanto la Embajada de la República Federal Alemana como las diferentes Comunidades autónomas.
Finalmente el 14 de noviembre de 1982. Día Nacional de los Caídos de República Federal (denominada así en ese año), se inaugura oficialmente el cementerio, con asistencia de representantes de la Embajada germana, de la VDK y más de doscientos familiares venidos expresamente en dos autobuses desde Alemania para participara en el acto.
La gran mayoría de soldados enterrados en el cementerio son marineros que aparecieron en la playas españolas, sobre todo en la zona de las islas Canarias y las Baleares.
En el transcurso de su investigación Gabriela Poppelreuter, recorrió más de quince mil kilómetros a lo largo y ancho del país y las anécdotas que evoca son abundantes. Recuerda con especial cariño el caso de un joven de dieciocho años, tripulante de un U-Boot que resultó hundido en el litoral levantino. El muchacho, herido gravemente apareció en una playa cercana a Burriana, Castellón. Rescatado por una familia que había perdido un hijo de su misma edad en la guerra civil, fue atendido hasta que al poco tiempo falleció. Enterrado en el cementerio local, la familia que le dio cobijo se encargaba de que siempre hubiera flores frescas sobre su tumba.
El grupo de marineros más numeroso proviene también de un submarino. En esta ocasión fuero hallados frente a las costas de Alicante 40 cadáveres alemanes, que quedaron enterrados en el cementerio municipal de Alicante. Hoy en día, estos hombres de la Kriegsmarine descansan juntos en Yuste.
Pero no todos los militares enterrados en Yuste son marineros. Hay también varios pilotos de la Luftwaffe que lograron alcanzar tereritorio español por los Pirineos y se estrellaron entre sus riscos. Sus cuerpos permanecieron enterrados en pueblos perdidos durante cuarenta años hasta que fueron exhumados y llevados a Yuste.
Durante mi visita hace unos años lo primero que me llamó la atención del cementerio fue sin lugar a dudas, el esmerado y pulcro aspecto que presentaba. La VDK se encargó, de comprar y acondicionar el lugar, de contratar los servicios de un jardinero que cuida permanentemente las instalaciones.
En la entrada un libro informa al visitante sobre el lugar exacto que ocupa cada tumba. Sobre cada cruz figura, el nombre, graduación, fecha de nacimiento y de muerte del soldado que yace bajo ella, aunque en algunas la única identificación que aparece es “Ein Undekannter Deutscher Soldat” (Un soldado alemán deconcocido). A dos de ellas, reciben todos los años unas coronas de flores e sus familiares en Alemania y son muchos los turistas alemanes y por supuesto españoles que aprovechamos la visita al monaterio de Carlos V para acceder a este lugar.
Texto de la placa:
"En este cementerio de soldados descansan 28 soldados de la Primera Guerra Mundial y 154 de la Segunda Guerra Mundial.
Pertenecieron a tripulaciones de aviones que cayeron sobre España, submarinos y otros navíos de la armada hundidos. Algunos de ellos murieron en hospitales españoles a causa de sus heridas. Sus tumbas estaban repartidas por toda España, allí donde el mar los arrojó a tierra, donde cayeron sus aviones o donde murieron.
El Volksbund en los años 1980-1988 los reunió en esta última morada inugurada en presencia del embajador de la República Federal de Alemania en un acto conmemorativo hispano-alemán el 1 de junio de 1988.
Recordad a los muertos con profundo respeto y humildad
, mañana convencere a pepeman para que me de unas teoricas y en cuanto sepa como se hace las cuelgo, de todas formas, aunque la entrada parecia un poco descuidada, el cementerio se encuentra en un estado muy aleman ( en perfecto estado de revista ) 
