Re: Persia Aqueménida
Publicado: 18 Sep 2013
Cunaxa
Estos días he estado repasando la Anábasis de Jenofonte, y al llegar a la batalla de Cunaxa, después de haber leído estos últimos meses sobre el ejército aqueménida, he leído su narración con otros ojos. En realidad, lo que se narra en la Anábasis no era lo que yo recordaba, más que nada porque las versiones de autores más modernos están llenos de explicaciones sacadas no se sabe de dónde, pero que se han convertido en verdades a base de insistencia. Pongo a continuación la versión de la Wiki en español de la batalla. No porque sea referencial, sino porque es una buena recopilación de estos "arreglos", que como digo no sé de dónde han salido. Recomiendo volver a leerlo después de acabar de leer el post (si es que alguien se lo acaba), para ver las diferencias notables entre el original y la versión embellecida. Para los que no conozcan el contexto, Jenofonte (el narrador, que aparece en tercera persona) forma parte de un ejército mercenario griego a las órdenes de Ciro, hermano del rey persa Artajerjes, al que pretende robarle el trono. Los ejércitos de ambos se encuentran en Cunaxa.
"Ciro confió el flanco derecho del frente al lacedemonio Clearco con el mando de los mercenarios, quienes tenían a su derecha el Éufrates. Frente a los mercenarios griegos, en el flanco izquierdo del ejército de Artajerjes, se situaron infantes persas y medos, los carros y un contingente de caballería pesada al mando de Tisafernes. El centro del ejército del rey lo ocupó la infantería ligera y pesada, dejando el flanco derecho para la caballería ligera. Ciro y Artajerjes se situaron tras sus respectivas líneas acompañados de una escolta de caballería pesada.
Los griegos iniciaron las hostilidades cargando con fiereza en su flanco, carga que provocó el pánico en los arqueros y carros enemigos, quienes pronto se pusieron en fuga, arrastrando con ellos a la infantería. Los mercenarios se dispusieron a perseguir a los huidos. Mientras tanto, Artajerjes había ordenado el movimiento de su caballería ligera del flanco derecho para intentar rodear por completo al ejército de Ciro.
Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Ciro se dispuso a ejecutar el plan de batalla que tenía previsto de antemano, cargar directamente contra la posición de Artajerjes con la intención de matarlo, con la esperanza de que, llegado el caso, cesaría la resistencia del ejército enemigo. Avistada la posición del Gran Rey, Ciro cargó con 600 jinetes llegando a herir levemente a su hermano con su lanza, pero acabó sucumbiendo ante la superioridad numérica del ejército de Artajerjes, siendo derribado y muerto. Tras este hecho, el ejército de Ciro quedó en manos de Arieo, quien ordenó retirada general, llegando a atravesar su propio campamento en la huida.
Los persas de Artajerjes saquearon a placer el campamento enemigo hasta que allí llegó Tisafernes, quien con una hábil maniobra con su caballería había logrado rebasar las líneas de los griegos mercenarios para huir. Tisafernes relató a Artajerjes la victoria de los griegos en su flanco y la persecución que estaban llevando a cabo, lo que llevó al rey a ordenar el reagrupamiento de parte de sus fuerzas para dar caza a los mercenarios.
Al volver ya éstos sobre sus pasos en dirección al campamento, vieron lo que tramaba Artajerjes y volvieron a la carga, cundiendo el pánico por segunda vez entre las líneas persas, dándose de nuevo a la fuga. Artajerjes, frustrado, huyó con su caballería. La persecución duró hasta la noche, momento en que los griegos se retiraron al campamento, dándose por finalizada la batalla."
Vayamos con el original, a ver qué nos cuenta exactamente Jenofonte. Y también hay que tener cuidado con él, ya veremos por qué. Por ejemplo, con las cifras, porque según él el ejército del rey era de un millón doscientos mil hombres. Pondré el capítulo completo sin dejar nada, para que al leerlo lo tenga uno bien claro, y mientras lo iré comentando.
"Ya iba muy avanzada la mañana, y estaba cerca el sitio en que se debía descansar, cuando Pategias, persa de los más íntimos de Ciro, aparece corriendo a rienda suelta con el caballo cubierto de sudor, gritando a todos los que se encontraban, ya en griego, ya en bárbaro que el rey se acercaba con un numeroso ejército como dispuesto a presentar batalla. Esto produjo un gran tumulto, pues los griegos y todos los demás creían que iban a caer sobre ellos antes de haberse formado. Ciro saltó del carro, se puso la coraza, montando a caballo, tomó en la mano los dardos y dio orden a todos los demás que se armasen y acudiesen cada uno a su puesto.
Las tropas se fueron formando a toda prisa. Clearco ocupaba el ala derecha, tocando con el río Éufrates; a su lado estaba Próxeno, y después los demás generales. Menón, con su cuerpo, era de los griegos el que tenía el ala izquierda. De los bárbaros se colocaron a la derecha, al lado de Clearco y de la infantería ligera griega, unos mil caballos paflagones, y en la izquierda se puso Arieo, lugarteniente de Ciro, con el resto del ejército bárbaro. Ciro y la caballería que le acompañaba, unos seiscientos jinetes, iban armados con corazas, quijotes y cascos; pero Ciro se dispuso al combate dejándose descubierta la cabeza. (Dícese, en efecto, que es costumbre de los persas entrar en batalla con la cabeza descubierta). También los caballos que iban con Ciro estaban todos protegidos con armaduras en la cabeza y en el pecho, y los jinetes tenían espadas griegas.
Ya mediaba el día y aún no se habían presentado los enemigos; pero al comenzar la tarde se vio una polvareda como una nube blanca, y poco después una especie de mancha negra que cubría la llanura en una gran extensión. Según se acercaban fuése apercibiendo el resplandor del bronce, y pronto aparecieron claramente las lanzas y las filas de soldados. A la izquierda de los enemigos venían escuadrones de caballería armados con corazas blancas, de los cuales se decía ser jefe Tisafernes; junto a éstos los guerróforos e inmediatamente la infantería pesada con escudos de madera que les llegaban hasta los pies; decíase que eran egipcios. Después seguían otros cuerpos de caballería y arqueros. Todas estas tropas iban agrupadas por naciones, y cada nación formaba una columna profunda. Delante marchaban los carros armados de hoces, a gran distancia uno de otro; las hoces iban sujetas a los ejes oblicuamente, y otras debajo de los asientos dirigidas hacia la tierra, de suerte que cortaran todo lo que encontrasen al paso. Había el plan de dirigir estos carros contra los batallones griegos y romperlos. Cuanto a lo que dijo Ciro al reunir a los griegos recomendándoles oyesen sin miedo la gritería de los bárbaros, el anuncio quedó fallido, porque no avanzaron dando gritos, sino con todo el silencio posible y con el mayor sosiego, a un paso igual y reposado."
Hasta aquí no hay problema. Jenofonte explica muy someramente el despliegue del enemigo. Dice, por ejemplo, que en la izquierda enemiga (que, como veremos, quedará justo frente a la posición de los griegos) había caballería con armadura. Luego dice "e inmediatamente", que entiendo que es de izquierda a derecha siguiendo la línea de batalla, venían los "guerróforos" (infantería pesada) y la infantería pesada egipcia, y luego más caballería y arqueros. Esta disposición nos explica un poco lo que ocurrirá luego, porque Jenofonte no vuelve a detallar en ningún momento a qué tipos de tropa se enfrentan los griegos. En mi opinión es importante, porque se asume muchas veces que se enfrentaban a infantería (no sé por qué), y no parece ser así.
"Mientras tanto, Ciro, recorriendo la línea acompañado por el intérprete Pigres y otros tres o cuatro, gritaba a Clearco que condujese sus tropas contra el centro de los enemigos, porque allí se encontraba el rey. «Y si venciéramos en este lado —decía— lo tendríamos ganado todo». Clearco, viendo el cuerpo colocado en el centro y oyendo decir a Ciro que el rey se encontraba fuera de la izquierda de los griegos (el ejército del rey era tan superior en número que su centro rebasaba la izquierda de Ciro); viendo esto, Clearco no quería separarse del río, temeroso de que lo envolviesen por los dos lados, y respondió a Ciro que él vería lo que conviniese más."
Clearco era el que dirigía en ese momento el cuerpo de mercenarios griegos. He leído por ahí unas cuantas veces que los griegos insistieron en luchar en la derecha porque era el lugar de honor. Jenofonte es muy claro: los griegos desobedecieron órdenes (y no era la primera vez). Lo hicieron porque creyeron que el centro era un lugar demasiado expuesto. Esto iba a condicionar todo el desarrollo de la batalla, y no para bien.
"Entretanto, el ejército bárbaro iba avanzando, mientras el de los griegos, quieto en el mismo sitio, acababa de formarse según acudían los soldados. Ciro, al pasar por delante y a muy corta distancia de las tropas, miraba a uno y otro lado contemplando ya a los enemigos, ya a los suyos. Entonces Jenofonte, de Atenas, viéndole desde las filas griegas en que se hallaba formado, dio espuelas a su caballo y, saliéndole al encuentro, le preguntó si tenía alguna orden que dar. Ciro se detuvo y le dijo, encargándole que lo comunicase a los demás, que los sacrificios se mostraban favorables. Mientras decía esto oyó un rumor que corría por las filas, y preguntó de qué se trataba. Y Jenofonte le contestó que era el santo y seña que pasaba por segunda vez. Se maravilló de quién podía haberlo dado, y preguntó cuál era el santo y seña. Jenofonte le respondió que «Zeus salvador y victoria». Oyendo esto Ciro: «Pues bien: lo acepto —dijo—, y así sea». Dicho esto se encaminó al sitio que había escogido.
Y apenas distaban ya los frentes de ambos ejércitos tres o cuatro estadios, cuando los griegos principiaron a cantar el peán y se pusieron en movimiento para ir al encuentro de los enemigos.
Según avanzaban, una parte de la falange se adelantó algo en un movimiento impetuoso, y el resto se vio obligado a seguirla corriendo para alcanzarla, y al mismo tiempo que corría todos daban gritos a la manera como se festeja a Enialo. También dicen algunos que golpeaban con las lanzas los escudos para infundir miedo a los caballos. "
Esta parte es muy interesante, porque nos habla de los problemas que tenía la falange al avanzar. Unas partes podían ir más rápido que otras, o encontrarse un terreno más difícil, lo que podía romper la formación. A pesar de todo, los griegos consiguieron mantenerse ordenados. Hay más comentarios más adelante sobre este problema. Finalmente, es revelador el comentario que se hace sobre el ruido para espantar a los caballos. Como digo, Jenofonte no vuelve a especificar a qué tipos de tropa se enfrentaban los griegos, pero de nuevo aparecen indirectamente referencias a la caballería.
(Continuará)
Estos días he estado repasando la Anábasis de Jenofonte, y al llegar a la batalla de Cunaxa, después de haber leído estos últimos meses sobre el ejército aqueménida, he leído su narración con otros ojos. En realidad, lo que se narra en la Anábasis no era lo que yo recordaba, más que nada porque las versiones de autores más modernos están llenos de explicaciones sacadas no se sabe de dónde, pero que se han convertido en verdades a base de insistencia. Pongo a continuación la versión de la Wiki en español de la batalla. No porque sea referencial, sino porque es una buena recopilación de estos "arreglos", que como digo no sé de dónde han salido. Recomiendo volver a leerlo después de acabar de leer el post (si es que alguien se lo acaba), para ver las diferencias notables entre el original y la versión embellecida. Para los que no conozcan el contexto, Jenofonte (el narrador, que aparece en tercera persona) forma parte de un ejército mercenario griego a las órdenes de Ciro, hermano del rey persa Artajerjes, al que pretende robarle el trono. Los ejércitos de ambos se encuentran en Cunaxa.
"Ciro confió el flanco derecho del frente al lacedemonio Clearco con el mando de los mercenarios, quienes tenían a su derecha el Éufrates. Frente a los mercenarios griegos, en el flanco izquierdo del ejército de Artajerjes, se situaron infantes persas y medos, los carros y un contingente de caballería pesada al mando de Tisafernes. El centro del ejército del rey lo ocupó la infantería ligera y pesada, dejando el flanco derecho para la caballería ligera. Ciro y Artajerjes se situaron tras sus respectivas líneas acompañados de una escolta de caballería pesada.
Los griegos iniciaron las hostilidades cargando con fiereza en su flanco, carga que provocó el pánico en los arqueros y carros enemigos, quienes pronto se pusieron en fuga, arrastrando con ellos a la infantería. Los mercenarios se dispusieron a perseguir a los huidos. Mientras tanto, Artajerjes había ordenado el movimiento de su caballería ligera del flanco derecho para intentar rodear por completo al ejército de Ciro.
Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Ciro se dispuso a ejecutar el plan de batalla que tenía previsto de antemano, cargar directamente contra la posición de Artajerjes con la intención de matarlo, con la esperanza de que, llegado el caso, cesaría la resistencia del ejército enemigo. Avistada la posición del Gran Rey, Ciro cargó con 600 jinetes llegando a herir levemente a su hermano con su lanza, pero acabó sucumbiendo ante la superioridad numérica del ejército de Artajerjes, siendo derribado y muerto. Tras este hecho, el ejército de Ciro quedó en manos de Arieo, quien ordenó retirada general, llegando a atravesar su propio campamento en la huida.
Los persas de Artajerjes saquearon a placer el campamento enemigo hasta que allí llegó Tisafernes, quien con una hábil maniobra con su caballería había logrado rebasar las líneas de los griegos mercenarios para huir. Tisafernes relató a Artajerjes la victoria de los griegos en su flanco y la persecución que estaban llevando a cabo, lo que llevó al rey a ordenar el reagrupamiento de parte de sus fuerzas para dar caza a los mercenarios.
Al volver ya éstos sobre sus pasos en dirección al campamento, vieron lo que tramaba Artajerjes y volvieron a la carga, cundiendo el pánico por segunda vez entre las líneas persas, dándose de nuevo a la fuga. Artajerjes, frustrado, huyó con su caballería. La persecución duró hasta la noche, momento en que los griegos se retiraron al campamento, dándose por finalizada la batalla."
Vayamos con el original, a ver qué nos cuenta exactamente Jenofonte. Y también hay que tener cuidado con él, ya veremos por qué. Por ejemplo, con las cifras, porque según él el ejército del rey era de un millón doscientos mil hombres. Pondré el capítulo completo sin dejar nada, para que al leerlo lo tenga uno bien claro, y mientras lo iré comentando.
"Ya iba muy avanzada la mañana, y estaba cerca el sitio en que se debía descansar, cuando Pategias, persa de los más íntimos de Ciro, aparece corriendo a rienda suelta con el caballo cubierto de sudor, gritando a todos los que se encontraban, ya en griego, ya en bárbaro que el rey se acercaba con un numeroso ejército como dispuesto a presentar batalla. Esto produjo un gran tumulto, pues los griegos y todos los demás creían que iban a caer sobre ellos antes de haberse formado. Ciro saltó del carro, se puso la coraza, montando a caballo, tomó en la mano los dardos y dio orden a todos los demás que se armasen y acudiesen cada uno a su puesto.
Las tropas se fueron formando a toda prisa. Clearco ocupaba el ala derecha, tocando con el río Éufrates; a su lado estaba Próxeno, y después los demás generales. Menón, con su cuerpo, era de los griegos el que tenía el ala izquierda. De los bárbaros se colocaron a la derecha, al lado de Clearco y de la infantería ligera griega, unos mil caballos paflagones, y en la izquierda se puso Arieo, lugarteniente de Ciro, con el resto del ejército bárbaro. Ciro y la caballería que le acompañaba, unos seiscientos jinetes, iban armados con corazas, quijotes y cascos; pero Ciro se dispuso al combate dejándose descubierta la cabeza. (Dícese, en efecto, que es costumbre de los persas entrar en batalla con la cabeza descubierta). También los caballos que iban con Ciro estaban todos protegidos con armaduras en la cabeza y en el pecho, y los jinetes tenían espadas griegas.
Ya mediaba el día y aún no se habían presentado los enemigos; pero al comenzar la tarde se vio una polvareda como una nube blanca, y poco después una especie de mancha negra que cubría la llanura en una gran extensión. Según se acercaban fuése apercibiendo el resplandor del bronce, y pronto aparecieron claramente las lanzas y las filas de soldados. A la izquierda de los enemigos venían escuadrones de caballería armados con corazas blancas, de los cuales se decía ser jefe Tisafernes; junto a éstos los guerróforos e inmediatamente la infantería pesada con escudos de madera que les llegaban hasta los pies; decíase que eran egipcios. Después seguían otros cuerpos de caballería y arqueros. Todas estas tropas iban agrupadas por naciones, y cada nación formaba una columna profunda. Delante marchaban los carros armados de hoces, a gran distancia uno de otro; las hoces iban sujetas a los ejes oblicuamente, y otras debajo de los asientos dirigidas hacia la tierra, de suerte que cortaran todo lo que encontrasen al paso. Había el plan de dirigir estos carros contra los batallones griegos y romperlos. Cuanto a lo que dijo Ciro al reunir a los griegos recomendándoles oyesen sin miedo la gritería de los bárbaros, el anuncio quedó fallido, porque no avanzaron dando gritos, sino con todo el silencio posible y con el mayor sosiego, a un paso igual y reposado."
Hasta aquí no hay problema. Jenofonte explica muy someramente el despliegue del enemigo. Dice, por ejemplo, que en la izquierda enemiga (que, como veremos, quedará justo frente a la posición de los griegos) había caballería con armadura. Luego dice "e inmediatamente", que entiendo que es de izquierda a derecha siguiendo la línea de batalla, venían los "guerróforos" (infantería pesada) y la infantería pesada egipcia, y luego más caballería y arqueros. Esta disposición nos explica un poco lo que ocurrirá luego, porque Jenofonte no vuelve a detallar en ningún momento a qué tipos de tropa se enfrentan los griegos. En mi opinión es importante, porque se asume muchas veces que se enfrentaban a infantería (no sé por qué), y no parece ser así.
"Mientras tanto, Ciro, recorriendo la línea acompañado por el intérprete Pigres y otros tres o cuatro, gritaba a Clearco que condujese sus tropas contra el centro de los enemigos, porque allí se encontraba el rey. «Y si venciéramos en este lado —decía— lo tendríamos ganado todo». Clearco, viendo el cuerpo colocado en el centro y oyendo decir a Ciro que el rey se encontraba fuera de la izquierda de los griegos (el ejército del rey era tan superior en número que su centro rebasaba la izquierda de Ciro); viendo esto, Clearco no quería separarse del río, temeroso de que lo envolviesen por los dos lados, y respondió a Ciro que él vería lo que conviniese más."
Clearco era el que dirigía en ese momento el cuerpo de mercenarios griegos. He leído por ahí unas cuantas veces que los griegos insistieron en luchar en la derecha porque era el lugar de honor. Jenofonte es muy claro: los griegos desobedecieron órdenes (y no era la primera vez). Lo hicieron porque creyeron que el centro era un lugar demasiado expuesto. Esto iba a condicionar todo el desarrollo de la batalla, y no para bien.
"Entretanto, el ejército bárbaro iba avanzando, mientras el de los griegos, quieto en el mismo sitio, acababa de formarse según acudían los soldados. Ciro, al pasar por delante y a muy corta distancia de las tropas, miraba a uno y otro lado contemplando ya a los enemigos, ya a los suyos. Entonces Jenofonte, de Atenas, viéndole desde las filas griegas en que se hallaba formado, dio espuelas a su caballo y, saliéndole al encuentro, le preguntó si tenía alguna orden que dar. Ciro se detuvo y le dijo, encargándole que lo comunicase a los demás, que los sacrificios se mostraban favorables. Mientras decía esto oyó un rumor que corría por las filas, y preguntó de qué se trataba. Y Jenofonte le contestó que era el santo y seña que pasaba por segunda vez. Se maravilló de quién podía haberlo dado, y preguntó cuál era el santo y seña. Jenofonte le respondió que «Zeus salvador y victoria». Oyendo esto Ciro: «Pues bien: lo acepto —dijo—, y así sea». Dicho esto se encaminó al sitio que había escogido.
Y apenas distaban ya los frentes de ambos ejércitos tres o cuatro estadios, cuando los griegos principiaron a cantar el peán y se pusieron en movimiento para ir al encuentro de los enemigos.
Según avanzaban, una parte de la falange se adelantó algo en un movimiento impetuoso, y el resto se vio obligado a seguirla corriendo para alcanzarla, y al mismo tiempo que corría todos daban gritos a la manera como se festeja a Enialo. También dicen algunos que golpeaban con las lanzas los escudos para infundir miedo a los caballos. "
Esta parte es muy interesante, porque nos habla de los problemas que tenía la falange al avanzar. Unas partes podían ir más rápido que otras, o encontrarse un terreno más difícil, lo que podía romper la formación. A pesar de todo, los griegos consiguieron mantenerse ordenados. Hay más comentarios más adelante sobre este problema. Finalmente, es revelador el comentario que se hace sobre el ruido para espantar a los caballos. Como digo, Jenofonte no vuelve a especificar a qué tipos de tropa se enfrentaban los griegos, pero de nuevo aparecen indirectamente referencias a la caballería.
(Continuará)