marcelo escribió:Es cierto que la mayor parte de autores antiguos y contemporáneos vio el momento decisivo de la segunda guerra púnica tras la batalla de Cannas. El famoso "Vincere scis, Hannibal, victoria uti nescis".
Pero la información de que disponemos sobre la situación militar en ese instante, así como la de los territorios rebelados tras la batalla, analizada en frío y comparada con la existente a final de 212 a.C./principios de 211 a.C., creo que lleva a una conclusión distinta.
En 216 a.C., previo a Cannas, no había guerra en Iliria, ni en Sicilia ni en Cerdeña. El conflicto se circunscribía a Italia y a Hispania. En Hispania, los romanos se habían asentado al norte del Ebro y expulsado a los cartagineses del área. Incluso habían comenzado a operar en los territorios contiguos al sur del Ebro. Muy posiblemente fue ese mismo año cuando se produjo la batalla de Hibera. Independientemente que se tratase de una victoria de más o menos envergadura exagerada por las fuentes, la situación en ese frente era favorable a Roma. En Italia, las fuerzas romanas eran al menos de dos ejércitos consulares muy reforzados, un ejército urbano con base en Roma y otro más con base en la Galia Cisalpina. Incluso, es posible que con los ejércitos consulares operase un tercer ejército comandado por el procónsul Servilio. Cannas supone perder los dos ejércitos consulares, sobreviviendo apenas un ejército disminuido (equivalente a una legión y un alae). Simultáneamente, se rebelan a favor de Aníbal una parte de Campania, todo el sur del Samnio, el norte de Apulia, el Brucio y quizás alguna zona de Lucania. Aunque Polibio hace un resumen de todos los territorios que en algún momento se pasaron al bando púnico, los relatos posteriores permiten saber que no todos se alzaron en ese instante sino a lo largo de los siguientes años.
A pesar del tremendo golpe de Cannas, en apenas dos meses los romanos reconstruyen un ejército principal (el del Dictador Pera con esclavos y expresidiarios) cuyos efectivos (25.000 hombres) eran equivalentes a un ejército consular. Con los supervivientes de Cannas articulan un segundo ejército (bajo mando del pretor Marcelo), e incluso en Apulia se forma un tercer ejército bajo mando del cónsul Varrón. O dicho de otro modo, tuvieron importantes pérdidas territoriales que les obligó a formar nuevos ejércitos, pero supieron reaccionar bastante diligentemente para cubrir los nuevos frentes. Los aliados dudaron. De hecho, todo apunta a que el ejército de Pera estaba integrado por las cuatro legiones enroladas de urgencia y unas pocas cohortes latinas. El grueso de aliados se incorporó a comienzos del siguiente consulado, lo que permitió que el ejército de Pera se desdoblase y se formase otro nuevo ejército consular. Sin duda un momento muy malo. Pero no olvidemos que en Roma existía un ejército de reserva, las legiones urbanas. Que en Ostia estaba parte de la flota, de la cual se sacó soldados para reforzar la Urbs. Que adicionalmente había otro ejército principal en la Galia Cisalpina, que en unas tres semanas podría estar en Roma. Y que además, había unos 15.000 supervivientes de la batalla bajo mando de un tipo competente como era Marcelo. Roma en ese instante no estaba indefensa. Y asediar una ciudad amurallada en la que a bote pronto había no menos de 12.000 defensores y en la que en tres semanas puedes tener un ejército de 25.000 hombres y otro de entre 10 y 15.000 significa que tomarla era imposible. Bajo mi punto de vista, Aníbal acertó no yendo a por Roma. Gracias a eso consolidó sus nuevos aliados e incluso conquistó algunos territorios. Un ejército potente con poca oposición a las puertas de una ciudad pequeña intimida y mucho. Antes de empezar el nuevo consulado conquistó manu militari Acerra, Nuceria y Casilino fracasando ante Neápolis (defendida por Silano) y Nola (donde estaba Marcelo). En el sur de Italia, sus subordinados tomaron Crotona y Locri. La guerra pasó de ser una campaña de tierra quemada en suelo enemigo, a una guerra territorial en la cual había aliados que cuidar.
En 212 a.C./211 a.C ya estamos en plena guerra territorial. Los frentes se han ampliado. Es el año de las 23 legiones terrestres y 3 marinas.
Sicilia está en guerra y los romanos tienen cercada Siracusa, que cae a final de 212 a.C., pero las fuerzas púnicas controlan aún Agrigento.
En Iliria, Filipo había comenzado a cosechar éxitos en el protectorado romano arrebatándoles Dimale, la Atintania y obteniendo una salida al Adriático por Lisos.
Tras la debacle sufrida contra Hannón en 213 a.C. por las fuerzas del entonces cónsul Graco al entrar en el Brucio con milicias lucanas (que debieron ser en buena medida capturadas), a comienzos de 212 a.C. había estallado una rebelión en Lucania contra Roma. Y tras la muerte en emboscada del procónsul Graco a comienzos de 212 a.C. cuando se reunía con lideres rebeldes lucanos, su ejército de esclavos desertó. Después de ser sustituido en ese territorio por un nuevo ejército antes de acabar el año (comandado por Pénula), Aníbal lo aniquiló en batalla campal en el Silaro.
En Apulia, tras la recuperación de Arpi en 213 a.C., los romanos se quedaron sin ejército a final de la campaña de 212 a.C. tras ser destruido en la 1ª batalla de Herdonea.
Desde mitad de 213 a.C., Aníbal había logrado tomar parte del Salentino y a final de ese año 213 a.C. toma Tarento.
Durante 212 a.C., van cayendo en sus manos sucesivamente todas las ciudades costeras griegas del sur de Italia (Metaponto, Heraclea y Thurii).
En la Galia Cisalpina los romanos tenían la situación controlada pero debían mantener un ejército. Igualmente un movimiento sedicioso obligó a enviar a comienzos de 212 a.C. un ejército a Etruria (bajo el mando de Silano).
En Cerdeña, en 215 a.C. estalló una rebelión que pudo ser controlada, pero que exigía la presencia de un ejército permanente.
En Hispania, durante ese 212 a.C. se produce la debacle de los Escipiones y el retroceso a la línea del Ebro (creo que hay alguno por aquí que tal vez discrepe
).
En Campania, donde los romanos habían puesto sus esperanzas al enviar a los dos ejércitos consulares, sufren un revés a manos de la guarnición de la ciudad de Capua a principio de campaña, debiendo alejarse de la misma cuando Aníbal se acerca a Benevento. Pero la marcha del general púnico a Lucania y luego a Apulia, y la llegada de un tercer ejército romano desde el Piceno (el del pretor Cayo Claudio Nerón), permiten que antes de acabar la campaña, el campamento cartaginés junto a Benevento sea tomado y la ciudad de Capua rodeada por un muro de cerco. Aníbal en ese momento se encontraba en el Salentino tratando de tomar la ciudadela deTarento junto a una flota cartaginesa venida de Sicilia y además tentó a la ciudad de Brindisi.
En el norte de África, los cartagineses debieron sofocar una rebelión númida durante 214 a.C., pero a finales de 212 a.C. la zona estaba pacificada.
Si analizamos la extensión del conflicto en ese año y sobre todo, las zonas dominadas por cada bando, notamos que los cartagineses y sus aliados macedonios habían alcanzado durante el verano-otoño de ese año 212 a.C. su máxima expansión territorial. Desde mediados de 213 a.C., habían progresado en Lucania, el Salentino, la Magna Grecia, Iliria e Hispania. Sin embargo, a final del año consular, la tenacidad romana había comenzado a dar sus frutos. En Sicilia, tras dos años de guerra, Siracusa cayó. Y en Campania, el esfuerzo de los cónsules logró cercar Capua. En Hispania, pese a los reveses sufridos, las fuerzas romanas consiguieron resistir al norte del Ebro.
El comienzo de la nueva campaña de 211 a.C. era decisivo. Los grandes éxitos cartagineses del año anterior en la Magna Grecia, Lucania, Apulia e Hispania, con la destrucción de unas 6 legiones, podían convertirse en aguas de borrajas si además de la pérdida de Siracusa, su principal aliada en Italia, Capua, caía en manos romanas. Es en ese contexto cuando tiene lugar la toma de Caiatia por Aníbal, la inmediatamente posterior 2ª batalla de Capua, la aproximación a Roma y el combate nocturno contra el ejército perseguidor. Bajo mi punto de vista, es el momento cumbre de la guerra. El punto de inflexión del poderío púnico. El fracaso al enfrentarse a los dos ejércitos consulares en Capua (e incluso a un tercer ejército de un propretor si creemos a Livio y aún no había partido hacia Hispania a reforzar las fuerzas allí presentes tras los reveses del año anterior), la falta de éxito ante Roma y la consiguiente rendición de la capital campana, supusieron un golpe de grandísimo calado. Cualquier pueblo italiano que hubiese meditado cambiar de bando, acababa de tener en un lapso de menos de medio año dos pésimos ejemplos de la falta de capacidad de Aníbal para defenderles. Primero Siracusa, y casi sin solución de continuidad Capua. Antes de acabar la campaña, Aníbal trató un nuevo golpe de mano en Regio, pero de nuevo sus planes no tuvieron éxito. Y en Sicilia, Marcelo derrotó a las fuerzas cartaginesas en el río Himera, arrinconando a los supervivientes en Agrigento. En Hispania, la llegada de Nerón estabilizó el frente. Y en Iliria, la alianza del propretor Levino con los etolios, permitió a las fuerzas romanas pasar a la ofensiva, alejando el fantasma de una caída del protectorado romano en manos macedonias. En un plazo de unos seis meses, la situación había pasado de la gloria, a la tragedia.
Perdonad el tostón.