Numancia, la película.
Publicado: 06 May 2018
Ningún otro episodio histórico reúne mejores ingredientes para una tragedia que éste. Como en toda tragedia que se precie, el final es universalmente conocido, no se salva ni el apuntador, por lo que el argumento analiza las causas que condujeron al fatal desenlace. La historia se cuenta al revés, empezando por el final. De este modo se mantiene la tensión durante toda la obra, como si se esperase a que alguien fuera a saltar al vacío.
El primer acto, por tanto, se desarrolla durante la última noche, recrea el ambiente previo al suicidio colectivo, para interrumpirse justo antes de la consumación con un flash back de veinte años. Como resulta dudoso que Rectugenos se encontrase presente, se recurrirá de protagonista a un personaje femenino, la esposa de Rectugenos. En los lúgubres postreros momentos del cerco repasa su vida.
Los recuerdos llevarán a Haya al día de su boda, en el verano del año 156 antes de Cristo. Con el pretexto de la fiesta, Cáuciro, su suegro, se reunió con otros régulos. Ya se presagiaba la guerra en África, y corrían rumores de una leva. Cáuciro contemplaba a su hijo cuando le invadió un repentino temor.
- El tratado de alianza firmado con Tiberio Graco nos exime de intervenir en ese escenario.-Sentenció.
Haya vuelve al presente y mira a su hija. Rememora ahora su nacimiento y los acontecimientos que lo acompañaron, la llegada de los senadores romanos y la entrevista de Cáuciro con ellos. Leticia no cumplirá los veintidós. Vino al mundo en una Segovia ajetreada por los preparativos bélicos, como un refugiado más. Rectugenos acompañó a su padre por esas fechas en una incursión al otro lado de la Sierra. Llegaron hasta el Tajo y se trajeron a la población.
Bien, con esto he resumido las tres primeras escenas de un culebrón monumental, la Numancia interactiva. Ahora toca repartir los papeles. Cada uno puede ser el personaje que quiera y no son exclusivos, pero convendría empezar a cogerlos por orden de aparición. El primero así pues le toca a Copa, un legionario borrachín del que Escipión se burlaba y al que reprendía, aficionado a los dados, de guardia esa noche en la empalizada. Como en la tragedia griega, no hace falta que los papeles femeninos los interpreten féminas, más que nada por si no las hay. Publio Emiliano también debería hacer una breve aparición.
En la segunda escena, la de la boda, interesan sobre todo Cáuciro y Letondo, los dos régulos arévacos. Se podría incluso documentar un tercero, un tal Ambactus, por ejemplo. Hay una cosa que queda muy espectacular en las películas de romanos, Roma. Catón, en la primera parte de la trilogía, también va a tener relevancia. Incluso podría haber pasajes en el desierto, pero eso más adelante. Colar la comparecencia en la Curia de cuando el incidente de los higos quedaría que ni pintado, las causas profundas, que diría Polibio: “Delenda Carthago.” Eso ocurre poco antes de la boda, en mayo, la boda sería en agosto, por lo cual quizás convendría detenerse también en los amoríos, para no pasar directamente de Numancia al Senado, algo que podría confundir, ya que se trata de los recuerdos de Haya, el personaje principal.
La tercera escena, igualmente, la centraría en la incursión, en el episodio de los titios, con algún contacto lusitano ya. Rectugenos no conoce a Leticia hasta su regreso. También hay otro personaje aquí apodado Púnico, un condotiero encargado de reclutar mercenarios para llevarlos a África. Esta entrevista tiene importancia, y en ella podría aparecer de refilón un joven Viriato acaso, aunque igual se esté sobrecargando. Entre la boda y esta incursión está la declaración de guerra, es decir, que en realidad hasta ahora van las siguientes escenas: la última noche, el enamoramiento, el discurso de Catón, la boda, la declaración de guerra y la incursión contra los conios; seis en total, tres actos y seis escenas.
El protagonista masculino no es otro que Emiliano, con cuya muerte se cierra el telón. Así pues, hay dos líneas paralelas, la celtíbera, a través de la visión de Haya, y la romana, a través de la de Polibio, que más o menos se pueden ir salteando, mezclando realidad y ficción. Como se trata de una novela, y no de un libro de Historia, hay que meter diálogos ante todo; descripciones también, por supuesto, pero si van en forma de diálogo mejor. Imaginémonos a Copa relatando a los que juegan a los dados abajo junto a la lumbre lo que se ve y se escucha al otro lado del muro. Ojo, Polibio no estaba aquí, así que también hay que distanciarse de Escipión en estos últimos momentos. Su muerte, el apéndice, se podría recrear de forma epistolar. ¿Conoció Polibio a Rutilio Rufo?
El primer libro, Segovia, concluye con un cuarto acto, la derrota de Mummio y la propagación de la revuelta, y algunos otros sucesos de África. El próximo lanzamiento se titulará Izana.
El primer acto, por tanto, se desarrolla durante la última noche, recrea el ambiente previo al suicidio colectivo, para interrumpirse justo antes de la consumación con un flash back de veinte años. Como resulta dudoso que Rectugenos se encontrase presente, se recurrirá de protagonista a un personaje femenino, la esposa de Rectugenos. En los lúgubres postreros momentos del cerco repasa su vida.
Los recuerdos llevarán a Haya al día de su boda, en el verano del año 156 antes de Cristo. Con el pretexto de la fiesta, Cáuciro, su suegro, se reunió con otros régulos. Ya se presagiaba la guerra en África, y corrían rumores de una leva. Cáuciro contemplaba a su hijo cuando le invadió un repentino temor.
- El tratado de alianza firmado con Tiberio Graco nos exime de intervenir en ese escenario.-Sentenció.
Haya vuelve al presente y mira a su hija. Rememora ahora su nacimiento y los acontecimientos que lo acompañaron, la llegada de los senadores romanos y la entrevista de Cáuciro con ellos. Leticia no cumplirá los veintidós. Vino al mundo en una Segovia ajetreada por los preparativos bélicos, como un refugiado más. Rectugenos acompañó a su padre por esas fechas en una incursión al otro lado de la Sierra. Llegaron hasta el Tajo y se trajeron a la población.
Bien, con esto he resumido las tres primeras escenas de un culebrón monumental, la Numancia interactiva. Ahora toca repartir los papeles. Cada uno puede ser el personaje que quiera y no son exclusivos, pero convendría empezar a cogerlos por orden de aparición. El primero así pues le toca a Copa, un legionario borrachín del que Escipión se burlaba y al que reprendía, aficionado a los dados, de guardia esa noche en la empalizada. Como en la tragedia griega, no hace falta que los papeles femeninos los interpreten féminas, más que nada por si no las hay. Publio Emiliano también debería hacer una breve aparición.
En la segunda escena, la de la boda, interesan sobre todo Cáuciro y Letondo, los dos régulos arévacos. Se podría incluso documentar un tercero, un tal Ambactus, por ejemplo. Hay una cosa que queda muy espectacular en las películas de romanos, Roma. Catón, en la primera parte de la trilogía, también va a tener relevancia. Incluso podría haber pasajes en el desierto, pero eso más adelante. Colar la comparecencia en la Curia de cuando el incidente de los higos quedaría que ni pintado, las causas profundas, que diría Polibio: “Delenda Carthago.” Eso ocurre poco antes de la boda, en mayo, la boda sería en agosto, por lo cual quizás convendría detenerse también en los amoríos, para no pasar directamente de Numancia al Senado, algo que podría confundir, ya que se trata de los recuerdos de Haya, el personaje principal.
La tercera escena, igualmente, la centraría en la incursión, en el episodio de los titios, con algún contacto lusitano ya. Rectugenos no conoce a Leticia hasta su regreso. También hay otro personaje aquí apodado Púnico, un condotiero encargado de reclutar mercenarios para llevarlos a África. Esta entrevista tiene importancia, y en ella podría aparecer de refilón un joven Viriato acaso, aunque igual se esté sobrecargando. Entre la boda y esta incursión está la declaración de guerra, es decir, que en realidad hasta ahora van las siguientes escenas: la última noche, el enamoramiento, el discurso de Catón, la boda, la declaración de guerra y la incursión contra los conios; seis en total, tres actos y seis escenas.
El protagonista masculino no es otro que Emiliano, con cuya muerte se cierra el telón. Así pues, hay dos líneas paralelas, la celtíbera, a través de la visión de Haya, y la romana, a través de la de Polibio, que más o menos se pueden ir salteando, mezclando realidad y ficción. Como se trata de una novela, y no de un libro de Historia, hay que meter diálogos ante todo; descripciones también, por supuesto, pero si van en forma de diálogo mejor. Imaginémonos a Copa relatando a los que juegan a los dados abajo junto a la lumbre lo que se ve y se escucha al otro lado del muro. Ojo, Polibio no estaba aquí, así que también hay que distanciarse de Escipión en estos últimos momentos. Su muerte, el apéndice, se podría recrear de forma epistolar. ¿Conoció Polibio a Rutilio Rufo?
El primer libro, Segovia, concluye con un cuarto acto, la derrota de Mummio y la propagación de la revuelta, y algunos otros sucesos de África. El próximo lanzamiento se titulará Izana.