Castas guerreras

[Bernardo Pascual]

¿Se puede hablar de pueblos antes de la aparición del Estado? Pueblo y Estado son dos conceptos complementarios. El pueblo es la clase sometida y el Estado la clase gobernante. Un pueblo, por tanto, no puede existir sin un Estado. Serían familias y tribus, pero no pueblo. No menos metafísico todavía es lo de la nación, sobre todo si se abstrae del territorio.

¿En qué categoría de gobierno habría que incluir la teocracia? ¿Puede darse en todas ellas, monarquía, aristocracia y república, y a su vez poder funcionar sin ni siquiera una organización estatal? ¿Tiene la sociedad nuer rasgos teocráticos en cuanto que el gobierno en cierto modo recae en los sacerdotes?

No se trata de qué fue antes, si el huevo o la gallina. El Estado sin un soporte ideológico, moral o religioso, nunca habría dejado de ser una empresa privada.

Lógicamente, si los jerarcas luchasen a espada, nos íbamos a comer los mocos. Para empezar, fuera industria del automóvil. Ya no harían falta tanques, ni barcos, ni televisión, casi ni zapatos. He despejado de la ecuación al pueblo, y creo que bien hecho.

[Bernardo Pascual]

En la película El Padrino aparece una figura muy curiosa, el rehén profesional. Por lo general como rehenes se utilizan los miembros más importantes de la familia, los hijos, por ejemplo, rara vez la suegra, supongo. No obstante podía haber personas de otras familias que se ofrecieran para ello, como una especie de fiadores. Éstos pertenecía a familias reputadas de muy vengativas, de manera que la otra parte no ponía ninguna pega, e incluso se sentía más tranquila. Si el que había entregado al rehén faltaba a su palabra, la otra facción mataba al rehén, y entonces los parientes de éste entablaban una vendetta no con quienes lo habían asesinado, sino contra los que lo habían contratado, a quienes consideraban los responsables.

[Bernardo Pascual]

Aunque el desarrollo histórico del Estado es muy complejo, su esencia se puede definir sin embargo de una forma muy sencilla. El Estado es la alianza sacrílega de los poderosos para oprimir a los débiles. En una sociedad natural los individuos alfa compiten entre sí, mientras que en una sociedad estatal colaboran entre ellos contra el resto. La primera institución estatal por tanto, la que ya implica su existencia, es la esclavitud. Eso no quiere decir no obstante que en las sociedades no estatales no haya esclavos, pero éstos lo son en cuanto que son más débiles que sus amos, es decir, de forma personal, no como colectivo. Un buen ejemplo aparece en la película Bailando con Lobos. Puño en Alto, apresada en una incursión guerrera, fue esclava de niña, pero dejó de serlo el día que le atizó un puñetazo a la vieja para la que trabajaba, pues su condición de esclava era un asunto meramente personal con dicha anciana. Nadie más intervino cuando por fin le plantó cara. Por eso los pueblos no estatales no capturan varones adultos, sino sólo mujeres y niños, los cuales además acaban integrándose en la familia o tribu con el tiempo. No existe la esclavitud como institución, como un estatus permanente, sino sólo como una fase de integración en el nuevo grupo.

[Bernardo Pascual]

Hay dos libros que tratan muy bien el tema de la esclavitud en las sociedades preestatales: Naufragios, de Cabeza de Vaca, y La Guerra de las Galias, de Julio César. Un esclavo es una propiedad privada igual que un perro. Es el amo el que garantiza su supervivencia. Sin amo, un perro abandonado lo lleva claro. Cualquiera le puede dar una patada. Es el amo precisamente quien lo alimenta e impide que se le maltrate. Ahora bien, si el amo maltrata al esclavo, éste puede huir y buscar refugio en otro amo. En una sociedad preestatal, a diferencia de en otra ya estatal, ningún amo puede negarse a acoger a un esclavo fugitivo. Esto le ocurre contínuamente a Cabeza de Vaca, que va buscando siempre un amo mejor. En cuanto que todos los amos son individuos alfa, jefes guerreros, si cediesen a las reclamaciones de sus iguales eso les pondría en una situación subordinada y dejarían de ser individuos alfa. Por eso César escribe lo siguiente:

En la Galia no sólo los Estados, partidos y distritos están divididos en bandos, sino también cada familia. De estos bandos son cabezas los que a juicio de los otros se reputan por hombres de mayor autoridad, a cuyo arbitrio y prudencia se confía la decisión de todos los negocios y deliberaciones. Esto lo establecieron a mi ver los antiguos con el fin de que ningún plebeyo faltase apoyo contra los poderosos, pues quien es cabeza de partido no permite que sus parciales sean oprimidos o calumniados; si así no lo hace, pierde todo el crédito entre los suyos. Esta misma práctica se observaba en el gobierno de toda la Galia, cuyas provincias están todas divididas en dos facciones.
...
En toda la Galia dos son los estados de personas de que se hace cuenta y estimación; puesto que los plebeyos son mirados como esclavos, que por sí nada emprenden, ni son jamás admitidos a consejo. Los más, en viéndose adeudados, o apremiados del peso de los tributos o de la tiranía de los poderosos, se dedican al servicio de los nobles, que con ellos ejercitan los mismos derechos que los señores con sus esclavos.

El Planeta de los Simios, por el contrario, es una película muy anacrónica en cuanto a este aspecto antropológico, ya que describe una sociedad tan estatalizada, pese a la pretendida apariencia de arcaica, que incluso existen leyes sobre los animales, en este caso los humanos, leyes que de hecho están empezando a implantarnos a nosotros ahora. Exclama el sacerdote cuando Charlton Heston entra en el templo: “¡Un humano, sacad a esta bestia de aquí!” Un cura no haría eso si un perro se colase en la iglesia. Bien él mismo lo echaría a patadas, o bien llamaría la atención al amo del animal para que lo hiciese, pero en ningún caso apelaría a una responsabilidad colectiva.