El almirante Ahmose

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minoru genda
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El almirante Ahmose

Mensaje por minoru genda »

Amosis o Ahmose (así le llamaremos ahora para diferenciarlo de su tocayo el faraón Amosis I), hijo de Abana, fue un militar del Antiguo Egipto, que sirvió en su ejército bajo los faraones Amosis I, Amenofis I y Tutmosis I. Su autobiografía (Las guerras de Ahmosis) ha llegado hasta nuestros días y está intacta en las paredes de su tumba de El Kab (Tumba EK5)1 y ha demostrado ser una valiosa fuente de información sobre finales de la Dinastía XVII y principios de la Dinastía XVIII de Egipto.
Una de las inscripciones de su tumba dice:

"Te hablo a ti, a todo el mundo, para que sepáis los favores que he recibido. Se me recompensó con oro siete veces en presencia de todo el país, y esclavos y esclavas. Y se me dieron muchas tierras. La reputación de un valiente procede de lo que ha hecho, que nunca se pierda en la tierra."

No es vanidad ni soberbia, Ahmose peleó al lado de tres faraones que reconocieron su valor, inteligencia e iniciativa y le premiaron por ello.

Amosis nació en la ciudad de Neheb (el moderno El Kab), en el sur de Egipto. Su padre, Baba, militar, luchó, con el rango de oficial, durante el reinado de Seqenenra Taa para expulsar a los hicsos de Egipto. Amosis era muy joven, cuando murió su padre se alistó en la marina, sus superiores confiaron en él y ocupó el puesto de su padre en un navío de guerra llamado "Toro Combatiente", Ahmose se mostró digno de su padre y su valor fue reconocido. Tras fundar un hogar, fue destinado a una unidad de la marina de guerra en el norte y recibió el privilegio de formar parte de la guardia personal del faraón Amosis I por lo que abandonó su barco para ir a tierra firme y encargarse de la seguridad del Faraón cuando éste se desplazaba en carro.
De ese modo tuvo la oportunidad de participar en la que se consideró la mayor hazaña de la guerra de liberación, la toma de Avaris, capital de los hicsos.
Mientras el ejército ponía cerco a la ciudad fortificada, Ahmose participó en multiples acciones brillantes tanto en el agua como en tierra. Fue uno de los más combativos en el buque que combatió en el Canal de Avaris. Vencedor en varios combates singulares regresó con las manos cortadas de sus enemigos para demostrar su valor, por el que fue recompensado con oro.
Los hicsos aún tenían la ayuda de países del entorno de Egipto. Un pequeño ejército intento ayudarlos y mientras se mantenía el asedio de Avaris el faraón Amosis I envió tropas al sur para combatir a aquellos que acudían en ayuda de los hicsos.
Nuestro héroe Ahmose formó parte de una especie de comando de choque y se distinguió haciendo un prisionero. Llevándolo a hombros vadeó una parte del río sin problemas tal como si llevara una mochila. La demostración de fuerza fue vista por sus compañeros de armas y referida al Heraldo Real y por tercera vez recibió el oro que recompensaba a los bravos.
Al final se toma Avaris y Ahmose , en las inscripciones de su tumba no llega a ser demasiado elocuente sobre el acontecimiento considerado fundamental.
El asedio que duro mucho tiempo se resolvió por cansancio y no hubo ningún gran asalto. Entre tanto Ahmose capturo a un hombre y tres mujeres que acabaron siendo servidores de Ahmose.
Algunos hicsos no aguardaron a la caída de Avaris y huyeron hacia Palestina refugiándose en la ciudad de Sharuhen.
El faraón Amosis I no les concedió tregua y persigue con sus tropas al enemigo poniendo cerco a la ciudad, cerco que durará tres largos años y de nuevo Ahmose hace prisioneros y recibe una vez más el oro de los bravos.
Acabada la guerra en el norte Amosis I envia de nuevo sus tropas al sur y de nuevo Ahmose demuestra su valor y en Nubia toma como prisioneros a dos hombre y de nuevo recibe el oro y le son concedidas dos mujeres por lo que la servidumbre del héroe se amplia.
Los grandes combates de Amosis I y sus tropas han concluido y por fin Egipto es libre, pero durante el regreso triunfal a la capital aún se registran algunas escaramuzas. Las tropas de un rebelde de nombre Aata y las de un sedicioso Teti-an, son derrotadas por el ejército del faraón, Ahmose es recompensado de nuevo con más servidores y la concesión de terrenos en su ciudad natal.
Durante los últimos años del reinado de Amosis I la paz reina en su reinado, pero Ahmose hijo de Baba y Abana se ve obligado a reanudar sus servicios en el ejército de Amenofis I (1527-1506) éste nuevo faraón es el hijo de Amosis I, vuelve Ahmose porque en Nubia se producen nuevos disturbios.
El faraón Amenofis I organiza una importante expedición que ataca a las tropas nubias y las derrota, su jefe cae prisionero.
Ahmose es ascendido ocupando un puesto de mando y combatiendo en primera línea y claro un héroe a la cabeza de un ejército ..., recompensa al canto, de nuevo oro, dos siervas y un título honorífico: Combatiente del Señor.
Para mayor valor Ahmose hace un prisionero y se lo ofrece al Faraón demostrando que todas sus hazañas están orientadas a mayor gloria de Su Majestad.
A Amenofis I le sucede Tutmosis I (1506-1494) y de nuevo Ahmose sirve al faraón que está animado por un espíritu de conquista.
Tutmosis I se dirige al sur dejando atrás la tercera catarata haciendo edificar en Tombos una fortaleza impresionante. Tutmosis I es uno de los primeros faraones que penetra profundamente en el África negra. Quiere reprimir un levantamiento y aprovecha para civilizar aquellas regiones y abrir nuevas rutas comerciales. De nuevo Ahmose demuestra su valía, tiene la responsabilidad de atravesar las cataratas demostrando sus cualidades y evitando que los barcos no zozobren ante las aguas enfurecidas y de nuevo es recompensado siendo nombrado Jefe de los Marinos > (Almirante).
A las tríbus autóctonas no les gusta la llegada de los egipcios y lanzan grupos de guerreros contra el faraón que lanzando una de sus flechas mata al jefe enemigo haciendo huir a todos sus guerreros. El ejército del faraón tomo prisioneros exterminando a todos los que siguieron combatiendo, uno de ellos fue colgado cabeza abajo en la proa de la barca del rey que ya ascendía hacia el norte en dirección a Tebas.
Ese modo de proceder obedecía a la intención de impresionar de modo terrorífico a futuros enemigos del faraón.
La conquista muy importante supuso que a 600 kilómetros al sur de Assuan se fundara Napata centro egipcio religioso y comercial.
El avance de los egipcios por Asia es aún más espectacular, Amenofis I lo había preparado todo sin duda y gracias a una operación de reconocimiento.
Tutmosis I, acompañado de nuestro héroe Ahmose, se aventuró hasta Naharina al éste del Éufrates, donde se habían instalado invasores de origen ario, los llamados mitanios que habían acabado dominando a los asirios.
Los mitanios crearon un nuevo estado, Mitanni y estaban decididos a cambiar o modificar el equilibrio de las potencias en Asia. Tutmosis I intuyendo el peligro atacó derrotándola. Este hecho se conoce porque Tutmosis I hizo erigir una estela que marcaba la frontera a orillas del Éufrates. Como no podía ser menos Ahmose se encontraba guerreando al frente del ejército, en estas atravesó las filas enemigas y se hizo con un carro y su tiro que ofreció al faraón.
La victoria de Tutmosis I fue indiscutible pero resulta difícil valorar en la actualidad cual pudo ser su magnitud.
Los mitanios pudieron seguir en su territorio pero el faraón exigió que pagaran un tributo anual bajo pena de que de no pagar Egipto intervendría.
Durante el camino de regreso el rey organiza una cacería de elefantes el la región pantanosa de Niy en Siria y de regreso a Tebas se organiza una fiesta en la que Ahmose el hijo de Baba y Abana es agasajado y cubierto de honores recibiendo por última vez el oro de los valientes.
Un Ahmose ya viejo (se supone que con unos 70 años) recuerda en sus tierras los viejos tiempos en los que comenzó a guerrear contra los hicsos, fue uno de los grandes protagonistas en la fundación del Imperio Nuevo y testigo privilegiado de grandes victorias en los comienzos de dicho Imperio.
En su tumba quedarán grabadas para la posteridad sus vivencias como precioso testimonio de aquellos tiempos convulsos que desembocaron en una época de esplendor para los faraones de dicho Imperio

Imagen de una de las paredes de la tumba de Ahmose con parte de su autobiografía

Imagen


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Tengo tanto sueño que no custito dracone pero tampoco se me cuela ninguno si lo veo
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