Garibaldi en la batalla de Dijon. Artista M. Carrieri.
Una batalla que no se recuerda con frecuencia en la Guerra Franco-Prusiana de 1870 fue la Batalla de Dijon, en realidad una serie de tres batallas libradas desde el 29 de octubre de 1870 hasta el 23 de enero de 1871. El Reino de Italia, aún en sus años de formación, no tomó partido oficialmente en el conflicto y el sentimiento público con respecto a los dos lados cambió dramáticamente en el transcurso del breve conflicto. Inicialmente, la mayoría de los italianos apoyaban más a Prusia, que más recientemente había sido un aliado. El Imperio francés de Napoleón III había ayudado a los italianos a expulsar a Austria de Lombardía, pero se detuvo en seco y luego hizo las paces, lo que muchos en Italia consideraron casi una traición. Los prusianos, en su guerra anterior, se habían aliado con Italia contra Austria, lo que resultó en la restauración de Venecia a la patria italiana. Napoleón también había guarnecido Roma con tropas francesas y el gobierno italiano insistió en que quería poner fin a la presencia de soldados extranjeros en suelo italiano. Con este fin, el rey Víctor Emmanuel II había considerado la idea de ayudar a Francia a cambio de la retirada de las tropas francesas de Roma, pero Napoleón no estuvo de acuerdo con esto y, a pesar de las grandes conversaciones, Italia se mantuvo al margen.
Muchos italianos esperaban una victoria prusiana. Sin embargo, ese punto de vista cambió completamente con la caída de Napoleón y el nacimiento de la Tercera República Francesa cuando Prusia exigió el territorio de Alsacia a Francia. Lo que primero se describió como una guerra de autodefensa, luego pareció ser una guerra de conquista y la opinión italiana en muchos sectores cambió dramáticamente de favorecer a Prusia a favorecer a Francia. El Reino de Italia aún no participaría en el conflicto a nivel oficial, pero muchos italianos lucharían en la guerra a nivel no oficial. La figura italiana más famosa de la época, Giuseppe Garibaldi, ofreció sus servicios. Los franceses se mostraron reacios a tenerlo, recordando cómo había luchado contra ellos frente a Roma en el pasado, pero su situación era tan desesperada que apenas podían permitirse el lujo de rechazar tal oferta. Garibaldi llegó y primero recibió el mando de un pequeño grupo de voluntarios italianos, pero luego se expandió al "Ejército de los Vosgos", compuesto de 5 a 15,000 hombres. Era una fuerza heterogénea de voluntarios de diversos orígenes, incluidos combatientes italianos, franceses, españoles, ingleses, irlandeses y estadounidenses. Se organizaron en cuatro brigadas al mando del general Joseph Bossack (un polaco), el coronel Delpeck y los hijos de Garibaldi Menotti Garibaldi y Ricciotti Garibaldi con el general Bordone como jefe de gabinete de Garibaldi.
La situación militar era grave. Después de la derrota de Napoleón en Sedan, los prusianos y sus aliados de los estados alemanes menores sitiaron París mientras también se movían para consolidar su posición y asegurar sus flancos y líneas de suministro. Esto incluyó un avance en Dijon dirigido por el general prusiano August von Werder, un oficial experimentado con un historial de éxitos. El Ejército de los Vosgos también había probado el éxito cuando, el 14 de noviembre de 1870, Ricciotti Garibaldi lideró a 400 hombres en el ataque y la derrota de unos 1.000 alemanes en Chatillon, tomó 167 prisioneros, capturó una gran cantidad de armas y municiones y sufrió solo 6 muertos y 12 heridos. en el proceso. Cuando llegó la noticia de que Dijon estaba siendo atacado por los prusianos, Garibaldi respondió y se movió para ayudar. Sin embargo, antes de su llegada, los franceses se habían rendido y la primera batalla de Dijon había terminado. Garibaldi sabía que sería superado, pero esa era una circunstancia a la que se había acostumbrado en su carrera, por lo que estaba considerando un ataque nocturno cuando se le presentó la oportunidad de sorprender a una parte del ejército prusiano fuera de la ciudad.
Garibaldi desplegó a sus hombres y emboscó a los prusianos que pelearon pero fueron atrapados en un fuego fulminante y pronto se retiraron. Garibaldi aprovechó la oportunidad y ordenó a sus hombres que lo persiguieran, persiguiendo a los prusianos hasta Dijon. No deseando ceder, Garibaldi siguió adelante y atacó a Dijon la misma tarde que llegaron sus fuerzas, a pesar de que solo tenía 5.000 hombres. Sus hombres eran agresivos y entusiastas, pero tenían poco entrenamiento y experiencia, particularmente en comparación con los prusianos magníficamente entrenados y disciplinados. La lucha por la ciudad continuó durante toda la noche, pero los prusianos se mantuvieron firmes y Garibaldi finalmente se vio obligado a retirarse y volver a caer en Autun. Esta vez fueron los prusianos los que lo persiguieron. Los prusianos aplicaron una feroz presión teutónica a Garibaldi y sus hombres en Autun, pero la acumulación de fuerzas francesas cerca de Dijon preocupó al general Werder, por lo que canceló el ataque para concentrar toda su fuerza en Dijon, salvando inadvertidamente a Garibaldi de lo que parecía ser cierto. condenar. Al final, Werder decidió que no defendería a Dijon de todos modos y evacuó sus fuerzas.
Garibaldi y sus hombres planearon mudarse a Dijon, ocupar la ciudad ellos mismos y pelear una batalla defensiva contra los prusianos. Después de un descanso y una cuidadosa planificación, sus hombres comenzaron la agotadora marcha invernal a Dijon. La ciudad estaba ocupada, las defensas estaban tripuladas y Garibaldi y sus tropas esperaban el inevitable ataque prusiano. Ese ataque se produjo, desde el oeste, el 21 de enero de 1871 y duró cuatro días. La lucha fue feroz y surgió de un lado a otro entre ambos lados con ataques y contraataques. Finalmente, los prusianos fueron derrotados y obligados a retirarse. Para Garibaldi, el mayor logro de sus fuerzas fue la captura de la bandera del 61º Regimiento de Pomerania. Fue la única bandera del régimen que las fuerzas prusianas perdieron en toda la guerra y es parte de por qué la batalla por Dijon es una página de la historia militar que los alemanes preferirían olvidar. Finalmente, por supuesto, cuando Francia perdió la guerra, los prusianos regresaron y mantuvieron la presión hasta que Garibaldi retiró a sus soldados exhaustos. Francia acordó entregar Alsacia-Lorena a la recién unida Alemania y pagar grandes reparaciones de guerra. Los franceses, sin embargo, parecían casi tan avergonzados por la victoria de Garibaldi como los prusianos. Había tenido éxito donde habían fallado y el único en reclamar una bandera alemana como trofeo era un anciano italiano en lugar del ejército profesional francés. Los lugareños, por supuesto, estaban agradecidos y eligieron a Garibaldi para representarlos en la Asamblea Nacional (para sorpresa de Garibaldi), pero como era italiano y no francés, no se le permitió tomar asiento.
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