TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARRERA

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia siempre dentro de un contexto militar.

Moderador: Hans Joachim Marseille

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TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARRERA

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I - PRIMEROS TIEMPOS (1784-1808)

Nació en la ciudad de Málaga el veintiocho de agosto de 1784, en una familia que, cuando menos, era hidalga, pues cuando ingresó en el Ejército estaba conceptuado como noble, además de ser una familia con posibles. Su padre se llamaba Alejandro, natural de la ciudad de Granada, y su madre María, natural de la ciudad de Málaga .

Las primeras noticias que de él tenemos es que tras realizar sus estudios primarios, sus padre determinaron que entrara en el Colegio de San Telmo para que cursara los estudios de Comercio, los cuales, le sirvieron para ingresar en una importante firma comercial malagueña, de la que desgraciadamente desconocemos el nombre, y en la cual hizo progresos.

Felices se las pintaba nuestro Alejandro viendo como el horizonte se le despejaba y le ofrecía grandes perspectivas cuando empezaron a llegar a Málaga noticias preocupantes sobre la actuación de los franceses en suelo español, actuación que acabó con el famoso Dos de Mayo de 1808, el toque de campana para la sublevación nacional contra la tiranía de Napoleón y sus secuaces en España.

No fue insensible Alejandro a estos sucesos y quizás por la obligación de su sangre, quizás por su fogosidad natural o, tal vez, por una determinación racional meditada, abandonó la comodidad de su posición profesional y económica y corrió junto a otros ciudadanos a alistarse en el Ejército Nacional para combatir al invasor francés, para junto a sus compañeros, juntos Pueblo y Ejército, poder decir aquello de “…sálvese la patria, enterrando enemigos todos los días: así se mata la langosta…”

II - GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1815)

Antes de continuar, decir que su amor a las armas lo descubrió a raíz de la Guerra de la Independencia, iniciando una meteórica carrera que en catorce años le llevó de Soldado Distinguido a Brigadier.

Una vez alistado, el ocho de junio de 1808 sentó plaza de Soldado Distinguido en el Regimiento de Caballería de Montesa, donde se presentó con caballo y armas propias, pero el siguiente día dieciséis fue incorporado al Colegio Militar de Granada, donde realizó estudios, distinguiéndose particularmente el Táctica y Ordenanza, pasando a los tres meses un examen de Cadete ante varios Generales, consistiendo dicho examen en el mando de un Batallón, superándolo a completa satisfacción, pasando directamente a ejercer el empleo de Subteniente de Granaderos y con destino en el Regimiento de Baza el siguiente dos de septiembre.

Este regimiento fue trasladado para formar parte del Ejército de Cataluña, hallándose el dieciséis de diciembre en la batalla de Cara de Deu, en la retirada a Molins de Rey del siguiente día veintiuno y por sus acertadas acciones y valor fue promocionado al empleo de Teniente el día veintinueve de diciembre.

El siguiente veintinueve de enero de 1809 se le destino en calidad de Ayudante a los Granaderos Provinciales de Castilla la Nueva y con esta responsabilidad se halló en las acciones de Capellades, Pobla e Igualada habidas el diecisiete de febrero y en la batalla de Vals del siguiente día veinticinco del mismo mes y el veinticinco de mayo en la acción de Sarratorra.

El dos de junio sostuvo con su Unidad de Granaderos la retirada de Moyá, pasando los días siete y ocho de julio a las acciones habidas en Santa Coloma de Farnés y después se halló en la expedición que se hizo para escoltar convoyes a Gerona, hallándose esta ciudad sitiada y asistiendo, por tanto, a la acción de Bañolas del veinte de octubre.

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Por espacio de nueve meses ejerció la Sargentía mayor de Granaderos.

El nueve de diciembre se le destinó al arma de Caballería, en el cuerpo de Coraceros Españoles, desempeñando el cargo de Ayudante hasta el siguiente nueve de julio de 1810, que ascendió a Capitán del arma.

El quince de enero de 1811 volvió al campo de batalla, a la acción de Plá y la expedición de Urgell, integrado en la División del General Sarsfield y el resto del año de 1811 se halló en numerosa acciones de guerra por todo el territorio de Cataluña, desde la acción de Manresa del treinta y uno de marzo hasta el hostigamiento de la retaguardia francesa en la retirada que esta protagonizó desde Granollers a Hostalrich del siete de diciembre, pasando por Figueras, Falcet, bloqueo del convento de Momblanc, Altafulla y Sallagora, en Puigcerdá y en las expediciones marítimas al cabo de Lencate y las islas Medas, frente a las costas de Estartit y en las acciones de Mataró, San Celoni y Lagarriga.

El siguiente año de 1812 no fue menos intenso que el anterior y se halló, igualmente, en muchas acciones de guerra, desde el siete de febrero, cuando formó parte de las expediciones contra territorio francés y por cuya intervención y destacada participación fue recomendado a la Superioridad por el General Sarsfield, recibiendo, además, las gracias por parte del Gobierno., hasta las acciones habidas en el pueblo de Barbastro de veintisiete y veintiocho de septiembre y dos de octubre, pasando por el reconocimiento de Tarragona, expedición y sitio a Mataró y Capuchinos y San Feliú de Codinas y ataque al puente de Molins de Rey, acción y posterior retirada de Casa Mesana de Valls.

En el interín, fue nombrado Sargento Mayor de la Legión Extranjera y sufrió numerosas penalidades por la falta de recursos.

El año de 1813 fue trasladado al Ejército de Aragón y con él se halló en los campos de Ateca el catorce de febrero; en el reconocimiento de los campos de Almunia del veintidós de marzo; en las de Magallón, Mallén y los campos de Borja del once, doce y trece de abril; en el bloqueo a Murviedro de julio, en el de Tarragona de agosto y en la retirada que realizó de Villafranca el Ejército aliado el quince de septiembre.

Por su buen comportamiento fue cuatro veces recomendado al Gobierno por el Comandante general del reino de Aragón Pedro Sarsfield por sus acciones y comportamiento en las acciones sostenidas con el enemigo en Molins de Rey, Hostalrich, Magallón, Mallén y Borja, las dos primeras en Cataluña y las tres siguientes en Aragón.


"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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III - GUERRA DE EMANCIPACIÓN DEL VIRREINATO DEL PERÚ (1815-1824)

Tras acabar la guerra contra el francés, solicitó ser destinado a continuar su mérito en el Ejército del Virreinato del Perú, donde ardía con tremenda fuerza el fuego de la insurrección, protagonizada de aquellos naturales que ansiaban la independencia, y accediendo el Gobierno a esa petición le otorgó el empleo de Teniente Coronel el siete de febrero de 1815 y el encargo el mando del depósito de la Isla de León, donde debía organizar varios cuerpos con los que pasar al Perú.

Así, organizó el quinto Batallón de Ligeros de Gerona, compuesto por mil doscientos individuos, ordenándosele que asumiera el mando de él el catorce de julio y una vez terminado de componer todo lo necesario se embarcaron en Cádiz rumbo a Portobelo el veintiuno de diciembre, en las fragatas mercantes San Juan y San Antonio, llegando a dicho puerto el catorce de enero de 1816, marchando directamente a la ciudad de Panamá, donde permaneció cuatro meses de guarnición esperando los barcos que había de llevar a la tropa a Perú, ocupando el tiempo su Regimiento a la limpieza de fosos y fortificaciones.

Tras embarcar en cuatro fragatas procedentes de Lima y realizar la travesía, desembarcó con sus hombres en el alto Perú, en el puerto de Arica, pasando, tras superar diversas penalidades las altas sierras, inmediatamente a incorporarse al Ejército que por allí se hallaba operando, pasando casi sin tiempo para descansar del viaje al campo de batalla, dando desde entonces muestras del valor y aptitudes militares que le habían distinguido durante la pasada guerra contra los franceses.

Inició sus acciones en aquel virreinato en la campaña de Jujuy y de Salta, hallándose también en Tucumán, en los Cerrillo y Bañado, distinguiéndose sobremanera en todas las acciones que su Batallón llevó a cabo, poniendo de manifiesto su arrojo, pericia y serenidad, llegando incluso a salvar con su intervención la caballería del aquel Ejército hallándose en inferioridad numérica.

Largo sería describir cuantas acciones llevó a cabo con sus hombres y para no abrumar al lector se hará tan solo referencia a aquellas de especial relevancia.

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Así, destacaremos el combate sostenido el catorce de mayo de 1818, cuando con tan solo la mitad de su Batallón tomó la altura de la Campana, empresa harto complicada y difícil por la escabrosa orografía del terreno, así como temeraria por la exposición a los enemigos.

Se halló en la pacificación de la provincia de Tarija, en las expediciones para arrebatarle al enemigo el ganado que este guardaba en las conocidas como Pampas del Marqués. Pasó al valle de Cinti para pacificar aquella zona y proporcionar suministros a los soldados allí acantonados y permaneció en Yavé durante cuatro meses bloqueando al enemigo, lo que consiguió, aunque con bastantes pérdidas.

El doce de noviembre recibe el grado de Coronel y se le confiere el cargo de Inspector de Caballería e Infantería del Ejército de Perú y el diecinueve de diciembre de 1820 se hace efectivo el empleo de Coronel, recibiendo toda clase de felicitaciones por su comportamiento y acertadas disposiciones en cuantas acciones militares se halló, las cuales le valieron el ascenso a Brigadier el siguiente doce de marzo de 1822 y Ayudante general del Estado Mayor general de aquel Ejército. Antes de esto, el dieciséis de agosto de 1821 fue nombrado Subinspector general interino del Virreinato, la Comandancia general y la presidencia de la audiencia de Cuzco.

Tras invadir el general José de San Martín la costa de Lima, se le ordenó que levantara un regimiento, lo cual realizó en pocos días, poniéndole por nombre Concordia -no confundir con el levantado en 1812 por el Virrey José Fernando de Abascal-, formado por vecinos limeños leales a la Corona, pero la fortuna le fue adversa a las armas realistas y estas debieron abandonar Lima y dirigirse hacia el valle de Jauja, realizando dichas operaciones con gran prudencia y acierto en las disposiciones adoptadas, repeliendo los constantes ataques que recibía de los insurrectos.

Una vez en el valle de Jauja, fue nombrado Comandante General de la zona, donde contribuyó decisivamente a la reorganización de las tropas y del correcto suministro de estas, tras las penurias que estaba estas pasando, tanto de armas como de alimentos.

En 1823 le hallamos en la campaña del sur, al mando de la segunda División de Infantería, donde como resultado de los enfrentamientos con los sublevados las armas realistas obtuvieron sonadas victorias, siendo Alejandro González Villalobos coautor de ellas, consiguiéndose incluso contundentes victorias y la captura de artillería y banderas del enemigo, por todo lo cual sus méritos fueron recompensados con su promoción al empleo de Mariscal de Campo el cinco de octubre.

Tras esto, pasó nuestro hombre a la ciudad de Puno, donde instaló un banderín de enganche de reclutas, pues ya se empezaba a notar la falta de efectivos en el Ejército realista, retirándose al año siguiente, 1824, al valle de Jauja, siendo nombrado Comandante general de Andahuilas y tras prestar los servicios que se le habían encomendado pasó a Cuzco, donde reorganizó y habilitó varios cuerpos de los Ejércitos del norte y del sur.

Habiéndose pues formado uno de operaciones con el que hacer frente al que oponían los Generales Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, se le confió a Alejandro González Villalobos el mando de la Segunda División, con la cual, y en combinación con el resto del Ejército realista, obtuvo una victoria sobre los sublevados en los campos de Matará el tres de diciembre de 1824, tras lo cual y animados los realistas por esta victoria concurrieron el siguiente díanueve al combate en Ayacucho, donde la suerte les fue adversa y fueron claramente derrotados por los insurgentes y que fue lo que determinó la independencia de Perú, hallándose nuestro hombre entre los que firmaron la aceptación de la declaración de independencia peruana.

Mandaba en esta batalla Alejandro González Villalobos la 2ª División, con los batallones 2.° de Burgos, 2.° del Imperial, 1.° del primer Regimiento y Fernandinos, con cuatro Escuadrones de Granaderos de la Guardia, situándose en el ala derecha del ejército y pasando al ataque, pero los destacamentos del General José María Córdoba Muñoz los rechazan ocasionándoles importantes pérdidas, pasando los insurgentes al ataque persiguiendo a los realistas, desorganizando por completo esta división.

En la batalla y posterior firma de independencia, se hallaron por parte española, aparte del Virrey José de La Serna y Martínez de Hinojosa, quien comando las acciones en el campo de batalla, se halló su Estado Mayor, constituido por: Teniente General José de Canterac, los Mariscales de campo Jerónimo Valdez, Juan Antonio Monet, Alejandro Gonzalez Villalobos y José Carratalá y ocho Brigadieres.

El siguiente dos de enero de 1825, embarcaba Alejandro González Villalobos y otros generales en el buque francés Canterac, rumbo a España a través del Cabo de Hornos. Así terminaba una página de la historia de España y de la historia de nuestro hombre.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

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IV - DESDE REGRESO A LA PENÍNSULA A LA MUERTE DE FERNANDO VII (1825-1833)

Una vez de vuelta en España y sin tiempo de sacudirse el polvo del camino, por una real orden se le nombró Comandante de Armas de Antequera. Así mismo, fue recibiendo sucesivamente los cargos de Presidente de la Junta de Agravios de la ciudad de Ronda en 1827 y el de Jefe de la 4ª Brigada de Voluntarios Realistas de los Reinos de Jaén y de Granada, la cual Brigada abarcaba los partidos de Málaga, Antequera, Vélez Málaga, Ronda, Alhama de Granada, Alcalá la Real y Martos.

Dicha Brigada de su mando, constaba de dieciséis Batallones, dos Compañías sin amalgamar agregadas, una Compañía de Artillería, dos Escuadrones de Caballería y dos Compañías más.

Los Batallones eran el 1º y 2º de Málaga, Estepona, Coín, Antequera, Ronda, Vélez Málaga, Igualeja, Algatocín, Colmenar, Mijas, Torrox, Loja, Alhama de Granada, Alcalá la Real y Grazalema.

Las dos Compañías sin amalgamar estaban agregadas al Batallón de Vélez Málaga y la Compañía de Artillería se hallaba en Málaga capital.
En cuanto a los dos Escuadrones, una se hallaba en Málaga y otro en Antequera, a lo que habían que sumar tres Compañías sueltas de Caballería, situadas en Vélez Málaga, Archidona y Martos.

En 1830 paso a ejercer las funciones de Gobernador interino de la provincia de Santander y Presidente de la Junta de Agravios de esa provincia.

Ejerció todos estos mandos en total sintonía con las órdenes recibidas, no dejándose embaucar por los enredos partidistas que tenían España en ebullición, siendo contundente en la aplicación de la justicia e intentando impedir las persecuciones de vecinos señalados por el dedo acusador de otros.

En septiembre de 1830 se le destinó a la provincia de Guipúzcoa a ocupar el empleo encomendado de las tropas puestas bajo su mando y con ellas hizo frente a los emigrados opuestos al régimen que se hallaban refugiados en la vecina Francia, a los que se enfrentó y derrotó en la localidad de Vera, para después cubrir con la División puesta bajo su mando la zona de Irún, con el objetivo de impedir que los liberales acantonados a ambos lados del Bidasoa lograran reunirse en un solo cuerpo, ejerciendo el mando hasta que la División de su mando fue disuelta y tras solicitar licencia para regresar a su cuartel de Santander, se le concedió por Real orden de veintinueve de noviembre.

Tras haber organizado las correspondientes defensas y hacer uso de los cuerpos presentados por Navarra y las tres provincias vascongadas, se logró derrotar a los invasores. Una vez logrado el éxito de las operaciones, las tropas fueron licenciadas y retornaron a sus casas, a la vez que González Villalobos enviaba un oficio al Diputado General de Guipúzcoa en el cual le felicitaba y agradecía los medios puestos a su disposición para el triunfo de las armas realistas sobre las liberales. El oficio es del tenor siguiente:

"La afectuosa y franca recepción que merecí á V. S. á mi llegada á esta provincia, y los sentimientos de amor y fidelidad que desde luego me manifestó al Rey nuestro Señor, me imponen la agradable obligación de tributar á V. S. las gracias más expresivas por los recursos que se ha servido poner á mi disposición para destruir prontamente las maquinaciones de los que pretendían perturbar la tranquilidad de nuestra patria, y osaban atacar los derechos de S.M.

Al zelo y actividad de vuestra señoría y á la decisión de sus valientes y subordinados tercios se debe una parte de la rapidez con que han sido inutilizados los esfuerzos de los enemigos del orden público que osaron pisar este suelo guipuzcoano, y á mí me queda la satisfacción de haber cooperado al triunfo de la sagrada causa de S. M. al frente de tan beneméritos compañeros de armas, cuya memoria recordaré con placer el resto de mis días.
Tampoco debo omitir de asegurar a V. S. que elevaré al conocimiento de S. M. los importantes servicios que en esta ocasión ha prestado la Guipúzcoa por la conservación de los derechos del Rey nuestro Señor, y n dudo que los tomará en consideración la justificación de S. M.

Dios guarde a V. S. muchos años. Irún 31 de octubre de 1830.=Alejandro González Villalobos.=Sr. diputado general de Guipúzcoa.
"


Al poco tiempo y tras haberse estacionado el Ejército de Observación del Tajo, se le nombró por real orden de cuatro de diciembre de 1832, Jefe de Estado Mayor del General Pedro Sarsfield, aunque no llegó a ocupar dicho puesto, pues por otra Real orden de veinte de enero de 1833 se le hizo pasar a Ciudad Rodrigo a ocupar el cargo de Gobernador político-militar de dicha plaza, así como la Subdelegación de Policía y Rentas, no obstante sus reiteradas quejas de que deseaba permanecer en activo en el Ejército, pero dichas quejas no fueron aceptadas. El motivo: sus grandes dotes y capacidades organizativas, pues debido a que Ciudad Rodrigo era una plaza importante en la defensa de Castilla frente a Portugal, en donde ardía la guerra civil, y a que en dicha ciudad castellana se hallaban importantes almacenes de municiones, materiales y útiles de guerra, pues hacía falta un hombre de sus características.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

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V - LA GUERRA CARLISTA Y OTROS SUCESOS (1833-1840)

Continuaba en esta plaza cuando el veintinueve de septiembre de 1833 muere el tirano Fernando VII.

El panorama que se le presentaba era inquietante, pues a la inestabilidad del vecino reino portugués, se unía la amenaza carlista, la cual degeneró en la cruenta guerra civil conocida como Primera Guerra Carlista, que ensangrentó el suelo español por espacio de más de seis años.

Nada más tener conocimiento del fallecimiento de Fernando VII, su primera providencia fue levantar un Batallón de cuatrocientos individuos reclutados en el mismo Ciudad Rodrigo y tras arengarlos y recordándoles a cada uno de ellos y a los vecinos en general sus deberes para con España y la Corona, se puso en disposición de defender los derechos de la reina Isabel II.

Intervino en abril del año siguiente aportando armas, dinero y suministros de todas clases en la guerra que se desarrollaba en Portugal, llegando incluso a presentarse tropas españolas a la vista de la ciudad de Almeida el trece de abril, teniendo como efecto esta presencia la huida del Pretendiente al trono portugués y consiguiendo que la plaza proclamara por reina de Portugal a María de la Gloria a las cinco de la madrugada del día dieciocho, izándose en las torres de la ciudad el pabellón real de María II.

Por estas acciones mereció Alejandro González Villalobos las felicitaciones tanto de los Generales en jefe portugueses y españoles como del Gobierno, como se desprende de sendas comunicaciones del General español José Ramón Rodil y del General portugués Francisco de Paula Acevedo.

Conocido por el pretendiente carlista de la fama de gran caudillo y de hombre de enormes capacidades, no dudó en dirigirse a él intentando por medio de grandilocuentes palabras atraérselo a su bando y que abrazara sus bandera, más no era González Villalobos hombre fácil de sobornar. Su honor, su entereza y el convencimiento de que defendía la causa mejor pra los intereses de España y de los españoles, declinó la oferta, remitiendo la carta de Carlos María Isidro de Borbón al Gobierno, para que este, teniendo conocimiento de la situación, obrase en consecuencia.

Terminada para felicidad de los portugueses la guerra fratricida y repuesta la casa reinante legítima en el trono, disminuía notablemente el estado de alerta en Ciudad Rodrigo, por lo que el uno de marzo de 1835, el Gobierno le destina primero a continuar prestando sus servicios como Gobernador político-militar de Cartagena y después, en catorce y quince de abril, como Comandante general de la provincia murciana, así como la Subdelegación de policía y de rentas.

Antes de continuar, una anécdota ocurrida durante su estancia en Ciudad Rodrigo y de la que como Gobernador fue protagonista.

Cuando en abril de 1834 se promulga el Estatuto Real, que sentaría las bases para la formación de unas nuevas Cortes y consecuencia de dicho Estatuto fueron las nuevas ideas reformistas, las implicaban la supresión de símbolos de vasallaje heredado del Antiguo Régimen, idea que ya fue formulada en las Cortes de Cádiz.

En base a esto, en el Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca se publicaron disposiciones al respecto, que en lo tocante a Ciudad Rodrigo fue, entre otros asuntos, el Ayuntamiento ordenara la eliminación de "...el berraco que hay en el rabero del puente y las argollas del rollo de la plaza, sin perjuicio de que se haga derribar el que hay en la calle de ese nombre del Arrabal de San Francisco si estubiese compreendido en alguna alusión..."

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En dicho rollo y argollas era donde se exponía a la vergüenza pública a condenados por determinados delitos.

No obstante publicarse en la localidad el bando pertinente, no fueron suprimidos ambos elemento y pocos meses después debió el Gobernador González Villalobos dirigirse al Consistorio el veintisiete de febrero de 1835 para recordar las disposiciones de las nuevas leyes y ordenar que se quitaran de inmediato: "...Siendo contrario a las instituciones que felizmente nos rigen y a las intenciones de Su Majestad la Reyna Governadora haya en los pueblos signos que demuestren servidumbre o tiranía, según tengo dicho al anterior Ayuntamiento, y existiendo aún en esta ciudad el rollo en el Arrabal de San Francisco, el berraco en el Puente Mayor y las argollas en el poste del Consistorio, se servirán vuestras señorías disponer a la mayor brevedad se demuelan los dos primeros y se arranquen las terceras, por manera que no quede señal de tan odiosos espectáculos"

Al día siguiente ordenó al regimiento municipal que "...se lleve a efecto con toda premura la disposición gubernativa, derribando el rollo del Arrabal de San Francisco, el berraco el rabero del puente y las argollas que hay en el de la Plaza Mayor de esta ciudad."

Bien, volviendo a lo que estábamos, que es que llega a su nuevo destino como Gobernador de Cartagena y lo primero que hace tras desembarcar en esa ciudad, es dirigir el doce de abril de ese 1835 un bando de presentación y de declaración de intenciones a los ciudadanos de aquella plaza y gobierno, el cual fue como sigue

"Habitantes de Cartagena. —

S. M. la Reina Gobernadora se ha dignado honrarme con el mando político y militar de esta Plaza, y al besar su Real mano, me ha encargado particularmente que cuide de conservar inalterable la paz y tranquilidad que disfrutáis, debida á vuestra civilización y cordura.

El Éscmo. Sr. Ministro de la Guerra tuvo también la bondad de insinuarme la especial consideración que le mereceis por vuestras virtudes cívicas, decisión para sostener en su justo equilibrio los sagrados derechos de nuestra Augusta ISABEL II, el Estatuto Real y las Libertades patrias.

Con estos sublimes antecedentes, que son mis verdaderos sentimientos y divisa, tengo la dulce complacencia de esperar, que no necesitare ostentar jamas la autoridad de que me hallo revestido para desempeñar mis deberes en defensa de S. M. la Reina nuestra Señora y obediencia á los Reales mandatos; por que vosotros cooperareis gustosos á hacer eficaces mis propósitos siguiendo como hasta aquí por la senda de la regularidad y orden cual conviene á un Pueblo culto, valiente y liberal.

Esta es la mayor gloria á que aspira vuestro decidido Gobernador. == Cartagena 12 de Abril de 1855. == Alejandro González Villalobos."


Además, desde el siguiente día diecisiete, asumió de manera interina la Comandancia militar de la provincia murciana, el cual ejerció hasta que llegó el nuevo Comandante General nombrado.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

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"Comandancia General de la provincia de Murcia 17 de Abril de 1835.—

El Escmo. Sr. Capitán General de estos Reinos en 14 del actual me dice lo que copio. —

Con esta fecha autorizo al Mariscal de campo D. Alejandro González de Villa lobos, Gobernador militar y político de la plaza de Cartagena, para que trasladándose a esa ciudad de Murcia y reasumiendo el mando militar de la provincia, hasta que se presente el Comandante General nombrado por S. M. dicte las medidas que juzgue convenientes para asegurar la tranquilidad pública y el orden restablecido despues de las ocurrencias del 6 y 7 del corriente mes, en términos que no vuelva á alterarse, dejándole al efecto todas mis facultades respecto á este particular.

Lo digo á V. §». para su noticia y á fin de que por su parte coadyube á tan interesante fin. Y para que llegue á noticia de todos he dispuesto se inserte en el presente Boletín oficial.

El Coronel Comandante General interino. == Juan Calisto de Ojeda."


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En esta provincia no solo cumplió a la perfección con las órdenes recibidas, sino que también contribuyó a mejorar la situación económica y social, adoptando una serie de medidas, tales como destinar los beneficios de los juzgados a su cargo y de los distintos ramos que dirigía. Así mismo, realizó y presentó al Gobierno un proyecto de traslado a la Isla de Cuba de más de mil prisioneros que se hallaban en el Depósito de la ciudad de Cartagena, proyecto que el Gobierno aprobó y envió a aquella isla a esos individuos, los cuales pasaron a formar parte del Ejército de Cuba, encargándose el mismo de la supervisión, contratando el embarque y consiguiendo que el dueño del barco diese cuatrocientos duros para hospitales y casas de beneficencia de la ciudad de Cartagena.

Tras estallar entre el veinte y el veintiséis de mayo de 1836 un motín, González Villalobos le hizo frente a pesar de no contar con fuerza suficiente para enfrentarse a los amotinados, pero armándose de valor y despreciando el peligro, se plantó y tras un tenso diálogo logró convencer a los sediciosos y hacer que depusieran su actitud, aunque la tranquilidad duró poco, pues poco después se produjo otra sublevación de la Milicia Nacional, a la que no solo se le unió el pueblo, sino que la escasa guarnición de la que disponía González Villalobos se pasó a los amotinados y aunque realizó esfuerzos por revertir la situación, comprendió que abandonado por sus soldados y para evitar que su integridad física se viese comprometida no le quedó más remedio que abandonar la plaza, lo cual hizo a bordo de un barco francés con destino a la plaza de Orán.

Tras transcurrir un tiempo, regresó a la Península vía Gibraltar, pero quiso la suerte que en el camino se desatase un temporal, obligando al barco en el que iba a poner proa precisamente a Cartagena y cuando ya González Villalobos esperaba encontrarse con más violencia y desorden, lo que se encontró fue con un recibimiento de los más inesperado, pues la gente principal de la ciudad, acompañada de música y dando vítores, salió a recibirle dando muestras de júbilo y felicitándose por su vuelta.

No duró mucho en esa ciudad portuaria, pues habiendo pasado a Murcia, recibió carta oficial con la Real orden de primero de octubre de 1836 de que pasara nuevamente a Ciudad Rodrigo, pues esa plaza se hallaba en una situación verdaderamente comprometida, viendo seriamente amenazada la paz. Por lo cual, retornó a Cartagena, se embarcó en un vapor que iba para Oporto y se trasladó a la ciudad salmantina, donde tras hacerse con el mando expulsó a los enemigos, mejoró las defensas, puso orden, organizó la situación y pacificó los ánimos, dejando la ciudad en un aceptable estado de paz y tranquilidad.

Dejando, si, porque una vez cumplido su cometido se le comunicó que debía pasar a Jaca a seguro prestando sus servicios, pero debido al mal estado de salud que venía padeciendo desde hacía tiempo, solicitó no pasar a ese destino, aceptándosele, pasando de cuartel a Madrid.

Muy felices se las prometía nuestro Alejandro en Madrid pensando que, ¡por fin!, iba a poder descansar y curar su maltrecha salud, cuando a la Villa y Corte llegaron nuevas de que Ciudad Rodrigo había caído nuevamente en manos enemigas y ante esta situación el Gobierno necesitaba un hombre capaz de revertirla y, si, todos los ojos se volvieron a nuestro hombre, el cual, a pesar de sus quejas, por Real orden de veintinueve de agosto de 1837 tuvo que retornar a esa ciudad castellana de nuevo como Gobernador político-militar, además de como Segundo Cabo de Castilla la Vieja y como Comandante general de la provincia de Salamanca.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

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No tuvo tiempo de aposentarse en su nuevo-viejo destino, cuando a fines de octubre de 1837 se plantan en las sierras inmediatas a la ciudad una fuerza carlista compuesta por trescientos de infantería y setenta de a caballo capitaneados por el cabecilla Montejo, sembrando el pánico entre los habitantes de las localidades de aquellos contornos.

Avisado González Villalobos, dispone el siguiente día treinta de ese mismo mes que salga de la ciudad el 2º Batallón de Voluntarios del distrito, al mando de Serafín del Rincón y de Mariano Pérez, ambos del Regimiento de Extremadura, los cuales persiguieron, alcanzaron y batieron a la tropa carlista, causándoles cien bajas y tomándoles cinco prisioneros.

Tras estos hecho, pasó al Ejército del Norte, donde debido a las incursiones realizadas por los carlitas al mando de Gómez y de Sanz, el veintisiete de noviembre de 1839 se le confirió el mando de la Capitanía General de Castilla la Vieja, cargo que no lo asumía en las mejores condiciones, pues no solo tenía que hacer frente a los carlistas con pocos efectivos militares, sino que también había de dedicar esfuerzos a controlar a isabelinos que veían carlistas por todas partes, abundando las sospechas y delaciones, muchas de ellas falsas.

Tras realizar las labores encomendadas en esa Capitanía General, cesa en el mando, pues en febrero de 1838 se le confiere el cargo de Gobernador militar de Cádiz, en sustitución del conde de Clonard, partiendo para esa plaza a fines de marzo, marchando desde Valladolid hasta Oporto, donde embarca, llegando por fin a Cádiz, donde tras tomar el mando de su nuevo Gobierno, realizó el catorce de abril su primer comunicado a los gaditanos, y que es como sigue:

"A los habitantes de Cádiz y su provincia.—

S. M. la Reina gobernadora se ha dignado favorecerme con el alto honor de conferirme el mando militar de este baluarte de la libertad y provincia, y durante la ausencia del Excmo. señor capitán general conde de Clonard, me he hecho cargo del gobierno político de la misma, en cuyos destinos corresponderá con la decisión que tengo acreditado en el cumplimiento de mis deberes.

La constitución de 1837, Isabel II, libertades patrias, y la seguridad personal y de propiedad de los hombres puros, son mis principios, que sostendré hasta el último estremo. De la ilustración de los gaditanos y demás habitantes de la provincia todo lo espero , en bien y salud de la patria; y por mi parle deben contar que nada omitiré para significar mi gratitud y consideración.

Cádiz 14 de abril de 1838 - Alejandro González Villalobos."


Debió hacer frente en Cádiz de múltiples asuntos relacionados tanto con las actividades subversivas de los enemigos como con las delaciones infundadas, trabajando en estrecha colaboración con Clonard, quien ahora era Capitán General de Andalucía, manteniendo la misma línea política que este con el control de la Milicia Nacional y el arresto de los que alterasen el orden público, contando con la única fuerza de cuatro Compañías de Marina, de las cuales, algunos de sus Oficiales no contaban con la confianza del Gobierno.

Una de sus actuaciones en Cádiz fue solucionar el importante problema de salubridad y sanidad que había en el Depósito, donde se hacinaban unos cuatro mil prisioneros. Para ello creó una llamada Junta Filantrópica, de la que fue presidente, nombrando por vicepresidente al General Miguel Tacón, y que tras realizar los trabajos necesarios se solucionó el problema. Así mismo, instaló en la misma Cádiz un Depósito para los Oficiales prisioneros que venían de las derrotas que los carlistas sufrían en el norte de España.

Imagen

En enero de 1839, envió tropas a Ceuta para reforzar la plaza cuando se produjeron los altercados en Melilla y por su habilidad para compaginar el orden y la paz en Cádiz y su rapidez en auxiliar a Ceuta, merecieron que la reina, por medio de un real decreto de fecha treinta y uno de enero, le felicitase públicamente.

A primeros de junio de 1839 se hizo cargo también del Gobierno político de la provincia, hallándose siempre atento a cuantos asuntos pudieran afectar a los ciudadanos de su gobierno, como, por ejemplo, cuando se constituyó en Inglaterra una sociedad que pretendía elaborar sal de mar y venderla a España a un precio muy competitivo, perjudicando seriamente los intereses de Cádiz. Ante este hecho, no dudó en elevar súplica a la reina para que mediara en interés de sus gobernados. He aquí un texto publicado en la prensa en respuesta a su actuación en este tema:

"Gobierno superior político de la provincia de Cádiz. —

Excmo. S r.—Por el correo de este día elevo al ministerio de Marina la esposicion que por su conducto dirige V. E. á S. M. pidiendo la supresion de los derechos que satisface la sal a su estraccion, á fin de evitar los perjuicios que de otro modo va à causar á esta industria la sociedad formada en Inglaterra.

Y abundando yo en las opiniones de V. E. recomiendo su éxito con la mayor eficacia; pudiendo V. E. estar seguro de la satisfacción que esperimento al apoyar reclamaciones que, como la presente, tienen un interes directo en la prosperidad del comercio que tan dignamente representa V. E. —

Dios guarde á V. E. muchas años. Cadiz 28 de julio de 1839, —Excmo. Sr.—Alejandro González Villalobos.— Excmo. Sr. presidente y vocales de la junta de comercio de esta plaza."


Por un Real decreto de diecinueve de noviembre de 1839, se le nombra Capitán General de Castilla la Nueva, por lo cual abandona Cádiz y se traslada a Madrid, tomando posesión de su nuevo destino el siguiente cinco de diciembre, encontrándose un panorama poco tranquilizador, con tensión en el Congreso de los Diputados a cuenta de la Ley de Ayuntamientos y una más que notable agitación política que mantenía en tensión a la capital de España, contando, además, con el grave inconveniente de contar con pocas fuerzas militares y demasiada Milicia Nacional, elemento perturbador.

El diez de enero de 1840 -con efectividad de veintiséis- recibe el empleo de Teniente General y el veinticuatro de febrero se desataron los motines y sedición protagonizados por individuos del pueblo y algunos elementos de la Milicia Nacional, a los que supo hacer frente adoptando las medidas adecuadas que garantizaron la reducción al orden de los sublevados y el establecimiento de la paz, tomando como primera providencia el declarar el estado de sitio así como publicar un bando de obligado cumplimiento para la imposición del orden. Supo jugar muy bien sus cartas, que no eran las mejores.

Efectivamente, queriendo evitar por todos los medio el uso de la fuerza y que se derramara la sangre y aun sabiendo que grupos de paisanos se hallaban armados y amenazando a los legisladores, decidió presentarse ante los sediciosos acompañado tan solo por algunos ordenanzas y cuando llegó, tras un diálogo tenso, los amotinados rechazaron las medidas conciliatorias propuestas por González Villalobos y cuando éste ya se retiraba, al pasar junto a la calle del Lobo, recibieron el su escolta una lluvia de pedradas, resultando herido un lancero de los varios que se le había unido poco antes, así como el mismo.

La situación se desmandó, llegando incluso a efectuar disparos los sediciosos contra González Villalobos y los soldados, aunque sin consecuencias, consiguiendo llegar estos al Palacio real y tras restaurarse el orden, no sin emplear algún medio contundente contra los revoltosos, ordenó el estado de sitio en la capital de España, actuación que calmó los ánimos e hizo que incluso los elementos más incontrolados de los sediciosos depusieran su actitud, aunque desató numerosas críticas en determinado sector de la prensa madrileña.

El siguiente día dieciocho de marzo, ordena que se levante dicho estado de sitio, publicando una carta en la que explica sus motivos. La carta, aparecida en la Gaceta de Madrid, es como sigue:

"D. Alejandro González Villalobos, teniente general de los ejércitos nacionales y capitón general de Castilla la Nueva &c. &c.

Hago saber: Que habiendo variado las circunstancias por las cuales me vi obligado á considerar en estado de sitio á esta capital, he decretado lo siguiente:

Se levanta el estado de sitio declarado por mi bando de 24 de Febrero último, y en consecuencia cesa en sus funciones el consejo de guerra permanente, creado con aquel motivo. Las autoridades de Madrid vuelven al pleno ejercicio de sus respectivas atribuciones, Publíquese esta disposición, y se comunique á quienes corresponda.

Habitantes de Madrid, individuos de la Milicia nacional y del ejercito: Cesa hoy felizmente la imperiosa necesidad que con mucha pena me ha hecho prolongar las medidas del estado de sitio. Profanado el santuario de las leyes, amenazada la libertad e inviolabilidad de los representantes de la nación, perturbada la tranquilidad pública, y ultrajada asi la Constitución con los demas poderes del Estado, indispensable fue salir á su defensa con el lleno de mi autoridad, después que se desobedeció á la civil, y se desatendieron prudentes y suaves persuasiones.

El rigor ha estado siempre en mi mano, pero dispuesto para evitar y perseguir el crimen. Los hombres pacíficos de todas opiniones nada han tenido que temer: han encontrado si una garantía para su bienestar, un escudo para la justicia, un campo el mas espacioso para la verdadera libertad.

No me ha sido preciso imponer esfuerzo alguno. La sensatez y cordura del vecindario, el comportamiento siempre honroso de la Milicia nacional, la subordinación y disciplina de las tropas del ejercito, y la vigilancia y celo de las demas autoridades han hecho toda la obra que tanto los honra. Me complazco en darles este publico testimonio de justicia y gratitud.

Contra columnas tan fuertes del Estado no es ya de temer que osaran algunos díscolos asestar sus aventurados tiros. Y si lo hicieran, creyendo vanamente sorprender la confianza en que á las veces reposan los hombres pacíficos, pronto encontrarian su desengaño con el escarmiento. Las autoridades vigilarán constantes, y en el círculo de sus atribuciones obrarán con decidida energía para precaver los crímenes, y para castigar severamente á los perpetradores.

Descansad pues en esta seguridad , que no vereis frustrada. Tiempo es ya que al desenfreno de las pasiones y á los desastres de la revolución sucedan la calma y la prosperidad que tanto anhelan los buenos españoles. Cooperad todos á este fin de interes común el mas importante, y alli donde pueda ser necesaria la eficaz intervención de mi autoridad, la encontrareis dispuesta á vencer todos los obstáculos hasta afianzar el completo triunfo de la Constitución y de las leyes.

Madrid 18 de Marzo de 1840. = Alejandro González Villalobos."


El resto de su mando en la Capitanía General pasó sin mayores contratiempos.

El dos de mayo de ese mismo año se le confiere el cargo de Inspector general de la Milicia Nacional del reino, pero pocos días después de dimite de él y enfermo y achacoso presentó su dimisión, la cual le fue aceptada por el Gobierno a finales de mayo de 1840, pasando de cuartel a Sevilla.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

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VI - CONDECORACIONES Y ALGUNAS NOTAS BIOGRÁFICAS

Desde el treinta de abril de 1831, se hallaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica por servicios distinguidos en el Perú;

Desde el veinticinco de diciembre de 1835 disfrutaba de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Poseía, igualmente:

1- la Cruz de primera clase de San Hermenegildo;
2- la del Primer Ejército;
3- la de la Batalla de Valls;
4- la de la Campaña de 1813-1815;
5- la del Segundo Ejército;
6- la de la Campaña del Sur del Perú; y
7- la Cruz del Campo de Honor.

Pocas son las noticias que tenemos de su vida privada y aparte de lo mencionado al comienzo de este trabajo, solo sabemos de él que se mantuvo soltero toda su vida, no teniéndose noticias de que hubiera tenido descendencia alguna.

Sabemos que fue socio corresponsal de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia, en la que fue recibido el tres de diciembre de 1835. También en esta época, fue recibido como socio en la Real Sociedad Económica de Cartagena.

Al parecer era "adicto" a la vida social y, así, durante su estancia en Cartagena organizaba todos los meses una fiesta nocturna con música y bailes.
Entre su vuelta a España procedente de Perú y 1841, el pintor sevillano José Domínguez Becquer realizó un retrato de él, que quizás haya servido para la realización de la litografía que ilustra su biografía en la obra Estado Mayor General del Ejército Español. Sección Tenientes Generales, de Pedro Chamorro y Baquerizo.

Imagen

Se tiene conocimiento de que militó en el partido moderado de la ciudad de Málaga y que incluso fue incluido en una candidatura monárquico-constitucional por esta ciudad para el Senado, aunque no resultó elegido.

Sabemos también que el día seis de mayo de 1852 se le concede prorroga á la licencia que ya disfrutaba en Málaga, licencia que le había permitido hallarse presente el día de entrada solemne en la catedral de Málaga, el dos de mayo, del nuevo Obispo Juan Nepomuceno Casacallana y Ordóñez, precediendo su entrada junto al Gobernador Civil, el Ayuntamiento, el Comandante General de la plaza y los Generales Téllez y Macrón.

El seis de noviembre de ese año de 1852, en el acto de presentación en Sevilla de la hija de la infanta María Luisa Fernanda y su acta oficial de nacimiento en esa ciudad, acudió en representación del tribunal Supremo de Guerra y Marina.

Al día de hoy no ha sido posible averiguar el lugar exacto de su fallecimiento, pero si la fecha aproximada. Efectivamente, atendiendo a lo que nos informa el Estado Militar de España, su última aparición es en el número del año de 1858, de modo que buscando en la prensa de la época, ha sido posible saber que falleció en la provincia de Sevilla, en los últimos días de marzo o en los primeros días de abril de 1859, desde luego antes del día seis de este último mes.

Sobre su familia, aparte del nombre y procedencia de sus padres, tenemos conocimiento de dos hermanos, también nacidos en la ciudad de Málaga: Antonia, nacida en el año de 1797, que falleció el veinticuatro de octubre de 1847 y que era soltera al igual que Alejandro.

El otro hermano se llamaba Francisco, nacido el año de 1792, que estaba casado con Serafina Seni y que falleció el dos de Noviembre de 1852.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

Mensaje por laguno »

FUENTES DOCUMENTALES

1- Para su nombre completo y nombre de sus padres: Archivo Histórico Provincial de Málaga. Protocolos Notariales. Legajo 4086, fs. 344r. a 346v.
2- Para su condición de hidalgo: Archivo General Militar de Segovia. Índice de expedientes. Tomo 4, pág. 284.
3- Para sus estudios, vida militar y foto:
3.1- CHAMORRO Y BAQUERIZO, Pedro. Estado Mayor General del Ejército Español. Sección Tenientes Generales, pág. 221. Madrid, 185.
3.2 Archivo General Militar de Segovia. Sección primera, legajo 6-2731. 9 páginas
4- Para sálvese la patria: Gazeta del Gobierno, 24-4-1809, p. 394
5- Para tropas al mando de Alejandro en Ayacucho: LÓPEZ BORRERO, Manuel Antonio. Recuerdos históricos de la Guerra de la Independencia. Colombia y el Perú. 1819-1826, p.209. Bogotá, 1919.
6- Para la derrota de Ayacucho y miembros españoles firma independencia:
6.1- https://historiaesc.wordpress.com/tag/a ... illalobos/
6.2- Revista de Historia Militar Nº 34. P. 111. Madrid, 1973.
6.3- Revista de Historia Militar, Nº 32. Ps. 162 y 163. Madrid, 1972
7- Para composición de la 4º Brigada de Voluntarios Realistas: Estado que dá a S. M. la Ynspeccion General de Voluntarios realistas del Reino, de la fuerza total de esta arma y nombre de sus Gefes. ps. 109 a 113. Madrid, 30-4-1829
8- Para oficio al Diputado General de Guipúzcoa: Archivo Municipal de Irún. Sig.: 1830 GUERRAS A/01/0076/305/R
9- Para Real licencia de vuelta a su cuartel en Santander: Gaceta de Madrid 18-12-1830, ps. 623 y 624.
10- Para restitución al trono portugués de la reina María de la Gloria: Suplemento a la Gaceta de Madrid, 22-4-1834. P. 1
11- Para anécdota en Ciudad Rodrigo: http://rodericense.blogspot.com.es/2014 ... y-los.html
12- Para Gobernador de Cartagena, Comandante General de Murcia y bando en Cartagena: Boletín oficial de la provincia de Murcia de fechas 1-1-1835, p. 7 y 18-4-1835, p. 4, 21-4-1835, p. 4
13- Para motín de Cartagena: MONTES BERNÁRDEZ, Ricardo. El carlismo en la región de Murcia (1833-1901). Murcia, 2001.
14- Para acción del 30-10-1837: Periódico El Español, 8-11-1837, p. 1
15- Para primer comunicado a los gaditanos: Periódico Eco del Comercio, del 27-4-1838,página 1
16- Para cargo del Gobierno político de Cádiz: Periódico El Correo Nacional, 4-6-1839, p. 2
17- Para el tema de la sal: Periódico El Piloto, 27-8-1839, p. 3
18- Para explicación del porqué del estado de sitio: Gaceta de Madrid, 20-3-1840, p. 2.
19- Para Capitán General de Castilla la Nueva: Gaceta de Madrid, 21-11-1839, p. 1
20- Para traslado a Madrid y asunción del mando: Periódico Diario de Madrid, 5-12-1839, p. 1.
21- Para cargo de Inspector general de la Milicia Nacional: Boletín oficial de la provincia de Murcia de fechas 7-5-1840, ps. 1 y 2 y 30-5-1840, ps. 3 y 4
22- Para su dimisión a final de mayo: Gaceta de Madrid, 29-5-1849, p. 1.
23- Para Socio de la RSEAMdeMur: Catálogo de los socios que componen la Sociedad Económica de esta capital, p. 15. Murcia, 1846. En: Archivo Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia. Signatura o localización de originales: FE045. Localizable en:
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?M ... d=3886&d=a
24- Para las fiestas en Cartagena: Periódico El Noticiero, 24-11-941, p. 7.
25- Para retrato pintado por Domínguez Bécquer: OSSORIO Y BERNARD, Manuel. Galería biográfica de artistas españoles del S. XIX., p. 187. Madrid, 1883-1884.
26- Para candidatura al Senado: Periódico El Corresponsal, 13-1-1840, p. 4.
27- Para la prorroga de licencia para estar en Málaga: Boletín oficial del ejército. 8-5-1852, página 14
28- Para su entrada en la catedral junto al Obispo: DÍAZ DE ESCOVAR, Narciso. Efemérides Malagueñas, p. 109. Málaga, 1908.
29- Para su presencia como representante cuando el nacimiento de la infanta: Gaceta de Madrid, 6-11-1852, p. 2.
30- Para datos fallecimiento, ver periódicos: El Clamor Público, 6-4-1859, p. 1; La España, 7-4-1859, p. 4; La Corona, 8-4-1859. p. 6; El Mundo Pintoresco, 10-4-1859, p. 11
31- Para datos de sus hermanos: Archivo Municipal de Málaga. Libros de Muertos 7 y 12 (imag. 228)
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

Mensaje por laguno »

Aunque parezca mentira, este héroe malagueño y español, que participó en todas las guerras de la primera mitad del siglo XIX en defensa de su patria e ideales, no cuenta con una calle en su ciudad natal, Málaga, que perpetúe su memoria, gestas y amor a la patria.

Lamentablemente, traidores como Bolívar y San Martín si tienen calle que nos recuerde su traición.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

Mensaje por Miguel Villalba »

Gracias Laguno por darnos a conocer a estos personajes. Así somos en este ingrato país.

Saludos gc96gc
«Se cuentan 16 presas inglesas conducidas a esta bahía, con 95 cañones y
293 prisioneros, en 26 meses de campaña que ha ejecutado la expresada cañonera
desde septiembre de 1799, en que se armó...»
Un Falucho, El Poderoso, con un cañón de 24 y dos menores, 43 hombres. Patrón D. Miguel Villalba, Corsario del Rey
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Menudo currículum tenía este señor...que era totalmente desconocido para mi :oops:
Gracias a este Foro y a usuarios como Laguno me doy cuenta (casi todos los días) de lo mucho que ignoro de la Historia de mi país...y de tiempos relativamente recientes...en términos históricos el siglo XIX es casi ayer :~i
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
Harry Flashman
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Re: TENIENTE GENERAL ALEJANDRO GONZÁLEZ VILLALOBOS Y LA CARR

Mensaje por Miguel Villalba »

Así es Antígono. Fíjate que el nombre si que lo conocía por la batalla de Matará o Corpahuaico, previa a la debacle de Ayacucho, pero lo que desconocía era el impresionante currículum anterior y posterior a las campañas en América.

No es una excepción porque militares así, que no llegaron tan alto, tenemos muchísimos. Gracias otra vez a Laguno por rescatarlos del olvido.
Saludos gc96gc
«Se cuentan 16 presas inglesas conducidas a esta bahía, con 95 cañones y
293 prisioneros, en 26 meses de campaña que ha ejecutado la expresada cañonera
desde septiembre de 1799, en que se armó...»
Un Falucho, El Poderoso, con un cañón de 24 y dos menores, 43 hombres. Patrón D. Miguel Villalba, Corsario del Rey
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