por Japa el Lun 07 Ene 2008 22:48
KHARKOV: LA ÚLTIMA VICTORIA DE LOS PÁNZER
CRISIS EN EL DON
El 2 de febrero del 43 terminó la batalla de Stalingrado. Los restos del VI Ejército (menos de 100000 hombres) iniciaron la marcha hacia los campos de prisioneros, aunque muchos morirían en las siguientes semanas, ya que su estado físico estaba más allá de cualquier posibilidad de supervivencia. El final del cerco supuso un tremendo mazazo para la moral del pueblo alemán y sus soldados.
Tras la caída de la bolsa la situación para el Grupo de Ejércitos Sur parecía encaminarse hacia un desastre absoluto. A duras penas había logrado sacarse del Cáucaso al Grupo A de ejércitos, y ahora las divisiones del ER que sostenían el asedio quedaban libres para reforzar el ataque contra los desmoralizados ejércitos alemanes. Hitler había puesto al frente de los ejércitos del Don al mariscal Manstein, pero seguía impidiendo cualquier libertad operativa, todavía convencido de que la resistencia a cualquier precio era la solución ante el desastre. A partir del 1 de enero se iniciaron las operaciones Galopada y Estrella del ER. Bajo el mando de Golikov y Vatutin, y con el refuerzo de las tropas de Rokossovski, la ofensiva soviética aplastó a las fuerzas aliadas del Eje (húngaros e italianos) y abrió el frente en una extensión de cientos de kilómetros. Más de medio millón de soldados y un millar de carros se lanzaron sobre las líneas del malherido Ejército del Don.
Las ideas estratégicas de Hitler estaban completamente desconectadas de la realidad militar del momento. Así pues se obstinó en mantener una cabeza de puente en el área del Kubán de cara a emplearla como trampolín en las futuras operaciones ofensivas, y en preservar a toda costa la cuenca minera del Donetz para negar a la URSS sus reservas de carbón, sin entender el hecho de que ante todo había que solucionar la crisis militar que se estaba desarrollando si no se quería perder todo, incluyendo la cabeza de Kubán y la cuenca del Donetz.
Manstein contaba inicialmente con sólo dos fuerzas a su disposición: el destacamento Lanz, que se estaba agrupando en torno a Kharkov y estaba formado por los restos del Grupo de Ejércitos B, y el II Ejército, situado al Oeste de Kursk. No obstante consiguió algunos refuerzos, como el 503 sPzAbt, o la promesa de dejar a su disposición el recién formado I PzKorp SS, compuesto de las PzGrDiv Das Reich y Leibstandarte, a las que debía unirse la Totenkopf. Estas unidades tenían una capacidad de combate similar a la de una PzDiv del Heer, y estaban mucho mejor equipadas (incluyendo incluso algunos carros Tiger en una compañía de carros pesados, siendo las primeras divisiones que recibieron ese complemento) luego sobre el papel era un apoyo formidable. Sin embargo Hitler se empecinó en que el destacamento Lanz y las unidades SS retuvieran a toda costa la ciudad de Kharkov.
Como puede apreciarse Hitler era incapaz de elegir las prioridades y se negaba a abandonar ningún territorio que estuviera bajo su control. No estaba dispuesto a renunciar a nada, pese a la máxima de su idolatrado Federico el Grande: quien defiende todo, no defiende nada
Por su parte Manstein había dirigido las escasas fuerzas a su disposición para mantener abierta la ruta de escape de las tropas del Grupo de Ejércitos A, acción en la que fue decisiva la intervención de los Tiger del 503 sPzAbt para sostener los puentes sobre el Manytsch (por donde se retiraban las tropas alemanas del 57 PzKorp) y las posiciones en Rostov. Sin embargo esta unidad quedó tan debilitada por las pérdidas y la lucha continua que ya no pudo ser empleada en las siguientes operaciones y no volvería a combatir hasta el verano.
Las PzDiv 7 y 11 lograron, junto con el 503 sPzAbt, mantener el área de Rostov frente al asalto soviético, pero la insistencia de Hitler en retener la cuenca del Donetz impedía una concentración de fuerzas suficiente como para frenar el avance enemigo que estaba abriendo un enorme hueco entre el Grupo de Ejércitos del Don y los restos del Grupo de Ejércitos B.
El 22 de enero Hitler, presionado por Zeitzler, aceptó retirar al I PzArm (que venía replegándose desde el Cáucaso) hacia el área de Rostov reuniéndose con el IV PzArm. Pese a tan sonoros nombres, el I y el IV PzArm apenas reunían entre los dos la fuerza de combate de un par de PzDiv. Hacia el 31 de enero Manstein había logrado poner a salvo al I, aunque la 13ª PzDiv fue desviada por orden de Hitler hacia la cabeza del Kubán, debilitando aún más las fuerzas del Don. Hitler consideraba que bastarían las fuerzas del I PzKorp SS para sostener el área de Kharkov y la cuenca del Donetz, y el 13 de febrero ordenó a Lanz que Kharkov fuera sostenido a toda costa. La ciudad estaba protegida por la 1ª SS PzDiv. Esa nueva orden provocó un duro enfrentamiento verbal entre Manstein y el OKH, ya que Zeitzler apoyó la orden del Führer. Sin embargo la situación se resolvió antes de que se produjera una crisis de mando irreparable.
Ni siquiera las divisiones SS estaban dispuestas a morir en balde y Hausser, general de la Leibstandarte, ordenó el 14 de febrero, y contar las órdenes explícitas de Lanz, el abandono de Kharkov en abierta insubordinación al Führer, negándose a dirigir un nuevo Stalingrado. Papá Hausser era un hombre de otra pasta que el pusilánime Paulus. Hitler montó en cólera pero la crisis era demasiado grave como para arrestar al general SS, sobre todo en un momento en que había prometido manos libres a Manstein, y había subordinado a sus órdenes a las fuerzas SS. En vez de cesar a Hausser, ordenó el relevo de Lanz por el general Kempf, con lo que la agrupación pasó a denominarse Destacamento Kempf.