Panzer, detrás del mito (III) El fiel de la balanza

Historia Militar 1939-1945.

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Japa
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LA RETIRADA HACIA EL DNIEPER

Rumantsyev no era la única preocupación del Grupo Sur. Poco antes de iniciarse los combates por Kharkov los soviéticos se dispusieron a lanzar una nueva ofensiva contra las posiciones del Mius; por su parte el grupo Centro se vio de nuevo ante una ofensiva enemiga hacia Smolensko (operación Suvorov) así que no podría enviar refuerzos. Kluge inició una nueva retirada hacia el río Desna.

Pese a todo parecía que lo peor había pasado y el día 27 Manstein confiaba en estabilizar la situación en el flanco norte de su Grupo de Ejércitos. De nuevo se estaba equivocando.

Hacia el 28 de agosto el reconstituido VI Ejército, desplegado al este de Mariopol, al norte del Mar Negro, vio como su frente saltaba en pedazos ante una nueva ofensiva soviética. La cabeza de puente de Kubán, que Hitler se había obsesionado en mantener a toda costa (cuando Manstein le había pedido una y otra vez que fuera abandonada a fin de que las fuerzas que la ocupaban –XVII Ejército– aportaran el necesario refuerzo de infantería para Zitadelle) recibió por fin permiso para la evacuación a fin de reforzar Crimea. El sur del frente oriental se estaba desintegrando.

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Ofensivas soviétias de otoño de 1943 contra el Crupo Sur

Manstein se vio finalmente ante la necesidad de replegar todo el frente alemán hacia el Dnieper. La cuenca del Donetz, tan duramente reconquistada en marzo, era ya indefendible. La nueva línea discurriría entre los ríos Desna (grupo Centro), y Dnieper (grupo Sur) hasta Melitopol, al norte del mar de Azov.

Se suponía que había una línea de retaguardia segura en el río Dnieper, el Ostwand, una serie de fortificaciones establecidas a lo largo de la ribera occidental del río por la organización Todt. Goebbels había hecho una gran campaña publicitaria sobre esas fortificaciones, que contendrían definitivamente la amenaza asiática. Una vez en esas líneas las fuerzas alemanas podrían reponer fuerzas y defenderse con firmeza.

Pero la publicidad de Goebbels era lo único sólido de la muralla oriental. Para el verano de 1943 no se había construido nada, aparte de algunas obras menores, ya que Hitler opinaba que la victoria en Kursk haría innecesaria esa línea de defensa y estimaba que la existencia de un cinturón fortificado en retaguardia disminuiría la moral combativa de las fuerzas en el frente. Cuando la amenaza fue evidente dio órdenes de acelerar los trabajos, pero era ridículo pretender hacer en unas semanas lo que no se había hecho en cuatro meses.

(Y para añadir aún más sombras a la situación alemana, a primeros de septiembre los desembarcos aliados en la península italiana abrieron un nuevo frente en el continente)

Pese a todos los desastres que amenazaban a sus tropas, Manstein logró el milagro y consiguió ir sacando paulatinamente a sus fuerzas del cepo. La disciplina de las tropas alemanas se mostró a la altura en un momento de verdadera desesperación.

Los soviéticos sabían que no podían aflojar la presión: era un ahora o nunca y continuaron hacia adelante pese a que sus fuerzas estaban muy debilitadas. El empuje soviético tenía mucho de apariencia (había unidades acorazadas por debajo del 10% de su fuerza operativa) pero las tropas continuaron avanzando sin cejar. En esas condiciones un contragolpe como el de Kharkov hubiera sido un desastre de primera magnitud, pero en septiembre del 43 la estrategia de Stavka había dado sus frutos y los alemanes ya no estaban en condiciones de contraatacar. Lo único que ocupaba las mentes de los soldados germanos era llegar al Dnieper.

Las fuerzas de Manstein iban a tener que llevar a cabo milagros para establecer las defensas en la ribera occidental. Primero debían concentrarse para atravesarlo por los cinco puntos de paso disponibles y luego tenían que desplegarse a toda velocidad a lo largo de su orilla para sellarla antes de que los soviéticos llegaran.

El VI Ejército debía replegarse hacia Melitopol. El XVII se dirigiría a Crimea desde allí. El I PzArm cruzaría el río por Saporoshje donde además debía sostener una cabeza de puente (la obsesión de Hitler por las cabezas de puente iba a costar mucha sangre a los alemanes). El VIII atravesaría por Cherkassy. El IV PzArm cruzaría por Kanev y Kiev.

El 21 de septiembre las fuerzas alemanas lograron completar el cruce, pero muchas tropas sucumbieron en las luchas precedentes. Las pérdidas de material, además, eran catastróficas. Todos los almacenes en la cuenca del Donetz habían sido destruidos ante la imposibilidad de evacuarlos a la vez que las tropas. El 7 de septiembre las fuerzas del Grupo Sur apenas contaban ya con 500 vehículos acorazados entre panzer y StuG. La retirada alemana dejaba tras de sí una tierra devastada hasta las raíces: los nazis quemaron todo lo que no pudieron saquear y se llevaron consigo una buena cantidad de población para seguir disponiendo de mano de obra esclava; así además negaban refuerzos al ER, que sistemáticamente reclutaba a los hombres de las tierras liberadas; a la destrucción llevada a cabo por los alemanes tras dos años de rapiña exhaustiva siguió ahora la represión de Stalin, que dio mano libre a Beria para castigar a las minorías étnicas y a la población ucraniana en general.

Pero el Dnieper no ofeció demasiado descanso a las tropas del Grupo Sur. Según alcanzaron la orilla oriental las tropas soviéticas se lanzaron al cruce en barcas, en pontones, a nado con cámaras de neumático… y antes de que los agotados alemanes pudieran reaccionar establecieron cabezas de puente en la orilla occidental. Esos cruces desbarataron las previsiones alemanas y distrajeron la atención de sus mandos, que dedicaron las primeras semanas de octubre a tratar de eliminarlas, sin saber que la amenaza real venía por otro lado.

A primeros de noviembre, al norte de Kiev, los soviéticos cruzaron el río en fuerza por áreas pantanosas que los alemanes habían considerado intransitables y rápidamente aprovecharon el éxito desplegando importantes fuerzas acorazadas en la nueva cabeza de puente. El día 6 de noviembre Kiev fue liberada.

Más al sur de Cherkassy las diversas cabezas de puente soviéticas se unieron y tomaron posiciones firmes en la orilla occidental del Dnieper. Tan sólo al norte de Cherkassy quedaban posiciones germanas en el río

Finalmente llegaron las lluvias y cesaron las operaciones. Los soviéticos habían llegado al límite de sus posibilidades logísticas y esta vez no se arriesgaron a seguir adelante, evitando repetir los errores del invierno anterior. Los alemanes lograron establecer una línea de posiciones más o menos estable, pero encaraban el invierno en una situación desastrosa. El frente que tan trabajosamente se había establecido en los primeros meses del 43 quedaba ahora a cientos de km al este, las fuerzas acorazadas estaban en un estado lamentable, los aliados se habían establecido firmemente en la península italiana, la LW había sido reducida a una sombra y desde julio el Heer había sufrido unas pérdidas similares a las de Stalingrado.

Las operaciones del verano del 43 habían concluido, y lo habían hecho con una derrota sin paliativos. Entre julio y septiembre Alemania perdió la iniciativa en el Este de forma definitiva, y con ello perdió militarmente la guerra: sus generales ya sólo podían aspirar a prolongar el final.

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Situación del frente oriental a finales de 1943. Tanto éste como el anterior mapa están extraídos de "No stalingrad on the Dnieper" de Douglas E. Nash.


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LOS PANZER EN LA CAMPAÑA DE VERANO

Análisis operativo

El primer análisis de la campaña alemana en el verano de 1943 arroja un resultado muy claro: fue un enorme error. La campaña de marzo había demostrado las ventajas de la defensa elástica: ceder terreno para concentrar las tropas acorazadas y golpear demoledoramente al adversario cuando perdiera impulso era una opción que permitiría a los alemanes mantener el frente oriental sin sufrir graves pérdidas durante ese año. Por supuesto esa estrategia implicaba dejar la iniciativa durante ese año en manos del ER, pero tras las graves pérdidas del invierno era una opción más que razonable.

El periodo de calma ganado de esa forma hubiera dado al Heer, y a la industria margen suficiente para probar adecuadamente las nuevas armas, construirlas en números adecuados y completar un buen adiestramiento. También daría tiempo a la LW para recuperarse (no olvidemos que la campaña de Stalingrado supuso una enorme sangría de aviones y tripulaciones) y sin el desgaste de una nueva ofensiva hubiera sido posible iniciar el despliegue de nuevos modelos y mejorar las defensas aéreas sobre la propia Alemania.

Sin embargo Hitler decidió embarcarse en una nueva ofensiva, y no lo hizo porque fuera posible alcanzar un objetivo estratégico claro en el saliente de Kursk, sino por cuestiones de prestigio. De todas las razones para una ofensiva, esa parece la menos indicada de todas, sobre todo porque como vimos los objetivos políticos de Hitler, reafirmar el compromiso de sus aliados y convencer a Turquía de que se uniera al Eje, no dependían en lo más mínimo de una victoria en Zitadelle. Pasara lo que pasara en Kursk, las expectativas de Hitler no tenían ninguna posibilidad de cumplirse.

Ahora bien, una vez tomada la decisión de lanzar una ofensiva sobre el saliente ¿Fue adecuada la planificación alemana? y sobre todo,centrándonos en el tema que nos ocupa ¿Fue correcta de cara al uso de las unidades acorazadas? Vayamos por partes.

Una de las premisas establecidas por Guderian para el uso de las fuerzas acorazadas era la obtención de la sorpresa táctica. Las rupturas debían hacerse de forma rápida y sin dar ocasión al enemigo a reaccionar. En Barbarossa y Blau se había logrado ese objetivo plenamente y eso había garantizado rápidas victorias iniciales y un profundo avance antes de la reacción del ER. En 1943 esa sorpresa hubiera requerido una acción inmediata, en abril, porque la sola existencia del saliente de Kursk y el contrasaliente de Orel señalaban con claridad cuál iba a ser el objetivo de los alemanes. Sin embargo las graves dudas de Hitler con respecto a Zitadelle le llevaron a agarrarse a cualquier excusa para ir retrasando el momento de tomar una decisión definitiva, pese a que Manstein le advirtió repetidamente de que los retrasos harían inviable el éxito.

Primero fue el clima, luego la necesidad de incrementar las fuerzas en Túnez, después los temores a un desembarco en Sicilia, en junio la obligatoriedad de la entrada en servicio de los Panther… todas esas razones se reducían a una sola: Hitler no se atrevía a tomar una decisión en firme.

Esa indecisión le llevó a violar otro de los principios más básicos de la guerra de movimiento: la concentración de la fuerza. No sólo rechazó la evacuación de Túnez o la salida de unidades de guarnición en Noruega o los Balcanes, sino que se negó en redondo a evacuar la cabeza de puente del Heer en Kubán, que hubiera liberado entre diez y doce divisiones para apoyar Zitadelle. Hitler defendía su obcecación argumentando que esa posición era indispensable para retomar la ofensiva sobe el Cáucaso una vez concluyera victoriosamente Zitadelle. Si no había una victoria, la cabeza de puente carecía de sentido, y sostenerla reducía las posibilidades de victoria, argumentaban los generales, pero Hitler insistía en que se requerirían muchas más fuerzas para volver a repasar el Donetz si se evacuaba Kubán. Sin embargo hasta ese momento los ríos no habían representado un obstáculo insalvable en las campañas del Heer, y unos meses más tarde el Dnieper no lo fue para el ER, así que el argumento se cae por su propio peso.

La clave estaba en que Hitler se sentía incapaz de ceder ni un metro del territorio controlado por Alemania, y eso supuso una dispersión de fuerzas por toda Europa que se mantendría hasta el final de la guerra alcanzando límites absurdos en 1945 con las reiteradas negativas de Hitler a sacar a sus fuerzas de Noruega, los Balcanes, Kurlandia… siempre aduciendo vagos motivos de prestigio, moral o economía.

Así pues Zitadelle, pese a ser la operación clave en 1943, no contó con todas las fuerzas potencialmente disponibles ¿Y las realmente disponibles?

Hemos visto una disparidad de fuerzas entre las diversas armas que no se había dado hasta ese momento en la guerra: de las 41 divisiones que participaron en la ofensiva, 24 eran de infantería y 17 eran PzDiv o PzGrDiv , a lo que había que añadir una PzBr con más fuerza acorazada que dos PzDiv juntas y dos SpzAbt. En comparación con otras operaciones alemanas el desequilibrio entre carros e infantería era enorme.

Por supuesto las PzDiv incluida en su estructura su propia fuerza de infantería, pero como apoyo de sus operaciones, no para cubrir las misiones de las fuerzas acompañantes, que eran sobre todo las de asegurar el terreno y proteger los flancos. Hablando con claridad, los carros podían atravesar las líneas enemigas, pero sólo la infantería estaba capacitada para ocupar, asegurar y expandir el terreno conquistado tras ese avance. Sin suficientes divisiones de infantería, las unidades acorazadas se vieron obligadas a cubrir sus propios flancos y aprovechar el éxito por sí mismas, lo que supuso un desgaste de la fuerza acorazada en misiones que no eran propias de los panzer.

El desequilibrio producido además en el despliegue entre las dos fuerzas que debían protagonizar la ofensiva acentuó los problemas. Model dispuso de un mayor porcentaje de infantería (dos a uno respecto a PzDiv) pero tenía una fuerza acorazada bastante reducida, y en cambio las fuerzas de Manstein desplegaban en el sur tantas InfDiv como PzDiv o PzGrDiv, lo que implicó que sus fuerzas acorazadas iban a tener que actuar casi sin apoyo.

La flexibilidad operativa fue claramente obviada en las acciones del IX Ejército, lo que de nuevo va en contra de la lógica de uso de las PzDiv. De hecho toda la operación Zitadelle violaba este principio ya que en vez de movimientos de flanqueo, o rupturas puntuales, en julio los alemanes se lanzaron frontalmente contra posiciones defensivas de una profundidad inimaginable. Eso anuló la ventaja táctica de la movilidad e impuso en todo momento un nivel de desgaste atroz a las tropas en avance. Cada metro del camino hacia Kursk debía ser conquistado a la fuerza y en ningún momento se vieron los panzer en condiciones de repetir los veloces movimientos de las campañas anteriores, por pura falta de espacio de maniobra.

El último principio de la guerra acorazada es la concentración de los carros para obtener un triunfo rápido y profundo que facilite el ulterior desarrollo de las operaciones y poder aprovechar rápidamente el éxito al tener las fuerzas de reserva listas para intervenir.

Model incumplió ese principio desde el comienzo de su ofensiva, y eso fue fatal en el primer día ya que al estar su reserva alejada del frente no pudo intervenir cuando se dio la oportunidad y cuando lo hizo la reacción de Rokossovsky hizo inviable el éxito. A partir de ahí las unidades acorazadas de Model se desangraron en una lucha posicional por todo el frente sin que volviera a darse al ocasión de una ruptura decisiva.

En cuanto al sur, de las tres agrupaciones implicadas en la ofensiva sólo Hausser hizo un adecuado uso de sus fuerzas acorazadas. El LII cuerpo, sin apoyo acorazado, no pudo ni arrancar. El XLVIII PzKorp lanzó demasiada fuerza a la batalla el primer día obstaculizando su propio avance y a partir de ahí se vio obligado a luchar por proteger su flanco ante el fracaso del LII en alcanzar sus objetivos iniciales, y Kempf erró totalmente al concentrar su fuerza en el ala derecha de su avance, permitiendo así la apertura de una brecha entre sus fuerzas y el IV PzArm que a la postre iba a impedir que las fuerzas de Manstein ganaran una verdadera victoria en su ofensiva, ya que el II SS PzKorp tuvo que luchar en solitario contra las fuerzas acorazadas soviéticas y no fue capaz de avanzar más allá de Prokhorovka.

Así pues, por lo que refiere a la operación Zitadelle como tal, los generales alemanes, a excepción de Hausser, hicieron un uso completamente inadecuado de las fuerzas a su disposición. Eso, unido a la total ausencia de sorpresa táctica, llevó a la operación alemana a un punto muerto.
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A partir del día 14 Hitler cortó de raíz la iniciativa de sus generales y procedió a trasladar unidades debilitando gravemente a las fuerzas de Manstein, que se vieron privadas, entre otras, de sus dos unidades más poderosas, la GrossDeutschland y la Leibstandarte. Model pudo mantener un frente razonablemente sólido contra la ofensiva soviética a partir del fin de Zitadelle y el Grupo de Ejércitos Centro logró salir de su apurada situación en Orel sin excesivas pérdidas. A ello contribuyó mucho el que el IX Ejército no logró penetrar más allá de unos kilómetros en las líneas enemigas y pudo mantener un frente relativamente pequeño.

Por contra el Grupo Sur no sólo fue debilitado en favor del frente italiano y del IX Ejército, sino que al haber profundizado bastante en el sur del saliente alargó considerablemente su línea de frente. En esas condiciones, Manstein no podía repetir un planteamiento como el de la contraofensiva de Kharkov por que sin ceder terreno y sin refuerzos ni reservas no era posible concentrar fuerzas acorazadas para un contragolpe. Tal y como se desarrollaron los acontecimientos de otoño, lo único que podía hacerse es retirarse de la cuenca del Donetz.

La responsabilidad por el desastre del grupo Sur no es achacable a Manstein (que actuó en base a la información de que disponía), sino a la inteligencia alemana, que no calibró adecuadamente el potencial soviético, y en última instancia a Hitler, que fue quien puso al Grupo Sur en la situación adecuada para que su derrota fuera tan abrumadora.

En ambas retiradas las fuerzas acorazadas fueron muy bien usadas, pero sin una adecuada reserva móvil lo único que podían hacer era ir tapando los agujeros a medida que se iban produciendo. Para la PanzerWaffe el tiempo de las victorias se había acabado.

Las últimas consecuencias negativas que tuvo para el Heer la campaña de verano fueron las conclusiones que Hitler extrajo de la misma. Ante todo, olvidó que había sido él quien decidió pasar a la ofensiva en 1943, contra el consejo de sus mejores oficiales. En cambio legó a la conclusión de que había sido engañado con planteamientos excesivamente optimistas y alejados de la realidad: citando sus propias palabras, es la última vez que confío en mis generales. El Führer necesitaba una cabeza de turco a quien culpar de la derrota. Manstein sería esa cabeza y Hitler se preparó para cortarla a la primera ocasión posible.

Su segunda conclusión fue que el Heer carecía de verdadera fe nacionalsocialista, y la prueba estaba en la diferente manera en que se habían desarrollado los acontecimientos en el flanco norte y sur de Kursk: mientras las fuerzas del Heer quedaban rápidamente atascadas frente a las posiciones de Rokossovsky y apenas habían logrado penetrar 8 o 9 km en una semana, las tropas del II SS PzKorp de Hausser habían avanzado continuamente ganando batalla tras batalla, lo que a sus ojos mostraba que las divisiones de las Waffen SS tenían verdadera voluntad de victoria. El que las tropas del IX Ejército estuvieran peor equipadas y se estuvieran enfrentando a fuerzas soviéticas muy superiores a la vez que veían amenazado su flanco de Orel, o que las fuerzas de Hausser hubieran dispuesto por sí solas de un potencial de combate que duplicaba sobradamente al de cualquiera de los PzKorp de Model, y avanzaron dentro de un dispositivo mayor con su flanco izquierdo bien cubierto por las tropas del XLVIII PzKorp, que pese a ser del Heer tampoco dejó de avanzar y combatir hasta el final de la operación, y el que hubieran tenido prioridad en los reemplazos, todo eso le dio igual. A sus ojos la única diferencia real era el compromiso con el ideal nazi.

A partir de ese momento se iría incrementando la fuerza de las Waffen SS. Durante el verano y otoño a las primeras cuatro PzGrDiv se sumaron las nuevas PzGrDiv Norland y Reichsführer SS y las SS PzDiv HitlerJugend, Hohenstaufen y Frundsberg. A su vez las SS PzGrDiv Leibstandarte, Das Reich, Totenkopf y Wiking se reconstituyeron como SS PzDiv en el invierno del 43. Y les seguirían otras.

Por supuesto las unidades debilitadas del Heer no recibirían suficientes reemplazos para sus bajas, y además no iban a ser retiradas nunca del frente, con lo que su fuerza seguiría decreciendo en 1944 y se verían imposibilitadas para enfrentarse a las ofensivas enemigas. En cambio las flamantes unidades de Himmler sí disponían de periodos de descanso y prioridad en los reemplazos, con lo que mantuvieron un potencial de combate superior a sus homólogas militares. Y ante cada crisis acudirían una y otra vez a salvar la situación confirmando así la fe de Hitler en sus tropas políticas, en un claro caso de profecías autocumplidas.

En otra de sus sorprendentes intuiciones, Hitler empezó a pensar nuevas unidades acorazadas que tendrían prioridad en la dotación de nuevos carros frente a las PzDiv, nuevas brigadas acorazadas (PzBri) en el estilo de la X PzBri que había desempeñado un papel tan lamentable en los combates del Iz PzArm.

En suma, ahora la PanzerWaffe no sólo iba a tener que luchar con los aliados, sino que además tendría que competir con los ejércitos privados de Himmler para obtener reemplazos y equipamiento. Como remate Hitler empezó a desconfiar abiertamente de los generales del Heer lo que le llevaría a tomar decisiones como la de subordinar a un general de la LW (Kesselring) a las unidades de tierra que defendían Italia e interferir de forma absurda en la cadena de mando para reducir todavía más la ya escasa independencia operativa del ejército, llegando a tomar decisiones inapelables incluso sobre despliegues de batallones y compañías.

Las consecuencias fueron trágicas para los soldados alemanes, y pronto iba a verse gracias a una de las intuiciones estratégicas del Führer: el mantenimiento de las posiciones de Cherkassy
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hoff
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Mensaje por hoff »

Uno se pregunta si Reinhard Gehlen, el comandante del Fremde Heeres Ost (la inteligencia militar alemana que se ocupaba de los ejércitos del este de Europa, sobre todo el Ejercito Rojo) estaba a sueldo de Stalin. Le pillaron demasiadas veces con los pantalones por las rodillas, habilidosas maskirovkas aparte.

Ojeando el hilo, he visto que reclamas algún mapa sobre Kharkov. He encontrado estos. Pido disculpas por la calidad de los escaneos; no creo que sean dificilmente inteligibles al estar en francés.

Primer asalto:
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Segundo asalto:
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No hay problema con el francés. Gracias, Hoff. ¿CUal es la fuente
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El segundo mapa no se carga bien ¿Puedes volver a subirlo, Hoff?
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Mensaje por Japa »

ANÁLISIS TÉCNICO

Y en lo que se refiere a las máquinas ¿Cuál fue el comportamiento de los diversos modelos empleados por los alemanes en los combates de julio a noviembre? Veamos primero cómo se comportaron las armas que entraron en servicio en Zitadelle.

Pz V Panther.


La cuchara de palo es indiscutiblemente para el modelo de la MAN. El estreno del tan esperado carro estrella fue un rotundo fracaso. De media, de los 200 ejemplares desplegados para la operación apenas un par de docenas estuvieron en condiciones de combatir cada día, y eso con esfuerzos sobrehumanos de sus mecánicos y tripulaciones. Algunos ejemplares quedaron destruidos antes de llegar a luchar por incendio del motor. Otros quedaron fuera de combate nada más iniciar la marcha de aproximación el día 5 de julio. La mayoría sufrieron constantes averías en el motor y la transmisión… para buscar un estreno menos auspicioso de un carro en la WWII tenemos que llegarnos al desastre de los Churchill en Dieppe, y al menos los antediluvianos carros ingleses no ardieron por sí solos.

En las escasas ocasiones en las que los Panther lograron estar presentes en combates su excelente armamento dio buenos resultados, pero en modo alguno compensó todos los problemas que supuso el uso de la 10ª PzBr.

A los problemas mecánicos (gravísimos) había que añadir la bisoñez de los usuarios. Como ya dijimos la 10ª PzBr era una unidad de nueva creación y sus integrantes eran unos novatos en todo lo referido a las tácticas panzer. Además apenas tuvieron cuatro semanas para familiarizarse con sus carros a medida que fueron llegando a la unidad, con lo que incrementaron el volumen de las averías por un uso inadecuado de los carros, sobrecargando la transmisión, forzando los motores y metiéndose por terrenos completamente inadecuados. En los primeros días su torpeza táctica resulto sumamente perjudicial ya que estorbaron los movimientos tanto de la infantería como de las unidades veteranas de carros, ocasionando adicionalmente embotellamientos en las líneas de avance.

La falta de un vehículo especializado de recuperación era un enorme fallo en la planificación de la PzBr. Los Panther pesaban casi el doble que los Pz IV y eso en las penosas condiciones del terreno suponía una pesadilla (recordemos que además de los profundos campos minados, las fuerzas de la GrossDeutschland – a la que estaba adscrita la 10ª PzBr – se vieron obstaculizados por los grandes barrizales ocasionados por la lluvia)

Dado que uno de los principales del retraso de Zitadelle obedecía a la insistencia de Hitler en desplegar los Panther, y puesto que no sólo no fueron útiles, sino que se convirtieron en un constante dolor de cabeza, se puede decir sin exagerar demasiado que parte del fracaso de la ofensiva alemana en el sur se debe al empleo del Pz V.

Hay que decir que tras la cancelación de Zitadelle todavía siguieron recibiéndose más Panther Ausf. D, pese a que había quedado sobradamente claro que ese modelo era un fiasco. En agosto se incorporaron otros 115 ejemplares para cubrir las pérdidas de la PzBr. Por supuesto la lucha defensiva que vino a continuación no hizo demasiado por facilitarle la vida a los sufridos usuarios de los Panther, y cuando el frente se estabilizó finalmente en noviembre apenas quedaban unos 40 ejemplares de los más de 300 que se habían empleado en las operaciones.

Contra toda lógica la producción del Ausf. D no cesó hasta septiembre y se produjeron en total unos 850 ejemplares de ese modelo. Los que no se perdieron en las luchas en el Este fueron modificados de cara a corregir en lo posible los defectos mecánicos, y siguieron en servicio a lo largo del 44 para desesperación de sus tripulaciones. Milagrosamente en 1945 todavía seguían en servicio un par de docenas de ejemplares.

Si el Panther tenía que seguir en producción era necesario hacerle una reforma bastante amplia. Sin embargo ese no iba a ser el caso al menos de momento, ya que la siguiente versión que entraría en servicio, el Ausf. A, era en esencia un chasis Ausf. D con algunos ajustes muy necesarios y una torre modificada. Eso mejoraba las prestaciones de mando y armamento, y solventaba algunos de los problemas mecánicos, pero la mayoría seguían ahí. La versión definitiva, realmente operativa, no llegaría hasta 1944.
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Pz VI Tiger I

Aunque los Tiger ya habían combatido en otros frentes, Zitadelle fue la primera operación en la que se usaron estos carros a gran escala: unos 140 ejemplares entre los sPzAbt 503 y 505 y las compañías de carros pesados de las PzGrDiv GrossDeutschland, Leibstandarte, Das Reich y Totenkopf.

El Pz VI fue objeto de una intensa campaña entre las tropas, ofreciendo la imagen de un arma invulnerable y todopoderosa. Eso llevó a generar expectativas exageradas y provocó la tendencia a usarlos para casi todo, justo lo que Guderian había desaconsejado.

El uso de los batallones de carros pesados, tal y como se había establecido en los meses precedentes, fue completamente ignorado. En el norte Model sólo usó el 505 sPzAbt de forma concentrada el primer día de la ofensiva, lo que como hemos visto generó una inesperada oportunidad de ruptura en Butyrky que fue desperdiciada por la falta de una reserva acorazada cercana. A partir de ahí los Tiger apoyaron los ataques contra Olkhovatka y a partir del día 9 pasaron a formar la reserva acorazada, aunque siguieron apoyando los ataques, ahora contra Toploye.

El uso de los Tiger contra fuertes posiciones defensivas con gran apoyo artillero fue contraproducente, porque aunque ellos conseguían avanzar, la infantería de apoyo y los otros carros no lograban seguirles: eso los dejaba expuestos a toda la fuerza de la artillería a quemarropa y a los campos de minas, con lo que se producían bajas operativas continuas por daños de todo tipo, principalmente en las cadenas y en la torre. Además combustible y munición se malgastaron inútilmente.

A partir de que la ofensiva del IX Ejército se atascara el 505 pasó a usarse como apagafuegos, frenando los avances acorazados soviéticos. El duro desgaste al que fue sometidos casi diariamente desde el 5 de julio hizo muy difícil mantener muchos carros operativos diariamente, y era raro el día en que podían usarse más de seis u ocho. Sin embargo las unidades de recuperación lograron una y otra vez retirar los carros inmovilizados antes de que fueran capturados o destruidos por el enemigo y sólo cinco carros fueron bajas definitivas.

En el sur el 503 fue usado de forma aún más desperdigada ya que Kempf repartió sus compañías en las divisiones acorazadas y fueron usados como ariete de forma continuada. Dado que el Destacamento Kempf estuvo siempre avanzando fue posible recuperar y reparar los Tiger dañados, pero la dureza de la defensa y del terreno hizo que las compañías quedaran a veces completamente fuera de servicio antes de llegar a la tarde. Las compañías asignadas a las PzGrDiv fueron usadas de forma dispar. La de la GrossDeutschland fue la más castigada ya que era la única unidad de carros pesados a disposición del XLVIII PzKorp, pero las tres del II SS PzKorp mantuvieron una tasa operativa bastante alta gracias a que su avance fue más equilibrado y raramente tuvieron que combatir en solitario, sin apoyo de los panzergrenadier. En Prohkorovka los 9 Tiger operativos de Leibstandarte fueron vitales a la hora de batir los contraataques soviéticos.

Durante las luchas desesperadas de la retirada hacia el Dnieper entraron en acción nuevas unidades pesadas, los sPzAbt 506 y 509. Al igual que el 505 del IX Ejército se les empleó como unidades de bomberos, mandándolos a todas partes donde hubiera amenazas y llevando a hombres y a máquinas al agotamiento. El 506 quedó fuera de servicio en apenas una semana de combate, ya que los continuos desplazamientos y la falta de un adecuado mantenimiento dejó la mayoría de los carros fuera de combate.

La situación de hundimiento y desmoralización hizo que muchas veces los carros no contaran con el apoyo de la infantería,: al aparecer los Tiger las tropas de infantería en vez de desplegarse para cubrir su avance (como hacían los panzergrenadier), se resguardaban retrocediendo tras ellos. SIn una adecuada cobertura los carros sufrían continuos ataques por parte de la infantería y CC soviéticos, y aunque los daños generalmente no eran grandes (como hemos visto muy pocos ejemplares se perdieron en combate) reducían su capacidad de lucha.

Los carros recibían docenas, centenares de impactos de armas de todos los calibres. Eso dañaba las miras, la cúpula, los escapes, las cadenas… Por cierto que en algunos informes (que resultarían ser infundados) se afirmaba que los fusileros soviéticos adherían cargas magnéticas a los costados de los carros produciendo graves daños en las cadenas y ruedas. Esto llevaría a tomar una curiosa medida a partir del verano del 43.

Pese a todo las unidades de carros pesados lograron frenar los avances acorazados enemigos ahí donde pudieron desplegarse, pero eran como piedras en medio de la marea ya que el empuje soviético era demasiado veloz y variable como para que pudiera ser cortado con ataques puntuales. Cuando las tropas alemanas se retiraron más allá del Dnieper los batallones pesados estaban reducidos al mero esqueleto por la acción continuada.

Los Tiger en sí cubrieron todas las expectativas en cuanto a su eficacia en combate y pese al uso inadecuado y abusivo obtuvieron una alta tasa de victorias en todo momento: lo que se pretendía que fuera un arma de transición a la espera de un carro pesado definitivo se convirtió por derecho propio en el arma más poderosa del ejército alemán.

Sin embargo las operaciones del verano también dejaron en evidencia el grave problema de sus altas necesidades de mantenimiento y, sobre todo, el escollo que suponía la falta de un vehículo de recuperación. Algunos carros sólo pudieron rescatarse gracias al valor de sus dotaciones y panzergrenadier de apoyo que permanecieron protegiendo las máquinas averiadas hasta que se reunían suficientes semiorugas para remolcarlos, y en demasiadas ocasiones fueron otros Tiger los que remolcaron a sus compañeros averiados, pese al riesgo que eso suponía. En cuanto al mantenimiento de los carros pesados en funcionamiento en las duras condiciones de las retiradas sólo fue sido posible gracias a los sobrehumanos esfuerzos de sus mecánicos.

Por otra parte la inconfundible silueta del Pz VI se convirtió en un revulsivo para la moral de las tropas, que se sentían aliviados en cuanto veían a los grandes carros pesados aparecer en escena. Sin embargo los soviéticos también habían aprendido a reconocerlos lo que traía aparejado que su presencia se viera recibida por un diluvio de fuego. Además su llegada ya indicaba al enemigo donde se estaban concentrando las fuerzas alemanas para un ataque o contraataque ya que eran demasiado escasos como para usarlos en operaciones distractorias.

En resumen, el Tiger demostró su valía en combate más allá de toda duda. Sus problemas de mantenimiento eran graves, desde luego, y su costo hacía inviable pensar en grandes cantidades de carros pesados, pero en conjunto dieron un resultado más que bueno. No era en modo alguno un gigante con los pies de barro, como ha sido retratado durante décadas, aunque sí era un gigante que debía ser prudente.
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Mensaje por hoff »

Japa escribió:No hay problema con el francés. Gracias, Hoff. ¿CUal es la fuente
La fuente es un articulito de Fréderic Guelton titulado Kharkov 1943 Une ville trop loin (Kharkov 1943, una ciudad demasiado lejana) que sirve de acompañamiento al juego Kharkov 1943, juego central del número 25 de la revista Vae Victis (marzo-abil 1999). Si te parecen buenos, tengo unos de Korsun y Konrad... :lol:
Japa escribió:El segundo mapa no se carga bien ¿Puedes volver a subirlo, Hoff?
Oido barra. Si hay algún otro problema, lo envío por privi o ¡Vive Dios! dame la dirección y te lo mando por paquetería urgente.

http://i6.photobucket.com/albums/y225/v ... emanes.jpg

Prueba con este link del photobucket... parece que la rana amarilla maldita ha desertado :evil:
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Mensaje por Japa »

Ya he podido bajarme el mapa de kharkov. Gracias de nuevo, Hoff.

Korsun afortunadamente lo tengo bien documentado, con informes soviétics además del texto de Manstein y el excelente artículo de "ningún stalingrado…"

La verdad, me sorprende que Osprey no le haya dedicado ningún libro a esos combates, o a las ofensivas soviéticas que siguieron a Zitadelle.
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Mensaje por Japa »

Panzerjäger Ferdinand y Nashorn

Los cazacarros armados con el Pak 43 se usaron por primera vez en los combates de Kursk. Entre los dos modelos se usaron cerca de 300 ejemplares, y durante los combates de Zitadelle se cobraron un altísimo peaje entre los carros soviéticos. Sin embargo el empleo de estos vehículos difirió mucho de un modelo al otro.

De acuerdo a los textos clásicos, el gran error de Porsche al no dotar a los Ferdinand de una ametralladora para defensa cercana condenó a estos gigantes que fracasaron torpemente en Kursk y fueron destruidos por los soldados soviéticos en combate cuerpo a cuerpo.

Por supuesto una ametralladora le hubiera venido bien al Ferdinand, y es posible que, como se dice, hubiera casos en los que los tripulantes se defendieron a la desesperada disparando sus armas automáticas a través del cañón (un sistema que no debía funcionar muy allá, no nos engañemos, así que solo digo posible). Pero ese no fue el problema de los enormes cazacarros del doctor Porsche. Una ametralladora coaxial hubiera permitido a los Ferdinand enfrentarse a los soldados frente a ellos, pero hubiera sido inútil para rechazar los ataques por detrás y los flancos al no poder girar la torre, y una ametralladora de manejo externo (las de manejo remoto no empezaron a usarse hasta el año siguiente) sólo hubiera significado la muerte segura del tripulante que se asomara a usarla, así que el fallo del diseño no fue tan grave.

El problema real fue el uso que se les dio. Los Ferdinand eran magníficas armas de apoyo, pero fueron empleados como arietes al comienzo de la ofensiva de Model. Se usaron de forma similar a los Tiger, pese a que su casamata fija limitaba mucho su capacidad para luchar de forma ofensiva; recordemos que pese a su sonoro nombre los cazacarros, como los cañones de asalto, eran armas de apoyo que en un ataque acorazado iban situándose en posiciones sucesivas de cobertura, no atacando a pecho descubierto. Por supuesto los SdKfz 184 fueron una sorpresa para los soldados soviéticos, pero estos lucharon de la forma en que se les había instruido a hacerlo contra los Tiger, combatiendo ferozmente contra la infantería acompañante de los vehículos para separarles de ellos y, posteriormente, aislarlos para destruirlos en combate cercano. Igualmente la artillería se empleó contra ellos de la manera acordada para los carros pesados, concentrando su fuego en el tren de rodaje e inmovilizándolos. Por otra parte muchos de los cazacarros sufrieron graves averías mecánicas antes de y durante los combates, e incluso alguno quedó fuera de combate por incendio de la planta motriz.

¿Cómo se enfrentaba la infantería a los Ferdinand? Aprovechándose de su lentitud: este enorme vehículo se desplazaba en todo terreno a unos 8-9 km por hora, y eso forzando el motor, lo que en una máquina con una mecánica tan compleja (recordemos el sistema de doble motor, uno para cada cadena) podía traer nefastas consecuencias; los cazacarros no avanzaban mucho más rápido que un soldado a buen paso, y una vez separados de su apoyo los cazacarros eran atacados por los fusileros: estos trataban de cegar el vehículo disparando contra los mirillas y procuraban acercarse por detrás para batirlo de cerca. La ventana trasera de expulsión de vainas demostró ser un punto muy vulnerable. Igualmente era posible acercárseles para lanzar minas directamente a las cadenas y cócteles molotov a las rejillas de los motores (que al ser dos motores laterales, se abrían justo a los lados de la barcaza). Una táctica arriesgada pero letal era subirse a la barcaza en marcha y aplicar sobre las rejillas la boca de un lanzallamas: la tripulación moría casi instantáneamente. Algunos Ferdinand atacados de esta manera reventaron literalmente al explotar la munición y el techo saltó por los aires como si fuera la tapa de una olla a presión.
Sin embargo en su papel de armas de apoyo de gran alcance los cazacarros de la Porsche fueron muy valiosos gracias al alcance del cañón Pak 43 y a su tremendo blindaje, digno de un crucero de batalla. Los Ferdinand podían entablar combate a casi cualquier distancia con los T-34 y KV (que ni a quemarropa podían penetrar su blindaje frontal) y lograron destruir a más de 600 carros enemigos entre julio y octubre.

Al igual que los Tiger su mantenimiento era muy exigente. De hecho era mucho más exigente ya que se trataba de un vehículo mucho más complejo y su retirada una vez averiado era aún más difícil dado su enorme peso en orden de combate. Entre los que se perdieron en la lucha y los que tuvieron que ser destruidos por sus dotaciones por no poder retirarlos, se perdieron en los combates de Kursk y Orel 40 de los 90 empleados. Dadas las bajas que infligieron a las fuerzas acorazadas enemigas, no puede decirse que se tratara de un arma fracasada: hablamos de un baremo de 12 a 1, e incluso contando con que se recuperaran la mitad de los carros dañados (y es mucho suponer, dado el devastador poder del Pak 43), sigue dando un buen resultado de 6 a 1.

A la hora de valorar la actuación de los Ferdinand debe tenerse en cuenta, finalmente, que no se trató de un proyecto armamentístico en sí, sino de un vehículo diseñado para aprovechar unas barcazas ya construidas que de otro modo hubieran sido inútiles, así que más que como una inversión se les debe considerar como una amortización. Como tal, fueron sobradamente eficaces.

El resto de los Ferdinand fueron retirados del frente en noviembre y enviados a las factorías para reparaciones y algunas mejoras. Volveremos a encontrarlos más adelante en la campaña italiana y en Ucrania.

Por su parte los cazacarros pesados Nashorn fueron usados con gran eficacia durante los combates del Destacamento Kempf. La casamata abierta impedía un uso demasiado audaz de estos vehículos, ya que la dotación del arma quedaba demasiado expuesta al fuego de la infantería y a la metralla, y su gran silueta dificultaba la ocultación (aunque favorecía el tiro al dar un afuste muy alto al 88 mm. Debido a ello estos cazacarros se usaron sobre todo en fuego a distancia, avanzando por detrás de la línea principal de combate. En cambio no podían emplearse como apoyo directo a las penetraciones acorazadas de la forma en que sí lo hacían (y con gran eficacia) los StuG. Pese a su clasificación como Panzerjäger, el Nashorn no era tal, sino que era más bien una pieza de apoyo autopropulsada.

Los Nashorn no presentaron problemas mecánicos, ya que el chasis mixto era fiable y no requería el mantenimiento exhaustivo de los Pz VI o los Ferdinand. Además al no entrar en combate en primera línea se perdieron muy pocos vehículos, y la recuperación de los averiados era factible con los remolques en uso en el Heer o empleando un Pz III o un IV. Logísticamente este cazacarros fue un vehículo muy poco problemático, y dado su coste (mucho más reducido que el de los cazacarros de la Porsche) resultó un proyecto muy rentable.

En combate dieron un gran resultado. El destacamento Kempf pudo hacer frente a las formaciones acorazadas soviéticas con una eficacia devastadora pese a estar muy mal dotado de unidades panzer. Los Nashorn, producidos en grandes cantidades, hubieran sido un arma muy valiosa en los combates defensivos que vendrían tras 1943.

Sin embargo el Nashorn y su casi gemelo el Hummel estaban basados en el chasis híbrido Pz III/IV y la producción de esta barcaza era bastante reducida. Para incrementar su fabricación hubiera sido necesario adaptar alguna de las plantas que manufacturaban barcazas para el Pz IV, pero éste no se discontinuó y siguió en producción hasta el final. Por su parte las las cadenas de montaje del Pz III (retirado de forma definitiva como carro de combate en el verano del 43) se adaptaron para la construcción de los StuG (mucho más necesarios que los Hummel y Nashorns). No había, pues, demasiadas posibilidades de construirlo de forma masiva. Hacia finales del 43 habían entrado en servicio unos 340 ejemplares, y la producción fue poco a poco reduciéndose.

De todas formas este ATP, pese a ser un arma CC de enorme eficacia, no cubría la necesidad que se había planteado de disponer de un verdadero cazacarros equipado con el 88 mm L/71, y puesto que el Ferdinand no iba a producirse más allá de las 90 barcazas del Tiger (P), WaPrüff ordenó ya en 1942 el desarrollo un nuevo cazacarros en base al chasis del Panther que debía reemplazar al ambos vehículos en el otoño del 43. Dado que este nuevo Panzerjäger se retrasó bastante los Nashorn y Ferdinand siguieron en activo hasta el final de la guerra.
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Mensaje por Japa »

Cañones de asalto

Puede que los Tiger fueran la estrella mediática de 1943, pero los viejos y ubicuos StuG fueron el vehículo acorazado más eficaz de todos. Se emplearon en sus papeles clásicos de apoyo a la infantería y los panzergrenadier, como apoyo de flanco en las penetraciones acorazadas, reemplazando en algunas ocasiones a los propios panzer en los ataques y por supuesto en cometidos ofensivos en todos los combates de Orel y de la retirada al Dnieper.

En Kursk se desplegaron 11 batallones de sturmartillerie dotados con StuG III (el 216 estaba equipado con Brummbär) que junto a los desplegados en las unidades divisionarias sumaban cerca de 500 ejemplares. Además entre las fuerzas del II PzArm en Orel había otros tres batallones más.

Los StuG actuaron por todo el frente, probaron su eficacia en las penetraciones, se demostraron como eficacísimas armas CC y fueron vitales a la hora de cubrir las retiradas. Su porcentaje de bajas fue bastante reducido por comparación con otros tipos de vehículos acorazados, ya que su dura piel les protegía bien del fuego enemigo, su mecánica era muy segura y fácil de mantener y su reducido tamaño facilitaba no sólo su desplazamiento sino su retirada en caso de avería, luego la operatividad de las unidades era altísima.

El uso de protecciones laterales (las schürzen) fue muy positivo ya que los flancos del StuG eran su mayor debilidad y gracias a las placas extra quedaban bien protegidos contra armas CC ligeras y fuego de artillería de campaña. No obstante eran bastante engorrosas en terrenos difíciles porque tendían a engancharse en arbustos y alambradas, y podían soltarse con cierta facilidad.

El otro defecto que se pudo apreciar en la protección de los StuG era la cúpula del comandante, que necesitaba estar más blindada. Igualmente se estimó que sería buena idea cambiar el mantelete cuadrado por uno redondeado que deflectara mejor los impactos. EN cuanto al armamento, se planteo el diseño de una ametralladora externa que pudiera manejarse desde el interior, de forma remota. Todos estos problemas eran menores y podían corregirse sin dificultad.

Incluso con esos pequeños defectos el StuG había demostrado ser el arma más rentable de los alemanes y Speer lo vio así. Ahora que la producción de Pz III había cesado ordenó duplicar la producción de cañones de asalto ya que estaba muy claro que iba a haber mucha demanda en adelante. Igualmente se iniciaron los planes para buscar un vehículo que pudiera reemplazarle a medio plazo.

No hay datos exactos respecto a la eficacia en cifras de los StuG en combate CC, pero una estimación razonable da una media de seis a siete bajas soviéticas por cada baja alemana en 1943. Por supuesto el cañón de 75 L/48 no era tan demoledor como el 88 del Tiger o el 75 largo del Panther, y muchas de esas bajas enemigas serían carros dañados pero no destruidos; aún así no deja de ser un baremo muy aceptable para un vehículo que costaba casi la cuarta parte que un Tiger y cuyo mantenimiento y consumo eran mucho menos onerosos. Los soviéticos le tenían mucho respeto, y de acuerdo a documentos capturados por los alemanes, los carristas del ER tenían prohibido enfrentarse a los StuG durante los avances alemanes, dejando que fuera la artillería CC y la infantería quienes lidiaran con ellos.

Por su parte los cañones de asalto pesados Brummbär fueron empleados durante los combates del IX Ejército y dieron un buen resultado como apoyo directo para batir objetivos protegidos, pero se mostraron muy vulnerables frente a la artillería soviética y la infantería.

La mecánica del chasis Pz IV no dio demasiados problemas, aunque la estrechez de las cadenas produjo algunas dificultades de desplazamiento. En realidad el mayor problema era el manejo en combate, ya que el gran tamaño y peso del arma y el volumen de la munición dificultaban la tarea de la dotación. No sólo era difícil cargar los pesados proyectiles en el pequeño espacio de la cámara de combate, sino que el fuerte retroceso del arma podía producir sacudidas muy duras al chasis y tras un cierto periodo de uso la suspensión quedaba muy dañada. Se pensó aumentar la dotación hasta cinco miembros (eran cuatro originalmente) pero si bien eso facilitaba tareas como el manejo de los proyectiles, aumentaba el déficit de espacio disponible. Igualmente se planteó la necesidad de mejorar el chasis y aligerar el arma a fin de que la suspensión aceptara bien el esfuerzo del disparo.

Durante los combates defensivos a partir del 14 de julio estos vehículos ufrieron fuertes pérdidas ya que los batallones de sturmartillerie fueron usados como reserva móvil por todo el frente y los Brummbär se vieron comprometidos en un tipo de lucha muy diferente a aquella para la que fueron diseñados; además su gran silueta les hacía mucho más vulnerables que sus pequeños compañeros, los StuG, y hacia el final de la campaña del 43 casi todos los ejemplares que se habían puesto en servicio para Zitadelle estaban destruidos o gravemente averiados.

Siendo un arma muy especializada en funciones ofensivas no es raro que la producción posterior al 43 fuera bastante reducida. En realidad hubiera sido mucho más lógico cortarla de raíz, ya que un vehículo diseñado para la destrucción de posiciones enemigas no tenía demasiado sentido en los combates defensivos que lucharía Alemania desde entonces, sin embargo la lógica, como bien sabemos, no estaba entre los fuertes de las altas esferas alemanas, y unos 240 ejemplares más fueron construidos hasta el final de la guerra.
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Mensaje por Japa »

Pz III y IV

Pese a los añadidos del cañón L/60 de 50 mm y el blindaje adicional los Pz III no eran rivales adecuados para los carros soviéticos. En situaciones de ofensiva todavía cumplían bien papeles de tipo secundario, ya que su movilidad era excelente, y su presencia facilitaba los envolvimientos, pero a la hora de enfrentarse a contraataques acorazados su capacidad de combate era baja porque el cañón L/60, incluso con granadas con núcleo de tungsteno, requería unas distancias de combate con respecto a un T-34/76 inferiores a los 500 m, y con granadas normales sólo podía penetrar los laterales del carro soviético a quemarropa. Todavía cumplieron bien en cometidos auxiliares como mando y comunicaciones, y al menos el sPzAbt 505 los empleó de un curioso modo, como vehículos de transporte de repuestos y material de ingenieros, retirándoles la torre y adaptándoles plataformas de carga de madera. Los Flammpanzer III fueron útiles a la hora de asaltar posiciones enemigas, pero el blindaje del Pz III era demasiado delgado para las duras condiciones en que se desenvolvió Zitadelle: la concentración de cañones CC era inimaginable y hasta los calibres menores podían ser letales para ellos. Su retirada del servicio como carros de combate era inevitable y en realidad se había pospuesto demasiado.

En cuanto al IV, probó ser un rival más que adecuado para los T-34/76 y su fiabilidad mecánica fue una baza muy valiosa. En Prokhorovka fueron la principal dotación de las unidades de Hausser ya que aparte de los escasos Tiger (a lo sumo una docena en el combate principal y puede que dos docenas en el conjunto de la batalla) fue el Pz IV el que llevó casi todo el peso de la lucha. A lo largo de los siguientes meses el Heer se esforzó por reemplazar todos los Pz III de las PzDiv por Pz IV.

Aunque ya no se trató de mejorar más sus prestaciones, no era imposible: una propuesta conocida como Ausf. K planteaba modificar el frontal escalonado cambiándolo por uno inclinado de modo que los 80 mm de blindaje del Ausf G resultaran mucho más eficientes. Eso además aligeraba ligeramente el carro ya que esa plancha inclinada implicaba menor superficie real que el escalonamiento lo que hubiera reducido el problema del exceso de peso sobre la parte delantera de la suspensión que era la causa de que no se pudiera instalar un cañón más largo en la torre del IV. También era factible una cierta mejora en la propia suspensión. Es dudoso que con estos cambios se hubiera podido instalar el 75 mm L/70 del Panther, pero sí un cañón algo menor, tal vez L/55, que hubiera dado una mayor pegada al Ausf. K. El rediseño del arma no exigía grandes trabajos, aunque hubiera sido preciso reducir algo la carga demunición en el carro.

¿Porqué no se llevó a cabo esa conversión, que no hubiera requerido un gran esfuerzo técnico y hubiera permitido contar con una buena producción de Ausf. K a finales de 1943? Porque en principio el Panther, que iba a sustituir en las previsiones de WaPrüff 6 al Pz IV, no iba a costar mucho más caro (unos 130000 RM con armamento, frente a unos 115000 del Pz IV Ausf G) y como ya dijimos la industria había dado unas previsiones de producción suficientes para reemplazar en unos meses a todos los Pz IV, así que ¿para qué mantener en producción un modelo viejo que estaba al borde de sus posibilidades?

Se previó que a más tardar el Pz IV se retiraría de la producción en 1944. Teniendo en cuenta que el chasis de ese carro estaba siendo usado para muchos tipos de vehículo, Guderian pidió un reemplazo al que denominó Mehrzweckpanzer o carro multipropósito, que debía ser la base para toda una familia de armas, carro de observación artillera, de exploración, antiaéreo, cazacarros…; todo el proyecto fue abandonado en 1944 cuando quedó claro que el Panther no iba a producirse en las cantidades esperadas y que el Pz IV iba a seguir en servicio al menos un año más.

A los problemas añadidos de la escasez de producción del Panther se sumaban los del costo en logística: no sólo por el mantenimiento de un vehículo muy sofisticado sino por el mayor gasto de combustible, los problemas del transporte ferroviario, las limitaciones del desplazamiento… después de todo el Pz V era el doble de pesado que el Pz IV, medía medio metro más de ancho y casi 40 cm más de altura. A lo largo del 44 los mandos del Heer en los frentes pidieron reiteradamente el diseño de un verdadero carro medio del orden de las 25-30 tn, algo que fuera similar operativamente a los Sherman o a los T-34. Pese al apoyo de Speer a esa propuesta Hitler se opuso radicalmente: en su obsesión por las armas milagrosas ya sólo quedaba espacio para carros cada vez mayores, como veremos en el siguiente apartado técnico, dedicado a los diseños desarrollados a lo largo del 43.

Así que el Pz IV iba a seguir en servicio hasta el final, no tanto por su aptitud (aunque a finales de la guerra todavía era un duro adversario) sino porque en realidad nadie se había molestado en diseñar un verdadero sucesor.

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Mensaje por Japa »

Vamos con la bibliografía consultada en este apartado.
Sobre la reconstrucción de la fuerza acorazada germana en 1943:

• "Recuerdos de un soldado" de H. Guderian (Ed. Inédita)
• "Memorias" de A. Speer (Círculo)
• "Images of Kursk" de Nick Cornish (Brassey's Inc)

Sobre la propia batalla de Kursk, su preparación y desarrollo, y los combates posteriores:

• "Kursk, the German View", informe operativo de los mandos alemanes recopilado por
S. H. Newton (Da Capo Press)
• "Victorias frustradas" de Manstein (Inédita)
•"Soviet Defensive Tactics at Kursk, July 1943" de D. Glantz (GSCS, disponible en http://cgsc.cdmhost.com/cgi-bin/showfil ... me=350.url )
• " Roots of Soviet Victory" de James R. Howard, (GSCS, disponible en http://cgsc.cdmhost.com/cgi-bin/showfil ... 22kursk%22 )
• "El deber de un soldado" de K. R. Rokosovsky (Inédita)
• "Diarios" de G. Zukhov (actualemtne no está disponible en castellano, pero se espera una próxima edición)
•"Kursk 1943, The tide turns in the East" de H. Mark (Osprey Campaign, pronto en castellano)

También ha sido de gran importancia la documentación disponible en la red en http://rkkaww2.armchairgeneral.com y en http://www.battlefield.ru/

Aparte de los textos citados, está disponible en castellano el libro "Kursk" de A. Lozano (Malabar) pero honradamente no puedo recomendar su lectura: errores, excesiva credulidad, un desarrollo confuso… una lástima porque es de las pocas obras que tratan de dar una visión de conjunto de las operaciones de 1943.
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Mensaje por Tirador »

Magnifico el relato de Zitadelle y las consecuencias de la misma.
Estoy disfrutando como un enano leyendo, y desmontando todas las creencias que tenia sobre la batalla y la derrota (¿o no fue tal?) alemana.
"Wellington esta acabado, Sire. Muy mal se nos tiene que dar".

Dicho por un ayudante de campo desconocido a Napoleón la mañana del 18 de junio de 1.815...

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Mensaje por Japa »

victoria táctica, derrota estratégica.
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Mensaje por Trancos-Alatriste »

Japa escribió:victoria táctica, derrota estratégica.
Victoria táctica pírrica, pero que muy pírrica.

Estocada: Yo diría más bien tablas.
"Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo." Plutarco.
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Mensaje por Japa »

No, no creo que pueda considerarse tablas: si un bando no alcanza sus objetivos, y el otro sí los alcanza, hay un vencedor. Y en Kursk el ER consiguió sus objetivos. No de la forma gloriosa e inevitable que nos contaron (porque el resultado no estaba garantizado), pero los consiguió.
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Mensaje por Trancos-Alatriste »

Japa escribió:No, no creo que pueda considerarse tablas: si un bando no alcanza sus objetivos, y el otro sí los alcanza, hay un vencedor. Y en Kursk el ER consiguió sus objetivos. No de la forma gloriosa e inevitable que nos contaron (porque el resultado no estaba garantizado), pero los consiguió.
Yo decía tablas desde el punto de vista táctico. Tú mismo dijiste que en ese aspecto casi se podría considerar vencedores a los alemanes.

Estocada: Tuvieron menos bajas que el ER en número, pero más bajas en porcentajes.
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Mensaje por Japa »

Exacto: victoria táctica en el sur, parálisis en el norte. Desde ese punto de vista, tablas con ventaja alemana.

Los propios generales alemanes analizan el resultado de Ciudadela como una derrota por falta de objetivo estratégico real, no por derrotas en el campo de batalla
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Mensaje por Japa »

Y hablando de sucesores ¿En qué ocuparon su tiempo los proyectistas alemanes entre 1942 y 1943? ¿Que modelos de panzer debían entrar en servicio en 1944?

1943: LOS NUEVOS GATOS Y ALGUNOS EXTRAÑOS DISEÑOS



PEQUEÑOS FELINOS

Como ya apuntamos anteriormente la serie de los panzer con nombre felino no se agota con los Tiger I y Panther. Las previsiones de WaPrüff 6 incluían además el desarrollo de otros dos carros de combate diferentes, que cubrirían las misiones de exploración y avanzada. Estos dos diseños eran muy diferentes entre sí pero en lo que a misiones se refiere estaban parcialmente solapados. En puridad el desarrollo de ambos carros se llevó a cabo a lo largo del 42, pero su entrada en servicio no debía tener lugar hasta después del verano del 43, de ahí que no los hallamos tratado antes

PzKfw II Ausf. L Luchs

Este panzer era un desarrollo del viejo Pz II, en la idea de disponer de un pequeño carro ligero que pudiera realizar adecuadamente las misiones de exploración y contara con una protección y armamento suficientes como para enfrentarse a vehículos blindados. El Ausf. L (VK 1303) se basaba a su vez en un chasis experimental diseñado un año antes como Ausf. G de cara a dotar a los Pz II de una mayor movilidad y una suspensión capaz de aguantar un incremento del blindaje y el armamento. MAN desarrolló el chasis y contrató a Daimler la fabricación de la torre. Skoda presentó una propuesta alternativa (proyecto T-15) pero se desechó en favor del modelo de MAN.

El Luchs presentaba una linea sorprendente, ya que su aspecto hace pensar en una especie de mini Tiger, debido al uso de una suspensión FAMO y barcaza escalonada en el frontal. La torre disponía de un mantelete cilíndrico que en teoría debería haber aceptado armas hasta el calibre 50, pero en la práctica nunca pasó de recibir un cañón automático KWK 38 de 20 mm, capaz de una velocidad de tiro de hasta 450 disparos por minuto, lo que contra objetivos como infantería o vehículos poco blindados podía desde luego tener efectos devastadores, pero no servía contra objetivos más protegidos.

Imagen
Carro ligero Luchs

Se encargó una producción inicial de cerca de 800 ejemplares que debían servir tanto en los batallones de exploración de las PzDiv y PzGrDiv como en unidades independientes. Sin embargo la producción (iniciada en septiembre del 43) fue discontinuada en enero con apenas un centenar entregados. Hubo una propuesta de modificar la torre retirándole el techo a fin de adaptarla para el uso de un cañón de 50 mm L/60, pero no está claro si llegó a instalarse ese armamento (al menos no en el Luchs, como veremos enseguida).

En cualquier caso la utilidad de un vehículo de estas características en el escenario que iban a enfrentar las fuerzas alemanas hasta el final de la guerra era muy reducida: un vehículo cuya única ventaja era la rapidez no era de demasiado uso en situaciones defensivas, así que ya no hubo más desarrollos del Pz II.

Leopard

El Leopard fue consecuencia de una petición de WaPrüff 6 en 1942 para un carro rápido de reconocimiento de tipo medio. De todos los proyectos frustrados de carros alemanes este era quizás el más sensato y podría haber dado lugar a un carro capaz de reemplazar a los Pz III y IV. Se planificó el desarrollo de dos versiones de este carro, un modelo schwere, de unas 24-25 tn de peso y armado con un cañón de 75 mm KwK 41 (similar al de las últimas versiones del Pz IV) y un leichte de 18-20 tn, equipado con un KwK 39 de 50 mm L/60 (empleado hasta entonces por el Pz III). Los trabajos preliminares se desarrollaron en la primavera de 1942, en la idea de iniciar la producción en la primavera de 1943. SIn embargo al iniciarse el año el proyecto sufrió varios recortes

La versión schwere fue desechada a mediados del 42 ya que se consideró redundante con el Pz V (usaban el mismo chasis), quedando en marcha el desarrollo del leichte Leopard. El proyecto fue desarrollado por MIAG, que diseñó la barcaza, y Daimler, que al igual que en el caso del Luchs desarrolló la torre.

El proyecto fue designado como vehículo experimental VK 1602. La planta motriz prevista era un Maybach 157 con 550 HP de potencia (casi el doble que el motor del Pz IV) , lo que unido a una suspensión corta tipo FAMO y un buen ancho de cadenas (35 cm) daba unas prestaciones de movilidad muy, muy buenas. Así como el Luchs parece un pequeño Tiger, el Leopard tiene el aire de una versión reducida del Panther, y presentaba un frontal inclinado de 50 mm de grosor. El frontal de la torre tenía un grosor de 80 mm. Era un vehículo muy bien equilibrado, siendo su único defecto un armamento algo reducido para un carro de ese peso, ya que un Pz IV pesaba sólo cuatro tn más y llevaba un 75 mm. No obstante el diseño estaba pensado para funciones de reconocimiento, y se pensó que el KwK 39 bastaría para ese cometido. Se estimó una producción de 360 ejemplares en 1943, y otros 160 en el 44, pero ni siquiera llegó a completarse el prototipo.

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Como se ve en esta maqueta, el Leopard tenía un aire sorprendentemente moderno

Precisamente fue la debilidad del armamento el argumento empleado para rechazar definitivamente el proyecto en febrero del 43. Al parecer se consideró que el Panther cubriría sobradamente las necesidades de las unidades de reconocimiento. Dado que en esas fechas ya se empezaba a conocer la magnitud de los problemas mecánico del Ausf. D el argumento no parece consistente. Lo más probable que el Leopard fuera simplemente víctima de las preferencias de Hitler por los grandes carros pesados. De este modo se perdió la ocasión de poner en servicio un vehículo que tenía un buen potencial de mejora (su planta motriz era más que suficiente para aceptar un armamento mayor), resultaba mecánicamente sencillo y no tenía un precio muy elevado, sobre todo porque el armamento iba a sacarse de los Pz III a medida que se retiraran del servicio.

Sin embargo no todo el proyecto fue un desperdicio, ya que la torre diseñada para el Leopard fue finalmente derivada a otro proyecto, equipando a la última (y más célebre) versión de la familia de blindados alemanes de 8 ruedas, el SdKfz 234/2 Puma, lo que haría de este último gato (que queda fuera de nuestro estudio) el vehículo de exploración más potente de toda la contienda.

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SdKfz 234/2 Puma
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EL GRAN GATO: EL EXTRAÑO CASO DEL TIGER II

Puede que el título de este apartado resulte raro, pero tiene su explicación. Las circunstancias que condicionaron el desarrollo y puesta en producción del Tiger II están repletas de malentendidos, falsos mitos, chanchullos, y sinsentidos. Como ya adelantamos, en este proyecto se ve reflejada toda la idiosincrasia del diseño de carros en la Alemania de la segunda mitad de la guerra.

Recordaréis que el Tiger I era en sí una solución de compromiso, ya que Hitler había insistido en 1941 en que el nuevo carro pesado debía ir armado con una versión para carro del cañón Flak 41 de 88 mm L/71. Sin embargo la torre del Tiger fue armada finalmente con un cañón diseñado por Krupp, el KwK36 de 88 mm L/56.

WaPrüff 6 solicitó a Krupp que estudiara la posibilidad de instalar el L/71 en su torre, y Krupp respondió que no era posible. ¿Realmente no lo era? Es dudoso decirlo porque no hay ninguna prueba documental que demuestre que Krupp hiciera la prueba: directamente dieron una respuesta negativa. ¿Porqué? Porque previamente a la reunión con Hitler en mayo de 1941 Ferdinand Porsche ya había acordado con Krupp que pondría toda su influencia para asegurarse de que la torre elegida para el nuevo carro basado en su vehículo VK 4501 (P) sería la diseñada por Krupp, y el cañón elegido sería también el Krupp (el L/71 era una patente de la Rheinmetall). Ni Hitler ni WaPrüff 6 parecen haber estado informados de ese acuerdo. Krupp procedió a diseñar la torre de acuerdo a las características que le paso la Porsche. Para instalar sin dificultades el L/71 hubiera sido necesario que la torre fuera ligeramente más espaciosa, lo que no era en principio un problema ya que las especificaciones del proyecto implicaban claramente un anillo de la torre de 200 cm, pero el anillo de la torre Krupp era de 190 cm y las barcazas Porsche iban a tener ese diámetro de anillo, ergo no era posible instalar el nuevo cañón de la Rheinmetall.

Al parecer WaPrüff 6 llegó a la conclusión de que la Krupp había diseñado una torre con 10 cm menos de anillo para forzar la elección de su cañón, algo que desde luego no hablaba nada bien acerca de sus prácticas empresariales, pero el asunto es más complejo, y desde luego planteaba un problema para WaPrüff y para el ministro Todt: Hitler había especificado el arma y preguntaba continuamente por el tema, y el doctor Porsche había asegurado repetidas veces que no habría problema en instalar el L/71 en su carro, luego Krupp había cometido abiertamente un fraude.

Pues bien, la cosa se complica, ya que los documentos consultados por J. Jentz tras la guerra dan una nueva vuelta de tuerca a la historia: Krupp no había hecho nada inadecuado puesto que a ellos les habían llegado las especificaciones para la torre directamente de la Porsche, y esas especificaciones desde un principio indicaban un diámetro del anillo de 190 cm, pese a que el doctor Porsche había declarado una y otra vez que su carro llevaría un anillo de 200 cm. Es decir, el fraude partía directamente del querido doctor Ferdinand, que había obviado las especificaciones de su amado Führer y llevaba varios meses mintiendo abiertamente sobre su diseño, quizás en el convencimiento de que cuando Hitler viera las excelencias del Tiger (P) todo se solucionaría sin más.

Como ya sabemos las cosas no salieron del modo en que Ferdinand esperaba y su flamante Tiger (P) fracasó estrepitosamente en las pruebas comparadas con el Tiger (H) de Henschel. Por cuestiones de tiempo se decidió emplear directamente sin más cambios las cien torres Krupp con el L/56, pero en la idea de que más adelante se instalaría el nuevo L/71, en concreto a partir de ejemplar 101.

Sin embargo eso no iba a pasar. El cañón de la Rheinmetall estaría listo para producir a mediados del 42, pero Hitler se mostró dispuesto a aceptar un cañón diferente siempre y cuando la penetración fuera superior a la del L/56. Rheinmetall propuso entonces un arma de menor calibre para la torre que estaba diseñando, el KWK 42 de 75 mm L/70, que en pruebas fue capaz de atravesar 110 mm de blindaje a 1000 metros con munición estándar (PzGr 39/42) o 145 con una granada de núcleo de tungsteno (PzGr 40/42); el 88 mm L/56 de la Krupp penetraba en las mismas condiciones 100 mm o 130 mm, según la munición empleada. WaPrüff 6 dio su aprobación y se siguió adelante con el diseño de la torre, pero finalmente se optó por continuar con la producción de la torre original a fin de no provocar retrasos en la fabricación del Tiger. No deja de ser curioso que pudieran producirse retrasos por reemplazar una torre por otra ya terminada y probada, así que es posible que tras la decisión de continuar con la producción hubiera nuevas presiones por parte de Krupp.

Fuera cual fuera el caso, la torre de Rheinmetall acabó en el proyecto Panther y el Tiger mantuvo su 88 mm L/56, así que la exigencia de Hitler de un L/71 siguió sin cumplirse. En ese estado de las cosas tanto Henschel como Porsche recibieron de WaPrüff 6 la petición de desarrollo de un nuevo chasis de carro pesado capaz de usar una torre con el L/71. Esta petición, a mediados del 42, es en sí el comienzo del desarrollo del Tiger II. Hacia agosto (justo a la vez que los Tiger I iniciaban su carrera militar en el frente de Leningrado) ambas empresas iniciaron sus trabajos.
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(para ver algunos perfiles y algo más de información sobre el prototipo Tiger II de la Porsche, id a 5-vt4118.html?postdays=0&postorder=asc&&start=120

La propuesta de Porsche

Analizando el auge y caída del imperio de Napoleón III, y comparándolo con la historia de Napoleón Bonaparte, Marx dijo La historia se repite dos veces: la primera es una tragedia, y la segunda una comedia. Si hubiera asistido a la historia de los Tiger podría haber dicho algo parecido, porque por absurdo que parezca ambos carros pesados pasaron por circunstancias notablemente similares en su gestación.

Se pueden decir muchas cosas sobre el doctor Ferdinand Porsche, pero no que fuera un hombre poco perseverante, porque a la hora de afrontar el diseño de una barcaza para el Tiger II, sacó de su mesa de dibujo el vehículo experimental VK 45.02 (P), también conocido como Typ 180, que a instancias de WaPrüff 6 incorporaba la protección de planos inclinados que había demostrado su eficacia en el T-34 (recordemos que cuando se diseñaron los prototipos del Tiger I aún no se conocía nada sobre el carro soviético), y cuya propulsión se basaba en un sistema de dos motores gemelos Porsche Typ 101 de 10 cilindros, cada uno de los cuales accionaba un generador eléctrico, de modo que cada motor eléctrico moviera una de las cadenas del carro ¿Les resulta familiar? Es más, el tren de rodaje se basaba en tres pares de dos ruedas sin rodillos de retorno; una cosa está clara: el que dijo que el hombre tropieza dos veces con la misma piedra, conocía bien a Ferdinand Porsche. Hablando en plata, Porsche cogió su prototipo VK 45.01 (P) y le dio un lavado de cara con un blindaje inclinado, tras lo que le colocó la torre . En ese punto no fue capaz de decidirse por una opción intermedia y presentó dos alternativas: puna con la torre en posición completamente adelantada (exactamente como en el Tiger I (P), y la otra con la torre completamente retrasada, cambiando la distribución interna de la barcaza para que la planta motriz quedar por delante de la cámara de combate, es decir, como el cazacarros Ferdinand, pero con torre giratoria.

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Estas maquetas dan una buena idea de las dos propuestas de la Porsche


El chasis Porsche, con peso añadido para simular el de la torre, daba sobre el terreno una presión de 1,22 kg/cm2, lo que a todas luces era excesivo (recordemos que el Tiger I de la Henschel daba 0,74 kg) así que durante 1942 se estudiaron diversas opciones de mecanización del VK, y varias plantas motrices, siempre dentro de la idea de los pares gemelos de motores gasolina/eléctrico. Para entonces todo el programa había sido retrasado porque WaPrüff decidió dar al doctor un margen para solucionar los problemas de movilidad del prototipo.

El chasis definitivo (Typ 180/3) daba en octubre del 42 una presión de 1,12 kg/cm2: un gran logro tras casi un año de trabajo.

Pero la comedia no acaba ahí, porque el señor Porsche estaba tan seguro de que su diseño iba a ser el elegido en las pruebas que no sólo dio paso a la construcción de las primeras cinco barcazas, sino que le pasó a Krupp una orden de fabricación para las tres primeras torres de sus nuevos Tiger, seguida de otra orden de cincuenta unidades a entregar cuanto antes ¿A alguien le resulta familiar esa situación?.

Finalmente llegó el momento de decidir qué empresa iba finalmente a llevarse el gato al agua en el proyecto Tiger II, y por supuesto el doctor Ferdinand estaba seguro de que su influencia esta vez le permitiría salir victorioso.

Y de modo nada sorprendente (excepto para el buen doctor, que seguro que sí se sorprendió), WaPrüff 6 consideró que un carro pesado movido por un sistema motor demasiado complicado que daba una presión sobre el terreno de 1,12 kg era inviable, luego el ganador fue el prototipo de Henschel: enseguida se cursó la autorización para pasar a producción de modo que a mediados de 1943 estuvieran disponibles los primeros ejemplares.

Había en fabricación en ese momento tres ejemplares de prueba del Tiger (P). Uno fue completado y usado como vehículo de pruebas. De los otros dos chasis no se sabe nada.

¿Qué pasó con la influencia del señor Ferdinand? Que ya no existía. Tanto WaPruff 6 como Hitler estaban ya bastante hartos de las genialidades de un hombre que recibía un encargo urgente y sencillo y presentaba con retraso proyectos tecnológicamente inviables y económicamente ruinosos. Unos meses después el doctor fue cesado en su cargo de presidente de la comisión panzer de la industria y reemplazado por el director de la Henschel. No obstante nuestro amigo no había dicho aún su última palabra en lo que a nuevos panzer se refiere, porque aún tenía en la recámara otro encargo con el que estaba seguro que lograría convertirse en el mejor diseñador de carros de todos los tiempos. Pero eso lo veremos más adelante.

¿Y las torres de la Krupp? Algo habría que hacer con ellas, porque ya se había preparado plancha blindada como para medio centenar y había dos docenas en proceso de manufactura, así que se decidió instalarlas en el chasis Henschel mientras se decidía sobre el diseño de una más adecuada.

Y así, como vemos, la historia del Tigre I se repitió con su hermano mayor, casi punto por punto.
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El Tiger II de Henschel

A primeros de 1943 Henschel estaba ya al cargo del diseño del Tiger II, en base a su proyecto VK45.03 Tiger H3, una barcaza mejorada basada inicialmente en la mecánica del Tiger I pero con capacidad de anillo y suspensión suficientes para la futura torre con cañón L/71. El uso de blindaje inclinado permitió mejorar la protección sin un incremento notable del peso. Este vehículo experimental era una revisión del proyecto VK 45.01 H2 de Henschel de mediados de 41. EN principio debería haber seguido en la producción a las primeras series del Tiger I para el uso del cañón largo de 88 mm, que como vimos no llegó a usarse en su momento por una serie de jugadas empresariales.

Pero a finales del 42 la Krupp ya no tenía ningún reparo a ese tipo de arma porque para entonces tenía su propio 88 mm L/71, el KwK 43, diferente del L/71 Flak 41 de la Rheinmetall pero que podía usar la misma munición y tenía unas características de alcance y penetración similares. Dado que ese mismo cañón iba a usarse en la torre de Porsche, y el diseño de Henschel podía usar esa torre, todo parecía estar encarrilado.

Sin embargo las cosas no iban a ser tan sencillas, ya que en febrero del 43 el desarrollo del Tiger II de Henschel se vio interrumpido casi en su nacimiento tras una decisión de Hitler de incrementar la protección frontal del nuevo carro a 150 mm y en los laterales de 80 mm, lo que supuso un incremento del peso del blindaje de un 50 %.

Para acabar de complicar las cosas, el 17 de febrero WaPrüff 6 decidió que el nuevo carro pesado Tiger II debía ser mecánicamente compatible con otro diseño que estaba en fase de desarrollo, el carro medio Panther II, incluyendo en esa compatibilidad la transmisión y motor empleados en ese nuevo carro en base a la del Panther Ausf D. Es decir: un carro cuya estimación de peso ya rebasaba las 60 tn debía rediseñarse en torno a una planta motriz pensada para uno de 40 tn. En cuestión de semanas Henschel se encontró con que todo el trabajo invertido en el VK 45.03 había sido en balde

Por supuesto la transmisión del Panther, que ya se había mostrado inadecuada para ese carro, era casi inútil en el enorme Tiger II, así que se decidió reemplazarla por otra más adecuada. Sin embargo el motor era un Maybach HL 230 P30 mejorado que daba 750 HP. Eso dejaba al Tiger II bastante corto de potencia, lo que obligaba a un sobreesfuerzo muy peligroso a la transmisión. Además, mientras que en el Tiger I se emplearon elementos mecánicos bien probados en otros proyectos, el II usaba muchos elementos mecánicos nuevos, como una caja de cambios de doble radio, que no sólo eran problemáticos de construir sino que añadían un mayor volumen de elementos móviles a una mecánica ya de por sí muy compleja. Ese factor iba a repercutir en el volumen de averías.

El tren de rodaje estilo FAMO contaba con nueve grandes ruedas y cadenas de 800 mm de anchura. Con un peso final en orden de combate de 68 tn el modelo de Henschel todavía mantenía una muy aceptable presión sobre el terreno de 0,76 kg/cm2, casi igual a la del Tiger I, pese a una diferencia de peso de casi 14 tn. Eso implicaba que al margen de averías mecánicas el Tiger II tenía una movilidad muy aceptable siempre pese a su enorme peso y dimensiones (con una anchura mínima en transporte de 3,65 m el Tiger II era casi 25 cm más ancho que el I, lo que añadía un nuevo problema al transporte ferroviario). Dadas las circunstancias forzadas en que se desarrolló su trabajo, los diseñadores de Henschel demostraron una gran profesionalidad. Si el Tiger II dio bastantes problemas no fue por su culpa, sino por las directrices del propio diseño.

Mecánicamente el modelo final era incompatible con el Tiger I, sumando una nueva carga a la ya enmarañada logística alemana. Eso no deja de ser curioso ya que precisamente esa mecánica diferente se había añadido al diseño para hacerlo compatible con el Panther II, pero como bien dicen, el infierno está empedrado de buenas intenciones: el Panther II jamás vio la luz, pero el Tiger II fue lastrado con sus premisas, y la adaptación del proyecto a ellas trajo un retraso de varios meses en el desarrollo.

En cualquier caso durante el verano del 43 Henschel terminó su trabajo: el Tiger II estaba en condiciones de pasar a producción en otoño. Y esto por lo que al desarrollo de la barcaza se refiere ¿qué pasaba con la torre?
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La torre Porsche

Como era usual, la Porsche contrató el diseño y producción de una torre para el Tiger II con Krupp. Este diseño, denominado P2 Turm es conocido genéricamente como torre Porsche.

La torre fue diseñada en la idea de situar los muñones del cañón (el eje de soporte y giro vertical) en posición muy adelantada. Para ello la estructura vista de perfil presentaba una larga prolongación frontal curvada hacia adelante para el mantelete del arma. A fin de distribuir bien el peso de cara al giro de la torre, ésta se prolongaba hacia atrás para contrabalancear el peso del cañón. Esa prolongación trasera alojaba parte de la munición, enfilada ya hacia adelante para evitar tener que girar los largos proyectiles de 88 mm dentro de la torre.

Vista de frente la torre Porsche era muy estrecha en su parte superior y se ensanchaba pronunciadamente hacia su base, con una inclinación de las planchas laterales de 30 grados. Debido a la estrechez de la parte superior la cúpula del comandante estaba situada de forma lateral sobre una protuberancia semicilíndrica que asomaba por el lado izquierdo de la torre.

El blindaje frontal era de 110 mm en el área más expuesta y decrecía a 60 en los puntos más horizontales, siguiendo la curvatura de la torre. En los laterales era de 80 mm.

Para cuando el proyecto de la Porsche fue cancelado estaban entregadas tres torres para pruebas, otras veinte estaban en fase de ensamblado y había suficiente plancha blindada curva como para otras treinta unidades más. Sin embargo en enero de 1943 Hitler modificó las especificaciones de blindaje y fue necesario replantearse la torre, ya que el blindaje exigido por el Führer era muy superior al del diseño P2. La directiva de Hitler pedía un blindaje frontal en la torre de 180 mm, casi el doble del máximo del frontal curvado.

A finales de febrero se tomó la decisión de completar las 50 torres para las que ya se había manufacturado el blindaje, pero discontinuar el diseño a partir de la 51. Eso no sólo obedeció al incremento de blindaje: en las pruebas se había visto que el diseño de la torre Porsche tenía dos fallos graves en el área curva delantera. El primero era que la prolongación en voladizo bloqueaba la apertura de las salidas del conductor o del radiooperador según se situase a 20 grados de giro a la derecha o a la izquierda. En caso de que el carro quedara inmovilizado esos tripulantes se verían obligados a recorrer la barcaza para salir por la torre, y en esas situaciones cualquier retraso podía ser letal. El otro fallo era la curvatura del voladizo ya que formaba un área de rebote por su parte inferior que hacía que un impacto bajo el mantelete deflectara directamente hacia el techo de la barcaza, un área mucho menos protegida que el frontal. Un problema menor de la torre Porsche era la protuberancia lateral de la cúpula del comandante, que al igual que el voladizo, era balísticamente defectuoso al asomar del coerpo en la vista frontal.

Se decidió diseñar una nueva torre con un frontal modificado y sin la protuberancia de la cúpula que se instalaría en los Tiger II a partir del ejemplar 51 en producción.

La torre Porsche, pues, permite identificar a los Tiger de la primera serie. Su línea resulta muy atractiva, sobre todo vista de perfil, y eso la ha hecho la favorita de los modeladores e ilustradores, pese a que sus usuarios no estaban demasiado entusiasmados con ella.

La torre Krupp

Pese a que esta torre suele ser conocida como torre Krupp y la anterior como Porsche, ambas fueron diseños de la empresa Krupp, y lo más correcto sería denominarlas torre inicial y torre de serie. Sin embargo y dado que la terminología más extendida es la Porsche/Krupp seguiré usándola.

El nuevo modelo presentaba un frontal vertical con un mantelete cilíndrico de apariencia maciza (y no sólo en apariencia: era enormemente resistente, mucho más que el anterior), y un blindaje de 180 mm. Vista de perfil la torre Krupp es muy similar a la Porsche (a excepción de la curvatura frontal) pero de frente resulta muy diferente, ya que para eliminar la protuberancia de la cúpula se ensanchó la parte superior de la torre y se desplazó la cúpula a la derecha respecto a su posición original. Para ello se redujo la inclinación de los laterales de la torre a 21 grados.

En cuanto a volumen la torre Krupp era algo más espaciosa que la Porsche, y el espacio ganado con la verticalidad de las planchas laterales se aprovechó para almacenar más munición.

El peso era mayor debido al incremento del blindaje frontal, lo que añadía media tonelada extra al peso total del carro. Se pensó en incrementar también el blindaje de los laterales para compensar la menor angulación, pero eso hubiera supuesto otra media tonelada y se desestimó.

Hubo una versión de mando, como es usual en los carros alemanes, que aprovechaba parte del espacio de la torre para un equipo de radio en detrimento del volumen de munición. Salvo esa modificación en las versiones de mando y las modificaciones en el frontal y los laterales, las torres Krupp usaban la estructura y componentes diseñados para las Porsche.

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Encima, la torre Krupp. Debajo, la porsche
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Puesta en producción

La previsión original para la producción del Tiger II era tener los primeros ejemplares en servicio a finales del verano de 1943, en base a la contratación de 176 ejemplares a la Porsche. Sin embargo esa contrata se canceló y todo el programa sufrió varios retrasos por las modificaciones que hemos visto tanto en la barcaza como en la torre.

Los prototipos V1, 2 y 3 no estuvieron listos para evaluación hasta noviembre del 43, dos meses más tarde de la prevista entrada en servicio, y los primeros ejemplares de serie no fueron entregados hasta enero del 44. Se esperaba que la producción se situara en mayo en una media de 50 unidades y subir hasta 100 en los meses sucesivos para cubrir la contrata inicial de la Henschel de 350 ejemplares, ampliada luego a 1500. Como puede suponerse, esos objetivos jamás se cumplieron.

En total entre enero del 44 y marzo del 45 se fabricaron 489 ejemplares de serie, más los tres prototipos. En mayo del 44 sólo se entregaron 15 unidades y aunque en agosto se rozaron los cien producidos (se logró fabricar 94) la cifra decreció a toda velocidad por el recrudecimiento de la campaña de bombardeo aliada: no tanto por los ataques sobre las factorías Henschel (que de por sí ya supusieron un parón) como por la destrucción de las redes ferroviarias. El tráfico de materiales por Alemania quedó reducido a su mínima expresión, y el Tiger II requería una enorme cantidad de materia prima. En el período entre febrero y agosto del 44 fue cesando a su vez la producción del Tiger I

Al parar la producción del modelo I en favor del II hubo una inevitable reducción de las entregas de carros pesados, debido a la mayor complejidad del nuevo vehículo sumada a la presión ejercida por los bombardeos: en lo que a efectivos reales se refiere el cambio de modelo no fue muy positivo. A eso hay que añadir el coste del desarrollo, un precio por ejemplar más elevado, un mayor volumen de materias primas escasas (más cobre para circuiterías, cromo para blindajes…) y un consumo de combustible más elevado (530 l para 100 km, frente a los 140 km que recorría el I con la misma carga), factores puramente numéricos que eran bien conocidos por los alemanes en el momento de poner en producción este carro. Con las cifras en la mano no es posible dejar de preguntarse si realmente el reemplazo del Tiger I fue una buena idea. O más bien, si Alemania podía permitírselo.

Análisis antes de la batalla

¿Realmente era necesario reemplazar al modelo I? En los combates del verano y otoño del 43 el carro de la Henschel se mostró como un arma sobresaliente en el campo de batalla. Por supuesto tenía limitaciones de uso debido a sus problemas mecánicos y logísticos, pero en conjunto funcionó muy bien y se mostró tácticamente decisivo en muchas crisis. El Tiger I siguió siendo un carro efectivo contra los modelos introducidos por los aliados en los dos últimos años de la guerra, siendo superado tan sólo por el poderoso JSII soviético, que también podía batirse con bastante eficacia frente al Tiger II.

Por supuesto el cañón L/71 del Tiger II era muy superior al L/56, con casi un 50% más de penetración. Esa era la principal ventaja del Tiger II, ya que su enorme peso le convertía en una plataforma artillera muy estable, aprovechando al máximo las magníficas prestaciones de su arma. Gracias a un sistema de óptica realmente soberbio era sencillo hacer blanco a 3000 m, una distancia a la que el KwK 43 era letal para los Sherman y los T-34.

Sin embargo el enorme blindaje del Tiger II era, paradójicamente, más frágil que el del modelo I. Era inviable usar la misma calidad para casi el doble de coraza en un momento en que Alemania empezaba a estar corta de materiales, y se optó por aleaciones inferiores. La aleación del Tiger II redujo la proporción de molibdeno: este metal añadía elasticidad al blindaje, y al ser reemplazado por otros materiales como el vanadio, la coraza resultante se volvió más rígida. Eso implicaba que si bien era una buena protección contra armas de calibres medios (como las de los carros angloamericanos) daba peor resultado frente a los grandes calibres (90, 122, 152, 155…): la energía cinética de los proyectiles pesados dañaba la estructura del blindaje aunque no lo perforara, provocando grandes grietas. El resultado es que el peso extra de blindaje que tenía el modelo II no le daba una gran diferencia de protección respecto al I, o al menos no la esperable, sobre todo si tenemos en cuenta que el blindaje del II estaba inclinado. En la misma situación la coraza del Tiger I daba mejor resultado ya que la elasticidad de la chapa absorbía mejor los impactos grandes y favorecía el rebote.

Más blindaje suponía más peso, aumentando el problema operativo que ya tenía el modelo I. Si desplazar un carro de 54 tn requería buscar caminos, puentes y túneles del ancho y resistencia necesarios, el trabajo era mayor con un carro casi 13 tn más pesado, con un cañón dos metros más largo y una anchura de barcaza de casi 30 cm más. En lo que se refiere a empleo táctico el modelo II estaba en desventaja física respecto al I.

Mecánicamente las cosas no estaban mucho mejor. El Tiger II ha sido caricaturizado como una máquina casi inservible, que se arrastraría penosamente por el campo de batalla siempre y cuando no se le quemara el motor. En realidad era un vehículo sorprendentemente ágil para su tamaño y al igual que en el Tiger I, un buen conductor podía sacarle bastante partido. Tenía lógicamente más limitaciones de paso que su predecesor puesto que era mayor y más pesado, pero la planta motriz respondía bien siempre y cuando se mantuviera en una marcha de tipo medio. No obstante la tendencia a la avería del II era superior a la del I, ya que la transmisión sufría mucho por el esfuerzo de mover 67 tn con un motor diseñado inicialmente para un carro con 40 tn de peso, luego en una ruta larga el carro corría el riesgo de quedar inutilizado antes de entrar en combate. Por otra parte los conductores tenían prohibido usar las marchas más duras salvo en casos de emergencia, y se aconsejaba no superar las 2400 rpm. Eso implicaba que en terrenos difíciles, en los que era necesario cambiar mucho las marchas, los Tiger II sufrirían un volumen de averías demasiado alto. Las tareas de mantenimiento eran igualmente más problemáticas que con el modelo I y, si ya era difícil recuperar un Tiger I averiado, las tareas de rescate de un II se volvían aún más arduas.

Así las cosas, la efectividad en combate del modelo II no parece justificar el reemplazo del modelo I, ya que éste siguió siendo un arma extremadamente letal hasta el final de la contienda. Reemplazar un sistema que funciona bien, a priori, no es una buena idea. Después de todo la ventaja del modelo II estaba en su uso como arma defensiva, y había otras opciones (como un mayor despliegue del KwK 43 en su versión remolcada, o los vehículos tipo Nashorn, más baratos que un carro de combate)

¿Había otras alternativas aparte de simplemente mantener en producción el Tiger I? En realidad sí, porque como ya hemos dicho el prototipo original de Henschel para el Tiger II era, en esencia, un Tiger I perfeccionado, con mecánica derivada de la del I, blindaje del mismo tipo pero inclinado y un anillo de torre algo mayor. Es decir, se optimizó el Tiger incorporando las mejoras necesarias como para garantizar su supremacía en el campo de batalla en los años venideros, y sin un coste excesivo. Ese mismo carro con una torre en la línea de la diseñada por Krupp para la Porsche, corregida para eliminar el saliente curvo, hubiera dado un excelente resultado. Además hubiera podido entrar en servicio en el verano del 43, ya que el trabajo de Henschel estaba prácticamente concluido en enero de ese año.

Es decir, el error radicó en los cambios introducidos a partir de enero de 1943: al incrementar el blindaje casi en un 90 % se elevó desmesuradamente el peso total del carro; La imposibilidad de fabricar esa masa de coraza con la misma calidad que la del Tiger I obligó a emplear aleaciones inferiores y la exigencia de utilizar una mecánica diferente y diseñada para otro modelo de menor tamaño añadió la puntilla al diseño. El resultado fue un vehículo que sólo tenía una ventaja real sobre el modelo I, el arma, y resultaba bastante menos equilibrado que su predecesor.
Última edición por Japa el 07 Feb 2008, editado 1 vez en total.
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Felix_Feito
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Mensaje por Felix_Feito »

Japa escribió: (530 l para 100 km, .




wowwww
¡Pero no dispares más, hombre, que le vas a dar a alguien!

Dicho desde una trinchera republicana a otra nacional. Y pararon...
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Mensaje por Muelhoff »

Me quedo sin palabras, solo he de decearte muchas felicidades por este post y los anteriores de panzer detras del mito!, te cuento que estoy imprimiendo todo los que has posteado!, y lo estoy por anillar!

Saluten!!!
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...La diferencia entre un buen oficial y uno excelente es de unos diez segundos.
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Mensaje por Japa »

Mís disculpas, porque las cifras de consumo son erróneas. Corrijo y comparo.

Tiger I: 534 l para 195 km por carretera, 2,73 l por km
Tiger II: 860 l para 170 km por carretera, 5,05 litros por km
Panther Ausf G. 730 l para 250 km, 2,92 litros por km
T-34/76: 790l para 465 km por carretera, 1,69 litros por km
T-34/85: 810 l para 350 km por carretera , 2,31 litros por km
Stug III: 310 litros para 155 km: 2 litros por km
Sherman M-4 A4: 660 l para 193 km: 3,4 litros por km

Como vemos, mientras queen 1943 un Stug aprovecha el combustible casi igual que un T-34/76, y algo mejor que un T-34/85, el Tiger I es un poco más costoso de mover que un T-34/85, el panther algo más y un Tiger II gasta casi el doble de combustible por kilómetro que el Tiger I. El sherman gasta más que el Tiger I, peor los americanos no veían motivo para andar economizando combstible, mientras que los alemanes sí tenían un problema en ese aspecto y siempre andaban cortos.

Dicho sea de paso, está claro que la leyenda del Tiger I tragando litros y litros de gasolina se cae por su peso: consumía, pero no en exceso. En cambio el Tiger II es un sumidero de gasolina

Al acabar el apartado de los nuevos modelos desarrollaré con más detalle una comparativa entre los diversos carros y cazacarros germanos, a fin de dejar claro el tema del consumo.
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Mensaje por APV »

Interesante comparación.

Como comente hace tiempo los alemanes parece que no pensaron bien la autonomía de sus carros (no me refiero al consumo sino a la capacidad de recorrer mucha distancia sin repostar) sobre todo operando en el enorme frente ruso (y anteriormente en el africano).
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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