Panzer, detrás del mito (IV): la hora del Destino

Historia Militar 1939-1945.

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Mensaje por hoff »

Japa escribió:Peerdón: es una errata, la VVS estaba subordinada en sus orígenes al ER pero me traicionó el teclado. Paso a corregirlo

Sí, parece que la luftwaffe es uno de los pocos ejércitos del aire que nacieron de forma completamente independiente, porque si mal no recuerdo la USAF nació como una rama del US Army
Cierto, en esta época era la USAAF, la United States Army Air Force, o Fuerza Aérea del Ejercito de los Estados Unidos. Solo sería la USAF, como servicio armado independiente en 1947.


El miedo es natural en el prudente
Y el saberlo vencer es ser valiente


Alonso de Ercilla (1539-1594)
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LOS BATALLONES PESADOS: ÚLTIMOS AJUSTES.

En la primavera de ese año había 12 batallones de Tiger operativos o en formación (incluyendo los tres SS SpzAbt) y en mayo se decidió constituir el que sería el último batallón acorazado pesado del Heer, el SpzAbt 510, que no estaría disponible hasta el verano. Por su parte las Waffen SS planificaron la conversión de una compañía de carros medios para formar el SS SpzAbt 504, pero esta unidad no llegaría a estructurarse

El 508, como vimos, estaba combatiendo en Italia y quedaría prácticamente aniquilado antes del verano, siendo reemplazado por el 504. Las unidades restantes debían formar el núcleo de las reservas acorazadas destinadas a abortar las ofensivas soviéticas y el desembarco en Francia. Así pues era necesario desplegarlos de acuerdo a la amenaza y completar su equipamiento. No sólo había que dotar a los últimos batallones constituidos, sino que era necesario reponer las pérdidas sufridas en los duros meses invernales, ya que el 503 había perdido la mayor parte de sus carros en la operación de Cherkassy. Además pronto habría que empezar a desplegar los nuevos Tiger II.

Aparte de los dos batallones que combatirían ese año en Italia, se destinaron seis batallones del Heer en el frente oriental, SpzAbt 501, 502, 505, 506, 507 y 509. Era una formidable fuerza acorazada, más de 200 carros Tiger, que bien utilizados podrían aniquilar cualquier ofensiva soviética. A estas unidades había que sumar otro batallón pesado incluido en la estructura de la GrossDeutschland.

En el teatro occidental quedaban disponibles los SpzAbt 503 y SS SPzAbt 101 y 102. El SpzAbt 510 no completó su formación y equipamiento hasta el 20 de julio y el SS SpzAbt 103 no entraría en combate hasta finales del 44 debido a su largo periodo de adiestramiento, así que no se podría contar con esas unidades en el momento de la invasión. Además de estos batallones la nueva división Panzer Lehr iba a ser equipada con una compañía de Tiger, pero no llegó a completarse su despliegue y apenas recibió algunos ejemplares. La SS PzDiv Leibstandarte (desplegada en Francia a partir de abril) contaba con una compañía pesada reforzada. Las compañías de carros pesados originalmente asignadas a las SS PzDiv Das Reich y Leibstandarte fueron disueltas en la primavera y sus carros empleados como refuerzo de los batallones pesados de las SS.

Además de estas unidades de carros pesados, hubo otras dos, digamos, inusuales: las compañías de carros pesados FKL (Funklenk) 301 y 316, en las que los Tiger se emplearían como apoyo y control para los carros radiodirigidos de demolición BorgWard IV. Estas unidades combatirían en el frente occidental, la primera de forma independiente y la segunda asociada a la división Panzer Lehr contando en el momento de los combates con sólo tres Tiger.

CAMBIOS (¿?) EN LA STURMARTILLERIE

Como ya apuntamos, los batallones de cañones de asalto (SturmAbt) demostraron en 1943 que eran unidades especialmente útiles en las nuevas condiciones defensivas, y eran especialmente temidas por los soviéticos.

En febrero se llevó a cabo una reorganización de la Sturmartillerie. Los batallones pasaron a ser denominados brigadas (SturmBrigade) y a su vez las nuevas compañías de StuG que se formaban, asignadas a divisiones de infantería, pasaron a denominarse SturmAbt.

El motivo real de este cambio de denominaciones parece ser una simple cuestión propagandística, para dar a entender al enemigo que la SturmArtillerie había incrementado notablemente su fuerza, lo que desde luego no era cierto. Ni las SturmBri ni los nuevos SturmAbt se reforzaron para alcanzar el nivel de plantillas que implicaban esos términos. Las SturmBri tenían una plantilla autorizada de 31 StuG (excepto las SturmBri 259, 278, 303 y 401, con una plantilla de 45 ejemplares) y los SturmAbt mantuvieron una cifra de vehículos entre 10 y 16, según la disponibilidad.

Aunque Speer logró un notable incremento en la producción del Stug, también la demanda de este vehículo creció porque como hemos visto ya se aceptaba de forma más o menos oficial su empleo como reemplazo de los Panzer y JagdPanzer. A finales del 43 era común la presencia de una o dos compañías de StuG en los PzBon, y unidades como la 24ª PzDiv cubrían su plantilla de Panzerjäger exclusivamente con cañones de asalto. Los StuG eran empleados en casi todas las misiones de los Panzer, pero sobre todo eran de gran utilidad en cobertura de flancos gracias a su gran agilidad y reducido blanco, como refuerzo de los PanzerGrenadier y, por supuesto, en cualquier situación defensiva.

En cualquier caso la notable flexibilidad de la estructura básica de la Artillería de Asalto iba a ser muy útil en lo que quedaba de guerra, ya que permitía desplegar con rapidez las baterías de StuG en los diversos Grupos de Combate que se irían formando a medida que fueran siendo necesarios. Los Stug iban a ser los vehículos de combate más ubicuos hasta la rendición.
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LOS NUEVOS PANZER ENTRAN EN SERVICIO

PzKfw VIb Tiger II


Ya vimos como el desarrollo del Tiger II sufrió de varios retrasos a lo largo de 1943, no sólo por las complicaciones técnicas, sino también por la dura campaña de bombardeos contra la industria; las líneas de producción de la Henschel fueron atacadas en las incursiones de finales de septiembre hasta la primera semana de octubre, sufriendo cinco raids devastadores. Para primeros de diciembre se recuperó la capacidad productiva, pero el 15 de ese mes un nuevo ataque volvió a paralizar las instalaciones.

En enero del 44 estuvieron disponibles los primeros ejemplares del nuevo carro pesado: tan sólo cinco unidades. En los siguientes meses y aprovechando el cambio de objetivo de los bombarderos (dedicados a la preparación del desembarco en Francia) la producción continuó, pero a un ritmo desesperantemente lento por los problemas derivados de la puesta en producción de un modelo tan complejo. En el momento del desembarco apenas había una cincuentena de carros. En el mismo período de tiempo, y bajo similares circunstancias, se entregaron cerca de 500 ejemplares de Tiger I. Estaba previsto que en agosto, al cesar la producción del I, se sacarían 100 Tiger II al mes; sin embargo sólo logró rozarse esa cifra en agosto (94 ejemplares entregados) y a partir de ahí la producción cayó drásticamente al reiniciarse la campaña aérea contra Alemania. A lo largo del 44 tan sólo se logró poner en servicio unos 380 carros. Entre septiembre y diciembre más de 650 ejemplares fueron destruidos en las propias fábricas.

Para empeorar las cosas, las pruebas realizadas a lo largo del 43 no impidieron que los primeros Tiger II salieran de fábrica con graves problemas. Los primeros ejemplares, entregados a la compañía FKL 316 asociada a la PzDiv Panzer Lehr, sufrieron tal cantidad de averías que fueron destruidos por sus dotaciones antes de entrar en combate. Al parecer un defecto del sistema de ventilación hacía que los gases del escape fueran a dar al compartimento del motor acelerando su recalentamiento.

Incluso sin ese añadido de temperatura el Maybach 230 se calentaba demasiado y quedaba fácilmente fuera de servicio. Un buen equipo de mecánicos podía mantener relativamente alta la operatividad de una unidad de Tiger II, pero el personal especializado iba a ir escaseando a medida que la guerra se acercaba a su final . Además los nuevos conductores pasaban a manejar el Tiger con apenas unas semanas de práctica en modelos muy diferentes, como Pz IV y a finales del 44 las últimas unidades especializadas de adiestramiento pasaron a combatir agrupadas como compañía de carros pesados Hummel; esta deficiencia en la instrucción se vio agravada por la falta de combustible para prácticas en las unidades. Ambos factores hicieron aún más problemático el empleo de estos vehículos.

En cualquier caso en la primavera del 44 se inició el despliegue del nuevo carro. Aparte de los ejemplares mandados infructuosamente a la Panzer Lehr, el resto de la producción fue entregado a los batallones de carros pesados, manteniéndose una plantilla similar a la usada por los SpzAbt equipados con el modelo I: tres compañías de 14 carros más tres carros de mando, con un total previsto de 45 unidades por batallón.

En mayo se inició la entrega de carros al SpzAbt 503, que en el momento del desembarco aliado disponía de una compañía equipada con Tiger II y dos con Tiger I. Le siguieron en julio el SS SpzAbt 101, el SPzAbt 501 en julio, los SpzAbt 505 y 506 entre julio y agosto, el SS SpzAbt 501 (101 reconstruido y renumerado), el SpzAbt 503 en septiembre, el SpzAbt entre septiembre y octubre, el SS SpzAbt 503 (103 renumerado) entre octubre y noviembre, el SS SpzAbt 502 (102 renumerado) entre octubre y diciembre y el SpzAbt Feldherrnhalle (el SpzAbt 503 reconstituido y asociado a la 60 PzGrDiv Feldherrnhalle) y el SpzAbt 507 en enero del 45.

Otras unidades recibieron Tiger II de forma ocasional como reemplazo de los I, e igualmente se enviaron en pequeñas cantidades a unidades formadas had hoc a medida que las circunstancias lo hacían necesario. La producción cesó en marzo del 45 con 659 ejemplares construidos, de los que llegaron a estar operativos 492 (los restantes no fueron aceptados por defectuosos o se canibalizaron para repuestos)
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Mensaje por Japa »

PzKfw V PANTHER Ausf. G

Como ya comentamos al hablar de la campaña italiana, los aliados no quedaron demasiado impresionados con el Panther. Pensaban que su mecánica era bastante problemática y que no había riesgos de encontrar demasiados ejemplares en Francia; en el segundo punto se equivocaban de cabo a rabo: durante la campaña de Normandía fueron empleados cerca de 660 carros Panther. Y en lo que a la mecánica se refiere, lo que era correcto respecto a los Ausf. D no lo era para los A y G.

Externamente no había una gran diferencia entre el Ausf. A y el G, a excepción de la falta del escalón en el blindaje lateral: los G llevaban un faldón de borde continuo y del ángulo de los laterales de la barcaza, 29 grados en vez de los 40 del D y el A. La torre era la misma, y ya dijimos que era mejor que la del Ausf. D, sobre todo en lo que a la cúpula se refiere

Sin embargo había otras diferencias más allá del aspecto exterior. La protección del Ausf. G era distinta, ya que el cambio en la angulación de los laterales, forzado por las modificaciones del interior de la barcaza, obligaba a darle más espesor al blindaje en esa parte, que pasó de 40 a 50 mm. Para compensar ese incremento de peso se aligeró el blindaje de la parte inferior del frontal y el del vientre del vehículo.

Se incrementó el espacio de almacenamiento de modo que era posible llevar una carga de 82 proyectiles (los modelos anteriores llevaban 79) y se cambió el visor del conductor por un periscopio rotatorio.

Por supuesto se hizo todo lo posible para aumentar la fiabilidad de la planta motriz y solventar la alarmante tendencia al sobrecalentamiento apreciada en las primeras series. Aunque revisado, el motor seguía siendo el mismo, al igual que la caja de cambios, modificada ya en el Ausf. A; sin embargo se mejoró bastante el sistema de escapes y la ventilación del habitáculo del motor. Sin embargo el G seguía teniendo problemas con la transmisión, ya que ese apartado se mantuvo igual. A fin de evitar la sobrecarga de la suspensión en terreno difícil se decidió emplear ruedas de acero, sin llanta de caucho, pero sólo se hizo en los primeros ejemplares.

Entre las modificaciones realizadas ya en el Ausf A. y las del G. el Panther seguía estando lejos de la asombrosa fiabilidad de los carros enemigos como el Sherman o el T-34, pero era mecánicamente mucho más seguro que el carro que había sido estrenado en Zitadelle.

Casi 3000 Panther Ausf. G salieron de las factorías alemanas en los 13 meses que duró su producción; nunca se alcanzó la previsión de un millar de Panther al mes, pero fue un logro notable haber construido ese volumen de carros en las circunstancias en las que trabajó la industria alemanes en ese periodo final.

Imagen
Vistas del Ausf. G. Nótese los nuevos y voluminosos escapes de la parte trasera

Ya vimos al comienzo de este capítulo que el despliegue del Panther se hizo en combinación con los Pz IV en las divisiones acorazadas del tipo 43. Sin embargo también serían desplegados en otras unidades de nuevo cuño que se desarrollaron en el 44, las brigadas acorazadas independientes. Hablaremos de ellas más adelante, pero al igual que las PzDiv estas nuevas PzBri usaron una combinación de carros Pz IV y V. Pese al incremento de la producción del Panther, el viejo y fiable Pz IV siguió siendo hasta el final el carro mayoritario en las filas alemanas y en el mismo periodo de producción del Ausf. G (marzo del 43 a abril del 44) se construiría el mismo número de Pz IV (2975 Pz IV por 2943 Ausf G.)

Imagen
Un ejemplar con ruedas sin caucho
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Mensaje por alejandro_ »

Sin embargo había otras diferencias más allá del aspecto exterior. La protección del Ausf. G era distinta, ya que el cambio en la angulación de los laterales, forzado por las modificaciones del interior de la barcaza,


Creo que estas modificaciones se hicieron para simplificar la producción del Jagdpanther, que utilizaba el mismo chasis.
en el mismo periodo de producción del Ausf. G (marzo del 43 a abril del 44) se construiría el mismo número de Pz IV (2975 Pz IV por 2943 Ausf G.)


Te has equivocado con la tecla, y es que los años no pasan en vano. La producción del Panther Auf G comienza en Marzo de 1944.
Aparte de los dos batallones que combatirían ese año en Italia, se destinaron seis batallones del Heer en el frente oriental, SpzAbt 501, 502, 505, 506, 507 y 509. Era una formidable fuerza acorazada, más de 200 carros Tiger, que bien utilizados podrían aniquilar cualquier ofensiva soviética. A estas unidades había que sumar otro batallón pesado incluido en la estructura de la GrossDeutschland.

En el teatro occidental quedaban disponibles los SpzAbt 503 y SS SPzAbt 101 y 102.
Datos interesantes:

- Frente este: 6 batallones pesados + el de la GrossDeutschland.
- Frente oeste: 3 batallones pesados.
- Frente italiano: 2 batallones pesados (pensaba que sólo había uno).

En un debate un forista me decía nada menos que los británicos solitos en Normandia destruyeron la mayor concentración de tanques y divisiones panzer de la historia...

Saludos.
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Mensaje por Japa »

cierto: es marzo 44 a abril del 45. Paso a corregirlo en cuanto tenga un momento.
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Mensaje por Leiva »

Sería curioso poder comparar la media de carros destruidos por Tigre II con la de carros destruidos por Stug.

Con la de averías y dificultades de desplazamiento que tenían los Tigre, no creo que su media de carros destruidos sea espectacular.

No sólo un 25% de la producción ni siquiera fue aceptado por las unidades o fue canibalizado por los repuestos, sino que los que sí llegaban a las unidades con frecuencia no llegaban a combatir por averías en el desplazamiento o por la dificultad de realizar éste. Así les pasó en la ofensiva de las Ardenas.

Y en cuanto se planteaba una retirada había una destrucción masiva de Tigres II (y de tigres I) a cargo de sus propias tripulaciones, por no poderlos retirar.

¿No se le ocurrió a ningún capitoste que por cada Tigre II se podían fabricar 3 Panteras o 6 Stugs?. Por los 659 Tigres II se podían haber fabricado 4.000 Stugs, que no son pocos.

Todo este asunto del Tigre II me parece un despropósito monumental.

Saludos
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Mensaje por Japa »

Los tiger II que lograron combatir dieron un excelente rendimiento, gracias a su armamento, que era realmente formidable. El problema real es que por cada tiger II que llegó a combatir al menos otro se quedó en el camino, y un tercero no pudo salir de fábrica por los problemas derivados de contruir un modelo tan sofisticado en un momento en que cai cualquier cosa mayor que una carretilla podía ser bombardeada a placer. No era una máquina tan inútil como nos la han pintado pero era menos rentable que el modelo I, así que fue, a mi modo de ver, un error.
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Mensaje por Japa »

JagdPanzer IV

La fabricación en serie del JagdPanzer IV dio comienzo en enero del 44. Como ya se comentó anteriormente las primeras series del vehículo fueron armadas con el cañón de 75 mm L/48, similar al montado por el Pz IV y el StuG III. A la vez que se iniciaba la producción se aceleraron los trabajos para disponer cuanto antes de la versión armada con el L/70, pero esta no empezó a montarse hasta el verano.

El IV L/48 se entregó durante el año 44, de enero a noviembre, con una producción total de 769 ejemplares aceptados por la inspección del Heer. A su vez el modelo armado con el L/70 se mantuvo en producción entre agosto del 44 y abril del 45, con un total de 1208 ejemplares entre las dos versiones en que se construiría este vehículo, V y A.

El IV/70 V era en esencia el mismo vehículo que el JagdPanzer inicial, con el cambio del arma y algunos ajustes de refuerzo en la suspensión debido al mayor tamaño y peso del cañón. De esta versión se sacaron 930 ejemplares más cerca de una docena que no se aceptaron.

Imagen

El IV/70 A fue consecuencia de una decisión de Hitler, que en junio ordenó que cesara la producción del Pz IV. La empresa Alkett diseñó una versión del JagdPanzer que montaba la casamata inclinada y el L/70 sobre una barcaza estándar de Pz IV con el típico frontal escalonado de este carro. El conjunto era notablemente más alto que el diseño original (unos 30 cm) lo que si bien permitía almacenar más proyectiles también daba un blanco mayor al enemigo.

Imagen

Los dos modelos adolecían del mismo problema: el peso. Al igual que el Pz IV en sus versiones de cañón L/48 los JgPz IV/70 iban sobrecargados en la parte delantera y la suspensión en ese área sufría mucho. Entre otras cosas se reemplazaron los rodillos delanteros del tren de rodaje por ruedas de acero macizo, sin goma, pero el problema no llegó a solucionarse del todo. Al igual que su homólogo panzer, el JgPz IV/70 tendía a ir siempre algo inclinado hacia adelante. Una propuesta tardía de la Krupp de cara a armar el JgPz IV con un cañón de 88 mm L/71 se desechó por su clara inviabilidad.

El nuevo cazacarros empezó a desplegarse en marzo, en los batallones de panzerJäger de las PzDiv y PzGrDiv. Las primeras unidades en recibirlo, aparte de la Hermann Goering, fueron las PzDiv 4ª, 5ª y 9ª, la Panzer Lehr y la SS HitlerJugend. En el momento de iniciarse las ofensivas aliadas en junio había disponibles unos 150 ejemplares del nuevo cazacarros. Los primeros combates en que intervino fueron las luchas de mayo y junio en Italia, donde la situación no permitió hacer un adecuado uso de sus capacidades defensivas.

Igualmente las PzBri independientes fueron equipadas con el JgPz IV, y también algunos batallones independientes. Hacia el final de la guerra este cazacarros estaba presente en la mayoría de KampfGruppe formados de forma apresurada por los alemanes en los últimos meses del conflicto y en los que se mezclaron todo tipo de vehículos, empleándose los cañones de asalto y panzerJäger como reemplazos más o menos efectivos de los panzer.

Afortunadamente para las unidades que lo emplearon, la mecánica del JgPz IV era fiable y bien conocida para los mecánicos de las PzDiv, que llevaban años bregando con los Pz IV. Eso facilitó mucho su manejo y mantenimiento. No era tan maniobrable como el StuG pero era un blanco difícil, bien protegido y bien armado: los carristas enemigos pronto temerían a este recién llegado. No obstante resulta difícil verificar en qué acciones estuvo implicado en el frente occidental ya que los informes de los ejércitos angloamericanos no especifican los modelos, metiendo en el mismo cajón de sastre a los diversos JgPz y StuG. Todavía en octubre del 44 la publicación militar estadounidense Tactical & Technical Trends describe al JgPz IV como un nuevo modelo de cañón de asalto de 75 mm describiendo las principales diferencias con los StuG. Esa confusión se veía alimentada por el hecho de que los JgPz y StuG estaban mezclados en los batallones de cazacarros de más de una unidad y la presencia en el 44 de un nuevo cañón de asalto basado en el Pz IV del que los soviéticos ya habían pasado alguna información a los angloamericanos.
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Mensaje por Leiva »

¿Tiene alguien datos sobre la media de carros destruidos por cada modelo de carro alemán o cañón de asalto/cazacarros?
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Mensaje por Japa »

Hay datos sobre los tiger, ya que los SpzAbt llevaban un alto volumen de informes. l problema es que las cifras pueden variar debido a que un mismo carro enemigo puede ser alcanzado por disparos de dos tigres, y no siempre un carro alcanzado es un carro destruido. Puedes buscar el resumen de esos informes en http://cgsc.cdmhost.com/cgi-bin/showfil ... ehammer%22
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Mensaje por Japa »

JagdPanther

Al igual que sucedió con los otros vehículos que entraron en servicio tras 1943, la producción del JagdPanther sufrió considerables retrasos, en parte por la dificultad de introducir un vehículo nuevo, y por los devastadores efectos de la campaña de bombardeo aliada sobre Alemania. Los planes de producción eran modestos porque no se podían distraer demasiado chasis Panther para este vehículo) pero ni siquiera así pudieron cumplirse los objetivos. Eso se debía a la complejidad de la fabricación de este cazacarros, mucho más sofisticado que sus parientes pobres como el JagdPanzer IV o el Hetzer.

Como ya apuntamos la entrega de los primeros ejemplares no pudo empezar hasta la primavera y se desplegaron en los batallones pesados 559 y 654, y sólo el 654 estaba al completo de su plantilla (45 unidades) en el momento del desembarco de Normandía. La mayor parte de los JagdPanther producidos en el 44 fueron destinados al frente oriental.

El despliegue de estos nuevos panzerjäger tuvo los mismos problemas que el del Panther, con el que compartía la base mecánica. Eran muy eficaces en combate, pero su mantenimiento era muy exigente y las averías mecánicas eran bastante habituales. Su gran peso era, por supuesto, un problema a la hora de evacuar cazacarros inmovilizados y su consumo de combustible era bastante más alto que el de los StuG y los JagdPanzer IV.

Con apenas un puñado disponible de JagdPanther en junio del 44, su peso en los combates del verano fue prácticamente anecdótico.

A nivel táctico la introducción del JagdPanther marcaba una amplia diferencia con su antecesor: los JagdPanther eran vehículos preparados para resistir un duro castigo y poder emplearse en primera línea. Eso implicaba diferentes modos de empleo. Guderian remarcó ese concepto en una orden de empleo fechada en junio del 44. Ahí especificaba que el JgPt no era un vehículo de apoyo sino de combate, y que no debía empleársele ni como artillería de campaña ni desde posiciones protegidas.

El Inspektor ordenó atenerse a la máxima de la concentración de fuerza, considerando que el batallón debía combatir unido o, en el peor de los casos, por compañías. El uso de JgPt de forma individual estaba prohibido. Los cazacarros debían aprovechar su ventaja de alcance disparando antes que el enemigo cuando combatieran en avance, y establecer posiciones de fuego cruzado cuando participaran en operaciones defensivas. En caso de retirada los JgPt aprovecharían su movilidad para actuar como pantalla de cobertura manteniendo a los carros enemigos a distancia de las tropas. En ningún caso debían combatir sin apoyo de la infantería.

Por supuesto estas órdenes se vieron superadas por la realidad del campo de batalla: en los combates defensivos que tendrían lugar durante el verano pensar en concentraciones de fuerzas blindadas o combates a largas distancias iba a ser un suicidio. Al igual que la mayoría de los generales alemanes, Guderian ignoraba lo que suponía la absoluta superioridad aérea del enemigo.

Sturmgeschutz IV

Como ya apuntamos la introducción de un nuevo cañón de asalto en 1944 no fue fruto de una planificación deliberada, sino de la casualidad. Se trataba de salvar como fuera el bache en la producción de cañones de asalto motivado por la destrucción de las plantas de Alkett en noviembre del 43. La rapidez con la que se puso en marcha este proyecto de emergencia es asombrosa ya que en el mes de diciembre la Krupp entregó los primeros treinta StuG IV, y en febrero a producción ascendió hasta 136 ejemplares, aunque pronto se redujo hasta algo más de la mitad.

A lo largo de los 15 meses se construyeron un total de 1141 ejemplares del nuevo cañón de asalto, complementando así la producción del StuG III, que en ese mismo plazo fue de casi 1900 unidades.

La mayoría de StuG IV se desplegaron en SturmAbt asignados a unidades de infantería, a razón de 14 ejemplares por compañía, aunque unos pocos se entregaron a compañías asignadas a PzDiv o PzGrDiv.

Al igual que en el caso del JagdPanzer IV, el despliegue del StuG IV no supuso ningún problema en términos logísticos: era una mecánica probada, fiable y bien conocida para los equipos de mecánicos. ,El empleo táctico del StuG IV era exactamente el mismo que el del III, y los miembros de la artillería de asalto no tuvieron ningún problema al adaptarse al nuevo medio de combate. Su efectividad en combate fue similar, y dado su parecido externo los informes de los aliados y los soviéticos no suelen diferenciar entre ambos a la hora de referenciar acciones de combate. La única incidencia del StuG IV, pues, fue su disponibilidad en un momento de extremada urgencia.

A lo largo del 44 entrarían en servicio el resto de vehículos acorazados diseñados en el 43, como los Hetzer y JagdTiger, pero no estarían disponibles en las cruciales batallas de junio, así que ya hablaremos de ellos más adelante.
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Mensaje por Leiva »

Japa escribió:Hay datos sobre los tiger, ya que los SpzAbt llevaban un alto volumen de informes. Puedes buscar el resumen de esos informes en http://cgsc.cdmhost.com/cgi-bin/showfil ... ehammer%22
Gracias, Japa, muy interesante el estudio. Lástima que sólo se refiera a carros pesados.

El total de carros destruidos por cada tanque Tigre es de 5,4 según este estudio. Dado que el coste del Tigre probablemente fuera como el de 4 carros aliados, la rentabilidad es escasa.

Pienso que un Stug o un Hetzer probablemente tuvieran un ratio similar al de un Tigre, pero costaban la sexta parte del coste de éste.

Mi conclusión personal es que todo el proyecto Tigre fue un gran despilfarro de recursos que los alemanes no se podían permitir.

Saludos
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Mensaje por alejandro_ »

Con apenas un puñado disponible de JagdPanther en junio del 44, su peso en los combates del verano fue prácticamente anecdótico.


Eso sí, los pocos disponibles masacraron unos cuantos Churchill en Normandia.
¿No se le ocurrió a ningún capitoste que por cada Tigre II se podían fabricar 3 Panteras o 6 Stugs?. Por los 659 Tigres II se podían haber fabricado 4.000 Stugs, que no son pocos.
Si, pero con la llegada de los IS-2/ISU-122/152 y SU-100 los alemanes querían un tanque con un cañón de 88mm largo, el 88L71. Lo que es muy discutible es si el Tigre-II plasmaba esas necesidades. Los soviéticos consideraban una amenaza mayor al I. Ahora no recuerdo bien pero creo que es por su menor tamaño y mayor fiabilidad.

Saludos.
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Tendréis que disculparme porque esta sección debería haber ido al final del capítulo "Primeros combates" justo tras el episodio de Anzio. El caso es que me salté unas cuantas páginas y se me quedó traspapelada. Así pues, la coloco aquí, fuera de sitio.

PRIMEROS COMBATES: EL HUNDIMIENTO DEL FRENTE SUR

MALOS PRESAGIOS



Tras las operaciones en la bolsa de Korsun-Cherkassy el OKW confió en que el Grupo de Ejércitos Sur tendría un mínimo periodo de calma, ya que la llegada del barro debería paralizar las operaciones del ER. Ese tiempo de tranquilidad daría tiempo a desplegar las nuevas divisiones que se habían estado formando durante el invierno para construir una reserva móvil, o al menos eso había prometido Hitler.

La realidad iba pronto a disipar esas esperanzas. La logística y sobre todo el transporte había mejorado mucho en las filas enemigas. La puesta en servicio de millares de camiones estadounidenses incrementó notablemente la capacidad operativa de las fuerzas soviéticas mientras que la mayoría de las fuerzas alemanas seguían sin estar motorizadas El resultado era que la rasputitsa seguía siendo un obstáculo para los germanos, pero Stavka podía ahora permitirse una ofensiva pese al deshielo.

El Grupo de Ejércitos Sur estaba en muy mal estado: no sólo había sufrido fuertes pérdidas materiales y humanas en los últimos meses de combate, sino que se había visto obligado a ceder fuerzas al Grupo Centro y en ningún momento había visto compensadas sus fuerzas. De haber recibido reemplazos y equipamiento hubiera podido desplegar una capacidad de combate convincente, pero dado que se había dado prioridad a las nuevas formaciones, las fuerzas de Manstein apenas contaban con 20-30 carros utilizables por cada PzDiv. Para agravar las cosas, la insistencia de Hitler en mantener las posiciones adelantadas en ese sector implicaban que las tropas alemanas estaban estiradas hasta casi la ruptura por un frente demasiado largo, irregular y vulnerable.

El embolsamiento de Korsun fue tan sólo el comienzo. Mientras se ponía en marcha el rescate de las tropas cercadas los soviéticos iniciaron una nueva ofensiva contra el VI Ejército, al sur del dispositivo alemán, que también ocupaba un saliente muy expuesto en el frente, hacia Nikopol. El III Frente Ucraniano se lanzó contra ese sector poco después de completado el cerco al norte por parte de los frentes I y II. Hitler desvió parte de las fuerzas acorazadas de Manstein hacia el sur, entre ellas la 24ª PzDiv, que debía intervenir en el rescate de las tropas de Korsun y constituía la unidad más poderosa a disposición del XLVIII PzKorp. Como vimos esta agrupación no tuvo suficientes fuerzas como para abrirse paso a través de las líneas de Vatutin, luego el debilitamiento fue un grave error, máxime cuando la 24ª estaba demasiado lejos del saliente de Nikopol como para intervenir a tiempo, así que una de las pocas divisiones medianamente pertrechadas que había en el frente Sur dedicó su tiempo a desplazarse de un lado para otro mientras los combates se recrudecían a su alrededor. El saliente de Nikopol tuvo que ser evacuado el día 2 de febrero, pese a las ódenes de Hitler en contra.

Después vino la calma, pero no porque el barro hubiera obligado al ejército soviético a parar. Iván sólo estaba tomando aliento para el siguiente asalto.
Última edición por Japa el 03 Mar 2008, editado 2 veces en total.
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ENCAJE DE BOLILLOS

El ala izquierda del Grupo Sur estaba guarnecida por el IV PzArm, en torno al sector de Rovno. Decir guarnecida es pecar de optimismo, porque el frente estaba tan estirado que en realidad apenas era la sombra de una línea defensiva, El ala derecha reposaba en el VIII Ejército, en contacto con el VI. Llegó el deshielo y con el una cierta relajación, al menos en el cuartel del Führer, porque Manstein no dejó de solicitar que se le permitiera replegar las líneas más expuestas a fin de poder algo más de profundidad a la defensa. No recibió autorización y por supuesto tampoco refuerzos, lo que dejaba al Grupo Sur en precario, porque las fuerzas supervivientes de la bolsa de Korsun debían ser retiradas del frente para reponerse, debilitando aún más el área amenazada.

Las únicas opciones del mariscal eran redistribuir sus mermadas tropas acorazadas tratando de cubrir los puntos más críticos, aún a costa de dejar desguarnecidos otros sectores del frente. Dado que la amenaza al norte parecía la más inminente el III PzKorp, las PzDiv 1ª, 6ª, 11ª, 16ª y 17ª, la Leibstandarte y el 503 SpzAbt se desplegaron entre Rovno, Proskurow y Tarnopol para cubrir esa eventualidad. Sobre el papel eran unidades muy poderosas, pero apenas sumaban entre todas algunos centenares de panzer y StuG.

Frente a estas fuerzas se desplegaban el I Frente bielorruso al norte, frente a Rovno, el I ucraniano contra Proskurow, el II ucraniano entre Czernowitz y la ribera del Bug y el III y IV amenazaban al VI Ejército. El I Frente de Bielorrusia, recién formado, era la agrupación en mejores condiciones de combate, ya que el resto de los frentes llevaban combatiendo desde enero. No obstante sus pérdidas, al menos materiales, habían sido repuestas con gran rapidez y podían desplegar una superioridad acorazada de tres a uno casi en cualquier punto del frente Sur. No es que estuvieran en las mejores condiciones posibles, pero por comparación el Grupo de Ejércitos Sur era un castillo de naipes.

A finales de febrero se iniciaron los combates en el ala norte. El III PzKorp acudió a tratar de cerrar el agujero, mientras más al sur el XLVIII hacía lo propio hacia Tarnopol. Igualmente el VIII Ejército estaba combatiendo con los soviéticos, y una punta acorazada estaba rompiendo entre el VIII y el VI, a la altura de la ribera del Bug.


Sin posibilidades de recibir unidades de refresco Manstein ya no podía hacer otra cosa que tratar de sostener el armazón del frente mientras retiraba sus fuerzas, pero eso le fue prohibido de inmediato. Para acabar de empeorar las cosas Hitler tuvo una nueva inspiración: las Plazas Fuertes, localidades donde debían concentrarse las trpas para cubrir nudos de comunicaciones, pasos estratégicos… cuya rendición estaba descartada a priori, en la idea de que el enemigo consumiría sus recursos contra ellas. Para empezar las fortalezas no lo eran desde el momento en que no había nada preparado para ello y las tropas para guarnecer las plazas simplemente no existían y la única manera de hacerlo era abriendo aún más agujeros en el frente. Y, por supuesto, los soviéticos no eran idiotas: ante una plaza fuerte bastaba con rodearla y seguir adelante, convirtiendo la fortaleza en un campo de prisioneros que se autoabastecía.

Al norte del Grupo de Ejércitos la situación se estabilizó momentaneamente gracias a los esfuerzos del III PzKorp, pero en el sector del VIII Ejército no había nada que hacer: la brecha se estaa convirtiendo en un abismo. En Tarnopol el IV PzArm logró evitar un movimiento de cerco mientras la presión soviética empezaba a crecer también en Proskurow donde entre el 22 y el 25 de marzo el I PzArm se vio cercado al norte de Kamenets.
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LA BOLSA DE KAMENETS

El I PzArm podría haber salido de la trampa nada más iniciarse el cerco, pero nadie se sorprenderá al leer que Hitler ordenó que se sostuviera en sus posiciones. Se inició el suministro aéreo de forma esporádica, ya que el tiempo estaba empeorando. Dentro de la bolsa se dio prioridad a los repuestos y combustible de los vehículos acorazados.

En un primer momento no hubo una excesiva presión enemiga, porque los soviéticos creían que las tropas alemanas se retirarían antes de completar el cepo. Para su sorpresa no fue así, y en los primeros días tuvieron que reorganizar sus fuerzas y suministros para aprovechar la ocasión que el Führer les servía en bandeja. En el interior de la bolsa quedaban aisladas casi 20 divisiones alemanas, entre ellas las PzDiv 1ª, 11ª, 16ª, 19ª, 20ª, algunos Kampfgruppe de la Leibstandarte y la Das Reich, la agrupación Bake, el 509 SpzAbt y las StuGBrigade 249ª, 276ª y 280ª. Esta agrupación era la principal fuerza acorazada del Grupo Sur y su pérdida supondría el hundimiento de todo el frente.

El general Hube, al mando del I PzArm, no estaba dispuesto a dejar que sus hombres murieran inútilmente, y procuró hacer caso omiso de las órdenes del OKW. La única opción era una ruptura y empezó a prepararse para ello, porque esperar a ser rescatados carecía de sentido. Ademas la decisión de ponerse en marcha de inmediato mantendría la moral alta, evitando que las tropas se sintieran abandonadas a su suerte: El I PzArm tenía que salvarse a sí mismo

Para ello contaba con casi 200000 hombres pero muy pocos suministros. Ante todo se procedió a organizar la evacuación por aire de los heridos, como ya se había hecho en Korsun. Luego planificó una ruptura hacia el oeste, algo que fue aceptado inicialmente por Hitler, a condición de que también se mantuvieran las posiciones en el Dniester y Tarnopol. Ni que decir cabe, eso era del todo imposible y el general ni siquiera dedicó un segundo a planificar semejante locura. Además todo el frente del Grupo de Ejércitos Sur estaba en retroceso, así que cualquier retraso se traduciría en mayor distancia a recorrer

El 26 de marzo Hitler, en una reunión con Manstein, aceptó como inevitable la retirada del I PzArm, y anunció la inmediata incorporación al IV PzArm de dos divisiones acorazadas recién formadas, las SS PzDiv 9ª y 10ª. Estas unidades venían de Hungría, donde actuaron como fuerzas de apoyo en el reciente golpe contra el almirante Horthy. El gobierno húngaro había tanteado a los aliados para buscar una salida del conflicto, lo que se tradujo el 19 de marzo en la ocupación de Budapest por tropas alemanas. Las tropas SS se unieron como refuerzo a las tropas que debían intentar contactar con las avanzadas de Hube si éste lograba salir de la trampa.

El 27 de marzo Hube dio la orden de partida: el I PzArm formó en dos columnas acorazadas para cubrir los flancos más una tercera fuerza móvil cerrando la marcha. La infantería marchaba al frente y al centro, de modo que nadie quedara rezagado. Las StuGBrigade (lo veremos más adelante, pero se trataba de los regimientos de SturmArtillerie con una nueva denominación) fueron vitales durante esta operación: su movilidad fue clave para la salvación del I PzArm.

Dado que la distancia hacia el oeste hasta las líneas alemanas era muy grande los soviéticos no esperaban que Hube rompiera en esa dirección, y la sorpresa táctica fue total. Empero, la reacción soviética fue inmediata y concentraron sus esfuerzos en cortar la ruta a través de Kamenets. Eso forzó a Hube a ordenar un desvío al norte de la ciudad. El 29 los alemanes habían logrado atravesar el Serets, a medio camino de las líneas amigas. El 31 los panzer lograron abortar un contragolpe del IV Ejército Acorazado desde el sur. El 5 de abril tropas de la Leibstandarte establecieron contacto con las fuerzas del IV PzArm enviadas a su encuentro. Lo habían logrado: apenas quedaban operativos cincuenta panzer y StuG, pero estaban a salvo

La ruptura de Hube fue una operación brillante, ya que logro abrirse camino combatiendo contra fuerzas enemigas superiores en número, casi sin suministros y sin dejarse atrás a nadie. La moral y disciplina de la tropa se mantuvieron en el nivel más alto posible, y el regreso de los cercados a las líneas alemanas fue como un soplo de aire en el ánimo de los soldados del Grupo Sur. En los combates los soviéticos perdieron centenares de carros tanto en sus intentos de detener la bolsa móvil como en la lucha sostenida por las tropas de refresco, que destruyeron más de 300 T-34 contra la pérdida de 25 Tiger.

Incluso Hitler tuvo que aceptar que pese a desobedecerle el panzergeneral había llevado a cabo una hazaña y le ordenó acudir a su cuartel para otorgarle los diamantes a su Cruz de Caballero. Esa fue la última orden que recibiría jamás Hube, porque su avión se estrelló el 20 de abril, justo antes de llegar al encuentro del Führer, cubriendo de luto a los cientos de miles de hombres que le debían la vida. Hombres que además ya tenían otro motivo de lamentación.
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EL ADIÓS DEL MARISCAL

El día 30 de marzo Hitler decidió que alguien debía pagar por todas las derrotas sufridas por el Grupo de Ejércitos Sur, y eligió como cabeza de turco al mariscal Manstein. En demasiadas ocasiones el Führer se había visto obligado a ceder cuando los acontecimientos se empeñaron en dar la razón al jefe del Grupo de Ejércitos Sur, algo que no le llenaba precisamente de felicidad. Eso, unido a la presión para que Manstein se hiciera cargo del mando efectivo en el Este y el apoyo indisimulado que el general Zeitzler daba a su subordinado acabó por segar la hierba a los pies del mariscal. En ello habían colaborado varios miembros del entorno hitleriano, Keitel, celoso del ascendiente de Manstein, y Himmler, que veía igualmente con recelo la popularidad que éste tenía entre las tropas SS.

Hitler mandó su avión personal al cuartel de Manstein para conducirle a Berchtesgaden, donde le concedió las espadas a su Cruz de Caballero y seguidamente le anunció su cese por motivos de salud, y su inmediato reemplazo por Model al frente del Grupo de Ejércitos Sur. Así, de un plumazo, el Heer perdió a su más brillante general.

Hay que decir que la patada fue suavizada por algunas gabelas, en forma de contundentes cheques, algo que Manstein olvida reseñar en sus memorias, pero dado que en estas hay muchas amnesias, no debemos sorprendernos demasiado. Lo que sí es sorprendente es lo que hizo el mariscal con su fortuna ya que invirtió su dinero en la compra de grandes propiedades en Prusia Oriental: eso resulta como mínimo asombroso en un hombre que debía tener muy claro lo que podía esperar Alemania en el Frente del Este.

Sea cual sea el caso, aquí decimos adiós al que probablemente sea el mejor táctico de toda la guerra, ya que al contrario que Guderian, Manstein no volvió a ser requerido nunca más por Hitler, viéndose obligado a ser tan sólo un testigo impotente de la derrota de Alemania.

La noticia cayó como un mazazo en el frente. Los soldados alemanes sabían que Manstein no permitiría que se volviera a dar un nuevo Stalingrado, y que el mariscal jamás permitiría que nadie fuera dejado atrás. Si las cosas ya estaban bastante mal, el cese hizo que el horizonte pareciera aún más tenebroso, y la muerte de Hube no iba a ayudar a mejorar el panorama.

Por supuesto el recién ascendido mariscal Model poco podía hacer para frenar el avance soviético. A mediados de abril el frente del Grupo Sur había retrocedido a lo largo de la cuenca del Dniester hasta los Cárpatos. El VI ejército sostenía el flanco más meridional pegado a las orillas del mar Negro, y una pequeña parte del VII Ejército, más fuerzas rumanas, resistían aislados en Crimea (serían finalmente evacuados por mar en mayo).

Prácticamente toda Ucrania había sido liberada por el ejército soviético. Ahora el frente describía un pronunciado saliente hacia Centroeuropa, dejando al Grupo de Ejércitos Centro en un gran saliente delimitado al sur por las marismas de Pripet. Era un blanco tentador y Stavka se dispuso a saldar cuentas en verano con esa agrupación.
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SEGUNDO FRENTE: ESPERANDO AL ENEMIGO

¿OPCIONES MILITARES?

En 1944 ni los más optimistas podían ya confiar en una victoria alemana. Cualquier posibilidad de resolver la contienda por medios militares había desaparecido en los combates de 1943. Alemania había perdido la iniciativa en todos los frentes: el ruso, el italiano, el atlántico e incluso en el propio espacio aéreo sobre tierra alemana. La única opción aparte de la rendición era confiar en que la alianza enemiga se deshiciera y fuera posible entablar negociaciones separadas con los angloamericanos mientras se mantenía a raya a los soviéticos. Sin embargo eso sólo podría hacerse si los aliados occidentales sufrían una derrota lo bastante dura como para que se planteasen que continuar la guerra hasta el final iba a ser demasiado costoso.

En realidad este planteamiento era bastante ingenuo, ya que las posibilidades de una paz por separado eran inexistentes. La mayoría de los gerifaltes alemanes estaban convencidos de que los aliados les permitirían mantener su régimen político y la mayor parte de sus conquistas; es más, a su modo de ver probablemente los americanos incluso se aliarían militarmente con Alemania para combatir a la URSS. Tanto los que detentaban el poder político en Alemania como los jefes militares habían perdido el contacto con la realidad. Incluso aquellos que se planteaban la dimisión e incluso la eliminación física de Hitler y el final del régimen nazi seguían pensando que Alemania podría mantenerse como la principal potencia continental, con toda Europa Central bajo su control.

Fuera cual fuera el caso, a ojos de los alemanes todo dependía de la defensa de Francia: si era posible rechazar la invasión (de cuya inminencia ya nadie podía dudar) se abrirían nuevas posibilidades. Si los aliados lograban establecerse con firmeza en el continente sería el final.

¿Cómo se veía la amenaza aliada desde el continente? En general de forma muy errónea: la labor de contrainteligencia de los aliados (operación Fortitude) fue muy eficaz y la ausencia de cualquier fuente fiable de información sobre el terreno (los pocos informantes alemanes eran, como el mítico Garbo, agentes dobles al servicio de los aliados) unida a la incapacidad de la Luftwaffe para organizar un reconocimiento aéreo sobre el sur de Gran Bretaña hizo que la inteligencia germana dependiera de fuentes secundarias, medios de prensa y, sobre todo, rumorología. Además había una enorme desconfianza hacia el servicio de información de la Wehrmacht, el ABWEHR del almirante Canaris, con lo que cualquier información conseguida por este servicio era desechada o, como mínimo, mirada con suspicacia (fue precisamente el ABWEHR el que informó de que la invasión sería anunciada a la resistencia con una canción dividida en dos partes, "Los violines de otoño")

Uno de los factores que más contribuyeron a dificultar para los alemanes la correcta apreciación de la situación fue la ignorancia general acerca de las características de las operaciones anfibias. Aparte de los mínimos preparativos que se habían llevado parcialmente a cabo en el verano de 1940 de cara a la posible invasión de Inglaterra no había ninguna experiencia al respecto. No sólo el Heer o la Luftwaffe, incluso la Kriegsmarine era incapaz de apreciar las enormes dificultades tácticas y logísticas que traía aparejada una operación semejante. Por lo que a los alemanes respecta, los aliados podían ser capaces de cualquier cosa, como desembarcar en Noruega a a vez que en Francia, o levar a cabo varios asaltos ficticios para luego aparecer en un lugar inesperado. La facilidad con la que se había llevado a cabo el desembarco de Anzio Nettuno hizo pensar a Hitler y el OKW que el potencial naval aliado era muy superior al real. En realidad los aliados sabían que se lo jugaban todo a una carta, porque la capacidad de transporte y avituallamiento limitaba la operación de forma drástica: sólo era posible transportar y abastecer para el asalto a unas cinco divisiones, más las fuerzas aerotransportadas (otras dos divisiones) y cualquier reducción de esa fuerza para operaciones de distracción podía comprometer el éxito del desembarco.

También el potencial militar del enemigo era un misterio para los defensores: de acuerdo a sus estimaciones había unas 75 divisiones estacionadas en Gran Bretaña, de las que iban a participar en la campaña no menos de 60. En realidad la cifra real era de unas cincuenta y cinco, y sólo unas 40 estaban preparadas para tomar parte en la invasión. Esta disparidad de cifras facilitó mucho la tarea a la inteligencia aliada, ya que pudieron montar un ejército fantasma a las órdenes de Patton con esas divisiones sobrantes de cuya existencia los alemanes no dudaron ni por un momento. La figura de Patton jugó un papel decisivo en el engaño, ya que los alemanes le consideraban el mejor táctico del ejército aliado y no se les pasó por la cabeza que se le estuviera usando como cebo.

Al menos los alemanes estaban seguros de que la invasión no era un bluff: tenían constancia de que las mejores divisiones aliadas en Italia habían sido reembarcadas y mandadas a Gran Bretaña, y la presión de los bombarderos sobre la propia Alemania iba relajándose durante los primeros meses del año a la vez que se incrementaban los ataques sobre Francia.

La estrategia defensiva llevada a cabo en los últimos dos años en la costa Atlántica había sido muy limitada, en gran parte por la errónea interpretación que se hizo del desembarco de Dieppe. Los alemanes estaban convencidos de que el principal objetivo de una invasión sería la toma inmediata de uno o más puertos grandes para llevar a cabo el desembarco y el posterior abastecimiento. Los principales puertos fueron protegidos y se planificaron medidas de demolición que los dejarían inservibles durante meses si los aliados los amenazaban. Sin embargo los desembarcos en Sicilia e Italia mostraron que el enemigo no trataría de tomar una ciudad en los desembarcos, sino que se lanzaría sobre las playas para establecer sus bases antes de lanzarse hacia los puertos o el interior. Eso obligó a replantear todo el esquema defensivo, y tras dos años de casi total inactividad el tiempo se había vuelto un bien demasiado escaso: si el desembarco tenía lugar en 1944 los meses de mayo y junio serían los más favorables.

Los mandos sobre el terreno estaban, pues, ciegos respecto a las intenciones reales del enemigo e iba a tener que actuar guiados por su experiencia y su intuición con un tiempo de preparación absurdamente breve. En ese punto al menos los alemanes contaban con una buena baza, ya que al frente de las defensas occidentales estaba Rommel, el general alemán que durante más tiempo había combatido con los aliados occidentales y que, como ya comentamos, fue nombrado por Hitler Inspector General de las Defensas Atlánticas.

El mariscal recibió su nuevo cargo a finales de noviembre de 1943. Al igual que en el caso de Guderian como inspector de la PanzerWaffe, Hitler había investido a Rommel con poderes de una gran amplitud, pero sólo en la teoría. A la hora de la verdad el cumplimiento de las órdenes y recomendaciones de Rommel dependería del capricho y la buena voluntad de sus interlocutores. Mientras que en general los mandos militares del Heer y de las Waffen fueron bastante receptivos, las fuerzas de la Luftwaffe y de la Kriegsmarine iban a mostrarse muy poco cooperativos, cuando no abiertamente opuestos a lo que, a sus ojos, era una intolerable injerencia en su mando. El trabajo que tenía Rommel por delante no iba a ser agradable ni agradecido.

Última edición por Japa el 04 Mar 2008, editado 2 veces en total.
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Mensaje por Japa »

Antes de continuar vamos a repasar la bibliografía para los apartados inciales de este capítulo.

En el apartado técnico he manejado la misma documentación que en las últimas consultas, así que ahí no hay novedades. En lo referente a los combates iniciales de 1944 tenemos:

• " Commitment of the 29th Panzer Grenadier Division…" de W, Friest (CGSC en http://cgsc.cdmhost.com/cdm4/item_viewe ... OX=1&REC=1 )
• "German operation at Anzio: 22 Jan 44 to 31 May 44" este texto es de enorme interés ya que es el informe operativo original alemán. (CGSC en http://cgsc.cdmhost.com/cdm4/document.p ... =218&REC=2
• "Anzio, the beleaguered beachHead" de Zaloga (Osprey campaigns)
• "A soldier's record" de A. Kesselring (proyecto gutemberg, disponible en http://www.archive.org/download/kesselr ... 582mbp.pdf )
• "Brassing off Krauts" de The Field Artillery Journal (Lone sentry en http://www.lonesentry.com/brassingoff/index.html )
• "Anzio BeachHead" War dept. (en http://www.history.army.mil/books/wwii/ ... zio-fm.htm )
• "Anzio 1944" del War Dept. (en http://www.history.army.mil/brochures/anzio/72-19.htm )
• "No Stalingrad on the Dnieper" de Douglas S. Nash (en http://handle.dtic.mil/100.2/ADA299260 )
• "Comments on the Soviet General Staff Study on the Korsun-Shevchenkovskii operation" de Niklas Zetterling (en http://www.militaryhistory.nu/critiques ... nstudy.pdf)
• "Victorias frustradas" de Manstein (Inédita)
• "Swinging the SledgeHammer" de Christopher W. Wilbeck. (GSCS, disponible en el enlace http://cgsc.cdmhost.com/cgi-bin/showfil ... ehammer%22 )
• "Operations of encircled forces in Russia" del Dept. of Army (en http://www.history.army.mil/books/wwii/20234/20234.html )
• "OstFront" de C. Winchester (Osprey publishing)

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Mensaje por alejandro_ »

En ello habían colaborado varios miembros del entorno hitleriano, Keitel, celoso del ascendiente de Manstein,


De ésto no estaría tan seguro. Keitel pidió la jubilación varias veces y propuso a Manstein como sustituto.

Las operaciones en la bolsa de Korsun-Cherkassy no son demasiado famosas, pero son muchos los veteranos que recuerdan la dureza de la campaña. Quizás sería el miedo de sufrir otro Stalingrado, esta derrota afectó -y mucho- la moral de la Wehrmacht.

Saludos.
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Mensaje por Japa »

Hasta donde sé el principal apoyo de Manstein en el entorno de Hitler era Zeitzler, y la oposición partía de Goebbels, Himmler, Keitel y Jold. Quizás los ofrecimientos de Keitel de dimiisión eran un gesto de cara a la galería, aunque tal vez lo hiciese con sinceridad. Lo cierto es que Keitel se comió una inmensa cantidad de basura tras la guerra, ya que la mayoría de los miltares del Heer cargaron las tintas contra él (ya se sabe, al moro muerto todos le dan lanzadas)
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Mensaje por Japa »


FUERZAS DISPONIBLES

La defensa del Muro del Atlántico implicaba la protección de las costas comprendidas entre Holanda y España. En ese teatro operativo estaban desplegadas tropas equivalentes a unas cuarenta y cinco divisiones de infantería entre unidades regulares del Heer y divisiones de campaña de la Luftwaffe.

El despliegue occidental estaba bajo el mando del Comandante en Jefe del teatro occidental, mariscal Von Rundstedt, a cuyas órdenes estaban el Grupo de Ejércitos B dirigido por Rommel, más el Grupo de Ejércitos G al mando del general Blaskowitz, encargado de la defensa del sur de Francia. Había además fuerzas de guarnición establecidas en toda Francia tras la ocupación de la zona libre de Vichy.

La defensa frente a la invasión, pues, estaba en manos del Grupo B. Éste a su vez se dividía en las siguientes partes:

• Mando de Holanda, dirigido por el general Krischan de la Luftwaffe, con dos divisiones de infantería y una LufDiv

• XV Ejército, al mando del general Von Salmuth, con seis InfDiv y dos divisiones de la Luftwaffe, más otras 8 InfDiv y una LufDiv en reserva.

• VII Ejército, bajo las órdenes del general Dollmann, con 7 InfDiv y otras dos en reserva junto a una división aerotransportada.

La calidad de estas unidades variaba mucho entre las divisiones veteranas que estaban en proceso de reposo y reconstitución y las unidades de guarnición, con apenas alguna experiencia bélica. Algunas unidades estaban formadas por tropas de limitada utilidad táctica, como la 70ª InfDiv, formada por enfermos del estómago; las divisiones de campaña de la Luftwaffe tenían en general un bajo valor combativo. No obstante el mayor problema al que se enfrentaba Rommel era la inmovilidad de estas unidades, en su mayoría hipomóviles, que implicaba que una vez los aliados estuvieran en tierra sería casi imposible mover las tropas de los sectores no amenazados como refuerzo. Era necesario contar con fuerzas móviles y para ello hacían falta unidades acorazadas.

Las unidades panzer disponibles en Occidente estaban agrupadas bajo el mando del Comandante General de las fuerzas acorazadas en el Oeste, general Von Schweppenburg, cuyo cuartel estaba situado en París. Bajo sus órdenes estaban el I SS PzKorp, con cinco divisiones (2ª, 21ª y 116ª PzDiv y 1ª y 12ª SS PzDiv), dentro del área operativa del Grupo B, y el LXIII PzKorp con dos divisiones (9ª y 11ª PzDiv) estacionadas al sur del río Loira. Por otra parte estaban la 2ª y 17ª SS PzDiv, en periodo de reconstitución en Francia. Como jefe de las fuerzas acorazadas Schweppenburg no dependía de Rundstedt o Rommel sino que daba cuentas directamente a Hitler. Como refuerzo estaban estacionados en los Países Bajos tres batallones pesados, los SS SpzAbt 101 y 102 y el 505 SpzAbt, y en la propia Alemania estaba en reserva la PzDiv 130 Panzer Lehr . Además de las fuerzas propiamente Panzer estaban disponibles dos batallones de cazacarros, 352 y 709, y dos de cazacarros pesados, 654 y 668.

Además de estos mandos estaba el Comandante Naval del Oeste, almirante Krancke, a las órdenes de Doenitz, y un Comandante General del Aire, mariscal Sperrle, que dependía directamente de Goering. La autoridad de Rommel como Inspector del frente occidental no incluía a estos dos mandos, ni tampoco a los mandos de las SS ajenos a las fuerzas Waffen. Ésos sólo respondían ante Himmler y actuaban con total independencia de los mandos militares, por supuesto sin informarles de nada (y vigilándoles en todo momento), ni tampoco a las autoridades civiles alemanas que actuaban de convidados de piedra en todo lo referente a la defensa de Francia.

Tanto las fuerzas de la Luftwaffe y de la Kriegsmarine como las de las SS y SD estaban hipertrofiadas y representaban un serio problema logístico. La fuerza combativa de la Luftwaffe en el mando occidental ascendía a unos 500 aviones de combate de los que apenas unos 150 estaban en condiciones plenamente operativas. Para atender a esta reducida fuerza se desplegaba un monstruoso ejército de personal de tierra que ascendía a casi 300000 hombres entre unidades logísticas, mantenimiento, defensa, comunicaciones, transporte y burocracia en general: más de 2000 hombres por cada piloto. De esa muchedumbre tan sólo tenían valor combativo las unidades antiaéreas, sobre todo el III Cuerpo antiaéreo dotado, entre otras armas, con unos 150 cañones de 88 mm.

La Kriegsmarine, tras la retirada de las grandes unidades a Noruega, mantenía apenas una presencia testimonial en Francia: algunas docenas de destructores, torpederos, patrulleros, minadores… y unos 40 submarinos. Los otrora temibles U-boote estaban en 1944 prácticamente indefensos frente a las armadas aliadas, y tan sólo podían operar con una mínima seguridad los equipados con Snorkel. Su presencia en los combates que se avecinaban iba a ser nula: Doenitz había tratado de obligar a los italianos a lanzar todo lo que les quedaba de la Regia Marina en una misión suicida contra las flotas aliadas que apoyaban los desembarcos en Sicilia. Ahora, con la excusa de la defensa de Noruega, los cruceros y acorazados alemanes permanecerían resguardados en puerto y apenas un puñado de submarinos trataría de acercarse a la flota de invasión de forma totalmente infructuosa. Las fuerzas de tierra de la Kriegsmarine tampoco intervendrían en la lucha y en ningún momento serían puestas a disposición de los mandos de tierra. Eso sí, un año más tarde Doenitz no tendría inconveniente en mandar a sus marinos a morir heroicamente hacia Berlín en defensa del Führer.

La batalla por Francia era, a ojos de la estrategia germana, el combate decisivo en el que se decidiría el destino de Alemania; pero a la hora de la verdad, las tropas en tierra iban a luchar en solitario, como si jamás hubieran existido una aviación o una armada alemanas.
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Mensaje por APV »

apenas un puñado de submarinos trataría de acercarse a la flota de invasión de forma totalmente infructuosa
El nombre en clave de esa fuerza submarina agrupada para la oponerse a la invasión: "grupo de los aldeanos" lo dice todo.
Los otrora temibles U-boote estaban en 1944 prácticamente indefensos frente a las armadas aliadas, y tan sólo podían operar con una mínima seguridad los equipados con Snorkel.
Además de que el Snorckel era aún muy nuevo, no todas las unidades lo tenían (o sus mandos desconfiaban de él) y aún no se sabía emplear adecuadamente para la recarga de baterías.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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Japa
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Mensaje por Japa »

Además el snorkel lo que permitía era moverse en inmersión, pero los Type VII, IX y XI no eran buenos buques para ataques en inmersión, y se veían obligados a emerger para combatir, algo que evidentemente era un suicidio.
Feo, bajito y dicharachero
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Ab insomne non custita dracone
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Mensaje por Japa »

¿ESTRATEGIA A SEGUIR?

Hay mucha mitología sobre los planes alemanes de cara a Normandía, en su mayor parte creada por autores como Desmond Young en los años 50 y 60. Por supuesto la mayor parte está centrada en torno al mariscal Rommel, ya que con mucho era la figura más mediática a ambos lados del Canal en 1944.

La parte del león de esos relatos se centra en explicar la común intuición de Rommel y Hitler acerca del lugar del desembarco, y en la táctica de Rommel de luchar en las playas para abortar el desembarco en sus primeros momentos. El punto más candente del debate surge en torno al supuesto plan de Rommel de situar las PzDiv en las playas en contraste con las ideas más conservadoras de Von Rundstedt. Vayamos por partes.

En efecto Rommel estaba convencido ya en abril de que el lugar del desembarco sería la costa de Normandía. Sin embargo esa seguridad no obedecía a ninguna intuición genial, sino a la fría lógica de un militar bien preparado. Rommel sabía que la mayor concentración de fuerzas enemigas estaba en el sur de Inglaterra, no en los puertos sudorientales, que hubieran sido la elección lógica de cara a un desembarco en el área de Caláis. Por supuesto era factible que las fuerzas aliadas embarcaran en los diversos puertos del sur de la isla, se agruparan en el Canal y se dirigieran a Caláis, pero eso implicaba un trayecto extra por aguas vulnerables con una escuadra de unas dimensiones enormes, además de que el abastecimiento debería hacerse de la misma forma, ya que los puertos cercanos a Caláis no tenían suficiente capacidad de carga como para realizar el trabajo logístico desde ahí.

Por otra parte la única ventaja real de un desembarco en Caláis era la menor distancia entre ambas costas, pero a nivel táctico una fuerza desembarcada en esa zona tendría muchos más problemas para desplegarse al salir de la cabeza de playa ya que el terreno era inadecuado (costas bajas, marismas…) y estaría gravemente expuesta por su flanco sur casi desde el principio de la operación. En cambio en Normandía había fácil acceso a las llanuras centrales de Francia y dada la geografía peninsular de Normandía no habría amenaza desde los flancos. Finalmente Rommel sabía que el área de Caláis era la que contaba con mejores defensas de toda la costa francesa, mientras que la de Normandía estaba bastante desprotegida debido al marasmo de la administración germana en años anteriores, y dadas las dificultades que implicaba una operación anfibia era lógico que ésta se llevara a cabo en la zona peor defendida.

Por supuesto y dados los graves fallos de apreciación de la inteligencia alemana respecto a la fuerza aliada Rommel no descartaba que pudiera tener lugar un desembarco aliado en Caláis una vez se consolidara el de Normandía, pero tenía muy claro que el ataque principal no sería allí, no gracias a ninguna inspiración, sino analizando con sensatez los datos que tenía a su disposición.

¿Y Hitler? El Führer, a priori, estaba de acuerdo con las conclusiones de Rommel, al menos en abril, pero la campaña de desinformación aliada le llevó al convencimiento de que después de todo el asalto principal sería en Caláis y a lo sumo habría un desembarco ficticio en Normandía con el único objetivo de distraer fuerzas alemanas. Es más, no descartaba que los aliados hubieran montado una enorme farsa respecto a Francia y en realidad se plantearan desembarcar en Noruega para atacar Alemania desde el estrecho de Dinamarca. En una conversación mantenida el año anterior al recibir el informe relativo a la enorme flota que los aliados habían desplegado para el desembarco en África elucubraba con opciones tan asombrosas como que las verdaderas intenciones de los aliados eran desembarcar en el sur de Francia, en Sicilia, o incluso en Grecia, para unirse a los soviéticos: su desconocimiento respecto a los temas navales era muy grande y no comprendía la imposibilidad logística de esas alternativas. En 1944 la situación no había cambiado y la ignorancia de Hitler iba a jugar un papel decisivo en la campaña ya que él y sólo él tendría la última palabra respecto al despliegue de las fuerzas alemanas.

En cuanto a la decisión de combatir en las playas, supuestamente tomada por Rommel para asegurar la derrota del desembarco en el primer momento, no tuvo nada que ver con el mariscal ni con ningún otro mando militar, sino que fue una orden expresa del Führer:

"La acción decisiva se luchará en el mismo Muro del Atlántico. La defensa se ceñirá a la costa como principal línea de batalla, y esa línea deberá sostenerse a cualquier precio. Los intentos de desembarco del enemigo serán abortados antes y durante la llegada a las playas, y cualquier fuerza enemiga que logre establecerse localmente será destruida por inmediatos contraataques"

Esta directiva del Führer no obedecía a ningún planteamiento militar: era la repetición de la consabida obsesión de Hitler por no ceder ni una pulgada de terreno, a la que se adhería de forma casi absoluta desde el invierno del 41. Tanto Rommel como Rundstedt querían planificar una defensa activa, en la que las fuerzas costeras ganaran tiempo mientras una adecuada reserva móvil preparaba el contragolpe: su discrepancia era dónde y cómo desplegar esa reserva móvil. Rundstedt quería disponer las fuerzas acorazadas a una distancia prudencial de las cabezas de playa para enfrentarse a los aliados cuando trataran de iniciar su avance hacia el interior. Rommel, por el contrario, creía que si los aliados se afianzaban estarían en condiciones de barrer cualquier contragolpe alemán gracias a su superioridad área, y quería desplegar las divisiones a pocos kilómetros de las playas, en la franja de llanura tras el litoral, de modo que pudieran moverse con rapidez a los puntos amenazados y atacar al comienzo de la invasión, cuando la presencia en tierra de las unidades de avanzada aliadas y el caos inherente a la operación harían menos efectivo el apoyo aéreo y naval.

La orden de Hitler borró de golpe esas eventualidades. Rommel tenía que diseñar su estrategia defensiva prácticamente atado de pies y manos a nivel táctico.
Última edición por Japa el 05 Mar 2008, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Javivi »

perdon por la repeticion
Última edición por Javivi el 04 Mar 2008, editado 1 vez en total.
Salud
Javivi
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Mensaje por Javivi »

Claro que eran buenos buques para atacar sumergidos. El sigilo y la sorpresa son la base del uso del submarino. El snorkel lo que permite es la recarga de las baterias electricas estando sumergidos.
Durante la primera etapa de la guerra, los "tiempos felices", los submarinos atacaron de noche y en superficie para burlar el Asdic, y fue su momento de gloria. Pero la aparicion del radar centimetrico los confino debajo de la superficie, donde eran demasiado lentos y vulnerables.
Una aproximacion a posicion de tiro con un barco que da de cuatro a ocho nudos a otro que va al doble de velocidad y con una buena cobertura de proteccion aerea y naval es imposible y suicida.
El tipo XXI si daba buenas prestaciones de alcance y velocidad sumergido, siendo el origen de los electrosubmarinos de la postguerra, pero llego demasiado tarde.
Salud
APV
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Mensaje por APV »

Como lanza en favor de la Marina alemana 9 Eboats atacaron el ejercicio Tigre el día 28 de abril en el que los americanos ensayaban el desembarco que realizarían en Utha en la playas de Slaton (inglaterra) hundiendo 2 LST y dañando gravemente otro causando unos 750 muertos y cientos de heridos.

Los accidentes de fuego amigo elevaron la cifra a un millar de muertos en esas maniobras.
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Mensaje por Japa »

TRABAJANDO CONTRARRELOJ (Y CONTRA OTROS)

Por muchas órdenes que llegaran desde el OKW Rommel era consciente de que la línea costera no resistiría frente a la invasión. Se había hecho demasiado poco y demasiado tarde: en 1944 era absurdo plantearse fortificar la costa normanda hasta hacerla impenetrable. Sí era posible en cambio dificultarles la tarea a los aliados: se incrementó de forma frenética el establecimiento de campos de minas, se buscaron las mejores posiciones de tiro en las que parecían las playas más idóneas para el desembarco, se construyeron búnkeres a fin de poder batir a las tropas desembarcadas pese al apoyo artillero enemigo… El mariscal en persona diseñó diversos tipos de obstáculos de hormigón y acero para desfondar las embarcaciones, campos de postes en los lugares más propicios para el desembarco de planeadores a fin de destripar los aparatos, minas en los postes para aumentar su eficacia…

Él mismo mantenía una actividad pública frenética a fin de aumentar la incertidumbre de los aliados con ayuda de su reputación. Se le fotografiaba en todas partes, incluso en lugares donde no se habían iniciado trabajos, a fin de aparentar una actividad general en toda la costa. Cualquier titubeo aliado seria tiempo que trabajaría a favor de Alemania. También se echó sobre los hombros la responsabilidad del adiestramiento de las unidades de primera línea, algunas de las cuales no habían hecho prácticamente nada en tres años. Se llevaban a cabo ejercicios de cobertura, prácticas de artillería, desplazamientos nocturnos…

Nada de esto bastaba para asegurar la derrota aliada. Rommel sabía que el Muro era sólo una fachada y en el mejor de los casos las tropas y los obstáculos servirían para retrasar al enemigo, debilitarlo y canalizarlo. Para batirlo hacía falta mucho más: se necesitaban fuerzas acorazadas, se necesitaba aviación y se necesitaba a la marina.

A primeros de año el mariscal recibió solemnes garantías por parte de Hitler y de Goering sobre el apoyo aéreo de la LuftWaffe. Se le puso al corriente de los nuevos programas de cazas a reacción Me262, que superaban a cualquier aparato que los aliados pudieran poner en el aire en 1944, y se le habló del desarrollo de las primeras armas de represalia, las bombas volantes V1. El Führer en persona le informó de que en junio la Luftwaffe tendría desplegados un millar de cazas a reacción que permitirían recuperar la superioridad aérea barriendo a los aliados del cielo francés, y afirmó que pronto las V1 volarían a millares hacia Gran Bretaña.

Rommel acogió con agrado las noticias, y empezó a plantear nuevas opciones tácticas: si las bases de lanzamiento de las V1 iban a estar en Bélgica quizás los aliados desembarcaran en Caláis para tratar de alcanzar cuanto antes los puestos de tiro y destruirlos. Además las armas V parecían una buena opción para bombardear las playas y a la flota aliada (el excelente resultado de las armas guiadas antibuque en Italia así parecía confirmarlo). Entonces se le dijo que las bombas volantes no tenían suficiente precisión como para un objetivo tan pequeño como las playas y mucho menos los barcos. Inmediatamente propuso que las nuevas armas se usaran contra los puertos del sur de Inglaterra a fin de desarticular las concentraciones de tropas y equipos. A eso se le dijo que en realidad las V1 no servían más que contra blancos del tamaño de Londres.

Para ese momento el Zorro ya había comprendido que las prometidas armas secretas no iban a servir de gran cosa, y seguramente también intuyó que los mil reactores sólo existían sobre el papel. Por mucho que le aseguraran lo contrario, su amarga experiencia en El Alamein le había mostrado el valor de las promesas de la Luftwaffe. En cuanto a la bomba atómica, de la que ya se hablaba en los pasillos del OKW como de algo seguro, parece ser que el propio Speer se encargó de desengañarle: no iba a haber milagros.

Sin embargo era necesario conseguir algún tipo de cobertura frente a la devastadora superioridad aérea enemiga, y Rommel solicitó que el III Flak Korp fuera desplegado bajo sus órdenes en el área normanda de forma que diera protección a las tropas durante los contraataques. Además las baterías de 88 serían un complemento más que bienvenido dada su devastadora eficacia contra objetivos terrestres. Goering se negó en redondo y el III Flak Korp permaneció bajo mando de la Luftwaffe, desplegado en torno a París, donde estaban sus mandos sobre el terreno, que responderían sólo ante Goering, que a su vez estaría por esas fechas en sus posesiones en Prusia. Los 88 no estarían en su sitio cuando empezara la batalla.

Había otra medida de gran urgencia que no se podía acometer desde tierra, que era el minado del Canal. Si se podían establecer nuevos barrajes a partir de las bocas del Sena sería factible forzar a la flota de invasión a dividirse e incluso a desviarla de sus puntos de desembarco, canalizándola hacia las áreas mejor defendidas. Ante esa petición la Kriegsmarine respondió con otra negativa y los minadores alemanes iniciaron el establecimiento de campos de minas en las bocas del Gironde ¡más de 200 km al sur de Normandía! con la excusa de proteger los accesos a los puertos usados en el sur por los submarinos alemanes, submarinos que hacía cerca de un año que ya no eran eficaces. Por supuesto no había planes para establecer barrajes de urgencia cuando los aliados estuvieran en el mar

Los problemas con la marina alemana no acababan ahí, porque las baterías costeras estaban bajo control de la Kriegsmarine, pero ésta sólo consideraba que el uso de las baterías fuera responsabilidad suya mientras el enemigo estuviera en el mar, y en cuanto estuviera en tierra tendrían que ocuparse de manejarlas los artilleros del ejército. Los marinos no sólo iban a ser inútil frente al desembarco, sino que era en un lastre más para los defensores.

Rommel ya contaba con el obstruccionismo de la Luftwaffe. Si esperaba también semejante comportamiento de los hombres de Doenitz, eso nunca lo sabremos. En cualquier caso Hitler apoyó la independencia de ambos ejércitos frente a las protestas continuas de su flamante (e impotente) Inspector General.

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